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Introducción
La traducción es un arte. Y un arte solitario. Para traducir un texto, para realizar la pri-
mera conversión de la lengua original (LO) a la lengua final (LF) no hace falta más que
una sola cabeza. La intervención de más de un sujeto provoca sin duda la contraposi-
ción de pareceres y criterios, y eso producirá la necesidad de imponer resultados dis-
tintos. Es por esto que se suele afirmar que para cualquier texto no existe una única
traducción. Ni la traducción perfecta. La lengua es una amalgama de información que a
veces se transmite de forma directa y a veces indirecta, mediante metáforas, dobles
sentidos, lectura entre líneas, suposiciones, etc. Existen traducciones muy buenas, in-
cluso las que mejoran el original con creces, pero la traducción perfecta no existe por-
que las lenguas son tan ricas en matices que varias traducciones pueden ser perfecta-
mente válidas.
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Como digo, no es un requisito imprescindible tener bajo el brazo el título de Traductor
de ninguna universidad para ser un buen traductor. La traducción es uno de los pocos
oficios que ofrece su entrada a cualquiera, siempre que reúna las características que
voy mencionar a continuación (lista somera, no pretendo ni puedo ser exhaustivo).
Hay muchos traductores técnicos que son ingenieros, médicos, periodistas, psicólogos.
Y los hay que no tienen una titulación universitaria. Realmente, para ser traductor hay
que tener una especial sensibilidad por los idiomas, empezando por la lengua materna
(LM). Sin llegar a ser del todo puristas, hay que hablar y escribir con propiedad, y sin
llegar a ser pedantes, expresarse con corrección. Asimismo un continuo afán por que-
rer saber, hasta de los temas más complicados o aburridos (textos financieros, contra-
tos, patentes, manuales de instrucciones, hojas de datos de seguridad, etc.) es una
prerrogativa importante.
Dicho esto, mi opinión es, no sólo por respeto a los traductores licenciados, estudiar
en la universidad y obtener una formación académica solvente. Pero si por avatares de
la vida uno se da cuenta de que quiere ser traductor y la juventud ya hace rato que
quedó atrás no debe desesperarse, ni pensar que perdió su oportunidad hace tiempo.
Entrar en el mundo laboral es difícil a cualquier edad, y el mundo de la traducción no
es ninguna excepción.
La sensibilidad por los idiomas debe empezar por la LM. Un traductor suele leer cual-
quier texto (hasta las recetas de cocina y las indicaciones de uso de un medicamento)
como si fuera el texto que va a traducir y detecta inmediatamente si hay faltas de or-
tografía o errores de construcción en las frases, incluso si el texto ha sido traducido por
un programa automatizado o por un traductor cuya LM no era la del texto en cues-
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tión. Es algo inevitable que puede hacer un poco exasperante la vida de la familia y
amigos si el traductor es un caso exagerado. El traductor es como el fotógrafo que va
siempre con su cámara al hombro preparado para tirar la foto en el momento menos
esperado y que ve la vida en forma de fotografía.
Hay gente a la que le da mucha pereza buscar palabras en el diccionario. Pero un tra-
ductor no sólo no tiene pereza, sino que casi diría disfruta haciéndolo. La paciencia es
otra característica importante. Se necesita para comprender el texto de la LO y para
encontrar la mejor traducción en la LF, para encontrar la traducción de ese término o
frase que se nos resiste y de la que no encontramos documentación alguna, para revi-
sar y corregir tu propia traducción, para crearse largas bases terminológicas, para en-
contrar clientes, para que te paguen y para muchas más cosas.
El traductor es, después de un experto en dos idiomas, un detective con buen olfato.
Siempre ocurre que el texto de la LO tiene una frase, un modismo o simplemente una
palabra que desconocemos por completo o en ese contexto específico. Hay que buscar
primero en diccionarios especializados y luego en contextos parecidos, pero hay que
buscar hasta encontrar. Con el tiempo uno empieza a afinar sus técnicas de búsqueda,
de las que hablaré un poco más abajo.
El espíritu investigador, que es tan importante, es parejo al espíritu por querer saber,
de cualquier tema. El traductor suele comenzar traduciendo textos para agencias o
empresas que generan su documentación para ser lanzado en varios países. Cuando
uno decide convertirse en traductor una de las primeras cosas que aprende es se debe
especializar en algún campo. Traducir textos en general no sirve para mucho. Hay que
pensar que los clientes quieren a alguien que sepa de verdad de qué tratan sus textos,
por eso hay traductores especializados en textos legales, patentes, textos médicos,
financieros, de energía atómica, textos literarios, de psicología... Por eso es normal
encontrar traductores que han estudiado, por ejemplo, alguna ingeniería y ahora se
dedican a la traducción. Crearse una especialidad no es fácil ni es cuestión de pocos
días. Es probablemente, una de las metas más costosas.
El oficio de traducir es, como cualquier oficio, una actividad que requiere de herra-
mientas. Estas herramientas son principalmente un ordenador y acceso a Internet,
pues la traducción es uno de los oficios que se puede realizar desde casa, sentado
cómodamente al escritorio, recibiendo y enviando e-mails.
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• 2 GB de memoria RAM (mínimo).
Un fax, si el negocio va bien, es una vía más para que nos contacten clientes, pero sólo
si el volumen de trabajo es lo suficientemente elevado como para permitírselo. No es
imprescindible.
No voy a extenderme en hablar más sobre estos programas. Sólo hacer hincapié en
que es importante tenerlos instalados y saber manejarlos por si nos contacta un cliente
que nos exige la traducción en alguno de ellos. No tenerlos o no saber cómo funcionan
nos puede hacer perder clientes y por tanto repercutir negativamente en el negocio.
Los diccionarios digitales son una maravilla para el traductor. No hace mucho se perdía
un tiempo valioso hojeando entre las páginas de voluminosos diccionarios físicos. Aho-
ra basta con poner la palabra en la casilla de búsqueda y en cuestión de milésimas de
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segundo tenemos su significado. Asimismo hay ya en la red muchos diccionarios y ba-
ses terminológicas online que son muy fiables. Algunos de ellos son:
La base terminológica de Proz. Una base de datos realizada con las consultas de tra-
ductores profesionales suscritos a dicha página, que por cierto es la más conocida y
utilizada por traductores en Internet: http://ksearch.proz.com/search
Lista Traducción en España: una de las mejores herramientas para traductores profe-
sionales junto a www.proz.com. Recomiendo apuntarse y observar las consultas que se
hacen durante al menos un mes para conocer perfectamente su funcionamiento. En
ella se pueden hacer consultas terminológicas, sobre impuestos, pedir referencias de
agencias de traducción y hablar en general sobre el oficio de la traducción. Recomen-
dación: si anuncian una oferta de traducción, contestar siempre al interesado de for-
ma privada, nunca a la lista. Está muy mal visto. La página es:
http://www.rediris.es/list/info/traduccion.html
Proz
Hay muchos más y muy buenos, pero estos son para mí los grandes habituales y los
que me han sacado de muchos problemas. Emplear unos minutos en buscar por Goo-
gle los diccionarios para la combinación de idiomas que tengáis merece la pena. Tam-
bién podéis buscar en los foros para traductores. El más completo es el de la página
www.proz.com que recomiendo muy vivamente visitar por completo. En ella también
hay listas de diccionarios específicos online para casi todas las combinaciones de len-
guas.
Abrirse una cuenta (inicialmente gratuita, pero según vayamos teniendo éxito contra-
tar la de pago que da muchos más servicios) en la página www.proz.com como traduc-
tor es casi obligado. Esta página es sin duda la más completa y exitosa de todo Inter-
net, donde uno puede consultar diccionarios, antiguas preguntas de otros profesiona-
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les, ver sus dudas y comentarios en los foros, encontrar trabajo, conocer a través de
los artículos regulares muchas herramientas nuevas para traductores y un lago etc. De
hecho muchos de ellos tienen a Proz como la página de inicio en sus ordenadores. Al
abrirte una cuenta tienes que crearte un perfil en el que indicas no sólo tu currículum,
sino muchas otras cosas más relacionadas con tu perfil de traductor (esta es la página
de mi perfil en Proz para que veas cómo es: http://www.proz.com/profile/46265).
Lo primero que yo hago cuando recibo una traducción es hacer una copia del archivo
en la que añado al nombre la palabra DE que significa Deutsch (alemán). De este modo
quiero indicar que se trata del archivo de la LO. El otro archivo resultante, el que tiene
el nombre dado por el cliente es el que utilizo para traducir, ya sea sobrescribiendo el
texto o utilizando el programa de traducción TRADOS. Tengo que decir antes de seguir
adelante que todos los archivos los bajo directamente a un pendrive, donde como he
dicho, hago una copia del archivo recibido y traduzco el original. Más tarde hago una
copia de seguridad de todos los archivos que tengo en el pendrive. Uso el pendrive
porque por un lado me aseguro de que si mi ordenador se rompe yo tengo a salvo mis
traducciones (también lo uso para guardar un archivo Excel que llamo “control traduc-
ciones.xls” en el que registro cada traducción que me llega escribiendo la fecha, el
nombre del archivo y su extensión, el número de palabras o líneas, el precio (ya sea
por palabra o por línea), el número de factura que le corresponde y la fecha en la que
vence la factura. Esta tabla de Excel es mi guía para llevar una contabilidad en orden.
Una vez hecha la copia del archivo original con la palabra DE, tomo el archivo original y
empiezo a traducirlo. Antes que nada lo leo y en esa primera lectura intento definir su
grado de dificultad. Durante la traducción consulto muchas veces los diccionarios
mencionados, a veces incluso miro palabras que conozco para estar seguro de que no
tienen otro significado que desconozco o que he olvidado. Más vale pasarse consul-
tando los diccionarios que fiarse de uno mismo. No es necesario que diga que antes
que dejar una traducción aproximada hay que asegurarse de que lo que escribimos
está bien. No vale pensar: “bueno, esta parte del texto no es muy importante, seguro
que nadie se da cuenta de que mi traducción no es perfecta o fiel a la LO”. En un texto
no hay partes menos importantes que las demás. Todo él forma parte del servicio que
estamos haciendo a nuestro cliente y por el que nos va a pagar. Hay que ser lo más
escrupuloso posible en cuanto a nuestra profesionalidad. Nuestras traducciones pue-
den pasar (y seguro que pasan más a menudo de lo que pensamos) por manos de co-
rrectores y editores que en ocasiones redactan un informe de calidad. Así que nunca
hay que bajar la guardia al traducir.
Respetar el formato del texto original es otra prerrogativa que hay que seguir. Muchas
veces el cliente dará instrucciones al respecto, pero otras no dirá nada. Lo mejor es
respetar el número de párrafos y el diseño del texto como viene el archivo original. Por
eso una de las mejores técnicas es sobrescribir el texto original.
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¿Qué ocurre cuando nos topamos con una palabra o frase que no sabemos traducir? Si
después de mirar de nuestros diccionarios no damos con la traducción nos quedan
todavía dos opciones:
http://www.rediris.es/list/info/traduccion.html
Contactar al cliente
Como último recurso siempre podremos escribir a nuestro cliente que tenemos una
duda. No es algo negativo realizar consultas con nuestro cliente, es incluso un signo de
que el traductor quiere hacer bien su trabajo. Me refiero con nuestro cliente directo,
porque si trabajamos con agencias de traducción, éstas a su vez trabajan con el cliente
final. ¡Nunca contactes con el cliente final sin avisar a la agencia antes y obtener su
permiso! Todas las dudas hay que intentar aclararlas primero con la agencia y en el
caso de que por motivos de efectividad y ahorro de tiempo sea necesario hablar con el
cliente final, explicar a la agencia la situación. Normalmente no pondrán ninguna obje-
ción. Sobre las preguntas, pues obviamente si preguntamos cosas sencillas nos esta-
mos creando bastante mala fama. Lo habitual es consultar abreviaturas no estandari-
zadas (las que crea el propio cliente), nombres polisémicos que el cliente suele enten-
der por una única acepción, cuestiones de estilo gramatical, acrónimos, etc. Yo al prin-
cipio recurría lo menos posible al cliente para aclarar las dudas, pero se revela como la
mejor solución. Otras veces pregunto en www.proz.com. Depende del tipo de duda.
Otra ayuda es utilizar la búsqueda de imágenes de Google. Para las traducciones técni-
cas en las que nuestro cliente no nos manda mucho contexto ni documentación su-
plementaria como fotografías, etc., es siempre bueno buscar la palabra de la LO en
Google images, pues muchas veces basta tener una foto para aclararnos bastante de
qué va el asunto.
El idioma «puente»
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menudo doy con la traducción por esa vía. Pero, ¡atención! Hay que ir con mucho cui-
dado al traducir de una tercera lengua, ya que las equivalencias entre tres idiomas no
siempre son idénticas.
Por ejemplo: Kolbenstange en alemán significa piston rod en inglés y vástago en espa-
ñol. En este caso, como la palabra es muy común no habrá muchos problemas si nos
“apoyamos en el inglés” para traducir una palabra del alemán al español. Pero esto no
siempre es así. Por eso sólo hay que recurrir a esta práctica como último recurso. Y
después verificar muy bien, por ejemplo, usando Google images, o preguntando en un
foro si (por seguir con el anterior ejemplo) piston rod es vástago en español.
El contexto
Hablar del contexto en traducción es como hablar del tipo de aceite para motor en un
taller mecánico o de los filósofos griegos en una clase de Filosofía: es algo básico y tan
necesario como el aire para vivir. La práctica habitual es que nuestro cliente nos envíe
el texto a traducir sin ningún tipo de documentación de ayuda que aporte contexto por
ejemplo visual. En ocasiones uno recibe un texto corto, un extracto de una documen-
tación técnica que está relacionada con una máquina de la que sólo sabemos el nom-
bre porque éste aparece en el nombre del archivo. En un caso así yo lo que hago es ir
de nuevo a Google y buscar por palabras clave documentos similares. Si el pequeño
texto menciona calderas para sistemas de calefacción por energía solar, pues buscar
por “caldera+energía solar”. Si ello no soluciona mucho el vacío no habría que dudar
en contactar con nuestro cliente y pedirle que nos envíe documentación con imágenes
(¡sólo en casos extremos en los que estemos muy perdidos, nunca abusar de este re-
curso, de otro modo nuestro cliente puede empezar a pensar que no somos lo sufi-
cientemente competentes!).
El contexto nos ayuda a ubicar el texto en una temática, pero también revela el tipo de
lector al que va dirigido un texto. No es lo mismo un texto informal de una página web
que los fríos párrafos de un manual de prevención de riesgos para una planta indus-
trial. Seguro que en el segundo texto utilizaremos el uso formal de “usted” y en la pri-
mera trataremos al cliente de “tu”.
Por tanto, cuando recibimos un texto, siempre hacer una copia del archivo, identificar
el tipo de texto: técnico, literario, periodístico, informal, vulgar; asimismo identificar
para qué tipo de lector está destinado, conocer, aunque sea someramente la empresa
que genera el documento y realizar nuestra traducción en consecuencia.
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La corrección, unos consejos útiles
Cuando hayamos terminado debemos levantarnos de la silla, irnos a tomar una cerve-
za bien fría o un café bien caliente (según la estación del año), caminar, hablar con la
familia, pareja o amigos y olvidarnos, si es posible, de la traducción. Esto es muy im-
portante para luego realizar la corrección. Aunque no siempre tenemos el tiempo para
ello y nada más terminar hay que corregir el texto para enviarlo urgentemente. Pero si
disponemos de algo de tiempo, deberíamos dejar “asentarse” la traducción y luego, sin
el texto original delante, corregir TODOS los errores tipográficos, gramaticales o de
estilo que vayamos encontrando. Esto se hace mejor si nos desconectamos como digo
del texto durante unas horas.
Vayamos por partes. Lo más difícil es ese primer cliente que tarda siempre tanto en
llegar. No tenemos ni experiencia ni un campo de especialización, y el mercado parece
estar lleno de traductores experimentados y consagrados. No hay que tirar la toalla.
Hay que empezar por crear un CV atractivo y, esto es muy importante, enfocado a la
traducción. Por ejemplo, si antes hemos trabajado para empresas como administrativo
y hemos traducido algunas cartas o documentos, resaltarlo en el currículum, igualmen-
te todo aquello que tenga que ver con los idiomas, clases particulares, labores (no pro-
fesionales o remuneradas) de interpretación, etc.
Una buena idea para coger experiencia fácil e ir aumentando nuestra faceta traductora
de nuestro CV es ofrecerse como traductor voluntario a las grandes ONG’s.
Otra forma, y quizá sea la más efectiva, de entrar en el mercado laboral es hablar con
los amigos y conocidos, con los vecinos, expresarles que traduces (sin mencionar que
no tienes experiencia ni especialidad) y que estás actualmente buscando nuevos en-
cargos.
Abrirte una cuenta en www.proz.com y participar en sus foros. No es una página cual-
quiera, es La Página para traductores. Muchas agencias y clientes SÓLO buscan traduc-
tores por esa página.
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¿Pero qué hacer cuando nos contacte nuestro primer cliente? No pierdas la calma.
Tiene que ver que eres sobre todo un profesional. Y las primeras veces que te contac-
ten deberás poner mucha atención a que no se den cuenta de que eres un primerizo.
Hay que ocultarlo todo lo que se pueda, pero sin llegar a mentir o exagerar. Eso sí, ten
preparado un breve texto en el idioma del cliente (yo tengo un mail de respuesta en
inglés y otro en alemán diciendo gracias por contactar conmigo, le informo que soy
traductor desde hace X años y que entre mis áreas de especialización están X, X y X. Mis
tarifas son X. Mi mejor plazo de entrega que puedo ofrecerle para este encargo es ac-
tualmente X días...
Precios
Sobre los precios se puede hablar mucho, pero intentaré dar las nociones más impor-
tantes. Como oficio libre que es la traducción no hay tarifas oficiales ni están reguladas
por ninguna asociación. Las tarifas se conocen estando en contacto con otros traducto-
res, leyendo y participando en los foros de profesionales y también echando un vistazo
a los perfiles de traductores veteranos en Proz. Actualmente la tarifa mínima aceptable
para casi todas las combinaciones de idiomas en Europa es de 0,05 €. Menos de ese
precio podemos decir con tranquilidad que estamos regalando el trabajo, nuestro
tiempo y nuestra dignidad como persona. Pero el tema de las tarifas contempla tam-
bién:
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la tarifa por hora. Para empezar, 20 EUR puede ser un precio atractivo y a la vez
digno.
• El suplemento de precio por especial dificultad del texto. En los pocos casos
que el cliente acepte el suplemento (pues siempre se lo puede intentar enviar a
otro traductor que no se lo cobre).
• El suplemento de precio por urgencia en la entrega. Cuando un texto se deba
entregar en un plazo demasiado corto respecto a su extensión.
• El suplemento de precio por traducir el fin de semana.
Para este tipo de suplementos recomiendo echar un vistazo a los foros de Proz
(http://www.proz.com/forum.php), en los que traductores novatos preguntan y los
veteranos responden. Unos están a favor y otros en contra, así que la decisión es per-
sonal.
Muchas agencias de traducción suelen rebajar el precio a los traductores por el núme-
ro de segmentos repetidos en el texto. Los segmentos son las unidades de traducción
(para entendernos: oraciones o párrafos) en que los programas de asistencia como
Trados y Across dividen el texto. Estos programas realizan un análisis completo del
texto y en él se extrae el número total de palabras y segmentos, y cuántos de ellos se
repiten en la memoria de traducción.
La memoria de traducción
Es muy sencillo: yo muchas veces recibo un texto junto con una memoria de traduc-
ción. Pongamos por caso que el texto es el manual de instrucciones de la máquina em-
paquetadora modelo X350. Resulta que la memoria de traducción contiene los seg-
mentos de traducciones anteriores de los modelos X100 y X250 que en ocasiones son
idénticos o muy parecidos a los segmentos de la traducción que tengo que llevar a ca-
bo.
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Las memorias de traducción son también útiles para comprobar cómo se han traducido
ciertas expresiones o términos técnicos y mantener así un texto homogéneo aunque
haya sido traducido por 2, 10 o 20 traductores distintos.
Como digo, muchas agencias abaratan el precio de los segmentos repetidos porque
argumentan que el programa de traducción ya traduce automáticamente dichos seg-
mentos. Realmente esto no es justo, pero lo hace la mayoría. Te recomiendo que apli-
ques los siguientes porcentajes de descuento por repeticiones:
¿Cuál es la diferencia entre las repetitions y los segmentos reconocidos al 100%? Esta
es la respuesta de una traductora veterana:
First of all, a 100% match is a sentence in the new document analysed that is identical
to a sentence in the translation memory that has already previously been translated.
A repetition is simply a complete phrase or sentence that is repeated within the new
document being analysed.
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Ejemplo de proyecto de traducción
Por eso, siempre que se recibe un trabajo es recomendable echarle un vistazo al análi-
sis del texto. Por lo general, son los mismos clientes los que lo envían junto con los
archivos a traducir, los archivos de referencia y demás documentos necesarios para
realizar el proyecto. Es importante comprobar sobre todo el número de palabras no
match, pues es el dato más significativo del esfuerzo real que vamos a tener que des-
empeñar. Yo me suelo regir por los segmentos no match y los que van de 50-74% a 75-
84%. Y en función de ese volumen de palabras calculo los días que necesito para reali-
zar el trabajo.
Impuestos
Es muy recomendable hacerse con los servicios de un gestor que presente los impues-
tos trimestrales del IVA y los impuestos anuales de forma correcta. Hacienda no se
anda con chiquitas y el intentar llevar uno mismo la contabilidad puede llegar a ser
infinitamente más caro que los gastos generados por el propio gestor. A continuación
resumo cómo deben reflejarse los impuestos según el tipo de cliente:
+ 18% de IVA 1
- 7% ó 15 % de IRPF (Los primeros tres años nos podemos descontar un 7%)
+ 18% de IVA
- 0% de I...RPF
1
Ten en cuenta los signos más (+) y menos (-); es decir, se suma el 18% de IVA y se resta el 7% de IRPF a
la base imponible que es el neto. en el ejemplo anterior sería 120,25 EUR +18% de IVA - 7 % de IRPF
porque te acabas de hacer autónomo.
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• Si el cliente es empresa/autónomo español (Canarias):
+ 0% IVA
- 7% ó 15% de IRPF
+ 0% IVA
- 0% de IRPF
Debe darte el VAT no. (un número NIF/CIF internacional). Puedes comprobar la
validez de este número aquí:
http://ec.europa.eu/taxation_customs/vies/vieshome.do
• Si lo tiene:
+ 0% IVA
- 0 % de IRPF
• Si no lo tiene:
+ 16% IVA
- 0% de IRPF
+ 0% IVA
- 0 % de IRPF La dignidad del traductor
En algún momento nos vendrá un amigo con cara sonriente y nos dirá: “tradúceme
este texto, anda, hazme el favor”. Sí, está hablando de que le hagamos un favor. Pues
bien, el oficio del traductor está ya de por sí lo suficientemente vilipendiado como para
ir haciendo favores a los demás. En este apartado quiero hablar de que es muy fácil
perder la dignidad laboral haciendo favores a los amigos o rebajando los precios a los
clientes. Hay que ser competitivos, sí, pero hasta cierto punto. No debemos olvidarnos
de traducir es nuestro medio de vida, nuestro oficio, muchas veces desagradecido (por
cuanto a veces hay que traducir noches y fines de semana enteros), es lo que nos da
de comer. Además, en estos tiempos que corren siempre hay muchas facturas espe-
rando a ser pagadas. No digo que alguna vez no tengamos una atención especial con
un amigo, pero hay que tener mucho cuidado con esas prácticas. Al principio podemos
tener unos precios bajos para atraer a los clientes, pero una forma de dar valor a nues-
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tro oficio es poniendo un precio justo por él. Cuando le das a uno de tus clientes un
descuento (desaconsejo vivamente hacerlo), por supuesto que ya no se lo vas a poder
quitar. Así que mucho ojo con los descuentos, porque a la larga salen caros.
Como a todos los traductores, imagino, a mí también me ha tocado oír eso de “oye, el
presupuesto que me has pasado es bastante, hmm… bastante carillo, ¿no te parece?”.
"Bueno, qué esperas de un manual de instrucciones de maquinaria industrial en PDF
(no formateable, es decir que tengo que dar yo el formato no pudiendo sobrescribir
sobre él), 17 páginas con letra Arial de tamaño 11. Es el precio que tiene, lo siento", y
además comerme las ganas de preguntarle que si él como albañil le hace a uno el te-
cho de la casa gratis.
En definitiva, el oficio de traducir es muchas veces ingrato, casi siempre poco valorado
y a menudo extenuante. Por eso para ser traductor y vivir de ello hay que tener un
poco de vocación o pasión y valorarse a uno mismo como profesional que es.
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