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Mayo 1968 Trasversales 44 / junio 2018

José M. Roca

El sesentaiocho. 50º Aniversario


Se cumple este año el quincuagésimo aniversario de los fenómenos de agitación juvenil y
movilización social que, en 1968, emergieron de forma espectacular en varios continentes,
con la particularidad de que, sobre todo, en el lado Occidental y en Japón, se produjeron
en economías desarrolladas, con regímenes políticos estables, instalados en el neocapita-
lismo y la sociedad de consumo, y en algunos países de Europa, con aceptables estados del
bienestar.
Tuvieron como telón de fondo la guerra de Vietnam, la revolución cultural en China, la
"desestalinización" en el bloque socialista, los ecos de la revolución cubana, las guerrillas
y los golpes militares en América Latina, las guerras de liberación en África y la tensión
entre Estados Unidos y la URSS.
El año 1968 fue un año rico en acontecimientos mundiales en una década que también lo
fue, pero referido a los movimientos de protesta más conocidos que sacudieron con distin-
ta intensidad unos u otros países, están el "68" francés, intenso, estudiantil y también obre-
ro; libertario, primaveral y parisino, que asustó a la Francia del general De Gaulle; que se-
ñaló el crecimiento del SDS (Federación Socialista de Estudiantes) y el atentado contra
Rudi Dutschke en Alemania; que fue breve y aburrido en la Inglaterra del primer ministro
laborista Harold Wilson; fue dramático en Checoslovaquia, por el final manu militari de
la primavera de Praga, así como en Méjico, por la matanza de estudiantes -también manu
militari- en la plaza de Tlatelolco.
Hubo, claro, un 68 español, de menor entidad bajo la dictadura franquista, y también otro
japonés. Y el norteamericano, de mayor magnitud y dramatismo por los sucesos de ese
año, en que el mundo asistió a la airada movilización de jóvenes, sobre todo estudiantes,
y también de trabajadores, en Nueva York, Washington, San Francisco, Chicago, Detroit,
Los Ángeles, París, Londres, Berlín, Roma, Yakarta, Méjico, Tokio, Buenos Aires…
Acontecimientos que llegaron precedidos de otros, que han quedado a la sombra del 68,
como "la noche de los bastones largos" en Argentina, la actividad de los kabouters, kra-
kers y provos en Holanda, la oposición a la Ley de Emergencia y las protestas contra la
guerra de Vietnam en Berlín, en 1966, y luego contra la visita del sah de Persia (con la
muerte de un manifestante) y la comuna en Berlín o el pujante movimiento obrero en
España, en 1967, a los que seguirán de modo inmediato, el "cordobazo" argentino y el
otoño caliente italiano en 1969, que ya anuncian la progresiva radicalización del movi-
miento obrero y las respuestas violentas y desesperadas de las izquierdas más extremas.
Por la ingente cantidad de información disponible sobre aquellos años y las celebraciones
que se han hecho después, el "68" queda al alcance de la mano en forma de libros, revis-
tas, fotografías, posters, carteles, documentales, frases, consignas, canciones, himnos,
ropa, moda; mercancías, productos de consumo, fetiches en suma, pero, teniendo en cuen-
ta lo que ha cambiado el mundo desde entonces y, sobre todo, habiéndose agotado el espí-
ritu de rebeldía que animaba aquella etapa, esa distancia de sólo cincuenta años parece la
de un siglo.
El tiempo ha pasado de modo inexorable y de poco sirve añorar el idealismo de los años
mozos, cuando todo ofrecía un aspecto nuevo, que, dolorosamente, se fue perdiendo a
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medida que este viejo mundo iba mostran- ideológica señalada por el partido único, a
do con su edad que, en el orden humano (o la falta de libertades y a la subordinación
inhumano) que construimos como pode- de los países del bloque a los intereses de la
mos, hay pocas cosas realmente nuevas URSS. Para unos y para otros, el mundo
bajo el mismo sol. Aun así, los sucesos no debe cambiar, aunque haya poco acuerdo
sólo de aquel año excepcional sino de sobre cómo hacerlo, pero lo importante es
aquella década también extraordinaria, intentarlo
merecen unas reflexiones. En ambos bloques, la protesta se dirige
contra el propio sistema y contra sus diri-
El mundo desordenado gentes, asumiendo, una parte del movi-
De la protesta juvenil, de la insubordina- miento, valores propios de la ideología
ción ciudadana, del afán por cambiar las opuesta. En Occidente, la izquierda antica-
cosas, tanto en países del área capitalista pitalista defiende el socialismo y la econo-
como del área socialista, la primera idea a mía colectivista, en Europa del Este, se
destacar es la ruptura del orden erigido envidian los derechos civiles y la libertad
sobre dos bloques ideológicos y dos mode- de viajar, trabajar, divertirse y consumir de
los económicos opuestos, establecido des- Occidente.
pués de la II Guerra mundial. El orden polí- En ambos mundos está presente la bandera
tico, militar, económico y financiero, acor- roja: entre los jóvenes de París y otras ciu-
dado en las conferencias de Bretton Woods dades europeas se enarbola como símbolo
(julio, 1944), Yalta (febrero, 1945), Post- de rebeldía, entre los de Praga se quema
dam (julio, 1945) y San Francisco (abril- como signo de opresión.
octubre, 1945), y las organizaciones que lo
habrían de mantener (ONU, Banco Mun- Rebeldes con causa,
dial, FMI) y, en 1949, la OTAN, y luego en confianza y optimismo
Pacto de Varsovia y el Consejo de Ayuda La desordenada emergencia de nuevos
Mutua (CAME o COMECON) del lado comportamientos sociales indica los cam-
opuesto, definen un orden bipolar: Occi- bios que se habían ido produciendo de
dente, liberal y capitalista, que, ante un manera soterrada en las sociedades neoca-
imperio británico en declive, queda bajo la pitalistas después de la II Guerra mundial,
hegemonía de Estados Unidos, y Oriente, y que, a la altura de los años sesenta, halla-
socialista y colectivista, bajo la hegemonía ron un ambiente propicio para que los suje-
de la URSS, disputada después por China. tos que los sentían o presentían y, sobre
Los sucesos del 68, tomando ese año como todo, los jóvenes, que eran quienes mejor
epítome de la época, expresan, en el occi- los representaban, pudieran expresarlos de
dente capitalista, el malestar de las genera- manera pública y tumultuosa. Para la po-
ciones de postguerra ante la sociedad en blación adulta, que vivía instalada en la
que les ha tocado vivir y el papel que les sociedad de consumo, la llamada por J. K.
aguarda en ella -vivir para trabajar, trabajar Galbraith, sociedad opulenta, esos años
para consumir-, de ahí viene el gran recha- mostraron la aparición de actitudes desco-
zo del mundo adulto, del mundo recibido, nocidas, con las que la sociedad perdía su
del que habla Marcuse en El hombre unidi- perfil tradicional y se volvía irreconocible.
mensional y en El final de la utopía. Una parte de la numerosa cohorte genera-
En los países socialistas, será el rechazo a cional, efecto de la demografía de la post-
la fallida "desestalinización", al modelo de guerra -el llamado baby boom-, reaccionó
gestión burocrática, a las prioridades en contra el mundo que se le ofrecía, porque
asuntos de defensa y orden público en presentía que en la sociedad tal como esta-
detrimento de los bienes que facilitan la ba constituida no podía hallar satisfacción a
vida cotidiana; el repudio a la uniformidad sus necesidades radicales, en el sentido que
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Agnes Heller ("Por una filosofía radical") o si había que hacerlo en varias direccio-
da a este término: Llamamos necesidades nes, hacia donde fuera, lo importante era
radicales a las necesidades que nacen en la moverse, empujar, contestar, cuestionar,
sociedad basada en relaciones de subordi- discrepar de los adultos, de los políticos
nación pero que no pueden ser satisfechas que habían hecho el mundo así, tan romo,
en una sociedad semejante. tan inmóvil, tan determinado. Y había que
Los sueños juveniles chocaban con una hacerlo pronto, porque el tiempo pasaba de
sociedad conformada por objetivos poco prisa y había que disfrutar del nuevo
ambiciosos, con una democracia ritual y mundo siendo joven.
una clase política profesional, alejada de Una de las características del momento es
los ciudadanos y encastillada en una admi- el culto de los jóvenes a la propia juventud,
nistración pesada y jerárquica, con una uni- el desprecio de la madurez y aversión a la
versidad burocrática, que generaba directi- vejez. Cualquier persona mayor de 30 años
vos, administradores y técnicos para el sis- es sospechosa y, por el contrario, cualquie-
tema capitalista, una estructura familiar ra menor de esa edad es afín. I wanna live
opresiva, donde los jóvenes eran menores fast love hard die young and leave a beau-
de edad, un modelo productivo con objeti- tiful memory, canta el "country singer"
vos engañosos servido por un trabajo alie- Faron Young.
nante que tenía como estímulo un consumo El mito de Aquiles, que eligió tener una
compulsivo. Los jóvenes rechazaban some- vida corta y gloriosa antes que otra larga y
terse a lo que señalaba Herbert Marcuse anodina, se renueva en la frase "vive depri-
[1981. El hombre unidimensional, Barce- sa, muere joven y deja un bonito cadáver",
lona, Ariel]: una ausencia de libertad que se atribuyó a James Dean. En realidad,
cómoda, suave, razonable y democrática, la frase la pronuncia John Derek en la pelí-
señal del progreso técnico, prevalece en la cula "Llamad a cualquier puerta", de
civilización industrial avanzada. Nicholas Ray, pero como la película es de
La autonomía y el desarrollo personal no se 1949, en los años sesenta la frase era cono-
podían alcanzar en una sociedad organiza- cida y se adjudicó a quien mejor la podía
da de tal modo; tampoco lo que ofrecía por representar con su muerte prematura. En
medio de la publicidad y la propaganda, todo caso, resume bien la idea de que es
porque tenía un coste demasiado alto, que preferible una vida breve, disfrutada con
los jóvenes, en principio, se negaban a vigor y plenitud, mejor que una existencia
aceptar. rutinaria y una larga decadencia; antes la
La productiva sociedad legada por los adul- muerte que la vejez.
tos, laboriosa, consumista, rutinaria y abu-
rrida, en la cual había que integrarse resig- Las mujeres se mueven
nadamente, suponía renunciar a los sueños Una frase popularizada por Alejandro
juveniles. Por tanto la respuesta estaba en Dumas para señalar la causa eficiente, pero
hacer lo contrario: no en adaptarse al oculta, del anómalo comportamiento de un
mundo de los adultos, tan ingrato, injusto, hombre, es "cherchez la femme", buscad a
cerrado y condicionado, sino en adaptar el la mujer, en este caso, "cherchez les filles",
mundo a la medida de los sueños; en cam- pues la relación con las chicas fue una
biar o escapar. La sociedad opulenta pro- causa accidental del "mayo francés", para-
metía, pero sometía. digma de la rebeldía política y cultural,
De ahí vino la protesta y el intento, dotado pero también exponente de la revolución
de grandes dosis de confianza, de cambiar hormonal que suele afectar a los seres
un mundo que parecía permeable, suscepti- humanos, franceses y no franceses, en
ble de transformarse; sólo había que creer y torno a los veinte años.
empujar, no se sabía muy bien hacia dónde En las protestas que, en marzo de 1967,
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brotaron en Nanterre (y en Caen y en sivamente modernas y extravagantes o de


Estrasburgo) contra la reforma de la ense- gentes del cine y el espectáculo.
ñanza universitaria (Plan Fouchet), estaba Quizá la ruptura más importante con el
la petición de suprimir la prohibición que clima de opinión de la época, fuera la exal-
impedía el acceso de tous les garçons a la tación del placer sexual, desterrado por la
residencia de les filles. Así que quien escri- Iglesia católica, al separarlo de la función
bió -un chico, parece-, en mayo del año reproductora, la cual se podía controlar
siguiente, la célebre consigna "Prohibido gracias a la información sobre la planifica-
prohibir", quizá estuviera pensando en ción familiar y a medios fáciles de adminis-
"faire l’amour" con su novia sin tener que trar como la famosa píldora anticonceptiva,
salvar obstáculos. prohibida y denostada por la sociedad bien
Ha escrito Francesco Alberoni ("Ena- pensante. Quedaba, también, como último
moramiento y amor") que el amor es una recurso, el aborto, tipificado como delito,
fuerza revolucionaria que altera las situa- que se empezó a reclamar como un derecho
ciones normales, lo cual no es nuevo, sino de las mujeres. El libre acceso a la píldora,
un argumento constante en la literatura uni- el divorcio y el derecho al aborto fueron
versal (incluyendo, claro está, las letras de demandas del movimiento feminista, que
los tangos y la filosofía fatalista de los se desarrollaría en la década siguiente. La
boleros), y en aquellos sucesos, que tanto maternidad debía dejar de ser una fatal con-
debieron al idealismo y a la vitalidad de los secuencia de la sexualidad, para ser una
pocos años, el amor y el sexo no podían fal- opción consecuente con la libertad y la res-
tar como ingredientes de la insatisfacción ponsabilidad.
juvenil, cuando se ponía patas arriba la Otros efectos de los cambios en los papeles
sociedad de los adultos. tradicionales fueron luchar contra la hipo-
La gente joven rechazaba la forma de pro- cresía y la pudibundez y, para escándalo de
ducir, de trabajar y de consumir y las insti- timoratos, exhibir los cuerpos con la ayuda
tuciones que lo representaban y protegían de los cambios en la moda femenina, pero
("el sistema"), y sus efectos: el modo coti- sobre todo, la entrada de las mujeres en el
diano de vivir de los adultos, las tradiciona- mundo laboral, tanto para contribuir al sos-
les relaciones sexuales y el patriarcal tén económico de la familia, como para
modelo familiar basado en la división del dotarse de fondos propios que les permitie-
trabajo según los sexos, en la autoridad del ran vivir en caso de romperse la familia o la
varón convertido en jefe de la familia y en relación de pareja o de vivir de forma inde-
la subordinación de la mujer y de los hijos. pendiente. Las mujeres dejaban de depen-
Lo cual se debía a la tradición pero también der económicamente de los hombres, se li-
al natalismo de los años cincuenta, que, braban de tener que aceptar de manera obli-
para fomentar el aumento de la población gada la función de amas de casa y podían
con el que compensar la mortandad produ- aejercer una profesión como un componen-
cida por la guerra, reforzaba la función de te importante de sus vidas. Lo difícil sería
la familia, la protección de la infancia y el hacer compatibles las labores de trabajado-
papel de la mujer en el hogar. ras y de madres, contradicción que hasta
Frente a ello, los jóvenes defendían unas ahora no está bien resuelta, pero el desafío
relaciones amorosas y sexuales más libres quedó planteado desde entonces.
y auténticas, sostenidas por el afecto since- Las mujeres se habían cansado de estar
ro, el compromiso entre iguales y por vín- detrás de todo -ya no había que buscar su
culos voluntarios y temporales por encima labor callada detrás de las grandes acciones
de los lazos legales, pues, aunque el divor- de los hombres- para dar un paso, o un
cio era legal en algunos países, se conside- millón de pasos al frente, y ponerse delan-
raba una práctica propia de personas exce- te para impulsar un cambio, que en las
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décadas siguientes habría de agitar todo políticos de talla internacional, que, no sólo
tipo de sociedades. por su edad ante los venerables ancianos
En Europa, el movimiento feminista, cuyo que gobernaban al comienzo de la década
desarrollo corresponde a la década siguien- (De Gaulle, Eisenhower, Adenauer o
te, seguirá los pasos de las pioneras Olim- Leone; además de Franco y Oliveira
pia de Gouges ("Declaración de Derechos Salazar), llevaron a sus países y al mundo
de la Mujer y de la Ciudadana") y Mary aires de cambio que tuvieron eco entre la
Wollstonecraft ("Vindications"), pasando juventud, aunque no por mucho tiempo,
por Luisa Michel, Pauline Roland, Flora bien porque su mandato fue breve o porque
Tristán, Emmeline y Sylvia Pankhurst y su proyecto se agostó. Es el caso de John F.
tantas otras, hasta acabar en las coetáneas Kennedy, en los Estados Unidos (la nueva
Simone de Beauvoir ("El segundo sexo"), frontera), Nikita Kruschev en la URSS
Evelyne Sullerot y Giséle Halimi. (desestalinización), Alexander Dubcek en
En Estados Unidos las feministas que Checoslovaquia (socialismo de rostro
tomaron el testigo de pioneras como So- humano), el papa Juan XXIII (el Concilio
journer Truth, Elizabeth Cady Stanton, Vaticano II) o de Mao Tse Tung, en China
Lucrecia Mott o Emma Goldman, fueron, (la revolución cultural).
entre otras, Betty Friedan (La mística de la El fracaso de esos intentos reformistas
feminidad), Gloria Steinem, Kate Millet reforzó la desconfianza juvenil hacia las
(Política sexual), Robin Morgan (La her- instituciones representativas y el modelo de
mandad es poderosa) y Angela Davis. viejos partidos políticos y sindicatos, con-
siderados ya como elementos del sistema;
Dirigentes y masas. en el futuro las cosas debían hacerse de otra
La rebelión juvenil tuvo un gran compo- manera. Y, en cierto modo así fue, pues la
nente libertario, antiautoritario, animado parte más radical apostó por organizacio-
por un claro deseo de desobedecer a las ins- nes encuadradas, centralizadas, con mili-
tituciones, cualesquiera que estas fueran, tancia muy estricta, de tipo leninista (algu-
por la desconfianza que provocaban tanto nas de ellas precursoras de grupos arma-
políticas -gobierno, partidos, sindicatos, dos), mientras otra optó por configurar aso-
parlamento, ejército, fuerzas de orden ciaciones más laxas. Los llamados nuevos
público-, como económicas, empresariales movimientos sociales ensayaron modelos
o universitarias, rechazo que alcanzaba de organizaciones de masas de tipo hori-
incluso a la familia. zontal, democrático y asambleario, más
La sociedad había cambiado notablemente, abiertas a la colaboración según la voluntad
habían crecido la producción y el consumo, de sus adherentes.
había aumentado la riqueza, pero no habían
mejorado el reparto y las oportunidades en El final de la utopía
la medida en que los jóvenes lo exigían. En uno de sus libros más conocidos,
Los cambios en el neocapitalismo introdu- Marcuse afirmaba la posibilidad de realizar
cidos por la revolución tecnológica choca- materialmente algunos de los sueños más
ban con unas estructuras institucionales persistentes de la humanidad: Hoy día
cerradas y esclerotizadas, que eran incapa- podemos convertir el mundo en un infier-
ces de atender esas demandas. no; como ustedes saben, estamos en el
Sin embargo, además de líderes opuestos al buen camino para conseguirlo. También
poder establecido o claramente insurgen- podemos transformarlo en todo lo contra-
tes, como Fidel Castro, Patricio Lumumba, rio (…) Con las fuerzas productivas técni-
Ché Guevara, Ben Bella, Camilo Torres, camente disponibles hoy ya es posible la
Martin Luther King, Malcolm X, Bobby eliminación material e intelectual del ham-
Seale o Huey Newton, hubo dirigentes bre y la miseria, y lo que hoy ocurre debe
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atribuirse a la organización socio-política época, fue un colosal empujón que influyó


de la Tierra (…) Las posibilidades llama- en la evolución de las sociedades inducien-
das utópicas no son en absoluto utópicas do cambios lentos, costosos, pero constan-
[1968. El final de la utopía, Barcelona, tes.
Ariel]. La izquierda de entonces, al menos una
Pero la utopía, en 1968, en los años sesen- parte de ella, interpretó los sucesos de la
ta, no se realizó; fue el fin de los sueños: década, condensados en los de 1968, como
el fin del sueño americano, desvelado inter- un principio, y albergaba la ilusión de que
namente por la revueltas y en el exterior la movilización se mantendría, pues anun-
por el curso de la guerra de Vietnam, y fin ciaba, según algunos, el final del capitalis-
del sueño soviético, pues, tras las experien- mo en agonía, en su última y definitiva cri-
cias de Praga en 1948, de Berlín en 1953, sis. No hubo recuperación del movimiento;
de Budapest en 1956 y de nuevo en Praga, era el final de una utopía, que preparaba el
en 1968, el intento de cambiar el sistema comienzo de otra.
socialista desde dentro volvió a fracasar; el Si el 68 expresaba la confianza de levantar
sistema soviético devino irreformable; no un mundo mejor -más igualitario, más soli-
fue posible un "socialismo de rostro huma- dario, más libertario, más democrático,
no", liberado de la férrea mano del poder más humano-, la llamada "revolución con-
ruso. servadora", promovida por Ronald Reagan
La invasión de Praga desencadenó otra y Margaret Thatcher, llegó para eliminar
división dentro del campo comunista, entre cualquier expectativa de cambio en tal sen-
los defensores y los detractores del experi- tido y volver a dejar las cosas como estaban
mento de Dubcek, crisis que en los países durante los años cincuenta, la etapa oscura
de Europa occidental preparó el camino al (Marty Jezer, The dark ages. Life in the
"eurocomunismo". United States 1945-1960, South End Press,
Veinte años después, el sistema soviético se Cambridge, Massachusets, 1987). Vino
desplomó por su propia inercia, como un para recalcar que hay que acostumbrarse al
árbol con las raíces podridas sacudido por mundo tal como es -brutal, injusto, desi-
el viento, pero el mal ya estaba hecho. gual y despiadado- donde los más fuertes,
En China, la revolución cultural fue la últi- que suelen ser los más ricos, imponen sus
ma movilización izquierdista, pues con la condiciones al resto, y que no hay alterna-
muerte de Mao, en 1976, y el proceso de la tiva; llegó para quitar a los pobres cual-
banda de los 4 -su esposa Chiang Ching y quier esperanza de cambio.
sus más íntimos seguidores- empezó un La "revolución conservadora" fue la reac-
cambio, dirigido por el pertinaz Deng Xiao ción de la derecha política y económica
Pin, hacia un despótico capitalismo de mundial a la oleada de insubordinación
Estado, que generó una nueva decepción en social de los años sesenta; el castigo aplica-
una izquierda ya en crisis. do con la imposición, en algunos países
La rebelión se apagó, la revolución que manu militari, en otros manu mercatori, de
algunos esperaban no llegó, sino que se ale- la utopía de un nuevo orden mundial soste-
jó de los países desarrollados de Occidente, nido por el individualismo patológico, la
como un lujo que las sociedades acomoda- competencia general, el capitalismo salva-
das no se podían permitir; quedó para el je, la globalización económica y sobre todo
tercer mundo, serían las revoluciones exó- financiera, el Estado mínimo y el Mercado
ticas que servirían de inspiración a los par- máximo.
tidos de la izquierda radical en los años
setenta.
No hubo revolución, pero sí mucha rebel-
día; el 68, como condensación de una
68

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