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FISICA
LA TORRE DE PISA Y LOS MUROS INCAS
Cusco – Perú
2018
TORRE DE PISA
El punto más alto de la torre inclinada es de 56,70 mt a partir del suelo y 55,86
mt en la parte inclinada. Pesa aproximadamente 16.000 toneladas, con 294
escalones en la escalera hacia el sur y 296 escalones en la escalera hacia el
norte. Sus paredes tienen un espesor de 14 mt en la parte inferior y 2,44 mt en
la parte superior.
PORQUE NO SE CAE
SENCILLEZ
SOLIDEZ Y MATERIALIDAD
SIMETRÍA
Las partes de sus construcciones eran iguales a partir de su eje. En planta, la simetría
es difícil de apreciar ya que los espacios están superpuestos, aunque suelen converger
en un ápice o en algunos casos, en una sala principal.
MONUMENTALIDAD
Por sus grandes proporciones. Las piedras, que eran muy grandes, ayudaban a que las
construcciones fueran también grandes, por lo que se puede encontrar varios sitios en
la ciudad del Cuzco con monumentos de piedra bastante grandes. Tenía una adaptación
a la topografía y los accidentes geográficos de la zona. Los incas, querían demostrar
que ellos podían hacer lo que ellos quisieran con la piedra, por lo que hicieron una de
sus más grandes obras: la piedra de 12 ángulos.
MATERIALES
TRABAJO DE PRECISIÓN
El historiador Garcilaso de la Vega el Inca, nacido en Perú es hijo de un español
y una princesa inca, escribió en 1609 que los incas daban forma a los bloques
de construcción golpeándolos con unas piedras negras”, sin cortarlos.
Esta aseveración fue corroborada por el arquitecto estadounidense Jean-Pierre
Protzen, que comenzó a estudiar la mampostería inca en 1982. Mientras
trabajaba en una antigua cantera situada cerca de Cuzco, logró labrar ciertas
piedras abandonadas allí con unos rudimentarios martillos de piedra; algunas de
esas piedras eran de cuarcita y no provenían de la cantera sino de las riberas de
un río cercano.
Descubrió que los incas usaban tres tipos de martillos para labrar y ajustar las
piedras: primero las desbastaban con los grandes, que pesaban 8 o 9 Kg.; luego
alisaban las caras con los de tamaño mediano, de 2 a 5 Kg. de peso, y con los
pequeños, que pesaban 1 Kg. escuadraban los bordes.
Protzen tardó casi 90 minutos en labrar tres caras y cinco bordes
de un bloque de 25 x 25 x 30 cm.
El martillo mediano se usaba con ambas manos en un ángulo de 15 a 20 grados
para sacar lajas chicas; al girar los puños justo antes del impacto, el ángulo se
duplicaba y producía un mejor corte. Como el martillo rebotaba de 15 a 25 cm.
después de cada golpe, la labor no exigía mucho esfuerzo.
Como el martillo más liviano no podía rebotar, tenía que ser sostenido
firmemente y golpeado con fuerza para escuadrar cada borde del bloque antes
de alisar la cara adyacente con el martillo grande; de esta manera se evitaban
las resquebrajaduras.
El apretado ajuste de las juntas se lo graba mediante un paciente trabajo de
embone gradual. Casi todas las piedras tenían labrada una superficie convexa
en una cara, así que una vez que se tendía una hilera de bloques, a la cara
superior de cada piedra se le daba forma cóncava para que embonara con la
piedra de la hilera siguiente.
El bloque superior se colocaba en su lugar varias veces hasta que ajustaba a la
perfección. El polvo acumulado en la piedra inferior tal vez servía de guía de
corte: la marca dejada en él por la superficie de la piedra superior mostraba en
dónde se requería un corte más hondo. Los lados de cada bloque se labraban
de la misma manera, mediante comparación y corte aproximativos.
EMBONE PERFECTO
Aunque muy pocos de los bloques de piedra usados por los incas eran de forma
o tamaño uniforme, cada uno se ajustaba a la perfección a la piedra adyacente.
Los rebordes quizá servían para izar las piedras durante la obra; eran de dos
formas, una para atar cuerdas y la otra para apoyar una palanca.
Jean-Pierre Protzen calculó que se necesitarían 2.400 hombres para arrastrar el
bloque más grande de las ruinas de Ollantaitambo por una de dichas rampas de
acceso: el bloque pesa unas 138 toneladas.
En una fosa de la antigua cantera del Rumicolca situada al suroeste de Cuzco
hay algunas piedras labradas, pero no hay pruebas de que materiales de dicha
cantera fueran arrastrados hasta sitios de construcción. Si se usaron troncos y
trineos de madera, quedan pocas huellas de ellos. Tal vez se dejó que los
bloques se deslizaran por las laderas por su propio peso.