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LA DEONTOLOGIA

La deontología es una disciplina que ese enfoca en estudiar el “deber


ser” del hombre, es decir, su orientación moral y su desarrollo en este
sentido. La deontología puede comprenderse como una forma de ética,
esto es, un espacio de reflexión en lo que concierne a las perspectivas
de moralidad en el hombre; no obstante, difiere de la ética tradicional
en lo que respecta a la fuerte raigambre teológica de esta última.

La deontología basa la realización de acciones en función del deber que


el hombre tiene, dejando de lado cuestiones como el placer o la
conveniencia utilitaria, circunstancia que explica en buena medida su
relación con el ejercicio de muchas profesiones.

Como se ha señalado, es común que se haga alusión a la deontología


desde la perspectiva de una práctica profesional. En este sentido la
misma tiene como fin que los conocimientos desarrollados desde un
determinado saber se orienten al beneficio de las personas. De esta
manera, es posible hacer referencia a una deontología en la medicina,
en el derecho, etc. En cualquiera de estos casos el criterio del deber
siempre estará presente, estableciendo criterios de actuación que
puedan considerarse como buenos por su sustrato racional, por el
hecho de mantener la cualidad de poder generalizarse hacia cualquier
circunstancia.

SU PAPEL DENTRO DEL DEPORTE

Deontología profesional hace referencia al conjunto de principios y


reglas éticas que regulan y guían una actividad profesional. Estas
normas determinan los deberes mínimamente exigibles a los
profesionales en el desempeño de su actividad. Por este motivo, suele
ser el propio colectivo profesional quién determina dichas normas y, a
su vez, se encarga de recogerlas por escrito en los códigos
deontológicos. A día de hoy, prácticamente todas las profesiones han
desarrollado sus propios códigos y, en este sentido, puede hablarse de
una deontología profesional periodística, de una deontología profesional
médica, deontología profesional de los abogados, etc.
Es importante no confundir deontología profesional con ética
profesional. Cabe distinguir que la ética profesional es la disciplina que
estudia los contenidos normativos de un colectivo profesional, es decir,
su objeto de estudio es la deontología profesional, mientras que, tal
como se apuntaba al comienzo del artículo, la deontología profesional
es el conjunto de normas vinculantes para un colectivo profesional.
EL PRINCIPIO DE AUTORIDAD
El principio de autoridad es el que utiliza las palabras, hechos o recomendaciones de
una persona que cuente con buena reputación en un determinado asunto para
incitarnos a tomar una determinada decisión, incluso en contra de nuestros intereses
personales.

Principio de autoridad, en epistemología, es el procedimiento, expresado con la


locución latina magister dixit, por el que una proposición científica se acepta por el
sólo hecho de estar afirmada en un texto considerado como cierto y no sujeto a debate
científico.

La actitud moral del entrenador ante su trabajo requiere que sienta amor por la
actividad tan especializada que realiza y que su nivel de exigencia sea elevado,
primeramente para con él y, después para con sus atletas. Esta actitud también se
manifiesta en el sentido de la responsabilidad en el cumplimiento de los objetivos,
tareas, cargas físicas y tiempo destinado a las preparaciones tanto en todo el
macrociclo como en cada sesión de entrenamiento. Desde el mismo punto de vista es
fundamental que dedique el tiempo necesario a su autopreparación y que mantenga
un constante interés de superación sobre todos aquellos aspectos que guardan
relación con su deporte y mantener un sostenido esfuerzo para lograr resultados
superiores en su actividad pedagógica.

La actitud moral ante sus atletas se manifiesta en todas las actividades que
desarrollen en común, en los entrenamientos, competencias y fuera del área deportiva
y que hacen que entre el entrenamiento y los atletas se establezcan estrechas
relaciones, las cuales están determinadas por el prestigio que se ha ganado en el
cumplimiento de sus deberes y responsabilidades y responsabilidad como entrenador
deportivo.

La actitud moral ante la sociedad se alcanza no sólo por la imagen que del
entrenador se forman sus atletas, sino también el colectivo de entrenadores que se
relacionan con él, con los padres de los deportistas considerando e este caso que no
todos tienen un amplio conocimiento sobre el deporte practicado por sus hijos.
Pero desde el punto de vista social en el establecimiento de normas de moral
pedagógica en el Entrenamiento Deportivo hay que tener en cuenta las peculiaridades
de la juventud que practica deporte, orientándola a que su trato con los compañeros
de equipo y contrincante debe ser respetuoso, en fin que en el cumplimiento de sus
obligaciones en la sociedad se consideren todas las normas de educación.
Desde el punto de vista de la ética del entrenador deportivo hay que puntualizar
“...que aunque la moral profesional supone actitudes espontáneas creadas por un
largo proceso práctico, ella alcanza un profundo carácter normativo al poner el acento
en la importancia de la elaboración de reglas especiales que perfeccionen la actividad
del maestro" (Amador Martínez, 1995).
La ética del entrenador conjuntamente con la efectividad que en su deporte tenga el
atleta o equipo deportivo en el cumplimiento de las tareas de entrenamiento
incrementa la autoridad del entrenador, pero esa relación también puede ser inversa
(es decir si las tareas cumplidas no son efectivas, estando esto determinado por
violarse aspectos éticos pedagógicos).
El grado de autoridad de los entrenadores ante los atletas se puede determinar
entre otros, por los siguientes criterios:
 Cuando la palabra del entrenador representa para los deportistas de ley.
 Cuando la valoración del entrenador es lo más importante para el deportista.
 Cuando los deportistas trabajan a gusto con el entrenador.
 Cuando los deportistas deseen ser igual a su entrenador.
La autoridad del entrenador se manifiesta cuando se observa satisfacción por los
atletas respecto a la realización de las actividades orientadas por él, lo cual eleva su
prestigio como pedagogo.
EL ENTRENADOR EN LA VIDA DEL DEPORTISTA

Por descontado, puedes aprovechar la experiencia de tu entrenador


para mejorar tu juego, para prepararte física y mentalmente antes de
los partidos y para afrontar las pérdidas importantes o reveses que
experimentes en el terreno deportivo. Los entrenadores no solo han
tratado con un montón de jugadores y han comprobado qué técnicas
funcionan y cuáles no, sino que muchos de ellos han practicado ese
deporte y pueden compartir con sus jugadores sus experiencias
personales.

Tu entrenador también puede ayudarte a dar lo máximo de ti mismo y


forzar tus límites sin el riesgo de que te lesiones. Muchos entrenadores
han hecho cursos sobre la atención sanitaria de los atletas. Están
formados en el uso de medidas preventivas, que permiten evitar
lesiones deportivas, como las actividades de precalentamiento, los
vendajes y las tiras elásticas. Y también disponen de formación para
evaluar a los jugadores cuando sufren accidentes deportivos y para
asegurar el mejor tratamiento de las lesiones.

Fuera del campo de juego, un entrenador puede convertirse en un buen


mentor y consejero, ofreciendo la perspectiva de un adulto sobre
problemas y temas no relacionados con el deporte. (Muchos atletas
profesionales y olímpicos han tenido muy buenas relaciones con sus
entrenadores fuera del campo de juego).

La relación que mantienes con tu entrenador probablemente será


diferente de las que mantienes con tus padres y profesores. La relación
con tu entrenador sigue una estructura menos establecida, donde el
entrenador suele estar más cerca de tu nivel y ambos trabajáis
conjuntamente para logar una meta común. Tal vez te sientas más a
gusto si te abres a tu entrenador sobre todo tipo de cuestiones, desde
los problemas que tienes en casa hasta las dificultades con que te
encuentras en tu centro de estudios.
LA ACTUACIÓN Y ACTITUD DEL ENTRENADOR ANTES
DEL PARTIDO
Antes del partido el entrenador debe decidir los objetivos del partido y
tener una expectativa realista sobre el posible rendimiento de sus
jugadores: ¿qué puedo esperar de ellos?, ¿es esto realista?, ¿qué es lo
que verdaderamente pueden hacer?.
a.- El entrenador debe especificar los objetivos y planes para el partido
(lógicamente, considerando las características y objetivos generales de su
equipo).
b.- Debe anticipar las dificultades más probables en el partido y debe
decidir qué hará para paliar esas dificultades (en el caso anterior, por
ejemplo, podrá tener previsto advertir a los jugadores que no se
preocupen y animarles cuando pierdan balones).
c.- Al anticipar posibles dificultades, el entrenador conseguirá que éstas
no le cojan por sorpresa, evitando enfadarse con los jugadores o no saber
qué hacer cuando se presenten en el partido.
d.- Decidiendo que hará si las dificultades previstas se presentan, el
entrenador habrá preparado estrategias deportivas apropiadas o, en
cualquier caso, la estrategia que él utilizará como entrenador al dirigir el
partido.
e.- Será muy adecuado que el entrenador sepa que hará él, como
entrenador, cuando se presente este problema, para que la experiencia
del partido sea favorable en cualquier caso.
f.- El entrenador debe cuidar los comentarios que transmite a sus
jugadores antes del partido: ¿qué les dice?, ¿cómo controla sus
expectativas?, ¿cómo evita que le den al partido más trascendencia de la
que tiene?.
g.- En general, es importante que el entrenador, ante sus jugadores,
mantenga una actitud equilibrada respecto a los partidos.
h.- Antes del partido, no es conveniente que el entrenador hable mucho
del partido, ni que se refiera al posible resultado, sobre todo utilizando
comentarios estresantes como: «tenemos que ganar éste partido como
sea».
i.- El entrenador debe recordar a los jugadores que lo importante es que
se diviertan jugando y se esfuercen al máximo.
j.- También puede señalarles que, pase lo que pase, es importante seguir
mejorando, por lo que deben centrarse en lo que tienen que hacer y
olvidarse del resultado («pase lo que pase, nosotros a lo nuestro»).
k.- Es importante que en estos momentos el entrenador potencie la
percepción de control de los jugadores. Para ello, debe evitar referirse a
aspectos que los jugadores no puedan controlar directamente (el
resultado del partido) y centrarse en aspectos controlables,
fundamentalmente en las conductas que los jugadores dominen.
l.- Así, los objetivos del equipo antes de un partido deben ser,
únicamente, objetivos de realización y las instrucciones y los comentarios
del entrenador deben centrarse, únicamente, en la conducta de los
jugadores.
m.- Además, en los momentos anteriores al partido, el entrenador debe
tener en cuenta que los jugadores suelen estar nerviosos, deseando que
empiece el partido, y que en esas condiciones su capacidad atencional es
muy reducida, por lo que debe evitar transmitirles mucha información o
cualquier información compleja.
n.- En estos momentos, el entrenador debe limitarse a recordar los tres o
cuatro aspectos clave del partido, señalando «telegráficamente» las
conductas concretas que estime más prioritarias entre aquellas que los
jugadores dominen.
LA ACTUACIÓN Y ACTITUD DEL ENTRENADOR
DURANTE EL PARTIDO
El entrenador de jóvenes debe tener claro que los partidos son una
experiencia formativa única y la más importante para poner en práctica y
evaluar todo lo aprendido en los entrenamientos.
En los partidos, la conducta del entrenador puede influir decisivamente
en el funcionamiento de los jugadores, tanto favoreciéndolo como
perjudicándolo.
Para propiciar el mejor funcionamiento de sus jugadores, de
forma que la experiencia del partido sea más beneficiosa, el
entrenador debe:
a.- animar a los jugadores cuando cometan un error.
b.- ver siempre los aspectos positivos de su equipo.
c.- realizar sus comentarios o indicaciones a los jugadores de forma muy
clara, muy específica y muy concisa siendo el propósito principal de sus
comentarios centrar la atención de los jugadores y corregir errores.
d.- además de su conducta verbal, el entrenador debe evitar gestos de
desaprobación, enfado o desesperación, los comentarios o frases
despectivas hacia los jugadores y su actitud en el banquillo o al borde del
campo, debe ser manteniendo una actitud tranquila que favorezca el
buen funcionamiento del equipo y de él mismo dirigiendo el partido.
e.- valorar el rendimiento de los jugadores independientemente del
resultado.
f.- aceptar los errores con optimismo.
g.- dirigir el partido con objetividad, con independencia del marcador.
h.- transmitir mensajes positivos a los jugadores.
i.- no decir a los jugadores continuamente lo que tienen que hacer, dejar
que piensen y aprendan a decidir. No debe dirigirse continuamente a los
jugadores para decirles cómo deben actuar ya que los jugadores
necesitan autonomía y no pueden estar siempre pendientes del
entrenador. Además, muchos de ellos se sienten incómodos si el
entrenador les corrige frecuentemente, aumentando su ansiedad y
funcionando peor. Muchas veces, por este motivo, estos jugadores
«desconectan» y «pasan» de lo que el entrenador les dice.
j.- reconocer el mérito cuando intentan hacer lo correcto pero no lo
consiguen.
k.- debemos adoptar un estilo positivo y constructivo que ayude a los
jugadores. Más que recriminar y corregir es mejor y más apropiado
reforzar las conductas individuales o colectivas que quiera consolidar.
l.- el refuerzo de las acciones correctas debe ser muy generoso, sobre todo
en los equipos más jóvenes, por lo que el entrenador debe aprovechar
cualquier oportunidad que lo merezca para reforzar a sus jugadores
incluyendo su esfuerzo y sus iniciativas.
m.- debe controlar los comentarios que puedan oír los jugadores que
están en el banquillo, evitando insultos o frases despectivas hacia los que
están jugando, o cualquier comentario que denote su falta de control
sobre el partido (por ejemplo: «¡esto es un desastre!; ¡ya no sé ni qué
hacer!»). Este tipo de comentarios propiciarán el rechazo y la
desconfianza de los jugadores, tanto de los que en ese momento no
juegan y los escuchan, como de sus compañeros que juegan cuando se
enteren más tarde.
LA ACTUACIÓN Y ACTITUD DEL ENTRENADOR
DURANTE EL DESCANSO DEL PARTIDO
La actitud del entrenador y de los jugadores en el descanso del partido
es fundamental y debe considerarse crucial.
El descanso, bien aprovechado, puede ser de gran ayuda para que los
jugadores se recuperen físicamente (en la medida posible), salgan más
concentrados y se preparen para rendir mejor la segunda parte del
partido.
Pero mal utilizado, el descanso, puede resultar muy perjudicial, pues
facilita que los jugadores puedan tener imágenes o pensamientos
negativos, o reciban la influencia de elementos externos que alteren su
funcionamiento óptimo (cosas que suceden alrededor, comentarios del
entrenador o los compañeros, etc.) y se desconcentren y no rindan al
máximo en la segunda parte.
El entrenador debe demorar su entrada en el vestuario varios minutos
para que los jugadores hablen entre ellos, bajen las pulsaciones y se
relajen sin ningún tipo de presión, aprovechando el entrenador este
momento de soledad para meditar brevemente lo que quiere transmitir a
los jugadores y así no actuar impulsivamente sin una estrategia
determinada.
La pausa del descanso es muy valiosa y no debe desaprovecharse
improvisando según dicte el estado de ánimo del entrenador. Al contrario,
aunque en poco tiempo, el entrenador debe decidir cuáles son sus
objetivos y su estrategia para obtener el máximo rendimiento del
descanso.
El descanso del partido es el periodo en el que el entrenador
puede intervenir directamente en mayor medida y el entrenador
debe:
a.- hacer que los jugadores descansen, vayan al cuarto de baño, beban
agua, cambien o ajusten sus botas, rehagan sus vendajes, se pongan
hielo para aliviar el dolor de un golpe, etc.
b.- dirigirse a sus jugadores para mejorar su rendimiento en la segunda
parte, corrigiendo los errores cometidos y no dedicando el tiempo a
recriminar a los jugadores sus errores. Debe propiciar que mejore su
rendimiento en la segunda parte, aplazando para otro momento cualquier
comentario sobre lo ocurrido en el primer tiempo que no sea relevante
para conseguir este objetivo.
c.- al impartir instrucciones, es conveniente que el entrenador siga la
pauta que, en general, debe predominar en un partido: pocas, precisas y
muy claras, centradas en las conductas concretas que los jugadores
deban realizar en la segunda parte.
d.- no hablar muy rápido, hablar con energía pero sin «atropellarse»
hablando, decir frases completas, dar instrucciones claras y precisas y
utilizar palabras y frases que sean comprensibles para los jugadores.
e.- brevemente, el entrenador puede recordar, corregir o reforzar acciones
del primer tiempo, siempre que sean relevantes para el segundo tiempo,
finalizando con instrucciones muy específicas para la segunda parte.
f.- debe reforzar con el propósito de que vuelvan a repetirse en el segundo
tiempo, conductas de esfuerzo, conductas de concentración, conductas de
control y conductas de cooperación producidas durante el primer
tiempo. De esta forma, el refuerzo servirá para fortalecer la autoconfianza
de los jugadores, al destacarse conductas que dependen de ellos mismos
en un porcentaje muy alto.
Sin embargo, no es conveniente que destaque conductas esporádicas de
habilidad (por ejemplo: un tiro a puerta muy llamativo o un regate
espectacular).
g.- finalizar su charla especificando los objetivos prioritarios de
realización para la segunda parte y transmitiendo un mensaje optimista
que anime a los jugadores.
h.- finalmente, dar alguna palabra de ánimo (por ejemplo: «¡venga chicos!,
hay que seguir así, lo estais haciendo muy bien»; «¡ánimo!, ¡a seguir
luchando!») y en general, es apropiado que desvíe la atención de los
jugadores del marcador para centrarla en lo que tienen que hacer (por
ejemplo: «olvidaros del marcador», «ocuparos sólo de lo que tenéis que
hacer»).
LA ACTUACIÓN Y ACTITUD DEL ENTRENADOR
DESPUÉS DEL PARTIDO
Al finalizar el partido, es conveniente que el entrenador adopte una
actitud equilibrada con independencia de lo sucedido. Ni es bueno que
esté eufórico el día que se gana y se juega bien, ni tampoco que esté
deprimido el día que se pierde y se juega mal.
El entrenador de jugadores jóvenes debe recordar que los partidos son
una experiencia formativa única, siendo uno de sus principales momentos
el final de los mismos. En este momento, los jugadores deben aprender a
tolerar la frustración de la derrota o el mal juego, y también a situar la
victoria y el buen juego en una perspectiva apropiada.
El entrenador de jugadores jóvenes es un modelo de comportamiento que
en estos momentos, más que en ningún otro, debe mostrar conductas
adecuadas que los jugadores tiendan a imitar; y lo mismo debe aplicarse
a los padres de los jugadores.
Así, al acabar el partido es importante que el entrenador controle sus
emociones y enseñe a sus jugadores a felicitar al equipo contrario y al
árbitro, mostrándose tranquilo y respetuoso.
El partido ha terminado y ya habrá tiempo para analizarlo. Ahora, lo
importante es que el entrenador muestre su apoyo a los jugadores. Para
ello, no hace falta que organice una charla ni que, por ejemplo, intente
convencer a los que estén tristes de que no importa haber perdido. Basta
que esté allí, con ellos, que les de alguna palabra de ánimo (sin
excederse) y que se despida con optimismo hasta el siguiente
entrenamiento.
No es éste el momento de analizar nada, ni de explicar nada, ni de
corregir nada. Los jugadores deben tener tiempo para vivir sus emociones
con tranquilidad, pues este aspecto también es parte del proceso
formativo que propicia el fútbol.
El primer entrenamiento después del partido será el momento ideal para
analizar, corregir y ayudar a que los jugadores se den cuenta de los
aspectos que deben mejorar.
LA PREPARACIÓN DE MOVIMIENTOS
La preparación para el movimiento es lo que comúnmente
denominamos calentamiento.
El calentamiento es un conjunto de ejercicios de todos los músculos y
articulaciones ordenados de un modo gradual con la finalidad de
preparar al organismo para un mejor rendimiento físico y así evitar
algún tipo de lesión durante la sesión de entrenamiento o
competición.
Existen dos formas tradicionales de calentamiento:
1. Estiramientos estáticos
 Envían estímulos al músculo para eliminar la tensión
 Relaja y suelta los músculos
 Disminuye la actividad neural durante un tiempo de 2h
aproximadamente
 Produce un déficit de entre 5%-30% en potencia y fuerza
Este rutina NO es la ideal como preparación para llevar a cabo un
entrenamiento. Pero, ¿Y después del ejercicio?
 Afecta a la longitud del tejido
 Tranquiliza el sistema nervioso
 Equilibra el cuerpo

Como funciona
A diferencia de un calentamiento tradicional, la preparación del
movimiento realmente te hace más fuerte y ayuda a generar ganancias de
flexibilidad a largo plazo. Activamente se alargan los músculos en una serie
de movimientos, que pueden mejorar el equilibrio, movilidad y estabilidad.
Es como el calentamiento con un propósito.
Se debe realizar cerca de 5 a 10 repeticiones de cada ejercicio en el
movimiento preparatorio, que te hará simular y sentir el ejercicio en sí.
Tu cuerpo se irá rápidamente adaptarse a la condición de los ejercicios, y
cuando estuvieres listo, te vas a sentir calentado. Entonces estarás mejor
preparado para lo que se sigue, un duro entrenamiento.
Beneficios
 La preparación del movimiento te ayuda a integrarte físicamente y
mentalmente para el entrenamiento. Él aumenta tu frecuencia cardiaca,
temperatura central, y del flujo sanguíneo para trabajar los músculos.
 Si se tiene al menos un grupo muscular que está completamente
desvinculado de una actividad específica puede causar mucho trabajo en
otras áreas del cuerpo, lo que acaba por llevar la lesiones..es por ello que
se deben practicarlos. Un ejemplo de eso sería los pequeños músculos del
cadera, glúteo mediano, que si no fuere activado podría conducir a
problemas en la espalda, rodilla y lesión en la ingle. Es como si hubiese un
corte de energía para esos pequeños músculos. Con la preparación del
movimiento, que lleva sólo uno o dos días se puede reactivar esas áreas
inactivas.
 Al fortalecer los músculos de esa nueva gama de movimiento, se
estabilizarán todos los minúsculos músculos alrededor de tus
articulaciones que ayudan a mantener las articulaciones en conjunto. Eso
va a mejorar la postura,el desempeño y disminuir un potencial riesgo de
lesión.
El trabajo de la preparación física general repercute en diferentes
direcciones en el trabajo de los órganos y sistemas del organismo del atleta
sometido a las cargas del trabajo físico de diferentes magnitudes.
Como efecto inmediato, retardado o acumulativo de las cargas físicas
generales se provocan un grupo de alteraciones biológicas y psicológicas en
el organismo del deportista.

Sistema cardiovascular
 Los valores fisiológicos de su sistema cardiovascular se modifican
obteniendo patrones en su ritmo cardíaco, consumo máximo de
oxigeno, frecuencia cardíaca y respiratoria que permiten que el
organismo trabaje con un menor costo energético.
 Aumenta el tamaño de las cavidades del corazón, por lo tanto la
cantidad de sangre en cada latido, mejorando la posibilidad de
transporte de sustancias nutritivas.
 Mejora el trabajo cardíaco, en sentido general, producto de su
fortaleza, por lo que puede impulsar la sangre a lugares más lejos
con mayor velocidad y economía.
 Aumentan los latidos en actividad y disminuyen en reposo.
 Aumentan los vasos sanguíneos (en número y tamaño).
Sistema respiratorio
 Aumenta la ventilación pulmonar y el organismo se oxigena mejor.
 Disminuye la frecuencia respiratoria (número de respiraciones por
minuto) y aumenta la profundidad de cada respiración.
 Aumenta la capacidad vital.
Sistema nervioso
 Aumenta la velocidad de reacción y la coordinación de los
movimientos.
 Favorece la eliminación de la tensión nerviosa y el stress, producido
por las intensas y extenuantes cargas, así como la monotonía que en
muchos casos implica las largas sesiones de trabajo especiales y de
la propia competencia.
 Se fortalecen la cualidades volitivas, el autocontrol y la confianza en
sí mismo, que surgen ante la necesidad de enfrentarse a complejos y
prolongados estímulos.
Sistema locomotor
 Los músculos ganan en resistencia, fuerza, velocidad de contracción,
coordinación intra e intermuscular.
 Se mejora la hipertrofia muscular, a partir de ejercicios con bajos
pesos y muchas repeticiones.
 Se incrementa la capacidad aeróbica muscular a partir del trabajo
de resistencia muscular local.
Capacidad general del organismo
 Disminuyen notablemente las enfermedades, sus mecanismos de
defensa se perfeccionan hasta límites insospechados.
 Al mejorar la salud y perfeccionar la capacidad de trabajo del
deportista, permite que cada vez se asimilen cargas de
entrenamiento más elevadas y el mecanismo de adaptación se
acelere, por lo que garantice sucesivamente que el atleta asimile las
cargas especiales con mayor velocidad de asimilación y respuesta.
CORE
Qué es el core:
Core es una palabra en inglés que significa núcleo o centro, se utiliza
para nombrar toda la zona muscular que envuelve el centro de gravedad
de nuestro cuerpo, que lo encontramos justo debajo del ombligo,
aunque dependerá de varios factores como del movimiento del cuerpo.
El Core es nuestra faja abdominal, podríamos decir que seria como
nuestro corsé, formado por músculos. Éste núcleo es un componente
clave en la construcción de un cuerpo fuerte, tanto en salud como para
atletas. Ya que al realizar la mayoría de movimientos tanto deportivos
como cuotidianos se utiliza la musculatura del Core. Hay que aclarar
un concepto erróneo que muchas veces tenemos y es que el core no es
simplemente el six-pack (recto anterior) sino que un conjunto de
músculos, que trabajan en sintonía.

Que músculos componen el core:


Diferentes autores incluyen diferentes músculos, pero en línea general
se coincide que esta formado por los abdominales, oblicuos,
musculatura profunda de la columna, musculatura lumbar, flexores
y extensores pélvicos y los glúteos. Es decir toda la musculatura que
envuelve la parte central de nuestro cuerpo.
Qué nos aporta:
– Nos aporta estabilidad. El core es el centro de gravedad del cuerpo, y
hace que desarrollemos un buen equilibrio y una buena coordinación.
– Control de nuestra postura corporal: Un Core fuerte nos permite un
mayor control de la postura de nuestro cuerpo.
– Reducen el riesgo de lesiones, porque nos permite mantener estable
el cuerpo y proporciona más fuerza a nuestras extremidades.
– Nos alivia el dolor de espalda: Los estudios nos muestran que más
fuerte tengamos el core menos dolor de espalda se padece y cuando se
tienen el dolor en la zona lumbar el entreno controlado de core lo alivia.
– Mayor eficiencia en los movimientos y : Un core fuerte hará que
haciendo menos tengas más, es decir que tus movimientos podrán ser
más potentes.
– Nos ayuda a respirar mejor.
– Protege los órganos internos.
Cómo entrenarlo
No debemos tener la errónea idea de que trabajar el core es solo
trabajar los abdominales de toda la vida, en la cual se flexiona y se
extensiona la cadera. Hay mucho más incluso podríamos decir que el
abuso de ese ejercicio nos puede provocar problemas de espalda.

Por otra parte es muy importante hacer una buena progresión de


ejercicios ya que pueden ir de muy sencillos a muy complicados y con
un control corporal muy elevado. Por lo tanto es recomendable empezar
por niveles sencillos e ir aumentándolo.

El trabajo de core como base se compone de ejercicios de fuerza


implicando un control corporal.

El fortalecimiento del 'core' es esencial para los deportistas, ya sean


a nivel 'amateur' o profesional; que se dedican al 'runnning' o al
ejercicio con peso. ¿Cuántas veces has sentido que tu cuerpo no
acompañaba a tus piernas durante una carrera? Bien, pues el 'core',
en mayor o menor medida, es responsable de ello.
El problema del 'core' es que está muy poco valorado y no caemos en
la cuenta de entrenarlo lo suficiente. ¿Cuándo fue la última vez que
le dedicaste tiempo a tus abdominales? ¿Y a la espalda? Eso por no
hablar de los músculos de las caderas... Todo ello redunda en que ésta
parte de nuestro cuerpo no esté lo suficientemente entrenada
respecto al resto.
La importancia del 'core' es clave para lograr armonía y el balance en
nuestro cuerpo. Entre los beneficios de entrenar el 'core' están:
un mejor equilibrio y estabilidad, menor gasto energético y por tanto
mayor rendimiento, una mejor actitud corporal y menor dolor
articular. Todo son beneficios.
Para conseguir una completa armonización deberás incluir en tu
rutina semanal todos estos músculos que forman parte del 'core'...
- Abdominales: En primer lugar, hay que entrenarlos. En segundo, no
hay que hacerlo 'a lo loco'. Uno de los errores más comunes a la hora de
ejercitar nuestros abdominales es repetir uno tras otro hasta la
extenuación. Hay que hacerlo desde varios ángulos (¿has trabajado los
oblícuos y los hipopresivos?) y tratar a los abdominales como un
músculo más: se recupera antes, sí, pero no quiere decir que no se
canse. Trata a tus abdominales como un músculo igual (o más) de
importante que tus glúteos, por ejemplo.
- Espalda baja: No se entenderían los músculos de la espalda sin los
abdominales... Trabajar la parte baja de la espalda nos dará el
contrapunto perfecto a nuestros abdominales. Para ejercitar nuestra
espalda baja tenemos mil variantes de peso muerto que nos darán
buenos resultados. Además, su fortalecimiento reducirá los dolores que
te acompañan.
- Glúteos y caderas: Tal vez piensas que por salir a correr tus glúteos
ya están lo suficientemente ejercitados. Otro error. 'Ataca' tus glúteos
desde todos los ángulos posibles y no tengas miedo a buscar nuevos
movimientos para tus caderas. Te sorprenderá la variedad de ejercicios
que puedes hacer.

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