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Administración 3° B Economía. Año 2018.

Colegio Santa Maria

Trabajo de traducción del inglés al español

Capitulo 1 libro Management Gurus

“Welcome to the machine. The life of Frederick Taylor”

En su película de 1936 “Modern Times”, Charles Chaplin muestra la vida empresarial como una
especie de pesadilla. La película se ubica en una gran fábrica donde los trabajadores forman en su
conjunto una máquina productiva. Los trabajadores no tienen permitido hablar, y de ellos no se espera que
razonen. Sus empleos son aburridos y sus vidas están controladas por un reloj. Cada acción es medida
por los gerentes de batas blancas. Sobre todos ellos, está el jefe. Es el hombre que posee y controla todo.
Incluso da órdenes a los trabajadores mientras están en los baños de la empresa.

Según Chaplin, éste fue un horrible mundo que fue creado a partir de las ideas de Frederick Taylor.
Hoy en día, Taylor es recordado como el padre de la Administración Científica. Se considera que Taylor
tuvo mayor aporte en el comercio que cualquier otro pensador. Los métodos de Taylor fueron adoptados
por numerosos comerciantes, como Henry Ford en E.E.U.U., y varios líderes políticos, como Lenin en
Rusia. Aún hoy, la gran mayoría de las empresas aún se maneja con sus ideas.

Sin embargo, siempre hubo un problema muy grande con Frederick Taylor y sus ideas: él nunca
comprendió a la gente. En su vida comercial, nunca alcanzó un buen nivel como “manager”, por el hecho
de estaba en un constante desacuerdo con sus empleados. En su vida privada, solía comportarse de
manera extraña.

De hecho, en sus años posteriores, se encontró con Charles Harrah, uno de sus antiguos jefes, en
la entrada de un hotel.

-¿Cómo estás?- Preguntó Taylor.

-Oh, muy bien.- dijo Harrah -Estoy consiguiendo millones y millones de dólares. En realidad, estoy
planeando construir un manicomio.

-Oh ¿enserio?- Dijo Taylor

-Sí, enserio.- dijo Harrah -Y estoy guardando todo un piso para vos.

Frederick Taylor nunca intentó la administración. Su familia fue una de las más ricas en Philadelphia
y sus padres tenían muchas esperanzas por él. Los Taylor vivieron en una gran casa con sirvientes. Se
tomaron unas vacaciones muy costosas en Europa y a la edad de 16, el joven Fred aprendió francés y
alemán. Parecía listo para vivir una vida de lujo.

En la escuela, Fred fue un excelente alumno y un deportista que amaba el tenis. Cuando la
Universidad top de los Estados Unidos, Harvard, lo aceptó como abogado, parecía que su futuro estaba

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decidido. Pero Frederick Taylor tenía un gran problema; el siempre intentaba todo de la forma más difícil
para entrar a Harvard.

El problema de Taylor era qué él siempre se esforzaba demasiado para todo, para aprobar el
examen de admisión de Harvard, él estudió día y noche y leyó muchos libros. Después de que Harvard lo
aceptará, descubrió que tenía un problema en los ojos.

Él estaba muy preocupado y le dijo a sus padres:

-Si tengo un problema en los ojos ahora ¿qué serán de ellos en unos años después de esforzarme
estudiando?

Sus padres intentaron hacerlo sentir mejor:

-Tus ojos mejorarán Fred, solo necesitan de un descanso.

Pero el descansar era algo que a Taylor nunca le gustó, así que él no espero para que sus ojos
mejoraran, por lo contrario, cambió su vida por completo cuando les dijo a sus padres su nuevo plan.

-¿Cómo puedes hacer eso?- preguntaron sus padres -Después de la educación que recibiste.

Pero Taylor sabía lo que quería

-Decidí aceptar un trabajar como un obrero del montón en una de nuestras fábricas locales.

Taylor siempre ha odiado trabajar con sus manos, pero durante los siguientes cuatro años, él
aprendió a cortar metal y a operar máquinas. Sus colegas eran hombres rudos de las zonas pobres de
Pittsburgh. Se sorprendieron al encontrar a este joven caballero en su fábrica, y le preguntaron qué hacía
él ahí. Taylor era muy diferente a ellos. Taylor era un hombre joven religioso al que no le gustaba la
manera en la que tomaban alcohol o fumaban tabaco. Pero estos hombres fueron amigables con Taylor, y
éste fue familiarizándose con su comportamiento hasta adoptarlo, sorprendiendo a sus familiares con un
mal uso del lenguaje que aprendió en su lugar de trabajo.

Sin embargo, Taylor no fue ningún éxito para la fábrica, por lo que al terminar su entrenamiento, su
jefe le dijo que no existía ningún futuro para él en la fábrica. A los veintidós años, Taylor quedó
desempleado ¿Qué pudo hacer? Él no quería pedir por ayuda de sus adinerados amigos ni usar el dinero
de su familia con el fin de un nuevo comienzo. En lugar de ello, eligió nuevamente la opción más difícil.
Aceptó trabajar para otra empresa fabril de Pittsburgh, llamada Midvale Steel Works.

Midvale estaba conformada por un grupo de 5 o 6 edificios antiguos, en la parte más pobre y sucia
de la ciudad. Masas de humo negro eran liberadas por las chimeneas hacia el cielo. Los trabajadores eran
más rudos que los anteriores y los jefes eran más estrictos. Pero Taylor sabía que podía ser exitoso.

Su experiencia a través de los años han hecho que se interese en las maquinas. Cuando el dueño
de Midvale, William Sellar, pidió la opinión de algunos trabajadores sobre sus planes para una nueva
máquina, Taylor vio una gran oportunidad: tomo los planes de Sellar y los llevo a su casa para estudiarlos

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detenidamente. Inmediatamente Taylor noto que había algunos problemas y paso los siguientes días
despierto hasta tarde buscando soluciones.

Al principio de la semana toco la puerta de William Sellar:

-¿Qué quieres?- dijo Sellar cuando vio al joven trabajador.

- Quiero hablar con usted sobre planes para la nueva máquina- dijo Taylor – Temo que he
encontrado un par de problemas señor-.

-¿En serio?-dijo Sellar.

- Si señor-responde Taylor.

- Y cuando pido una opinión- continuo Sellar- Espero una opinión, no tus ideas.

Sellar se alejó un momento y tiró los papeles de Taylor en el fuego que estaba en una esquina de la
habitación.

-¿Entendiste?- pregunto Sellar.

-Si señor- dijo Taylor mientras sus ideas desaparecían por la chimenea.

Los jefes en Midvale eran bastante estrictos con Taylor, pero podían ver que era muy inteligente
como para quedarse en el mismo trabajo por tanto tiempo. Luego de unos meses, le pidieron que se
convierta en gerente de un pequeño grupo de trabajadores. Taylor estaba muy emocionado. Él pensaba
que los trabajadores de Midvale eran vagos y estaba seguro de que el podría hacerlos trabajare más duro.
Los trabajadores inmediatamente se preocuparon.

-No esperarás que trabajemos más ¿o sí?- preguntaron los empleados.

-Obvio que si- respondió Taylor- Pero no se preocupen, tengo algunas ideas que pueden
ayudarlos.- Vamos a empezar a trabajar científicamente-.

Durante los próximos 3 años en Midvale, Taylor y los trabajadores estuvieron en guerra.

Taylor pensaba que podía encontrar la mejor manera de hacer todos los trabajos en la fábrica. Así
que estudio a cada uno de los trabajadores hasta que encontraba una forma más rápida de hacerlo mas
rápido. Luego le enseñaba el nuevo método a uno de los trabajadores del equipo. Taylor era un gran
maestro y el empleado al poco tiempo estaba trabajando más rápido que antes. Lamentablemente, a los
otros miembros del equipo no les gustaba esto, sentían que el resto se veía inferior. No mucho tiempo
después, Taylor descubrió que todos los miembros de su equipo estaban trabajando a la (lenta) velocidad
de antes. Y eso hizo que se enojara.

-¡Estás aquí para trabajar!- gritó a los hombres- si trabajaran más, la empresa va a ganar más plata.
Si la compañía gana más plata, ustedes reciben más dinero- cuando trabajan duro nos beneficia a todos
¿no entiendes?

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Pero los trabajadores no entendían y Taylor tuvo que que internar métodos más duros. Ahora,
cuando le enseñaba a un trabajador una nueva forma de trabajo, él dejó en claro que el trabajador debía
trabajar más rápido. Si él no trabajaba más rápido, Taylor lo castigaba. Pero, por supuesto cada vez que
un trabajador era castigado, hacía la situación mucho peor. Y no pasó mucho tiempo para que los
trabajadores tomaran represalias. Ellos empezaron rompiendo las máquinas de las fábricas. Los jefes de
Taylor estaban asustados y le pidieron que resuelva el problema inmediatamente. Su solución era simple.
Cada vez que una máquina era dañada, los trabajadores tenían que pagar por ella.

Los daños a las máquinas terminaron pronto pero el método de Taylor no. En una ocasión, él notó
una pequeña marca en una de las máquinas de los trabajadores.

-“Ustedes pagarán por esto”, le dijo Taylor a los trabajadores que operaban.

-“Pero yo no lo hice”, dijo el trabajador. “Esa marca siempre estuvo ahí”.

-“No pongas excusas” dijo Taylor. “Vos lo vas a pagar”.

Los trabajadores en el equipo de Taylor empezaron a producir más, pero esta actitud fue causa de
grandes problemas y sus amigos empezaron a preocuparse.

-“Yo no pienso que sea seguro que vos camines solo a casa esta noche” dijo uno de sus colegas.
“La gente dice que algunos de los trabajadores están planeando dispararte”.

Frederick Taylor se rió.

- “Déjalos que intenten” dijo Taylor.

Aunque los trabajadores de Midvale no estaban contentos con sus métodos, a Taylor le empezó a
interesar más y más las soluciones científicas a los problemas. Sus ojos eran ahora mejores y entonces
decidió volver a sus estudios. Pero esta vez no quería estudiar derecho en Harvard; en cambio, él quería
ser un ingeniero. El empezó un curso en el Instituto de Tecnología Stevens, una universidad local. El curso
fue difícil y significaba que Taylor debía estudiar por 3 o 4 horas en la tarde después de un largo día de
trabajo en Midvale.

A medida que Taylor aprendía más sobre sus materias, él pensó de formas de usar ideas de
ingeniería en otras áreas de su vida. Una de estas fue tenis.

Porque la familia de Taylor era tan religiosa, no le permitían trabajar los domingos. Pero no les
importaba si jugaba tenis. Entonces todos los domingos, Taylor y su amigo, Clarence Clark, practicaban
tenis por horas y horas y horas. En 1881, ellos decidieron entrar en la competencia nacional de US - este
evento se llamaba US Open. Taylor sabía que él y sus amigos eran buenos jugadores, pero él quería
prepararse para la competencia de una manera moderna y científica.

Taylor se dio cuenta que un jugador de tenis debía estar en forma. ¿Pero cómo podría estar en
forma, si se pasaba todo el tiempo estudiando y trabajando? Su solución era simplemente reducir las
horas de sueño. Entonces después de terminar sus estudios después de medianoche cada día, Taylor se
ponía sus zapatos para correr y corrió varios kilómetros por las oscuras y vacías calles de Philadelphia. Al

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principio, la policía local lo paraba para hacerle unas preguntas. Pero pronto se dieron cuenta y dijeron,
“Es ese extraño joven Mr. Taylor otra vez”.

Taylor también pensó seriamente sobre el equipamiento de tenis que estaba usando. Él estaba
seguro que iba a encontrar una forma de mejorarlo. Durante las prácticas de los domingos, Taylor y Clark
probaban nuevas ideas.

Cuando llegaron a la competencia nacional de tenis, todas las personas se interesaron


inmediatamente en ellos. Uno de los otros participantes señaló la extraña cosa que llevaba Taylor en su
mano.

-”¿No vas a jugar con esas cosas al tenis, no? le preguntó.

-”Por supuesto,” respondió Taylor. “¿Por qué no?

-“Pero eso parece una cuchara,” dijo el joven. Todos se rieron.

-”Solo esperen y vean” dijo Taylor tranquilo.

Hacia el final de la competición, las risas se habían detenido. Aunque su equipamiento fuera
extraño, Taylor y Clark no perdieron ni un solo juego y se convirtieron en los ganadores de la competición
nacional de tenis de US de 1881.

De vuelta al Midvale Steel Works, los jefes comenzaron a notar al joven Frederick Taylor. Ellos
admiraban su energía y su ruda actitud hacia los trabajadores. Además les gustaron sus ideas para
nuevas herramientas y máquinas. Definitivamente, nadie tiró sus planes al fuego nunca más. Poco
después él terminó su curso de ingeniería en 1883, Taylor se convirtió en el Midvale´s Chief Engineering
Officer. En tan solo 6 años había pasado de tener el trabajo de un trabajador ordinario a transformarse en
uno de los mayores administradores de la compañía.

La gente de afuera de Midvale empezó a escuchar acerca de Frederick Taylor. En 1890, le pidieron
que se convirtiera en el “General Manager of the Manufacturing Investment Company”, un negocio el cual
tenía varios números de fábricas de papel. Taylor estaba muy satisfecho. Era un mejor trabajo y pagaban
más dinero. Lo más importante, fue que además le dieron más oportunidades para probar sus ideas sobre
ingeniería y administración.

Pero la Manufacturing Investment Company realmente no estaba preparada para las ideas de
Taylor y él pronto comenzó a tener problemas con los jefes y los trabajadores.

Los dueños de la compañía estaban preocupados sobre las grandes cantidades de dinero que
empezó a gastar en nuevas máquinas y nuevo equipamiento.

-”El negocio no puede pagarlo”, le dijeron. “Necesitamos ganar dinero antes de poder gastarlo”.

Pero, como siempre, Taylor tenía una razón científica para el gasto.

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- "Cada trabajador", explicó, "vale $ 3,000. Entonces, si una máquina puede reemplazar a un
trabajador y cuesta menos de $ 3,000, tiene sentido económico perfecto comprarla".

Pero los dueños de la compañía no estuvieron de acuerdo.

Los trabajadores de las fábricas de la compañía también pronto se enojaron con Taylor. Para que
las fábricas de la compañía fueran más seguras, Taylor les dijo a algunos de los trabajadores que tenían
que trabajar tras las rejas.

"Debe comprender", explicó Taylor, "que esto es lo que le conviene. Quiero que esté a salvo en el
trabajo".

Pero los trabajadores no vieron cosas así.

"No podemos trabajar tras las rejas", se quejaron. "¿Qué cree que somos? Animales, es como
trabajar en un zoológico".

Taylor sintió que todos lo criticaban y se volvió cada vez más infeliz en su trabajo. Para empeorar
las cosas, la compañía no ganaba mucho dinero. Todos estuvieron de acuerdo en que Taylor tenía
muchas ideas, pero ¿funcionaron? La respuesta pareció ser "No".

Taylor no sabía qué hacer. ¿Debería quedarse o debería irse? Al final, no tuvo que tomar una
decisión.

En 1893, la economía de los Estados Unidos golpeó algunos problemas serios. De repente, nadie
tenía dinero. La gente dejó de comprar cosas. El valor del dólar estadounidense cayó como una piedra.
Estaba claro que la Manufacturing Investment Company nunca podría ser un éxito. Taylor tuvo que irse y
encontrar un futuro en otro lugar.

Los siguientes años fueron difíciles para él. Aunque lo intentó muy duro, no pudo encontrar un
trabajo regular. En cambio, vendió consejos sobre ingeniería y administración a varias compañías en el
noreste de los EE. UU. Era un trabajo que permitía a Taylor ver cómo operaban otras compañías. Cuanto
más veía, más ideas tenía. Ahora, solo necesitaba una oportunidad para probarlos.

Su oportunidad llegó en 1898 cuando le ofrecieron un trabajo como gerente de Bethlehem Steel
Works. Taylor no podía esperar para comenzar a trabajar. Para su primera prueba, eligió el más simple de
todos los trabajos en la fábrica. Este era el trabajo de mover piezas de hierro de un lugar a otro. Durante
semanas, Taylor y sus asistentes estudiaron a los trabajadores. Descubrieron la mejor manera de recoger
un pedazo de hierro. Usaron relojes para averiguar qué tan rápido un trabajador podía llevar un pedazo de
hierro a cierta distancia. También decidieron cuánto descanso necesitaba un trabajador para trabajar lo
más duro posible. Intentaron responder la pregunta: ¿qué sucede si administramos al ser humano de la
misma manera que operamos una máquina?

Cuando terminaron su estudio, Taylor se sentó con sus asistentes y explicó sus hallazgos.

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"De acuerdo con nuestro estudio", dijo Taylor, "un buen trabajador puede mover entre cuarenta y
siete y cuarenta y ocho toneladas de hierro al día".

"Pero eso es extraño", dijo uno de los asistentes. "Por el momento solo mueven doce toneladas por
día".

"Exactamente", dijo Taylor. "¿No es grandioso? Tenemos la oportunidad de mostrarles a todos que
la gestión científica realmente produce resultados".

"¿Pero cómo vamos a hacer que estas personas trabajen en nuestra nueva forma?" preguntó otro
asistente.

"No hay problema", dijo Taylor. "Mientras más trabajen, más ganarán. La compañía estará feliz y el
trabajador estará feliz. ¡Nadie puede perder!"

Luego necesitaron un trabajador para probar los resultados del estudio. Los asistentes de Taylor
ahora conocían muy bien a todos los trabajadores e inmediatamente sugirieron a un joven llamado
Schmidt. Era grande y fuerte y tenía una familia joven, por lo que era seguro que necesitaba más dinero.

En la fábrica, un día, Taylor llamó a Schmidt.

"Schmidt", dijo Taylor. "¿Eres un hombre caro o un hombre barato?"

Schmidt lo miró y pensó mucho. "¿Qué quieres decir?" preguntó.

"Oh, realmente, señor Schmidt", dijo Taylor, "No es una pregunta muy difícil. Déjeme decirlo de otra
manera. ¿Prefiere ganar $ 1.15 por hora o $ 1.85?"

Schmidt todavía parecía inseguro, por lo que Taylor continuó: "Creo, señor Schmidt, que preferiría
ganar $ 1,85. Todos prefieren ganar más por su tiempo. Es una ley de la naturaleza humana".

"Tal vez", coincidió Schmidt.

"Excelente", dijo Taylor. "Ahora, si quiere ganar $ 1.85, debe hacer exactamente lo que le digo.
Cuando le digo que recoja un pedazo de hierro, lo recoge. Cuando le digo que camine, usted camina. Y
cuando le digo descansar, descansa. ¿Estás de acuerdo?

Los otros trabajadores estaban negando con la cabeza.

"No lo escuchen", llamaron a su colega. Pero Schmidt ya estaba pensando en el dinero extra.

"Está bien", dijo. "Lo haré."

Schmidt hizo exactamente lo que le dijeron y pronto se movía un 60 por ciento más de hierro todos
los días. El dinero extra que ganó hizo una gran diferencia en su vida. A los otros trabajadores no les
gustaban las ideas de Taylor, pero tampoco les gustaba el hecho de que Schmidt estuviera ganando
mucho más dinero de lo que era. Uno por uno, acordaron usar el nuevo método de trabajo de Taylor.

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Pero muchos de los trabajadores descubrieron que no podían ganar tanto como Schmidt,
simplemente porque no eran tan fuertes como él. De hecho, siete de cada ocho trabajadores no podían
trabajar tan duro como Taylor preguntó. Taylor vio solo una solución: tuvieron que irse.

Algunos de los otros gerentes de la compañía comenzaron a preocuparse.

"¿Estás seguro de que tu nuevo método es justo?" ellos le preguntaron.

"Por supuesto que sí", respondió Taylor. "Estos hombres hacen un trabajo honesto por un día
honesto. Por supuesto, es triste que algunas personas se tengan que ir. Pero una de las cosas más
importantes sobre una buena gestión es encontrar al hombre adecuado para el trabajo correcto".

Taylor pronto comenzó a organizar el trabajo del resto de la fábrica de la misma manera. Primero,
observó a los trabajadores y midió la velocidad de cada movimiento que hicieron.

Taylor había tenido suficiente de negocios. Pero al menos había demostrado que su idea de la
gestión científica podría funcionar. Volvió a su casa y escribió piezas para revistas y periódicos que
explicaban sus ideas. Viajó por el país y dio habla con grupos de hombres de negocios y expertos en
ingeniería.

Poco a poco, más personas se interesaron en la idea de la gestión científica.

Luego, en 1910, Taylor se hizo famoso de repente. El gobierno de los Estados Unidos estaba
teniendo una reunión sobre los diferentes costos del tren y el viaje por mar. Las compañías ferroviarias
dijeron que no lo hicieron.

Al apoyar su argumento, los armadores explicaron que las compañías ferroviarias no necesitarían el
dinero si mejoraran su gestión. Para explicar su punto, pidieron a algunos gerentes que hablaran sobre un
hombre llamado Frederick Taylor y una nueva idea llamada administración científica.

"Si el ferrocarril introdujera esta idea", le dijo un gerente al gobierno de los EE. UU., "ahorrará un
millón de dólares al día". Otros gerentes dijeron que la gestión científica podría reducir los costos y
aumentar el sueldo de los trabajadores en un 100%

Al día siguiente, el nombre de Taylor y una descripción de sus ideas aparecieron en todos los
periódicos. Todos en el mundo de los negocios de Estados Unidos hablaban de gestión científica. De
hecho, era el momento adecuado para las ideas de Taylor. A principios de 1900 en Detroit, otro ingeniero,
llamado Henry Ford, había comenzado un nuevo negocio que fabricaba automóviles. En ese momento, los
autos eran muy caros y solo pertenecían a las personas más ricas del mundo. Pero Ford creía que era
posible vender automóviles a un precio que la gente común podía pagar. Simplemente necesitaba reducir
el costo de hacerlos. Para hacer esto, decidió fabricar un solo tipo de automóvil en un solo color: el famoso
Ford T negro modelo. En su fábrica, también comenzó a fabricar el modelo Ts de una nueva manera. Su
método fue mover el auto a lo largo de una línea mientras los trabajadores le agregaban piezas. Los
trabajos de los trabajadores fueron muy aburridos, porque hicieron lo mismo una y otra y otra vez, todo el
día. Pero Ford no estaba preocupado por eso; para él, los trabajadores eran solo otra parte de la máquina.
Una vez dijo: "Cuando quiero un par de manos, ¿por qué tengo un ser humano también? Hasta ahora, The
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Ford Motor Company fue muy exitoso. Su fábrica en Detroit producía un automóvil nuevo cada cuarenta
segundos, y el precio de un nuevo automóvil Ford pronto cayó por debajo de los $ 300. Como resultado,
millones de personas compraron automóviles Ford y Henry Ford se convirtió en el hombre más rico del
mundo. Por supuesto, todos querían conocer los secretos de su éxito. Cuando se enteraron de Frederick
Taylor, muchos creyeron que podía darles las respuestas que querían. Las ideas de Ford y Taylor fueron
muy similares. Tanto Ford como Taylor creían que los trabajadores no querían ni debían tener
responsabilidad. Sin sus gerentes, los trabajadores no eran nada. El trabajo del gerente era encontrar a los
mejores trabajadores y enseñarles a trabajar de la mejor manera posible. No importaba si los trabajadores
no estaban contentos. Se les pagó una paga de un día honesto por el trabajo de un día honesto y era su
trabajo simplemente obedecer. Sus ideas fueron guiadas. Estas fueron las ideas sobre las que escribió
Taylor en su libro de 1911. Los Principios del Manifiesto Científico. Fue un gran éxito Cuando dio una
charla en la ciudad de Nueva York un tiempo después, ¡asistieron 69,000 personas! Los gerentes que
siguieron las ideas de Taylor fueron famosos por sus relojes. Todos querían que las personas trabajaran lo
más rápido posible, por lo que necesitaban sus relojes para medir la velocidad de los trabajadores. Taylor,
también, amaba los relojes y llevaba un caro suizo con él a donde quiera que fuera. En 1917, cuando fue
ingresado en el hospital por una enfermedad, los doctores y enfermeras pronto notaron que Taylor siempre
cerraba el reloj exactamente a la misma hora. Luego, una mañana temprano, una enfermera oyó un sonido
en la habitación de Taylor a las cuatro en punto por la mañana

Qué extraño 'pensó ella. Mr. Taylor generalmente tiene tales hábitos. ¿Por qué está enrollando su
reloj tan temprano en el día? De hecho, fue la última acción de Taylor. Cuando la enfermera miró la
habitación solo una hora más tarde, descubrió que Taylor estaba muerto, parecía correcto que esta fuera
la acción final del hombre que había hecho a tantos otros sirvientes del reloj. En los años posteriores a su
muerte, las ideas de Frederick Taylor se extendieron por todo el mundo. Sus libros fueron traducidos a
muchos idiomas diferentes. Las fábricas de California a Siberia se organizaron según sus métodos. Las
máquinas llegaron primero y la gente quedó en segundo lugar. Los gerentes aprendieron a controlar y se
les enseñó a los trabajadores a obedecer. La palabra del jefe era la ley. Pero hoy en día, muchas personas
cuestionan la gestión científica de Frederick Taylor. ¿Realmente produce los mejores resultados? ¿Los
gerentes siempre saben mejor? ¿Es cierto que las personas solo trabajan por dinero? ¿Es verdad que no
quieren responsabilidad? Pero aunque sus ideas son a menudo cuestionadas, es cierto que hay muchas
empresas en el mundo que aún no han olvidado las lecciones de Frederick Taylor.

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