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POSICIÓN ISÓSCELES MODERNA-DINÁMICA, LA MÁS NATURAL PARA RESPUESTA DE TIRO A DOS

MANOS: Lo natural es lo que mejor funciona bajo estrés real

De Ernesto Pérez Vera - febrero 03, 2014

Por, Ernesto Pérez Vera

Instructor de Tiro Policial y Defensivo

Sobre posiciones y técnicas o posturas de tiro policial y defensa se ha


escrito mucho y aún más fotografías se han realizado y publicado de tales posiciones, las cuales, a
veces, reciben nombres de difícil pronunciación y memorización. No está mal el conocer todo lo
que se ha usado, innovado y publicado respecto a las posiciones o técnicas de tiro, es más, es
bueno conocerlo todo porque así se puede llegar a entender la evolución del tiro, del
entrenamiento policial y de la realidad de un enfrentamiento. Todo suma.

En este temario no se pretende analizar todas y cada una de las posiciones de tiro que se vienen
usando internacionalmente en el mundillo policial, son muchas y algunas, además, tienen
variantes. Si se repasaran todas las técnicas conocidas, el tema se haría casi interminable. Vamos a
conocer, con énfasis, las virtudes de la técnica Isósceles Moderna-Dinámica. Esta técnica es la que
más naturalmente se puede adoptar, a dos manos, en situaciones emocionalmente críticas.

Otras técnicas conocidas, tanto de tiro a una mano como a dos, pero que no vamos a detallar,
son: Posición Mejicana, Policía Crouch, Yanqui, Rodesiana, Tendido, Rodilla, Point Shooting, Jordan,
FBI, etc. Casi todas poseen versiones que se adaptan a determinadas circunstancias, siendo
compartida siempre la misma filosofía y metodología. Algunas de las técnicas referenciadas serán
vistas más adelante en este mismo tema.
Experiencia y perspectiva del autor del temario: mi paso desde Weaver a otras técnicas más
naturales…

Admito que durante muchos años he sido tirador habitual desde la posición Weaver, si bien, en
ocasiones, usaba otras como la Californiana u otras de tiro a una sola mano. Hasta aquí todo
normal. En España es lo que había en los años ochenta del siglo XX y, por desgracia, lo único que
sigue habiendo en demasiados programas de formación policial. Cuando la principal de mis
posiciones de tiro era esta, la Weaver, un amigo me filmó en vídeo durante un entrenamiento y
tras ello analizamos las imágenes obtenidas. Después de ese día dejé de usar esa técnica.

En ese vídeo se me veía tirar apuntando sin


límite de tiempo y con tranquilidad, a distintas distancias y siempre en Weaver. Los resultados
plasmados en el blanco eran, casi siempre, satisfactorios para mí. Lo curioso del asunto es que
cuando los ejercicios se hacían bajo presión “extrema”, a distancias cortas o medias, y llegaba el
momento del desenfunde y del tiro de emergencia: no siempre me salía la posición Weaver. En
esos casos, muchas veces y sin que yo lo pensara o predeterminara, exteriorizaba algo similar a la
posición Policía Agachado, pero sin paralelismo de pies, o sea que las piernas quedaban algo más
abiertas, al igual que los pies.

La posición en cuestión era una en la que yo proyectaba ambos brazos totalmente extendidos
hacia delante, asiendo el arma con ambas manos a la altura de la cara y centrada a su vez con la
cabeza (rostro), quedando los brazos paralelos al suelo y ambos, a la vez, perpendiculares al
tronco, pero con éste ligeramente inclinado hacia el blanco. Las piernas se presentaban
flexionadas y abiertas. Además de que salía sin intención premeditada, los disparos se
desencadenaban muy rápidamente y con buena precisión. Seguramente eran más precisos que en
la posición que tenía archi entrenada, la Weaver.

Creo que lo más sorprendente es que el encare o toma de miras era, en el caso de que me diera
tiempo a tomarlas, infinitamente más natural y rápido.
La técnica Weaver fue puesta a punto, allá por el año 1958, por el sheriff californiano Jack Weaver.
Tras la invención norteamericana, ha sido utilizada con mucho éxito en casi todos los países del
mundo. Para muchos expertos fue, durante décadas, la mejor técnica de tiro a dos manos, pero
claro, siempre que existiera tiempo de apuntar o tomar miras (uso de los elementos de puntería).
Tanto ayer como hoy, sus defensores consideran que es una técnica de tiro que permite el tiro
rápido con cierta precisión, pues la metodología de la técnica es similar a la del tiro con arma
larga.

Si Weaver la creó, Jeff Cooper, coronel retirado del Cuerpo de Marines, la puso de moda en el
circuito de tiradores deportivos de tiro dinámico (IPSC) y también entre los profesionales armados.
Para estar seguro de utilizar bien esta técnica, se precisa cumplir las condiciones que muy
sucintamente se relacionan:

1°. El pie izquierdo estará ligeramente


adelantado. El hombro izquierdo algo echado hacia delante. (Ahora, y en adelante, se considerará
que hablamos para un tirador diestro).

2°. Las rodillas estarán ligeramente flexionadas y las piernas separadas para dar una buena base y
sostener con firmeza.

3°. La mano fuerte o dominante, la que sostiene el arma, será dirigida hacia delante por el
hombro.
4°. El hombro del brazo que sostiene el arma estará ligeramente flexionado para que el arma
permanezca estable.

5°. La mano fuerte (la que empuña el arma) sostendrá firmemente el arma, sin temblar.

6°. El dedo índice de la mano fuerte quedará libre para articularse.

7°. La mano débil (la que no empuña el arma) se colocará sobre la mano fuerte que sostiene la
empuñadura. La mano izquierda no deberá situarse bajo la mano derecha.

8°. El dedo índice izquierdo reposará en el guardamonte del arma. Puede también reposar sobre el
dedo medio derecho, esto último más óptimo.

9°. El pulgar derecho quedará paralelo al arma y el pulgar izquierdo descansará justamente
debajo.

10°. El brazo izquierdo empujará hacia atrás y estará flexionado unos treinta o cuarenta grados de
ángulo, con el codo ligeramente dirigido hacia el suelo.

11°. El ojo del tirador se situará en línea con el alza, es decir, ni sobre el punto de mira ni sobre el
blanco. La cabeza quedará inclinada hacia el brazo derecho para que el ojo derecho pueda
apuntar.

IMPORTANTE:

La mano derecha deberá empujar hacia delante, mientras que la mano izquierda tirará hacia atrás.
Los dos brazos permanecerán ligeramente flexionados, el izquierdo más que el derecho. El arma
no se encuentra centrada en mitad del cuerpo. Esta posición no es, por consiguiente, una posición
simétrica. La línea de mira va del ojo derecho, por los dispositivos de puntería, hasta el blanco.
Visto desde arriba, desde una perspectiva superior, el cuerpo parece trazar un triángulo extraño.
Por la flexión del brazo izquierdo, la posición resulta estable. Con esta técnica se puede abrir fuego
rápido y con seguridad. Esta posición asimila muy bien el retroceso.

Simetría en los brazos: posición muy natural e instintiva

El humano ha evolucionado mucho desde


que “bajó del árbol” y ha sobrevivido a sus enemigos (otros seres iguales y animales
depredadores) y ha conseguido vivir de su caza gracias a que combate, cosa que hace de modo
frontal sin dejar de ser un primate. No lucha o hace frente a la agresión y amenaza de modo lateral
ni de espaldas; sino que ante la percepción del peligro, ya sea captado por el sentido de la vista,
oído u olfato, cuyos órganos sensoriales se encuentran simétrica y estratégicamente localizados en
la cabeza, se gira y desde una posición frontal pelea o busca la huida.

Por ello la técnica Isósceles es la más natural e instintiva para el tiro a dos manos: el arma queda
simétricamente centrada ante la cara del agente-tirador y allá adonde éste mire dirigiendo su
cabeza o cuerpo, irá de modo natural el arma y, a su vez, la boca de fuego quedará enfrentada a la
zona de riesgo.

Tras aquel análisis, o mejor dicho, tras ese autodescubrimiento —el que se expresó antes sobre la
sesión de tiro filmada—, obtuve conclusiones y su comprensión me ha guiado por una nueva
forma de entender el entrenamiento y, por ende, también el enfrentamiento.
La conclusión más elocuente que podemos extraer de lo descubierto es que cuando la cosa se
pone difícil, no valen las técnicas que haya que aprender de modo mínimamente complejo, ni las
técnicas que requieran del uso de varios grupos musculares y aplicar distintas presiones, ángulos o
movimientos a las articulaciones. Las maniobras que sean levemente complicadas de ejecutar en
el campo de tiro, en el momento crucial del enfrentamiento, cuando la mente y el cuerpo están
experimentando una serie de cambios psicofisiológicos —por verse en grave riesgo—, se
convierten en imposibles de realizar y, en el mejor de los casos, serán menos rápidas y eficaces.

Es muy sencillo, veamos. Si una cosa nos “sale” por instinto y de modo
automático sin pensarlo en una situación de máximo estrés, como consecuencia de un estímulo, y
también “aparece” durante un entrenamiento estresante, es casi seguro que nos “saldrá” en
situación real de enfrentamiento. Así pues, ¿qué necesidad tenemos de entrenar cosas que de
antemano sabemos que posiblemente no van a “salirnos”? ¿No es mejor, más eficaz y hasta más
económico, entrenar lo que parece que, por instinto natural y exudación, va a “salir” sin demora y
consumo de tiempo en decidir?

Desde que me pasó aquello no he dejado de entrenar y enseñar esa técnica, eso sí, modificando
algunos aspectos que favorecen la adsorción de retroceso. Pero además, con el tiempo he
descubierto, afortunadamente para mí, que aquellos que más saben del asunto, que más
experiencia tienen y que son en nuestro país las máximas autoridades en tiro policial, llevan años
practicando, enseñando y difundiendo dicha técnica. Javier Pecci Rosendi, presidente de la
Asociación Española de Instructores de Tiro Policial (AEITP), en su magnífica obra Manual de Tiro
Táctico Policial y de Defensa, la denomina Técnica Isósceles Moderna Dinámica, solo que él ha
mejorado la técnica que yo definía.

Pecci ha modificado la posición de los codos, o quizá él solamente ha sido quien ha introducido la
técnica a nivel policial en España. Ahora los brazos no están completamente estirados sino que los
codos se doblan y apuntan en dirección alsuelo, a los pies. Esto permite una mejor absorción de
“impacto” del retroceso. Las piernas se abren algo más que en aquella posición de Policía
Agachado y el cuerpo se deja ir levemente hacia delante.

Esta técnica permite la transición o paso rápido de una técnica a otra, aun usando técnicas
secundarias de tiro distintas pero que compartan la misma filosofía y metodología dinámica. La
transición se hace necesaria en virtud de la distancia del blanco y necesidad de abrir fuego con
más o menos velocidad y cadencia. La Isósceles Moderna Dinámica conserva la misma filosofía de
movimiento y agarre de otras técnicas, de ahí lo eficaz del paso de una a otra cuando el escenario
u otra circunstancia varían.

Posición Isósceles, cada día más extendida

En opinión de muchos expertos esta es la técnica más eficaz


en tiro de respuesta a dos manos, no en vano es la más usada, desde hace años, por los tiradores
deportivos de IPSC (modalidad deportiva de recorrido de tiro, que no hay que confundir con el tiro
policial y menos todavía con el defensivo). Estos tiradores deportivos, en su mayoría, dejaron
aparcada hace años a la técnica Weaver y sus variantes, y lo hicieron en favor de la Isósceles y
sus modernas versiones. Los tiradores de IPSC hacen miles de disparos al año, así pues saben sacar
partido del arma y suelen saber lo que hacen con ella.

Es fácil comprobar lo innato de esta técnica. Pidan a una persona que no sea tiradora que empuñe
un arma corta para que, a la señal que ustedes les den, adopten una posición de tiro a dos manos
de modo reactivo. Comprobaran que todos esos improvisados pistoleros acabarán, aun siendo su
primera vez (deben ser voluntarios que no tenga contacto alguno con las armas), en una
posición Isósceles Moderna, o al menos en algo muy parecido (la mayoría terminará en algo
cercano a la Californiana, o sea isoscélica). La prueba se puede realizar hasta con niños, pero
naturalmente empleando armas inertes o imitaciones. Seguro que un infante de ocho años no está
todavía nada influenciado por la cinematografía holibudiense del ramo y exudará algo muy
espontáneo.

Pecci manifiesta en su libro que él ya llegó a esas conclusiones en 1993, cuando tuvo ocasión de
entrenar en EE.UU. con los mejores tiradores de IPSC de aquel país, a los cuales estudió, in situ, en
lo relativo a movimientos y técnicas. Después, en España, trasladó a la práctica una serie de ideas
y estudió el comportamiento de una ingente cantidad de alumnos policías, a los que provocaba
una serie de estímulos para observar sus respuestas con el arma. Dicho estudio culminó con la
misma conclusión: la técnica Isósceles Moderna es la más fácil y rápida de adoptar, a dos manos,
en situación de estrés máximo, incluso para aquellos que jamás la entrenaron. Es innata. En su
obra, Pecci reconoce que ha empleado más de veinticinco mil cartuchos mientras observaba las
conductas de sus alumnos, todos ellos aspirantes a policía.

Todo esto es muy sencillo de explicar y asimilar por un alumno al que se trata de instruir. La gente
que está dispuesta a mejorar siempre acepta, con ánimo de asimilación, las explicaciones y
lecciones. Todos deben llegar a comprender aquello de que el ser humano hace frente a sus
agresiones de modo frontal y por ello, además, de modo simétrico. La posición Isósceles,
en cualquiera de sus modalidades (Californiana, Crouch y otras más, acaban todas en un
imaginario triángulo isósceles formado por los hombros y las manos), es la que ofrece esa simetría
innata que el cuerpo humano busca alcanzar, por instinto, en las situaciones más difíciles, sobre
todo cuando de sobrevivir se trata.

Leve pero justa reseña a los pioneros: ellos abrieron el camino

El 24 de febrero de 1998 el coronel Applegate, del ejército norteamericano, ante una asociación
de instructores de Tiro Policial, en Saettle (Washington), pronunció una conferencia histórica.
Applegate defendió y razonó los mismos principios que estamos tratando en este tema, y los
postuló con argumentos de peso basados en infinitas experiencias personales o cercanas. En
cualquier caso, experiencias estudiadas y analizadas. Al final de este tema se tiene acceso a la
ponencia completa del coronel.
Rex Applegate estudió, durante la Segunda Guerra Mundial, todo lo que rodea el tiro defensivo
con arma corta, poniendo sus miras en la adecuada formación policial y militar. Puso el máximo
interés en todo lo relativo al empleo eficaz del arma corta en distancias extremas y lugares
cerrados. A eso le llamamos hoy CQB (Close Quarter Combat).

Applegate fue, durante el conflicto mundial, instructor de combate de los servicios de espionaje de
su país. Aquellos servicios secretos son lo que hoy se conoce como CIA (Central Intelligence
Agency). Él sentó los cimientos de muchos métodos que aún se siguen empleando en esa
organización, amén de en otras. Nuestro personaje entrenó con un hombre casi leyenda, con el
mismísimo William Fairbairn. En la década de los años veinte del siglo pasado, Fairbairn era
conocido por su conocimiento sobre diversas artes marciales, por ello recorrió numerosos países
con el encargo de instruir en el empleo de técnicas defensivas a tropas militares y policiales.
Cuando fue contratado como instructor por la Policía Municipal de Shangai (China), desarrolló
técnicas defensivas con arma corta para distancias extremas. Fairbairn se personaba en las
escenas de los enfrentamientos y allí, en caliente, analizaba las reacciones instintivas de los
agentes a los que instruía. De sus observaciones extrajo conclusiones y muchas de ellas coincidían
con las que ya había obtenido en sus estudios sobre combates con cuchillos y a manos vacías, que
eran su verdadera especialidad.

Ambos personajes sentaron cátedra con sus


postulados y deben ser atendidos, leídos y estudiados con el respeto y atención que requieren los
profesionales de su alta talla. Fairbairn alcanzó el empleo de capitán y fue especialmente famoso
como gran maestro de las artes marciales. Un fiel colaborador de Fairbairn fue Eric A. Sykes,
principalmente en la etapa del turbulento Shangai de entre guerras. Sykes comenzó su andadura,
junto a su amigo, siendo sargento y la finalizó con el empleo de capitán.

Los principios que defendió el señor Applegate son hoy seguidos, a pies juntillas, por ingentes
cantidades de expertos de todo el mundo, pese a que sus ideas nacieran hace ya más de setenta
años. Él defendía el empleo de técnicas naturales e instintivas de tiro, técnicas que no requieren
de complejidad en su ejecución. Cuando se entra en situación real y extrema de enfrentamiento o
combate, casi nada mínimamente complejo puede llevarse a cabo con eficacia. Esto es algo que
tanto Applegate como Fairbairn sabían por propias experiencias reales. El coronel llegó a mejorar
muchas de las técnicas de su amigo.

La Ciencia estudia los encuentros armados

Los estudios científicos que avalan la teoría de la defensa y ataque frontal, y de la simetría física en
las agresiones extremas, son teorías de los profesores Bruce Sidlle y Dave Grossman. Estos
profesores han estudiado, muy profundamente, la fisiología y psicología durante la confrontación
armada. Han llegado a la conclusión de que las técnicas que requieren del uso de habilidades
motoras complejas (uso de varios órganos musculares a la vez y la realización de varias tareas al
mismo tiempo) no son eficaces en enfrentamientos reales, obligando al tirador (en caso de que
tenga tiempo) a modificar innatamente la técnica hacia una más sencilla y natural.

El doctor Bruce K. Siddle es un afamado neurólogo norteamericano que ha publicado, entre otros
libros, Sharpening The Warrior´s Edge: psicología y ciencias de la formación. Es una autoridad
reconocida internacionalmente por sus estudios y trabajos sobre la capacitación y el rendimiento
durante el estrés y el uso de la fuerza en la supervivencia de combate. Fue el fundador del Sistema
de Gestión PPCT (Pressure Point Control Tactics-Punto de Presión en Tácticas de Control). Ha
entrenado a miles de agentes de agencias federales de seguridad de los Estados Unidos (Servicio
Secreto, DEA, FBI, ATF, etc.) y también a policías y militares del Ejército y de la Marina. Junto al
teniente coronel Dave Grossman, es la máxima autoridad científica en su campo.

El teniente coronel (retirado) Dave Grossman es el director del Warrios Science Group, del Ejército
de los Estados Unidos (www.killology.com). Es miembro de la Junta Americana de Certificación
para la Seguridad Nacional y miembro del Instituto Americano de Examinadores Forenses.
Grossman es un reconocido académico internacional y autor de Soldado. Es, también, uno de los
principales expertos del mundo en el campo de la agresión humana y las raíces de la violencia y la
delincuencia violenta.

Grossman fue profesor de psicología y ciencias militares en la prestigiosa academia militar de West
Point. Como miembro de una unidad Ranger del Ejército americano, que fue, ha sabido combinar
sus experiencias y conocimientos para fundar una nueva activad en el campo científico. En su
campo, Grossman ha contribuido a dar a conocer una nueva forma de comprensión de lo que es
matar en el campo de batalla, los costes psicológicos de las guerras, los costes del actual “virus” de
la violenta delincuencia que se expande por todo el mundo y el proceso de curación de las
víctimas de la violencia, tanto en la paz como en la guerra.

Autor de On Killing (Asesinando), fue nominado para un premio Pulitzer; la obra fue traducida al
japonés, alemán y coreano. Este libro es de obligada lectura para los jefes de los Marines y para
los agentes que pasan por la academia del FBI y de otras agencias o cuerpos policiales de EE.UU.
Grossman también es autor de Stop Teaching Our Kids to Hill (Dejen de enseñar a los niños a
matar). Esta obra es una llamada de atención a la televisión, las películas y los videojuegos
violentos. Se ha traducido al noruego y al alemán obteniendo un gran reconocimiento mundial.

Su última obra conocida es On Combat (En combate) y también ha sido declarada de lectura
obligada en diversas organizaciones armadas del país, tanto civiles como militares. Se ha traducido
al japonés y al coreano. Grossman ha escrito artículos e introducciones para la Oxford Companion
To American History Military, Enciclopedia de Prensa Académica de la Violencia de América,
Derecho y Política Pública de Harvard.

Entrenamiento empírico

En 1997, Bill Borroughs, exdirector de la Academia de


Entrenamiento de Sig Sauer en USA, estudió los entrenamientos de 157 agentes. A este trabajo se
le viene llamando Estudio Burroughs. Cada uno usaba una técnica distinta en la galería, así pues: el
47% de los analizados tiraba en Weaver; el 17% en Isósceles Moderna y el 36% disparaba con
técnicas de tiro una sola mano.
Tras poseer esos datos, el analista e instructor recreó 188 escenarios policiales cotidianos sin que
los agentes patrulleros los conocieran de antemano. Las armas fueron dotadas de un sistema de
entrenamiento del tipo Simunition (munición no letal que se usa en armas reales y que deja
huellas de color tras el impacto). Las resoluciones de los conflictos fueron filmadas y, tras ello,
analizadas para obtener conclusiones. De las imágenes tomadas, todas con un nivel alto de
estrés, se sacó la siguiente información:

Solo el 19% pudo usar la posición Weaver. El 59% empleó una posición Isoscélica y únicamente
el 7% usó una mano para disparar el arma. Fue preocupante que el 15% no respondiera a la
agresión: se bloquearon. Los datos acreditan que las técnicas simétricas, como las Isoscélicas, son
las que con más naturalidad e instinto se adoptan en situaciones límites y extremas.

Años antes del trabajo de Burroughs, en 1989, el llamado Estudio Westmorland ya había trabajado
sobre lo mismo. En esa ocasión se usó, como conejillos de indias, a funcionarios de una unidad
especial de vigilancia penitenciaria y también se recrearon situaciones extremas con munición no
letal de entrenamiento. El resultado final del estudio coincidió con las tesis y conclusiones de Bill
Borroughs y su trabajo. Habían transcurrido ocho años.

Los resultados obtenidos en ambos estudios demuestran que ante situaciones de enfrentamiento
imprevisto, los trastornos que sufre el organismo impiden actuar de un modo complejo aun
estando entrenado en el uso de una posición o técnica concreta. El cuerpo y la mente, por instinto,
buscan la forma más rápida y natural de responder al ataque. Esto es ya reiterativo, pero merece
la pena insistir.

Por cierto, en los trabajos realizados por los instructores Westmorland y Borroughs, incluso
existiendo casi una década de diferencia entre ambos, un porcentaje cercano al 20% de los
agentes analizados no supieron o pudieron reaccionar ante el ataque. Las grandes dosis de
adrenalina que se disparan por el organismo son, entre otras causas principales, las responsables
de que en situaciones reales las reacciones humanas sean torpes, tardías o nulas.

Bill Burroughs, en su artículo de hace varios años, Componentes y consideraciones en el Tiro de


Combate, dijo: «Los tiradores pierden mucho tiempo entrenando en galerías de tiro cerradas, y
eso se debe a una formación defectuosa, incompleta y negligente».
También dijo que «el aprendizaje de
combate es bastante simple y cualquier persona lo puede aprender. En un lapso de tiempo de
menos de dos horas, y con menos de cien disparos, un agente de policía puede aprender el
sistema de tiro Applegate y reproducirlo durante períodos reales de estrés». Para ello hay que
entrar en distancias cercanas de tiro de combate extremo.

La realidad: casi nunca hay tiempo de hacer uso de ambas manos

Después de tanto proponer una técnica de tiro a dos manos para situaciones de estrés, es
necesario admitir que casi nunca, en una situación súbita de defensa extrema, existirá ocasión y
tiempo de emplear ambas manos. La distancia física entre agresor y defensor es, casi siempre, de
mucha proximidad y cercanía, lo obliga a disparar con la máxima premura: solo se podrá usar, con
suerte, una mano.

Existen, como para el tiro a dos manos, varias técnicas. La más eficaz y sencilla es la Point
Shooting, que más tarde se verá que cuenta con el aval de los científicos más expertos.

Repaso épico e histórico muy aclaratorio: lo natural y fácil del empleo de técnicas no complejas

Como ya sabemos, en el Salvaje Oeste Americano existieron “magos” de las armas y del tiro. Ases,
principalmente del tiro defensivo y de exhibición. Muchos de aquellos ases fueron duelistas,
salteadores de caminos y diligencias, atracadores de bancos o ladrones de ganado y
otros acabaron siendo agentes de la Ley. Incluso existieron muchos que pasaron por los tres
estilos de vida referidos.
Pues bien, si alguien a lo largo de la historia ha sabido disparar a cortas y medias distancias para
salvar la vida, esos han sido, sin lugar a dudas, ese tipo de personas. Tanto los delincuentes y
duelistas, como los defensores de la ley, todos tenían experiencia en enfrentamientos armados,
los cuales se producían con mucha frecuencia. Estos individuos estaban habituadas al estrés que
provoca el saberse apuntado y disparado. Quizá el mejor entrenamiento que se podía tener —
también hoy— era salir vivo del primer encuentro armado; para el siguiente ya se tenía aprendida
una gran lección. La mejor lección.

Se sabe que fueron muchos los personajes que mataron e hirieron a numerosos adversarios
durante aquella mítica, épica y violenta era norteamericana. Algunos de esos hombres también
acabaron sus días bajo el fuego de las armas. Los que sobrevivieron a más encuentros armados
desarrollaron técnicas y tácticas que les ayudaron a seguir viviendo más tiempo; así pues, nadie
mejor que ellos, en toda la historia moderna, supo más del tiro instintivo, defensivo y de
supervivencia.

Como creo que esto es así —salvando casos como el del agente Jim
Cirillo del NYPD en el siglo XX—, plasmaré unas palabras escritas por uno de los más ilustres
personajes en este campo y de aquella época, Wild Bill Hickok. Wild Bill fue duelista, conductor de
diligencias, cazador y jugador, pero también fue comisario de policía, incluso simple agente, en
muchas y peligrosas ciudades de la “frontera”.

En los juzgados del Condado de Deadwood (Dakota del Sur) apareció, en la década de los años
cuarenta del siglo XX, una carta que escribió el mismísimo Hickok. La epístola no llegó jamás a su
destino. La misiva era la respuesta de nuestro pistolero a un admirador, el cual le había
preguntado, entre otras cosas: «¿Cómo llegó a matar usted a esos hombres? ¿Qué técnicas empleó
usted?». Lo que no puede saberse es si preguntaba por un caso concreto o por todas sus víctimas,
en cualquier caso, esta fue la respuesta textual: «Levanté mi mano a la altura de los ojos, como si
estuviera apuntando con el dedo… y disparé».

No hay nada más natural e instintivo que eso. Cualquier ser humano, incluso un niño de varios
años de edad, controla, sinentrenamiento previo específico, los movimientos de coordinación de
su ojo y dedo índice (coordinación viso-motora). De ese modo tan sencillo y cotidiano se puede
apuntar con el dedo, sin demora alguna de tiempo, a cualquier objeto. El arma no es más que una
prolongación imaginaria de ese dedo.

Si un tipo como Hickok sobrevivió en esa turbulenta época, a duelos, enfrentamientos como
particular y a encuentros como agente defensor de la ley, y utilizaba algo tan instintivo y natural,
es que eso es lo que funciona. ¡No usaba técnicas complicadas con un pie ahí, el otro aquí, este
brazo para delante, el otro para atrás! No. Lo sencillo y natural, y cuanto más sencillo mejor, es lo
que funciona.

Si las cachas y empuñaduras de las armas de esa época hubiesen tenido una configuración idónea
para el tiro a dos manos, estos ases de los tiros hubieran usado, seguramente, alguna técnica
isósceles. Naturalmente siempre que la situación hubiera permitido asir el arma con ambas
manos. De todos modos, y tocando el tema y la época, hay que decir que se usaba solamente una
mano para disparar porque se solía combatir o con dos armas de fuego a la par, una en cada
mano, o con un arma blanca en una y otra de fuego en la otra. Era muy frecuente también tirar
subido a lomos de un caballo: una mano debía asir el arma y la otra asumía el control del equino.
De todo eso se desprende que incluso cuando se disponían de ambas manos, a pie firme, el tirador
únicamente usará una, pues era así como estaba habituado a hacerlo.

Por cierto, como ya se comentó antes, la carta de Hickok no llegó nunca a su destino, fue
asesinado antes de poder ir a la oficina de correos a depositarla en el buzón. La muerte le
sorprendió allí, en Deadwood. Un cobarde le disparó por la espalda en un salón, mientras jugaba al
póquer.

Presentación, el 24 de febrero de 1998 en Seattle (Washington), del coronel Rex Applegate a


instructores policiales de armas de fuego:
Caballeros, deseo aclarar un interrogante que probablemente tengan ustedes en sus mentes: la
edad del viejo sinvergüenza que les está hablando en este momento. Tendré ochentaicuatro años
el próximo junio y les puedo asegurar que no persigo ningún fin económico, ni pretendo hacer
carrera con mis palabras.

En mi papel de opositor, me doy cuenta de


que algunos de ustedes pueden considerarme como una voz que proviene del pasado. Sin embargo
lo que les voy a comentar incluye mi evaluación del entrenamiento con armas de puño que muchos
de ustedes les están impartiendo a los agentes y reclutas. Aunque me voy a dirigir a vuestro grupo,
aquí, en el Estado de Washington, lo que voy a decir también es de aplicación a todos los
entrenadores de armas cortas, tanto si son de la Policía como de estamentos militares de todo el
país.

En el caso de que no se hayan enterado, el promedio nacional de impactos por parte de la Policía
en situaciones de enfrentamiento con delincuentes, es del 15%. Este vergonzoso nivel de
profesionalidad se ha mantenido constante desde hace varios años. Durante ese lapso de tiempo,
la posición Weaver, con alineación de miras y sujeción del arma con ambas manos, ha
predominado en el entrenamiento, inclusive para combates cercanos (CQC), excluyendo mejores
técnicas constatadas en combate.

Mi opinión es que a la mayoría de ustedes se les ha “lavado el cerebro”, haciéndoles creer que la
posición Weaver es la única forma de disparar un arma corta durante un tiroteo. Realmente
la Weaver fue desarrollada como un medio para lograr un mejor desempeño en las competencias
deportivas de tiro de combate (IPSC y otras).

Desafortunadamente, esta posición se modifica bajo estrés y durante las reacciones instintivas que
tienen lugar en el tirador, durante una situación de alto riesgo vital de combate a corta distancia. A
pesar de esto, ustedes han continuado entrenando con esta técnica, incluso a pesar de que el 50%
de todos los enfrentamientos policiales tienen lugar a distancias menores a los 30 pies (9 metros),
bajo condiciones en donde no hay tiempo, luz u oportunidad para emplear los aparatos de
puntería, tal como lo requiere la técnica Weaver.

Ahora bien, deberían pensar que cualquier instructor serio debería buscar mejorar el
entrenamiento de los tiradores en confrontaciones a corta distancia, para aumentar su índice de
impactos. Sin embargo esta no ha sido la tónica general.

Antes de la Primera Guerra Mundial y durante el siguiente conflicto, la mayor parte del
entrenamiento militar con armas cortas para el combate consistía en disparar en un polígono
sobre blancos convencionales, sosteniendo el arma con una sola mano.

En la actualidad, la mayor parte del entrenamiento consiste en usar ambas manos para hacer
prácticamente la misma cosa. Ustedes, además, usan puntuaciones, basándose prácticamente en
tiros apuntados para determinar si el policía está o no bien entrenado para los enfrentamientos
cercanos. En realidad sus hombres están entrenados al 10%. Ciertamente no están entrenados de
forma adecuada para las situaciones que se producen en la mayoría de los enfrentamientos.

El personal policial y militar ha estado usando armas de puño para afrontar combates mortales
durante siglos y existe un registro comprobable del uso satisfactorio del arma corta de fuego,
aplicada al combate.

A pesar de esto, la técnica moderna del uso de la pistola, publicada por Gunsite Press en 1991, es
ahora declarada por los “expertos y gurús” como “la base desde la cual se derivan prácticamente
todos los entrenamientos del personal policial”. (Se refiere al libro The Modern Technique Of The
Pistol, de Gregory Boyce Morrison y recomendaciones de Jeff Cooper, como consejero editorial,
Gunsite Press, Paulden, AZ, 1991, ISBN 0-9621342-3-6).

En verdad, la posición Weaver no puede ser evaluada en base a experiencias de combate real. De
hecho es “una recién llegada”. Sus méritos están basados, casi solamente, en la opinión de
redactores de revistas de armas y de los autoproclamados gurús, creados por los propios medios
que la han estado promoviendo durante años. Estimo esto como un perjuicio a la mayoría de los
reclutas, tanto policiales como militares, quienes se han entrenado únicamente con esta técnica.
Hoy en día este es un problema que va en aumento y que da origen a controversias de vital
importancia para todas las fuerzas de la ley.
Para aquellos de ustedes que no lo sepan, he sido, durante largo
tiempo, un defensor de la técnica de disparo denominada Point Shooting, que sostiene el arma con
una sola mano, método bien probado históricamente y corroborado en situaciones de combate
cercano de alta criticidad. Es diametralmente opuesta a la mayoría de los preceptos básicos de la
técnica Weaver.

Créanme también que cuando digo que si existiera alguna otra forma comprobada de mejorar el
desempeño policial con un arma de puño en enfrentamientos a corta distancia, estaría a favor de
ella, incluso si demandara pararse cabeza abajo (hacer el pino). Espero que ahora puedan abordar
este tema con la mente abierta.

Recuerden: su primera preocupación, y objetivo primario, siempre debe ser la manera de enseñar a
sus agentes y reclutas cómo sobrevivir y concluir los enfrentamientos armados, los cuales, casi
siempre, se producen a cortas distancias.

Soy de la opinión de que en caso de tener que efectuar un disparo apuntado, elegiría
absolutamente la Posición Isósceles. Creo que todo programa de entrenamiento policial debería
estar dedicado en un 50% a la práctica de la Posición Isósceles y el otro 50% al Point Shooting.
Descartaría del entrenamiento, en forma total, la posición Weaver por las razones que explicaré en
unos instantes.
Existe una necesidad urgente de cambio de mentalidad en la mayoría de los instructores y de las
organizaciones policiales acerca de este asunto básico y vital. En este momento está tomando
fuerza un cambio radical desde la cúpula de dirección para cambiar esta situación.

También estoy asombrado por la resistencia de muchos instructores policiales de intentar, o


probar, la técnica Point Shootingen contraste con la Weaver en sus programas de entrenamiento.
Considero este hecho como perjudicial para todo el personal policial en activo y también para el
personal militar.

Es un hecho probado, en las últimas dos décadas, que la mayor parte de los instructores policiales y
militares asumieron a ciegas la posición Weaver, como única forma de disparar un arma de puño
en situaciones de combate a corta distancia, sujetando el arma con ambas manos.

La moderna técnica del tiro con pistola ha sido aceptada como una verdad indiscutible, aunque no
se respeta en la mayoría de los enfrentamientos policiales a menos de 30 pies (9 metros), y en los
que las condiciones reales son diferentes a las experiencias previas adquiridas en el entrenamiento
dentro de una galería. Me temo que ustedes han estado escuchando desde hace demasiado
tiempo a muchos individuos que se autoproclamaron como leyendas del tiro y cuyo lema constante
parece ser el de “siempre debes lograr una imagen de miras instantánea o mirar siempre al punto”
etc., etc.

En lo que a mí respecta, esto es puro B.S. (Bárbara Streissand o charlatanería). Ahora me doy
cuenta, cabalmente, de que en el pasado muchos policías nunca tuvieron que disparar sus armas
furiosamente. Pero como dice la canción, los tiempos están cambiando. El uso cada vez mayor de
las armas de fuego por parte de la delincuencia, debe ser comprendido no solamente dándole a los
agentes el mejor entrenamiento posible en la utilización de las armas, sino también ofreciéndoles
el mejor entrenamiento combinado, de forma tal que puedan sobrevivir a la escalada de violencia
que actualmente tiene lugar en nuestras calles.

De hecho, aquellos entrenadores que han enseñado a su gente toda su técnica basada en la
posición Weaver, me recuerdan a los “lemmings” que se unen en masa y van todos en la misma
dirección, aislados de lo que los circunda para ir a morir arrojándose desde un peñasco.
Existe un lugar para los programas de
entrenamiento policial con tiro apuntado, pero esto no implica la exclusión de las demás técnicas
verificadas en combate. Es una realidad que algunos redactores sobre armas y otros “expertos
apoyándose en los medios especializados, y promocionando sus propios estilos”, han hablado mal
sobre el Point Shooting durante años.

Algunos, incluso de forma deliberada o por ignorancia, lo asociaron con el tiro de exhibición que
ejecutaba Bill Jordan, que muchas veces disparaba a aspirinas con su arma desde la cintura. Estas
mismas personas continúan tomando posición contra la técnica del Point Shooting, debido a que
no pueden aceptar que a estas alturas de su vida deben cambiar su postura. Sus egos y los factores
económicos, entre otros, no les permiten hacer otra cosa.

Incidentalmente no estoy impresionado por esos entrenadores que desean “poner a prueba sus
propios egos” demostrando sus habilidades superiores, durante los entrenamientos frente a
reclutas novatos. Estoy particularmente interesado en lo que ellos hacen practicar y de qué forma,
y no en la cantidad de campeonatos y medallas de tiro de combate que hayan ganado.

En la actualidad, el agente de policía o recluta militar promedio ha nacido y está formado en las
ciudades y tiene muy poco interés en el tiro con arma corta con el objetivo de recrearse o
entretenerse. La base del personal que se incorpora a la policía está compuesta por personas de
ambos sexos, de diferentes grupos étnicos, diferentes estaturas y físicos, diferente tamaño de
manos, etc. Sus actitudes, con respecto al uso de las armas de fuego, también son diferentes,
basándose en lo que han asumido como verdadero previamente al entrenamiento, o en lo que sus
instructores le han dicho. El 90% de ellos considera que sus armas cortas son, solamente, otro
accesorio pendiendo de sus cinturones, como las esposas.
Este es el material inicial a partir del cual deben crear un tirador de combate competente, no
solamente por su propia supervivencia, sino para llevar a cabo de la mejor manera posible sus
responsabilidades profesionales.

Los hombres a vuestro cuidado merecen recibir la mejor instrucción que ustedes puedan brindarle,
y ciertamente tienen muy poco o ningún interés en convertirse en tiradores especializados en tiro
de combate de competición. Les digo: “despiértense y huelan las rosas” antes que se vuelque más
tierra sobre gorras policiales en los cementerios. Para algunos de ustedes, estas frases pueden
resultar un tanto rudas y no espero ser sorprendido con aplausos al final de esta sesión. Sin
embargo, les pido cortésmente su atención. En forma recíproca evitaré que se duerman.

La Posición Weaver

Todos conocemos la historia acerca de cómo, en la década de 1950,


Jack Weaver introdujo la posición que lleva su nombre en las competiciones de tiro de combate,
una actividad deportiva. Este sistema fue adoptado y promovido muy exitosamente por el gurú de
Gunsite, Jeff Cooper.

Muchos otros escritores y expertos, desde ese momento, han sido responsables de su aceptación
casi universal como la forma correcta de disparar un arma en combate simulado. Las películas, la
televisión, las revistas sobre armas y muchos autores han producido grandes cantidades de libros,
artículos y vídeos sobre este método de disparo con ambas manos y apuntando el arma. Casi cien
escuelas de tiro civiles también promueven, actualmente, la posición Weaver como la única forma
de disparar un arma de puño en combate.
Industrias completas están orientadas a satisfacer las necesidades de los tiradores de competición
en tiro de combate y tiro práctico. Abundan los aparatos de puntería especiales, empuñaduras y
otros accesorios. Los fabricantes de armas cortas y los armeros compiten ferozmente para ganar
territorio entre estos tiradores.

La Colt modelo 1911, y sus copias, ha sido nominada como el arma de aplicación más exitosa
dentro de los círculos de IPSC y también como arma de puño de defensa ideal en las escuelas de
capacitación para civiles. Afortunadamente, la mayor parte de las fuerzas policiales no se han
adherido a las recomendaciones de los gurús y de los cultos del tiro, que giraron siempre en torno
a esta anticuada, pero aún famosa pistola. Comparada con las posiciones básicas de tiro, Isósceles
y Point, la posición Weaver requiere de habilidades motoras complejas, demandando coordinación
entre el ojo y la mano y una serie de movimientos musculares sincronizados entre sí para lograr
precisión en el tiro apuntado. El tirador Weaver debe pasarse muchas horas en el polígono, gastar
una cantidad relativamente importante de cartuchos y estar en constante entrenamiento y
reentrenamiento para poder construir lo que se conoce como “memoria muscular”, lo cual se
supone que reemplaza las respuestas instintivas naturales en situaciones de estrés.

Para asumir la posición Weaver, el tirador debe pararse erguido con su lado dominante (derecho o
izquierdo) desplazado unos cuarentaicinco grados con respecto al blanco. La mano fuerte, la que
sostiene el arma, se dobla ligeramente y el brazo de ese mismo lado se dobla completamente con
el codo apuntando al suelo. La estabilidad descansa totalmente sobre la tensión isométrica
impuesta.

La mano que sostiene el arma ejerce tensión hacia el blanco y la otra mano, que actúa de soporte,
hace tensión en dirección contraria para afirmar la imagen de miras. Esta posición también
permite una recuperación rápida del arma después del retroceso causado por el disparo.

También está involucrado el uso del ojo dominante y un control independiente del dedo que
presiona el disparador. En general es una posición excelente para lograr altas puntuaciones en el
tiro de competición IPSC. Sin embargo no satisface las necesidades del tirador que se encuentra en
un enfrentamiento armado a corta distancia y con un alto nivel de estrés.

Por otra parte, la posición Isósceles, también con sujeción del arma por parte de ambas manos, es
simple comparada con la Weaver. Ha sido probada en combate. Toma ventaja de las reacciones
más naturales e instintivas del tirador bajo estrés.
Lo más importante es el hecho de que muchos tiradores, independientemente de que también
estén entrenados en la Weaver, reviertan instintivamente a la posición Isósceles cuando se
enfrentan a situaciones que amenazan sus vidas.

Esta es la razón por la cual digo que hay que abandonar la posición Weaver como parte de los
programas de entrenamiento policial. La historia policial reciente y las investigaciones modernas
apoyan mi conclusión. La usamos en la Segunda Guerra Mundial debido a que funcionaba bien
para el tiro apuntado en combate, mientras que el entrenamiento de tiro con una sola mano,
estilo clásico similar al tiro de precisión, que formaba parte de los planes de entrenamiento en ese
momento, no era efectivo.

Sujeción con una sola mano, Point Shooting

Cuando un individuo está sujeto al estrés de combate, en


situaciones en que su vida corre peligro a corta distancia, instintivamente enfrenta la amenaza con
ambos ojos abiertos enfocados en el adversario y adopta una posición encorvada hacia delante de
forma natural. En el caso del tirador de arma corta, el arma es empuñada de forma convulsiva o
espasmódica. Estos son los basamentos sobre los cuales se apoya la técnica de tiro con una sola
mano denominada Point Shooting. El tirador que emplea los aparatos de puntería y asume la
posición Isósceles reacciona de manera más o menos similar bajo las mismas circunstancias.
El tirador que emplea el Point Shooting traba su muñeca y codo y eleva su brazo en un
movimiento que comienza en la mano, hasta que el arma alcanza el nivel de los ojos y dispara. Sus
ojos nunca dejan de observar al agresor. Los aparatos de puntería del arma y el proceso de toma
de puntería son completamente dejados de lado.

Las funciones independientes del dedo que presiona el disparador y el control del retroceso no
son factores importantes debido a que el tirador está sosteniendo el arma de forma convulsiva y
aprieta toda la mano cuando presiona el disparador. Es posible lograr precisión hasta el punto de
conseguir impactos en la zona de la cabeza a una distancia de hasta quince yardas (13,5 metros),
bajo cualquier condición lumínica y con variadas condiciones del terreno, tanto en una posición
estable como en movimiento. Con el Point Shooting puede lograrse un buen nivel combativo sin
importar los conocimientos del tirador y el arma empleada.

Los instructores encontrarán que pueden desarrollar una habilidad combativa en un tiempo de
entrenamiento menor, con menor gasto de munición y poca necesidad de un reentrenamiento
constante. La razón por la cual todo esto es posible, se debe a que la técnica del Point Shooting
está basada en cómo la mente, el cuerpo y los ojos reaccionan instintivamente bajo presión y
estrés. Expresado simplemente: es un proceso instintivo natural como elevar la mano y señalar
con el cañón del arma como si se tratara de señalar con un dedo. La mano libre se usa para
mantener el equilibrio cuando el tirador está quieto o en movimiento, para sostener una linterna,
abrir la puerta de un automóvil, evitar contacto con su cuerpo, etc.
Teniendo el arma enfundada en su cartuchera, el cuerpo se
inclina hacia delante tomando una posición semiagachada instintiva, extrayendo el arma y
elevándola hasta la posición de disparo.

Esta forma de disparar un arma a blancos ubicados a corta distancia tiene una extensa historia de
éxitos en combate real, habiendo comenzado a usarse antes de la Primera Guerra Mundial. Esto
está bien documentado. He simplificado las definiciones de las posiciones, pero abarqué los
conceptos básicos. Actualmente se dispone de libros bien ilustrados y vídeos que también
describen la técnica Point Shooting y sus aplicaciones en combate, su historia, etc.

Numerosos artículos, tratando este tema, han aparecido recientemente en las revistas de armas.
El Point Shooting, con una sola mano, es el mejor y más práctico método para el militar, policía y
civil, a la hora combatir a corta distancia en ambientes reales, no en situaciones simuladas.

Desenfunde de arma corta

Durante la exposición, Rex Applegate emplea una Colt 1911 Whitney con una mira láser.
Demuestra como casi todas las armas cortas, al ser empuñadas de forma convulsiva por la tensión
aplicada por el tirador, suelen terminar apuntando hacia abajo cuando se las dirige hacia el blanco
desde atrás hacia delante antes de disparar (pushing).
Diariamente existen noticias periodísticas describiendo cómo la Policía tuvo un enfrentamiento
armado con delincuentes a corta distancia, con muchos disparos efectuados y pocos impactos
efectivos. Ahora voy a analizar una de las principales razones por la cual el policía o soldado falla
en las confrontaciones con armas cortas, aun si se desarrollan a muy corta distancia.

Esto se debe, básicamente, a que el tirador que está bajo tensión empuña su arma
convulsivamente y empuja y sacude la pistola hacia el blanco antes de disparar. Cuando esto
ocurre, el diseño del arma y la técnica empleada previamente al disparo afectan drásticamente a
la precisión y a la vida de los que están en combate.

Estoy al tanto de que muchos de ustedes llevan a cabo drills o ejercicios basados en empujar o
desplazar el arma hacia el blanco. También estoy al tanto de que muchos gurús recomiendan este
método de tiro.

¿Cuál es la postura de Jeff Cooper en el


entrenamiento con armas de puño para combate a corta distancia? En su libro de 1961 indica que
el 90% de los enfrentamientos que involucran armas cortas, se llevan a cabo sosteniendo el arma
con una sola mano, y si has sido entrenado para disparar solamente usando los aparatos de
puntería, la efectividad se reduce al 8%. Hoy en día este autor ha cambiado su postura en un
100%. Hoy promueve la posición Weaver de sujeción con ambas manos y usar los elementos de
puntería para prácticamente todas las situaciones de combate. No es posible lograr lo mismo con
ambas técnicas.

Los estudios muestran que durante los enfrentamientos armados sorpresivos, donde está en juego
la supervivencia, los tiradores adoptan una posición ligeramente agachada, sosteniendo el arma
con una sola mano, independientemente de la forma en que hayan sido entrenados.

Estos mismos estudios muestran que en situaciones de mayor distancia, los tiradores adoptan la
posición Isósceles. Aunque el nivel general del entrenamiento aplicado a los nuevos policías ha
mejorado sustancialmente a través de los años, no puede decirse lo mismo sobre el grado de
efectividad en combate. De acuerdo con algunas estadísticas de promedios, menos de 1 de cada 6
disparos efectuados por las fuerzas policiales impactan en un delincuente. Claramente algo se está
dejando de lado en el proceso normal de entrenamiento.

El adiestramiento necesita estar basado en la realidad. Aunque la práctica de tiro convencional es


importante, debe aplicarse más énfasis en el desarrollo de habilidades de combate realmente
efectivas. Fairbairn y Sykes se dieron cuenta de ello hace más de setenta años.

Rex Applegate comenta: Este es un buen ejemplo de una tendencia reciente entre los
investigadores y redactores más serios, que se han formado un punto de vista más equilibrado
sobre el tiro de combate con armas de puño.

El coronel Applegate dirige la atención de los


instructores al informe denominado, Datos científicos y pruebas para la evaluación de las técnicas
de tiro Isósceles y Point Shooting, de Bruce Siddle (febrero de 1998).

Coronel Applegate: El informe de Bruce Siddle y la investigación llevada a cabo por sus colegas, es
extremadamente importante debido a que constituye una fuente de investigación fundamental e
independiente que indica las razones por las cuales estos sistemas de tiro, con arma corta, resultan
ser los más eficaces en combate. Será muy valiosa para la evaluación de estas técnicas desde el
punto de vista legal y de responsabilidad civil. Además, este estudio destaca desde una base
científica, las razones por las cuales las técnicas de Point Shooting e Isósceles fueron tan exitosas
en combates reales. Todo instructor serio debe leer este documento y su contenido en el momento
de desarrollar un programa de entrenamiento para su departamento.
Siddle, indica: Esta investigación demuestra que la activación el sistema nervioso simpático
(autónomo) produce la dilatación de las pupilas, una reducción en el flujo de sangre a la periferia
de la retina e induce una incapacidad para usar el ojo dominante. El resultado es la pérdida de la
visión cercana y la incapacidad de enfocar el punto de mira, enfocando la vista exclusivamente
hacia la amenaza. Colapsa así la visión periférica y se fuerza una visión binocular.

Esta última respuesta de adaptación visual del sistema nervioso autónomo hace que la cabeza y el
cuerpo se orienten de frente a la amenaza, fundamento de la posición Isósceles. Cuando alguien
percibe que su vida está en peligro, el sistema nervioso autónomo se activa en forma automática y
es virtualmente incontrolable.

La posición Weaver se incluye dentro de la categoría de habilidades motoras complejas y,


generalmente, se degrada cuando el ritmo cardíaco alcanza los 145 latidos por minuto. Esto es
importante ya que una amenaza mortal eleva el ritmo cardíaco por encima de los 200 por minuto.

Canon (1915) determinó que la excitación del sistema nervioso autónomo dispara la dilatación de
las pupilas, produciendo la pérdida de la visión cercana. También altera la capacidad de enfocar la
visión, la cual es una función controlada por la tensión aplicada por el músculo ciliar. Este músculo
mantiene la forma convexa de las lentes del ojo necesarias para lograr claridad y enfoque. Pero
cuando el sistema nervioso autónomo se activa, el músculo ciliar se relaja y el contorno de las
lentes cambia desde una forma convexa a un estado laxo y plano. Como consecuencia se pierde la
percepción de profundidad y la capacidad de enfocar objetos cercanos. Por consiguiente, la
capacidad de enfocar los elementos de puntería de un arma corta no es posible bajo estas
circunstancias.

Los agentes policiales no harán uso de los aparatos de puntería si el sistema nervioso autónomo
está activado. Los estudios sobre este tema determinaron que cuando una persona debe
enfrentarse a una amenaza súbita, que lo asusta, el cuerpo, de forma incontrolada, se ubica de
frente a la amenaza y asume una posición en la que los hombros apuntan a la propia amenaza.

El aspecto más interesante de este estudio es que es coherente con las investigaciones y teorías
de Fairbairn, Sykes y Applegate, las cuales se basaron en la observación de las posiciones naturales
adoptadas por las personas en situación de combate real.
Resulta fundamental comprender las
implicaciones que tiene el sistema nervioso autónomo durante los enfrentamientos, para la
elección de un sistema de combate con armas de fuego. La investigación verifica, claramente, los
principios del Point Shooting y el sistema largamente promovido por el coronel Applegate.

Este es un problema que tiene una amplia y creciente proyección. Pienso que es extremadamente
importante que todo instructor comprometido asista, si le es posible, a uno de sus cursos dirigidos
a entrenadores. Aunque las técnicas Isósceles y Point Shooting son relativamente simples y fáciles
de impartir, los métodos de entrenamiento desarrollados en Hocking deben ponerse a disposición
de los instructores de las fuerzas de seguridad para acelerar los programas en sus propios
departamentos.

Para su información

Durante el período comprendido entre 1972 y 1992, resultaron abatidos 1.722 policías en
enfrentamientos armados. A continuación se expone un análisis de las distancias a las cuales
fueron heridos de muerte los agentes:

A 0-5 pies (0 a 1.5 m) 928 policías mortalmente heridos, 53.89 %

A 6-10 pies (1,8 a 3 m) 342 policías mortalmente heridos, 19.68 %


A 11-20 pies (3,35 a 6 m) 237 policías mortalmente heridos, 13.77 %

A 21-50 pies (6,4 a 15,25 m) 118 policías mortalmente heridos, 6.85 %

A más de 50 pies (más de 15 m) 97 policías mortalmente heridos, 5.63 %

El entrenamiento adecuado en la técnica Point Shooting permite su dominio con bastante rapidez,
no necesita mucho reentrenamiento para el mantenimiento de las habilidades aprendidas, salva
más vidas en las fuerzas de la ley y saca de las calles a muchos más delincuentes. Se ha hecho
demasiado hincapié en lo que erróneamente se denomina “la nueva técnica moderna” promovida
por autodenominados gurús, en vez de desarrollar las experiencias y lo que realmente está
comprobado en el combate.

EPILOGO

Desde hace pocos meses, tres departamentos de policía estatales


de los Estados Unidos han adoptado la técnica de Point Shooting. La agencia más grande es la
Patrulla de Autopistas de California (California Highway Patrol), con 5.500 efectivos. Han
terminado el proceso de entrenamiento y adoptaron la técnica de disparo con una sola mano para
aplicarla en la mayoría de los enfrentamientos armados. Además, una agencia policial federal, de
gran envergadura, y diversas agencias de seguridad civiles han adoptado también la técnica.
Igualmente el Ejército de los Estados Unidos está realizando pruebas al respecto y nuevamente
están próximos a adoptar la técnica que fue abandonada poco después del fin de la Segunda
Guerra Mundial.

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