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Goces modernos y el psicoanalista.

Ideas preeliminares

¿Hay goces modernos? Y si los hubiera ¿Qué hace un psicoanalista con eso?

Parto de una premisa: hay modos nuevos de goce. Estos modos son el elemento que
varía con la época. El goce no. Se goza. Pero según la época cambia la manera.

Entonces es importante para un psicoanalista entender las relaciones que hay entre los
acontecimientos de su época y las mutaciones subjetivas asociadas a ellos.

¿Cómo se llega a ese entendimiento, a esa intelección, a descifrar ese nexo y sus
particularidades, desde una perspectiva que sea propia del psicoanálisis? ¿Cómo lo lee
un psicoanalista?

Tenemos la siguiente frase de Lacan en Función y campo de la palabra:

“Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su


época. Pues ¿cómo podría hacer de su ser el eje de tantas vidas aquel que no supiese
nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en un movimiento simbólico?”

Me pregunto: ¿en qué radica que alguien pueda o no pueda unir a su horizonte la
subjetividad de su época? ¿Por qué algunos podrían hacerlo y otros no tendrían más
remedio que renunciar?

Lo primero que responde Lacan es que debe haber un horizonte al cual unir la
subjetividad de la época. Un horizonte del analista. Sin ello no hay la posibilidad de
lograr esa unión. Pero ¿Cuál es ese horizonte? ¿Es el de cada analista o es un horizonte
común de todos los psicoanalistas?

Lo segundo que responde es que hay un saber: “(…) ¿cómo podría hacer de su ser el eje
de tantas vidas aquel que no supiese nada de la dialéctica que lo lanza con esas vidas en
un movimiento simbólico?”

Pues bien, pareciera que ese horizonte y ese saber son los resultantes de un recorrido, el
del propio análisis. El advenimiento de un analista como condición para unir a su causa,
a su horizonte, una subjetividad, la del analizante.

Por lo demás leer, interpretar una época, puede resultar del trabajo de un sociólogo, un
antropólogo, un filósofo. Lo que podría diferenciar esos abordajes de los que realiza un
psicoanalista es precisamente lo que en ese momento de su enseñanza designa Lacan
como un saber.

Por supuesto es importante leer la época con nuestra teoría, con los significantes propios
de nuestro discurso. Lacan anticipó varias cuestiones al respecto. Miller y Laurent nos
acercan un seminario entero.
Allí proponen: “A nuestra clínica llegan los significantes que el discurso social
selecciona para identificar a los sujetos. Y vemos a los sujetos inclinar la cabeza,
aceptando los significantes [...] Esto hace depender [...] la clínica de la sociedad. Y la
pareja ‘clínica y sociedad’ se nos impone en la medida en que no hacemos de la clínica
un término intemporal”

La noción de subjetividad no es separable de la de época. Quizás no hay una sin la otra.

Queda claro que es en el discurso social donde se van produciendo los múltiples
significantes amo a los que los sujetos van a identificarse.

Varían los significantes amo y producen nuevas subjetividades y ello resulta en nuevas
configuraciones fantasmáticas y sintomáticas, y por lo tanto nuevos modos de goce.

Todo lo que podemos constatar como efectos de la caída del Padre y el consecuente
acenso al cenit social del a, nos pone frente a los fenómenos más floridos de las
subjetividades de nuestra época. Leemos esto, la era del Otro que no existe.

Hay un pequeño ensayo de G. Agamben titulado ¿Qué es lo contemporáneo?:


“Pertenece verdaderamente a su tiempo, es realmente contemporáneo aquel que no
coincide perfectamente con él ni se adapta a sus pretensiones, y es por ello, en este
sentido, no actual; (…) contemporáneo es aquel que percibe la oscuridad de su tiempo
como algo que le corresponde y no deja de interpelarlo. Contemporáneo es aquel que
recibe en pleno rostro el haz de tinieblas que proviene de su tiempo”

Entonces ¿cómo ser contemporáneos sin quedar encandilados por los múltiples destellos
fenoménicos de las nuevas subjetividades; sin quedar embrollados en los prejuicios y
aferrados a la denuncia de lo desbordado, deslocalizado, lo sin freno del goce,
nostálgicos de la era del Padre?

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