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Porque el amor llega más naturalmente al corazón humano que su

opuesto. Nelson Mandela

PACTO POR COLOMBIA


Por Ricardo Villa Sánchez
Redes sociales: @rvillasanchez

En Colombia, con grandeza, en esta coyuntura crítica, es posible iniciar un diálogo


social entre el gobierno y la oposición, cuyos garantes, de buena fe, sean los
independientes; y que está negociación, lleve a un nuevo pacto social y político
por la Paz y la reconciliación. Esa es una de las garantías del esquema Gobierno -
Oposición y de la democracia de tres tercios que ha debutado en nuestro país desde
el pasado 20 de julio y si uno va más allá, con las elecciones del 11 de marzo al
Congreso de la República.

El presidente Iván Duque en su posesión, invitó a los colombianos a construir un


gran Pacto por Colombia, en el que manifestó que, por encima de las diferencias,
estén las cosas que nos unen. Así es, es importante en una democracia lograr
consensos, es decir, puntos en común que nos permitan coincidir en avanzar hacia
un país en Paz con justicia social. También es cierto que existen distintas miradas
que nos separan: la violencia, el odio, el egoísmo, las víctimas, la autocomposición,
la anomia, el discurso, el culto al dinero fácil y a la personalidad, las respuestas
aplazadas, las venas abiertas o las brechas sociales, los privilegios casi perpetuos,
las heridas que aún no han sanado, la exclusión; no obstante, aún estamos a tiempo,
entre todos de frenar el eterno conflicto, sin dejar a un lado las contradicciones,
creencias, propósitos, intereses, ni declinar a los principios; sino pensando en el
bien común, poder revisar, hasta entre los contrarios, si este es el país que
queremos o podemos avanzar hacia un nuevo país soñado, como diría Gabriel
García Márquez, más humano y más justo.

Nunca hay que perder la dignidad, el decoro y la decencia, pero como en cualquier
diálogo alguien tiene que ceder. Al final de cuentas, se entiende que no será fácil,
nunca lo ha sido, quizás porque no ha sobrado voluntad política ni ha faltado
vocación de concordia, pero por algo se empieza, así sea de las cenizas. Desde esa
perspectiva, diversos sectores han planteado que el Bloque de Oposición, podría
aceptar la convocatoria al diálogo que ha planteado el presidente. Afirman que en
el seno de la Coalición por la Paz, la Democracia y la Vida, es clave se concrete
una Agenda sobre temas de Estado que debe llevar a configurar un Acuerdo sobre
lo Fundamental, en el que participen todos los movimientos y partidos de
oposición, en los que se logren consensos sobre el respeto a la vida, la dignidad y
los derechos; la consolidación de la Paz y la reconciliación con el cumplimiento
de los acuerdos de Paz, y el respaldo a la búsqueda de la Paz completa, con la
continuidad de las conversaciones con el ELN; el respeto de las libertades públicas,
en especial el derecho a la movilización y a las protestas pacíficas; la defensa de la
soberanía, de los derechos humanos, de la autodeterminación de los pueblos y del
derecho internacional humanitario; la reivindicación de la autonomía judicial y del
derecho al acceso a la justicia; la lucha contra la corrupción; entre otros que
hasta se le agregaría la igualdad de oportunidades de acceso a trabajo decente; la
cuestión migratoria, tanto de los colombianos en el exterior como de los
extranjeros en el país; la lucha frontal contra el flagelo del narcotráfico
trasnacional; el empoderamiento ciudadano, y sobre todo, el reordenamiento del
territorio, con fundamento en el desarrollo humano sostenible.

Todos somos Colombia. Inicia una nueva época, en la que todos los sectores, hasta
los dueños del poder, deben estar a la altura de las circunstancias. Como diría
Orlando Fals Borda: para nosotros ser de izquierda, significa comprender y amar
o también, desde la otra orilla, como afirmó Winston Churchill: un fanático es
alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema, de manera
que cojámosle la caña al actual gobierno, previa concertación entre el Bloque de
Oposición, sobre temas concretos, que no sean inamovibles ni palos en la rueda o
líneas rojas. Busquemos un acuerdo por los buenos tiempos, y, más que todo, sin
sectarismo, con generosidad, en defensa de la vida y por el bienestar colectivo,
desarmemos la palabra, por nuestra gente, por las mayorías trabajadoras,
encendidas, alegres, creyentes, talentosas, que la vida no les ha regalado nada, y
que pese a esto, siguen firmes, luchando, en busca de la felicidad compartida, para
poder alcanzar un Pacto por Colombia, concertado, realizable, consciente,
responsable; un pacto que sea entre ciudadanos y no entre mafiosos, clanes y
piratas; que no se quede en promesas incumplidas o en frustraciones sempiternas,
que no resulte de la imposición del poder y la fuerza, y que la firma cueste
soluciones para el buen vivir y la Paz.

Bogotá, D. C., 15 de agosto de 2018.

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