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PRESUNCIONES jurisprudencia

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0795/2014 Expediente


05289-2013-11-AL

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0795/2014


Sucre, 25 de abril de 2014

SALA PRIMERA ESPECIALIZADA


Magistrado Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de libertad

Expediente: 05289-2013-11-AL
Departamento: Cochabamba

En revisión la Resolución 17 de 5 de noviembre de 2013, cursante de fs. 106 a 110 vta.,


pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Juan Pablo Romero
Mendoza contra Nuria Gisela Gonzales Romero y Karem Lorena Gallardo Sejas,
Vocales de la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de
Cochabamba; y, Armando Navia Rojas, Juez Tercero de Instrucción en lo Penal del
mismo Departamento.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 4 de noviembre de 2013, cursante de fs. 2 a 6, el accionante,


expresa los siguientes fundamentos de hecho y de derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

En el proceso penal seguido por el Ministerio Púbico contra Juan Antonio Urquidi
Bellido, por la presunta comisión del delito de prevaricato, ampliaron imputación en su
contra, por el supuesto delito de consorcio de jueces, fiscales y abogados;
posteriormente, la autoridad judicial dispuso su detención preventiva, por la supuesta
concurrencia de probable autoría, peligros de fuga y obstaculización.

Con la finalidad de desvirtuar el peligro de fuga, presentó registro domiciliario,


testimonio de propiedad, planos, entre otros; sin embargo, la autoridad judicial, sin
expresar la razón jurídica alguna, dio por no acreditado el elemento domicilio; en lo
concerniente al peligro de obstaculización, sin que conste en los antecedentes del
cuaderno procesal ninguna declaratoria de rebeldía u otro elemento que demuestre que
en libertad podría obstaculizar la averiguación de la verdad, dio por demostrado dicho
peligro procesal, sin exponer razón jurídica alguna ni valor otorgado a los elementos de
convicción que avalen dicha conclusión. Posteriormente, interpuso recurso de apelación
incidental, que fue resuelto por la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de
Justicia de Cochabamba, el 31 de octubre de 2013; así, al advertir la falta de
fundamentación, decidieron ingresar a fondo.

En respuesta a la solicitud de complementación formulada por su abogado, en sentido


que, si en su caso concurría o no el peligro de fuga, los Vocales ahora demandados
concluyeron que: “…la determinación del a-quo era discriminatoria en razón que los
elementos que acompañé en audiencia cautelar, era suficiente para desvirtuar dicho
peligro procesal…” (sic); por otro lado, a tiempo de considerar la concurrencia del
peligro obstaculización “lo hicieron de manera conjunta respecto a todos los
coprocesados…”, concluyendo que dicho peligro procesal concurre por la existencia de
varios sujetos y pluralidad de partícipes, razonamiento que sustentaron en la SC
0301/2011-R de 29 de marzo, dejando de lado que en el cuaderno procesal no consta
declaratoria de rebeldía o algún acto que demuestre su voluntad de no someterse al
proceso y, sin explicación alguna de por qué la sola existencia de pluralidad de
partícipes obstaculizaría la averiguación de la verdad.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

El accionante considera vulnerados sus derechos al debido proceso, en su vertiente de la


motivación y la correcta valoración de las pruebas; y a la libertad, citando al efecto los
arts. 22 y 115 de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela disponiéndose su inmediata libertad y dejando sin efecto el


Auto de Vista “impugnado”, ordenando que los Vocales ahora demandados impongan
las medidas sustitutivas pertinentes.

I.2. Audiencia y Resolución del Juez de garantías

Efectuada la audiencia pública el 5 de noviembre de 2013, según consta en el acta


cursante de fs. 102 a 105, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

El accionante a través de sus abogados ratificó el tenor íntegro de su demanda y amplió


señalando que, el Juez demandado emitió una Resolución carente de motivación y, los
Vocales codemandados dieron por acreditado el peligro de obstaculización, por la
simple existencia de pluralidad de sujetos investigados, sosteniendo que en libertad se
podría influir negativamente sobre los partícipes, testigos y otros, fundamento que se
sustenta en una sentencia constitucional con supuesto fáctico diferente; por lo tanto,
inaplicable en el caso objeto de análisis.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Karem Lorena Gallardo Sejas y Nuria Gisela Gonzáles Romero, Vocales de la Sala
Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, presentaron
informe escrito, cursante de fs. 100 a 101, señalando: a) La interpretación de la
legalidad ordinaria fue desarrollada en la SC 0085/2006-R de 25 de enero, ratificada
posteriormente en la SC 2869/2010-R de 13 de diciembre; b) El Auto de Vista de 31 de
octubre de 2013, no es arbitrario, porque fue pronunciado en sujeción a las normas
procesales vigentes; asimismo, no está insuficientemente motivada, ya que sus
fundamentos son claros y enmarcados en el art. 124 del Código de Procedimiento Penal
(CPP); por consiguiente, la jurisdicción constitucional no puede suplir la labor de la
jurisdicción ordinaria, en la interpretación de la legalidad ordinaria; y, c) La Sentencia
Constitucional que refiere el accionante fue citada por uno de los coimputados, y no por
la defensa de Juan Pablo Romero Mendoza; en efecto, los supuestos fácticos del aludido
fallo corresponden a una audiencia de cesación a la detención preventiva y no así a la
audiencia de aplicación de medidas cautelares.

Armando Navia Rojas, Juez Tercero de Instrucción en lo Penal del departamento de


Cochabamba, presentó informe escrito, cursante de fs. 98 a 99, refiriendo:
1) Los entendimientos de la SC “0301/2009”, siendo lo correcto0301/2011-R de 29 de
marzo, en sentido de que la existencia de una acusación formal ante el Tribunal de
Sentencia, no significa que haya concluido el proceso, precisando que la obstaculización
no se reduce a la etapa preparatoria; y, 2) Teniendo presente el razonamiento de la SCP
0322/2012 de 18 de junio, en el caso analizado, no fue vulnerado el debido proceso ni
se provocó estado absoluto de indefensión, al contrario, con la emisión del Auto
cuestionado de ilegal, quedó aclarado que el peligro de obstaculización únicamente
desaparece con la existencia de una sentencia ejecutoriada.

I.2.3. Resolución

El Juez Primero de Sentencia Penal del departamento de Cochabamba, constituido en


Juez de garantías, por Resolución 17 de 5 de noviembre de 2013, cursante de a fs. 106 a
110 vta., concedió en parte la tutela, disponiendo que la Sala Penal Primera, en el plazo
de tres días señale audiencia para la resolución de la apelación incidental, con los
siguientes fundamentos: i) En relación al Juez demandado, las presuntas ilegalidades
que se le pretenden atribuir, ya fueron reclamadas en el recurso de apelación incidental,
que el imputado activó como mecanismo intraprocesal efectivo y oportuno para la
protección de sus derechos, conforme a las Sentencias Constitucionales Plurinacionales
0098/2012, 0185/2012 y 1235/2012; ii) Respecto a las Vocales codemandadas, el Auto
de Vista de 31 de octubre de 2013, “…estableció la inconcurrencia de los numerales 1)
y 2) del art. 234 del CPP y num. 1) del art. 235 del CPP respecto a los peligros…” (sic);
sin embargo, precisó que el art. 235.2 del CPP, concurre debido a que el enjuiciamiento
penal tiene la participación de pluralidad de personas, constituyendo esto un elemento
de complejidad que hace evidente la influencia negativa, que pueden ejercitar los
imputados sobre los propios partícipes, para que informen falsamente o se comporten de
manera reticente, así como en terceras personas testigos y peritos, según el
razonamiento de la SC 0301/2009; y, iii) Los argumentos vertidos por los Vocales
demandados, aludidos en el punto anterior, no constituyen fundamentación o
motivación, ya que las autoridades demandadas se limitaron a señalar una posible
influencia negativa, sin especificar de qué manera o circunstancia fundada influyó o
influirá negativamente sobre los testigos, peritos y partícipes del hecho ilícito, lo que
implica lesión al debido proceso en su elemento de fundamentación y motivación.

II. CONCLUSIONES

De la atenta revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se


establece lo siguiente:

II.1. El Juez Tercero de Instrucción en lo Penal, mediante Auto de 18 de octubre de


2013, dispuso la detención preventiva de Juan Pablo Romero Mendoza, ahora
accionante y otro, fundamentando que, los elementos de convicción aportados por el
Fiscal, son suficientes para demostrar la probable autoría de los imputados respecto a
cada uno de los delitos que se les atribuye, concurriendo las exigencias previstas en el
art. 233.1 y 2 del CPP, en relación al art. 234.1 y 2 de la misma norma procesal; así, los
certificados de matrimonio y nacimiento, demostraron el presupuesto familia; asimismo,
la credencial de abogado dio por acreditado la existencia de trabajo; el certificado
domiciliario, las fotocopias simples de las cédulas de identidad de los testigos y la
escritura pública de transferencia de un lote de terreno, no demuestran la habitabilidad y
habitualidad ni la existencia física del inmueble, pese que existe la declaración jurada de
Hilda Mendoza de Romero, que señala que el imputado vive gratuitamente en el
referido inmueble por ser su hijo, no es suficiente para acreditar el presupuesto
domicilio. En lo referente al peligro de obstaculización, si bien existe pliego acusatorio,
el mismo no significa la conclusión del proceso penal, en efecto, al existir ofrecimiento
de testigos en la acusación formal, los mismos deben prestar declaraciones y, mientras
ello no ocurra, los imputados en libertad, pueden influir negativamente a fin de que
declaren falsamente o se comporten de manera reticente, para beneficiar a los
encausados; por lo tanto, concurre el art. 235.1 y 2 del CPP (fs. 46 a 66 vta.).

II.2.En audiencia de consideración de la apelación incidental, el abogado defensor del


accionante, señaló que fueron vulnerados sus derechos al debido proceso y a la defensa,
ya que en la imputación formal, el fiscal pidió la aplicación de medidas cautelares,
distinta a la detención preventiva; sin embargo, en audiencia, añadió nuevos peligros
procesales que la defensa no conocía, infringiendo los dispuesto por el art. 302 inc. 4)
del CPP, ya que no tuvo el tiempo necesario para preparar su defensa a fin de desvirtuar
los peligros procesales, razón por la que solicitó la suspensión del acto; empero, su
pedido fue rechazado por el Juez de la causa. Por otro lado, la probable autoría del
ilícito investigado se basó en la vulneración del ejercicio del derecho a la propiedad
privada, ya que las reproducciones magnetofónicas deben tener la conformidad de sus
titulares; sin embargo, omitiendo una debida motivación y una correcta valoración de
las pruebas, determinó su detención preventiva en el recinto penitenciario de “El Abra”,
sin tomar en cuenta los elementos probatorios destinados a demostrar la existencia de su
domicilio; por otro lado, sin ningún elemento probatorio dio por subsistente el peligro
de obstaculización, sin indicar ninguna razón para su concurrencia (fs. 87 a 96 vta.).

II.3.La Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba,


mediante Auto de Vista de 31 de octubre de 2013, declaró parcialmente procedente la
apelación incidental, confirmando el fallo impugnado respecto a Juan Pablo Romero
Mendoza, con relación a la concurrencia del peligro de obstaculización, previsto en el
art. 235.2 del CPP; y, revocó el Auto apelado, respecto al ahora accionante,
determinando la inexistencia de los peligros de fuga y obstaculización, establecidos en
los arts. 234.1 y 2 y 235.1 del CPP, argumentando que, con relación al reclamo sobre la
obtención de fotografías, se debe precisar que la misma fue tomada en un acto público,
en audiencia de inspección de un proceso, por lo que no existe vulneración de derechos
fundamentales; por otro lado, con relación al peligro de obstaculización, en el presente
caso no concurre el presupuesto previsto en el art. 235.1 del CPP; pero sí concurre lo
previsto en el art. 235.2 del mismo Código, referido al peligro de obstaculización,
porque el caso en examen, tiene la participación de una pluralidad de personas, lo cual
conlleva a una complejidad que hace evidente la influencia negativa que pueden ejercer
los imputados entre los propios partícipes para que informen falsamente o se comporten
de manera reticente, así como la influencia en terceras personas como testigos y peritos,
teniendo en cuenta que aún está pendiente la sustanciación de la etapa de juicio,
conforme se tiene de los entendimientos de la SC “301/2009”; finalmente, en respuesta
a la petición de enmienda y complementación, aplicando el principio de favorabilidad,
se tiene que las documentaciones presentadas con la finalidad de desvirtuar el peligro de
fuga, demuestran la existencia del domicilio, en efecto, no concurren los presupuestos
contenidos en el art. 234.1 y 2 del CPP (fs. 87 a 96 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante estima que las autoridades judiciales demandadas vulneraron sus derecho
al debido proceso en su vertiente de la motivación y correcta valoración de las pruebas;
y, a la libertad, al considerar que, en audiencia de aplicación de medidas cautelares, el
Juez codemandado, sin una debida motivación dio por demostrada la existencia de los
peligros procesales de fuga y obstaculización, fundando su decisión en la previsión legal
contenida en los arts. 234.1 y 2 y 235. 1 y 2 del CPP; consiguientemente, interpuso
recurso de apelación incidental; por lo tanto, los Vocales codemandados establecieron
que el razonamiento de la Resolución impugnada era discriminatoria en cuanto a la
existencia del peligro de fuga; sin embargo, en lo concerniente al peligro de
obstaculización, emitieron un fundamento general en relación a todos los imputados,
señalando que existiría dicho riesgo procesal, debido a la participación de varios sujetos
y pluralidad de partícipes, sin tomar en cuenta que en antecedentes no existe ninguna
declaratoria de rebeldía en su contra y menos fue acreditado su voluntad de no
someterse al proceso. En consecuencia, corresponde en revisión verificar si tales
extremos son evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela impetrada.

III.1.Naturaleza jurídica de la acción de libertad

La Ley Fundamental, consagra derechos y garantías a favor de toda persona; así, entre
ellos la vida, la libertad física y de locomoción son protegidos mediante la acción de
libertad, instituida dentro del acápite de las acciones de defensa.

Este mecanismo constitucional, tutela de manera efectiva los derechos antes enunciados,
frente a las acciones y omisiones de servidores públicos y personas particulares, que con
sus acciones y omisiones restrinjan, supriman o amenacen de restricción o supresión.

La incorporación de la presente garantía constitucional, dentro de la Norma Suprema,


responde a la exigencia de las diferentes disposiciones normativas de orden
internacional, como la Declaración Americana sobre Derechos y Deberes del Hombre,
la Declaración Universal de Derechos Humanos, El Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, que conforme establece el art. 410 de la CPE, conforman el bloque
de constitucionalidad.

Su ámbito de acción se desenvuelve desde tres perspectivas a saber: preventiva, porque


pretende evitar la consumación de las acciones y omisiones destinadas a lesionar los
derechos objeto de su protección; correctivo, porque tiende a impedir el empeoramiento
o agravamiento de las condiciones de privación de libertad; y, reparador, porque tiene la
misión de remediar las lesiones ya consumadas con anterioridad.

La Constitución Política del Estado, establece la presente garantía en el art. 125 de la


CPE, cuyo tenor literal señala: “Toda persona que considere que su vida está en peligro,
que es ilegalmente perseguida, o que es indebidamente procesada o privada de libertad
personal, podrá interponer Acción de Libertad y acudir, de manera oral o escrita, por sí
o por cualquiera a su nombre y sin ninguna formalidad procesal, ante cualquier juez o
tribunal competente en materia penal, y solicitará que se guarde tutela a su vida, cese la
persecución indebida, se restablezcan las formalidades legales o se restituya su derecho
a la libertad”. Por su parte, los arts. 46 y ss del Código Procesal Constitucional (CPCo),
norma el presente mecanismo constitucional.

Del análisis de las normas precedentemente citadas, se concluye que la acción de


libertad descansa sobre dos pilares fundamentales, “…el primero referente a su
naturaleza procesal y el segundo, compuesto por los presupuestos de activación. En
cuanto al primer aspecto que configura el contenido esencial de esta garantía, es decir,
su naturaleza procesal, se establece que se encuentra revestida o estructurada con una
tramitación especial y sumarísima, reforzada por sus características de inmediatez en la
protección, informalismo, generalidad e inmediación; procede contra cualquier servidor
público o persona particular, es decir, no reconoce fueros ni privilegios. Postulados que
pueden ser inferidos de la norma constitucional antes referida.

Ahora bien, el segundo pilar que estructura el contenido esencial de esta garantía, se
encuentra configurado por sus presupuestos de activación, que al amparo del art. 125 de
la CPE, se resumen en cuatro: a) Atentados contra el derecho a la vida; b) Afectación de
los derechos a la libertad física como a la libertad de locomoción; c) Acto y omisión que
constituya procesamiento indebido; y, d) Acto u omisión que implique persecución
indebida” (SCP 0037/2012 de 26 de marzo).

Sin embargo de ello, la acción de libertad no es un mecanismo exclusivo ni excluyente


en la tutela de los derechos antes señalados; pues, entre tanto existan mecanismos
ordinarios o intraprocesales de protección, que por su naturaleza sean efectivos y
oportunos, el agraviado debe agotar los mismos y, si pese a ello persiste el acto ilegal o
si dichos mecanismos resultan ineficaces, inoportunos o inconducentes, la justicia
constitucional, a través de esta acción, estará expedita y al servicio de toda persona que
creyere que sus derechos fueron vulnerados o amenazados.

III.2.Jurisprudencia constitucional respecto a la protección del debido proceso vía


acción de libertad
El entonces Tribunal Constitucional, de manera uniforme estableció la línea
jurisprudencial, respecto a los supuestos en que era posible tutelar el debido proceso a
través de la presente garantía jurisdiccional; así el razonamiento de la SC 1865/2004-R
de 1 de diciembre, precisó que: “…las lesiones al debido proceso están llamadas a ser
reparadas por los mismos órganos jurisdiccionales que conocen la causa, lo que implica
que quien ha sido objeto de esa lesión, debe pedir la reparación a los jueces y tribunales
ordinarios, asumiendo activamente su rol dentro del proceso, a través de los medios y
recursos que prevé la ley, y sólo agotados éstos, se podrá acudir ante la jurisdicción
constitucional a través del recurso de amparo constitucional, que, como se ha señalado,
es el recurso idóneo para precautelar las lesiones a la garantía del debido proceso; a no
ser que se constate que a consecuencia de las violaciones al debido proceso invocadas,
se colocó al recurrente en absoluto estado de indefensión, lo que no le permitió
impugnar los supuestos actos ilegales y que recién tuvo conocimiento del proceso al
momento de la persecución o la privación de la libertad”. Posteriormente, la
SC0619/2015-R de 7 de junio, fue específico en señalar los supuestos en que era posible
tutelar el debido proceso a través del entonces recurso de hábeas corpus, ahora acción
de libertad, sosteniendo que: “…para que la garantía de la libertad personal o de
locomoción pueda ejercerse mediante el recurso de hábeas corpus cuando se denuncia
procesamiento ilegal o indebido deben presentarse, en forma concurrente, los siguientes
presupuestos: a) el acto lesivo, entendido como los actos ilegales, las omisiones
indebidas o las amenazas de la autoridad pública, denunciados, deben estar vinculados
con la libertad por operar como causa directa para su restricción o supresión; b) debe
existir absoluto estado de indefensión, es decir, que el recurrente no tuvo la oportunidad
de impugnar los supuestos actos lesivos dentro del proceso y que recién tuvo
conocimiento del mismo al momento de la persecución o la privación de la libertad”. En
ese sentido, la SC 0062/2010 de 27 de abril, a tiempo de asumir y reiterar los
entendimientos jurisprudenciales señalados precedentemente, con sustento en el art. 125
de la CPE, precisó que: “…la norma hace referencia únicamente al indebido
procesamiento como una causal de procedencia de la acción de libertad, reconociendo
dentro de su ámbito de protección a la garantía del debido proceso, entendiéndose que
las lesiones a la misma necesariamente deben estar vinculadas al derecho a la libertad
física o personal…”. Por otro lado, la SC 0080/2010-R de 3 de mayo, sostuvo que no es
posible ingresar al análisis de fondo de una problemática a través de la acción de
libertad cuando aquella está referida, “a cuestiones lesivas a derechos fundamentales
relacionados a actividad procesal defectuosa, o relacionado al debido proceso, casos en
los cuales se debe acudir ante la autoridad judicial que conoce la causa en ese momento
procesal, puesto que el debido proceso es impugnable a través de la acción de libertad,
sólo en los casos de indefensión absoluta y manifiesta, o que dicho acto sea la causa
directa de la privación, o restricción a la libertad física”. Los entendimientos glosados
precedentemente fueron asumidos por las SSCC 0380/2010-R, 0577/2012-R,
2048/2010-R 0037/2011-R, 0016/2011, 1897/2011-R, entre muchas otras
El actual Tribunal Constitucional Plurinacional, con relación a la tutela del debido
proceso, vía acc9´0o de libertad, mediante la SCP 0037/2012 de 26 de marzo, señaló
que: “…tratándose de medidas cautelares de carácter personal, no es posible exigir la
concurrencia del absoluto estado de indefensión como requisito para activar la acción de
libertad, habida cuenta que, conforme lo establecieron las propias Sentencias
Constitucionales citadas, el actor debe agotar los mecanismos de impugnación
intraprocesales previo a la activación de la acción de libertad. Un razonamiento
contrario implicaría exigirle al accionante una situación jurídica materialmente
imposible, porque desde ya, el agotamiento de los medios de reclamación idóneos,
obliga a su participación activa en el proceso. Situación diferente es aquella en la que, al
imputado se lo colocó en un estado absoluto de indefensión, lo que le impidió activar
los mecanismos intraprocesales referidos, circunstancia última en la que la acción de
libertad se activará de manera directa”. Razonamiento que también fue asumido en la
SCP 0759/2012 de 13 de agosto.
Finalmente, es preciso señalar el entendimiento de la SCP 0217/2014 de 5 de febrero, el
cual a tiempo de considerar la tutela del debido proceso a través de la acción de libertad,
estableció que: “Los razonamientos citados precedentemente, han permitido la tutela del
debido proceso mediante la acción de libertad siempre y cuando se encuentre
directamente vinculado con el derecho a la libertad; sin embargo, de una interpretación
sistemática y teleológica de los arts. 115.II, 125, 178.I y 180.I de la CPE, con relación al
art. 46 del Código de Procedimiento Penal (CPCo), a la luz del principio de
favorabilidad y la fuerza expansiva de los derechos fundamentales, corresponde efectuar
un cambio de línea jurisprudencial respecto a la tutela del debido proceso mediante la
acción de libertad.
A este efecto corresponde extraer las partes esenciales de los precitados preceptos
legales; en consecuencia, se tiene que el art. 125 de la Constitución, establece que:
'Toda persona que considere que su vida está en peligro, que es ilegalmente perseguida,
o indebidamente procesada o privada de libertad (…), podrá interponer Acción de
Libertad (…) ante cualquier juez o tribunal competente en materia penal, y solicitará
(…) se restablezcan las formalidades legales…'(las negrillas son nuestras); lo cual
implica expresamente que, la acción de libertad se podrá activar en los siguientes
supuestos: 1) Cuando se encuentre en peligro la vida; 2) Cuando exista o se denuncie
persecución ilegal; 3) Cuando exista o se denuncie procesamiento indebido; y, 4)
Cuando exista amenaza o privación efectiva de la libertad; es decir que, en cualquiera
de estos supuestos, podrá acudirse a la acción constitucional a efectos de que los
derechos vulnerados sean protegidos o restituidos, no siendo imprescindible la
concurrencia simultánea de dos o más de estos presupuestos para activar la presente
acción tutelar y tampoco que se encuentren vinculados directamente con el derecho a la
libertad o se desprendan de ella.
Efectivamente, debe considerarse, por un lado, que los supuestos de procedencia de la
acción de libertad señalados en el art. 125 de la CPE y el art. 47 del CPCo, y cuando se
hace referencia al indebido procesamiento, en ningún momento se condiciona la
procedencia la vinculación directa con el derecho a la libertad física o personal.
En ese entendido, bajo una interpretación literal de dichas normas, pero también
atendiendo a una interpretación teleológica de las mismas, debe señalarse que la
garantía del debido proceso en materia penal es tutelable por la acción de libertad, aún
no exista una vinculación directa con el derecho a la libertad física o personal, siendo
suficiente la existencia de una relación indirecta con dicho derecho ante la amenaza de
privación de libertad que el proceso penal supone. Dicho razonamiento se refuerza con
lo previsto en el art. 125 de la CPE, que determina que la acción debe ser presentada
ante el juez o tribunal competente en materia penal, de donde se puede extraer que tanto
la finalidad de dicha previsión como la intención del constituyente es que sean los
jueces especializados en materia penal los que puedan analizar los supuestos de
procedencia que se encuentran dentro del ámbito de la acción de libertad -que en su
mayoría emergen de procesos penales- entre ellos el procesamiento indebido, pues,
conforme al principio de especialidad, no resultaría congruente que las lesiones al
debido proceso sean conocidas y resueltas a través de una acción de amparo
constitucional”.
Pues bien, la jurisprudencia constitucional glosada precedentemente de menera clara y
enfática estableció que el debido proceso en materia penal, es tutelable vía acción de
libertad, prescindiendo de la vinculación directa con la libertad física o personal como
causa directa para su restricción y, que a cuya consecuencia se haya puesto al
encausado, en absoluto estado de indefensión; sin embargo, es preciso aclarar que, la
protección del debido proceso mediante la presente acción de defensa, sin la
concurrencia de los presupuestos que la jurisprudencia constitucional exigía, es viable
siempre que la pretensión de la tutela provenga del imputado y/o acusado; es decir, el
entendimiento desarrollado en la SCP 0217/2014, está reservado exclusivamente para el
imputado; por cuanto, es sobre él que recaerá el poder sancionador del Estado y, en
muchos casos con franca afectación de su libertad física o personal. En ése sentido, los
querellantes, acusadores particulares y el propio Ministerio Público, están vetados a
activar la acción de libertad a fin de proteger su derecho al debido proceso, en efecto,
las vulneraciones del referido derecho deben ser reclamadas a la autoridad jurisdiccional
competente y, subsidiariamente acudir a la jurisdicción constitucional, vía acción de
amparo constitucional.
III.3.La motivación de las resoluciones judiciales como elementos configuradores del
debido proceso

De la exégesis de los arts. 8 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y


14 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), es posible
extraer los elementos configuradores del debido proceso; por otro lado, el art. 115.II de
la CPE, reconoce y garantiza la vigencia del mismo. Así, la motivación de las
resoluciones judiciales, claramente resulta ser componente vital del debido proceso ya
que el cumplimiento u observancia lleva consigo el control democrático del ejercicio del
poder jurisdiccional, siendo además un elemento diferenciador entre la racionalidad y la
arbitrariedad en el ejercicio de la jurisdicción. En ése sentido, la motivación de las
decisiones judiciales persigue tres finalidades; a saber, primero, permite que los
tribunales de instancia superior efectúen el respectivo control al fallo impugnado,
habida cuenta que, a partir de una clara explicación de los motivos y razones para
decidir en una u otra forma, las partes podrán interponer las respectivas impugnaciones
y, a falta de ello el afectado estaría en la imposibilidad de precisar contra qué criterios o
conceptos dirigirá su impugnación; segundo, que el justiciable adquiera seguridad,
confianza y convencimiento en la decisión asumida por la autoridad encargada de
impartir justicia, que conlleve a comprender con meridiana claridad los motivos y
razones que pudieron haber guiado a la autoridad decidir en una determinada forma;
asimismo, apreciar qué circunstancias y elementos de hecho y derecho fueron tomados
en cuenta por el juzgador y, si las alegaciones y proposiciones probatorias fueron
consideradas, explicando con claridad el valor que merecieron los mismos; y, tercero,
pretende hacer públicas las razones que le asistieron al juzgador para fallar en un
determinado sentido, a fin de que el ciudadano común comprenda la razón de la
decisión, porque de ellos deviene la facultad de impartir justicia, conforme estipula el
art. 178.I de la CPE.

En el contexto de lo señalado precedentemente, la motivación bajo ningún criterio


significa “…la exposición ampulosa de consideraciones y citas legales, sino que exige
una estructura de forma y de fondo, pudiendo ser concisa, pero clara y satisfacer todos
los puntos demandados, debiéndose expresar las convicciones determinativas que
justifiquen razonablemente su decisión en cuyo caso las normas del debido proceso se
tendrán por fielmente cumplidas; al contrario, cuando la resolución aun siendo extensa
no traduce las razones o motivos por los cuales se toma una decisión, dichas normas se
tendrán por vulneradas” (SC 1365/2005-R de 31 de octubre) reiterado en las SSCC
2023/2010-R y 1054/2011-R y, en similar sentido la SCP 0401/2012 de 22 de junio.

Con relación a la temática objeto de análisis, el entonces Tribunal Constitucional, a


través de la SC 0752/2002-R de 25 de junio, señaló que: “…el derecho al debido
proceso, entre su ámbito de presupuestos exige que toda resolución sea debidamente
fundamentada. Es decir, que cada autoridad que dicte una resolución debe
imprescindiblemente exponer los hechos, realizar la fundamentación legal y citar las
normas que sustenta la parte dispositiva de la misma. (…) consecuentemente cuando un
juez omite la motivación de una resolución, no sólo suprime una parte estructural de la
misma, sino también en los hechos toma una decisión de hecho no de derecho que
vulnera de manera flagrante el citado derecho que permite a las partes conocer cuáles
son las razones para que se declare en tal o cual sentido; o lo que es lo mismo cuál es la
ratio decidendi que llevó al Juez a tomar la decisión” (las negrillas nos corresponden).
Siguiendo los lineamientos citados precedentemente, es importante llevar a
consideración la SC 2227/2010-R de 19 de noviembre, la que a tiempo de citar los
entendimientos de las SSCC 0871/2010-R y 1365/2005-R, señaló que: “Es imperante
además precisar que toda resolución ya sea jurisdiccional o administrativa, con la
finalidad de garantizar el derecho a la motivación como elemento configurativo del
debido proceso debe contener los siguientes aspectos a saber: a) Debe determinar con
claridad los hechos atribuidos a las partes procesales, b) Debe contener una exposición
clara de los aspectos fácticos pertinentes, c) Debe describir de manera expresa los
supuestos de hecho contenidos en la norma jurídica aplicable al caso concreto, d) Debe
describir de forma individualizada todos los medios de prueba aportados por las partes
procesales, e) Debe valorar de manera concreta y explícita todos y cada uno de los
medios probatorios producidos, asignándoles un valor probatorio específico a cada uno
de ellos de forma motivada, f) Debe determinar el nexo de causalidad entre las
denuncias o pretensiones de las partes procesales, el supuesto de hecho inserto en la
norma aplicable, la valoración de las pruebas aportadas y la sanción o consecuencia
jurídica emergente de la determinación del nexo de causalidad antes señalado”.

Ahora bien, es evidente que los entendimientos anteriores emergen de razonamientos


propios de acciones tutelares diferentes a la acción de libertad; sin embargo, las citas
jurisprudenciales tienen carácter meramente indicativas, cuya finalidad es llevar a la
comprensión cabal de lo que debe entenderse la motivación de las decisiones judiciales.

III.3.1.La motivación individualizada de las resoluciones


judiciales en medidas cautelares ante la existencia de
varios imputados

La naturaleza de las medidas cautelares implica la restricción del ejercicio pleno del
derecho a la libertad física y personal; por cuanto, de su aplicación emerge la detención
preventiva o la imposición de determinadas reglas de observancia obligatoria, mismas
que ciertamente se traducen en la limitación de ciertos derechos fundamentales.
Entonces, toda decisión judicial que repercuta en la libertad física y personal del
imputado, debe tener una clara y debida motivación, en las que se expliquen los motivos
o razones fácticas y jurídicas, en la medida que el justiciable comprenda y adquiera
convencimiento de la decisión judicial adoptada.

En el régimen de las medidas cautelares de carácter personal, la observancia del debido


proceso implica además, que la autoridad jurisdiccional emita una resolución con una
fundamentación pormenorizada e individualizada, al tratarse de dos o más imputados; es
decir, la probable autoría o participación del encausado en el ilícito investigado, los
peligros procesales de fuga, obstaculización y reincidencia, deben estar debidamente
demostradas para cada imputado, ello impide que la autoridad jurisdiccional efectúe una
fundamentación en común para dos o más procesados, sino que antes bien, debe existir
una explicación de motivos para cada imputado y que sea de manera clara y separada.
Un entendimiento contrario equivaldría suponer la existencia de dos o más sujetos con
iguales actitudes, idénticos comportamientos y semejantes condiciones de vida,
supuestos que por lógica consecuencia, son imposibles. Entonces, una motivación
genérica y carente de individualización provoca incertidumbre en el justiciable y
claramente constituye una afrenta directa al debido proceso.

El entendimiento anterior, emerge de la doctrina constitucional desarrollada por el


máximo intérprete y guardián de la Constitución Política del Estado; así, el entonces
Tribunal Constitucional, desde los primeros años de su existencia, mediante
jurisprudencia exigió que las resoluciones relativas a la aplicación medidas cautelares,
tengan una motivación individualizada al tratarse de pluralidad de imputados. En ese
sentido, la SC 321/01-R de 16 de abril de 2001, precisó que: “…al tratarse de varios
sindicados, la fundamentación de la detención deberá ser efectuada caso por caso,
estimando las características concretas que se presentan respecto de cada persona”,
entendimiento que fue reiterado por las SSCC 0425/2002-R, 1061/2002-R, 0336/2003-
R, 0188/2004-R, 1289/2006-R, entre otras. Posteriormente, la SC 0470/2007-R de 12 de
junio, precisó que: “…siendo necesario en caso de existir varios encausados -como el de
autos- se desarrollen los fundamentos considerando cada caso individual para garantizar
la legalidad de la medida adoptada, formalidades que al no haber sido cumplidas
contravienen lo dispuesto por los arts. 233 y 236 del CPP”, razonamiento que fue
reiterado en la SC 0560/2007-R de 3 de julio y, posteriormente en las Sentencias
Constitucionales Plurinacionales 0087/2012, 0660/2012 y 0655/2012, entre otras.

Por otro lado, respecto a la exigencia de la motivación de las resoluciones judiciales que
imponen medidas cautelares, el entonces Tribunal Constitucional, mediante la SC
0782/2005-R de 13 de julio, señaló que: “Ahora bien, la exigencia de pronunciar una
resolución motivada en la que se establezca la concurrencia de los requisitos de validez
para determinar la detención preventiva, entendiendo por motivo fundado a aquél
conjunto articulado de hechos que permiten inferir de manera objetiva que la persona
imputada es probablemente autora de una infracción o partícipe de la misma y que
existe riesgo de fuga y/u obstaculización de la averiguación de la verdad no sólo alcanza
al juez cautelar, sino también al tribunal que conozca en apelación la resolución que
disponga, modifique o rechace las medidas cautelares, toda vez que si bien de
conformidad con el art. 251 del CPP, las medidas cautelares dispuestas por el juez
cautelar, pueden ser apeladas y, por lo mismo, modificadas, ello no significa que el
tribunal de apelación cuando determine disponer la detención preventiva, esté exento de
pronunciar una resolución lo suficientemente motivada, en la que se exprese la
concurrencia de los dos requisitos que la ley impone para la procedencia de esa medida
cautelar”, entendimiento que fue asumido por la SC 1048/2010-R de 30 de agosto.

III.3.2.La prohibición de fundar la detención preventiva en meras suposiciones

Si bien el art. 233.1 del CPP, exige la acreditación de que: “…el imputado es, con
probabilidad autor y partícipe de un hecho punible”, dicha norma debe ser interpretada y
comprendida desde y conforme a la garantía de la presunción de inocencia, habida
cuenta que, la imputación formal no constituye base para determinar la culpabilidad o la
inocencia del sujeto; por lo tanto, a más de que la aplicación de medidas cautelares de
carácter personal surja de la acreditación de una presunta participación o autoría, dicho
concepto (probable autoría o participación) debe emerger de una valoración armónica e
integral de elementos de juicio que sean objetivos y concretos, y no el resultado de la
mera imaginación del juzgador ni de la parte acusadora.

Entonces, la detención preventiva debe ser el resultado de una debida fundamentación


de las resoluciones que la disponen en ese sentido, lo cual impide que la autoridad
jurisdiccional funde su determinación en meras conjeturas o presunciones. En ese
sentido, la simple suposición debe ser entendida como la creencia de un probable
acontecimiento de ciertos hechos o conductas, sin estar completamente seguro de ello;
es decir, aquella idea que surge directamente de la imaginación del sujeto sin estar
debidamente comprobado. Por lo tanto, la resolución judicial destinada a aplicar
medidas cautelares de carácter personal, de ninguna manera debe estar sustentada en
simples o meras posibilidades, sino que, debe ser una decisión producto de la seguridad
y certeza que adquirió la autoridad judicial luego de haber efectuado la compulsa de los
antecedentes del caso y la valoración integral de los elementos de juicio que fueron
llevados a su consideración, para definir la situación jurídica del imputado.

Pues bien, en el marco de las consideraciones referidas precedentemente, es menester


establecer las condiciones de fundamentación relativa a los riesgos procesales de fuga,
de obstaculización y reincidencia. En ese sentido, los presupuestos referidos al peligro
de fuga, establecidos en el art. 234 del CPP, indefectiblemente deben ser demostrados
con elementos de juicio que generen seguridad y certidumbre en el Juez; asimismo, los
postulados del peligro de obstaculización, contemplados en el art. 235 del Código antes
citado, también se exige que sean acreditados con elementos de convicción que generen
convicción en el juzgador; y, finalmente, el peligro de reincidencia que debe ser
demostrado con el cumplimiento de una sentencia condenatoria ejecutoriada. En ese
contexto, ningún peligro procesal debe estar fundada en meras suposiciones, lo cual
implica que, si la autoridad judicial funda su decisión en supuestos como ser: que “el
imputado en libertad 'podría' asumir una determinada conducta” -propia del peligro de
fuga y obstaculización-, tal argumento no satisface la exigencia de una debida
motivación, ni constituye una explicación apropiada para determinar la aplicación de
alguna medida de cautelar de carácter personal; por cuanto, el juzgador debe asumir
absoluta convicción para establecer la concurrencia o no de un determinado riesgo
procesal; es decir, le corresponde a la autoridad judicial definir si existe o no algún
peligro procesal; por consiguiente, lo que no está permitido es, que al momento de
asumir la decisión respecto a la situación jurídica del imputado, el Juez conjeture sobre
la base de las probabilidades (podría o no podría). En tal sentido, si la decisión judicial
se base en meras presunciones de concurrencia o no de los presupuestos previstos en las
normas procesales referidas anteriormente, vulnera el debido proceso del imputado.

La jurisprudencia constitucional, respecto a la prohibición de fundar la aplicación de


medidas cautelares en meras suposiciones, precisó que: “…si bien el juzgador está
facultado para evaluar las circunstancias que hagan presumir el peligro de fuga y
obstaculización de manera integral, no es menos evidente que debe fundar su
determinación en las pruebas y tomando en cuenta todas las circunstancias previstas por
la Ley; corresponde al acusador probar y demostrar la concurrencia de esas
circunstancias previstas en las normas precedentemente señaladas, no siendo suficiente
la mera referencia y presunción de que concurran las mismas, pues por determinación
del art. 16-II y 6 del CPP, se presume la inocencia del encausado mientras no se pruebe
su culpabilidad” (1635/2004-R de 11 de octubre). El entendimiento anterior, fue
reiterado en las SSCC 1747/2004-R, 0001/2005-R, 0129/2007-R, 0514/2007-R,
0670/2007-R, 0040/2010-R, 1048/2010-R, 1154/2011-R y 1813/2011-R, entre otras.

III.4.Análisis del caso concreto

De la compulsa de los antecedentes cursantes en el legajo procesal se concluye que, el


Juez Tercero de Instrucción en lo Penal del departamento de Cochabamba, por Auto de
18 de octubre de 2013, dispuso la detención preventiva de Juan Pablo Romero
Mendoza, por concurrir en su contra la probable autoría o participación en el ilícito
investigado y los peligros procesales de fuga y de obstaculización, previstos en los arts.
233, 234.1 y 2; y, 235.1 y 2 del CPP. Sin embargo, interpuesta la apelación incidental,
el Tribunal de alzada, mediante Auto de Vista de 31 de octubre de 2013, corrigió las
ilegalidades respecto al peligro de fuga; consiguientemente, el presente análisis se
limitará a considerar las denuncias de ilegalidad en la motivación de las Resoluciones
dictadas por las autoridades judiciales demandadas, con relación al peligro de
obstaculización.

La motivación de las decisiones judiciales constituye elemento configurador del debido


proceso, cuya tutela es posible a través de la presente acción constitucional, de
conformidad al entendimiento de la SCP 0217/2014, sin la necesidad de estar vinculado
al derecho a la libertad física y personal; por otro lado, acorde a la jurisprudencia
constitucional glosada en el Fundamento Jurídico III.3.1 de la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional, las resoluciones de aplicación de medidas cautelares de
carácter personal, deben contener una motivación y fundamentación individualizada, al
existir dos o más imputados, no siendo válidas las argumentaciones genéricas y
comunes en relación a todos los encausados; y, finalmente, en virtud a los
entendimientos jurisprudenciales y los argumentos desarrollados en el Fundamento
Jurídico III.3.2 del presente fallo, las consideraciones relativas a la concurrencia de los
peligros de fuga, obstaculización y reincidencia, deben estar debidamente acreditadas
sobre elementos de convicción que sean objetivos, en efecto, se prohíbe cualquier
determinación fundada en meras presunciones o suposiciones.

En el marco de lo señalado precedente, corresponde analizar el Auto de aplicación de


medidas cautelares de carácter personal de 18 de octubre de 2013, pronunciado por el
Juez Tercero de Instrucción en lo Penal del departamento de Cochabamba; así, con
relación a la existencia del peligro de obstaculización, la precitada autoridad judicial
sostuvo que, para los cuatro imputados concurren los presupuestos establecidos en el
art. 235.1 y 2 del CPP; y, por otro lado, no obstante de existir acusación formal contra
de éstos, ello no implica la conclusión del proceso, ya que en el aludido pliego
acusatorio se habrían ofrecidos testigos, en quienes “los imputados en libertad pueden
influir negativamente en estos a objeto de que los mismos puedan declarar falsamente o
comportarse de manera reticente y con este comportamiento reticente de los testigos
puedan beneficiarse los imputados” (sic). La argumentación desarrollada en el aludido
Auto, claramente incumple la exigencia de una motivación individualizada, habida
cuenta que, el Juez demandado debió analizar integralmente los elementos de
convicción y, sobre la base de dicho análisis, establecer si concurre o no el peligro de
obstaculización de manera separada para cada imputado, pero de ninguna manera debió
generalizar la conducta de los imputados para decidir una medida cautelar, máxime si el
mismo afecta la libertad física y personal de los encausados; empero, el Juez Tercero de
Instrucción en lo Penal, simplemente se limitó en señalar la existencia del aludido
peligro procesal para los cuatro imputados; por otro lado, la decisión de la precitada
autoridad judicial también incurre en meras suposiciones, pues señaló que al existir
testigos ofrecidos en la acusación formal, los imputados “pueden” influir en ellos para
que asuman una conducta reticente y “puedan” beneficiar a los imputados; sin embargo,
dicho argumento es mera especulación o suposición, si no tiene sustento en algún
elemento de convicción que permite fundar dicha afirmación, en efecto, el Auto
analizado no cumple con las exigencias de validez y ciertamente vulnera el debido
proceso y, por consiguiente, al haberse dispuesto la detención preventiva del imputado
también conculca su derecho a la libertad.
Los Vocales demandados, mediante Auto de Vista de 31 de octubre de 2013,
resolvieron la apelación incidental formulada por el ahora accionante y concluyeron que
los presupuestos del peligro de fuga y obstaculización, establecidos en los arts. 234.1 y
2; y, 235.1, no existen. Al respecto, como se dijo anteriormente, el reclamo de la falta de
fundamentación respecto al riesgo de fuga ya fue subsanado por el Tribunal de
apelación; consiguientemente, no corresponde efectuar ningún análisis al respecto;
asimismo, con relación a la inconcurrencia del peligro de obstaculización previsto en el
art. 235.1 del CPP, tampoco corresponde realizar ningún examen, por no ser objeto de
la demanda de al presente acción de defensa.

No obstante de lo anterior, los Vocales de la Sala Penal Primera del Tribunal


Departamental de Justicia de Cochabamba, a tiempo de considerar la concurrencia del
presupuesto del peligro procesal de obstaculización, contemplado en el art. 235.2 del
CPP, sostuvieron que, “este presupuesto sí concurre porque el hecho motivo de
enjuiciamiento penal por su propia naturaleza tiene la participación de una pluralidad de
personas constituyendo esto en un elemento de complejidad que hace evidente la
influencia negativa que pueden ejercitar los imputados…” (sic), entre los mismos
partícipes y terceras personas, más aún por estar pendiente la etapa de juicio. El
fundamento anterior, claramente demuestra una incorrecta motivación, ya que la simple
existencia de dos o más sujetos imputados en un mismo caso, no constituye la
concurrencia del peligro de obstaculización, previsto en el art. 235.2 del mismo Código
antes citado. En consecuencia, los argumentos del Tribunal de apelación también
incurren en meras suposiciones, ya que la afirmación de la persistencia del peligro
procesal de referencia, no tiene sustento en ningún elemento de convicción que sea
objetiva y contundente para determinar en ése sentido; por lo tanto, el Auto de Vista de
referencia conculca el debido proceso, en su vertiente de fundamentación.

Por todo lo expuesto, el Juez de garantías al haber concedido parcialmente la tutela


impetrada, no efectuó una adecuada compulsa de los antecedentes ni aplicó
correctamente la jurisprudencia constitucional existente al efecto.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada, en virtud de


la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia
y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional, en revisión resuelve:

1° REVOCAR en parte la Resolución 17 de 5 de noviembre de 2013, cursante de fs.


106 a 110 vta., pronunciada por el Juez Primero de Sentencia Penal del departamento de
Cochabamba; y, en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada, respecto al Juez y
los Vocales demandados, sin disponer la libertad del accionante.

2° Disponer la nulidad del Auto de Vista de 31 de octubre de 2013 y del Auto de 18 de


octubre del citado año y en consecuencia, ordenar que el Juez Tercero de Instrucción en
lo Penal del departamento de Cochabamba en el plazo de tres días de su legal
notificación con el presente fallo emita una nueva resolución conforme a los
entendimientos desarrollados en la presente Sentencia Constitucional Plurinacional,
salvo que la situación jurídica del imputado esté definida como consecuencia de la
orden emitida por el Juez de garantías.
Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Tata Gualberto Cusi Mamani


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

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