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Expediente: 05289-2013-11-AL
Departamento: Cochabamba
En el proceso penal seguido por el Ministerio Púbico contra Juan Antonio Urquidi
Bellido, por la presunta comisión del delito de prevaricato, ampliaron imputación en su
contra, por el supuesto delito de consorcio de jueces, fiscales y abogados;
posteriormente, la autoridad judicial dispuso su detención preventiva, por la supuesta
concurrencia de probable autoría, peligros de fuga y obstaculización.
I.1.3. Petitorio
Karem Lorena Gallardo Sejas y Nuria Gisela Gonzáles Romero, Vocales de la Sala
Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Cochabamba, presentaron
informe escrito, cursante de fs. 100 a 101, señalando: a) La interpretación de la
legalidad ordinaria fue desarrollada en la SC 0085/2006-R de 25 de enero, ratificada
posteriormente en la SC 2869/2010-R de 13 de diciembre; b) El Auto de Vista de 31 de
octubre de 2013, no es arbitrario, porque fue pronunciado en sujeción a las normas
procesales vigentes; asimismo, no está insuficientemente motivada, ya que sus
fundamentos son claros y enmarcados en el art. 124 del Código de Procedimiento Penal
(CPP); por consiguiente, la jurisdicción constitucional no puede suplir la labor de la
jurisdicción ordinaria, en la interpretación de la legalidad ordinaria; y, c) La Sentencia
Constitucional que refiere el accionante fue citada por uno de los coimputados, y no por
la defensa de Juan Pablo Romero Mendoza; en efecto, los supuestos fácticos del aludido
fallo corresponden a una audiencia de cesación a la detención preventiva y no así a la
audiencia de aplicación de medidas cautelares.
I.2.3. Resolución
II. CONCLUSIONES
El accionante estima que las autoridades judiciales demandadas vulneraron sus derecho
al debido proceso en su vertiente de la motivación y correcta valoración de las pruebas;
y, a la libertad, al considerar que, en audiencia de aplicación de medidas cautelares, el
Juez codemandado, sin una debida motivación dio por demostrada la existencia de los
peligros procesales de fuga y obstaculización, fundando su decisión en la previsión legal
contenida en los arts. 234.1 y 2 y 235. 1 y 2 del CPP; consiguientemente, interpuso
recurso de apelación incidental; por lo tanto, los Vocales codemandados establecieron
que el razonamiento de la Resolución impugnada era discriminatoria en cuanto a la
existencia del peligro de fuga; sin embargo, en lo concerniente al peligro de
obstaculización, emitieron un fundamento general en relación a todos los imputados,
señalando que existiría dicho riesgo procesal, debido a la participación de varios sujetos
y pluralidad de partícipes, sin tomar en cuenta que en antecedentes no existe ninguna
declaratoria de rebeldía en su contra y menos fue acreditado su voluntad de no
someterse al proceso. En consecuencia, corresponde en revisión verificar si tales
extremos son evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela impetrada.
La Ley Fundamental, consagra derechos y garantías a favor de toda persona; así, entre
ellos la vida, la libertad física y de locomoción son protegidos mediante la acción de
libertad, instituida dentro del acápite de las acciones de defensa.
Este mecanismo constitucional, tutela de manera efectiva los derechos antes enunciados,
frente a las acciones y omisiones de servidores públicos y personas particulares, que con
sus acciones y omisiones restrinjan, supriman o amenacen de restricción o supresión.
Ahora bien, el segundo pilar que estructura el contenido esencial de esta garantía, se
encuentra configurado por sus presupuestos de activación, que al amparo del art. 125 de
la CPE, se resumen en cuatro: a) Atentados contra el derecho a la vida; b) Afectación de
los derechos a la libertad física como a la libertad de locomoción; c) Acto y omisión que
constituya procesamiento indebido; y, d) Acto u omisión que implique persecución
indebida” (SCP 0037/2012 de 26 de marzo).
La naturaleza de las medidas cautelares implica la restricción del ejercicio pleno del
derecho a la libertad física y personal; por cuanto, de su aplicación emerge la detención
preventiva o la imposición de determinadas reglas de observancia obligatoria, mismas
que ciertamente se traducen en la limitación de ciertos derechos fundamentales.
Entonces, toda decisión judicial que repercuta en la libertad física y personal del
imputado, debe tener una clara y debida motivación, en las que se expliquen los motivos
o razones fácticas y jurídicas, en la medida que el justiciable comprenda y adquiera
convencimiento de la decisión judicial adoptada.
Por otro lado, respecto a la exigencia de la motivación de las resoluciones judiciales que
imponen medidas cautelares, el entonces Tribunal Constitucional, mediante la SC
0782/2005-R de 13 de julio, señaló que: “Ahora bien, la exigencia de pronunciar una
resolución motivada en la que se establezca la concurrencia de los requisitos de validez
para determinar la detención preventiva, entendiendo por motivo fundado a aquél
conjunto articulado de hechos que permiten inferir de manera objetiva que la persona
imputada es probablemente autora de una infracción o partícipe de la misma y que
existe riesgo de fuga y/u obstaculización de la averiguación de la verdad no sólo alcanza
al juez cautelar, sino también al tribunal que conozca en apelación la resolución que
disponga, modifique o rechace las medidas cautelares, toda vez que si bien de
conformidad con el art. 251 del CPP, las medidas cautelares dispuestas por el juez
cautelar, pueden ser apeladas y, por lo mismo, modificadas, ello no significa que el
tribunal de apelación cuando determine disponer la detención preventiva, esté exento de
pronunciar una resolución lo suficientemente motivada, en la que se exprese la
concurrencia de los dos requisitos que la ley impone para la procedencia de esa medida
cautelar”, entendimiento que fue asumido por la SC 1048/2010-R de 30 de agosto.
Si bien el art. 233.1 del CPP, exige la acreditación de que: “…el imputado es, con
probabilidad autor y partícipe de un hecho punible”, dicha norma debe ser interpretada y
comprendida desde y conforme a la garantía de la presunción de inocencia, habida
cuenta que, la imputación formal no constituye base para determinar la culpabilidad o la
inocencia del sujeto; por lo tanto, a más de que la aplicación de medidas cautelares de
carácter personal surja de la acreditación de una presunta participación o autoría, dicho
concepto (probable autoría o participación) debe emerger de una valoración armónica e
integral de elementos de juicio que sean objetivos y concretos, y no el resultado de la
mera imaginación del juzgador ni de la parte acusadora.
POR TANTO