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Escuela de ciencias humanas

Proyecto de intervención social


Presentado por: Daniela Ramírez Ruiz
Profesora: Ruth Bastidas

Fals Borda, O. (2009). 1925-2008. II. La Cuestión Agraria, Cantera de Investigación.


UNA SOCIOLOGÍA SENTIPENSANTE PARA AMÉRICA LATINA. Bogotá: Siglo del
Hombre Editores y CLACSO.

Orlando Fals Borda nació en Barranquilla, Colombia el 9 de julio de 1925 y falleció en el


mismo país; Bogotá el 12 de agosto de 2008. Fue reconocido por fundar en Latinoamérica la
primera facultad de sociología en la Universidad Nacional de Colombia, por lo cual se le
considera el padre de la sociología en el país. Además de propender por la Investigación-
Acción-Participativa (IAP), metodología cualitativa con la cual se busca conocer las
problemáticas de la comunidad, haciendo que el grupo a investigar pase de ser un objeto de
estudio a un sujeto que forme parte de la investigación, logrando transformar su realidad en
pro de sus necesidades.

Uno de sus escritos más importantes fue “La Violencia en Colombia (1975)”, lo escribió
junto con su colega Eduardo Umaña Luna y Monseñor Guzmán Campos, este último fue
párroco en la iglesia de El Líbano, Tolima lugar en el que se desarrolla la mayor parte del
libro. El texto es el resultado de una comisión creada bajo la junta militar instaurada en el
país, la cual estaba encargada de establecer las causas de la violencia en Colombia.

Desde su juventud, Fals Borda se interesó por la aplicación de las ciencias sociales en
Colombia, por eso su mayor reto fue que la catedra de sociología se basara en las realidades
que atravesaba el país. De ese interés surgen dos textos muy importantes, el primero:
presentado para su Magister en Sociología “Campesinos de los andes (1955)” trabajo en el
cual aplicó tanto la metodología cuantitativa como cualitativa, desarrollando una descripción
densa caracterizando a los campesinos de Saucio en Cundinamarca, sus formas de trabajo y

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socialización. Además de analizar comparativamente los impactos de la construcción de la
represa del Sisga en la sociedad, los problemas agrarios y económicos que tenían.

El segundo y uno de los textos que nos compete, presentado para su Doctorado en Sociología
Latinoamericana es “El hombre y la tierra en Boyacá: bases sociales para una reforma
agraria (1957)”, investigación en la cual propone una reforma agraria aplicando aportes de
distintas áreas, exponiendo las problemáticas de la población rural boyacense, la ausencia del
Estado y su transición a la vida moderna.

De ahí que analice la forma en que se desempeñan los roles de género, índices demográficos
y las implicaciones que ha tenido el mal uso de los recursos por parte de los habitantes en
distintos municipios boyacenses, puesto que para la época “la desigual distribución de la
población (…) indica que existe una desadaptación en la explotación de los recursos” (p, 38).

De igual forma se puede evidenciar su trabajo etnográfico, en el cual evidencia las tensiones
generadas en el campesinado por los cambios socioeconómicos. También las falencias
estatales ante poblaciones en su mayoría rurales “el gran dominio de la granja aislada como
tipo de poblamiento en este departamento, el más rural de Colombia (90%), es razón para
meditar sobre sus efectos en la manera de facilitar los servicios públicos, tales como agua y
luz, a los agricultores” (p, 39).

Asimismo, expone las características más relevantes de la sociedad boyacense tales como:
i) El individualismo del campesino al asentarse en granjas dispersas y “el sistema de tenencia
de la tierra, el tamaño de la propiedad, la fragmentación de la misma y el sistema agrícola
han coadyuvado a que se dispersen” (p, 40).
ii) La conservación de sus tradiciones, por ejemplo, la delimitación de los terrenos, la
ausencia y la no aceptación del vecindario, la rutina agrícola y los métodos de producción, la
música, la vestimenta y la religión.
iii) El minifundio, predominante en Boyacá “el tamaño de la propiedad es una causa de la
concepción limitada del mundo que tienen los campesinos boyacenses (…) siendo una forma
predominante, y ocurriendo en condiciones agrícolas, topográficas y edafológicas adversas,
ha contribuido al desarrollo de la pobreza” (p, 44).

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iv) La pobreza reflejada “en la falta de educación, en elementos recreativos rutinarios, en
deficiente alimentación, en descuido personal y de vestuario, en un bajo nivel de vivienda y
en degradación moral y política” (p, 44).

No obstante, Fals Borda indica que a pesar de que Boyacá sea el departamento más atrasado
que otros en el país, respecto a las formas de producción, el conservatismo en sus creencias
y formas de vida, se pueden implementar distintas soluciones que faciliten la realidad de los
boyacenses. De forma que apropiándose de su papel en la sociedad colombiana dejen de ser
subordinados y relegados en asuntos públicos, también adoptando nuevos métodos agrícolas,
tecnificando sus prácticas.

El cambio que buscan los campesinos se ve “a medida que la población aspira más y más a
la emancipación, a la superación de condiciones económicas, políticas y religiosas que a sus
propios ojos han demostrado estar fallando o ser realmente las cadenas que impiden avanzar
hacia un futuro mejor” (p, 52). A pesar de sus ansias por mejorar, como se puede ver a lo
largo del texto hay un largo camino por recorrer, de la mano del Estado, quien debe aportar
para mejorar la situación en las zonas rurales del país, ayudándolos a superar la violencia que
se estaba dando en su contra por no permitirse seguir siendo abusados y oprimidos.

Seguido de lo anterior este segundo capitulo se compone de dos textos más, “Historia de la
cuestión agraria (1975)” y la “Historia doble de la Costa (1986)”. El primero es un estudio
clásico de la cuestión agraria en Colombia, como eje principal muestra la descomposición
del campesinado. El segundo texto, es una narrativa que Fals Borda hace a partir de las
entrevistas realizadas a los campesinos de Bolívar y Sucre, más específicamente a los que
habitaban cerca al Río Sinú.

Estos dos textos, nos muestran la lucha de los campesinos ante las distintas problemáticas
que han tenido que enfrentar a lo largo de la historia y como se ha dado su descomposición.
Dicha descomposición entendida como desbaratar y desordenar, Fals Borda hace referencia
a que el campesinado “se desbarata como clase para pasar a ser otra, desordenándose los
estamentos que antes la conformaban” (p, 57).

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De ahí que haya querido exponer los mecanismos por los cuales el campesinado colombiano
se descompone, legitimando como muestra el autor en la clase socialmente explotada y
dominada por otras a lo largo de la historia. El estar sujeto a las dinámicas del mercado
capitalista, las nuevas formas de producción que aparecieron en el siglo XIX, el cambio en
las formas de pago, la concentración de la tierra, el precio del mercado determinado por la
oferta y la demanda, haciendo que se genere la proletarización rural.

Todos esos cambios hicieron que comenzaran a desaparecer los resguardos indígenas, puesto
que con el paso del feudalismo al capitalismo mercantil se da la tributación, haciendo que
varios cabildos se vieran obligados a arrendar sus territorios para completar los tributos
cobrados por la corona española. De igual forma, con el paso de tiempo se dan las relaciones
señoriales y aparece la figura del jornalero, que es el campesino que ya no puede sostener su
propiedad, además su trabajo no es bien pago. O el indígena que ha perdido su territorio a
manos de los “blancos” y retornando como trabajadores sin posesión alguna.

Posteriormente la monopolización de las tierras a manos de los ejércitos independentistas


hizo que los resguardos llegaran a su fin, al igual que la parcelación de las tierras. Logrando
así que se diera el minifundio y que los antiguos dueños de la tierra resultaran trabajando
como peones para los hacendados que estaban surgiendo. Por otro lado, todos esos factores
hicieron que gran cantidad de la población migrara, puesto que ya no tenían tierras en las que
vivir ni trabajar, obligándolos a convertirse en proletariados en otras zonas del país.

Además, la reducción de los resguardos indígenas logró que se legitimara su opresión en


todos los sentidos, haciendo que perdieran la representación que antes tenían, su cultura y
sus tradiciones. Lo cual hoy en día se sigue viendo reflejado en quienes se quedaron
trabajando la tierra. Aunque los indígenas tienen voz y voto en cuanto a la política y la
recuperación de sus territorios por medio de leyes, los campesinos siguen siendo vistos como
esa clase oprimida que no tiene mecanismos de participación a diferencia de los grupos
afrodescendientes y los indígenas. Ni siquiera son reconocidos como una clase social en el
país.

Considero que este segundo capítulo de la antología hecha por CLACSO no es solo un
reconocimiento al trabajo de Fals Borda, sino también es traer a colación la importancia del

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sector rural en el país y la deuda histórica que tenemos como sociedad con ellos. Aunque se
han hecho distintas reformar agrarias en Colombia, se han dado muchos debates sobre el
campo en el país y a pesar de que se han logrado un sinnúmero de mejoras, también se ha
retrocedido en materia política y la presencia estatal, desfavoreciendo al campesino con los
TLC, la tecnificación que los ha llevado a endeudamientos y la migración campo-ciudad por
falta de ayuda gubernamental.

Leer a Fals Borda es leer la realidad colombiana que hasta el día de hoy no ha tenido grandes
transformaciones, pero también es leer las formas en que se pueden implementar ayudas para
el resurgimiento del campo en el país. Del campesinado como clase socialmente aceptada
que debe al igual que otros grupos sociales tener participación política y derechos sobre el
territorio.

Bibliografía

Orlando Fals Borda- Enciclopedia Banco de la República. (2018). Retrieved from:


http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php/Orlando_Fals_Borda

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