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ASIGNATURA:

SEMIOLOGÍA TEÓRICA
TUTOR:
Dr. RODRIGO CARRIÓN

CUARTO SEMESTRE “A”

PRIMER PERIODO 2018

EXPOSICIÓN:

ABDOMEN: INSPECCIÓN, PALPACIÓN, PERCUSIÓN

ESTUDIANTES:
FRANCY JOEL CAMACHO PERALTA
ARTURO JEOVANNY ESPINOZA VÁSQUEZ
FABRICIO FERNANDO OCHOA ARMIJOS

EL ORO – MACHALA
ABDOMEN
INSPECCIÓN DE LA PIEL

 Aspecto: en la ascitis voluminosa, aparece lisa y brillante, pues al ponerse tensa, gana
lisura y refleja mejor la luz. Es seca y escamosa en los sujetos desnutridos,
avitaminados, caquécticos y en la peritonitis tuberculosa. A veces, tiene una coloración
dudosa (mezcla de suciedad, picaduras de insectos, hipercromía por estados
carenciales, huellas de rascado, etc), todo lo que integra la llamada “piel del
vagabundo”

 Cicatrices: su hallazgo tiene valor, pues, además de orientarnos sobre la enfermedad


que sufrió el paciente y que motivo la intervención, puede relacionar las molestias
actuales. A veces se calcifica o se forma un osteocondroma a su nivel, esta última
eventualidad es rara y propia de cicatrices laparotomías xifoumbilicales.
 Trayectos Fistulosos: la aparición espontanea suele ser secuentes a procesos supurados
profundos. Las fistulas mas frecuentes son las secundarias a enfermedad de Crohn, no
obstante, han sido descritas de forma excepcional en colecistopatías y apendicitis
supuradas, pancreatitis aguda, entre otras casusas. El orificio de la fistula aparece en
sitios mas diversos, y del mismo puede manar mucopús teñido o no de bilis con cálculos
o sin ellos, jugos pancreáticos, pus, orina y heces.

 Estrías cutáneas: aparecen como lesiones deprimidas en relación con la piel


circundante, que es de consistencia y color normales, rectas o algo sinuosas, de color
rojo vinoso y más tarde blanquecino y mas o menos paralelas entre ellas. No son
dolorosas. Motivadas por la atrofia de la dermis.

 Manifestaciones Hemorragicas: en la pancreatitis necrohemorragica aguda, pueden


surgir las ya mencionadas euimosis en el flanco izquierdo o en torno al ombligo.
Tambien se han observado en las hepatopatías avanzadas, embarazo tubárico y tras la
fisuración espontanea de un hepatocarcinoma y sarcoma

 Pilificación: se altera en la cirrosis hepática, celiaca y procesos caquectizantes; en la


primera, el vello llega a ser tan escaso que se justifica hablar de calvicie abdominal, el
pelo pubiano adopta disposición feminoide.

 Cicatriz abdominal: Sus anomalías tienen un notorio valor diagnostico


o Situación: En el varón adulto, a igual distancia del apéndice xifoides y pubis.
En la mujer, más cercano al apéndice xifoides
o Forma y Tamaño: Son independientes, pudiendo alterarlos muchos factores,
como ser multípara o la presencia de tumores
o Cambios de color: Son posibles en las pancreatitis necrohemorragicas agudas
(signo de Cullen), peritonitis biliar o coleperitoneo (color amarillo)
o Metástasis neoplásicas: Frecuentes en mujeres de 40-70 años en la vía
linfática. Se presentan como un nódulo único o múltiple esférico u oval, de
tamaño variaba
o Orificios fistulosos: Perforación espontanea del ombligo en cirrosis:
o 1.Irrupción brusca del líquido peritoneal
o 2. Umbilicorragia copiosa
o 3. Salida del líquido bilioso
 Circulación venosa subcutánea: Poco visible en sujetos delgados, su desarrollo
anormal señala un obstáculo en la circulación venosa de retorno. En la hipertensión
portal (Cabeza de medusa) por la semejanza de las mallas venosas. Obstrucción de vena
cava Inferior, la red venosa se manifiesta en raíz de los miembros y a los lados de la
pared abdominal
• ANOMALÍAS DE LA FORMA Y EN EL VOLUMEN DEL ABDOMEN

• Abdomen globoso o prominente

• Obesidad: debida al engrosamiento de las paredes y a un cierto grado de meteorismo.


Multíparas, debilidad pared muscular y distención cutánea con estrías

• Edema: en la anasarca, piel engrosada por la filtración, conservando la huella de la ropa y


del dedo que ejerce presión. Colelicistitis y apendicitis agua existen placas infiltrativas
inflamatorias en el hipocondrio y fosa iliaca derecha
• Meteorismo: timpanismo o flatulencia, es una distención abdominal por gases contenidos
en el tracto gastrointestinal

• Deglución de grandes cantidades de aire

• Exceso de fermentaciones con producción exagerada de gases

• Por aumento del volumen de los gases

• Por defecto de resorción de gases intestinales (estasis portal)

• En la paresia intestinal

• En la oxalemia e hipopotasemia

• Síndrome de la tensión premenstrual

• Alergias digestivas

• Por defecto de eliminación de gases

• Neumoperitoneo: puede ser espontaneo o por ruptura de una víscera hueca o de un quiste
aéreo.

• Distensión Neurógena: casi exclusiva del sexo femenino, llamado también seudociesis o
falso embarazo Distención abdominal acompañada del signo de patadas que se produce por
la contracción de la musculatura del abdomen

• Ascitis: la forma del abdomen dependerá de la cantidad del líquido y de la tonicidad de la


pared abdominal Si es persistente la musculatura se volverá flácida
• Hipotonía de la pared del abdomen: se observa distrofia muscular progresiva,
agenesia de músculos del abdomen, malnutrición y raquitismo

Movilidad respiratoria de la pared del estómago

Con la cabeza del paciente reposando sobre la camilla, se inspecciona los movimientos
abdominales. Con la respiración debe apreciarse un movimiento suave y uniforme distribuido,
los hombres muestran un movimiento abdominal primario al respirar, mientras que las mujeres
se observa un movimiento costal. La limitación de los movimientos abdominales con la
respiración en los hombres adultos puede indicar una peritonitis u otra patología
PALPACIÓN

Método exploratorio muy valioso, nos informa sobre el estado de la pared y de las vísceras
abdominales

REGIONES ANATÓMICAS DEL ABDOMEN


Sensibilidad y Temperatura Cutánea

La sensibilidad se estima rozando la piel con una aguja (punta roma ), trozo de algodón, reborde
de uña, bolígrafo, etc. La temperatura se la toma con aparatos adecuados, y en su defecto, con
el dorso de los dedos dispuestos en forma de gancho. La temperatura aumenta en procesos
inflamatorios parietales o viscerales profundos
Reflejos Cutaneomucosos

• La exageración de este reflejo superior derecho puede servir para orientar a cerca de la
existencia de una gastropatía orgánica

• Faltan en casos de contratara parietal intensa o en generalizados

Examen del sentido de la corriente sanguínea en la corriente circulatoria venosa colateral

• Se vacían unos 5 cm de vena, para lo cual se colocan sobre ella los dedos índices y
medio adosados por sus extremos

• Luego se separan deslizándose a direcciones opuestas, y el sentido en que se realiza el


relleno vascular indica hacia donde está fluyendo

Anomalías del tejido celular subcutáneo


Su espesor se averigua haciendo pliegues de los tegumentos mediante la pinza formada por el
dedo pulgar y el índice; debe observarse. Al soltar la piel, si esta recobra su aspecto primitivo,
y pasando entonces la yema del dedo sobre su superficie se investiga la eventual presencia de
una fóvea o impresión dejada por los dedos que hicieron el pliegue. El grosor aumenta en la
obesidad y en el edema parietal (mecánico o inflamatorio) y disminuye en los sujetos
enflaquecidos o deshidratados.
Las tumefacciones de la pared (tumorales o no), tanto si son del propio tejido celular
subcutáneo (lipomas, fibrolipomas, placas celulíticas, etc.) como del músculo (fibromas,
hematomas), se hacen más ostensibles cuando el enfermo pone tensa la pared del abdomen,
pues entonces se las palpa sobre un plano más resistente.
Un buen método para poner de manifiesto nódulos celulíticos o de adiposis dolorosa es el de
palpar con la pared tensa y presionar con el pulpejo del índice, antes de tirar de la piel con la
otra mano y después de haberlo hecho; esta arrastra consigo el nódulo y aquella se torna
indolora.
El signo del uraco, ha sido valorado para el diagnóstico de peritonitis tuberculosa consiste en
la percepción, mediante la palpación, del cordón fibroso del uraco (residuo embriológico
procedente de la alantoides), el cual, dispuesto en la línea umbilicopúbica, aparece
anormalmente duro, engrosado e irregular, a causa de que la grasa que lo rodea se encoge y
endurece al estar en contacto con la serosa peritoneal enferma
Apéndice xifoides, borde costal, osteocondritis
No es infrecuente la aparición de molestias o dolores en la región epigástrica que son atribuidos
al estómago y que no tienen anda que ver con la víscera digestiva.
En la xifoidalgia y xifoiditis, el dolor aparece en el epigastrio pero una simple exploración
palpatoria del extremo distal del esternón no diferencia claramente el origen de la molestia, con
importante dolor o incomodidad al presionar de forma más o menos suave el xifoides. Es
obligado ante toda epigastralgia atípica incidir sobre este particular.

En referencia al borde costal, son numerosos los dolores que aparecen en forma de irradiación
hacia ambos hipocondrios y cuyo origen es totalmente extradigestivo, correspondiendo a
procesos dolorosos del borde costal (Síndrome de Cyriax) o neuralgias intercostales, sin
despreciar las fases iniciales de un herpes zoster. La presión del borde costal ha de ser suave,
incidiendo en los extremos distales de las últimas costillas
No queremos dejar de apuntar en este apartado la irradiación epigástrica del dolor secundarioa
a la osteocondritis condroesternal (síndrome de Tietze), motivo de numerosas consultas al
gastroenterólogo por retrosternalgias bajas atribuidas al estómgafo, u que tinene un origen
superficial; una minuciosa anamnesis (variación de las molestias con los cambios posturales)
y una fina exploración física (presión local), nos dará el diagnóstico

Tensión abdominal
Se explora con la mano (indistintamente la derecha o la izquierda, según el hábito del
explorador) colocada paralelamente y algo por fuera de la línea media y apoyada por la palma
sobre la pared teniendo los dedos ligeramente encorvados; se efectúan movimientos de flexión
de los dedos a nivel de las articulaciones metacapofalángicas y no de toda la mano. La
exploración se hace con cierta velocidad; se producen, como máximo, dos o tres depresiones
en un sitio e inmediatamente se pasa a otro. Se busca la tensión siguiendo cierto orden, por
ejemplo de abajo arriba, primero en un hemiabdomen y luego en el otro. Cuando el movimiento
de flexión digital se hace con mayor facilidad en relajación al normal. Se dice que la tensión
abdominal está disminuida, y si con más dificultad, venciendo una mayor resistencia, que está
aumentada.
Cabe señalar que en el abdomen normal la tensión no es uniforme, es mayor en el centro (por
los músculos rectos) que en los flacos, y en la fosa iliaca derecha que en la izquierda, por la
presencia del ciego. El menor en los niños y ancianos que en los adultos, en especial si han
practicado deportes.
La hipotensión del abdomen es muy acusada en los casos de aplasia muscular y después el
parto, de vaciar un ascitis copiosa o extirpar un tumor, etc. En los ancianos con enfermedades
consuntivas, a l apoca tensión muscular se añaden deshidratación y disminución de la grasa y
del tamaño de los órganos (hígado, bazo, vísceras huecas) intracavitarios. La punta de los dedos
alcanza con suma facilidad la pared posterior del abdomen
El aumento dela tensión abdominal puede ser debido a hipertonía de los músculos de la pared
o bien ocasiona por causas que radican en el interior del abdomen (meteorismo, ascitis,
tumores, etc.); en el primer caso, puede ser generalizado o circunscrito, moderado o intenso
(contractura). Se observa:
1. En personas nerviosas, sobre todo al comenzar el examen, cede en el curso de la
exploración, si el ambiente es de comodidad y se alcanza el estado de suficiente
comunicación entre el paciente y el médico
2. En la meningitis (por irritación radicular), donde además hay rigidez de la nuca y
contracción tónica de los músculos flexores de las extremidades inferiores, etc.
3. En el tétanos, en que al mismo tiempo se observa la contractura de los músculos
maseteros (trismo), de los canales vertebrales y aductores del muslo
4. En el aracnoidismo
5. En el síndrome seudoperitonítico o peritonismo
6. En la peritonitis aguda difusa por irritación del peritoneo parietal (abdomen en tabla,
etc.)
Las contractura circunscritas más frecuentes se observan en la apendicitis y colecistopatías
agudas y en la úlcera duodenal en fase activa o perforativa cubierta. En los procesos
pancreáticos agudos y mesentéricos (torsión del epiplón), no existe una verdadera contractura
y s solo un leve aumento del tono parietal.
En la lesión de las vísceras torácicas (neumonía, pleurasia o pericarditis agudas, neumotórax
espontáneo, infarto de miocardio), la hipertonía muscular se acusa en la parte alta del abdomen
(hipocondrios, epigatrio) cediendo ligeramente durante la inspiración (cosa que no ocurre si el
estímulo es peritoneal, pues persiste en ambas fases respiratorias) y con la maniobra ano parieto
abdominal de Sammartino, útil para localizar la lesión causal en los sujetos con el abdomen
contraído.
La maniobra de Santmartino consiste en observar con una mano las modificaciones del dolor
y la resistencia de la pared abdominal (defensa o contractura), mientras que con uno o dos
dedos de la otra mano se efectúa la dilatación anal. La maniobra debe practicarse en el enfermo
con la vejiga de la orina vacía y después de haber efectuado una perfecta palpación del
abdomen. Se introduce suavemente en el ano primeramente el índice y luego el medio,
dilatándolo hasta percibir la sensación de comprensión o tensión fisiológica (en los niños, basta
la introducción de un dedo, y en algunos adultos con esfínter muy laxo es necesario, a veces,
introducir tres o cuatro dedos). Con el ano dilatado en la forma expuesta, se practica la
palpación de la pared abdominal en busca de las modificaciones, así, primero, de la contractura
y después del dolor espontáneo a la presión, empezando por las zonas donde la palpación previa
nos demostró ser más depresibles y menos dolorosas. Fundándose en que el reflejo producido
por la dilatación anal inhibe el patológico, cuando éste no es debido a una lesión orgánica grave
e intensa, se han señalado las siguientes eventualidades:
1. En los síndromes abdominales de causa extradigestiva (traumatismo del tórax,
neumonía), desaparecen el dolor y la contractura.
2. En las afecciones peritoneales agudas, da lugar a la localización del dolor y la
contractura a nivel de la zona afecta.
3. En los cólicos, anexitis y apendicitis subagudas, la contractura y el dolor disminuyen o
cesan, lo que facilita la palpación
4. En los cuadros peritoneales severos (perforación) el dolor y la contractura persisten
La apreciación del tono postural de los músculos rectos en el epigastrio (una vez obtenida una
buena relajación muscular), orienta hacia un padecimiento gástrico o duodenal; el hipertono
del recto derecho se observa, con frecuencia, en la úlcera antral; en el recto izquierdo, el ulcus
de la pequeña curvatura; un signo más precoz de una ascitis evolutiva (precede a la distensión
del abdomen) es el aumento global y progresivo de la tensión postural del abdomen (este dato,
muy sutil, solo se aprecia valorando los resultados de palpaciones sucesivas)
El aumento de tensión de causa cavitaria se observa en el derrame líquido (ascitis) o gaseoso
intraperitoneal (neumoperitoneo) y en la distensión gaseosa gastrointestinal (meteorismo o
flatulencia). En estos casos, el abdomen es prominente y la mano que palpa advierte una pared
más o menos tensa que le permite adentrarse algo a su través.
Es fundamental saber distinguir el dolor visceral y el dolor muscular parietal. El dolor muscular
se aprecia presionando con la punta de uno o más dedos estando la pared tensa, para lo que se
pide al enfermo que levanta la cabeza y los gombros de la cama o camilla sin apoyarse y estando
los miembros inferiores extendidos (maniobra de Smith y Bates)
También vale la sobreelevación de la cabeza oponiéndose al movimiento mediante una mano
aplicada sobre la frente (maniobra de Garnett)

Puede ser por lesión muscular local, como una rotura de fibras, hematoma de la vaina del recto,
pinzamiento de los nervios de la fascia profunda o referido a paritr de una viscera del abdomen
enfermo, en el caso de pinzamiento nervioso ocurre con mayor frecuencia en el reborde externo
de la vaina del recto

El dolor es de tipo aguda y fulgurante, a menudo exacerbado por la presión sobre el lugar o por
estiramiento del nervio con los movimientos. El punto sensible (se busca con la pared tensa)
suele ser tan pequeño como el extremo romo de un lápiz. Cuando esto ocurre en el lado
izquierdo, sobre todo en personas jóvenes, no es significativo, pero cuando sucede en el
derecho puede ser motivo de confusión.
En el caso de dolor referido, el aumento de sensibilidad coincide con aumento de tensión
postural; en la úlcera duodenal se dan ambos fenómenos sobre el hemiabdomen superior del
músculo recto derecho; en la úlcera de la pequeña curvatura, en sitio parejo del lado izquierdo,
etc. En la colecistitis, duele presionando por fuerza del músculo recto derecho; dato útil para
su diferenciación con la úlcera duodenal en que el dolor es sobre el propio músculo
Regiones herniarias
Su examen es obligado en todos los cuadros oclusivos intestinales. Cabe señalar que la
palpación pone de manifiesto hernias que, por su tamaño exiguo, escapan a la inspección
incluso cuando el paciente contrae la prensa abdominal como para evacuar el intestino o efectúa
la maniobra de Valsalva. El examen se realiza con el paciente de pie y luego en decúbito dorsal
tensando la pared.
Las hernias epigástricas, situadas a lo largo de la línea media, contienen tejido adiposo o
epiplón,y rara vez intestino o estómago, a causa de la situación alta del orificio herniario. Por
su pequeñez, deben ser buscadas con cuidado y con la pared contraída. Son posible causa de
un vivo dolor localizado o irradiado al ser presionadas. Cuando se estrangulan, aparece junto
con constricción y vómitos, dolor agudo en el hemiabdomen superior, además, se palpa una
tumoración irreductible situada en la línea blanca (alba). El dolor gástrico obecede a la tracción
del epiplón mayor que está adherido a la curvatura mayor del estómago, ya que en la hernia
epigástrica estrangulada, una porción del epiplón puede ser tomada entre los bordes de la
hendidura en la fascia. Cuando el pellizcamiento cede, el dolor desaparece. Con frecuencia, se
presenta una epiploítis que se confunde con una estrangulación.
La hernia del ombligo puede considerarse fisiológica en el recién nacido y lactante de pocos
meses porque aún no se ha completado el cierre del anillo umbilical. En los cirróticos hepáticos
con ascitis, es frecuente.
Las hernias crurales son más frecuentes en las mujeres. No suelen presentar el volumen, a veces
gigante, de las inguinales. Pueden incluso pasar inadvertidas (salvo crisis de pinzamientos
pasajeros) hasta que un día sobreviene una estrangulación
Las hernias inguinales se estudian con la palpación cuidadosa de la región de este nombre. Por
su interés práctico, nos ocuparemos de estas con detalle.
La región inguinal se palpa apoyando la palma de la mano homónima al lado examinado sobre
el trayecto inguinal siguiendo su eje.
Esta maniobra debe efectuarse con el paciente en decúbito dorsal, de pie y en ambas posiciones
con esfuerzos de tos y apelando a la maniobra de Valsalva. Una hernia inguinal se hará evidente
por la deformación globulosa de la región y la percepción táctil del impulso expansivo
provocado por la protrusión visceral. Se pasa luego a explorar el trayecto inguinal. Para ello,
situado el médico frente al paciente, y con la hernia reducida, usando el pulpejo del meñique o
del índice según el calibre del orificio inguinal externo (OIE); de la mano contralateral al lado
explorado, con su cara palmar apoyada en el tercio medio del escroto, se invagina la bolsa en
dirección al OIE

Al llegar al borde superior del pubis, se flexiona ligeramente la falangeta y se traspone el OIE,
cuyos bordes y diámetro se determinan con el dorso de la falangeta, o con la cara palmar,
rotando el dedo. En general, un OIE normal es difícil de franquear sin flexionar la falangeta
que ha sobrepasado el borde superior del pubis, pues está ubicado en un plano posterior al
hueso citado.
El dedo introducido en el OIE sigue la dirección del trayecto inguinal hacia el orificio inguinal
interno (OII) apreciando los caracteres del cordón espermático, sobre todo su espesor
(aumentando cuando alberga un saco oblicuo externo). Se determina cuidadosamente el estado
anatomofuncional, o sea, en relajación y en contracción, de las diversas estructuras de la región,
así el ligamento crural, complejo muscular oblicuo menortransverso, fascia transversalis, borde
externo de la vaina rectal y, ocasionalmente, del ligamento de Cooper.
Es de interés práctico establecer la diferenciación entre hernia inguinal oblicua externa y
directa. Basta para ello introducir un dedo en el trayecto inguinal y pedir al paciente que tosa.
La hernia oblicua externa viene desde arriba y afuera y choca contra la punta del dedo de
manera similar a como lo haría otro dedo descendiendo en la dirección y dentro del trayecto
inguinal. En caso de hernia directa, el impulso se percibe en la cara palmar del dedo,
proviniendo del piso del canal inguinal, de manera difusa, como si el dedo fuera empujado
hacia afuera, hacia la superficie, en toda su extensión.
Palpación profunda
Es más fácil y demostrativa con la pared flácida. Sirve para reconocer las condiciones físicas
de las vísceras, eventual presencia de formaciones quísticas o tumores y detalles de la pared
posterior. Adelantando ideas, diremos que los órganos duros (hígado, bazo, riñón) se perciben
mejor en el curso de las inspiraciones profundas con una sensación muscular de resalte, y las
huecas (estómago, cólon) o blandas (ganglios, cola del páncreas) en la fase espiratoria en que
la pared se encuentra más relajada. Es muy útil la palpación de los músculos psoasilíacos; para
ello, la mano derecha (con la izquierda encima presionando) se hunde cuidadosamente en las
fases espiratorias (se mantiene en la inspiración) hasta alcanzar las masas musculares, primero
de un lado y luego del otro. Ciertos procesos viscerales (anexitis, pielitis, apendicitis) y por un
reflejo viscerosensitivo (como ocurre en la pared anterior con el estómago y vías biliares) dan
lugar a zonas de head musculares. La sensibilidad aumentada de este músculo, en ambos lados,
tiene poco valor y se observa en sujetos hipersensibles.

PERCUSIÓN
Este método exploratorio tiene en lo que se refiere al abdomen, una importancia menor que la
palpación. Acudimos a él para precisar el contorno de las vísceras abdominales, delimitar el
área de un tumor y para orientarnos sobre si el aumento de volumen que en un momento dado
presenta el vientre es debido a gas (timpanismo, neumoperitoneo), líquido (ascitis, quiste
ovárico, coleperitoneo, etc.) o una masa sólida.
La percusión será muy suave y superficial. Para ello, apoyamos el dedo índice o medio de la
mano izquierda sobre las paredes del abdomen, y el dedo medio de la mano derecha,
flexionado, lo dejamos caer sobre el primero.

Si la pared abdominal es gruesa o está tensa, profundizaremos algo la percusión, pero sin llegar
a la fuerte, que nos daría un sonido que no correspondería a la zona que queremos explorar.
El timpanismo abdominal fisiológico es sumamente variable según el grado de repleción o
vacuidad del tubo entérico. Dentro de los diversos tipos de timpanismo fisiológico de los
órganos difestivos, admitimos el siguiente modelo: el estómago da a la percusión un
timpanismo grave; el ciego y cólon ascendente, un timpanismo más agudo, y el intestino
delgado un timpanismo agudo.
Las causas capaces de alterar el sonido percutorio normal del abdomen;
Enfisema subcutáneo
Da a la percusión un sonido timpánico característico. El dedo percibe, al mismo tiempo,
sensación de crepitación nívea
Ascitis
Puede ser libre o tabicada. En la primera, el líquido sigue, hasta cierto punto, las leyes de la
gravedad y se acumula en las partes declives, que por tal motivo se tornan mates (signo dela
matidez declive). Estando el sujeto en la posición de pie, la percusión delimita una zona mate
que ocupa los flancos y el hipogastrio; por encima de ella se obtiene timpanismo, que facilita
en sumo grado la de marcación. En decúbito dorsal, la zona mate abarca el hipogastrio, las
fosas ilíacas y los flancos en una altura que varía según sea la cantidad del derrame. La parte
central es timpánica. Si, en esta misma posición del decúbito supino, el enfermo adopta el
decúbito lateral derecho, el líquido se desplaza hacia ese lado, con lo que la fosa ilíaca y el
flanco derecho darán un sonido mate a la percusión, siendo timpánica la del lado izquierdo.
Una manera fácil de objetivar estos amplios movimientos de traslación del líquido ascítico es
la siguiente: estando el enfermo en decúbito dorsal se percute un flanco, por ejemplo, el
izquierdo, comprobada la matidez, sin dejar de apoyar el dedo plesímetro incitamos al enfermo
a colocarse en decúbito lateral derecho, percutimos entonces nuevamente y obtendremos
timpanismo en la zona que antes resultaba mate.
Cuando el líquido ascítico es escaso, se percute al enfermo en posición genupectoral, en la que
el líquido se acumula alrededor del ombligo, o de pie, en la que se obtiene una matidez
hipogástrica con un límite superior horizontal.
Si recordamos que el líquido del derrame peritoneal se halla en equilibrio hidrostático en
cualquier parte del abdomen y que por debajo del diafragma la presión abdominal es
subatmosférica, comprenderemos el hecho, a primera vista paradójico, de que el líquido
ascítico, independientemente de su cuantía, se acumule entre el hígado y diafragma, dando
lugar a la matidez de ambas bases pulmonares (en especial la derecha) aun en aquellos casos
en que la percusión del abdomen, practicada con técnica correcta, es poco demostrativa. Ello
nos demuestra que, la investigación de la matidez del abdomen sólo nos da una idea muy
inexacta de la cuantía del derrame peritoneal.
En derrames líquidos inflamatorios, la percusión nos dará zonas mates, salpicadas con zonas
de timpanismo (abdomen en tablero de damas). En los cambios de posición del enfermo, no se
encontrará el cambio rápido y neto de sonido como en los derrames mecánicos, y, por último,
el límite superior nos dará una línea sinuosa irregular. Ello se explica por la tendencia de los
exudados a enquistarse, con formación de adherencias.
En la peritonitis tuberculosa con poco líquido, puede observarse el signo de Thormayer que
consiste en la aparición de un sonido timpánico en lo alto del abdomen y a su derecha, en
contraste con la matidez del hemiabdomen izquierdo, donde existe derrame. Se atribuye a la
inflamación retráctil del mesenterio, que atrae las asas del intestino delgado en dirección hacia
arriba y a la derecha
Irritación peritoneal
Si se trata de la perforación de una víscera hueca, encontramos un pequeño derrame peritoneal
y la desaparición de la zona de matidez hepática (signo de Jobert). Este timpanismo prehepático
se desplaza a la cara externa del hipocondrio al adoptar el enfermo el decúbito lateral izquierdo.
Debe distinguirse de la modificación de la matidez de carácter tardío ligada la distensión
atónica del cólon. A veces, su aparición es precoz, incluso a los 10 minutos de la perforación,
pero no constante, pues falta grave esperar la aparición de este signo para el diagnóstico. La
ortopercusión de la cavidad abdominal es muy valiosa. Las ondas sonoras despiertan dolor en
la zona inflamada, cuya área puede ser delimitada con precisión
Tumores
La percusión limita su área (mate) y nos ilustra sobre su profundidad en relación a la pared
abdominal; otras veces, evidencia un meteorismo localizado, cuando hay asas intestinales
distendidas a causa del tumor, o una ascitis, la cual puede incluso aparecer en caso de tumores
benignos, como en el síndrome de Meigs
Oclusión intestinal
Se observa timpanismo en el asa, distendida por gases, que se encuentra por encima del
obstáculo. Esto ayuda a localizar el punto probable del íleo mecánico. Así, en el caso de una
oclusión del ángulo esplénico del cólon, será el cólon transverso el que nos presentará el
timpanismo en cuestión; en la oclusión del asa sigmoidea, el descendente; en la oclusión de la
válvula de Bahouin, el intestino delgado, etc. En las oclusiones bajas (asa sigmoidea, recto), el
timpanismo puede ser patente en todo el abdomen. En la oclusión intestinal, el asa afecta, muy
distendida (signo de Wahl) da a la percusión un sonido mate (seudomatidez) a veces con timbre
metálico, a causa de la gran tensión del gas
Otros procesos
En la celiaquía existe timpanismo central y, a veces, matidez desplazable en los flancos que no
corresponde a ascitis, sino a las asas intestinales átonas y repletas de líquidos movilizables por
gravedad al cambiar de postura el paciente (seudoascitis)
En la cistitis enfisematosa, encontramos un gran globo vesical con timpanismo percutorio en
todo el hipogastrio.
AUSCULTACIÓN
Es un método exploratorio

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