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Javier Buenrostro, de RT
Solamente un par de días después del triunfo electoral de Andrés Manuel López
Obrador, Olga Sánchez Cordero, quien ha sido designada como futura secretaria
de Gobernación (ministra del Interior), declaró que el gobierno de AMLO estaba
dispuesto a iniciar un amplio debate alrededor de la despenalización de
las drogas. Es, afirma, una forma distinta de encarar la violencia que
vive México.
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Las primeras propuestas (no formales todavía) consisten en despenalizar la
producción y uso de marihuana, así como el uso de la amapola con fines
farmacéuticos. La urgencia por cambiar la política de drogas en México se debe a
que el enfoque prohibicionista castiga al pequeño consumidor en lugar de a los
grandes productores de la droga.
Canadá y Estados Unidos no solo cuentan con una mayor cantidad de
consumidores, sino que la comercialización y el pago de impuestos de los
productos pueden arrojar importantes cantidades de ingresos adicionales a las
arcas públicas que se pueden destinar a los sistemas de salud en lugar de a los
de seguridad. De mantener el carácter ilegal de este producto, México seguirá
poniendo los muertos y la violencia, y el Estado verá cómo en lugar de obtener
ingresos por impuestos se produce cada vez una mayor sangría en el presupuesto
social por destinársele a cuestiones de combate al narcotráfico.
El debate en México
Canadá presentó una ley que permitirá que cada vivienda pueda cultivar un
máximo de cuatro plantas de marihuana.
El Senado de Canadá aprobó el proyecto de ley que legalizará el consumo
recreativo de marihuana, buscando que el primer ministro, Justin Trudeau,
despenalice la marihuana.
El controvertido proyecto de ley fue aprobado por la Cámara Alta del Parlamento
de Canadá por 56 votos a favor, 30 en contra y una abstención.
Sin embargo, la votación en el Senado es sólo uno de los pasos que quedan
antes de que Canadá se convierta en el primer país industrializado que aprueba el
consumo recreativo de marihuana.
Una vez que el proyecto de ley pase este trámite, el texto legislativo tendrá que
regresar al Senado de Canadá para una última votación.
Una vez que sea aprobado por el Parlamento y reciba la firma de la gobernadora
general del país, que ejerce la función de jefa de Estado en nombre de la reina
Isabel de Inglaterra, el Gobierno de Canadá concederá tres meses a las
provincias para que se preparen antes de autorizar la venta legal de marihuana.
Proyecto alterno
Wong, así como Ríos, cuestionó que se exija antecedentes penales y judiciales a
los pacientes. Ellos explicaron que se presentará un proyecto de reglamento
alterno. El Ministerio de Salud aún está dentro del plazo de 90 días para recibir
observaciones, el cual vence a fines de agosto.
Asimismo, fija una lista de productos que podrán ser importados por los
establecimientos que la Dirección General de Medicamentos, Insumos y Drogas
(Digemid) autorice para tal fin. Se trata de aceites, resinas, tinturas y extractos, así
como derivados sintéticos del cannabis.
—Fármacos preparados—
Yuri Cutipé, miembro del Comité Multisectorial que elaboró el proyecto de
reglamento, señala que la alternativa a la importación son los preparados
farmacológicos. “En establecimientos de salud, públicos o privados, se podrán
obtener estos preparados con prescripción médica”, detalló.
El proyecto del reglamento fue elaborado por una Comisión Multisectorial del
Minsa y contiene disposiciones que regulan aspectos relacionados a la
investigación, producción, importación y comercialización del cannabis y sus
derivados destinados exclusivamente para fines medicinales y terapéuticos.
Por esta razón, de acuerdo al Minsa, constituye “un reglamento técnico,
requiriendo por tanto ser puesto de conocimiento de la comunidad a efecto de
garantizar que sus disposiciones no constituyan obstáculos técnicos al comercio”.
La propuesta define a las autoridades de control competentes, así como los tipos
de licencias para investigación científica, producción, importación y/o
comercialización, la prescripción médica, la adquisición, almacenamiento,
custodia, dispensación y control de derivados y productos terminados del
cannabis. Asimismo, plantea la creación de un Registro Nacional de Pacientes
Usuarios, propone una serie de medidas de control y fiscalización que abarca las
actividades para la obtención de la planta del cannabis y sus partes desde la
semilla, siembra, manejo, cosecha y post cosecha, hasta la obtención de un
derivado de esta planta, su proceso de manufactura y envasado hasta llegar al
producto terminado, entre otros.
Esta semana, César Cabezas Sánchez, jefe del Instituto Nacional de Salud (INS)
e integrante de la comisión multisectorial del Ejecutivo encargada de elaborar el
reglamento, informó a El Comercio que la primera versión será publicada la
próxima semana en la página web de la Presidencia de Consejo de Ministros
(PCM).
Hace casi seis meses, el ex presidente Pedro Pablo Kuczynski promulgó la Ley
30681 que legaliza el uso medicinal y terapéutico del cannabis, pero como esta
norma aún no ha sido reglamentada, Aydé sigue con el miedo de ser detenida.
“Nuestros niños no esperan la reglamentación. ¿Qué nos queda? La
desobediencia”, dice.
Ella es representante del colectivo Buscando Esperanza, que reúne a más de 300
pacientes que, como su hija, con epilepsia refractaria, utilizan la marihuana
medicinal para mejorar su calidad de vida. En estos casos, la medicina
convencional no surte efecto. En dos años, la hija de Aydé pasó de tener hasta 10
crisis diarias a una cada tres días.
Según Cabezas, los interesados podrán revisar dicho documento y brindar sus
aportes durante un mes, los cuales se incluirán en la versión final del reglamento.
“Las madres o potenciales usuarios podrán dar sus opiniones y puntos de vista.
Se va a recibir el aporte de toda la comunidad”, precisó.
De acuerdo con el especialista, en esta primera versión, la comisión –que incluye
a representantes de los ministerios de Salud, Agricultura y Riego, Comercio
Exterior y Turismo, Devida, la Policía Nacional del Perú, entre otros– consideró los
aspectos técnicos para implementar la norma.
Sin embargo, el jefe del INS reconoce que los pacientes no pueden esperar este
largo proceso. Por ello, detalló que se tendrá como alternativa la importación de
medicamentos derivados del cannabis. Precisamente este es el temor de los
colectivos, pues consideran que con esta opción no todos podrán acceder al
tratamiento.
Por ejemplo, Juana Olazábal, también con epilepsia refractaria y representante del
colectivo Purple Joy, señala que un aceite importado llega a costar hasta US$300,
algo que la mayoría de pacientes no podría pagar. “El Estado tendrá que regular
eso”, señaló Cabezas al respecto.
Cuando Elías Zaldívar tenía 18 años y quería conseguir marihuana, no tenía que
recorrer los pasillos de la universidad en busca de ese muchacho con cara de
dopado que la vendía en su dormitorio. Iba derecho a un médico.
En una concurrida calle de Hollywood, descubría rápidamente una clínica
especializada en derivaciones para la yerba. Tras conversar por videoconferencia
durante 10 minutos con un médico, en la recepción le entregaban una carta de
aspecto oficial con un sello dorado estampado en relieve que le permitía
comprar marihuana medicinal en cualquier dispensario de California, Estados
Unidos.
En las dos décadas desde que California autorizó el consumo de cannabis por
razones médicas —fue el primer estado en hacerlo— ha sido un secreto a voces
que quien quiera marihuana por el motivo que sea puede encontrar un médico
que la recomendará casi con cualquier pretexto.
Aunque algunos médicos que toman el examen en serio cobran mucho más, los
honorarios de los lugares que lo hacen en 10 minutos son de unos 40 dólares.
Ahora que la marihuana para consumo recreativo se volverá legal para los
mayores de 21 años a partir del 1 de enero, algunos arrojarán sus cédulas
estatales a la basura.
Ana Álvarez es una técnica dental que en los últimos años se ha especializado en
el cultivo de sus propias plantas de cannabis medicinal.
Son las once de la mañana y Anthony aún duerme, dice Ana, quien movida por la
desesperación y el deseo de aliviar las dolencias de su hijo optó hace dos años
por preparar su propio aceite de cannabis medicinal.
Eran cuarenta las convulsiones que tenía su hijo a diario debido a la enfermedad
que le fue diagnosticada a los 4 años y que, le advirtieron los médicos, era
degenerativa. Con el pasar de los años y debido a la aparición de tumores en sus
órganos, su hijo perdería capacidades motrices e intelectuales.
Sumergen en alcohol la materia prima durante dos horas, cuelan la mezcla con un
cernidor casero, lo colocan a baño maría por cuatro horas para que se evapore el
alcohol y de la resina resultante obtienen una botellita de 50 mililitros de aceite de
cannabis medicinal.
Esta semana se cumplió el plazo para reglamentar la Ley Nº 30681, que regula el
uso medicinal y terapéutico del cannabis, y que fue aprobada en noviembre del
año pasado.
Múltiples voces se han sumado en este informe para sugerir al Estado la forma
más efectiva para poner en práctica la ley. Ana es una de esas voces y la cabeza
visible de un movimiento de más de 300 familias que ven en la planta una tabla de
salvación para aminorar los dolores de sus parientes.
¿Es posible crear una industria nacional de producción del cannabis medicinal y
así proveer a quienes lo necesiten de aceite de mejor calidad y a menor costo?
Hecho en Perú
Otra de las representantes del movimiento de usuarios de la marihuana
terapéutica es Francesca Brivio. La actriz y comunicadora social ha formado su
fundación Cannabis Gotas de Esperanza.
En una carta pública que esta semana le escribió al presidente Martín Vizcarra,
Brivio, quien padece de mastocitosis sistémica, una enfermedad rara que la ha
consumido los últimos ocho años, y que controla con el aceite medicinal, sugiere
la posibilidad de desarrollar una industria del cannabis en nuestro país que podría
"cubrir potencialmente más del 50% de la demanda mundial".
"Y con una fracción de las divisas que generaría la exportación podríamos
subvencionar el aceite de cannabis medicinal de las familias que lo necesiten",
añade Brivio.
Por otro lado, Cruz señala que "el uso de la marihuana no es seguro y puede
producir muerte si se toma de manera inadecuada". Añade, además, que la
efectividad del cannabis no está comprobada por estudios científicos y que los
casos de éxito son anecdóticos: "no se puede liberar un producto para la salud
pública porque le hizo bien a tres personas", dice el funcionario.
Lo cierto es que no son casos aislados los que comprueban la efectividad del
cannabis.
Estos son algunos de los puntos de vista que se discuten para la pronta
reglamentación de la ley del cannabis medicinal que se espera beneficie ante todo
a quienes más lo necesitan.
Ana Álvarez espera que la ley contemple el autocultivo para seguir sorteando la
enfermedad de su hijo.
“Todo indica que la importación va a ser aprobada”, dice a Día1 Mario Grieco,
presidente de Knox, fabricante y comercializador global de derivados
de cannabis en Canadá, Estados Unidos, Australia y Brasil. El empresario se
refiere a los alcances del proyecto de reglamento para el uso medicinal y
terapéutico de esta hierba en nuestro país, en consulta pública hasta el 16 de
agosto próximo.
Pero su visión del negocio en nuestro país va más allá. Le gustaría producir
cannabis, lo que estima demandaría una inversión de US$20 millones en una
planta procesadora.
“No supieron entender la trascendencia [del negocio] a nivel mundial”, opina Tony
Salas, presidente de la consultora en agronegocios ACM, quien ha asesorado en
el cultivo a inversionistas en el continente. Apunta que hoy se estima que el
mercado global de derivados de cannabis equivale a US$20 mil millones y
llegará a US$150 mil millones en el 2028.
Agrega que en la costa peruana se podrían obtener hasta 2,5 cosechas por año
en invernaderos o a cielo abierto con una inversión por hectárea de US$100 mil,
incluida la seguridad.