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Cámara 3a en lo Criminal de General Roca

Defensor del Pueblo de la Nación doctor Jorge L. Maiorano. • 25/08/1995

Publicado en: LA LEY 1996-A , 747 con nota de Humberto Quiroga Lavié • DJ 1996-1 , 749
Cita online: AR/JUR/2373/1995
Voces
Sumarios

1. 1 - La afectación del art. 23 de la Constitución de Río Negro obliga al tribunal a que, en uso
de las facultades consagradas en su art. 43, párr. 2º, haga lugar a la acción de amparo
interpuesta por el Defensor del Pueblo.

2. 2 - Como la acción de amparo no puede quedar librada a una mera decisión en el papel,
sino a la posibilidad de su realización práctica, el amparo motivado por la afectación del art.
23 de la Constitución de Río Negro por las autoridades carcelarias, debe ir acompañado de
medidas coercitivas que pueden llegar, según los casos, a la libertad de quienes se ven
afectados en sus garantías y derechos.

3. 3 - La admisión de la acción de amparo tendiente a lograr el efectivo cumplimiento de las


prescripciones contenidas en el art. 23 de la Constitución Provincial no puede llevar a
derogar penas impuestas por el tribunal, mas su cumplimiento debe ajustarse al
ordenamiento vigente, razón por la cual tal efecto puede sobrevenir, no por caducidad de la
cosa juzgada, sino exclusivamente por falta de cumplimiento del Estado provincial de sus
deberes jurídicos al respecto.

4. 4 - La convivencia indiscriminada entre mayores y menores procesados y condenados, que


impide disponer el régimen carcelario y de resocialización apropiado a cada uno de ellos en
su condición de tales, contraría los motivos a los cuales responde el art. 23 de la
Constitución Provincial.

TEXTO COMPLETO:

General Roca, agosto 25 de 1995.


Considerando: Que a fs. 10 el citado Funcionario nacional promovió la presente acción en
los términos del art. 43 de la Constitución Provincial, argumentando que en la Cárcel de
Encausados de esta ciudad, conforme la actuación de oficio N° 02159/95 caratulada
"Defensor del Pueblo de la Nación por presunta violación de los derechos humanos de las
personas alojadas en la alcaidía local", adolece de graves anomalías que afectan lo
estatuido por los arts. 18 y 23 de la Constitución de la Provincia, 18, 31 y 75 inc. 22 de la
Nacional, art. XXV de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre,
art. 5° de la Declaración Universal de Derechos Humanos, art. 5°, incs. 2°, 4°, 5° y 6° del
Pacto de San José de Costa Rica, los arts. 7° y 10 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (ley 23.313) y art. 16.1 de la Convención Contra la Tortura y otros tratos o
penas crueles, inhumanas o degradantes (ley 23.338).
Sintéticamente discriminaremos las anomalías señaladas por el accionante:
a) Alojamiento de personas procesadas junto con aquellas que poseen sentencia firme, que
impide a estos últimos la aplicación del régimen de progresividad, actividad laboral y
educativa dentro y fuera del establecimiento, como asimismo la posibilidad de su
reinserción social;
b) la convivencia de internos varones que conviven sin discriminación de edades, situación
procesal ni clasificación de acuerdo a su adaptabilidad;
c) que en igual situación se encuentran 13 mujeres internadas. Si bien su pabellón se
encuentra en condiciones edilicias menos graves que las demás construcciones, está
inserto entre aquellos destinados a alojar varones;
d) que los internos Julieta Maidana, Mario Ballesteros, Ariel Vázquez y Ricardo Ortega
carecen de la atención médica específica a sus respectivas dolencias;
e) que a excepción de los pabellones destinados al alojamiento de mujeres, visitas íntimas
(ex pabellón de menores) y una pequeña sala recientemente acondicionada por los
internos, los demás pabellones carecen absolutamente de mantenimiento, como ser, 1)
falta de iluminación de los pasillos lo que implica un grave riesgo para los internos y
personal policial, ya que existen tapas del sistema cloacal ubicadas a lo largo de éstos que
se encuentran rotas o son inexistentes, 2) el estado de las celdas, que son iluminadas
artificialmente por una lamparita alimentada mediante un cableado precario que pende del
techo. Sus ventanas carecen en su mayoría de vidrios y las aberturas son cubiertas con
cartones, telas, gomaplumas, papeles, sobre los cuales se colocan mantas a efectos de
atenuar los efectos del frío y del viento, produciendo de esta forma falta de luz natural.
Baños sin iluminación que sólo poseen agua fría, sanitarios obstruidos y en estado de total
abandono. Carencia de colchones, ropa blanca y frazadas, que adquiere verdadera
gravedad en razón del frío reinante en esta época. Visible estado de deterioro del muro
perimetral, corredores y garitas que son utilizadas por el personal policial. El estado de las
paredes de pasillos, celdas y baños motivados por los motines ocurridos en el año 1994 y
la ausencia de mantenimiento, que confieren al lugar un aspecto lúgubre y sucio.
En lo atinente a la "anomalía señalada en el punto a)", el tribunal se constituyó horas
después de la interposición de la acción en la Cárcel de Encausados y tras una minuciosa
inspección de la totalidad de los pabellones, confirmó la veracidad de tal afirmación.
Del acta de inspección efectuada por funcionarios de la Defensoría del Pueblo emerge que
el Servicio Penitenciario Federal se niega a recibir a los condenados con sentencia firme
"aduciendo la falta de pago de las sumas adeudadas por la Provincia, cuyo importe según
funcionarios provinciales asciende a $ 1.300.000 y según trascendidos del Servicio
Penitenciario Federal a la de $ 3.000.000".
Del informe del jefe de la Cárcel de Encausados, comisario Carlos A. Ferrari surge que los
38 internos con sentencia firme (incluido 3 mujeres) cuyo traslado se dispusiera por los
tribunales actuantes, no fueron recepcionados, aduciéndose falta de vacantes en las
distintas unidades penitenciarias (ver punto 3 misma foja y radiogramas de fs. 53/56
emitidos por la U.9 de Neuquén, U.6 de Rawson y U.14 de Esquel). Respecto a la Colonia
Penal U.5 de esta ciudad, cabecera de admisión para esta alcaidía, "ha comunicado
verbalmente por parte de su director, que el eje de la problemática radica en la abultada
deuda que mantiene la Provincia con esa Institución".
Sin embargo, del informe requerido al Director Nacional del Servicio Penitenciario Federal,
fluye que no resultan de índole económica o pecuniaria las causas que impiden a dicho
Servicio la admisión de condenados de esta Provincia. En efecto, dicho informe
textualmente reza: "en cuanto a la recepción en dichas unidades de 38 condenados por la
Justicia de esa Provincia, ello resulta imposible toda vez que: a) la Cárcel de Encausados
de la Capital Federal (U.1), el Instituto de Detención de la Capital Federal (U.2) y el Instituto
Correccional de Mujeres (U.3) se hallan excedidos en sus capacidades en un total de 312
internos. b) Solamente la Cárcel de Encausados de la Capital Federal (U.1) y el Instituto de
Detención de la Capital Federal (U.2), unidades destinadas al alojamiento de internos
procesados, cuentan en la actualidad con 811 condenados. c) De los guarismos
consignados se deduce que las demandas superan las plazas disponibles para el
alojamiento de internos condenados. d) Las disponibilidades actuales de las unidades
referenciadas (U.5, U.6, U.9, U.12 y U.14) son transitorias hasta tanto razones de
operatividad y financieras permitan a la Dirección de Seguridad y Traslados hacer efectivo
el alojamiento de condenados en aquellas unidades destinadas a ese fin. Ninguna de estas
unidades alojan a condenadas mujeres. f) El Instituto Correccional de Mujeres (U.3) y el
Instituto Correccional de Mujeres Nuestra Señora del Carmen (U.13), destinadas
exclusivamente al alojamiento de internas de ese sexo, se hallan excedidas en número de
90 la primera y colmada en su capacidad la segunda".
Si bien es cierto lo precisado en el informe de la Defensoría del Pueblo (fs. 5) que la
Provincia de Río Negro no cuenta con cárceles ni leyes penitenciarias propias, no lo es
menos que al respecto existe un convenio de aquélla con el Servicio Penitenciario Federal
(fs. 75 y decreto de aprobación de fs. 80 y 81) que pone en manos de este último el
alojamiento de los condenados provinciales, dentro de las pautas establecidas por las
partes que lo suscribieron. Pero es del caso señalar que de lo expuesto en el párrafo
anterior se desprende la imposibilidad material de cumplimentar el traslado de los internos
con sentencia firme --tanto mujeres como varones-- a los institutos carcelarios del Servicio
Penitenciario Federal, en razón de la indisponibilidad de plazas, circunstancia ésta, en
principio, no enteramente imputable a la Provincia de RíoNegro. Más aún, la misma
situación que aqueja a los 38 condenados --aquí denunciada por el Defensor del Pueblo de
la Nación-- soportan los 811 condenados actualmente alojados en los establecimientos
destinados a procesados de la Capital Federal (U.1 y U.2).
A fs. 83, el tribunal dispuso oficiar al Gobernador de la Provincia de Río Negro, a efectos de
que informe a) si la misma adeuda suma alguna al Servicio Penitenciario Federal en
concepto de alojamiento de condenados por tribunales rionegrinos; b) en su caso monto y
c) si a consecuencia de ello dicho organismo nacional, en la actualidad se niega a seguir
recibiendo penados de nuestra órbita provincial. En el mismo sentido también se gestionó
informe al Presidente del Superior Tribunal de Justicia si personalmente realiza o está
realizando gestiones al respecto ante la Dirección del Servicio Penitenciario Federal.
A fs. 88 el Presidente subrogante del máximo cuerpo provincial, pone en conocimiento que
el doctor Balladini en su condición de titular se encuentra realizando este tipo de
actividades en la Capital Federal, haciendo saber que las dificultades para la aceptación de
condenados en los institutos se relaciona con la existencia de una deuda con el organismo
nacional.
A fs. 90, amplía la respuesta el doctor Balladini, aludiendo a la entrevista que mantuvo con
el Secretario de Política Penitenciaria y Readaptación Social doctor Andrés Sergio
Marutián, a quien le impuso la problemática existente en la Alcaidía de General Roca, que
fuera uno de los motivos de la presentación del amparo. En tal sentido, a estar de los
términos del Funcionario nacional, emerge que la no recepción de los condenados con
sentencia firme obedece no sólo a la falta de pago de la deuda acumulada, sino que es un
factor determinante para la negativa la circunstancia que el Servicio Penitenciario Federal
no tiene en los distintos establecimientos capacidad de recepción, ello en razón de que se
encuentran colmados, situación que ha de perdurar hasta tanto se habiliten los nuevos
establecimientos que se encuentran en construcción.
También emerge del mencionado informe, que del mismo funcionario, partió la sugerencia
sobre la necesidad de que la Provincia implemente una política carcelaria adecuada a estos
tiempos, para lo cual le fue ofrecida toda la asistencia técnica para ello.
Como corolario el titular del cuerpo, manifiesta la imposibilidad de lograr una solución actual
al problema que nos ocupa, destacando que el organismo a su cargo, convocará a un
acuerdo para el tratamiento del tema.
A fs. 91 obra el informe del Ministro de Gobierno profesor Roberto Rulli, donde se
manifiesta que la deuda que mantiene la Provincia asciende a la suma de $ 951.129,80,
hallándose en trámite de liquidación la correspondiente al mes de julio. Asimismo hace
saber que dicho Servicio ha suspendido la recepción de condenados provinciales, sin dar
cuenta del motivo de tal suspensión.
Iguales irregularidades pudo comprobar el tribunal respecto de los puntos b) y c) en
oportunidad de llevar a cabo la inspección plasmada en el acta de fs. 15/18, circunstancias
que, además, aparecen confirmadas con detallada precisión en el informe elaborado por el
instituto carcelario de fs. 35/47.
Respecto de la situación de los internos individualizados en el punto d), el informe
requerido por este Cuerpo al médico forense doctor Ismael Hamdan, da cuenta que los
aludidos detenidos presentan buen estado general y no requieren al momento del examen
asistencia médica. Acota asimismo el facultativo, que aquellos que presentan patologías en
curso reciben la asistencia y controles médicos adecuados, como los correspondientes a
enfermería. Destacando también que sobre la situación existen quejas por la falta de
medicamentos y que tanto la Alcaidía como el Hospital local carecen de los mismos,
situación que se agrava por la falta de dinero en forma personal para su compra.
Corresponde señalar que al momento de revisar los detenidos detallados precedentemente
por el profesional aludido se hizo presente en la enfermería el interno Gustavo A. Canales,
quien alegó encontrarse enfermo, exhibiendo una receta que le había sido extendida a
efectos de que su familia le proveyera de los medicamentos pertinentes. Examinado el
detenido el facultativo comprobó que padecía un cuadro de faringitis febril y una infección
genital externa con balanitis y uretritis gonorreica, debiendo ser inmediato el suministro de
la medicación indicada.
Ante la manifestación del Jefe de la Alcaidía de que carecía de los remedios indicados y la
imposibilidad de ser provistos por la Repartición se planteó la situación de carencia al
Presidente del Superior Tribunal de Justicia, vía telefónica, quien impartió la directiva de
que en forma inmediata se proveyeran por medio de la Delegación Administrativa del Poder
Judicial, lo que emerge del informe de fs. 33 y factura de fs. 34.
En cuanto al punto e), el grave deterioro edilicio denunciado sumado a la carencia e
ineficiencia de los servicios más esenciales han sido constatadas por el tribunal --acta, fs.
15--. En efecto, todos los pasillos de los pabellones 1, 2, 3, y 4 carecen de iluminación
adecuada, a lo que se agrega la falta o rotura de las tapas de inspección cloacal, crea una
verdadera situación de peligro para quienes los transitan --sean personal policial o internos-
-. Las paredes carecen de pintura y se encuentran revestidas de suciedad, lo que confiere
un aspecto lúgubre y de abandono.
El sistema eléctrico es de una precariedad absoluta, en el que penden los cables a partir de
una boca ubicada en la entrada de cada pabellón e ingresan a las distintas celdas a través
de las rejas de las puertas. Sólo en algunos casos y mediante la misma precariedad antes
reseñadas se extienden los cables hacia los baños y lavaderos; en las restantes celdas
dichos reducidos espacios carecen totalmente de luz.
Las lámparas y tubos fluorescentes cuelgan del techo sin ninguna firmeza, aportando un
riesgo más a la situación. Por otro lado, los que en esas condiciones viven, deben
agacharse cada vez que se desplazan de un lugar a otro para evitar el contacto con los
referidos cables, pues descienden hasta la altura intermedia entre el piso y el techo. Lo que
tal vez constituye lo más gravoso dado la altura del año, es la inexistencia absoluta de agua
caliente en los sanitarios de todos los pabellones, excepto el de mujeres. Los baños están
desprovistos de las respectivas duchas, únicamente cuentan con provisión de agua fría a
través del caño cortado al ras de la pared. La escasa grifería existente produce abundante
y constante pérdida del fluido, lo que causa un permanente estado de humedad en las
paredes y pisos, amén del consiguiente peligro por el posible contacto con el precario
cableado eléctrico. De los dos inodoros de pie que posee cada celda, en casi todas sólo
uno funciona, pero en todos los casos debe utilizarse un balde con agua para evacuarlo, ya
que carecen del correspondiente depósito para tal fin. Los vidrios de las ventanas y los
colchones no escapan a la misma suerte; algunos detenidos, a faltas de éstas, utilizan
como camas puertas de chapa posadas sobre pupitres u otros objetos y otros directamente
en el suelo.
Dentro de dicho contexto se observa una situación de mejores condiciones en los
pabellones de mujeres y en el de menores, que actualmente se encuentra destinado a
visitas de contacto como en aquel en que se hallan alojadas personas, que por los delitos
que cometieron y por otras circunstancias personales, han tenido conflictos en los demás
pabellones.
Finalmente cabe reseñar que dentro de la población carcelaria, salvo la separación en
razón del sexo, no existe otra, encontrándose mayores y menores, condenados y
procesados en una conjunción que impide mantener un determinado régimen específico.
En cuanto al sistema de calefacción se verificó que resultaba medianamente aceptable,
siendo insuficiente en las últimas celdas por cuanto no funciona la totalidad de los motores,
salvo el pabellón femenino, el número cinco y ex de menores.
Asimismo se adolece de productos de limpieza: detergentes, lavandinas, escobas,
estropajos, etcétera.
Todo este cuadro de situación nos permite sostener, sin temor a equívocos, que
contrariando la manda constitucional provincial del art. 23, la Alcaidía de esta ciudad, no es
sana, ni limpia, ni constituye centro de enseñanza, readaptación y trabajo, ni ayuda a la
recuperación integral del detenido. Las deplorables condiciones anteriormente enunciadas
respectos de los pabellones 1, 2, 3 y 4, importa un rigor innecesario que mortifica a quienes
allí se encuentran internados.
A ello se agrega la convivencia indiscriminada entre mayores y menores, procesados y
condenados impidiendo disponer el régimen carcelario y de resocialización apropiado a
cada uno de ellos en su condición de tales, contrariando los motivos o las razones a los que
responde el precepto antes indicado.
Va de suyo que ello también importa el incumplimiento de la Declaración Americana de los
Derechos del Hombre (art. XXVI), Declaración Universal de Derechos Humanos (art. 5°),
Convención Americana sobre Derechos Humanos --Pacto de San José de Costa Rica--
(art. 5° incs. 2° y 4°), Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (arts. 7° y 10) y
Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes (art.
16.1), de los que la República Argentina fue signataria y ha incorporado a su propia
Constitución (arts. 31 y 75 inc. 22).
Si bien no escapa a nuestro conocimiento la crítica situación económica por la que
atraviesa el país y la provincia, no lo es menos que la entidad de las normas
constitucionales afectadas, imponen seriamente restablecer el servicio conculcado con
carácter de urgente.
En el concierto de este marco el tribunal, a la luz de las facultades consignadas en el art. 43
párr. 2° de la Carta Magna Provincial, considera pertinente hacer lugar a la acción de
amparo interpuesta, con excepción en lo que respecta a la atención médica propiamente
dicha (punto 1, presentación de fs. 10), en razón de lo informado por el médico forense.
Es dable destacar que la pacífica convivencia que se viene observando en el penal, se
debe exclusivamente al esfuerzo que promueve y mantiene el personal policial a cargo,
como así también al voluntarismo prodigado por los propios internos (ver presentación, fs.
96) y la asistencia de entidades de bien público, orientadas a la satisfacción de
necesidades materiales y espirituales.
Es también corolario del examen precedente y responsabilidad de las autoridades
provinciales, comenzar a trabajar firmemente sobre un proyecto de creación del servicio
penitenciario provincial y lo que ello importa, acorde con el lineamiento consignado en el
art. 23 de la Constitución Provincial --"La Provincia promueve la creación del sistema
penitenciario provincial..." -- al que sin duda se sumará el interés y aporte de los sectores
comprometidos en esta problemática.
La acción de amparo no puede quedar librada a una mera decisión en el papel, sino a la
posibilidad de su realización práctica. como dijo Von Ihering "la función del Derecho en
general, es la de realizarse; lo que no es realizable no es derecho". Decimos esto, porque
en nuestra función de jueces hemos visto otras decisiones de igual carácter que han
quedado en letra muerta, por lo que postulamos que el incumplimiento por parte de las
autoridades a quienes este amparo se dirige, debe ir acompañado de medidas coercitivas
que pueden llegar, según los casos, a la libertad de quienes se vean afectados en sus
garantías y derechos.
No se trata de derogar penas impuestas por éste u otros tribunales, sino en que el
cumplimiento de ellas se ajuste al ordenamiento vigente y su descaecimiento eventual,
puede sobrevenir no por caducidad de la cosa juzgada, sino exclusivamente por falta de
cumplimiento del Estado Provincial de sus deberes jurídicos al respecto.
En mérito a las consideraciones expuestas, la Cámara Tercera del Crimen, resuelve: I)
Hacer lugar a la acción de amparo interpuesta a fs. 10/13 vta., a excepción de lo contenido
en el punto I.1 (asistencia médica a la población carcelaria) y ordenar al Gobernador de la
Provincia: 1. Proveer a la Cárcel de Encausados de esta ciudad: a) de los medicamentos y
materiales necesarios consignados en la nómina obrante a fs. 94 y 95, cuya copia se
adjuntará b) de elementos y artículos de limpieza e higiene personal adecuados a las
necesidades de la actual población carcelería-- 180 detenidos--; c) camas, colchones y
frazadas faltantes. Todo ello dentro del término de 30 días a partir de la notificación de la
presente. 2. Reponer, dentro del mismo plazo, de los vidrios rotos y faltantes del
establecimiento carcelario. 3. Reparar, en el término de 6 meses a partir de la notificación
de la presente, la red cloacal, el sistema eléctrico y los servicios de agua caliente y fría. 4.
Reparar y pintar las paredes que se encuentran deterioradas y restaurar aquéllas que
hacen a la seguridad: Muro perimetral, corredores y garitas de vigilancia. Dentro de los 2
meses subsiguientes al vencimiento del plazo otorgado en el punto 3). 5. A los fines de
garantizar lo dispuesto por el art. 18 párr. 2° y 23 de la Constitución Provincial, y sin
desconocer las limitaciones económicas de la provincia en las actuales circunstancias,
"deberá" en el plazo de 1 año a partir del conocimiento de la presente, "dotar" a la Alcaidía
local de la infraestructura material y humana necesarias para albergar en forma separada a
menores procesados y condenados como así también varones y mujeres mayores de edad
que revistan idénticas condiciones.
II) El cumplimiento de lo ordenado en los puntos precedentes deberá concretarse en los
términos indicados, bajo apercibimiento de disponer la libertad de cada uno de los
detenidos o su prisión domiciliaria con la debida custodia policial, de acuerdo a la
afectación de derechos que se trate y según resulte aconsejable en cada caso. Notifíquese
al accionante y al Gobernador de la Provincia adjuntándose copia de la presente,
comuníquese de igual forma al Superior Tribunal de Justicia. -- Aldo Rolando. --Rafael De
la Rosa. -- Jorge Raymondo Bosch.

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