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¿De quién se habla en las coplas XVIII y XIX? ¿Qué se dice de él?

Habla del rey Don Enrique, sucesor de don Juan, que tenía muchos poderes y riquezas conseguidas por don
Juan, aquí también se puede ver el tópico de vanitas vanitatis , envanecerse, que perdió todo por ser blando
y lisonjero. Dice de él que era poderoso y que tenía riquezas, pero murió, y todo eso se le quedó atrás
(muerte igualadora). La temática de estas coplas sigue siendo la misma que en las anteriores, a través
del Ubi sunt? recuerda el esplendor de la época de don Juan, hablando de los edificios, las vajillas, las
monedas, los caballos, etc. y se pregunta dónde estarán ahora. Además hay que tener en cuenta que el rey
don Enrique y el padre de Jorge Manrique eran enemigos.

- Explica la imagen final de la copla XIX.

Podemos ver que utiliza dentro de una pregunta retórica , una metáfora donde dice que todo lo
material era rocío de los prados, para recordarnos un vez más que el tiempo pasa muy rápido y
nada material es eterno (Tempus Fugit)

La temática de estas coplas sigue siendo la misma que en las anteriores, a través del Ubi sunt? recuerda el
esplendor de la época de don Juan, hablando de los tesoros, los vestidos, los edificios, las vajillas, las
monedas, los caballos, etc. y se pregunta dónde estarán ahora. En los últimos versos remarca la idea de que
la muerte llega y acaba con todo. También habla en un segundo plano, de los validos de don Enrique, que se
hicieron casi más poderosos que él, ya que que eran los que tomaban decisiones, estos validos se hicieron
poderosos y vanidosos y ahora están muertos, y se pregunta que dónde estarán.

- ¿A quiénes se refiere Manrique en las coplas XX y XXI? ¿Qué se comenta acerca de ellos?

Se refiere al hermano de Don Enrique y al maestre. La situación entre el padre de don Manrique y la familia
real era muy tensa ya que la familia de Manrique era una familia noble y poderosa. Ambos son hombres que
habían sido poderosos en vida , pero murieron, y dejaron todo lo que tenían atrás. Murieron igual que
muere un campesino (muerte igualadora)

Se comenta del maestre, que no era una persona digna de hablar de él, y que de qué le sirvieron
todos sus tesoros y su poder (Vanitas vanitatis) si al final acabó llorando antes de morir (muerte
igualadora) .

- En la copla XXII se recuerda a los privados de Enrique IV, Juan Pacheco y Pedro Girón. Explica qué se dice
de ellos.

Eran validos del rey, las personas que mandaban en el reino (Vanitas vanitatis). Estos validos eran muy
importantes en la época debido a que tenían casi el mismo poder que el rey, eran los que decidían por él.
Dice Manrique que recibieron el mismo trato que un rey y que aquella prosperidad que tanto brillaba fue
apagada de repente, porque al final murieron como el resto de las personas, y al morir fueron iguales que
todos los demás (muerte igualadora).

- ¿A quién se apela en la copla XXIII y qué se le increpa? ¿qué se le sigue diciendo en la copla siguiente?
Se apela a la muerte, se le increpa que mata a cualquiera, aunque haya sido un gran marqués o un gran
conde o un caballero valiente. Que mata a todas las personas aunque estén resguardadas en un castillo con
murallas altas y lleno de trampas. Se ve el tópico de muerte igualadora, todos somos iguales a los ojos de la
muerte y el de vanitas vanitatis ya que habla de gente de alto linaje con grandes posesiones. n la copla XXV
empieza la elegía del maestre, es decir, comienza a hablar sobre su padre.

- ¿Qué se dice de sus hechos en la copla XXV?


Jorge Manrique dice que podría hablar de todas las grandes obras de su padre, (modelo a seguir),
pero que no va a contar nada porque es famoso y lo conoce todo el mundo. Además dice que
sus acciones ya hablan por él y no hay necesidad de contarlas, ya que quien no las conoce es un
ignorante.
Él ya da por supuesto que los lectores conocen todos los logros que tuvo su padre en su vida, pues
él lo ve como el ideal, tan querido por la gente.

XIX: Metáfora de las riquezas con el rocío de los prados, lo rápido que se van.
Copla XX: Metáfora, cuando mas ardía el fuego (cuando más tenía) echaste agua (murió).

Copla 18

Pues el otro, su heredero, 205


don Enrique, ¡qué poderes
alcanzaba!
¡Cuán blando, cuán halaguero
el mundo con sus placeres
se le daba! 210
Mas verás cuán enemigo,
cuán contrario, cuán cruel
se le mostró;
habiéndole sido amigo,
¡cuán poco duró con él 215
lo que le dio!

Estamos en un núcleo de coplas que van alternando entre alusiones históricas


y alusiones genéricas. Ahora le toca el turno a las históricas, en concreto al rey
Enrique IV. Los Manrique no eran partidarios de su entronización, preferían al príncipe
don Alfonso. A pesar de esta discrepancia histórica, el poeta trata laudatoriamente al
rey. Se diría que todo lo que es noble, aristocrático, está exento de la más mínima
nota crítica.
La primera sextilla presenta el momento álgido de la vida política de Enrique
IV. Este momento álgido se poetiza con una sucesión de términos laudatorios,
potenciados por las exclamativas.
La segunda sextilla marca el fin de ese momento álgido. El final tiene
connotaciones de intrigas políticas que acabaron con el poder de Enrique IV. Estas
intrigas se marcan fónicamente con la aliteración (contrario, cruel) y con la hipérbole,
mediante la anáfora “cuán”.

Copla 19

Las dádivas desmedidas,


los edificios reales
llenos de oro,
las vajillas tan febridas, 220
los enriques y reales
del tesoro;
los jaeces, los caballos
de sus gentes y atavíos
tan sobrados, 225
¿dónde iremos a buscallos?
¿qué fueron sino rocíos
de los prados?

Esta copla vuelve a las alusiones genéricas centradas en la extinción del boato
cortesano. De nuevo aparece la relación de elementos y la minuciosidad descriptiva,
que abarca desde las “dádivas”hasta los “atavíos”. En esta relación de elementos
aparece el dinero en las alusiones “llenos de oro”,” enriques e reales”. Los enriques
eran monedas de oro acuñadas con la esfinge del rey. En último término, la idea es
que tampoco el poder del dinero puede enfrentarse con la fugacidad del tiempo. Esta
idea se opone al Arcipreste de Hita y a Quevedo, donde el dinero es un poder que
traspasa el tiempo.
Se cierra la copla con una metáfora de tipo campesino para ejemplificar el ubi
sunt: rocíos y prados con idéntica significación que “verduras de las eras”, algo
instantáneo (el rocío desaparece rápidamente con el calor del sol).

Copla 20

Pues su hermano el inocente,


que en su vida sucesor 230
se llamó,
¡qué corte tan excelente
tuvo y cuánto gran señor
le siguió!
Mas, como fuese mortal, 235
metióle la muerte luego
en su fragua.
¡Oh, juïcio divinal,
cuando más ardía el fuego,
echaste agua! 240

Vuelve a personajes históricos. El hermano inocente, mencionado en ese


verso 229, es el príncipe don Alfonso. Siendo niño, fue proclamado rey en Ávila (1405)
por el partido de los Manrique. Murió muy joven, en 1408.
La andadura histórica de la primera sextilla da paso a lo alegórico en la
segunda. La primera alegoría es la muerte identificada con la fragua. Hay una
simbiosis entre el poder destructor del fuego y el poder destructor de la muerte. Esa
identificación entre la muerte y la fragua supone una excepción a la típica
identificación medieval entre muerte y guadaña. La segunda alegoría es que cuanto
más ardía el fuego, cuando estaba en pleno apogeo de la juventud el príncipe don
Alfonso, “echaste agua” y su vida fue extinguida por la muerte.

Copla 21

Pues aquel gran Condestable,


maestre que conocimos
tan privado,
no cumple que de él se hable,
sino sólo que lo vimos 245
degollado.
Sus infinitos tesoros,
sus villas y sus lugares,
su mandar,
¿qué le fueron sino lloros? 250
¿Qué fueron sino pesares
al dejar?

Aparece la figura histórica del gran Condestable don Álvaro de Luna, el


favorito o valido de Juan II. Murió ajusticiado en 1455 en Valladolid. Fue combatido
por el partido de los Manrique, a pesar de lo cual el poeta mitifica al poderoso,
cambiando la verdad histórica.
Presenta la alternancia entre momentos álgidos y negativos en la primera y la
segunda sextilla respectivamente. La alternancia se plasma a través de una andadura
temática: el poder político y las riquezas han quedado simplemente en lloros.

Copla 22
Y los otros dos hermanos,
maestres tan prosperados
como reyes, 255
que a los grandes y medianos
trajeron tan sojuzgados
a sus leyes;
aquella prosperidad
que tan alta fue subida 260
y ensalzada,
¿qué fue sino claridad
que cuando más encendida
fue amatada?

Prosiguen las referencias históricas. Los dos hermanos fueron don Juan
Pacheco, Marqués de Villena, y don Pedro Girón, Marqués de Calatrava. Destacaron
por su carácter intrigante y por su concepción absolutista del poder. Curiosamente ese
absolutismo es ensalzado por Manrique (tan sojuzgados/a sus leyes).
La segunda sextilla presenta la alternancia de momentos álgidos y negativos a
través de una nueva imagen cromática: la claridad, poderío, da paso a la oscuridad,
muerte.

Coplas 23 y 24

Tantos duques excelentes, 265


tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, muerte, ¿dó los escondes
y traspones? 270
Y las sus claras hazañas
que hicieron en las guerras
y en las paces,
cuando tú, cruda, te ensañas,
con tu fuerza las atierras 275
y deshaces.

Las huestes innumerables,


los pendones, estandartes
y banderas,
los castillos impugnables, 280
los muros y baluartes
y barreras,
la cava honda, chapada,
o cualquier otro reparo,
¿qué aprovecha? 285
que si tú vienes airada,
todo lo pasas de claro
con tu flecha.

Estas dos coplas cierran la primera parte del poema y suponen un colofón a la
destrucción del boato cortesano, centrado sobre todo en los aspectos militares de la
corte.
La visión que presentan ambas coplas de la muerte es negativa, antítesis de la
muerte positiva que se desplegará en las últimas coplas. En la copla 23 la muerte se
identifica con la crueldad (cruda), una crueldad que se enfrenta al estamento militar,
venciéndolo. Este enfrentamiento adquiere dos vías de tratamiento: la aliteración
(cuando tú, cruda, te ensañas/ con tu fuerza las atierras) y la redundancia (atierras e
desfaces).
En la copla 24 se enumeran una serie de elementos de defensa militar,
fácilmente vencidos por la muerte, incluso la cava honda, chapada que es el foso
fortificado.
El final presenta una muerte enfadada, airada, al que Manrique otorga un
instrumento distinto a la guadaña, la flecha.

Copla 25

Aquél de buenos abrigo,


amado por virtuoso 290
de la gente,
el maestre don Rodrigo
Manrique, tanto famoso
y tan valiente;
sus hechos grandes y claros 295
no cumple que los alabe,
pues los vieron,
ni los quiero hacer caros
pues que el mundo todo sabe
cuáles fueron. 300
Inicia la segunda parte del poema, la elegía propiamente dicha. Se inicia con
una línea temática típica de los plantos: el elogio al difunto. El primero de esos elogios
es “abrigo” con la significación de protector. El siguiente término laudatorio es de tipo
religioso. Manrique alude a la virtud de su padre, explicable por la ideología católica
del poeta.
Los versos 290 y 291 presentan un leve hipérbaton, debido a cuestiones
métricas y no a un sentido de retorcimiento del estilo. Es importante la inclusión del
nombre completo del padre en un encabalgamiento. Destaca la inclusión del
tratamiento de cortesía “don”, junto a “maestre”. La copla prosigue ensartando
hiperbólicamente diferentes elogios y pluralizando acerca del conocimiento que sus
lectores tenían de la trayectoria vital y profesional de su padre (pues los vieron, el
mundo todo sabe).
La segunda sextilla presenta la técnica de la autocontracción. Manrique
asegura que no va a hablar de las hazañas de su padre, cuando en realidad va a ser
lo contrario.

Copla 26

Amigo de sus amigos,


¡qué señor para criados
y parientes!
¡Qué enemigo de enemigos!
¡Qué maestro de esforzados 305
y valientes!
¡Qué seso para discretos!
¡Qué gracia para donosos!
¡Qué razón!
¡Cuán benigno a los sujetos! 310
¡A los bravos y dañosos,
qué león!

Mediante la repetición de exclamativas, es una sucesión de diferentes


cualidades de su padre, cualidades que finalizan y se resumen en el último verso, con
el simbolismo del león identificado con fuerza y valentía.

Coplas 27 y 28

En ventura Octaviano;
Julio César en vencer
y batallar; 315
en la virtud, Africano;
Aníbal en el saber
y trabajar;
en la bondad, un Trajano;
Tito en liberalidad 320
con alegría;
en su brazo, Aureliano;
Marco Tulio en la verdad
que prometía.

Antonio Pío en clemencia; 325


Marco Aurelio en igualdad
del semblante;
Adriano en elocuencia;
Teodosio en humanidad
y buen talante; 330
Aurelio Alejandro fue
en disciplina y rigor
de la guerra;
un Constantino en la fe,
Camilo en el gran amor 335
de su tierra.

Según Menéndez Pidal estas coplas son “una nómina pedante” que en nada
favorecía la belleza del poema. Son dos coplas en las que la figura de su padre queda
oscurecida, arrinconada entre una serie de referencias clásicas. Lo salvable de ambas
coplas es el atisbo de humanismo, en el sentido de presencia de la antigüedad
clásica. Serían clasificables como prerrenacentistas.
Destaca la mención de Africano, Escipión, general romano que protagonizará
una de las primeras obras teatrales de Cervantes, La Numancia.
De Marco Aurelio destaca su estoicismo (igualdad del semblante) y que
supone una conexión con el Marco Aurelio de Fray Antonio de Guevara. Alejandro
Magno supone la identificación de la valentía de este personaje con la del padre de
Manrique.

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