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El comportamiento pasivo-agresivo

Se refiere a la resistencia pasiva u obstruccionista a instrucciones autoritarias


en situaciones interpersonales o laborales. Se puede manifestar como
resentimiento, terquedad, desidia o el fracaso intencionado en realizar las
tareas requeridas. Por ejemplo, las personas que son pasivo-agresivas pueden
tardar tanto en prepararse para una fiesta a la que no desean ir, que para
cuando llegan ésta prácticamente ha finalizado.

Se listó como un trastorno de personalidad, denominado trastorno de


personalidad pasivo-agresivo (TPPA), en el Axis II en el Manual diagnóstico y
estadístico de trastornos mentales DSM-III, pero fue finalmente movido al
Apéndice B del DSM-IV, y existe actualmente como un trastorno de
personalidad "no especificado", bajo la denominación entre paréntesis de
trastorno de personalidad negativista, debido a la controversia y a la necesidad
de mayor investigación sobre cómo categorizar los comportamientos en una
futura edición. En ese punto, Cecil Adams escribe: "El simple hecho de ser
pasivo-agresivo no es un trastorno sino un comportamiento; a veces éste es un
comportamiento perfectamente racional, que permite evitar la confrontación.
Sólo es patológico si es una respuesta habitual, invalidante, que refleja una
actitud dominante pesimista".1

Cuando el comportamiento es parte de un trastorno, la falta de repercusiones


resultante del comportamiento pasivo-agresivo puede llevar a ataques
continuos, de tipo pasivo, en conocidos. El tratamiento de este trastorno puede
ser difícil, sobre todo porque los esfuerzos por convencer a la persona de que
tiene un problema se encuentran con resistencia, y el pasivo-agresivo
frecuentemente dejará el tratamiento alegando que no le hacía ningún bien.
Como la efectividad de las varias terapias deben ser aún probadas, estos
individuos pueden estar en lo cierto.
En la teoría psicoanalítica del análisis transaccional, muchos tipos de
comportamiento pasivo-agresivo se interpretan como "juegos" con una
recompensa psicológica oculta, y se clasifican como escenarios estereotípicos
con nombres como "Mira lo que me has obligado a hacer" y "Mira cuánto me he
esforzado".

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