“Mapungetui”, volver a ser tierra decía mi bisabuelo Juan Huenchunao, hermano de mi
bisabuela Gabriela Huenchunao. En la madrugada del 29 de Julio del 2.018 (año huinca), en la huarria conocida como Viedma, partió de esta mapu un nguillatufe autoridad ancestral del pueblo mapuche. Reconocido Quimche en cada territorio en el que tránsito, hijo del lonco Pedro Damian Huenchunao y de Antueque Nahuelpan, su lacu el lonco Juan Lorenzo Huenchunao y cucu machi Juana Carril. La partida de Juan Huenchunao marcó un antes y un después en todos los que lo conocimos, nadie se imaginaba que se iría tan rápido, por la mañana del día 29, nos reunimos pu lamuen ca pu peñi de distintos Lof y territorios a realizar un nguillatu en la costa del Currü Leufu (Rio Negro), para darle nehuen al püllü (espíritu) del chachai Juan y pedir para que salga todo bien para el cuzau que nos propusimos realizar, su Eluwün (ceremonia de entierro). Luego del nguillatu, en chrawün plantee como bisnieto mi voluntad de llevarlo a una Lof donde pudiera descansar su calül (cuerpo), de la forma en la que lo hacían nuestros antepasados y que no fuera al cementerio. Lo primero que pensamos fue que nos iban a poner trabas, ya que no lo íbamos a velar, no queríamos transportarlo ni enterrarlo en un cajón, y además que quería que fuera llevado al territorio de una comunidad mapuche. Desde el registro civil, nos dijeron que no había ningún inconveniente en poder hacerlo, al contrario les parecía muy bien lo que estamos haciendo y nos brindaron todo su apoyo. Luego, nos dirigimos a Casella (casa velatoria) a asesorarnos, les planteamos que el chachai Juan era una autoridad mapuche y que queríamos hacer una ceremonia tradicional de entierro en una comunidad, nos confirmaron que no había ningún impedimento en poder realizar el eluwün, nos respetaron el no querer velarlo y también no transportarlo en un cajón cristiano y nos facilitaron todos los tramites. Quedamos muy agradecidos por la buena atención y predisposición. El peñi integrante de la comunidad Waiwen Kürrüf, Hugo Aranea conto un antecedente de la comunidad Monguel Mamuell junto a las comunidades de Viedma, que lograron restituir restos de nuestros cuifiqueche iem, que se encontraban en el Museo “Gobernador Eugenio Tello, una vez restituidos fueron llevados al territorio de la comunidad del CAI donde se realizó una ceremonia para su enterratorio. El peñi Aranea, puso a disposición el territorio para que sea el lugar donde se pudiera realizar el eluwün. Teniendo el apoyo de las lamuen y peñi de hacer el eluwün en este territorio, se eligió un lugar distinto a donde se encuentran los restos de los cuifiqueche que fueron restituidos. Se explicó el porqué de no llevarlo al cementerio, lugar donde el estado sigue lucrando con nuestra muerte y al no pagar por un lugar dentro del mismo, se corre el riesgo de que el cuerpo sea cremado o extraído, siendo esto algo muy negativo espiritualmente dentro de nuestra cosmovisión. Por ello, es algo que tenemos pendiente en este proceso de reconstrucción y de recuperación de nuestra espiritualidad, es que nuestra gente se replantee que es posible tener un lugar físico dentro de un territorio o comunidad, y como mapuche nuestro calül tiene que volver a ser tierra, así también que los eltuhue (cementerios mapuche) son lugares donde ya no se los va a molestar o visitar, como así sucede en los cementerios donde se les prenden velas, o se les lleva flores y donde se les va a llorar. Todas estas concepciones de la muerte son relacionadas al cristianismo y no tienen nada que ver con nuestra espiritualidad. De esta manera, se está dando un paso importante en este camino de desahuincarnos y des evangelizarnos, y volver a retomar la forma mapuche del eluwün, ceremonia donde se le da nehuen al püllü para emprender el viaje al calfü huenu mapu que es donde en los relatos más antiguos cuentan que de ahí han venido los llituche, los primeros püllü (espíritus) que iniciaron el pueblo mapuche. Y entendiendo que el calfü huenu mapu no es la concepción huinca del cielo opuesto al infierno, sino que es un plano donde nuestros cuifiqueche iem identifican como muchas dimensiones y lugares distintos dentro del universo. La mañana del día 30 de Julio, hicimos una caravana desde la huarria para llevar al territorio de la comunidad Waiwen Kürrüf a nuestro chachai, donde se realizó la ceremonia de eluwün. Fue un momento muy emotivo, donde lo principal fue estar con mucho nehuen, para despedir físicamente a nuestra autoridad como se lo merece. Teniendo en cuenta cosas muy importantes como la orientación del cuerpo, con el lonco hacia el ngulu (oeste), dirección hacia donde emprende el viaje el püllü, acompañado por pu nehuen del co (agua), como suelen observarse en los chenque en las cercanías de pu leufu (ríos), lafquen (lagos) o el füta lafquen (mar), navegando en el huenu leufu hacia el huenu mapu. Así como nuestras familias lo hacían, fue acompañado de todas sus prendas espirituales, como su macuñ (poncho), chumpirru (sombrero), quilcaipaño (pañuelos de seda), cascahuilla, culchrun, chrarihue (faja), raschra, cachrihue (cuchillo), tabaquera de choique, pichrem, cigarrillos, cofün (mate), metahue y botellas con agua, comida, lahuen, objetos personales y regalos que cada uno llevo. Se le hizo nguillatu a su calül y püllü, se hizo ayecan, afafan, ülcantun, se compartió un pentucun con un ngüchram donde cada uno pudo recordarlo con alegría y anécdotas, como un quimche que se hizo querer por todos, de cüme piuque (buen corazón) sin negatividad, con su predisposición a entregar su quimün, dejar cümeque ngülam, enseñar chezungun, viajar a chrawün, levantar nguellipun a distintos territorios, compartir los taiül de la familia Huenchunao, contando su historia de vida, dejando en cada uno una marca que nunca se borrara y que su püllü seguirá acompañándonos día a día, en cada chrawün, nguellipun y trabajo que seguiremos realizando para fortalecernos en esta lucha. Mañumün pu lamuen ca pu peñi, compañcülewüeimün fachi uesha zungu, elueimün tamün poien zungu topa rupan tamün ruca mu piuquetucuwün, nehuentuwüeimün tañi eluwün cuzau, rume falil tati fachi zungu taiñ cuifiquecheiem ñi reñma ca com taiñ pu mapuque che. Agradecido con cada uno de pu lamuen y peñi de Viedma, Patagones, Los Menucos que me acompañaron en este difícil momento, que me ayudaron, que me brindaron de su cariño, su respeto, que me abrieron las puertas de su ruca y de su piuque, por confiar en mí y apoyarme en esta ceremonia tan significativa para mis antepasados y nuestro pueblo mapuche. No alcanzan las palabras para describir lo que se vivió, pero fue un momento con muchos sentimientos encontrados y donde cerramos un ciclo para empezar uno nuevo con mucho mas nehuen. Lo único que lamento, que mi bisabuelo no se halla animado o alcanzado a decir cosas que no compartía, que no le parecía bien que se hagan cosas sin saber, porque la espiritualidad mapuche es algo delicado, él se quejaba y enojaba mucho sobre esto, que no cualquiera levantaba una ceremonia o se proclamaba una autoridad espiritual. Ojala desde donde estes, hagas saber esto para que no sigan pasando cosas con nuestra gente. Quiñe raquizuam, epulei raquizuam cüme miaulan, un solo pensamiento, cuando hay dos pensamientos uno no anda bien. De esta experiencia, hago un llamado a reflexionar, a repensar lo importante es que nuestra gente empiece a realizar los eluwün mapuche, que se pueden hacer, que no hay ningún impedimento legal huinca, que hay que recuperar los territorios para tener nuestros eltuhue espacios sagrados, que los jóvenes retornen y vuelvan a vivir la forma de vida mapuche en los territorios en los campos porque es ahí donde se hace una recuperación integra del quimün, y empezar a sanar ese daño que nos hicieron los huinca, haciendo una reparación espiritual, para cuando partamos de esta mapu, de este plano terrenal.
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