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Como consecuencia del pecado, hay más inseguridad, hay más delincuencia,
hay más violencia, aparecen enfermedades raras e incurables, hay corrupción
en los gobiernos, hay graves problemas en los hogares, algunos hombres solo
piensan en su vicio y no les importa su familia y hay mucho sufrimiento o
abandonan a su familia por otra persona, y piensan no tener solución, no tener
remedio, dicen esto no lo compone nadie.
Pero hay alguien que, si lo puede hacer, solo basta que el hombre se acerque a
él con un corazón arrepentido reconociendo que es pecador.
La biblia nos habla de un hombre leproso que llegó hasta donde estaba Jesús y
se postró ante él y le dijo: Señor si quieres puedes limpiarme. Jesús extendió su
mano y le tocó diciendo: Quiero se limpio y al instante la lepra desapareció.
Mateo 8:1-3
Los hombres de hoy, necesitamos esto; acudir a Cristo, el cordero de Dios que
quita el pecado del mundo, podemos mirar al pecado como la lepra que está en
el hombre en Isaías 1:6 dice que desde la planta del pie hasta la cabeza no hay
en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni
vendadas, ni suavizadas con aceite. Y así este se bañe con cenizas y amontoné
jabón sobre él, la mancha del pecado no se borrará de su vida, la Biblia dice que
por cuanto todos pecamos, estamos destituidos de la gloria de Dios, pero el
Señor Todopoderoso vino a este mundo por amor, dispuesto a buscar lo que se
había perdido Lucas 19:10
El Señor Jesús fue herido por nuestras rebeliones y molido por nuestros pecados
padeció una sola vez por causa del pecado quitando esa carga de maldad que
teníamos su sangre derramada en la cruz del calvario ha lavado nuestras vidas,
borrando la mancha de pecado que nos tenía separados de Dios y de esta
manera podemos decir que el pecado ya no se apoderará más de nosotros y aun
mas el Señor no se acordará de nuestros pecados.