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INTRODUCCIÓN
Una mirada no dice nada
Y al mismo tiempo lo dice todo….
Carlos Varela
Las personas adquieren las habilidades comunicativas de manera intuitiva y espontánea en
el seno familiar como parte del proceso inicial de socialización, posteriormente continúa su
formación en el complicado entramado que tiene la vida social contemporánea donde la
educación juega un papel decisivo.
El desarrollo de las habilidades comunicativas dentro del proceso formativo universitario
tiene la peculiaridad de ser intencional, planificado y organizado, de acuerdo con las
especificidades de cada profesión, pues todas requieren de la comunicación como
herramienta que le permita al profesional un desempeño laboral acorde con los problemas
profesionales que enfrenta una vez egresado.
En el caso de los comunicadores profesionales, como el periodista, el profesor, el artista, el
médico y el comunicador social, el desarrollo de las habilidades comunicativas no tiene
solamente un valor instrumental, ya que constituye un objeto de atención y reflexión por
ser un elemento esencial en su labor cotidiana.
Se han realizado múltiples investigaciones sobre la importancia de las habilidades
comunicativas verbales en los profesionales de la comunicación, con la participación de
varias disciplinas científicas, divulgadas en eventos y publicaciones con el aporte de
resultados pertinentes, novedosos y con aplicación inmediata en la práctica formativa. Sin
embargo, se han encontrado menos estudios referidos a las habilidades comunicativas no
verbales.
Los estudios sobre la comunicación no verbal tienen su origen en la Antigüedad Clásica,
pues los maestros del pensamiento y la retórica fueron los primeros en interesarse por el
efecto que tenían en el arte de la oratoria, los gestos, las expresiones faciales, la voz y la
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postura. No fue hasta el siglo XIX que se realizaron las primeras investigaciones científicas
sobre la incidencia de la conducta no verbal en la manera de comunicarse (DAVIS, 1998).
WATZLAWICK, BEAVIN y JACKSON (1993) plantearon que uno de los axiomas
fundamentales en la teoría de la comunicación humana es la imposibilidad de no
comunicar, es decir, que el comportamiento y la acción trasmiten una información que
tiene un aspecto de contenido y otro relacional.
La comunicación no verbal constituye un subsistema esencial en la conducta expresiva del
hombre. Aporta información valiosa en las relaciones interpersonales y es una
manifestación genuina del individuo porque tiene un carácter espontáneo, inconsciente y a
veces difícil de controlar, lo que no excluye la posibilidad de que puedan realizarse
acciones encaminadas a su uso para reforzar ciertas expresiones verbales o contenidos de
manera intencional, pero sólo se logra por aquellas personas que son entrenadas
profesionalmente para ese fin (LÓPEZ, 2010).
Las palabras son tan solo el comienzo, tienen su hermosura y el grado de fascinación que
puedan causar, pero se han sobrestimado en exceso pues no representan la totalidad del
mensaje, por tanto, no hay comunicación verbal si no está acompañada de la comunicación
no verbal (OJALVO, 1999).
En el desempeño laboral de los comunicadores profesionales, las habilidades
comunicativas no verbales poseen la misma importancia que las verbales, ya que en
ocasiones adquieren independencia propia de acuerdo con el contexto comunicativo. Sin
embargo, el reiterado énfasis en el estudio de las habilidades comunicativas verbales ha
provocado que las no verbales se desarrollen de manera desigual e insuficiente en la
formación inicial de estos profesionales, con el consiguiente impacto negativo en su
desempeño laboral.
El objetivo del artículo es analizar teóricamente la importancia de las habilidades
comunicativas no verbales en la formación inicial de los comunicadores profesionales y la
pertinencia de su desarrollo integrado al resto de las habilidades profesionales desde una
concepción personológica, que supere al predominio de la conceptualización tradicional de
las habilidades como cadenas de acciones, conocimientos en acción o saber hacer.
DESARROLLO
La comunicación no verbal es el proceso de emitir y recibir mensajes que acompañan,
modifican o remplazan el habla, sin llegar a ser un sistema comunicativo autónomo con el
objetivo de comprender el gran número de actos y eventos que ésta entraña. Es imposible
que el sistema comunicativo verbal este separado del no verbal, pues cuando existe una
interrelación se activan todos los sentidos y cada uno de ellos expresa desde sus
capacidades lo que quieren trasmitir. La unión de ambos constituye la comunicación como
un todo, se complementan y se refuerzan. No es propiamente parte de lo que se dice
mediante las palabras, sino que define el marco en el cual se interpretan dichas palabras.
(MUÑOZ, s/f; BETTY, 2006; LANDA y SÁNCHEZ, s/f; DAVIS, 1998).
Se han realizado varios estudios sobre la comunicación no verbal en la medicina, el arte, la
publicidad, la propaganda, la cultura física, la educación especial, el derecho y en las
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una organización sistémica, viva y relativamente estable. Definen al sujeto como un ente
pensante que expresa su naturaleza de modo subjetivo dentro de la vida cotidiana.
El enfoque personológico obliga a romper con viejos esquemas tradicionalistas que
consideraban al educando como un objeto pasivo y deber ser concebido con un criterio
holístico (integrador), donde no solo es importante que se enseñen nuevos contenidos
(conocimientos, habilidades, hábitos y valores) sino también se desarrollen otras esferas de
la personalidad.
El enfoque personológico expresa las posibilidades del individuo de lograr un alto nivel de
autonomía que sea la base de una actuación predeterminada. Todos los elementos que se
integran en la personalidad tienen una naturaleza cognitiva y afectiva, es imposible
delimitar un hecho o fenómeno psicológico puramente afectivo o puramente cognitivo en
el funcionamiento normal de las personas.
En el proceso formativo los contenidos curriculares se deben ir integrando en cualidades
individuales de manera que los conocimientos, las habilidades, las capacidades, los valores
y las actitudes no surgen ni se desarrollan aisladamente, sino que se configuran como un
todo con cierta armonía y coherencia. Por lo que el enfoque personológico refleja ese
carácter integrador en la educación de la personalidad, en este caso en la formación de
profesionales universitarios.
Actualmente, en los perfiles de egreso de las carreras universitarias se infiere este enfoque
personológico en la formación inicial, ya que expresan explícitamente la aspiración a
integrar en el egresado los conocimientos, habilidades, actitudes, valores y competencias
profesionales.
Sin embargo, en la práctica formativa no siempre se es consecuente con este enfoque
porque se intentan desarrollar por separado a las habilidades profesionales debido, entre
otras causas y condiciones, a la falta de la profesionalización del claustro y a la insuficiente
realización de investigaciones pedagógicas consecuentes con esta intención integradora.
La escuela conductista fue la precursora en destacar la importancia del desarrollo de las
habilidades en el proceso educativo, a partir de su conceptualización como saber hacer, es
decir, el conocimiento en acción, lo que estimuló la determinación de los diferentes tipos
de habilidades con sus correspondientes acciones en la formación de profesionales.
Estas consideraciones sobre el carácter práctico y aplicado de las habilidades
perfeccionaron el proceso educativo, en el que predominaba una enseñanza memorística y
teoricista, desvinculada de la práctica que no contribuía a formar un profesional
competente de acuerdo con las demandas sociales. Sin embargo, subestimaron el carácter
subjetivo que tiene este proceso por lo que la afectividad, la motivación, los valores y las
actitudes no fueron objeto de atención.
Pero el enfoque conductista en la educación con su desmedido énfasis en los cambios
externos como resultado del aprendizaje, fue conduciendo a esquematizar y a externalizar
demasiado los resultados del proceso formativo. La individualidad humana como punto
de partida y de llegada en el proceso formativo requiere ser destacada y ubicada en el
centro de la concepción psicopedagógica y su repercusión metodológica debe traducirse en
una investigación más profunda, como por ejemplo, en el estudio de casos y la predicción
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Expresiones del rostro: refleja múltiples estados de ánimo, con sus correspondientes
emociones y sentimientos (felicidad, tristeza, ira, asco, sorpresa, miedo y desprecio).
La mirada: el contacto ocular desempeña una serie de roles que regulan la
comunicación, puede ser un indicador del turno para hablar o actuar, es una fuente de
información, expresa emociones y comunica la naturaleza de la relación interpersonal.
La sonrisa: expresa alegría, simpatía o felicidad. Existen diferentes tipos de sonrisas
basados en combinaciones de los quince músculos faciales implicados.
El tacto y el olfato: la piel y la nariz constituyen canales de comunicación como
receptores de mensajes.
La proxemia es el uso del espacio que hacen dos o más personas en el proceso
comunicativo, la distancia existente entre el emisor y el receptor. La paralingüística
contiene el conjunto de elementos no verbales de la voz, referidos a su intensidad,
volumen, velocidad, ritmo, entonación, risa y llanto.
La dimensión afectiva comprende la motivación por la carrera en su carácter intrínseco y
extrínseco, así como por las actividades comunicativas que realiza, la satisfacción personal
que le brinda la praxis en el desempeño profesional. Y La dimensión ejecutiva está
relacionada con el saber hacer, la independencia y efectividad en su aplicación.
La dimensión estilo comunicativo es la forma personal, original, única y peculiar de
comunicarse que caracterizan a las relaciones interpersonales, se integran elementos
adquiridos mediante el aprendizaje intuitivo con motivos, necesidades y afectos hacia otras
personas y hacia sí mismo. Puede manifestarse como flexibilidad-rigidez y como
originalidad-imitación.
Los indicadores correspondientes a cada dimensión serían los siguientes:
• Cognitivo: conocimientos teóricos esenciales sobre la comunicación no verbal, su
especificidad y complementariedad con la comunicación no verbal, es decir, definición
y clasificación.
• Afectivo: relaciones entre la motivación intrínseca y extrínseca en cuanto al predominio
de una u otra o su complementariedad.
• Ejecutivo: la independencia, calidad, errores, repeticiones y efectividad en su
utilización.
• Estilo comunicativo: la flexibilidad o rigidez y la originalidad o imitación.
Estos indicadores personológicos pueden ser utilizados por el docente de manera operativa
en la evaluación del desarrollo de estas habilidades comunicativas no verbales en los
siguientes niveles:
• Alto: conoce los conceptos fundamentales de la comunicación no verbal y sus
componentes, los define y ejemplifica. Manifiesta independencia y coherencia en la
utilización en la unidad de los componentes verbales y no verbales de la comunicación.
Evidencia una motivación profesional predominantemente intrínseca por la carrera y
específicamente por la comunicación interpersonal. Su estilo comunicativo es flexible.
El nivel de ayuda del profesor es mínimo.
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CONCLUSIONES
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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