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DOCTORADO INTERINSTITUCIONAL

EN DERECHO

Universidad Autónoma de Nayarit

“FORMACIÓN DE LOS
OPERADORES JURÍDICOS”
REPORTE DE LECTURA

ALUMNA:
Mtra. Jeanine Lilian Santillán González

TUTOR:
Dr. Alfonso Nambo Caldera

COTUTORES:
Dra. Guadalupe Márquez Álgara
Dr. Héctor Pérez Pintor

24 de febrero de 2011
Formación de los operadores jurídicos

INDICE

Página

I. Introducción. 3

II. Reseña de la obra. 4

III. Referencias derivadas a otras lecturas. 12

IV. Impacto en el proyecto de investigación. 17

V. Consideraciones finales.

VI. Fuentes de consulta. 18

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Formación de los operadores jurídicos

“FORMACIÓN DE LOS OPERADORES JURÍDICOS”


De Augusto M. Morello

SUMARIO: I. Introducción, II. Reseña de la obra, III. Referencias derivadas a otras


lecturas, IV. Impacto en el proyecto de investigación, V. Consideraciones finales, y
VI. Fuentes de consulta.

I. Introducción.

Para la construcción del presente reporte, fue sugerida la lectura de la obra


titulada: “Formación de los operadores jurídicos”,1 que contiene una serie de
reflexiones que guardan relación con la temática del proyecto de investigación del
doctorado, que es la educación judicial.
La citada obra es autoría del argentino Augusto Mario Morello, distinguido
jurista y académico fallecido en al año 2009, quien fue autor de diversas obras y
artículos jurídicos, entre ellos, la publicación que se comenta y la denominada: “La
reforma de la justicia”; se graduó como abogado en la Universidad Nacional de la
Plata y se doctoró en jurisprudencia en la Universidad de Buenos Aires, siendo
profesor emérito de la primera y doctor honoris causa por la segunda, así como
por la Universidad del Salvador; además de haber sido designado miembro de la
Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires.2 Resulta destacable
su labor como promotor de un pacto de estado para modernizar el servicio de
justicia y consolidar la efectividad de la tutela de los derechos fundamentales.3
Inicialmente, el autor señala que el servicio de justicia argentino no marcha
al paso y con la calidad que exige la sociedad, ya que la imagen de la justicia sólo
tiene el beneplácito del 10% de la ciudadanía, por lo que considera necesario
hacer frente a algunos desafíos de la modernidad, conjuntamente con el deber de
ordenar con disciplina, inteligencia, sentido común y perseverancia, las políticas e
1
Morello, Augusto M., Formación de los operadores jurídicos, [en línea], Argentina, La Plata: Librería Editora
Platense, 2005, 148 pp., disponible en internet en: http://www.mediafire.com/?425c4y6g1x7aecy, [consulta
26-01-2011].
2
Disponible en internet en: http://www.lanacion.com.ar/1121117-augusto-m-morello-un-jurista-de-prestigio,
[consulta 11-02-2011].
3
Disponible en internet en: http://www.diariojudicial.com/contenidos/2009/04/22/noticia_0007.html, [consulta
11-02-2011].

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Formación de los operadores jurídicos

implementaciones en la formación y capacitación jurídica, y a fortiori, es decir, con


mayor razón, en la excelencia del servicio de justicia.
Al referirse a los operadores jurídicos, hace alusión a aquellos que trabajan
en los asuntos de la abogacía, la justicia y la investigación jurídica, lo cual nos
permite tener una visión más amplia de hacia quienes debe ir dirigida la formación
jurídica, ya que en el proyecto de investigación el centro de atención son los
funcionarios judiciales, sin embargo, es cierto que en la buena marcha de la
administración de justicia, se encuentran involucrados otros actores.
Sostiene que su formación debe estar abierta para acceder a los nuevos y
diversos conflictos sociales, enfrentando el riesgo del inmovilismo, de la quietud
que invade diversos espacios. Por ello, hace énfasis en que es necesario vencer
las resistencias, lo establecido, la rutina y el “no se podrá”, menciona que si se
puede, pero ello demanda intentar hacerlo; lo cual resulta inspirador en nuestro
caso, en lo que respecta a la educación judicial.
Si bien en el texto se hace referencia a la situación en Argentina, el autor no
es omiso en señalar que aunque se tenga que estar a las particularidades de cada
país, la comprensión de los retos y provocaciones y el tratamiento de las
respuestas son semejantes, con lo cual se coincide.

II. Reseña de la obra.

Una vez realizada la lectura y análisis de la obra, se pueden destacar


diversas proposiciones del autor, es así que afirma que ningún sector es ajeno a
una mejor formación, capacitación y especialización en búsqueda de la
excelencia, y tratándose de la impartición de justicia es claro que estas resultan
una tarea esencial; como diría el autor citando el mensaje de los griegos: todo en
su medida y armoniosamente.
Al iniciar realizando: Una lectura de la sociedad en que vivimos, hace
referencia a la importancia de los datos cuantitativos de las estadísticas, más no
como acumulación de información, sino para encontrar y explicar el sentido del
porqué de las cosas, como apoyo al enfoque teórico, de ahí que se señale que ver

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Formación de los operadores jurídicos

no es lo mismo que comprender, por lo que resulta esencial entender en primera


instancia cómo es nuestra sociedad, que problemáticas y retos enfrenta.
Citando a Innerarity, menciona que cuando no se percibe ningún
desplazamiento sobre lo habitual, dicha inmovilidad provoca sospechas, ya que
cuando todos están de acuerdo, se puede suponer que no ha sido adecuado el
procedimiento para forjar una opinión común;4 ello resulta interesante, toda vez
que en el ámbito judicial, en ocasiones nos enfrentamos a dicha quietud.
En atención a lo expresado sobre la cultura jurídica por el Dr. Guillermo
Jaim Etcheverry, rector de la Universidad de Buenos Aires, y autor de la obra “La
tragedia educativa”,5 la relación entre lo aguardado y lo producido el déficit es
notable, por lo que urge remontarlo.6
Lo anterior, es aplicable al ámbito judicial, así como a la educación al
interior del mismo, destacando a decir del autor, la importancia de que la misma
tenga carácter humanista.
Al entrar al análisis de: La Enseñanza del Maestro, el autor menciona que
el sistema del Derecho se nutre fundamentalmente de valores, mismos que deben
ser transmitidos por lo docentes.
Señala que los desafíos a que condiciona la formación de los alumnos y los
deberes de los docentes, impactan en los planes de estudio así como en la
metodología de enseñanza-aprendizaje. De igual forma, menciona que se asiste a
un proceso de evaluación de las universidades; el cual se debe ver como el
instrumento útil para medir de forma objetiva los rendimientos y una continua
superación en los objetivos propuestos: búsqueda de permanente calidad y
excelencia en la educación.
A las universidades les critica la falta de capacidad para reformar ágilmente
sus planes de estudio, aunado a que conforme a lo expuesto por el autor de la
4
Innerarity, Daniel, La Sociedad Invisible, Madrid, Espasa, 2004, en Morello, Augusto M., op. cit., nota 1, p.
17.
5
En una entrevista realizada al Dr. G. Jaim Etcheverry, al ser cuestionado sobre ¿cuáles son las principales
causas del deterioro educativo? Señaló que más allá de lo expuesto en los discursos, no hay una demanda
real, sentida de aprendizaje. Mientras que respecto a las nuevas tecnologías en la educación, mencionó que
si bien han adquirido una presencia protagónica, lo grave es pensar que por sí solas estarán en condiciones
de resolver el problema o que serán responsables de un cambio fundamental en el proceso de aprendizaje,
pp. 1-2, disponible en internet en: http://www.fundaciontyc.org/Files/Interview_3/attachment/FUNDACION-
TyC-Entrevista-a-Guillermo-Jaim-Etcheverry.pdf, [consulta 11-02-2011].
6
Citado en Morello, Augusto M., op. cit., nota 1, p. 18.

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Formación de los operadores jurídicos

obra, autorizadas opiniones se han pronunciado en cuanto a la divergencia o


brecha existente entre los que la universidad enseña y lo que la sociedad reclama.
En cuanto al papel de los colegios de abogados, considera que deben
trabajar a la par de las universidades, ya que no se trata de dividir, sino de sumar
esfuerzos, de aportar desde diferentes ángulos que convergen en una gestión
conjunta, por lo que es interesante analizar la influencia que pueden tener en la
formación de los operadores jurídicos.
Precisa, a nuestro parecer de forma acertada, que la universidad no debe
formar sólo un estilo de abogado, el que se desempeñe en lo adversarial, es decir,
en el enfrentamiento, la lucha para vencer al otro, ya que en la actualidad la
sobrecarga de conflictos obliga a recurrir a los métodos alternativos de
composición de la litis; por lo que se enfatiza la importancia de generar desde las
universidades una cultura encaminada no sólo a hacer justicia sino a asegurar la
paz social, una convivencia normal que no sea dominada por las tensiones y
conflictos, en los que haya un vencedor y un perdedor, sino que sea guiada por el
diálogo. Es así que concordamos en que el abogado debería desenvolverse
también en el ámbito de la mediación y la prevención o disuasión de conflictos.
Se necesitan abogados mejor preparados para el uso del derecho y con
clara convicción de armonizar paz social con justicia, como objetivos y criterios de
interpretación finalistas; dispuestos a prevenir y resolver los conflictos sociales.
Se busca que el resultado final sea una tutela efectiva realizada en tiempo
razonable y a un costo accesible, ya que el núcleo central del derecho son las
personas a las cuales debe brindar una tutela adecuada; ello se consigue a través
del debido proceso legal, que comprende entre otras cuestiones, el derecho a una
asistencia letrada competente.
Señala que tanto la capacitación como las severas exigencias éticas son
obligaciones y guías a las que el abogado debe perseverancia, y las cuales deben
ser permanentes.
En el apartado denominado: El reloj de los operadores del proceso
judicial, inicialmente se hace referencia a la crisis del servicio (poder) de
administrar justicia, mencionando que procurará advertir sobre dos elementos

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Formación de los operadores jurídicos

sociológicos: tiempo y aptitud o idoneidad profesional, que no pocas veces se


omiten considerar en la trascendente significación que ellos portan en las
características o rasgos con que se dibuja el escenario en el que los operadores
jurídicos actúan y que condicionan sus manifestaciones.
En cuanto a los deberes de los jueces, se señala que están: velar
celosamente por el adecuado y eficaz servicio de justicia; que la preocupación por
sus resultados, es propia del ejercicio de la función judicial, y que debe eliminarse
el riesgo de un conformismo paralizante para obtener una adecuada interpretación
de las normas y salvar soluciones notoriamente injustas.7
En ese tenor, se señala que se requiere de un juez nuevo que cuente con
una especial dosis de ponderación y una imprescindible formación que adquirirá
en la Escuela Judicial, ámbito docente donde el opositor es un alumno en
prácticas; aquella debe ser el marco adecuado donde la formación contenciosa, el
estudio del caso, a través de la colaboración que aporten juristas de procedencia
profesional diversificada, ha de adquirir su mejor nivel.
Se trata de proporcionar a la sociedad un perfil de juez y abogado en que
prime la facultad de razonar, y que se aleje de aquellos sacerdotes imbuidos de
inhabilidad jurídica y autoinvestidos de supuestas virtudes morales;8 ya que la
técnica y arte de jueces y abogados, está al servicio de administrar justicia y ello
exige hacerlo bien y con efectividad.
Se menciona que claro es, en que la formación, la ininterrumpida
capacitación, el acceso a una renovada cultura de múltiples lecturas y saberes,
dota a los operadores de un registro de idoneidad superior, que los instala en los
riesgos y desafíos que matizan la complejidad del presente. De frente a la realidad
se demanda una capacitación continua y persuasión, esfuerzo por superarnos, por
querer ser mejores.
Por lo que hace a los retos y respuestas, Capelletti señala que los albores
del siglo XXI no son días de espera, ni consienten demoras que colisionan y
ahuecan los tópicos de la justicia; la situación es límite y las demandas no pueden
7
Miguens, José E., Injusticia y fariseísmo judicial, “La Nación”, 2000, p. 13, en Morello, Augusto M., op. cit.,
nota 1, p. 52.
8
Carrillo Mare, La selección de jueces, Madrid, “El País”, 2000, p. 10, en Morello, Augusto M., op. cit., nota 1,
p. 55.

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Formación de los operadores jurídicos

posponerse, ya que nada podrá justificar que una y otra vez gane el inmovilismo y
la parálisis,9 lo que conlleva a la demeritación sobre el anacrónico, siempre
relegado, disfuncional y mal visto “quehacer judicial”, lo que se pretende es una
justicia creativa y sensible a las nuevas realidades, ya que pareciera que se
encuentra desfasado en el tiempo; se requiere que adquiera carácter protagónico,
que atienda a las voces del contexto social y que prudentemente activista, se
instale, institucionalmente, como la pieza clave en el ensamble de los Poderes.
En el apartado subsecuente, el autor aborda el tema de: Los abogados y
su adecuada formación para la reconstrucción de la nación, y de inicio se
manifiesta que es notorio el descenso de la base ética de la vida pública, y las
consecuencias a las exigencias culturales, políticas, educativas y jurídicas;
sostiene que es preciso contar con una sociedad impregnada de valores
innegociables que señalen el rumbo al pueblo.
También resalta el acostumbramiento de varias deformaciones, las cuales
día a día se acentúan, donde para abrirse camino y progresar se estima que no es
necesario esforzarse mucho, se puede apagar la inteligencia y la capacitación, se
cuestiona el ¿para qué? en un entorno de condescendencia o del menor esfuerzo.
Por lo que hace a la Investigación Jurídica se enfatiza su necesidad, al
citar al doctor Bossert quien menciona la importancia de la preparación de los
jueces y abogados, en virtud de que cada vez adquiere mayor complejidad el
contenido de los objetos de la pretensión en los litigios, que demandan tener
mayores conocimientos técnicos y científicos.10
Llama la atención la constante crítica del autor a la actitud conservadora,
rutinaria, inmóvil de los operadores jurídicos, que han sido contagiados del “para
qué cambiar”, “pero aquí no se podrá” y “estamos bien así”. De ahí que resulte
imprescindible encontrar puntos de partida, para ir en contra de la corriente del
conformismo, sustituyéndola por un tiempo creativo, traducido en emprendimiento;
por lo que considera que lo nuestro no puede sino ser una cultura de la
información, del saber.

9
Citado en Morello, Augusto M., op. cit., nota 1, p. 54.
10
Bossert, Gustavo A., Prueba científica, “La Nación”, 2005, p. 19, en Morello, Augusto M., op. cit., nota 1, p.
75.

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Formación de los operadores jurídicos

Villegas López subraya que no vale desdeñar, descalificar, o enceguecerse


en la crítica de la superficie, sobre que no sirve lo existente, sino que es imperioso
encontrar un nuevo punto de partida con posibilidades ya establecidas en la
realidad.11
Otro apartado es el relativo a la: Formación del Justiciable para los
temas de la justicia, se refiere el éxito pleno del servicio (poder) judicial a través
del proceso justo; sin omitir que la justicia que se demora es la máxima injusticia o
incluso es una denegación de la misma. Por lo que insta a que se hagan bien las
cosas, tratar de hacer la mejor justicia posible.
Se insiste en que no es posible continuar pensando, en un juez distante con
una actitud cómoda y pasiva, ya que ello no lo permite la complejidad de los
fenómenos sociales.
La propuesta del autor es clara y directa, sostiene la necesidad de
intensificar no únicamente los programas de formación judicial o de capacitación
continua de los abogados y jueces, que son los reales operadores jurídicos, sino
además de informar y difundir la cultura jurídica a los justiciables, lo cual facilita el
conocimiento y la interiorización del derecho, así como el rol ordenador y
facilitador de éste y del proceso judicial en el seno de la sociedad.
En ese tenor, menciona que es necesaria una continua labor educativa del
litigante, quien es el destinatario y verdadero consumidor de la justicia.
Asimismo se señala la importancia de un programa integral moderno de
reformas para la justicia, sobre la base política de carácter democrático, al
considerar que debe hacerse fuerte la formación del justiciable, al hacer
conciencia en ellos sobre sus derechos, pero igualmente acerca de sus deberes.
En resumen, destaca que la cultura jurídica y procesal no debe ceñirse a los
operadores, sino, en reciclaje permanente, abrirse también hacia los litigantes,
siendo innegable que se requiere educarlos, equiparándolos a los ciudadanos
responsables que permiten sostener la democracia, porque saben y ejercen sus
derechos, también conocen sus deberes y los acatan; por lo que el litigante no
puede ser extraño al sistema judicial, es parte medular de éste, y el éxito de su
11
Villegas López, Manuel, “Hacia una nueva cultura de masas”, Madrid, Revista de Occidente, p. 194, en
Morello, Augusto M., op. cit., nota 1, p. 77.

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Formación de los operadores jurídicos

función depende no sólo de las habilidades y conocimientos de los operadores


letrados, sino del concurso positivo de los titulares de los intereses en
controversia; ello en virtud de que el sistema judicial no puede conformarse con
ser la sombra tardía de la sobrecarga o de resultados poco eficaces.
Al interior, se debe incorporar la formación de los recursos humanos, así
como aprovechar las bondades de la cultura digital, abaratando tiempo, costo y
funcionalidad
Es importante reflexionar lo expuesto por Dr. Sousa Dinis, a quien hace
referencia el autor, y que expone que “es peligroso, y termina en frustración,
auspiciar reformas que son para un país ideal, con gente ideal y operadores
judiciales ideales.”12 Es por ello, que cuando hablemos de reforma judicial, habrá
que ser objetivos respecto a las condiciones reales, y así una vez analizado el
presente, lo que interesa es superar la situación actual.
Haciendo referencia a la administración de justicia española, Morello
sostiene que no sólo adolece de una lentitud exasperante, sino que suele ser
incomprensible para el ciudadano, a quien se le escatima la información y no se le
presta la atención debida como usuario de un servicio público esencial, por lo que
el autor lo califica de un mal crónico.
En el apartado relativo a: El Despegue menciona que no es de ahora la
preocupación por la adecuada formación de los operadores jurídicos, haciendo
alusión al papel que han desempeñado los colegios de abogados, quienes en su
momento impulsaron los cursos y especializaciones de posgrado, ya que los
jóvenes se sabían en inferioridad de armas y de posibilidades, toda vez que les
faltaba mucho para ser y sentirse abogados, tales cursos eran diversos, como
ejemplo tenemos los ofertados bajo la denominación de: Síndrome de agotamiento
profesional, Derecho informático, Negociación y conciliación, Responsabilidad de
los profesionales en Derecho, entre otros.
Menciona que la crisis de la justicia civil favoreció el desarrollo de los
métodos alternativos de solución de conflictos: ADR (Alternative dispute
resolution) y MARC (Modes Alternatifs de réglement des conflits), por lo que la
12
Sousa Dinis, Joaquin José, Revista de Direito Processual Civil, No. 22, Curitiba, Brasil, 2001, p. 86, en
Morello, Augusto M., op. cit., nota 1, p. 92.

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Formación de los operadores jurídicos

justicia alternativa ha ido adquiriendo importancia, al ser concebida como el medio


de escape a los inconvenientes de la justicia ordinaria, como es sabido, lo relativo
a su costo, lentitud, complejidad, entre otros.
Agrega que cada abogado, sea en la trinchera que se encuentre -litigante,
juez, asesor, legislador, educador-, lo primero que requiere es tener confianza en
sí mismo, en su aptitud e idoneidad, en saberse formado para desempeñarse con
dignidad y decoro, sabiendo lo que hace, y que eso es lo mejor para el cliente y la
justicia.
Aunado a lo anterior, es requisito la calidad de la educación y la ética de los
operadores, insiste en que la obtención del título profesional de abogado no es
suficiente, que el rigor de la formación exige un entrenamiento continuo y el
esfuerzo, día a día por saber, tener experiencia y abrirse a los conocimientos,
desafíos y complejidades del mundo actual, que impone nuevos perfiles y
exigencias.
Por lo que hace a: Los nuevos desafíos en las instancias judiciales
supremas, corrobora la imperiosa necesidad de adaptación, mejoramiento y
capacitación del profesional del derecho, a decir del autor, de los operadores
jurídicos, a quienes invita a sumarse no como francotiradores, sino como lúcidos
protagonistas a la transición, y si para ello, somos más competentes, mejor
formados, la tarea será más fácil y el éxito estará al alcance.
Dentro de: En el camino expone que en la tarea esencial de formar a los
operadores jurídicos cuenta de forma determinante la función de los maestros,
quienes a decir del Dr. Etcheverry, ejerce dos actividades: apoyar y limitar; van a
educar, capacitar y orientar hacia la excelencia y la responsabilidad.13
Respecto a la educación, resulta fundamental interiorizar que sin una
adecuada formación, tanto técnica como ética, no se avanzará; se revela con
énfasis la capital importancia de dar forma y estilo a esa obra de capacitación. Ello
sin que se pierda por parte del estudiante el sentido de autoexigencia intelectual y

13
Etcheverry, Guillermo Jaim, Como la hiedra, Revista “La Nación”, 2005, p. 90, en Morello, Augusto M., op.
cit., nota 1, p. 130.

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Formación de los operadores jurídicos

se adopte una actitud conformista; sin el profesor anquilosado que repite la lección
antigua.14
Concluye señalando que es necesario volver a poner la educación como
cuestión primera del relanzamiento argentino, haciéndose cargo del déficit
educativo que actualmente arrastra a los jóvenes.
Sustenta que la formación de los operadores jurídicos es un asunto de
todos, porque al ir alcanzando niveles de perfección, servirán de manera
adecuada a las demandas, cada vez más intensas y complejas, que la sociedad le
dispara al derecho.
Por lo anterior, se señala respecto a los operadores jurídicos, que es
necesario no abandonar ni mancillar los valores éticos y la empresa de la
educación; la formación profesional es determinante, se habla de educar con
valores que son el piso de sustentación de la sociedad, al ser compartidos por la
mayoría, lo que permite sobrellevar todas las adversidades; aunado en segunda
instancia a la necesidad de no olvidar que no nos demoremos, ya que cuanto
antes lo hagamos mejor nos irá.

III. Referencias derivadas a otras lecturas.

En virtud de lo expuesto en la obra en comento, resultó necesaria la


remisión al análisis de la administración de justicia como servicio público, punto
que no había sido estudiado, ya que dentro del proyecto de investigación ha sido
analizada como la función a cargo de un Poder, en sus dos aspectos:
jurisdiccional y administrativa.
Al respecto, la novedosa concepción de la justicia como tal, sirvió en
Francia para proponer su inclusión en la nómina de los servicios públicos
obligados a rendición periódica de cuentas. Desde una dimensión orgánica, se
considera que la justicia se trata de una administración que presta un servicio
público, lo cual se encuentra conectado con la forma de Estado Social, el cual es
un Estado de Servicios Públicos, lo cual implica una concepción instrumental y no
14
Massuh, Víctor, Ejercicios de introspección argentina, “La Nación”, Cultura, 2005, p. 3, en Morello, Augusto
M., op. cit., nota 1, p. 132.

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Formación de los operadores jurídicos

finalista, al estimar que la administración de justicia no es un fin en sí mismo, sino


un medio para la consecución de determinados fines sociales.15
Al efecto, se señala que los servicios públicos son funciones básicas del
Estado encaminadas a garantizar una digna calidad de vida de los ciudadanos, y
son encomendados a funcionarios públicos, por lo que el ciudadano va a exigir la
correcta prestación del servicio público judicial. De ahí que se sostenga desde
este punto de vista que se trata de un servicio que se puede modernizar. 16
La Constitución española en su artículo 24, numeral 1, dispone que: “Todas
las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales
en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso,
pueda producirse indefensión.”17 Por lo tanto, se señala que al configurar el citado
ordenamiento la tutela judicial como una prestación estatal, es indiscutible que la
administración de justicia como responsable y garante de dicha prestación reviste
la dimensión de prestadora de un servicio público.18
Entre la clasificación de servicios públicos constitucionales que realiza
Araujo Juárez, destaca los servicios de “primer rango”, los cuales se encuentran
vinculados a las funciones de soberanía del Estado y comprenderá entre otros el
servicio público de la justicia.19
Por otra parte, coincidimos en que tal y como sucede con un enfermo, que
es requisito previo la realización de un buen diagnóstico de su enfermedad,
tratándose de la administración de justicia es necesario previamente saber qué es

15
Toharia J.J., Opinión pública” op. cit., p. 37, López Aguilar, J.F., La Justicia, p. 40, en Tajadura Rejada,
Javier, “Reflexiones en torno a la configuración de la justicia como servicio público”, Teoría y Realidad
Constitucional. El Poder Judicial, [en línea], España, número 8-9, 2º semestre 2001- 1er semestre 2002,
Universidad Nacional de Educación a Distancia, Centro de Estudios Ramón Areces, S.A., 2002, p. 185,
disponible en internet en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/trcons/cont/8/art/art8.pdf, [consulta
12-02-2011].
16
Ibídem, p. 185.
17
Disponible en Internet en: http://constitucion.rediris.es/legis/1978/ce1978.html#t1c2s1, [consulta 13-02-
2011].
18
Tajadura Rejada, Javier, op. cit., nota 15, p. 194.
19
Araujo Juárez, José, “Los derechos fundamentales económicos y el derecho de los servicios públicos”,
Servicio público. Balance y perspectivas, Caracas, Vadell Hermanos Editores, 1999, en Alcaraz Mondragón,
Eduardo y Matamoros Amieva, Erik Iván, “Consideraciones en torno al servicio público y derechos humanos”,
[en línea], Cienfuegos Salgado, David y Rodríguez Lozano, Luis Gerardo (coords.), Actualidad de los Servicios
Públicos en México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México,
2009, p. 21, disponible en internet en: http://www.bibliojuridica.org/libros/6/2654/4.pdf, [consulta 13-02-2011].

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Formación de los operadores jurídicos

lo que hay que mejorar, llevar a cabo una evaluación regular y rutinaria del
funcionamiento de la justicia, como un instrumento fundamental.20
En nuestro país, hace más de diez años que se comenta el papel que debe
desempeñar el Poder Judicial en el futuro, desde entonces se ha señalado que las
reformas se han producido de forma aislada, cuando lo correcto hubiera sido
insertarlas dentro de una estrategia global de reformas del Estado. Entre los
cambios pendientes, se han señalado los aspectos de administración de los
tribunales (management), el fortalecimiento de la independencia judicial, a través
de la carrera judicial, la capacitación legal de jueces y abogados, y todo lo
referente al acceso a la justicia.21
De ahí que siga señalándose que queda un largo camino por andar
respecto a la selección, formación y promoción de jueces y magistrados, toda vez
que en México no se ha planteado el “modelo de juez” que se requiere frente a las
nuevas necesidades del Poder Judicial, ni tampoco se ha analizado la forma de
capacitar a los jueces para dotarlos de la preparación necesaria para el
desempeño de su función, por lo que se afirma que dichas tareas tendrá que
afrontarlas el Consejo de la Judicatura.22
Por lo que hace a las garantías jurisdiccionales, se recurrió a la consulta de
diversos documentos, entre ellos, la Convención Americana sobre Derechos
Humanos “Pacto de San José de Costa Rica”, que se encuentra vigente en
nuestro país, y que en su artículo 8º dispone lo relativo a contar con un tribunal
competente, independiente e imparcial.23
De igual manera, en el Estatuto Universal de Juez, se encontró referencia al
aspecto presupuestal, señalándose en el artículo 14 que: “corresponde a otros

20
Tajadura Rejada, Javier, op. cit., nota 15, pp. 194-195.
21
Carbonell, Miguel, “Poder Judicial y transición a la democracia: la reforma de 1999”, en Boletín Mexicano de
Derecho Comparado, México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de
México, Nueva Serie, Año XXXIII, Núm. 97, Enero-Abril 2000, p. 346.
22
Ibídem, p. 347.
23
Disponible en internet en:
http://proteo2.sre.gob.mx/tratados/archivos/CONV.%20AMERICANA%20SOBRE%20DERECHOS%20HUMA
NOS.pdf, [consulta 15-02-2011].

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Formación de los operadores jurídicos

poderes públicos del Estado proporcionar al poder judicial los recursos necesarios
para su actuación.”24
En virtud de lo expuesto en la obra de Morello, se llevó a cabo la remisión a
otros textos que hacen referencia a las políticas públicas judiciales; respecto al
uso de tecnologías de la información, se incorporó el concepto de TIC, ya que en
el campo de la docencia se señala que son útiles, sin embargo no bastan, ya que
si bien, son cada vez en mayor medida condición necesaria para la renovación
educativa, no son condición suficiente. “Tan importante como la infraestructura (los
continentes de la información) es la infoestructura (los contenidos y las
capacidades de las personas para usarlos adecuadamente). En este sentido, las
máquinas no sirven cuando el profesorado no está preparado.” De ahí que el
desarrollo formativo de quienes sean docentes es crítico.25
En lo que hace a la justicia alternativa, se considera importante mencionar
dentro del proyecto de investigación, los que tienen mayor aplicación, tal es el
caso de aquellos en que “existe la intervención de un tercero, imparcial y neutral,
que ayuda a las partes en controversia a dirimirlas, ya sea facilitando la
comunicación entre ellas (mediador), proponiendo alternativas de solución pacífica
de conflictos (conciliador) o resolviendo las controversias a través de un laudo
(árbitro).”26
Por lo que hace al tema en particular de la educación judicial,
corroboramos la importancia de esta para convertirse en un instrumento
fundamental para el cambio, así como en elemento central de cohesión
institucional en torno a sus objetivos futuros; precisando que los de la escuela,
deben estar en función del tipo de Poder Judicial que se desea y de cuáles son las
habilidades que debe poseer el personal que lo compone, ya que proporcionarlas,

24
Disponible en internet en: http://www2.scjn.gob.mx/investigacionesjurisprudenciales/codigos/int/estatuto-
universal-del-juez.pdf, [consulta 15-02-2011].
25
Cornella, Alfons, “Experimentar con la educación: una exigencia de los nuevos tiempos…”, Infonomía.com,
Barcelona, www.infonomia.com, 2000, en Villegas López, Gustavo Adolfo, “Las Tecnologías de la información
y la comunicación (TIC) como mediadoras de los procesos de enseñanza-aprendizaje: una aproximación
desde la práctica”, [en línea], Colombia, Universidad Eafit, julio-septiembre, número 127, 2002, p. 32,
disponible en internet en: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=21512704&iCveNum=7023,
[consulta 15-02-2011].
26
Cuevas Cuevas, Diana Yazmín, “Los Convenios de Mediación y Conciliación”, en Cultura Jurídica, México,
No. 7-8, Tribunal Superior de Justicia del Estado de México, 2009, p. 73.

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Formación de los operadores jurídicos

desarrollarlas e incrementarlas será su función primordial.27 Por ello, parece


primordial incorporar el concepto de aprendizaje significativo, como aquél que se
logra cuando el estudiante percibe un tema como importante para sus propios
objetivos”;28 es así que ello se retomará al plantear las medidas de fortalecimiento
de la educación judicial.
La remisión al estudio de la ética judicial, fue necesaria, ya que Morello
hace alusión a la necesidad de que esté presente en los operadores jurídicos, a
través de una formación humanista, al efecto se ha señalado que: “sólo aquel ser
humano que se conduce con virtudes puede realmente ser llamado como tal,
porque a través de ellas confirma su humanidad. Una característica tan ausente
en nuestro días, y que se revierte, por desgracia, contra los más vulnerables de
nuestro tiempo.”29
También se robusteció la importancia de la función del maestro, al
señalarse que en la mayoría de los países, se considera positiva la experiencia de
que sean los propios jueces los que capaciten a otros jueces, en particular en lo
relativo a la práctica judicial, mientras que en lo que hace a las materias teóricas,
se suele invitar a profesores universitarios, abogados y especialistas en otras
disciplinas.30
En cuanto al rol que desempeñan las universidades frente a la educación
judicial, se considera imprescindible que converjan para formar generaciones de
abogados y servidores judiciales, mediante la argumentación jurídica, para
contribuir a la construcción de una mejor sociedad y superar las inercias del
sistema normativo.31

27
R. Graña, Eduardo, “Pensando la Escuela Judicial”, [en línea], pp.8 y 13, disponible en Internet en:
http://www.argenjus.org.ar/argenjus/articulos/grana.pdf, [consulta 16-02-2011].
28
Ibarra Serrano, Francisco Javier, Docencia Jurídica, México, Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, División de Estudios de Posgrado, 2001, p. 43.
29
Saldaña Serrano, Javier, Ética judicial: virtudes del juzgador, México, Suprema Corte de Justicia de la
Nación, Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis, Instituto de
Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, p. 115.
30
R. Graña, Eduardo, op. cit., nota 27, p. 5.
31
Platas Pacheco, María del Carmen, “La universidad frente a la educación judicial. Reflexiones y
perspectivas”, en Quiroga Quiroga, Ángela (coord.), 25 años, 25 voces en la educación judicial, México, 2010,
Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, p. 270.

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Formación de los operadores jurídicos

IV. Impacto en el proyecto de investigación.

Se puede afirmar, que la lectura de la obra, así como la remisión a otros


textos, han resultado útiles para la construcción del marco teórico, ya que permitió
incorporar la teoría relativa a la concepción de la administración de justicia como
servicio público.
De igual forma, se complementaron diversos apartados del proyecto de
investigación, en particular en los Capítulos I y III relativos a la función y a la
educación judicial, respectivamente; tal es el caso de las políticas públicas
judiciales, que se propone adoptar dentro de las instituciones de administración de
justicia locales: la evaluación del desempeño, el uso de las tecnologías de la
información, el uso de un sistema estadístico, la justicia alternativa, la ética
judicial, y por supuesto, la educación judicial; siendo todas ellas instrumentos
fundamentales para la reforma judicial.
También se enfatizó la vinculación de las universidades en la formación de
los operadores jurídicos, incluyendo además a los colegios de profesionistas;
haciendo hincapié en el rol que debe desempeñar el docente en la escuela
judicial.
Por lo antes expuesto, se considera que a partir de la lectura de la obra, así
como de otros artículos relacionados, se consolida el tema del proyecto de
investigación, fortaleciéndolo con diversas aportaciones sus apartados.

V. Consideraciones finales.

Lo expuesto por el autor a lo largo de los nueve capítulos de la obra, en


torno a la sociedad argentina, así como en particular a la formación de los
operadores jurídicos, incluyendo a los del aparato judicial, no resulta ajeno a
nuestro país.
El objetivo planteado es que se atienda a la expectativa de justicia que tiene
la sociedad, de ahí la necesidad de impulsar una serie de políticas públicas que
contribuyan a la mejora de la administración de justicia, siendo una de ellas, la
relativa a la formación de los operadores jurídicos.

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Formación de los operadores jurídicos

Es así que la escuela judicial deberá cumplir su misión, dando batalla contra
el inmovilismo, la rutina, la indiferencia y el no se puede, que invade la esfera
judicial, en la medida de su alcance.

VI. Fuentes de consulta.

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(coords.), Actualidad de los Servicios Públicos en México, [en línea], México,
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http://www.bibliojuridica.org/libros/6/2654/4.pdf, [consulta 13-02-2011].
IBARRA SERRANO, Francisco Javier, Docencia Jurídica, México,
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales, División de Estudios de Posgrado, 2001, 127 pp., ISBN 968-
6800-60-3.
MORELLO, Augusto M., Formación de los operadores jurídicos, [en línea],
Argentina, La Plata: Librería Editora Platense, 2005, 148 pp., ISBN 978-950-536-
175-5, disponible en internet en: http://www.mediafire.com/?425c4y6g1x7aecy,
[consulta 26-01-2011].
QUIROGA QUIROGA, Ángela (coord.), 25 años, 25 voces en la educación
judicial, México, 2010, Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, 408 pp.
SALDAÑA SERRANO, Javier, Ética judicial: virtudes del juzgador, México,
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Dirección General de la Coordinación de
Compilación y Sistematización de Tesis, Instituto de Investigaciones Jurídicas de
la Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, 124 pp., ISBN, 970-712-744-
9.

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Formación de los operadores jurídicos

Hemerografía:

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reforma de 1999”, en Boletín Mexicano de Derecho Comparado, México, Instituto
de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México,
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CUEVAS CUEVAS, Diana Yazmín, “Los Convenios de Mediación y
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la justicia como servicio público”, en Teoría y Realidad Constitucional. El Poder
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