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^ yu»^. 1 S t W . X
CHARLES MINOT
Class of 1828
HUESCA IGMENTAL
Y RESEÑA DE LA CELEBÉRRIMA
UNIVERSIDAD SERTQRIÁNA
¥ DE LOS DISTINGUIDOS VARONES QUE EN ELLA RESPLANDECIERON,
POR EL CATEDRÁTICO
HUESCA :-186i.
Imprenta y Libren'a do Jacobo Ufaria Perez. Coso, 14.
StaA'W 5.5"6,Lf. X
MiDOtivaA -
AL MI. AYUNTAMIENTO DE HUESCA,
GENUINO REPRESENTANTE
I
ADVERTENCIA DEL AUTOR.
PRÓLOGO.
OSCA.
I.
Tiempos primitivos de la Ciudad. (1)
(1) Genesis.
13
bra, interpretacion figurada que conviniera á las circuns
tancias del pais en aquella 'época lejana. Todo cálculo
empero será, á nuestro modo de ver, inútil, toda inves
tigacion infructuosa, tratándose de arrancar los secretos
al' polvo del pasado y de leer en la noche de los
tiempos (4).
Con la historia en la mano, ni siquiera podemos
precisar la denominacion antigua de la region ó co
marca que ocupaba. Ni las noticias geográficas que te
nemos pueden deslindarlo. Plinio supone que Osca se
halla en tierra de Vasconia y Ptolomeo asegura que está
en el país de los llergelas. Pero, ¿no nos descubre la
verdad esta misma 'discordancia entre algunos historia
dores y geógrafos que de países lejanos hablaban? Si
bien Osca ha sido tenida por todos loa modernos como
Ilergeta, liadie puede dudar que se hallase en los lí
mites de la Vasconia.
Poblacion famosísima debió ser Osca: Plutarco la lla
ma ciudad grande y poderosa, y todos los antiguos es
critores, asi griegos como latinos, la citan como impor
tante; y no es nada estraño que, apoyados en estos
datos, algunos panegiristas exagerados, como Aynsa en
el lib. I. cap. 3. de sus Excelencias y antigüedades, ha
yan querido atribuir su fundacion al poblador de nues
tra España, Tabal, el nieto de Noé. Es arriesgado de
cir tanto; no puede aventurar estas suposiciones un his—
(1) El canonigo Tarafa (lib. de orig. Reg. Ilisp ) dice que Osca
fue fundada por Oseo Betulonense en 'iempos del Rey de España Ro
mo, 1550 años antes de J.-C: Juan íierundense, en el libro I de su
Paralipomenen de urlib. Hisp. ante Herculü adven., afirma que es
ebra del rey de España Licinio Caco, 1239 años antes de J.-C; y
algunos añaden que Osca es equivalente á Os Caá; pero convendría
saber si existieren tales reyes, y en que razones se fundan los citados
auteres para buscar la etimología de Osea en el idioma latino que no
fue conocido en España, sino muchos siglos despues. ~
14
toriador concienzudo; pero, si es verdad, como afirman
muchos críticos (1), que los primeros pobladores de la
Península entráran por el Norte, nada estraño sería que
hiciesen parada en la deliciosa vega é inmensa llanura
donde se asientala ciudad que nos ocupa.
Dejémonos sin embargo de conjeturas poco sólidas.
¿La misma niebla que opaca envuelve la época de la
fundacion de Osca, no es la garantía mas segura de su
indisputable antigüedad?
Recorramos ligeramente la historia, y esta niebla
enojosa desaparecerá de nuestro horizonte, como la de
invierno, á los benéficos rayos de un sol claro y vi
vificador.
II.
Invasion de los Cartagineses y délos Romanos.
IV.
Dominacion romana.
(I) Dicen los primeros que en Estrabon debe traducirse Murió en Osca
y los otros Murio de enfermedad. El texto griego se presta á distinta
interpretacion. —Paterculo dice que el asesinato fue en Etosca.
V
31
huestes. Dias de amargura debieron ser aquellos para
Osca. El vil Perpeua, á quien, entre otros crímenes, se
atribuye el asesinato de su gefe, tomó el mando de las
tropas que quisieron reconocerle como continuador de
las glorias sertorianas, y, en su necio orgullo se atre
vió á presentar batalla á Pompeyo. Este le derrotó y le
hizo prisionero, no tardando en hacerle dar la muerte,
cuando supo que quería comprar su odiosa vida, sumien
do en la desgracia á numerosas familias. Perpena ha
bía enviado á Pompeyo la relacion de los senadores y
patricios que desde Roma tenían inteligencias secretas
con Sertorio; y Pompeyo, manifestándose entónces un ge-
fe digno, mandó quemar las listas sin leerlas.
Nos hallamos á los 70 años ántes de la era cris
tiana.
Pompeyo y Metelo, ántes de marcharse, querían to
mar pacifica posesion de toda la Iberia. Empeño inútil.
Muerto Sertorio, los libres que en las faldas de los Pi
rineos sostenían su independencia, á cosía de las zozobras y
privaciones de una vida azarosa y siempre amenazada,
aumentaron cada día. Osca, fiel á sus tradiciones, se
sostuvo largo tiempo con el valor heróico de sus hijos
contra los ataques de los generales romanos. La bandera
de la independencia tremolaba en las almenas de sus for
tificaciones, y Osca sabia defenderla, aunque herida con
los trastornos consiguientes á la muerte de Sertorio. Floro
nos asegura que fué una de las últimas ciudades que
pudieron rendir las terribles huestes de Metelo.
Rendida Osca, su historia es la general de España.
Pero, no olvidemos jamás que muchos de sus hijos, re
chazando siempre como indigna la paz de los vencedo
res, dieron el último aliento por su patria en las esca
brosidades de la montaña.
Pompeyo y Metello entraron en Roma. "Allí se les re
32
cihió con la gloria del triunfo, porque dijeron que la
Iberia estaba pacificada y enteramente sometida á la Re
pública. ¡Presunciones de la vanidad! No tardaron el
pretor Marco Pupio Pison y el cuestor Lucio Placeo en
tener que acudir contra los bandidos (\).
En aquel tiempo empezaba á descollar un romano,
«lleno de ambicion, de vicios y de grandes esperanzas.
Afable, cortés, suntuoso, magnífico en todas sus cosas,
derrochador de lo suyo y de lo ageno...., aspiraba á dar
vida al cadáver de la faccion de Mario, ó por mejor
decir á hacer redundar en provecho propio los recuer
dos - de todos los amigos de la plebe. Su patriotismo
consistía en un deseo ardiente de ser en su patria el
amo. Codiciaba para ella gloria, renombre, monumentos,
riquezas, con tal que todos sus compatricios se anula
sen á los ojos del mundo* reconociéndole á él como
único romano predestinado por los dioses para regir sus
destinos. —Prefiero, decía, ser el primero en un villorrio,
ántes que en Roma el segundo.» (2) Este romano era
Cayo Julio César.
No nos detendremos en la guerra civil que promo
vió, porque ni los límites, ni el objeto de nuestro li
bro lo consienten. Diremos tan solo que César que ya
anteriormente habia estado en España, con un papel se
cundario, volvió a ella al frente de un ejército, y el
año 49 ántes de la era cristiana derrotó delante de Lé
rida á Afranio, Petreyo y Varron, los tres generales de
su rival Pompeyo. Pero es preciso que digamos dos pa
labras sobre esta derrota y esta victoria, porque en ella
tomó Osca una parte muy activa é interesante.
<
35
que les protegiese contra el triunfante Dictador. Pero
César se presentó tambien en España en su seguimiento,
y en Munda (\) los derrotó, matándoles mas de 30.000
hombres.
Desde aquel dia, César fué el único dominador de
la España romana. Marchó á Roma, en donde el año
siguiente un puñal asesino debia acabar con su ambi
cion y su vida, dejándole yerto en el mismo sagrado
recinto del Senado.
Por aquel entónces las cosas de España debieron
andar tan revueltas como las de Roma.
Demos una ojeada sobre lo que allí pasaba.
Muerto César, varias facciones rivales se disputaron
el poder. Octavio, sobrino de César, se asoció á An
tonio, gefe dela caballería, y á LépiJo, sugeto de mu
chas riquezas, pero desprovisto de talento y por tanto
muy poco temible. Este fué el segundo triunvirato que
dominó en Roma, en donde la autoridad estaba ya á
merced del mas audaz ó del mas hábil.
El primer acto de los nuevos dominadores fué fir
mar largas listas de proscripciones y sacrificar sin com
pasion lo mismo á sus parientes y amigos que á los es-
traños. El gran Ciceron fué del número de las vícti
mas: su cabeza apareció sobre la misma tribuna desde
la que habia defendido los derechos de tantos inocentes!
Roma se llenó de sangre, y el pueblo degradado
sabia avenirse con todos los caprichos de los tiranos.
En vano Bruto y Casio se sacrificaban para volver á
unir el partido republicano de que habian sido repre
sentantes Mario y Sertorio: la batalla de Filipo en Ma-
cedonia les anonadó para siempre.
Los vencedores se dividieron el imperio: á Antonio
V.
Urbs Victrix „ Osea.
VI.
Fin de la dominacion romana.—Invasion visigoda,-
Antigüedades.
V1CTORIAE. AVG.
L. CORNELIVS. PHOEBVS.
L. SERGIVS. QVINTILIVS.
SEVIRI. AVG.
D. S. P. F. C.
Esto es: Victoria Augusti, Lucius Cornelius Phcsbusi
Lucius Sergius Quinlilius, Seviri Augustales. Be sua pecunia
fieri curarunt.—«Lucio Cornelio Febo y Lucio Sergio
Quiutilio, Seviros augustales (1) consagran, á espensasuya,
esta lápida á la victoria de Augusto.»
(1) Distinguido orden de sacerdotes instituidos por Augusto y es
cogidos en las clases libres. Sus funciones eran velar por las ceremo
nias religiosas celebradas en honor de los Lares compítales, a cuyas
divinidades se erigian altares en las encrucijadas.
46
Trasladada de no sabemos donde ni cuando, esta es
" la única antigüedad de los bellos tiempos de la Osca ro
mana existente todavía en esta ciudad. Hay, sí, al
gun trozo de torreon ó quizá de murall.a; pero por
su estado y lo que es, no podemos decir lo que fué.
¡Apénas queda una piedra que pueda atestiguar tanta
gloria y poderío!
En un pedazo de columna del arrasado anfiteatro de
Toledo, hallóse la siguiente inscripcion:
HERCVLI. P. ENDOVELL
TOL. ET. V. V. OSCA.
DEIS. TVTEL.
COMPEDIT.
TAVROS. VRSOS. AVES. LIBIC.
QVODAM. D. D.
SEGUNDA PARTE.
WESCHKA.
VII.
Irrupcion agarcua.
VIII.
Walies de Weschka.
(2} Aian Sarracenus Prefectus Oseas claves urbis cum alus donis"
Rejri missit, promitens eam se tiaditurum si opportunitas evenírtt.
Eginhard: Annal.
71
ccr de España una provincia de su vasto imperio de
Occidente. Su hijo Ludovico emprendió una nueva cam
paña contra la España oriental el mismo año 799. Sa
lió de Tolosa el rey de la Aquitania, pasó por Barce
lona defendida por el sagaz é intrépido Zaid, rindió las
fortalezas de Lérida, arruinó la poblacion y pasó ade
lante, destruyendo y abrasando todos los municipios de
las riberas del Cinca hasta llegar á los muros de Weschka.
Entónces Hassan no quiso cumplir á las huestes. fran
cas su oferta; cerró las puertas de la ciudad y se dis
puso á una vigorosa defensa. Tal conducta era muy na
tural en aquellos prefectos que, con sus ungimientos,
sólo buscaban proteccion y alianza para sostener su in
dependencia.
El sitio de Weschka duró desde el tiempo de la
siega hasta A invierno, esto es, más de cinco meses.
Era demasiado fuerte la ciudad para querer rendirse fá
cilmente. Ludovico desistió de tomarla y se retiró, no sin
consumir y llevarse todas las mieses, despues de haber
talado y devastado cuanto habia hallado fuera de la
ciudad. (í)
Pero lo que sólo se explica atribuyéndolo á una po
lítica egoista y sin pudor, el mismo Hassan que se ha
bia distinguido en tan valerosa defensa, volvió algun
tiempo despues á poner la ciudad en manos de Lu
dovico (2J.
Entre tanto Barcelona, despues de una desesperada
defensa, se habia rendido á las fuerzas del rey de la
(1) Cujus agros segetihus plenos manus roilitaris secuif, vastavif, in-
cendit; et quaecumque extra civitatem sunt reperta, incendio depascente
sunt consumpta. Quibus explctis ¡inminente jara hieiue, ad propria redüt.
(Eginhard: Anual.)
.-', . .j'i1 -.ür : i-, i,!.-; i - !i: ', ::,i. .-.! ,'.-, ¡'.. « -
El mas brillante de los reinados sé habia iniciado
en Córdoba el año 912,. ¡recibiendo el jóven Abderrah-
man III los títulos de Califa, de Imam (sucesor de
Mahoma), de Al-Nasir Ledin Allah (amparador de la ley
de Dios) y de Emir Almumenin (príncipe de los fieles),
título que los cristianos convirtieron en Miramamolm (2).
Uno de los primeros cuidados de este príncipe fué
sofocar la rebelion de los hijos Hafsun. Hizo sus pre
parativos de guerra y se puso en campaña. En una jor
nada terrible, en la que, peleó como valiente, desalojó
á los rebeldes de Toledo. ',-,¡/'* '-> '• ' * .
Siguió Abderrahman III Con singular buena suerte
una guerra activa contra sus diversos enemigos. Sobre
todo su bondad y sus virtudes que en alas de la fama
se estendian más y más, parecian allanarle1 el camino de
las empresas que proyectaba.
l:i ■
j ..)..'■■.,>; . i. ' .. . ; <:j ¡, "
IX.
Últimos momentos de Weschka.
X.
Weachka musulmana.
o
TERCERA PARTE.
HUESCA.
XI. -
jando las del Ofieio gotico (español): punto que se hacia tan duro á los
españoles, gente nada ligera en sus costumbres, que ea Castilla des
pues de muchos escándalos se llego á la prueba feroz y faláz de la
batalla, para saber por el suceso de ella cual era el culto mas religio
so y mas agradable á Dios; y venciendo el caballero del gotico o mo
zárabe, se paso á otra menos costosa, pero mas temeraria prueba; cual
fue la de pedir un milagro, y con esa necia confianza pusieron am
bos Breviarios en una alta hoguera: y afirma el arzubispo D. Rodrigo
que el romano se quemo todo, y el toledano o godo, salto, como vo
lando sobre las mismas llamas. Asi aclamaron á la victoria los que re
sistieron á la mudanza, dándola por condenada del Autor de este mila
gro y Juez infalible de la verdad. Pero D. Fernando de Castilla, aten
diendo como catolico príncipe á la regla mas firme de la piedad y de
la Religion, que es el Vicario de Cristo, hizo justo desprecio de la pri
mera prueba y tuvo por engaño la segunda que la califico el papa Gre
gorio VII con nombre de ilusion toledana: mas el pueblo que es mons
truo de ignorancia y de porfía, viendo desterrados sus ritos, dijo el
adagio que nos ha quedado: 'Allá van leyes do quieren reyes.' —Cap.
$. Fol. 110.
El rito romano no fue sin embargo observado definitivamente hasta
el arribo a Aragon del cardenal Hugo Cándido, legado de Alejandro II,
en 1071, reinando Sancho Ramirez.
112
torias, ni tampoco en particularidades de su vida pri
vada y política que, sobre no conducir completamente á
nuestro objeto, traspasaría los límites que nos hemos
propuesto. Sabida es su tradicional deferencia á la santa
Sede y su religiosidad meticulosa. Sabido es que aque
jado de ciertos escrúpulos de conciencia por haber apli
cado algunas rentes eclesiásticas, décimas y primicias,
aunque con anuencia del Sumo Pontífice, para los gastos
de la guerra, se decidió á pedir perdon y satisfaccion á
Dios, snjetándose á una pública penitencia en la Iglesia
de Roda.
Bien es verdad que el Cielo bendecía cada día su
reinado. Un accidente imprevisto puso en sus manos otro
codiciado cetro: el de Navarra. «El I de junio de 1076,
hallándose entretenido en el ejercicio de la caza su pri
mo Sancho Garcés de Navarra en los bosques de Peña-
len, fué alevosamente sorprendido por su hermano Ra
mon, y precipitado por él y sus amigos de lo alto de
una elevada roca, de lo cual le quedó en la historia el
nombre de Sancho el Despeñado y de Sancho el de
Peñalen. (1)»
El fratricida no debia, sin embargo, alcanzar el fin
que se propuso con su crimen. Los Navarros, horrori
zados de aquella alevosía, proclamaron por su Rey á
Sancho, el de Aragon. Dirigióse éste á Pamplona á to
mar posesion de su nuevo reino, mas Alfonso VI de Cas
tilla que se creia con derecho á aquella corona, guió
sus soldados hácia la Navarra, y se apoderó de la Rioja,
de Calahorra y de otras plazas limítrofes, en tanto que
Ramon el fratricida, perseguido por los navarros, pedia
amparo al walí de Zaragoza, del que obtenía casa y ha
ciendas con que poder vivir con el decoro correspon-
(1) Lafuente, Tumo IV., parte II , libro I.—Zurita, Anal. cap. 27 y 29.
115
Huesca, su posicion topográfica finire los montes y la
tierra llana y sus terribles fortificaciones hacían de ella
una plaza digna de fijar la mirada de águila y de ser
el blanco de los deseos de aquel rey guerrero.
Próximo estaba el dia supremo; el dia en que ha
bia de ver puesto en ejeeucion el mas vasto plan com
binado por su ambicioso genio.
Con la conquista de las fortalezas que hemos men
cionado, ya tenia á Huesca cercada como por una mu
ralla de yerro: no era fácil que se escapara de sus
acerados brazos la favorita esquiva por cuya posesion
deliraba.
Próximo estaba el dia supremo.
XII.
Memorable cerco de Huesca.
XIII.
Continuacion del sitio de Huesca,
XIV.
Batalla de Alcoraz,
XV.
Fin del reinado de Pedro I,—Don Alfonso el Ba
tallador.—Interregno.
(I) Eran los almogávares una tropa o especie de milicia franca que
se formo de los montañeses de Navarra y Aragon, gente robusta, acos
tumbrada á la fatiga y á las privaciones, que mandados por sus pro
pios caudillos hacían incesantes corroi ías por las tierras de los moros,
cuando no servían á sus reyes, viviendo solo de lo que cogian en los
campos 6 arrebataban á los enemigos. Iban vestidos de pieles, calzaban
abarcas de cuero, y en la cabeza llevaban una red de hierro á modo
de casco: sus armas eran espada, chuzo y tres 6 cuatro venablos: lle
vaban consigo sus hijos y mugeres para que fuesen testigos de su glo
ria o de su afrenta.
Lafuente: tomo IV., parte II , libro 11
138 •
apesar de que los agarcnos recibieron considerables refuer-'
zos y se sostuvieron con valor por algun tiempo, les
obligó á entregar la plaza. Siguió atacando el valiente
monarca aragonés las plazas ocupadas por los musul
manes en el reino de Aragon y, con el mayor heroís
mo, les obligó á replegarse en los confines de Valencia.
Emprendió una atrevida espedicion á Andalucía; re
pitió nuevas invasiones en Castilla, y no contento con
los repetidos triunfos obtenidos en España, franqueó dos
veces los Pirineos y se hizo dueño de Narbona.
Su última y desgraciada empresa fué el sitio de
Fraga.
«Acometió D. Alfonso la difícil empresa de apode
rarse de Fraga, fuerte por su natural posicion, en es
trecho lugar colocada en un recuesto de tan angosta
subida que muy pocos bastaban á defenderla, cuanto
más que todo aquello lo tcnian los moros grandemente
fortificado. Así fué que por dos veces se vió obligado
D. Alonso á levantar sus reales. Pero esta misma re
sistencia y dificultad le empeñaba más y más y com
prometía á no cejar en su empresa, y juró por las san
tas reliquias no desistir hasta no verla coronada con
buen éxito. Asegúrase que ya los sitiados se allana
ban á rendirse por capitulacion, y que el aragonés de
sechó con indignacion su oferta, agriado con la ante
rior tenacidad de los moros. Entónces estos se prepa
raron á hacer un esfuerzo desesperado, y llamando en
su ayuda con instancia á Aben Ganya, walí de Lérida,
y acudiendo este caudillo con un refuerzo de diez mil
Almoravides que acababa de recibir de Africa, trabóse
un recio y fiero combate, en que los cristianos fueron
atropellados y rotos, sufriendo tal mortandad, que mi
llares de aragoneses quedaron tendidos en las llanuras.
Allí pereció tambien el heróico monarca, Alfonso el lia-
139
tallador, con oíros valientes nobles aragoneses y fran
cos, en Ire ellos los hijos (fel de Bearne, Centullo de
Bigorra, los obispos de Rosas y Jaca y muchos oíros
señores principales. Fué esta desgraciada batalla en ju
nio de 1134. —El famoso dia de Fraga, dicen los es
critores árabes, no le olvidarán nunca los cristianos.
»Así acabó el conquistador de Tudela, de Zara
goza, de Tarazona, de Calatayud, de Daroca, de Bayo
na, de Mequinenza, y de mil plazas y ciudades; el ven
cedor de cien batallas, la gloria de Aragon, y el ter
ror de los moros. Don Alfonso I de Aragon fué un rey
cual convenia en aquellos Hempos, batallador, activo, in
cansable; jamás hizo alianza, ni transijió con los Ín
fleles.
«Réstanos dar noticia del extraño é inconcebible tes
tamento de este príncipe, que tanto hizo cambiar la si
tuacion no sólo de Aragon, sino de toda España. Hallán
dose este monarca en Octubre de 1131 con su ejér
cito sobre Bayona, y viéndose sin hijos que. pudieran su-
cederle en el reino, otorgó su célebre y ruidoso testa
mento que ratificó dos años despues en el fuerte de
Sariñena. Despues de^dejar multitud de ciudades, villas,
lugares, castillos,- términos y rentas á otras tantas igle
sias y monasterios que señalaba, declaró herederos y
sucesores de sus reinos y señoríos por partes iguales al
Santo Sepulcro, y á los caballeros del Templo y á los Hos
pitalarios de Jerusalem, de tal manera que le suce
diesen en todos sus derechos sobre sus subditos y vasallos,
prelados y eclesiásticos, ricos -hombres y caballeros, abades,
canónigos, monjes, militares y burgeses, hombres y mu-
geres, grandes y pequeños, ricos y pobres, con la mis
ma ley y condicion que su padre , su hermano y él
habian poseido el reino. «Doy tambien, añadía, á la
milicia del Templo mi caballo y todas mis armas, y si
140
Dios me diera á mí á Tortosa, sea para el hospital de
Jerusalem.... De esta manera todo mi reino, toda mi
tierra, cuanto poseo y heredé de mis antecesores y
cuanto yo he adquirido y en lo sucesivo con el auxi
lio de Dios adquiriere y cuanto al presente doy y pu -
diere dar en adelante, todo sea para el Sepulcro de
Cristo y el hospital de los pobres y el templo del Se
ñor, para que lo tengan y posean por tres justas é
iguales partes.... con la facultad de dar y quitar, elc.(l)»
Con sobrada razon le ha conservado la historia el
renombre de Batallador y de Emperador habiendo
sido su vida una cadena de triunfos, y habiendo rea
lizado casi tantas conquistas como pudo concebir su ima
ginacion fogosa.
Controvertida su muerte hasta por sus contemporá
neos que no podian ver más que prodigios y miste
rios en aquel hombre extraordinario, no quedó iden
tificado su cadáver, habiendo sido disputada su sepultura.
«Su conocido sepulcro, dice Abarca, fué el campo de
»batalla con la bóveda del .cielo: sus adornos militares
»los pedazos del escudo, de la lanza, maza y loriga: su
»almohada fué el morrion abollado á golpes: fué fére-
»tro su caballo muerto: tumba los cuerpos de los ene-
amigos sobre que cayó, y los de los amigos que le cu-
»briercn. Baños y bálsamos, la sangre propia y agena,
»las heridas y destrozo de su cuerpo y el barro del
»polvo, sudor y sangre. Los corazones de sus reinos
»derretidos en dolor fueron hachas que ardian á todas
»horas: banderas las que de treinta y nueve batallas y
»de infinitas murallas tremolaban en los templos: elo-
»gios y trofeos los' reinos conquistados y los reyes ava-
XVI.
Don Ramiro el Monje.—Campana de Huesea;
pulcros que solo encerraban troncos de cuerpos humanos. Las urnas que
contenían las cabezas tenian una campana y una espada pintadas. Den
tro de algunos de los sepulcros se hallo tambien una espada, propia tal vez
del caballero allí encerrado Solo un nombre se leia, sirviendo de epi
tafio á todos los sepulcros. Era el nombre de Ordás, y junto á el un
escudo de armas con la campana, una mata de col y una ciuz, insig
nias que recordaban que- aquel era el caballero cuya cabeza sirvio de ba
dajo á Ta famosa campana. La codicia o la ignorancia todo lo destruyo
desapiadadamente: ni resto ha quedado, que sepamos, de aquellos precio
sos objetos historicos. Sin embargo ¿qué significaban aquellas cabezas se
paradas de sus troncos, precisamente en el mismo sitio que una tradi
cion constante señalaba como senultura de los que formaron la celebre
campana? No hay memoria en Huesca de ninguna otra ejecucion san
grienta. En antiguos anales catalanes se lee que «en la era de 1174,
correspondiente al 1136 fueron muertos los Postades en Huesca.' Zu
rita se toma la libertad de traducir esta palabra por rehenes; nosotros
estamos en nuestro derecho, traduciendola per magnates..
154
Jas conjeturas se presta. En él, despues de describirsfl
los límites que tenia entónces su reino, fija los com
promisos contraídos con los tratados estipulados con los
reyes de Castilla y de Navarra; se descubre el afan del
Monje por conservar su dignidad real, y el deseo de
satisfacer sus inclinaciones religiosas, reservándose el do
minio sobre los monasterios.
Se conserva una copia casi contemporánea de dicha
testimonial, hallada entre los documentos de Monte-
Aragon. Dice así, en latín de aquel tiempo:
«Ego Ranimirus Sancii regís filius rex Aragonensis, dono (ibi
Raimundo comili Barchinonensi cum filia mea meum re gnu m
Aragonis totum ab integro, sicut divisit eum Sancius rex major
avus patris mei, et sicut divisi ego cum cum Rege navarrorum
García Remiriz in Pampilona excepto illas lenenzas quas dedit
Sancius supra scriptus regí Ranimiro avo meo in Navarra. Ex
parte de Caslella dono tibi de Ilariza usque Ferrera, de Perrera
usque Tarazona, de Tarazona usque Tutela, villas et Castella.
Tutellam vero adquisivit el cepit fraler meus rex Adefonsus et
dedit eam comili de Perges pro honore. Ipse autem dedit eam
Garsie Remiriz cum filia sua; do hoc sicut melius poteris facere
facías vel cum eo convenías. Cesaraugustam vero dedi impera-
tori de Castella cum suis apendiciis in vita sua tanlum, et fecit
mihi nomenage de ea ul reddalur mihi vel succesori meo post
obilum sunm. Quidquid enira mihi debebat facere volo et
mando ul tibi facial. Hoc ex parte de Castella. Ex parle vero
de Navarra dono tibi de Sía. Gralia de Portu quam palcr meus
Rex Sancius bone memorie dedil Slo. Salvalori suo monasterio
usque Biozal cum tolo Roncali qui est honor de Rosta; et de
Riozali sicut vadit aqua de Sarasazo el cadil in Ida, inde vero
ad ponlem Sli. Martini, el de ponio Sli. Marlini sicut curril Ida
el dividít Navarra el Aragona usque cadil su fluvium Aragonis,
et inde per medim ponlem ad Yadum longum, et de Vado
138
longo ad Galipenzo sicul currit aqua, de Galipenzo aulcm sicut
eurril fluvius Aragonis et jungit se cum Arga et cadit in Ibero
flumine magno, inde vero sicut currit Iber usque jam dictam
Tutelam. De Roncali namque et Alasos et Quadreita el Ballerra,
sic dico tibí quia dedi eas Regi Navarrorum Garsie Remiriz tan-
tuna in vila sua, et fecit mihi nomenage ul post obilum suum
reddantur mihi vel succesori meo: quidquid enim mihi dcbebat
lacere volo et mando ut tibi facial. IIoc dono libi et concedo
filiis filiorum tuorum qui fuerint de generatione de mea filia in
secula seculorara. Tu vero convenís mihi in verbo veritalis, et
mittts manus lúas inter manus meas ul non alienes ñeque facías
alienare regnum istud qnod ego dono libi á generatione filiorum
filia? mese, nec post obilum regís Garsie Remiriz dimitías filio suo
Roncal et Alasos el Quadreita et Ballerra, el ul in tota vita mea
teneas me sicut palrem et dominura. Tamen relineo mihi regale
dominium snper omnes ecclesias regni mei, super monasleri uní sci-
licel Sti. Salvalori» Ligerensis eui dono illam meam medielalcm
de illo olivare de Ara?quos propter ensem quem ibi accepi qui
fuit de Lop Johan, el super monasterium Sli. Johannis de Pinna,
el super monasterium Sti. Victorianí, et super omnes .ceclesías
parrochiales, el proprie proprium super Stum. Pelrum de Ciresa
cum suis pertinensiiset Perlusa et SanlUrbiz el Sta. Cecilia. Licet
rrgnum libi tradam, tamen dignilatem meam non amillo. (Luego
de letra moderna se añade lo siguiente:) Facía caria Jacc mense
nov. aera MGLXXXVI regnanle me rege Ranimiro in Suprarb.
Ripacurt, et in imperio meo gener meus Raymund. Bereng. comes
Barehin. Subscripserunt hanc carlam Joffie eps. Barbastrens.
et Rode, Doda eps. Oscens. el Jaccens, Bernardus eps. Cesar-
august, Michelius eps. Tirasomen, Sanclius eps. Hirunnie, M¡-
chael dnus Sature, Petrus Remon dnus. Astrada?, Lope Sánchez
dnus. Aynarez, Armengolus comes Pallars, Petrus Mir Fonlovse et
Olasqnarre, Petrus Gisbert de Benabarre, Petrus Remon de Arillde
S. Esteban, Gombaldus dnus. Zapila? et Castro, Bernardus Pérez
dnus. Pkdre Ruvie, Fortum Guerra dnus. Arroste.»
156
La fecha parece equivocada; pues si es verdad que
Ramiro II abdicó á los tres años de su mando y cuando
su hija Petronila contaba tah "solo dos, en vez de 1148
debe leerse 1138.' ■•". t
Desde aquel dia el Monje se reliró al cláustro de
S. Pedro el Viejo que él mismo habia mandado cons
truir en esta antigua iglesia mozárabe de Huesca. Allí
habia de vivir pacíficamente diez años entregado á sus
meditaciones y a su silencio; en tanto qne el conde de
Barcelona, el esposo de Petronila, afianzaba con sus ele
vadas miras la union de dos grandes pueblos»* herma
nando á Cataluña y Aragon, haciendo de dos brillantes
historias una sola historia, constituyendo- con dos gran
des estados un solo estado.
A. Vil.
XVIII.
Importancia de Huesca después de la reconquista.
famoso granero alio y bajo, que par» ella Huesca tiene, capaz de siete
mil y mas cahíces de trigo, con el cual ha tenido algunas veces a
j aya la codicia de los avariciosos mercaderes que tanto gusto tienen de
ver t-ncareci'ios los panes....» — Libro I.
XIX.
Sucesos notables desde Fernando el Católico hasta
nuctros días.
LA CIUDAD.
e-o&G^SJtSyi^Sr^'
v
PRIMERA PARTE.
LA CIUDAD ANTIGUA
XX.
Dificultad de las investigaciones.
XXI.
La ciudad primitiva.
XXII.
La ciudad sertoriana.
XXIII.
La ciudad muslímica.
LA CIUDAD MODERNA.
XXIV.
Situacion topográfica, calidad y circunstancias del
terreno, "y categoría de la ciudad.
(I) Hemos de añ! lir las del termino de Morana, Capuchinos, etc.
198
cuando está colmada ó llena. Es de gruesos sillares de
muy dura peña con cimientos de extraordinaria profun
didad: tiene 100 palmos, do elevacion. Su anchura es
de 60 por igual, con Í70 de longitud, .que es la dis--
lancia que media entre los dos lados del estrecho. Al
pié del murallon, en su centro; hay practicada una aber
tura ó galería que -facilita la salida del agua> pana lo
cual hay una compuerta de bronce de 05 arrobas de
peso, en contacto con el agua, y que sube ó baja un
solo hombre, segun la major ó menor cantidad de agua
que se necesita, poniendo en juego un torno ó máqui
na colocada dentro de la misma galena. Debajo de es^
ta boquera hay dos grandes estanques ó albercas que
se llenan con las, aguas sobrantes del pantano, y que
son suficientes para regar una vez ocho ó diez mil fa
negas de tierra. Generalmente se usa de ellas en los
meses de Diciembre y Enero. La gran laguna se acre
cienta con las lluvias, con los manantiales que en for
ma de riachuelos entran por diversos puntos, y particu
larmente con un abundante raudal que se conduce de
una copiosa fuente, por medio de un cáuce abierto a
pico entre peñascos, A falta de otras noticias que in
diquen mejor el peso y cantidad -de wguas que puede
contener er pantano, diremos que con] las que recoge,
se podjan regar tres veces las 34,00 < fanegas á que
aquellas alcanzan.
»Esta suntuosa obra costó dos m llones de reales;
pero áun cuando hubiera costado muc'ios más, han sh
do de mas importancia las utilidades,' que ha propor
cionado y proporciona á los labradores en particular, y
á los habitantes de la ciudad en general que ven hoy
cambiado en una fértil y saludable cafnpiña el crecido
terreno casi inculto y mal sano, falto! de vegetacion y
hermosura que rodeaba la poblacion.
199
»Y no obstante esto, y no obstante tambien que de
la conservacion del Pantano pende la seguridad de las
cosechas, pues aún en los anos mas escasos de lluvias
proporciona riego á las tierras, ha estado á pique de
verss perdido y abandonado hace algunos años,, y así
hubiese sucedido sin la celosa autoridad de un gefe po
lítico en buen hora llegado á esta, provincia, el cual
arrostrando la oposicion de los mismos á quienes tra
taba de favorecer dando riego á sus tierras, formó el
proyecto de reconstruir la pared de aquel monumento
que hacia diez y seis años estaba destruida; y vencidas
por fin todas las dificultades, se liizo la obra de repa
racion, se elevó la pared y se limpió el interior de la
laguna, aumentando en una tercera parte las aguas que
ántes retenía el dique, sin llegar á seis mil duros el im
porte de todos los trabajos ejecutados. Tambien se fer
tilizan las tierras de la partida del Alcoraz con las aguas
de una bal<a ó alhena, que á media legua de la ciu
dad hay cerca del convento de Lorcto, y que, en su
mayor altura, ocupa de veinte á veinte y cinco cahí
ces de tierra. La acequia que llaman de la Ribera y
que toma las aguas del rio Flúmen, riega asi mismo de
cinco á seis mil fanegas. Este rio, como el Isucla, en
tra en el término/ siguiendo una direccion de Norte á
Sud y ámbos coaren al Este de la poblacion, besando
el último el pió Ale sus murallas; y reuniéndose á aquel
fuera ya de su jurisdiccion, una legua mas abajo, en el
pueblo de Tabernas.
»En el terreno de monte hay un antiguo y famoso
carrascal llamado! de Pebredo, que tendrá una superfi
cie de tres cuard s de legua, y que merced al cuidado
y vigilancia que •; ienc en su conservacion el Ayunta
miento, presenta n la actualidad el aspecto do un her
moso y espeso 1 ¡)sque de encina, criado después de la
200
invasion francesa., en que (juedó destruido entera
mente. (\)
«Segun se deduce de los documentos y escrituras
de venta, ó de trasmision de predios del tiempo delos
árabes y de los moriscos, está muy distante de ser hoy
este terreno tan productivo como lo era entónces. Aque
lla época sobresalió en agricultura, y no se descuidaba
en eüa como en éstá la plantacion de toda clase de
árboles; así es que la vasta llanura de Pebredo, era un
frondoso vergel que por ninguna parte quedaba des
mida como ahora lo está en distintos puntos. Sin em
bargo, aunque no tan adelantada aquella industria co
mo en otras parles, no está tampoco tan descuidada
aquí como en algunas. El monte de que hablamos abun
da así mismo en buenas yerbas de pasto para los ga
nados, y para este esclusivo objeto está destinado igual
mente el monte llamado de San Juan, y algun otro
campo que queda yermo por sus escasos productos en
cultivo (2). Él cultivo de la morara que alimenta el gusa
no de seda, empieza á desarrollarse en el terreno que
describimos, y de algunos años á esta parte, se obser
va en el mismo, mayor esmero en la plantacion y cul-
XXV.-
Calles y plazas.—Paseos y diversiones púl> Sicas.-Co
mercio —Vias de comumcacion.—Imporlancia de la
ciudad.
f
203
de Sanio Domingo y del Coso, se hallan tres grandes
barrios llamados de San Lorenzo, de San Martin y
Barrio-nuevo, formando el Coso una tangente con todos
tres que los une y enlaza ec-n aquél, de modo que la po
blacion no presenta en realidad, sino un solo grupo.
Don Pascual Madoz que tanto conocía esta ciudad
por haber pasado los alegres años de su vida escolar
enr las áulas de la célebre Sertoriana, ya dió ála pren
sa en 1847 exactas noticias de la Huesca moderna.
Las seis plazas que se hallan dentro de la parroquia
de la Catedral, dice at viagero, son la de la Seov de la
Constitucion ó del, Teatro nuevo, del Hospital, ántes de
la Azuda, del Peso, de San Bernardo y la Nueva, Las
cinco primeras son de figura de un paralelógramo rec
tángulo, aunque algo imperfecto en algunas, y la úl
tima un polígono irregular. La de la Seo ocupa un área
de 2,600 varas cuadradas y está situada en lo mas cul
minante de la poblacion. Los lados de Este y Norte lo
forman la hermosa fachada de la Catedral, que adelanta
hácia su centro un átrio espacioso, todo de piedra coa
barbacana labrada, y asientos en su parte interior, in
terceptada por tres* puntos, que son las entradas con
escaleras que conducen al átrio. Sigue la misma línea
el palacio episcopal en direccion al Norte, que cambia
después hácia ©este formando un ángulo recto.
Este edificio! embellece la plaza, porque, aunque de
poca altura, esí« terminado por una galería de agracia
da, si bien sencilla construccion, con columnas, delga
das que ocupan los dos lados de dicho ángulo.
El lado deti Oeste se compone de dos ultos y no
tables edificios: lia casa consistorial y el colegio mayor
de Santiago, y 1 del Sud se señala por unas casas que
nada ofrecen d{ particular observacion. Desembocan en
esta plaza seis calles, una de las cuales lo hace por
20 i
bajo de un arco de bastante luz en la fachada del pa
lacio. La plaza del Teatro, Hospital, del Peso, San Ber
nardo y la Nueva, tienen una estension igual con corta
diferencia, y no se vé nada notable en ellas, mas que el
edificio que les dá nombre, y ocupa alguno de sus
costados.
' La plaza que se encuentra dentro de la parroquia de
S. Pedro lleva su mismo nombre. Las dos de la de San
Lorenzo, se denominan la Corralaza y de Santa Clara; y
la de S. Martin, de Santo Domingo. Todas son anchas
y espaciosas, y forman polígonos irregulares, esceptuan-
do la de Santa Clara, la mayor de todas, en el límite
Sud de la ciudad, que es un trapecio algo irregular en
su base, y cuyo lado menor lo marca el convento, fren
te al cual se vén algunas casas que son las únicas que
hay en toda ella.
Las calles, especialmente las del centro de la mu
ralla, son estrechas y tortuosas, limpias por las alcan
tarillas secretas que las cruzan, y empedradas, aunque
con notable desigualdad y desnivel. Las de los distri
tos de fuera del recinto, son mas rectas, y algunas de
buena perspectiva como la de San Martin, las de Salas
y Poblacion. La primera empieza en frente del arco del
Alpargan, y termina en la. puerta, frente del puente de
su nombre: las otras dos, en direccion paralela entre sí,
y perpendicular á la del Coso, concluye)! en la espre
sada plaza de Santa Clara. il
Pero entre todas merece particular mencion la ya
repetida del Coso, que cortando por el centro la Pobla
cion, como ya hemos dicho, y que principiando en la
puerta del Cármen., corre con una anchura muy pro
porcionada, hasta unirse con el mercad'; y, por medio
de él, con la calle de Sanio Domingo terminando en
la plaza de esle nombre: En esta línea prolongada, que
205
pe dislinguc con los Ires nombres que acabamos de espre
sar, se encuentran las principales tiendas, los abastos
de todo género, y sirve tambien de paseo para toda clase
de personas, particularmente en las primeras horas de
las noches de verano. '
Las plazuelas que se encuentran en todos los dis
tritos, son por lo comun solares de grandes edificios que
hubo en otro tiempo, y que por la decadencia constante
de la ciudad no han vuelto á reedificarse Los notables
que hoy denotan la antigüedad que por todas partes
presenta la poblacion, son casas adornadas con una ga
lería arqueada debajo del tejado, cuyo alero suele estar
compuesto de molduras, artesonados y figuras. El in
terior constaba de largos y elevados salones, que los
modernos, adoptando mas bien la comodidad que la mag
nificencia y las prácticas y usos de los tiempos anti
guos, han cortado y rebajado de mil modos diferentes,
respetando sin embargo los grandes y espaciosos patios,
llamados lunas en el pais, construidos segtin el arte y
gusto de aquella época, y las anchas y suaves escale
ras. Entre estas casas deben citarse las del conde de
Guara, la de los Abarcas, la que hoy posee el mar
qués do Nibbiano y otras, y con particularidad la cé
lebre de Lastauosa, cuyos salones ricos en recuerdos
históricos fueroJ convertidos en el siglo XVII en Museo
Aragonés, muy» célebre en antiguos tiempos. Hoy ad
ministracion de correos,' no presenta á los estraños ni
un vestigio de lo que fué. Hasta su fachada caducó,
porque habiendo mandado un gefe político, que blan
queasen las faenadas de las casas, cúpole la misma suer
te á la de Lasi nosa, y la desgracia mayor de que los
alhamíes picaral el magnífico cuadro de armas, y los
arabescos que dornaban las jambas de los balcones.
Todas las icmás de la ciudad son de dos ó tres
206
pisos poco uniformes, escepluando la elegante llamada
de Vega-Armijo, y las del Coso, Mercado y Santo Do
mingo en las cuales se va observando, como ya' hemos
dicho, una agradable regularidad.
Huesca cuenta tambien con hermosos edificios des
tinados á espectáculos públicos. Tiene un elegante teatro
y una buena plaza de toros. En otro lugar nos ocu
paremos de estos monumentos.
Todos los caminos que parten de las diferentes puer
tas de la ciudad, hermoseados por hileras de árboles,
se llaman paseos; pero realmente sólo puede darse
este nombre al que, llamado glorieta, fué concluido en
1847, y ocupa el solar del derribado convento de San
to Domingo al estremo Nordeste de la poblacion. Tiene
110 varas de longitud y 50 de latitud, formando una
superficie de unas 5,500 varas cuadradas. Se divide en
5 calles que, plantadas de álamos y moreras, corren
paralelas, todas de la misma anchura, ménos la del
medio que es' de triple latitud por servir de entrada
á la carretera de Barbastro. Es susceptible de muchas
mejoras; pero es fácil que quede en tal estado y tal
vez abandonado si se consigue formar otro nuevo en las
inmediaciones de la estacion del ferro-carril de Tar-
dienta.
Un camino carretero, paralelo al peomeno rio Isue-
ía, que corre desde la puerta de San Miguel á la de
San Martin, cubierto por ámbos lados de copudos y fron
dosos árboles que dan una sombra agradable y que sen-
tifiamos se siguiese mutilando, es un bunio delicioso
y el paseo predilecto que los oscenses llaínan la Alameda.
Tiene un cuarto de legua de largo, y I se en Ira en él
por tres distintas partes, cada una de as cuales salva
el rio por medio de' un puente. Los dofr de los estrenoos
son el de las Miguelas y el de la carrejara de Barbas-
!
207
iro. El primera de piedra, con tres arcos y contem
poráneo de Jas murallas, existe todavía. El segundo es
de reciente construccion, pues el antiguo, llamado de
San Martin, quedó demolido en unas avenidas que inun
daron las huertas y varias casas, causando desgracias de
consideracion. El tercer puente, que comunica por el
centro con el paseo, es el de la Misericordia, de ma
dera, y tiene que renovarse frecuentemente.
Pasemos ahora á examinar rápidamente los elemen
tos vitales con que cuenta la ciudad que nos ocupa.
La industria agrícola es la principal Este suelo pri
vilegiado abunda en trigo, cebada y demás cereales, le
gumbres, hortalizas de todas clases, y muchas y esqui-
sitas frutas de variadas especies, señalándose las peras
que han llegado á adquirir nombradla. Se crian tambien
yerbas de pasto para ganados y otras odoríferas y me
dicinales, como la agrimonia, malvavisco, ele y hay una
regular cosecha de vino y algo de aceite. Se cojeo perdices,
liebres y conejos, y algunas tórtolas y codornices: la pesca
es insignificante en los ríos; pero de alguna considera
cion en las albercas que abundan en tencas y anguilas.
Se ejercen tambien en la ciuda'd todos los oficios
mecánicos y de primera necesidad con regular perfeccion.
La industria de los peines que algun tiempo llegó á ser pro
verbial, es en el día insignificante. Hay algunas fábricas
y molinos, aunque en corto número.
El comercio consiste en la importacion de géneros
ultramarinos, hierro, lienzos finos, telas y paños que se
traen de Catalura y de los puertos de Vizcaya y Gui
púzcoa, arroces I sedas de Valencia; garbanzos de Cas-
lilla, y quincalla|extrangera; telas y ganado mular de
Francia. Para la facilidad de este comercio hay muchas
tiendas de todas ijclases, y se celebra anualmente la feria
llamada 'de San Andrés que dura seis ú ocho días, cé
208
lebre sobre todo por el mucho ganado mular y caballar»
que atrae á no pocos traficantes de Valencia, Murcia y
Castilla.
Los medios de comunicacion de que dispone la ciu
dad cada dia van mejorando. Como el terreno es llano,
casi todos los caminos que atraviesan el término de Huesca
son carreteros. Sólo los que se dirigen á la montaña son
de herradura. Los mas notables de los primeros son los
que conducen á Jaca por Ayerbe, á Zaragoza y á Bar-
bastro. Están en construccion otros muchos.
Por último está tocando á su fin el ramal de via fér
rea que ha de enlazar la ciudad con el ferro-carril de
Barcelona á Zaragoza, y por consiguiente con el núcleo
de la red de ferro-carriles españoles. Quizá consiga un
dia este ramal formar parte de una via importante que
llegue á ver realizada la debatida perforacion del Pirineo.
No nos es lícito augurar; pero es lo cierto, que Huesca
camina sin tropiezo por la senda de los grandes ade
lantos.
Hasta las sociedades de crédito y los bancos esta
blecidos de algun Jiempo á esta parte en la capital,
proyectan mejoras considerables. La compañía anónima
titulada aBanco de Madrid» acaba de comprar varios
improductivos solares en la descuidada plaza de Sania
Clara para edificar en ellos varias casas de planta mo
derna.
MONUMENTOS.
*^&f<a&sy&&>^
u
¿OYÜáftUHOl
PRIMERA PARTE.
MONUMENTOS CIVILES.
XXVI
. - -i l
Casa consistorial.
XXVII.
La universidad sertoriana.
/
m
de Pedro de Aguirre, cantero navarro, y las de la iz
quierda de Juan Ostret, cantero de Huesca. Dióse prin
cipio a la obra el dia primero de Octubre de 1690, y
bendijo la primera piedra, vestido de pontifical, el limo.
Obispo de esta diócesi D. Pedro Gregorio y Anlillon,
con asistencia del cabildo, de las autoridades 'del Mu
nicipio y Cláustro universitario, colocando en una cavi
dad de los cimientos del pórtico algunas monedas y una
inscripcion que espresa la fecha citada, el reinado de
Cárlos II, el pontificado de Inocencio XI y tambjen el
nombre del Obispo.
Examinemos ahora por parles el edificio que nos ocupa.
Lo primero que naturalmente" se presenta es la sen
cilla fachada barroca construida basta más de su mitad
con piedra negra del pantano, y ton ladrillo el segundo
cuerpo. Ostenta en su parte superior el escudo univer
sitario en el que campean las armas reales y ponticias
debajo de los santos patronos tutelares Tres balcones
corresponden al espacioso salo» de los consejos, y una
elevada puerta da entrada al elegante patio.
Treinta y dos columnas monolitas de las cante
ras de Orlilla, de veinte y dos palmos de elevacion so
bre los zócalos y pedestales correspondientes, rodean es
te octógono pálio de gusto moderno, cuyo diámetro es
de cincuenta varas. fc
La elevada puerta, adornada con el escudo de que
ya hemos hablado, da paso al ciega ule cláustro. A la
derecha se halla la escalera que conduce al salon de los
consejos, la secretaría, la sala de descanso de los cate
dráticos, la direccion, la bien ordenada biblioteca, (1) el
(1) La biblioteca^ aumentada considerablemente con los libros de los
extinguidos conventos,, se resiente sin embargo de la falta de obras ao-
dernas.
Se halla actualmente i cargo del joven letrado D. Mateo de Lasala.
gabinele.de historia natural y una cátedra. A la izquier
da se hallan cinco cátedras, los gabinetes de física y quí
mica, la capilla adornada con muchos cuadros de la Co
mision de Monumentos artísticos, y la subida al obser
vatorio. En frente de lít puerta de entrada, en el otro
lado del claustro, un elegante pórtico Conduce al gran
salon de actos académicos, conocido con el nombre de
Teatro, cuyo pórtico sostiene en su parte superior la
torre de moderna construccion destinada á observatorio
meteorológico (í). . -»- ,
Los distintos departamentos y las cátedras que hemos
citado se han reformado completamente con arreglo á
las disposiciones del Gobierno y han mejorado de un
modo notable desde que la Universidad se convirtió en
Instituto; y si aún faltan mejoras importantes, reformas
de trascendencia, si algunos departamentos reclaman
otras condiciones científicas, es presumible que las Di
putaciones Oscenses secundarán, Con largueza bien enten
dida, cuantos proyectos tiendan á mejorar un edificio
que tantas glorias representa.
/
413
la pared que hace frente al salon, se levanta á una altura
conveniente una especie de proscenio, rodeado de una
barandilla, al que conducen algunas gradas y en el que
toma asiento el Cláustro de Catedráticos en los actos
públicos. Ocupala testera, bajo"aterciopelado dosel, una ima
gen de la Purísima Concepcion, escelsa Patrona del estable
cimiento. Una tribuna á la derecha del espectador desde
la que, en la apertura del curso, suelen leerse los dis
cursos inaugurales, y algunos miradores, ó sean tribunas
reservadas, contribuyen á prestar á aquel local una so
lemnidad muy propia de los actos académicos que allí
se han celebrado y se celebran.
Los retratos de los esclarecidos discípulos á que nos
liemos referido son los siguientes:
En el centro del lienzo de la pared opuesta al
dosel, se halla colocado él retrato del conde de Arau-
da, el célebre ministro de Cárlos III, Excelentísimo. Sr.
D. Pedro Pablo Abarca de Bolea, Gimenez de Urrea.
En la inscripcion puesta á los pies del personagé se
le prodigan los títulos de vi-rey de Castilla, consejero
supremo de España, general del ejército, etc., etc., 1769.
Trage de córte.
. A la derecha del retrato anterior se halla el del
Ilustrísimo doctor D. Martin Funes, alumno del colegio
imperial y mayor de Santiago, catedrático.de Decreta
les, canónigo de la Seo de Zaragoza, luego obispo de
Albarracin y confesor de Felipe IV. Viste el trage de
obispo y sostiene abierto sobre una mesa el libro titu
lado: Ordinaciones del Bey D. Pedro el IV para los
confesores ó padres de conciencia de los SS. Beyes de
Aragon. Fué retratado por acuerdo de la Universidad,
siendo Redor ej Dr. D. Joaquín Palacion y Hurtado de
Mendoza. ....
Siguen á la izquierda del conde de Aranda:
22í
D. Bartolomé Leonardo de Argensola, esclarecido
poeta y reputado cronista. Viste los hábitos de coro.
1788.
El doctor D. Martin Dolz del Gastelar, catedrático,
canónigo doctoral y vicario general. Regaló su biblio
teca. 1652.
El limo. Sr. D. Antonio Veian y Monteagudo. Fué
colegial en el mayor de S. Vicente, catedrático de vís
peras de cánones, alcalde del crimen, oidor de la real
audiencia de Cataluña, regente de la de Asturias y del
supremo Consejo y Cámara de Castilla. 1780.
El limo. Sr. Dr. D. Pedro Ric y Ejea, alumno del
colegio de San Vicente, catedrático de Decretales y juez
de la Cámara de Castilla. Murió el 1 * de Octubre de
1767.
El Justicia de Aragon D. Segismundo Monter. Viste
la toga de la magistratura, y tiene abierto el libro de
los fueros. Año 1805
El Eminentísimo cardenal Bardají, hijo de Graus. Viste
la púrpura.
Encima del dosel de que ya hemos hablado, vése
un cuadro alegórico de grandes proporciones. Minerva
se acerca á un ginele Romano, seguido de la fama que
hiende los aires acompañando los pasos del guerrero.
Es Quinto Sertorio que recibe de la diosa de las cien
cias el plano de la Universidad á la que debe su mas
legítima gloria.
Debajo de este cuadro se lee esta inscripcion:
Q. Sebtoeius. Roma. Düx. Universitatis. Oscensis.
FüNDATOB.
Tambien sobre el retrato del conde de Aranda hay
un sanio Tomás de Aquino, y en la entrada del salon
el retrato del limo, doctor D. Agustín Nardisa y Na-
' '
/
2Í5
sarre, alumno del colegio de S. Vicente, Togado, Vi
cario general, Canónigo, Inquisidor y Arzobispo electo
por Cárlos II Murió el 10 de Agosto de 1704, á los
54 años.
Una baja y disimulada puerta, á un lado del pros
cenio, conduce por medio de unas cuantas gradas á un
lóbrego subterráneo, mansion que recuerda las sangrien
tas tradiciones del reinado del rey-monje D. Ramiro II.
Aquel local es conocido por el fatídico nombre de
la Campana de Huesca.
Allí, evocando los recuerdos que inspiran aquellas
sombrías paredes, el historiador busca solucion á los
enigmas del pasado, y la Musa inspira al poeta.
No podemos dejar de transcribir, la bella composi
cion que sigue, escrita á la media luz de aquel sub
terráneo.
XXVIII.
Colegio de Santiago.
/
231
Canónigo de su Catedral, varon insigne en virtud y le
tras, nos dice el P. Ramon; considerando que los co
legios son las columnas que sostienen, honran y per
petúan las academias literarias, y que en ellos se for
man hombres eminentes dignos de ocupar los primeros
cargos de la Iglesia y de la República, concibió el pro
yecto de fundar y dotar un colegio en Huesca, bajo
la advocacion del apóstol Santiago. El Maestro Diego
Pujol, abad del monasterio de Santa María la Real de
Mallorca, del Orden de Cister, natural de aquella isla,
no ménos celoso del esplendor de las ciencias y del bien
público, tenia los mismos deseos, y en consecuencia otor
gó poderes al Maestro Berenguer para instituir y fun
dar dicho colegio, consignando para ello todos sus bie
nes y la hacienda que habia heredado por muerte de
una hermana suya, segun consta del documento firma
do en Mallorca á 30 de Marzo de 1532. La ciudad
de Huesca, con quien comunicó sus ideas el Maestro
Berenguer, comprendiendo las ventajas que debia pro
ducir tan útil establecimiento en beneficio del reino y
principalmente de la ciudad y de su universidad litera
ria, resolvió promoverlo con todo su poder, contribuyen
do á ello con liberalidad y munificencia. Lo primero que
hizo el Municipio fué suplicar á Cárlos V en las Córles de
Monzon del año 1533 que se dignase prestar su con
sentimiento para suprimir el priorato de la iglesia de
San Pedro el Viejo y aplicar sus rentas al Colegio de
Santiago que estaba para fundarse: y el emperador,
atendiendo á la súplica de la ciudad, lo concedió be
nignamente á condicion de que no se disminuyese el
culto en la iglesia de San Pedro (\).
/
233
dian admitirse; y, para conseguir una plaza, era preci
so ser hijo de legítimo matrimonio, de padres nobles
por las cuatro partes, no haber ejercido oficios me
cánicos, ser mayor de veinte años, haber nacido en Ara
gou, Navarra, Cataluña ó Valencia, ser bachiller en la
facultad de la beca vacante que se pidiese, y hacer el ejer
cicio que los estatutos señalaban. Regularmente, no sa
lía ninguno del colegio- sino para ocupar una prebenda,
una judicatura ó cualquier otro destino de categoría.
El trage de colegial de Santiago era manto de paño
buriel, beca de grana y bonete negro.
En el catálogo de sus alumnos se cuentan un sin nú
mero de varones eminentes que ocuparon los prime
ros puestos del Reino, asi en lo civil como en lo ecle
siástico. Baste decir, en compendio, que de allí han sa
lido cincuenta y tres obispos y arzobispos, ocho regen
tes del Supremo Consejo de Aragon y gran número de
magistrados en las Audiencias; cuatro lugartenientes de
Justicia de Aragon, cuatro cancilleres, cuatro auditores
de la Rota, once inquisidores, veinte y Ires catedráticos
de Prima de la Universidad, y un número considerable de
consejeros, oidores y canonigos de oficio.
Muchos alumnos de este colegio ilustraron - con sus
escritos. la república de las letras.
El doctor D. Miguel de Aniñon, natural de Zarago
za, catedrático de Leyes en la Universidad sertoriana,
escribió un libro titulado « Traclalas de nmtate ovilis et
pastorts,» impreso en Zaragoza en el año de 1578.
El Ilustrísimo D. Juan Pablo Duran, natural de Es
parraguera en Cataluña, catedrático de Vísperas de Le
yes de la Universidad de Huesca, auditor de la Rota,
y obispo de Urge I, quien murió siendo arzobispo electo
de Tarragona en el año 1641. imprimió en Palma,
siendo vicario general del obispo de Mallorca, en el año
i
234
1612, un tomo en folio, con el título: «De conditionibus,
et modis impossibilibus, et jure prohibilis, contractibus, et
testamwlis adscriptis,» que dedicó al Colegio. Tambien
escribió las decisiones de la sagrada Rota pronunciadas
duraute el tiempo en que fué auditor, impresas en dos
tomos en folio, en el año de 1638, bajo el título de
"Decisiones sacros Rotee Romance, coram Rmo. Domina
Pmilo Duran, Episcopo Urgeknsi.»
El doctor D. Juan Astor, natural de Tortosa, cate
drático de la Universidad oscense y abad de la Real de
Perpiñan, publicó un tratado «De Synodo Uicecesana.»
El Ilustrísimo D. José Martínez del Villar, obispo de
Barbastro, dió á luz dos tomos en 4.°, uno de Pupillari
substitutione, impreso en Huesca en el año de 1685, y
otro de la Vida de San Nicetas, Mártir. Dejó tambien
escritos otros dos que se conservaban inéditos en la
librería del Colegio, uno de" RepudiaL hceredit., y otro
con el título: «Evidens demonstratio nullitatis senlentice,
guce contra leges profertur.»
I). Miguel Franco, natural de Belmente, diócesi de
Tarazona, doctor en ambos derechos, catedrático de Pri
ma de Cánones en dicha Universidad, canónigo del Se
pulcro de Calatayud y de la metropolitana de Zaragoza,
escribió un libro en 4.° de poesías latinas con el título:
«Samarmonici concentrn», impreso en Zaragoza en 1727,
y tradujo á nuestro idioma la vida del cardenal Cisne-
ros escrita en francés" por Mgr. Flechier obispo de N¡-
mes, cuyo libro se imprimió en Zaragoza en el año de
1696.
El doctor D. José Panzano, natural de Huesca y abad
de Monte-Aragon, publicó un alegato muy docto sobre
la precedencia del abad de aquel monasterio en las cór
tes y juntas del reino respecto al comendador mayor de
Montalvan. Tambien escribió un tomo en folio, en el cual
235
expone las causas mas difíciles y árduas que ocurrieron
en su tribunal, con las sentencias que pronunció, siendo
vicario general del arzobispado de Valencia; y otro en
que extractó lo mas notable que se halla en el libro
Verde y en el Lumen domus de Monte -Aragon, espe
cialmente lo relativo á la dignidad abacial. Estos manus
critos se conservaban inéditos en aquella real casa.
Por fin, han salido tambien del imperial colegio de
Santiago dignísimos ejemplares de virtud, descollando,
entre otros, el Venerable Martin Funes, obispo de Al-
barracin, que, segun una piadosa creencia, oyó algu
nas veces, siendo canónigo de la Seo de Zaragoza, la
divina palabra de los labios del Crucifijo que está de
trás del coro de aquella iglesia metropolitana.
XXIX.
Colegio de San Vicente,
i
«37
él colegio de San Vicente Mártir, santo que corres
pondía al mismo dia de la fundacion.
Para el sostenimiento del colegio, señaló la renta
anual de mil y cien escudos, y dispuso que hubiese do
ce colegiales: un bachiller eu Teología elegido por «1
Obispo de Huesca, otro bachiller en Cánones elegido por
el Cabildo, otro bachiller en Leyes por el Justicia, el
Prior y Jurados de la misma ciudad: tres cuyo nom
bramiento encomendaba al Justicia, Prior y Jurados de
Barbastro, y los seis restantes á los dos capellanes y
al Concejo de Berbegal. Estos seis debian ser parientes
del fundador ó de su mujer Gerónima Lobico, y uno
podía cursar Medicina.
Nombró Callen por patronos al cabildo, á la ciudad
de Huesca y al Concejo de Berbegal con sus dos cape
llanes, dando todas las facultades necesarias para que cada
uno de estos tres cuerpos nombrase á dos personas de su
seno para formar los estatutos; lo que hicieron en 1619.
Por consentimiento de los patronos se refundieron
mas tarde sus derechos en la Capilla, Redor y colegía
les, con las mismas facultades de hacer estatutos, ad
ministrar las rentas y proveer las becas. Para obtener
una era preciso ser bachiller en facultad mayor, y ha
cer la justificacion de limpieza de sangre. El traje era:
manto de paño buriel, bonete negro y beca azul, que
en un principio fué morada, tan larga como el manto.
D Cárlos II lo tomó bajo su proteccion en 1597,
concediéndole el derecho de salvaguardia, el escudo de
armas reales y el título de Colegio Real. Felipe V en
1712 lo igualó en un todo con el de Santiago, expi
diendo una Real cédula concebida en estos términos: He
venido en conceder al colegio de San Vicente Mártir de
¡a ciudad de Huesca los mismos honores y tratamientos
que goza el de Santiago, con las propias prerogativas, y
I
238
en su consecuencia mandar que los expresados dos cole
gios sean tratados sin diferencia.
Los Colegios de San Vicente y de Santiago, dignos ri
vales siempre en el saber, do lo fueron sin embargo
en fo relativo á sus rentas; porque menguaron consi
derablemente las de San Vicente, que consistían en cen
sos, y últimamente los colegiales eran asistidos por sus
casas-, no alcanzando aquellas para el preciso gasto del
establecimiento.
De este Colegio salieron tambien varones eminentí
simos en virtud y en saber.
Se cuentan varios mitrafos, entre ellos el distingui
do y virtuoso obispo de Vich D. Francisco Veyan, doc
toral que fué de la Iglesia de Tarazona y de la me
tropolitana de Zaragoza, arcediano de Santa Maria y can
ciller del reino de Aragon.
Dos Inquisidores.
Un Justicia de Aragon, el señor D. Segismundo Mon-
ter, natural de Laluengü, quien, como tal, en el año
1701 dió la jura á Felipe V, primer rey de España de
la casa de Borbon.
Dos Camaristas, los IlustrísimOs señores D. Pedro Ric,
natural de la villa de Fonz, y D. Antonio Veyan deja
de Tamarite, siendo los primeros aragoneses que consi
guieron tomar asiento en la Cámara de Castilla, el pri
mero en 1767 y el segundo en 1782.
Cuatro Lugar-tenientes del Justicia de Aragon.
Cinco Regentes del Consejo supremo de Aragon y de
varias Audiencias.
Cuatro Cancilleres ó jueces de competencias del reino
de Aragon.
Cinco Catedráticos de Prima de la Universidad Scr-
toriana.
Cuarenta y siete Rectores de la misma.
.
239
Y un número considerable de Consejeros, Oidores y
Canónigos de oficio que fueron elevados á sus puestos
distinguidos después de muchas oposiciones y muchos
años ile enseñanza pública.
Los alumnos del colegio de San Vicente que más se
distinguieron como escritores, son los siguientes:
El Dr. Fr. Domingo la Ripa, natural de Hecho, mon-
ge de S. Juan de la Peña, Cronista del reino de Ara
gon, escribió tres tomos en fólio: dos con el título de
«Corona Real del Pirineo,» y el tercero «Defensa his
tórica por la antigüedad del Reino de Sobrarve,» impre
sos en Zaragoza en 1675.
D. Miguel Estarrués, hijo de Huesca, doctor en ám
bos derechos y catedrático de Filosofía en su Univer
sidad, imprimió la vida de S. Victorian en Huesca, 1714,
D. Agustín de Arbisa y Nasarre, hijo de la misma
ciudad, catedrático de cánones de su Universidad, ca
nónigo penitenciario de la catedral de Teruel, doctoral
de la metropolitana de Zaragoza, inquisidor de Aragon
y arzobispo electo de Blindis, escribió un tomo en fólio
titulado «Dictionarium -judicum» el cual existia iné
dito en el Colegio con todos sus muchos libros. Se
conserva, como ya hemos dicho su retrato, y es tenido
por fundador de la biblioteca.
El doctor D. Miguel Mange, natural de Hecho, ca
tedrático de Filosofía y de Durando en la Universidad
oscense, el cual, siendo en 1723 Inquisidor en Pa-
lermo, publicó un tomo en i." titulado «La verdadera
práctica apostólica del Tribunal de la Inquisicion contra
la herética pravedad.»
El doctor D. Lorenzo Lopez de Porras, marqués de
Villa-Lopez y caballero del Hábito de Santiago, hijo de
la ciudad de Huesca, catedrático de Leyes de su Uni
versidad y fiscal de la real audiencia de Oviedo, es
240
cribió cinco tomos en fólio, con el título de Alphabetum
Juris el Fori, que regaló al Colegio con la obra de los
ltolandos.
I). Victorian Villava, hijo de Zaragoza, doctor, ca
tedrático de Códigos en la Universidad de Huesca y des
pues fiscal de la Audiencia de Charcas, publicó tradu
cidas del italiano las lecciones de comercio ó economía
civil del abate Genovesi con un discurso preliminar y
notas impresas en Madrid, en tres tomos en 4.°, titulado
uCarta del conde Carli al marqués Majfei sobre el em
pleo del dinero,» con notas del traductor.
El doctor D. Vicente Novella escribió cinco tomos
con el tílulp ((Ceremonial de la Iglesia Oscense,» y otros
tres tomos en fólio, titulado el primero «índice crono
lógico car(oral de las sanias Iglesias de España;» el se
gundo (dndice de las carias de nuestros señores Reyes,
sus Reales Cédulas, Ordenes especiales suyas y de sus
Tribunales,» y el tercero es una memoria de los ex
tractos y noticias sacadas del archivo de la catedral de
Huesca por algunos anticuarios que lo reconocieron en
su tiempo, añadiendo, como en los precedentes, notas
muy oportunas y eruditas que ilustran los varios asun
tos de que se trata.
Finalmente, entre los alumnos del colegio de San Vi
cente merece especial mencion por su virtud y celo
apostólico el doctor D. Francisco Ferrer, natural de Mo-
nesma. Llamado de Dios para reformar las costumbres
del clero y del pueblo, empleó su vida apostólica en dar
ejercicios eclesiásticos y en hacer misiones en casi to
dos los obispados de Aragon, Cataluña, Navarra y en
algunos de Castilla. Fundó el seminario sacerdotal de
Nuestra Señora de la Bella, en la diócesi de Barbastro,
y sucesivamente fundó el de Nuestra Señora de la Ja
rea en la villa de Sesa, diócesi de Huesca, dos en la
(
241
de Zaragoza,—uno en la ciudad y otro en Belchiíe,—
y otros en los obispados dé Tarazona, Lérida, Teruel,
Albarracin y Urgel con autoridad de sus respectivos
Ordinarios. Fué á Madrid, llamado por el cardenal ar
zobispo de Toledo, emprendió varias misjones, trabajó
para la ereccion del seminario del Salvador, y fué res
petado como un verdadero varon apostólico. Arregló las
constituciones para el régimen de dichos seminarios con
tan feliz éxito que el Sumo Pontífice Clemente XII las
alabó y aprobó, transcribiéndolas á la le!ra en su Breve
dado en Santa María la Mayor el dia 6 de Noviembre
de 1731. Noticioso' tambien Benedicto XIII de las ta
reas apostólicas del doctor D. Francisco Ferrer le di
rigió otro Breve, dado en San Pedro de Roma á 27 de
Enero de 1727, lleno de ternura y amor paternal, ex
hortándole á proseguir en su santo ministerio y reci
biéndole bajo su proteccion. Dichos Breves se ¡mprimie*
ron con las constituciones. El P. Arbiol, coetáneo suyo,
trata largamente de este varon apostólico en el libro IV,
capítulo VIII de la «Vocacion eclesiástica». Murió oc
togenario en olor de santidad á 17 de Agosto de 1746,
en el seminario de Nuestra Señora de Jarea en donde
fué sepultado á la entrada de la iglesia, como lo ha
bia dispuesto, para que fuese pisado de todos.... (1)
XXX.
Colegio de Sauta Orpsla y otros* establecimientos
de enseñanza,
i
m
«ua.tro restantes liabian de ser parientes de D. Martín
Bandrés ó de su moger D." Julia Borau; y, en falla
ile estos, naturales de Jaca, ó los pretendientes mas dig
nos, á juicio de los patronos. Sin embargo por la exi
güidad de las rentas, sólo acostumbraban ser dos los
colegiales, cuyo trage consistía en manto de paño bu
riel con mangas, beca y bonete negro. Sus patronos
eran el obispo de Jaca, el corregidor y los regidores,
quienes nombraban Rector, proveian las becas y admi
nistraban sus rentas.
Felipe V se declaró el prolector del colegio de Santa
Orosia, concediéndole en 1722 el escudo y nombre real.
Tambien ha formado este reducido colegio varones
eminentes. Entre otros, merecen especial mencion los
siguientes:
D. Blas de Torrejon y Lasala, natural de Jaca, In
quisidor de Aragon y Arcediano de Gorga. En 1721,
Felipe V y el Nuncio de España le nombraron Visi
tador regio y apostólico de la Universidad de Huesca
y de los eolegíos de Santiago, San Vicente y Santa
Orosia. Redactó los estatutos de la Universidad y re*
formó los de Santa Orosia.
D. Bernardo Torrejon sobrino del precedente escri
bió (.«.Avisos importantes á toda la juventud y á los que
siguen la profesion militar.» Un tomo en 4.', impreso en
Madrid en 1720.
D. Nicolas Estaun y Ciria, natural de Chimillas,
primer rector del Colegio en su nueva planta, cate
drático de la Universidad, y mas larde arcipreste de
Ager, dignidad casi episcopal con territorio veré nullius.
Ó. Lucas de Hago, de Jaca, Ministro del Consejo
supremo en 1733.
D. Pedro Laforcada, tambien de Jaca, Oidor en la
Cancillería de Granada en 17G7, y enviado por el Rey
24Í
á Italia con una comision de confianza sobre asuntos
de Jesuítas, de donde regresó en 1788, siendo Alcalde
de Casa y Córle. Escribió varios tratados, y entre otros,
uno titulado « Parecer y dictamen sobre cátedra episco
pal en Sétabt, Játiva ó San Felipe,» impreso en Ma
drid en 1761.
D. Bernardo Olivan, catedrático de Altes y canó
nigo de Huesca, murió en 1773.
D. Ventura Sabatier, natural de Huesca, catedrático
de Filosofía y regente de Prima de Teología, murió
siendo canónigo de Monte-Aragon en 1794.
D. Domingo Terreu, natural de Ponzano, canónigo
de S. Isidro el Real de Madrid, bien conocido en la Córte
por sus escritos y. profundos conocimientos en materias
teológicas.
D. Andrés Torres, natural de Jaca, canónigo ma
gistral y Dean de aquella Iglesia.
El frustrísimo Sr. D. Simon Casaviella, catedrático
de Decretales en la Sertoriana, Doctoral en Jaca, luego
. Dignidad en Huesca con jurisdiccion régia y pontificia
en su Universidad y Obispo de Tudela.
D. José Sobrevía, natural de Barbastro, catedrático
de Digesto viejo, en Huesca, Rector y Catedrático de
Moral y Disciplina eclesiástica en el seminario- conci
liar de Zaragoza, y canónigo de su Iglesia metropolitana.
(
245
sia y casa de Sania Cruz perteneciente al abadiato de
Monle-Aragon, con quinientos escudos anuales desmem
brados de las rentas del Monasterio. El obispo oscense,
D. Pedro del Frago, despues de ordenar con pruden
cia y oportunidad los primeros estatutos, dispuso tam
bien que á los quinientos escudos que llegaron á pro
ducir mas de dos mil, se agregasen doscientos de pen
sion sobre la Mitra; disposicion que, al parecer no lle
gó á quedar sancionada debidamente, ignoramos por
qué circunstancias.
Antes de sufrir las últimas modificaciones, el semi
nario conciliar de Santa Cruz admitía tres clases de
colegiales: alumnos mantenidos con las rentas del Se
minario; alumnos llamados porcionistas que estaban obli
gados al pago de la cantidad tasada por los alimentos,
y los llamados medio porcionistas atenidos al pago de
la mitad de los gastos de manutencion. El número de
alumnos del seminario, variable como las rentas, solía
ordinariamente ser de unos treinta, que, con arreglo á
los estatutos, se procuraba fuesen de la diócesi.
El canónigo de la metropolitana de Zaragoza D. Josó
Velazquez y Lucas fundó tambien una beca destinada á
darse por concurso á los hijos del valle de Broto.
Despues de varias modificaciones bochas en los es
tatutos, principalmente en los años 1728 y 1791, el
Seminario de Santa Cruz ha venido a" recibir en nues
tros días un inesperado empuje que le ha hecho rayar
á una altura- que jamás habia alcanzado. Hoy, ya oo
está obligado, como en otro tiempo, á llevar sus alum
nos á las aulas de Fdosofía y Teología de la Universi
dad; ya no está limitado hoy á ser un colegio de in
ternos para futuros ministros del Altar: ha ampliado su
enseflanza, tiene cátedras propias, y admite en sus ban
cos alumnos, tanto internos como externos, cuyo nú
216
Micro cada dia va en aumento, gracias á las ventajosas
condiciones en que le coloca la subvencion que perci
be del Estado, como los demás establecimientos de su
clase, importante noventa mil reales anuales.
La beca de los seminaristas ba pasado sucesiva
mente por los colores morado, azul y en la actualidad
grana, este último sin duda para imitar el traje de los
célebres alumnos del antiguo colegio de Santiago.
El edificio es sólido y espacioso y no ofrece otra
particularidad que la de haber formado parte de la
Azuda; de manera que la capilla del palacio de los mo
narcas aragoneses debió ser la reformada iglesia de
Sania Cruz, á ser ciertas las aseveraciones trasmitidas
desde los mas remotos tiempos.
/
de Marzo de 1618, en que presidieron D. Juan Mo-
riz de Salazar, obispo de Huesca, en nombre del Rey,
y el P. Andrés Cabrera, mongo de Benifaza y defini
dor general, diputado por la Orden. En este capítulo
en el que se eligió por seguado vicario general al
Rmo. P. Sebastian de Cisneros, abad del monasterio de
Piedra, se debia tratar de la fundacion de uu Colegio
en que se leyesen Arles y Teología. Noticiosas la ciu
dad y universidad de Huesca de que, segun las ór
denes de S. M., debia fundarse dicho colegio en esta
ciudad ó en ;Ja de Lérida, enviaron al Capítulo sus
diputados á suplicar que se hiciese la fundacion en
Huesca. El Capítulo aceptó la oferta, y diputó luego
á Fr. Sebastian Bonfil, abad de Rueda y al Maestro
Fr. Tomás Gilberle definidor por el reino de Aragon,
para venir á Huesca á dar las gracias en nombre de
toda la Congregacion á la Ciudad y Universidad, y
elegir el sitio en que se habia de fundar el Colegio.
Eligieron las casas del arcediano Vera, y el Munici
pio, usando de su liberalidad acostumbrada, dió por
ellos dos mil escudos con la condicion, que se cum
plió puntualmente, de que para el dia de San Lucas
del mismo año i 61 3 se habia de formalizar el cole
gio y residir en él veinte mongos, colegiales, por lo
menos, segun resulla de la concordia celebrada sobre
el particular en 24 de Abril de dicho ano.»
Despues de instalado el colegio de San Bernardo,
siguieron allí sin interrupcion los estudios, hasta que por
los años 1794 y 1795 se destinó aquel edificio pa,r»
alojamiento de tropas, con motivo de la guerra de Fran
cia y de haberse establecido en Huesca el cuartel ge
neral de Aragon.
En la actualidad oste antiguo edificio sirve, como
hemos dicho, de Escuela Normal de. maestros. Ha sido
248
elemental hasta últimamente. El 12 de Judío de 1864,
fué elevada por Real órden á superior, gracias á la Di
putacion provincial que habia votado las insignificantes
cantidades necesarias para realizar esta importante me
jora.
XXXI.
Palacio de la Diputacion provincial.
i
249
leria en su parle superior y todo aquel caprichoso con
junto contribuye á prestar una agradable vistosidad á
la calle llamada de Vega-Armijo.
En el piso bajo se encuentran actualmente las ofi
cinas de Telégrafos, la Contaduría y la Tesorería de
Hacienda pública, etc.
Kn el piso principal, al que conduce una ancha es
calera dos veces derribada y vuelta á construir, existen
las diversas dependencias de la Diputacion provincial y
del Gobierno civil, y la espaciosa sala de sesiones pinta
da bajo la direccion de un jóven oscense.
Por lo demás aquellos despachos, aquellos departa
mentos y aquellos salones lian de sufrir- necesariamente
algunas modificaciones y mejoras; pues siendo el edificio
de nueva construccion en su mayor parle, es probable
que dentro de algunos años reciba la regularidad y qui
zá tambien el ensanche que las circunstancias reclamen.
Puesto que nuestra tarea es puramente describir lo
que se presenta á nuestra vis!a, creemos ocioso csten-
deinos sobre el particular.
XXXII.
Edificios destinados á espectáculos públicos.
4
250
aún a Ja memoria el sencillo aparato de los corrales
y las alegres farsas del tiempo de nuest.ro inraorlal in
genio Lope de Vega, ha sucedido en nuestros días el
elegante coliseo de la plaza de la Constitucion, cuyo
frontispicio mira á la calle del Coso.
Este Teatro se estrenó en 1846.
Ocupa el terreno del que fué convento de Agus
tinos descalzos, tomado á censo por el Ayuntamiento
y cedido á la casa de Misericordia, la cual lo levantó
con sus íondos y limosnas. Es todo de ladrillo con
una buena fachada á Ja plaza, adornada de balcones
y ventanas y de (res puertas arqueadas que dan paso
al espacioso y claro vestíbulo, sobre el qtfe hay un
gran salon que sirve de café y otras pequeñas habi
taciones: su interior es de figura moderna con dos
órdenes de palcos, y sobre la segunda upa galería
con gradas en anfiteatro. Está bien iluminado con una
hermosa lámpara de cristal de dos órdenes de quin
qués, y es capaz para 1,100 personas.
El teatro sigue todavía á cargo de la beneficencia,
y tenemos una satisfaccion en consignar que la Junta
provincial se esmera en cuanto cabe en las mejoras
posibles y en el ornato del local, habiéndose última
mente mandado construir hermosas y cómodas butacas
que sustituirán ya á las viejas que ' desdecian de aquel
hermoso coliseo.
(
ni
palcos no se hallan aún del todo concluidos; pero to
das las localidades, los sólidos tendidos y la dispo
sicion de la plaza, toda, hace que reuna Us mejores
circunstancias para la clase de animadas y tradiciona
les lides á que está destinada. En su redondel han lu
cido y lucen anualmente su maestría los mejores dies
tros españoles, con motivo de las fiestas que la Ciu
dad dedica á su insigne Patrono, el invicto S. Lorenzo.
Huesca, pueblo agrícola y algun tanto mercantil.
entregado completamente á las tareas de su regene
racion moderna, ha perdido la memoria de aquellas
diversiones popukres que antes caracterizaban cada
valle, cada ciudad, cada comarca. Huesca se confunde
ya en ese indefinible, pero visible progreso .que tiende
á hermanar en un mismo sentimiento y en idénticas
aspiraciones todos los pueblos de la tierra.
XXXIII.
Establecimientos de beneficencia.
«
. 252
esos piadosos asilos cuyas puertas abre la filantropía al
desamparado y menesteroso.
El Hospital civil, titulado de Nlra. Sra. de la Es
peranza por su favorable y ventilada posicion, por la
limpieza de los enseres destinados al servicio del esta
blecimiento, por el cambio frecuente de sus ropas, y
por el esmerado cuidado de los enfermos y de las her
manas de la Caridad, ofrece al desvalido que en él se
acoje el reposo y la tranquilidad tan apetecida de los
enfermos.
Situado en lo maí elevado de la problacion y al
'Norte de la misma, tiene su fachada y puerta prin
cipal á la plaza llamada ántes de la Azuda y ahora
del Hospital ó de la Universidad.
Su fundacion se remonta á los años de 1417 á
1443, que rigió la diócesi de Huesca el obispo Don
Hugo de Hurries; y antiguamente era gobernado por
cinco personas, á saber: el vicario general, un canóni
go nombrado por el cabildo, el jurado 2." de la ciudad
y su antecesor, y un ciudadano elegido por suerte. En
la actualidad está á cargo de la Junta de Beneficencia.
Se presenta, luego de su entrada, un gran patio
con un pórtico, sostenido por seis fuertes columnas de
piedra; y á la izquierda de aquel dá principio la an
cha y suave escalera que guia basta lo mas alto del
edificio. En los corredores que comunican con el pa
tio del cual reciben abundante luz por medio de las
rasgadas ventanas que hay en las fachadas, se en
cuentran salas espaciosas, ventiladas y muy bien arre
gladas, capaces de admitir cómodamente hasta 200 en
fermos, con la debida separacion de sexos, enferme
dades etc., entre cuyas salas hay una llamada de dis
tinguidos. Tiene además una sala de depósito de ca
dáveres y de autopsias, con su gran lápida de már-
l
ido! blanco, habitaciones para los encargados del esta
blecimiento, botica, almacen de drogas, laboratorio far
macéutico químico, una bien surtida ropería de sá
banas, camisas, vendajes y demas ropas de lienzo; y
otra de colchones, mantas y almohadas: el' personal
para la asistencia de los enfermos consiste en un ecle
siástico, un médico, un cirujano, un farmacéutico, algun
practicante de cirujía, otro de farmacia, varias herma
nas de la Caridad y los enfermeros necesarios.
Al lado de este Hospital, cuya fábrica es tan an
tigua, quisieron levantar otro mas en armonía con to
das las . exigencias de nuestra época, é invirtiéronse
en la nueva construccion grandes caudales; pero las
obras no pudieron ser aprobadas por la Superioridad
por carecer de las condiciones bigiénico-arquitectónicas
que el deslino del edificio reclamaba.
(t) Por falta de recursos d por otras causas que no nos incumbe
examinar hemos visto algunas amas de leche que tenían que amaman
tar á tres cuatro y hasta cinco expositos! ¡Que horroroso, Oios mio,
verles abrir su pequeña boca y buscar en. vano la leche que su cruej
madre les negara!
*57
SEGUNDA PARTE.
MONUMENTOS RELIGIOSOS,
XXXIV.
La Catedral.
é
íüfc
Los autores de Recuerdos y bellezas de España me
recen, por su florido estilo y elevados conceptos, nues
tra predileccion. Sus pasos seguiremos; porque, entre
gados solamente á nuestras impresiones, podria nues
tra imaginacion extraviarse fácilmente en el precioso la
berinto que forma el conjunto, y, extraviados, ser vic
timas de la ilusion quizás ó del apasionado mirar
nuestro*
Nos hallamos en frente de la Catedral, levantada so
bre los cimientos de la Misleida árabe.
«Muchos años y áun siglos despues de la recon
quista permaneceria en pié la hermosísima Misleida,
como llamaban los moros de Huesca á su principal mez
quita de primer órden entre las de España, desalojan
do de sus labradas bóvedas las alabanzas del Dios hombre
á las del falso profeta, pues que purificada y consa
grada en 12 de Diciembre de 1096 no cedió el puesto
sino al templo actual en el siglo XIV. Sus arcos de
herradura no tuvieron por sucesores los robustos arcos
semicirculares, ni reemplazaron á sus delicados arabes
cos los groseros relieves bizantinos: «1 arte gótico, no
ya en su infancia, sino en todo su adulto refinamiento
recojió el último suspiro de la antigua mezquita y he
redó su elegancia con mayor esbeltez. En 1327, en un
sínodo de Barbastro cuyas actasse hallan en el archivo de la
Catedral de Jaca, habla el obispo p. Gaston de Mon
eada' de la nueva iglesia diocesana de Jesus Nazareno
que en Huesca se' construye, implorando la caridad de.
los fieles y avivándola con indulgencias. Probablemen
te en aquella época es cuando el vizcaíno Juan de 01<H-
zaga, cuyo nombre nos ha conservado Aynsaj trazaba
él pían de la suntuosa fábrica que no debia concluirse
sino dos siglos despues de 1515, por la munificencia
de un prelado de la' real sangre de Aragon.
Sin embargo Olólzaga se anticipó á la muerte, de
jándonos muestra en el portal niayor de la Cate
dral de lo que ésta hubiera1 sido ejecutada bajo su
direccion., y embellecida con los adornos de su
brillante fantasía. Los siete arcos ojivos en degradacion
con que disimuló el sspésor del muro, le fueron acaso
inspirados por la idea de los siete ciclos, y pobló sus
huecos de bellas estátuas de bienaventurados, divididos,
como allá- eu el Empíreo, por g'erarquías. Así-, en el
arco mas interior, distribuyó ocho profetas, en el íep-
éero diez ángeles, en el quinto catorce vírgenes y en
el séptimo diez y seis mártires, todos; cual en su tro
no, bajó afiligranados dóselétes que sirven de pedestal
á su compañeró dé mas arriba; todos risueños ó' gra
ves, con cítaras, eóñ palmas ó con instrumentos de
Suplicio, contemplártelo al fiel que entra por aquellas
puertas é invitándole á la oracion y ál ajnor divino.
Los arcos intermedios, segundo, cuarto y sesto, los
ocupan guirnaldas en que la indicada ejecucion supera
ál gusto, y sobre los cuales destacan como sobre un
fondo de encaje las figuras y los doseletes, cuya es-
cesiva aglomeracion hubiera perjudicado á su efecto.
En el fondo dé la arcada, encima de la puerta, la
Virgen, colocada en el centro, presenta benigna su hijo
á la adoracion de los .tres reyes orientales puestos de
relieve á su lado, miéntras al otro Jesucristo resuci
tado, apareciéndose á la Magdalena, consuela las seque
dades del alma y los anhelos del amor. Varios escu
dos, entre los cuales se notan los blasones del reino y
los de la ciudad, recuerdan en el dintel la memoria
dé los que contribuyeron á la ' fábrica con sus tesoros.
Correspondientes á los siete arcos, á cada lado del
portal, sobre pe'anaá formadas por grupos de tres fi
guras y debajo de bien cincelados guardapolvos, están
260
en fila siete estátuas mayores que el natural, represen
tando once apóstoles cuyo número completan hasta ca
torce el santo Precursor de Cristo y los ilustres már
tires de Huesca Lorenzo y Vicente. Una antiquísima
y singular costumbre hace revestir de ropas sacerdo
tales á estas catorco efigies en el dia del Señor, como
si debiera infundirles alma aquella grandiosa solemni
dad. Desgraciadamente el artífice no tuvo en la elec
cion de material el mismo acierto que en el trabajo;
y la ingrata piedra, .desgastándose, pierde los contornos
de las figuras y la limpieza de los detalles que en
ella imprimió el cincel. De los dos estremos del arco
exterior arranca un ángulo ó fronton sobre el muro
de la fachada, cuyo centro borda un roseton de pie
dra en medio de elegantes calados Aquí expira la
obra de Olólzaga; el fronton ya no se elevó esbelto á
toda su altura, terminando en pirámide, ó bien le trun
có el rústico cobertizo que ahora lo defiende; el vacío
que á cada lado dejó, destinado sin duda para mas no
ble compañía, lo ocupó una mezquina serie de ventanas;
las dos puertas laterales que debian acompañar á la prin
cipal, ó no llegaron á abrirse, ó fueron ahogadas en
su nacimiento, segun manifiesta la de. su izquierda, no
sólo tapizada, sino picada su castiza escultura gótica que
aun se diseña sobre el muro para vergüenza de su des
tructor. Encima del cobertizo se eleva el segundo cuer
po de Ja fachada gótico áun, pero ¡cuán mudado del
primero! Flanquéanlo dos torreones, y otros menores lo
dividen, los cuales aunque boceiados y delgados suben
perezosamente, fallándoles para mayor desgracia el re
mate; labores de poco gusto cobijan la sencilla, clara
boya central, miéntras que atrás, por el mismo estilo,
adornan las dos ventanas laterales cuyo arco forma ca
prichosas é irregulares líneas-, síntoma cierto delaago
261
nía de aquella arquitectura. Sin duda esta obra perte
nece á los tiempos del obispo D. Juan de Aragon que
cubrió la bóveda del templo, á principios del siglo XVI;
pero temeríamos ser injustos imputándosela a! artífice
del atrevido techo y de los esbeltos áreos de su in
terior.
No con mayor gracia y desnuda de todo adorno,
descuella á su derecha la torre de las campanas, cua
drada en el primer cuerpo, octógona en el segundo,
.divididos por un mezquino filete y rematando én el
tercero con un capitel insignificante. Siguiendo el ex
terior del edificio, admírase su robusto y terso muro,
y se eleva la vista hasta los bolareles piramidales que
á la par que sirven de estribo á sus naves en nú
mero de veinte y ocho, aunque no muy ligeros, em
bellecen de lejos el edificio, cortando las líneas hori
zontales de su perfil, é imitando un bosque de ci-
preses. En el flanco derecho de h iglesia se tropieza
con una puerta lateral de un gftfico puro y sencillo,
cuyo arco ocupan, en el fondo, el Crucificado con sus
dos fieles compañeros, la madre y el discípulo, á un lado
de él las tres Marías, y al otro un ángel sentado so
bre el. santo sepulcro.
Mas unidad presenta el interior del templo, y me
jor se funden en él, digásmolo así, los barnices de
distintos siglos. En medio de las dos sombrías naves
laterales, lánzase casi á doble elevacion la principal á
132 palmos de altura, cortada en cruz por el ancho
crucero que, igual á ella en dimensiones y formas,
ocupa con sus dos brazos toda la anchura de las pri
meras y la profundidad de las capillas. El que con
templa la uniformidad y pureza de gusto que reina
en el conjunto, y la armonía de sus parles exentas
de destructoras reformas y como nacidas de una idea;
262
se preguntará qué bóvedas son aquellas para las cuá--
tes el bijo natural del infortunado Príncipe de Viana,
el generoso prelado D. Juan de Aragon y Navarra, di6
1500 florines de oro, y que tanto celebró ver termi
nadas en 1515; ó bien qué catedral tenia Huesca, tiem
pos atrás, desde 1327, si la actual careció de techo por
tantos años, mayormente, no hablándose de hundimien
to alguno. Observad empero las naves laterales; ellas han
permanecido fieles al plan primitivo: sus lisas bóvedas
no admitieron los florones de la época del renacimien
to, las columnas que las dividen de la principal no imi
tan todavía un delicado manojo, sino que, con mas sen
cillez, en cada una de sus cuatro superflcies resalta una
media caña, elevándose ligerísima hasta los arranques
de la bóveda, donde una cornisa enlaza sus capiteles.
Pero la nave principal, sobresaliente antes ya sin duda
entre sus compañeros, se levantó ambiciosamente á
principios del siglo XVI, y entónces sus arcos se en
trelazaron ingeniosos en su techo de crucería, y ,se
esmaltaron con doradas claves, aunque no con tanta
prodigalidad como más larde los de la catedral de Barbastro,
y en sus altos muros se abrieron holgadamente ras
gadas ventanas ojivas partidas por una columnita y
adornadas en su parte superior con arabescos que, por
sus blancos cristales, dejan penetrar en harta copia la
luz reflejada, sobre la pintura ya demasiado clara de
las paredes. Y entóncea en dos años, con el diario su
dor de trescientos hombres, segun tradicion, se levautó
á rivalizar con ella el vasto crucero, remedándola por
completo, y engalanando además el estremo de sus dos
brazos con dos claraboyas de pintados vidrios. Tal fué
seguramente la empresa grandiosa del artífice, por cuya
alma los agradecidos canónigos en tiempo de Áynsa
bacian aún resonar anualmente con fúnebres oraciones
las bóvedas suspendidas en el aire con tanta honra de
su génio.
Si las naves laterales hubieran pasado por igual
reforma, su altura se hubiese nivelado más con la
del centro, conforme á la constante tendencia que en
su desarrollo siguió la arquitectura gótica, terminando
en el siglo XVI por identificar con la nave principal
las que en el estilo bizantino empezaron por una es
pecie de corredor ó galería baja. Mas ahora, bello es
por entre sus bajos y oscuros arcos contemplar en se
gundo término, inundado de claridad el crucero, y
ahondar más adentro en las dos capillas ojivas que
presenta en frente cada uno de sus brazos, y ver ele
varse, abarcando toda la anchura de él, las tres gra
das del espacioso presbiterio que no tiene, de largo
ménos de 45 palmos sobre 55 de ancho, distando su
estremidad 209 de la puerta ' principal. Enlosan su
pavimento numerosas lápidas de obispos, satisfechas
unas con llevar su nombre, y trasmitiéndo otras sus
efigies esculpidas; hermosos colgadizos de piedra ador
nan su gigantesco arco; y matizan su bóveda de bri
llantes colores Ires grandes ojivas abiertas en el ápside,
cuyos pintados cristales representan en la del medio
la crucifixion, y en las otras dos la transfiguracion del
Señor y el juicio final.. Nólanse en este último extraños
caprichos de espíritus infernales que arrebatan ya á una
muger, ya á un religioso, caprichos sugeridos al artis
ta por reminiscencias de su vida, por venganzas per
sonales, ó por la singular amalgama de lo grotesco con
lo sublime y terrible, tan usual en aquellos tiempos.
En el fondo del presbiterio destaca el sorprenden
te retablo, obra esquisila de Damian Forment que á
principios de 1500 sembró por Aragon los prodigios de
su genio, haciendo su nombre sinónimo de primor y
264
delicadeza, focos cincelaron como él el finísimo ala
bastro, pocos le trabajaron como él á manera de la
más preciosa joya de platería, dándole á la par la tras
parencia de una cristalizacion. Trece años costó el re
tablo de Huesca á Forment ya en el apogeo de su
carrera, de 1520 á 1533, y ciento y diez mil sueldos
al cabildo; y no se sabe si admirar más la econo
mía del tiempo que la del gasto, al contemplarle por
partes atentamente. Sobre un basamento plateresco des
cansa el primer cuerpo ó pedestal subdividido en dos órde
nes, y su riqueza de ejecucion deja muy atrás á la de su
alabastro; forman el primer órden siete relieves que, con es-
presion en las figuras y novedad en la idea, representan
los amargos trances con que inauguró su pasion el
Redentor, la cena, la oracion en el huerto, el beso
de Judas, la flagelacion, la coronacion de espinas, el
Ecce Homo, y la presentacion á Herodes. Encima de ca
da uno de estos pasages divididos por afiligranadas
pirámides, se agrupan bajo lindisimos doseletes dos
apostóles cuyas figuras respiran toda la mogestad y
belleza que cabe en su pequeño tamaño; el mismo
Salvador domina el centro, y sobre dos puertas late
rales, siguiendo igual órden, se ven los santos diáconos
Lorenzo y Vicente á quienes su patria asocia siempre
aL apostolado. Remata este pedestal un elegante friso
que sirve de base al cuerpo principal dividido en tres
compartimientos por unas altas y esbeltas agujas cu
yas delgadas aristas, como si áun se las hubiera crei
do sobrado compactas, cobijan aéreos nichos y deli
cadas figuras. Ocupan los compartimientos tres grandes
cuadros de relieve entero, de los Cuales el del cehiro
retrata la sangrienta escena del Calvario- con todos sus
episódios de horror y ternura, y los dos laterales á
Jesus con la cruz á cuestas y el descendimiento de la
265
cruz, asuntos felices para un artista y correspondientes
al Utular antiquísimo üc la catedral, á Jesus Naza
reno. La lumbrera, colocada sobre el cuadro principal
y cercada de ángeles, correspondiente á una alia ca-
pillila en la cual, segun costumbre de las catedrales
de Aragon, se reserva el pan eucarístico. eleva el
compartimiento del centro un tercio más sobre los
laterales, cortando así la monotonía de la igualdad en
las líneas y en la altura de los grandiosos cimborios
de crestería que á los tres coronan. ¿Por qué no se
cimbrean al aire, resaltando sobre el mismo muro con
toda la gracia de la copa de un álamo, aquellos gran
des pináculos piramidales que se elevan como una
aspiracion de amor, y que anidan un primor en cada
uno de sus nichos, en cada una de sus efigies, en
cada uno de sus innumerables calados? ¿Por qué brillan,
encerrados como en un marco, dentro de las pulseras
de madera que en líneas recias" ciñen el retablo, y
que condenaríamos si no las hubiera prescrito la mo
da de la época, por más que sus follages nada des
merezcan en delicadeza y elegancia, que las esmallen,
sostenidos por ángeles, los escudos del cabildo, y que
dos espresivos ancianos sostengan con vigor sus ar
ranques, levantando en actitud atónita la cabeza? Tal
es la obra de Forment, no siempre modelo de pureza
gótica, pues que el plateresco invadía ya la península
y despuntaba hasta en las obras de los que conserva
ban con más celo las buenas tradiciones arquitec
tónicas, pero, sí, modelo siempre de buen gusto y
perfeccion.
Asiéntase el coro en el centro de la nave prin
cipal, ocupando con su longitud el ancho de dos ar
cadas. El Irascoro dispuesto en forma de altar coro
nado por la estátua de la Fé, con un crucifijo en el
18
i
£66
centro y á los latios S. Lorenzo y S. Vicente, ménos
por su ejecucion que por su moderno gusto greco-
romano y el colorido de su pintura, distrae las mi
radas y contrasta desagradablemente con el conjunto del
templo. No así los lados esteriores del coro, que aunque
sin más adorno que los arcos ojivos de sus cuatro capillas
y el balaustre que las corona, conservan su primitivo
carácter de cuando, en 1402. trabajaba dentro de su
recinto la antigua sillería Mahoma de Borja, uno de
los artistas sarracenos que empleaban su genio en ho
nor del cristianismo, y la hermoseaba con pilareles
y la pintaba de vermellon, segun de los libros de fá
brica se desprende. Poco digna acaso de la riqueza
del templo, no tardó en ceder el puesto á la actual,
empezada por Nicolás de Verástegui en 1587, y con
cluida en 1594 por Juan de Vermela (1). Y en efec
to no dejan lugar á sentir el cambio la belleza de
su estilo del renacimiento, la bondad de las escultu
ras de que parecen cuajados los brazos y respaldos
de las sillas, y la espresion de los santos de medio
relieve que rodean el muro, correspondientes á cadj
XXXV.
Historia eclesiástica osecnse.
({) «El capítulo de Huesca, con fecha 4 de Marzo del año del Se
ñor 1268, hizo saber al capítulo de Jaca que el dia primero de di
cho mes habia muerto el obispo D. Domingo de Sola, convocándole
para tratar de la eleccien del sucesor para el jueves mas proximo des
pués de S. Gregorio, que seria el dia 1 i de Marzo; todo lo cual se
notifico á doce canonigos en pleno capítulo, y á dos mas en sus casas
por estar enfermo». Donde se va que todos los canónigos de Jaca te
nían voto en la eleccion del Obispo lo mismo que los de Huesca. Con
gregados en dicho dia en el palacio episcopal los capítulos de Huesca
y Jaca, Bonifacio arcediano do An>o, Bernardo de Estiron y Fernando
de Aquís, en su nombro y como procuradores de tres más, adictos á
la Regularidad, dijeron que estaban prontos á tratar de la eleccion si
se excluían algunos que eran intrusos, y otros que estaban excomul
gados, teniendo por intrusos á los canonigos seculares, y por excomul
gados á los que habían dejado el hábito y vida regular. Se les
respondio que no constaba los hubiese: y viendo que se invocaba al
Espíritu Santo para proceder a la eleccion, protestaron y se salieron del
capítulo. Lueg» se nombraron tres escrutadores que debian preguntar,
i cada uno de los vocales, a qutón nombraba por obispo, y escribir su
La oposicion que hizo el partido de la Regularidad
fué tan eficaz qnc, aunque vivió D. Garcia cuatro años
despues de elegido, no llegó & ser consagrado. Murió
D. García á principios de 1273 en la ciudad de Viler-
bo, a donde debió pasar en defensa de su causa.
34. D. Jaime de Roca. —Congregados de nuevo los
capítulos de Huesca y Jaca para elegir otro obispo,
acordaron nombrar á tres canónigos de Huesca y dos
de Jaca con facultades para nombrar Obispo á uno
de los capitulares precisamente. La eleccion recayó en
D. Jaime de Roca, sacristan de la iglesia de Lérida
y canónigo de la de Huesca. Algunos canónigos y el
infante D. Juan protestaron; pero el arzobispo de Tar
ragona, confirmó al fin la eleccion. Fué D. Jaime ca
talan, dice el historiador eclesiástico que vamos siguien
do; desde niño se crió en palacio bajo la proteccion
de D Jaime el Conquistador, quien le amó con ter
-
310
Murió con gran sentimiento de la ciudad ei 19 de
Noviembre de 1593.
Celebró un sínodo y varios capítulos generales para
determinar lo correspondiente á la liturgia. Su patria
le debe un luminoso escrito en el que demuestra que
San Vicente Mártir fué natural de Huesca; y las le
tras sus «Discursos sobre los fueros de Aragon.»
70. D. Diego de Monreal- — Nació en Zaragoza,
fué doctor insigne en Teología, colegial del mayor de
San Ildefonso en Alcalá y luego del de Oviedo en Sa
lamanca, en cuya universidad leyó Artes. Hallándose
allí, fué nombrado por el obispo de Segovia y de
Cuenca visitador de sus obispados, y, mis larde, ganó
por concurso la canongía magistral de Orense, siendo
al poco tiempo, nombrado canónigo de Id metropoli
tana de Zaragoza. El cabildo le envió á la corte de
Felipe II á fin de que, á nombre de aquella corpo
racion, reprobase los disturbios políticos promovidos por
Antonio Perez. Apreciando el monarca católico las pren
das de D. Diego, le dió el obispado de Jaca, y en
4594 le nombró para el de Huesca.
Ya en 28 de Agosto del mismo ¡mo celebró sí
nodo en su nueva iglesia, y durante el resto de su
vida se dedicó con santo ahinco á la prosperidad mo
ral y malerial de su diócesi. Piadoso y caritativo, con
el mismo santo celo estudiaba saludables reformas en
el hospital, que atendia á la fundacion del convento de
"^nüC-hÍDOS y alargaba su mano protectora á los agus
tinos aV £oreto. Pasó en busca de su perdida salud
á la villa de ¡Se¿2, y más tarde á Zaragoza, en donde
murió el dia 31 de Julio de 1607, habiendo sido se
pultado en la capilla do Santiago de la iglesia de San
Pablo, capilla fundada y dotada por el mismo.
311
Eu su sepulcro se grabó este epitafio:
D 0. M.
HIC JACET SEPULTOS DON D1DACUS
A MONREAL EPS. OSCENSIS. V1XIT ANN. LXX.
0BI1T D1E ULTIMA JULI1 ANN. DOMINI cío.
ix. Vil. ANIMA EJUS REQUIESCAT IN PACE.
"
318
nfficos relicarios de piala á la iglesia de Alhama. Ver
dadero padre de los pobres, llegó á dar al hospital su
coche y sus muías.
Sus virtudes fueron finalmente á recibir un glorioso
premio en la vida eterna, el día 24 de Octubre de
1734, á los 88 años de su edad.
81. D. Lucas Cuartas, Castro t Oviedo.— Natural
de la Mancha y alumno de Salamanca, fué algun tiem
po inquisidor de Llerena, hasta que en 1730 Felipe V
le nombró abad de la iglesia colegial de Santander, de
donde le trasladó al obispado de Huesca. Tomó pose
sion de su nuevo cargo el día 8 de Octubre de 1735,
y murió trece meses más larde, el dia 1.° de Diciem
bre de 1736.
82 Fr. Plácido Baylés y Padilla.— Jóven todavía,
tomó en Sevilla el hábito de la Orden de San Agus
tín. El favorable concepto con que bien pronto todos
le distinguían, le mereció el provincialato de An
dalucía.
Más larde, Felipe V le nombró para el obispado
de Huesca, del que tomó posesion el 2 de Mayo de
1738; pero en 1743, fué promovido por sus rele
vantes prendas al obispado de Palencia, uno de los
mas ricos de España, en el cual vivió muy poco.
88. D. Antonio Sánchez Sardinero. —Nació de una
humilde y honrada familia de labradores en Talavera
de la Reina, arzobispado de Toledo.
Despues de su carrera literaria, precedido ya de
la fama de su virtud y saber, consiguió que Felipe V
le nombrára su capellan de honor, luego su predicador
y mas tarde tesorero, dignidad de la iglesia metropo
litana de Granada.
No lardó en distinguirse en Granada por su elo
cuencia y las bellas prendas que le adornaban. El
319
Rey le presentó para el obispado de Huesca, del que
tomó posesion el dia 17 de Enero de 1744.
Dedicóse desde luego á reprimir toda clase de abu
sos y á morigerar al clero y á todos sus diocesanos
por medio de la predicacion y de santos ejercicios
espirituales. Con su claro talento, comprendió en bue
na hora que el más poderoso medio para reformar la
sociedad es una educacion bien entendida. Creó pues
y dotó dos escuelas gratuitas, una para niños y otra
para niñas pobres de la diócesi, encargando la ense
ñanza de estas últimas á las religiosas del beaterio de
Santa Rosa de Lima de la tercera órden de Santo
Domingo.
Renunció la Mitra de Plasencia y el arzobispado
de Zaragoza para consagrarse enteramente al bienestar
de la grey que el Señor le habia confiado.
Emprendió y llevó felizmente á cabo una nece
saria reforma en la planta de los encargados del culto
en la Catedral, racioneros, canónigos y dignidades; es
tableció escalafon en el ascenso de los curatos; tomó
saludables medidas sobre el régimen de los estableci
mientos públicos, particularmente en lo concerniente
al hospital que supo poner en el estado que recla
maba la caridad y h decencia: en una palabra, su
celo era inagotable y su prevision extrema, pudiendo
decirse de este prelado que fué uno de los mas ricos
florones de la iglesia oscense.
Murió, llorado de propios y extraños, el dia 5 do
Mayo de .1775.
Habia dispuesto que lo enterrasen en la capilla de
San Gerónimo, que él habia renovado, con el epitafio:
Terra caduca, vale: Vermes, salvele: fíeqvicscam. Y así
se hizo. Cubrió su sepulcro una lápida negra con tres
mitras de alabastro rebutido, una tn la cabecera con
320
la inscripcion: Oscensis dilecta, y dos á los piés con
las palabras: Cmaraugustana rejecta. Placentina (¡especia,
Y en medio el epilafio:
XXXVI.
San Pedro el Viejo.
(1) No copiaremos mas inscripciones que las que nos fue dable ver;
Aynsa trae algunas más, sin mencionar otras quitadas para renovar las
capillas o borradas por el tiempo. '
A mano izquierda del que sale de la iglesia se leen las siguientes.
Cal. Octobris obiit ilmtrisimus Bonet, ara M.CCLXV (1227).
Sexto idus Oclobris obiit Forcius de Tena, ara MCCLXXXVII (ÍU1).
XI Cal. Octobris obiit Domnus Michael Petñ ' Romei Jurisperitos,
tujus anima in pace requiescat, anno Dom. MCCXCI.
A continuacion es de notar una larga inscripcion pintada, cuya pin
tura ha saltado i trechos-, consiste en una memoria de fundaciones y de
aniversarios, hecha en 1299, en la que se habla del Miguel Perez Romeo
de la lápida anterior y de otros de su familia. La primera cláusula
recopilando ingeniosamente el testamento de Jesucristo, dice: Actor ipte
pietatis Dnus. J. C. testamentum suum faciens, discipulis suis reliquit
paccm, Apostolis persecutionem, lalroni paradysum, Virgini paranymphum.
Judaeis corpus, crucifixoribus vestem, et cum non haberet ulterius quid
rtlimjueret, ¡argitus est nobis suam deitalem. etc. •
Siguen en la misma ala del claustro tres lápidas ríe obreros de la par
roquia, y tras ellas un Crucifijo de relieve.
III Nonas Martii obiit Deodatus operarius cera MCCXXXV1 (1198).
—Vi tal. Angustí, obierunt Wus. operarius etvxor ejus Amalia quo-
331
tolomé cuyo antiguo retablo ocupa el fondo, capilla te
mida de los espíritus infernales, alivio de los ende
moniados, y testigo, segun viejas memorias, de los más
espantables conjuros. Los dos sepulcros de sus lados
encierran el periodo de la vida monástica en aquel edi
ficio durante cuatro siglos: la magestuosa efigie tendida
sobre una turaba de alabastro, con el báculo y el li
bro en la mano y dos ángeles á los piés, representa á
Bernardo Zapila, rioo en virtudes, último prior del mo
nasterio en tiempo de los reyes católicos que seculariza
ron el priorato; miéntras la urna romana de mármol,
decorada con gentílicas figuras, conserva los despojos
del coronado monge que revistió de nuevo sus hábitos
en aquella capilla, cambiando el trono por la silla de
coro, y un pueblo por un monasterio. El que espere
bailar sobre su túmulo severos emblemas ó ruda sen
cillez, preguntará: ¿qué significa aquel busto dentro de
un medallou sostenido por dos génios, aquellos dos cu-
pidillos á cada lado, aquella ninfa y aquel anciano con
mitológicas insignias? Los incultos contemporáneos de
Ramiro II ningun lecho de descanso mejor bailaron pa
ra su príncipe que ese sepulcro de la antigua Osea
respetado por godos y sarracenos, y destinado sin du
XXXVIL
Los demás templos de la ciudad.
APUNTES BIOGRÁFICOS.
XXXVIII
Patronos de Huesca.
XXXIX.
Oxcenses ilustres.
SEGUNDA PARTE.
ALREDEDORES DE HUESCA.
XL.
Monte-Aragon.
J
362
los abandonados sillares, el graznido de las aves de ra
piña turbadas en su soledad espantosa, todo, todo po
drá hacernos dudar de si es cierto que el tan nombrado
siglo XIX haya presenciado frio é impasible el derrum
bamiento de la obra de tantos héroes y la muerte de
las mil venerandas tradiciones que vivían con la exis
tencia de aquel gigante monumento.
¿En dónde está el monje armado de punta en blan
co, personificado en aquella mole que tenia el doble
carácter de inexpugnable fortaleza y de monasterio?
¡Ah! Ahora comprendemos las exclamaciones del poeta.
Ahora comprendemos los apóstrofes del jóven que,
al pié de las sombrías ruinas, decia no lia muchos años:
¡Qué otro estás, Monte- Aragon, de como fuiste un tiempo!
¿Quién conociera en ti aquel recinto que fué asiento de pre
lados, y ciudadela de guerreros, y corte de magníficos reyes? ¿Quién
diría al verte que en ti anduvo cifrazada la esperanza y la for
tuna de aquella gente heroica que conquistó luego á Sicilia y
Atenas, y dio pavor con sus armas á los mas altos principes de
la tierra?
Hubo en ti abad que contase ciento y cuatro iglesias debajo
de su jurisdiccion espiritual, y veinte y ocho villas y aldeas de
bajo de su jurisdicion temporal y mero y mixto imperio. No te
igualaba cabeza alguna de obispado, puesto que, con el territorio
que tú sota regías, hubo para formar dos de ellos, los años ade
lante. Ni se hallaba corte de rey ma9 rica y poderosa que tú,
cuando tú armabas hueste y gaoabas pueblos de moros, y al
zabas por tu cuenta fortalezas. Reyes y principes envidiaron la
mitra de tus prelados, y la pusieron por honra en sus sienes.
Poseíste rios donde sólo á tus señores era permitido pescar, y
montañas donde sólo' de ellos era el perseguir y matar las fieras.
Contase en el munJo por Era el año de lu fundacion.
¡Ah! ¡Muy otro estás, Monte- Aragon, de cómo te vieron los
pasados siglos!
Ya no hay en tí ni corte, ni templo, ni fortaleza. Levantá
banse tus torres ciento y sesenta palmos sobre el alta montaña,
y hoy, rebajadas y carcomidas, no son sipo pregoneros de tu
mengua. En tus muros, de doce palmos de espesor, no quedan
363
almenas ni matacanes, ni se ven más que portillos y escombros. '
Del adarve donde Sancho Ramírez planto sus pendones por reta
V afrenta de Ebn-Hud el de Huesca, cuelga viciosa y lozana la
higuera del Diablo. Y las enormes piedras que en hombros su
bieron lo» cristianos á lo alto, rodando de la cima, acrecentaron
la fragosidad de la montaña.
Solo abrigan tus bovedas altares deshechos y tumbas abiertas,
v cenizas mezcladas con el, polvo de las ruinas; cenizas de con
quistadores y de santos. Y quien busca en ti á D. Alonso el
Batallador, halla únicamente el hundido pavimento donde yacio
por largos siglos, y viles fragmentos de la urna donde guarda
ron sus restos nuestros padres.
Santos y héroes, tumbas y aliares, todo le lo arranco la ciu
dad vecina. Porque hubo un dia en que se dijo: es preciso des
truir aquel nido (1), que oido eras de fé y de recuerdos de glo
ria, y la codiciosa mano del mercader cayo sobre tí. Y se ven
dieron á precio vil tus tejas; y tus maderas, cortadas ocho siglos
antes en el Pirineo, y conducidas en hombros de mártires.
Verdad es que cuando el despojo infame estaba reunido, y
la mezquina ganancia más halagaba el corazon de los especula
dores, cayó ignorada llama, fuego quizás del cielo, que todo lo
redujo á pavesas. Y fué noche de horror para Huesca aquella
en que miro coronada tu frente magestuosa de rojos cabellos,
hogueras inmensas del incendio; tanto, que acaso no lo sintiera
igual desde el dia en que por primera vez vio alzada la cruz
sobre la mas alta de tus torres, anunciando la perdicion de su
gente mora. Pero tú en tanto quedaste en ruina, y no volverás
á ser lo que fuiste.
¡Ay, al recordarle, los ojos que te han visto se llenan de
llanto, y el corazon que ha respirado el aire misterioso de tus
ruinas, se avergüenza de esta edad tan celebrada y tan triste en
que vivimos! ¡Quién retrocediera á los tiempos en que tú eras rey
de los Pirineos y de la llanura! ¡Quién peleara cual tu peleaste
por aquella raza de monarcas que habim costumbre de morir
en lides contra moros, y en defensa y' prez de sus vasallos! ¡Quién
como tú los conociera y oyera sus alias voces de fé y de valor
y de gloria!
Los que vivimos en esta edad de cristiana indiferencia, te
mamos mucho que aprender en aquellas piedras, levantadas por
(t) Frase historica.
364
hombres que sabian hacer guerras de ocho siglos, y edificar ca
tedrales y descubrir mundos.
Ahora que apénas queda piedra sobre piedra, ¿quién traerá
ta resignacion á los menesterosos y la fé á los desvalidos? ¿Quién
ensenara la lealtad antigua? ¿Quién resucitará el antiguo amor
de La patria? Todo eso lo aprendian nuestros padres en las pie
dras que heredaron de lo pasado; y todos los discursos humanos
no lograrán lo que lograba una sola de las tradiciones, nao solo
de los monumentos, uno solo-de los nidos que hemos arrancado
de la moniaña. (1).
Nosotros tambien quisimos encaramarnos á la cum
bre del histórico monte; quisimos pisar aquel pavimento
consagrado á la religion y á la guerra por generacio
nes que uos precedieron.... Allí evocámos los recuerdos
históricos de aquella masa hoy informe, y pudimos em
belesarnos leyendo en aquellas páginas de piedra $n
glorioso pasado.
En efecto. Aun tremolaba en Huesca el pendon de
la media luna cuando el valiente Sancho Ramirez con
sagró aquella fortaleza á Jesus Nazareno, instalando allí
los canónigos reglares de S. Agustín, miéntras dictaba
providencias para estrechar el cerco de la ciudad ve
cina. De allí salieron muchos monarcas en busca de
una segura victoria, de allí salieron aquellos generosos
reyes que pagaron con donaciones de pueblos y pro
ductivas tierras los favores recibidos del cielo.
Antes de 1845, se conservaba todavía intacta la
muralla de fuertes sülares, de 80 varas de altura y 3
de espesor que rodeaba el castillo, las diez altísimas
torres que la guarnecían, y la segunda muralla que
servía de barbacana, formando las dos un espacioso pa
seo de 330 varas de circuito. En el interior del edi
ficio se hallaban todavía patios con hermosos aljibes,
XLI
Monumentos celebres de las cercanías de Huesca.
CONCLUSIÓN.
Hemos llegado al fin de nuestra tarea; tarea gratísima, pero su
perior a nuestras fuerzas ó incompatible con las multiplicadas aten
ciones que nos rodean. Hemos quitado al descanso, durante al
gun tiempo, cuantas horas nos ha sido dable para consagrarlas
al noble recuerdo de las más gloriosas páginas de la historia de una
ciudad ilustre; y, si entusiasmados hemos procurado abarcar de una
ojeada los admirables hechos de los héroes que la inmortaliza
ron, nos hemos tambien sentado, con el corazon henchido de gozo
y de respeto, al pié de mustias ruinas, y hemos recordado gran
dezas pasadas. Abrumados alternativamente de dolor al pensar
en pérdidas para siempre irreparables, hemos desempolvado la
inscripcion donde dejo estampada su planta atrevida el victorioso
romano y besado con labios temblorosos la negra y carcomida
piedra testigo de los triunfos de aquellos héroes que durante
siete siglos jamás abandonaron el asombroso proyecto de recon
quistar palmo á palmo las llanuras de que fueron arrojados
*us padres... ¡Oh! ¡Quién poseyera la citara sonora del antiguo
vate, el melodioso laud de nuestros bardos o el lenguaje sublime
de la poesía para cantar la codicia del cartaginés, la ambicion
y los proyectos del romano, la constancia y el heroísmo ibéricos,
el sentimentalismo y las pasiones árabes, y las victorias de la
€ruz!... ¡Qué vario y dilatado campo! ¡Qué epopeyas tan inte
resantes y llenas de magnificencia!
Nuestra mision ha sido mas humilde. Hemos querido recordar al
oseense nombres, épocas y escenas inolvidables: hemos querido de
cir al estraño que la ciudad, que hoy vé decaída, fué ayer gloriosa:
será mañana pujante; mañana, cuando sus habitantes reciban llenos
de natural entusiasmo las mejoras que no se dejarán esperar mu
cho, y victoreen los pacíficos triunfos y las ventajas que propor
cionan los progresos materiales y la civilizacion de nuestros dias.
No debemos dejar la pluma sin manifestar nuestro sincero agra-
372
decimiento á todos los suscritores y particularmente á los disiin -
guidos individuos del Ayuntamiento de esta ciudad, presidido por
una Autoridad tan celosa y ajniga del lustre de su patria, como
D. Mariano Castañera y Alegre. Una simple indicacion sobre el
plan de nuestra publicacion y sobre el destino de su producto,
reservado á la Caja de la Junta de Señoras oscenses de la ca
ridad, basto para que aquel ilustre Cuerpo se suscribiera por
CIEN EJEMPLARES. ¿Qué mucho? Se trataba de la ciudad
esclarecida de que eran los representantes. Se trataba de los pobres;
Léanse los nombres que siguen. Muchos se habrán suscrito
por el objeto caritativo de la publicacion, otros quizá por eficaces
gestiones de las señoras de la Junta, y algunos, á no dudarla,
por el favorable juicio que anticipadamente formarían de esta obra
al ver el bien escrito prólogo con que me favorecio un amigo
distinguido; pero nadie por que pudiese esperar una línea de mérito
de quien reconoce no tenerlo. ^Sirvan estas palabras de espansioa
á nuestro profundo agradecimiento.
y
874
Andres Casajús. 2 Sr. Areipreste de id.
+ D." Josefa Bielsa de Díago. Sr. Maestrescuelas de id.
D. Luis Arbos. Sr. Penitenciario de id.
Manuel Sánchez. Secretario del limo. Sr. Obispo
Agustín Sistar. Sr. Arcediano de id.
Alejandro Lázaro. Sr. Rector del Seminario de id.
D.* Pabla Gabarre de Tolosana. Manuel Sevil.
D. Francisco Casaus. Maiiano Durango.
Raimundo Coronas. Jose Broto.
Paulino Casaus. Pedro Armisen.
Antonio Cajal >, Casimiro Soriane.
Josa Abizanda. 4~ Mariano Chivílli.
JoaquÍD Sierra. Pedro Bernad.
Matías Navarro. Rafael Muzás.
Manuel Fornies. Jose de Bielsa.
Fideneio Ferrer. Rafael Fanlo.
D.* Margai ita Ferrer. Mariano Purroy.
D. Agapito Callejas. Pedro Perez.
Juan Lafarga. Bernardo Larrosa.
Doña Julia Villacampa. Ramon Cotia.
D. Lorenzo Usieto. Jose Maria Prieto.
Mariano Colomer. Romualdo Domenech.
Mariano Vallier. Señora Viuda de Heredia.
.fPascual Ralla. D. Desiderio Escosura.
^Geronimo Lacostena. Valero de Grasa.
Martin Quintana. Antonio Morillo y Bara.
Manuel Camo. Sra. Marquesa Viuda de Artasona
D.1 Rosalia Borderas de Camo. D. Manuel Alvarez.
D. Manuel Gros. Manuel Sancho.
-/-Jose Fraga. Manuel Larruga.
Jose Blanc y Uson. Ángel Lozano.
Valentín Fernandez, Híginio Cejador.
-f Domingo Lasaosa. Ramon Pínula.
Cipriano Boned. Braulio Vicente Castilla.
D.* Andresa Alvarez de Lasala. Sr. Director del Instituto de
D. Fidel Ferrer. Teruel.
Jose Rubio. Melchor Lafita.
Lorenzo Frago. Emeterio Serra.
Luís Ferrer. Jose Oncins.
Antonio Secorun. Fermín Escartin.
D.* Luisa Nasarre de Lopez. Antonio Carrera.
D. Francisco Abizanda. Bafael Cabezas.
Nicolás Monreal. Estevan Alincrge.
f-Ilmo. Sr. Obispo de Jaca. Rafael de Lapuente.
Sr. Dean de id. Doña Celestina Zabala.
FIN.
Página .
HISTORIA.
PRIMERA PARTE.—Osca.
I. Tiempos primitivos de la ciudad. . . . . .11
II. Invasion de los Cartagineses y de los Romanos. , . 14
III. Sertorio . .19
IV. Dominacion romana. 30
V. Ubbs Victrix Osca 40
VI. Fin de la Dominacion romana.—Invasion visigoda. —Anti
güedades 42
SEGUNDA PARTE.—Weschka. *
TERCERA PARTE.—Huesca.
LA CIUDAD.
PRIMERA PARTE.—La ciudad antigua.
XX. Dificultad de las investigaciones • 177
*
XXI. La ciudad primitiva. 179
XXII. La ciudad sertoriana 185
XXIII. La ciudad muslimica 18S
MONUMENTOS
, PRIMERA PARTE.— Monumentos civiles.
XXVI. Casa consistorial . . 211
XXVII. La universidad sertoriana 214
XXVIII. Colegio de Santiago .230
XXIX. Colegio de San Vicente 23(5
XXX. Colegio de Santa Orosia y otros establecimientos de r 3-
ñanza. . - . . 242
XXXI. Palacio de la Diputacion provincial. . . . • 248
XXXII. Edificios' destinados i espectáculos publicos. . ". 249
XXXI II Establecimientos de beneficencia. . . . . 231
MISCELÁNEA.
PRIMERA PARTE.—Apuntes biográpicos..
XXXVIII. Patronos de Huesea 343
XXXIX. Oscenses ilustres 359