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A Rosalia Ordine, Nuccio (2013). La utilidad de lo inutil. Manifiesto. Barcelona: Acantilado INTRODUCCION Y cs prcisamente tara de a oso cleclar los hombres a uta de adel (0,81 se quite, enseiares a dferenciar ‘entre dos sents diferentes de a plabrswldad. Ejerccos expnituslesy floofia antigua El oximoron evocada por el titulo La utilidad de lo itil merece una aclaracién. La paradajica wlidad a la que me feficro no es la misma en cuyo nombre se consideran indi les los saberes humanisticos y, mas en general, todos os sa heres que no producen beneficios. En una acepeién muy Ulistinta y mucho mas amplia, he querido poner en el een- tro de mis rellexiones la idea de utiidad de aquellos sabe- res euyo valor esencial es del todo ajeno a cualquier finali- lad utlitatista, Existen saberes que son fines por si mismos: ¥ que—precisamente por su naturaleza gratuita y desinte- resada, alejada de todo vineulo priitico y comercial—pue- dlen ejetcer un papel fundamental en el cultivo del es tury en el desarrollo civil y cultural de la humanidad. En «ste contexto, considero ii! todo aquello que nos ayuda a hhacernos mejores, Peco la Idgics del beneficio mina pot la base las instieu- ciones (escuelas, univetsidades, centros de investigaci6n, laboratorios, museos,bibliotecas, archivos) y ls disc (humanistieasy cientifias) cuyo valor deberia coincidi con cl saber en si, independientemente de la capacidad de pro lucie gananciasinmediataso beneficis pricticos. Es cierto 9 ‘que con mucha frecuencia fos museos 0 los yacimi ‘queolégicos pueden ser también fuentes de extraar ingresos. Pero su existencia, contrariamente a lo que algu nos querrian hacernos creer, no puedesubordinarseal éxito eeconbmico: la vida de un museo o una excavacién arqueo: Iogica, como la de un archivo o una biblioteca, es un teso. +0 que la colectividad debe preservar con celo & toda costa Por este motivo no es cierto que en tiempos de crisis eco nnomica todo esté permitido. De igual manera, pot las mis- ‘mas razones, no s cierto que la oseilaciones dela prinza de ‘riesgo pucdan justificar la sistematica destruccién decuanto se considera intl por medio del rodillo de a inflexibilidad yelrecorte lineal dl gasto, Hoy en dia Europa se asemejaa lun teatro en cuyo escenario se exhiben cotidianamente $0. bre todo acreedores y deudores. No hay reunién politica o ‘cumbredelas altas fnanzasen la quela obsesin porlos pre supuestos no constituya ol tinico punto del orden del dia. Enun remolino que gira sobre si mismo, as le ccupaciones por la restitucién de la deuda son exasperadas hhastae] punto de producirefectosiametralmenteopuestos alos deseados. El iirmaco de la dura austeridad, como han (timas preo- ‘observado varios economistas, en ver de sanat al enfermo lo esta debilitando ain mis de manera inexorable. Sin pre ‘auntarse por qué raz6n las empresas y los estacos han con traido tales deudas—jel rigor, extrafamente, no hace mella cn la rampante corrupcién ni en las fabulosas retribuciones deexpoliticas, Jos mitples responsables de esta deriva recesiva nosienten, ‘urbacién alguna por el hecho de que quienes paguen sean sobretodo la clase media y los mis dbs, millones de ino: centes seres humanos desposeidos de su dignidad, No se trata de eludir neciamente la responsabilidad por las cuentas que no cuadran. Pero tampoco es posible igno- jecutivos, banqueros y superconsejeros!—, rar la sistematica destruccién de toda forma de humanidad y solidaridad: los bancos y los acreedores reclaman impla cablemente, como Shylock en El mereader de Venecia ali bra de carne viva de quien no puede restitur la deuda, Asi, con crueldad, muchas empresas (que se han aprovechado «durante décadas de la privatizacién de los beneficios y la socializacin de las pérdidas) despiden a los trabajadores, ‘mientras los gobiernos suprimen los empleos, la ensefianza, la asistencia social a los discapacitados y a senidad publi ca. El derecho a tener derechos—para retomar un impor lante ensayo de Stefano Redota, cuyo titulo evoca una fra- se de Hannah Arend:—queda, de hecho, sometido a la he semonia del mercado, con el riesgo progeesivo de eliminar ‘cualquier forma de respeto por la persona. Teansformando «alos hombres en mercancias y dinero, este perverso meca- nismo econ6mico ha dado vida a un monstruo, sin patria y sin piedad, que acabara negando también a las futuras ge- neraciones toda forma de esperanza, Los hipécrits esfuerzos por-conjurar la salida de Gre ‘ia de Europa—pero las mismas reflexiones podrian valer para Italia 0 Espatia—son fruto de un efnico cilculo (el pre ioa pagar seria ain mayor que el supuesto por el frustrado reembolso de la deuda misma) y no de una auténtica cultu- 1 politica fundada en la idea de que Europa seria inconce- biblesin Grecia porquelos saberes oceidentales hunden sus remotas raices en la lengua y la civilizacion griegas, ¢Acaso las deudas contraidas con los bancos y las finanzas pueden tener fuerza suficiente para cancelar de un solo plumazo las Inds importantes deudas que, en el curso de los siglos, he- mos contraido con quienes nos han hecho el regalo de un extraordinario patrimonio artistico y lteratio, musical y 6 losio, cientfico y arquiteet6nico? la Utilidad de los saberes inti En este brutal comtesto, lesse contraponeradicalmente ala utlided dominance que, en nombre de un exclusive interés econémico, mata defor. 1a progresiva la memoria del pasado, ls disciplinas huma- nisticas, as lenguas casicas la ensefianza, la libre invest ci la fantasia, clare, el pensamiento critica y el hori zonte civil que deberiainspirar toda actividad humana. En l universo del ulitarismo, en efeeto, un marillo vale més «que una sinfonia, un cucillo més que una poesia una l- veinglesa més que un cuadro: porque es fil hacerse cargo de a eficacia de un utensilo mientras que resulta eada vez ms difiei entender para que pueden serve la misica, la teraturao el arte Ya Rousseau habia notado que los «antiguos politicos hablaban incesantemente de costumbres y de wirtads los nuestros slo hablan de comercio y de cinero». Las cosas «que no comportan beneficio se consideran, pues, como un Iujo superluo, como un peligroso obsticulo, «Se desdefia todo aguello que no es til, observa Diderot, porque xl tiempo es demasiado precioso para perdero én especula Basta reler Ios expléndids versos de Charles Baudelai- separa comprender aincomodidad del poetaalbateos, ma jestuoso dominador de los cielos que, una vez descendido entrelos hombres, sufe as burlas de un piblic ateaido por intereses muy distintos Este lado viner, au toxpey debi es! otra tan belo, gu feo y qu grotesco! Uno, vale fast el pico com la ipa, Yal que volab,enfermo, cojeande to imital. ICevepescar sil comme lest ache t eae! La mia sibean, gil cstcomiquct lid Lun agcesonecovcewnbriegrl Pare min, cn botent, Finn gui vo. Y no sin irénien desolacién, Flaubert en su Diccionario de lugares conunes define la poesia como «del todo indtil» porque esté «pasada de moda», y al poeta como «sinénimo delelo»y «sofiador», Denada parece haber servido el subli- ‘ne verso final de un poema de Halderlin en el que se recuer «duel papel fundador del poeta: «Pero lo que petmanece lo lundan los poctasn («Was bleibet aber, stiften die Dichter). Las paginas que siguen no tienen ninguna pretension de formar un texto orginico. Reflejan la fragmentariedad que Jas ha inspirado, Por ello también el subtitulo—Maniies. 10-—podria parecer desproporcionado y ambicioso sino se jnstificata por el espiritu militante queha animado constan temente este trabajo. Tan sélohe querido recoger, dentro de un contenedor abierto, citas y pensamientos coleccionados slurance muchos, hecho con la més plena libertad, in ninguna atadura y con Jn conciencia de haberme limitado a esbozar un retrat in ‘completo y parcial. Y como a menudo ocutre en los flori legios y las antologias, las ausencias acaban siendo mas sig vas que las presencias. Sabedor de estos limites, he subdividido mi ensayo en tres partes: la primera, dedicada al tema de la itl inutiidad de a literatura: a segunda, con: sayeada a los efectos desastrosos producidos por la I6gica del beneficio en el campo de la ensefianza, la investigacion y las actividades culturales en general; en la tercera parte, valiéndome de alain brillante ejemplo, he releido algunos clisicos que, en el curso de los siglos, han mostrade la car 1 ilusoria de a posesisn y sus efectos devastadores sobre 1 de ensefanza e investigacién. Y lo he Ia diguitas bonis, el amor y la verdad. He pensado en unit a mis breves reflexiones también un, ‘excelente (y por desgracia poco conocido) ensayo de Abra ham Flexner de 1937, publicado de nuevo en 1939 con al: yunos aiadidos, Entre los mis acreditados fundadores del B

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