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1. La
emigración transoceánica.
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2. Las migraciones forzosas
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Los movimientos de redistribución han sido muy importantes en la segunda mitad del siglo XX,
aunque el escenario de las migraciones ha ido cambiando. Se pueden establecer dos grandes
bloques de emigración:
La que tiene origen en los países mediterráneos y se dirige hacia el norte y centro de Europa
(1950-1975)
La que va de este a oeste, y alcanza incluso a los países mediterráneos (1990-2000)
A) Las de origen mediterráneo
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Tras la Segunda Guerra Mundial se inició el desmantelamiento de los Imperios Coloniales. Al final de
los años cincuenta y principios de los sesenta se produjo la mayoría de las independizaciones, pero
la afluencia de inmigrantes a las antiguas se mantuvo durante mucho más tiempo:
primero inmigraron los colonos europeos que habían desempeñado funciones administrativas y
sus familias.
después los ejércitos coloniales.
más tarde la población de origen no europeo, pero que había colaborado con la ocupación
colonial y temía por sus vidas.
1. A Gran Bretaña llegó sobre todo población de
Kenia, India y Malasia.
2. A Francia, Italia y España de los países del Norte
de África.
3. A Bélgica del Congo, actual República
Centroafricana.
4. A Portugal de Angola y Mozambique.
B) La globalización económica
Desde el último tercio del siglo XX el origen de los movimientos migratorios está en la globalización
económica, que favorece la movilidad y flexibilidad de los factores que influyen en la producción,
entre ellos la mano de obra. Como resultado se ha generalizado el flujo migratorio entre los países
pobres y los países ricos:
En los países pobres no hay prácticamente expectativas de mejora económica: desde luego
no la hay en los sectores industriales, a cuya tecnificación no pueden acceder los países
menos desarrollados; pero tampoco puede mejorar el sector agrícola, por la falta de suelo
cultivable, la mecanización de la producción y la influencia del mercado mundial.
A esa desconfianza ante el desarrollo de los países, se suma el fuerte crecimiento
demográfico de los países pobres, que duplica o triplica al de los países ricos, y que reduce
aún más la posibilidad de conseguir empleo.
Los países desarrollados temen la llegada incontrolada de población del Tercer Mundo en
busca de trabajo, y, para evitarlo, han impuesto políticas inmigratorias muy restrictivas, que
dificultan la llegada libre de extranjeros y criminalizan a los que consiguen instalarse en el
mundo desarrollado sin pasar por el filtro establecido por sus leyes. Estos inmigrantes son
los "sin papeles".
Sin embargo el envejecimiento de la población de los países desarrollados se ampliará en
los próximos años. La UE ampliada (25 países) tiene en 2004 unos 452 millones de
habitantes, pero se prevé que en 2050 la cifra se recortará a 400 millones. Si se cumplen
las previsiones, habrá puestos de trabajo sin cubrir y servicios que no se podrán ofrecer. La
sociedad del bienestar y la economía entrará en una fase de estancamiento o de recesión.
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