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AS – Facultad de Derecho
CERTIORARI ARGENTINO
En 1990 fue sancionada la ley 23.774, seguramente conocida por gran parte de la
ciudadanía porque en su artículo 1 preveía el aumento de los miembros de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), llevándolos de cinco a nueve magistrados.
Mucha menos repercusión tuvo su artículo 2, que modificaba dos artículos (Arts. 280 y
285) del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCCN) para introducir en
nuestro ordenamiento jurídico la figura del certiorari.
Brevemente diremos que el certiorari fue tomado del mecanismo utilizado por la Corte
Suprema de EE.UU. El “writ of certiorari”, como lo llaman en ese país, es un
mandamiento emitido por un tribunal de alzada a su jerárquico inferior, ordenándole a
este último, remitirle el expediente a fin que, el tribunal que lo libra, pueda inspeccionar
el procedimiento seguido y, determinar si existen o no irregularidades en el mismo. Se
trata en definitiva de un procedimiento de avocación.
En efecto, de una lectura del Art. 280 del CPCCN1 nos encontramos con las
características fundantes de nuestro certiorari: Se trata de un instituto que le otorga la
1 “..La Corte, según su sana discreción, y con la sola invocación de esta norma, podrá rechazar el
recurso extraordinario, por falta de agravio federal suficiente o cuando las cuestiones planteadas resultaren
insustanciales o carentes de trascendencia.”
potestad, a la CSJN, de rechazar un recurso extraordinario con la sola invocación de esta
norma, es decir sin fundamentación jurídica alguna.
El art. 285 del CPCCN2, que regula la queja por denegatoria de recurso extraordinario,
corre la misma suerte: La CSJN, en los mismos supuestos del art. 280, podrá rechazar
sin más trámite, recursos que porten cuestiones federales insuficientes, insustanciales o
intrascendentes.
Podemos apreciar a simple vista que el certiorari le brinda a la Corte una herramienta
idónea para desestimar casos que le vienen atraídos vía apelación, evitándole el tener
que explayarse en consideraciones más o menos extensas.
Como señala Alberto Egües, desde el origen mismo del recurso extraordinario “por
arbitrariedad”, la CSJN advirtió acerca del riesgo implícito que conllevaba su admisión,
puesto que el Supremo Tribunal podría tener que encontrarse en la necesidad de rever
los fallos de todos los tribunales de la República, en toda clase de causas. 3
Es decir que existía una breve fundamentación del rechazo del recurso, situación que
con la incorporación del certiorari ya la misma norma nos está diciendo (en realidad a los
2 “…Si la queja fuere por denegación del recurso extraordinario, la Corte podrá rechazar este recurso en
los supuestos y forma previstos en el artículo 280, párrafo segundo.”
Sin embargo tampoco en este ámbito se advierte la conveniencia que haya tenido su
incorporación, pues salvo en lo relativo a proveer una base normativa cierta, ello ya había
sido reiteradamente decidido por la CSJN en su extensa jurisprudencia.
De hecho son innumerables los fallos en los cuales la misma Corte, ya venía creando y
moldeando este mecanismo selectivo de causas. Así ocurrió por ejemplo, con las
doctrinas relativas a la "ausencia de interés institucional", o “falta de gravedad
institucional", que le permitieron flexibilizar los límites de su competencia a la CSJN. 4
A modo de síntesis parcial, podemos decir entonces que la incorporación de este instituto
mediante una norma escrita, no hizo más que plasmar una situación que ya venía
desarrollándose “puertas adentro” de la CSJN. Pero con el agregado de que la
modificación legislativa les dio la potestad a los magistrados de no tener que fundamentar
jurídicamente sus decisiones, lo cual hasta ese entonces no era así (como mencionamos,
existían fundamentaciones breves al menos en el peor de los casos).
Ahora bien, saldado el análisis sobre las cuestiones preliminares del certiorari podemos
avanzar un poco más y preguntarnos (como lo ha hecho gran parte de la doctrina) si en
verdad este instituto no va en contra de los principios que nuestra Constitución Nacional
consagra.
Bidart Campos, por mencionar alguno, fue uno de los constitucionalistas que sugirió la
incompatibilidad entre lo previsto en la Constitución y el uso que hace la CSJN del
certiorari. 5
4
LEANDRO J. GIANNIN - El certiorari en Argentina. La trascendencia como filtro de selección ante la
CSJN.
5
BIDART CAMPOS, Germán, "El certiorari y la avocación en la competencia de la Corte Suprema"
Gil Domínguez fue más allá incluso, y escribió una tesis sobre la inconvencionalidad del
art. 280 del CPCCN, sosteniendo que Argentina puede ser tenida como violadora de
derechos humanos a la luz de lo consagrado en pactos internacionales. 6
Sin irnos a ese extremo, podemos analizar la situación de las sentencias alcanzadas por
el certiorari, desde lo dicho por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
algunos de sus precedentes.
6
GIL DOMINGUEZ, Andrés, “Es la República Argentina un Estado violador de derechos humanos en virtud del art.
280 CPCCN?”
7
Corte IDH, caso “Apitz Barbera y otros “Corte Primera de lo Contencioso Administrativo” vs. Venezuela”,
sentencia del 05 de agosto de 2008.
Pero aún más clara fue la Corte IDH cuando llegó a su conocimiento el caso “Mohamed
vs. Argentina” (23-11-2012). Allí evaluó directamente los alcances del art. 280 del
CPCCN, y estableció que el mismo desconoce lo dispuesto por los arts. 1.1, 2 y 8.2.h de
la CADH.
Comentarios Finales
Hay una realidad y es que la CSJN no puede resolver los innumerables casos que le
llegan a su conocimiento. Sin embargo la incorporación al sistema normativo del instituto
del certiorari no trajo mayores soluciones al respecto.
Por un lado, la CSJN había construido una alternativa, mediante el dictado de sentencias
fundadas, cuando consideraba que los recursos extraordinarios no cumplían “requisitos
esenciales” para ser tenidos en cuenta.
Y por otro lado surgieron problemas de índole normativo, al tener la aplicación del
certiorari divergencias con principios constitucionales consagrados en tratados
internacionales.
En definitiva, la preocupación del legislador por una situación cierta (la sobrecarga del
más alto Tribunal de Justicia) no fue traslada de manera correcta a la norma jurídica,
siendo la solución adoptada poco inteligente.
Bibliografía: