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UNIVERSIDAD DE BS.

AS – Facultad de Derecho

RECURSOS Y DEMANDAS ANTE LA CSJN (Comisión 0289)

Alumno: Diego Alejandro Romanczuk

CERTIORARI ARGENTINO

En 1990 fue sancionada la ley 23.774, seguramente conocida por gran parte de la
ciudadanía porque en su artículo 1 preveía el aumento de los miembros de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación (CSJN), llevándolos de cinco a nueve magistrados.

Mucha menos repercusión tuvo su artículo 2, que modificaba dos artículos (Arts. 280 y
285) del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCCN) para introducir en
nuestro ordenamiento jurídico la figura del certiorari.

Brevemente diremos que el certiorari fue tomado del mecanismo utilizado por la Corte
Suprema de EE.UU. El “writ of certiorari”, como lo llaman en ese país, es un
mandamiento emitido por un tribunal de alzada a su jerárquico inferior, ordenándole a
este último, remitirle el expediente a fin que, el tribunal que lo libra, pueda inspeccionar
el procedimiento seguido y, determinar si existen o no irregularidades en el mismo. Se
trata en definitiva de un procedimiento de avocación.

Sin embargo como veremos en este trabajo, el certiorari argentino es notablemente


distinto.

En efecto, de una lectura del Art. 280 del CPCCN1 nos encontramos con las
características fundantes de nuestro certiorari: Se trata de un instituto que le otorga la

1 “..La Corte, según su sana discreción, y con la sola invocación de esta norma, podrá rechazar el
recurso extraordinario, por falta de agravio federal suficiente o cuando las cuestiones planteadas resultaren
insustanciales o carentes de trascendencia.”
potestad, a la CSJN, de rechazar un recurso extraordinario con la sola invocación de esta
norma, es decir sin fundamentación jurídica alguna.

El art. 285 del CPCCN2, que regula la queja por denegatoria de recurso extraordinario,
corre la misma suerte: La CSJN, en los mismos supuestos del art. 280, podrá rechazar
sin más trámite, recursos que porten cuestiones federales insuficientes, insustanciales o
intrascendentes.

Podemos apreciar a simple vista que el certiorari le brinda a la Corte una herramienta
idónea para desestimar casos que le vienen atraídos vía apelación, evitándole el tener
que explayarse en consideraciones más o menos extensas.

Se trata entonces de un mecanismo de selección de casos a tratar. Y a rigor de la verdad,


desde que se instauró la vía del recurso extraordinario federal, el tema de las potestades
discrecionales que tiene la CSJN para admitir o denegar los asuntos llevados a sus
estrados, ha sido de profundo análisis y debate.

Como señala Alberto Egües, desde el origen mismo del recurso extraordinario “por
arbitrariedad”, la CSJN advirtió acerca del riesgo implícito que conllevaba su admisión,
puesto que el Supremo Tribunal podría tener que encontrarse en la necesidad de rever
los fallos de todos los tribunales de la República, en toda clase de causas. 3

Si analizamos la jurisprudencia de la Corte podremos observar que antes de la reforma


legislativa de 1990, con el fin de evitar tomar conocimiento en fallos presuntamente
arbitrarios, la CSJN rechazaba los recursos extraordinarios mediante la explicitación de
las razones, por las cuales no existía un caso de arbitrariedad que habilitara su
competencia, “más allá de los términos del art. 14 de la ley 48".

Es decir que existía una breve fundamentación del rechazo del recurso, situación que
con la incorporación del certiorari ya la misma norma nos está diciendo (en realidad a los

2 “…Si la queja fuere por denegación del recurso extraordinario, la Corte podrá rechazar este recurso en
los supuestos y forma previstos en el artículo 280, párrafo segundo.”

3 Egües, Alberto J. - El certiorari argentino - LA LEY 1993-C, 661


magistrados de la Corte) que no será necesaria tal fundamentación. Esto a mi entender
es uno de los retrocesos más manifiestos de este instituto.

Tomando en cuenta lo previsto por el legislador en la norma, nos queda entonces la


eventual utilidad práctica del certiorari argentino para rechazar el recurso extraordinario
cuando resulte "insustancial o intrascendente".

Sin embargo tampoco en este ámbito se advierte la conveniencia que haya tenido su
incorporación, pues salvo en lo relativo a proveer una base normativa cierta, ello ya había
sido reiteradamente decidido por la CSJN en su extensa jurisprudencia.

De hecho son innumerables los fallos en los cuales la misma Corte, ya venía creando y
moldeando este mecanismo selectivo de causas. Así ocurrió por ejemplo, con las
doctrinas relativas a la "ausencia de interés institucional", o “falta de gravedad
institucional", que le permitieron flexibilizar los límites de su competencia a la CSJN. 4

A modo de síntesis parcial, podemos decir entonces que la incorporación de este instituto
mediante una norma escrita, no hizo más que plasmar una situación que ya venía
desarrollándose “puertas adentro” de la CSJN. Pero con el agregado de que la
modificación legislativa les dio la potestad a los magistrados de no tener que fundamentar
jurídicamente sus decisiones, lo cual hasta ese entonces no era así (como mencionamos,
existían fundamentaciones breves al menos en el peor de los casos).

Ahora bien, saldado el análisis sobre las cuestiones preliminares del certiorari podemos
avanzar un poco más y preguntarnos (como lo ha hecho gran parte de la doctrina) si en
verdad este instituto no va en contra de los principios que nuestra Constitución Nacional
consagra.

Bidart Campos, por mencionar alguno, fue uno de los constitucionalistas que sugirió la
incompatibilidad entre lo previsto en la Constitución y el uso que hace la CSJN del
certiorari. 5

4
LEANDRO J. GIANNIN - El certiorari en Argentina. La trascendencia como filtro de selección ante la
CSJN.
5
BIDART CAMPOS, Germán, "El certiorari y la avocación en la competencia de la Corte Suprema"
Gil Domínguez fue más allá incluso, y escribió una tesis sobre la inconvencionalidad del
art. 280 del CPCCN, sosteniendo que Argentina puede ser tenida como violadora de
derechos humanos a la luz de lo consagrado en pactos internacionales. 6

Sin irnos a ese extremo, podemos analizar la situación de las sentencias alcanzadas por
el certiorari, desde lo dicho por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en
algunos de sus precedentes.

La corte IDH ha señalado que “la motivación de la sentencia es la exteriorización de la


justificación razonada que permite llegar a una conclusión. El deber de motivar las
resoluciones es una garantía vinculada con la correcta administración de justicia, que
protege el derecho de los ciudadanos a ser juzgados por las razones que el Derecho
suministra, y otorga credibilidad a las decisiones jurídicas en el marco de una sociedad
democrática. La motivación demuestra a las partes que éstas han sido oídas y, en
aquellos casos en que las decisiones son recurribles, les proporciona la posibilidad de
criticar la resolución y lograr un nuevo examen de la cuestión ante las instancias
superiores”. 7

Es decir que la falta de fundamentación conlleva inexorablemente la arbitrariedad del


pronunciamiento del Tribunal juzgador. Y ello es así pues el deber de motivación integra
una de las “debidas garantías” a que hace mención el art. 8.1 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos (CADH), para salvaguardar el derecho a un debido
proceso.

Recordemos que la CADH tiene jerarquía constitucional en nuestro ordenamiento jurídico


interno, según lo estipulado en el art. 75 inc. 22 de nuestra Constitución Nacional.
Menciono esto porque si bien es verdad que de la letra de nuestra Constitucion no se
desprende ninguna norma que haga explicita mención a la fundamentación de
sentencias, si nos podemos valer de este otro instrumento normativo.

6
GIL DOMINGUEZ, Andrés, “Es la República Argentina un Estado violador de derechos humanos en virtud del art.
280 CPCCN?”
7
Corte IDH, caso “Apitz Barbera y otros “Corte Primera de lo Contencioso Administrativo” vs. Venezuela”,
sentencia del 05 de agosto de 2008.
Pero aún más clara fue la Corte IDH cuando llegó a su conocimiento el caso “Mohamed
vs. Argentina” (23-11-2012). Allí evaluó directamente los alcances del art. 280 del
CPCCN, y estableció que el mismo desconoce lo dispuesto por los arts. 1.1, 2 y 8.2.h de
la CADH.

Comentarios Finales

Hay una realidad y es que la CSJN no puede resolver los innumerables casos que le
llegan a su conocimiento. Sin embargo la incorporación al sistema normativo del instituto
del certiorari no trajo mayores soluciones al respecto.

Por un lado, la CSJN había construido una alternativa, mediante el dictado de sentencias
fundadas, cuando consideraba que los recursos extraordinarios no cumplían “requisitos
esenciales” para ser tenidos en cuenta.

Y por otro lado surgieron problemas de índole normativo, al tener la aplicación del
certiorari divergencias con principios constitucionales consagrados en tratados
internacionales.

En definitiva, la preocupación del legislador por una situación cierta (la sobrecarga del
más alto Tribunal de Justicia) no fue traslada de manera correcta a la norma jurídica,
siendo la solución adoptada poco inteligente.

Bibliografía:

-Libro “La Corte Suprema: Competencia y Vias de Acceso”, Carlos Tribiño.-

El resto fue citada en los pie de página correspondientes.

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