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La Revolución Gloriosa, también llamada la Revolución de 1688, fue el derrocamiento de

Jacobo II de Inglaterra en 1688 por una unión de Parlamentarios y el Estatúder Holandés Guillermo III de
Orange-Nassau (Guillermo de Orange). Algunas veces también se llama la Revolución Incruenta, aunque
hubo combates y pérdidas de vidas humanas en Irlanda y Escocia.[1]

Los historiadores Católicos y Toris prefieren el término "Revolución de 1688", ya que "Gloriosa" o
"Incruenta" reflejarían los prejuicios de los historiadores Whig.[2] La Revolución está fuertemente
asociada con los sucesos de la Guerra de los Nueve Años de la Europa Continental, y se puede ver como la
última invasión con éxito de Inglaterra.[3] Puede argüirse que el derrocamiento de Jacobo, comenzó la
democracia parlamentaria moderna Inglesa: el monarca nunca volvería a tener el poder absoluto, y la
Declaración de Derechos se convertiría en uno de los documentos más importantes de Gran Bretaña. La
deposición del Católico Romano Jacobo II acabó con cualquier oportunidad de que el Catolicismo fuese
restablecido en Inglaterra, y también condujo a la tolerancia de los Protestantes no-conformistas.

Antecedentes: Jacobo II, Rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, Duque de Normandía. Durante sus tres años
de reinado, el Rey Jacobo II fue víctima de las batallas políticas en Inglaterra entre el Catolicismo y el
Protestantismo de un lado, y entre el derecho divino de la Corona y los derechos políticos del Parlamento
por el otro. El problema político más grande que tenía Jacobo era su Catolicismo, que le dejaba bajo los
ataques de los dos partidos en el Parlamento. Los Whigs del Bajo clero habían fallado en su intento de
excluir a Jacobo del trono entre 1679 y 1681, y los seguidores de Jacobo eran los Toris del alto clero
Anglicano. Cuando Jacobo heredó el trono en 1685, tenía gran parte del apoyo del "Parlamento Leal", que
estaba compuesto mayoritariamente de Toris. Sin embargo, el intento de Jacobo por relajar las leyes
penales puso en su contra a sus seguidores naturales, ya que los Toris lo vieron como un intento de
desestructurar a la Iglesia de Inglaterra. Abandonando a los Toris, Jacobo quiso formar un "Partido del
Rey", para equilibrar a los Toris Anglicanos, así que en 1687 Jacobo apoyó la política de la Tolerancia
religiosa y emitió la Declaración de Indulgencia. Aliándose con los Católicos, los disidentes y los no-
conformistas, Jacobo esperaba construir una coalición que le daría la emancipación Católica.

En 1686, Jacobo obligó al Banco de la Corte del Rey a decidir que el Rey podía dispensar las restricciones
religiosas de las Actas de la Prueba. Jacobo ordenó el cambio de Henry Compton, el Obispo anti-Católico
de Londres, y quitó a los compañeros Protestantes del Magdalen College en Oxford y los reemplazó con
Católicos.

Jacobo también creó un gran ejército permanente y empleó a Católicos en las posiciones de poder en el
ejército. A sus oponentes en el Parlamento, esto era como el preludio a un gobierno arbitrario, así que
Jacobo prorrogó el Parlamento sin ganarse el consentimiento de éste. En este momento, los regimientos
ingleses del ejército estaban acampados en Hounslow, cerca de la capital. El ejército de Irlanda se purgó de
Protestantes que fueron reemplazados por Católicos, y en 1688 Jacobo tenía más de 34.000 hombres en
armas en sus tres reinos.

En Abril de 1688, Jacobo volvió a emitir la Declaración de Indulgencia y ordenó a todo el clero que la
leyese en sus iglesias. Cuando el Arzobispo de Canterbury, William Sancroft, y otros seis obispos (ver los
Siete Obispos) le escribieron a Jacobo, para solicitarle que reconsiderase su política, fueron arrestados bajo
los cargos de libelo sedicioso, pero en un juicio fueron exonerados bajo los vítores de la multitud en
Londres.

La situación reventó en 1688, cuando Jacobo tuvo un hijo; hasta entonces, el trono habría pasado a su hija,
María, una Protestante. La perspectiva de una dinastía Católica en las Islas Británicas, ahora era algo muy
probable. Algunos de los líderes del Partido Tory se unieron con los miembros Whig de la oposición y
salieron a resolver la crisis.
Conspiración: Guillermo III, rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, estatúder de Gueldres, Holanda,
Zealand, Utrecht y Overijssel.En 1686, un grupo de conspiradores se encontraron en Charborough House
en Dorset, para planear el derrocamiento de "la raza tirana de los Estuardo". En Junio de 1688, otra
conspiración fue lanzada desde Old Whittington, en Chesterfield, Derbyshire, para deponer a Jacobo y
reemplazarle por su hija María y su marido, Guillermo Enrique de Orange — ambos Protestantes y ambos
nietos de Carlos I de Inglaterra. Antes del nacimiento del hijo de Jacobo el 10 de junio, María había sido la
heredera al trono y Guillermo era el tercero en la línea de sucesión. Jacobo sin embargo, había querido
solamente tratarlos como posibles herederos, con la condición que aceptasen su posición pro-Católica, lo
cual ellos no habían querido aceptar por miedo a que la influencia Francesa llegase a ser demasiado
grande. Guillermo también era el estatúder de las principales provincias de la República Holandesa,
entonces en los estados preliminares para unirse a la Guerra de los Nueve Años en contra de Francia.
Guillermo ya había adquirido la reputación de ser el principal campeón en Europa de la causa Protestante
en contra del Catolicismo y del absolutismo Francés.

Todavía es materia de controversia si la iniciativa de la conspiración fue tomada por los ingleses o por el
estatúder y su esposa. Guillermo había estado tratando de influenciar la política Inglesa durante más de un
año, permitiendo al Gran Pensionario Gaspar Fagel la publicación de una carta abierta al pueblo Inglés en
noviembre de 1687, deplorando la política religiosa de Jacobo, y esta acción generalmente ha sido
interpretada como una apuesta encubierta por el reinado. El 18 de diciembre, el Duque de Norfolk avisó a
Jacobo de una conspiración proveniente del lado de su yerno. Desde el verano de 1687, Guillermo había
mantenido una correspondencia secreta con los principales líderes Whig. En ella no se había
comprometido a ninguna acción definida, pero se había alcanzado un compromiso que si Guillermo debía,
por cualquier razón, ascender al trono, lo haría (de acuerdo con su reputación anti-absolutista) con
moderación en el uso del poder Real, en compensación por un uso total de los recursos militares Ingleses
contra Francia. En abril de 1688 empezó a considerar seriamente la posibilidad de una intervención militar
y a buscar apoyo financiero y político para tal empresa.

Saltando al vuelo sobre la oportunidad de atraer a Inglaterra a la coalición anti-Francesa, ofrecida por la
crisis causada por la aparición del nuevo heredero Católico, Guillermo y María, planearon cuidadosamente
durante meses una invasión. Su principal problema, era el evitar cualquier impresión de conquista
extranjera y prepararon una invitación formal por parte de un grupo de notables, los Siete inmortales, que
consistían en un obispo y seis nobles, el 30 de junio. También el hombre de confianza de Guillermo, Hans
Willem Bentinck lanzó una campaña de propaganda en Inglaterra, presentando a Guillermo como un
verdadero Estuardo, pero uno que estaba "afortunadamente" libre (según los panfletos) de los vicios
habituales de los Estuardo, como el criptocatolicismo, el absolutismo y la corrupción. Mucho del apoyo
"espontáneo" posterior hacia Guillermo había sido organizado cuidadosamente por él y por sus agentes.

El problema siguiente fue el reunir una poderosa fuerza de invasión. Guillermo, financiado por la ciudad
de Amsterdam, después de secretas y difíciles negociaciones, hechas por Bentinck con el vacilante
burgomaestre de Amsterdam, durante el mes de junio, alquiló 400 transportes; Bentinck también negoció
los contratos de 14.000 mercenarios Alemanes de Brandenburgo, Würtemberg, Hesse-Kassel y Celle, para
guarnecer las fronteras Holandesas y liberar un número igual de tropas mercenarias de élite Holandesas,
para usarlas contra Inglaterra. Se obtuvo más apoyo financiero de las fuentes más disparatadas: el
banquero Judío Francisco Lopes Suasso prestó 2 millones de guilders; notablemente incluso el Papa
Inocencio XI, un inveterado enemigo de Luis XIV de Francia, hizo un préstamo. Aún así, Guillermo
todavía tuvo grandes problemas en convencer a la élite gobernante Holandesa, los regentes, que una
expedición tan cara era realmente necesaria.

Sin embargo, la política Francesa jugó a su favor. A últimos de septiembre, Luis XIV tomó todos los
barcos Holandeses presentes en los puertos Franceses, probando que la guerra con Francia era inminente.
El 27 de septiembre (según el Calendario gregoriano), Luis cruzó el Rín y entró en Alemania. El 29 de
septiembre los Estados de Holanda, se reunieron en sesión secreta y temiendo una alianza Franco-Inglesa,
aprovaron la operación, resolviendo convertir a los Ingleses en "útiles a sus amigos y aliados, y
especialmente a este estado". Aceptaron el argumento de Guillermo que un golpe preventivo era necesario
para evitar la repetición de los sucesos de 1672, cuando Inglaterra y Francia habían atacado conjuntamente
a la República. Ordenaron a la flota Holandesa de 53 barcos de guerra el escoltar a los transportes de
tropas. Esta flota estaba de hecho comandada por el Teniente Almirante Cornelis Evertsen el joven y por el
Vice Almirante Philips van Almonde, pero en consideración a las sensibilidades Inglesas se colocó bajo el
mando nominal del Contra-Almirante Arthur Herbert, el mismo mensajero que, disfrazado como un
marinero común, le había traído la invitación a Guillermo en La Haya. Aunque Guillermo mismo era
Almirante General de la República, se abstuvo del mando operacional, navegando notoriamente, en el yate
Den Briel, acompañado por el Teniente Almirante Willem Bastiaensz Schepers, el magnate naviero de
Rotterdam que había organizado la flota de transporte. Los Estados Generales permitieron al núcleo de los
regimientos del ejército de campo Holandés el participar bajo el mando del Mariscal Federico Schomberg.

Desembarco de Guillermo: Las preparaciones Holandesas, aunque realizadas con gran premura, no
podían permanecer en secreto. El embajador Inglés, el Marqués d'Albeville, avisó a su país: se va a
intentar una conquista absoluta, bajo las pretensiones especiales y ordinarias de la religión, la libertad, la
propiedad, y un Parlamento libre.... Luis XIV amenazó a los Holandeses con una declaración de guerra
inmediata, si se empeñaban en seguir adelante con sus planes. El embarque en las naves, comenzó el 22 de
septiembre (Calendario gregoriano), y se completó el 8 de octubre, y la expedición fue aprobada
ampliamente ese mismo día por los Estados de Holanda; ese mismo día Jacobo emitió una proclama a la
nación Inglesa para que se preparase para una invasión Holandesa. Durante 3 semanas, sin embargo, la
flota de invasión no pudo zarpar del puerto naval de Hellevoetsluis, por las adversas galernas del suroeste
que normalmente azotan en ese período y los Católicos, por todos los Países Bajos y las Islas Británicas
mantuvieron reuniones rezando para que este "viento del Papa" durase, pero a últimos de octubre llegó el
famoso "Viento protestante", cambiando a del este, permitiendo su marcha el 28 de octubre.

Apenas había alcanzado la flota el mar abierto, el viento cambió otra vez a del suroeste forzando a muchos
barcos a volver a puerto, volviendo solamente el 9 de noviembre el viento del este. La flota era cuatro
veces más grande que la Armada Invencible y tenía, incluyendo marineros y el tren de suministros, cerca
de 60.000 hombres y 5.000 caballos a bordo. La flota se reagrupó el 11 de noviembre y después navegó
hacia el norte en dirección a Harwich, donde Bentinck había preparado un lugar para el desembarco. Sin
embargo, fue forzada a ir en dirección sur cuando el viento volvió a rolar al norte, y navegó en una enorme
formación cuadrada, de 25 barcos de fondo. Entró en el Canal de la Mancha el 13 de noviembre,
saludando al Castillo de Dover y Calais simultaneamente para presumir de su tamaño.La armada Inglesa
colocada en el estuario del Támesis vio pasar por dos veces a los Holandeses, pero fue incapaz de
interceptarlos; la primera vez debido al fuerte viento del este, y la segunda por una marea no favorable.

Desembarcaron con un gran contingente en Brixham, Devon el 5 de noviembre de 1688 (Calendario


gregoriano). Guillermo fue aclamado con grandes muestras de apoyo popular (éste era el lugar alternativo
para el desembarco de Bentinck), y algunos hombres locales se unieron al ejército. El ejército de
Guillermo se componía de aproximadamente, 15.000-18.000 tropas de a pie, y unas 3.000 de caballería. Se
componía principalmente de 14.352 tropas regulares mercenarias Holandesas (realmente muchos de ellos
eran Escoceses, Escandinavos, Alemanes y Suizos), y de unos 5.000 voluntarios Ingleses y Escoceses con
un sustancial elemento Hugonote en la caballería y en los Guardias, así como de 200 negros de las
plantaciones de América.[4] Muchos de los mercenarios eran Católicos. [cita requerida] Jacobo en febrero
de 1688 había ordenado a todos sus súbditos Británicos el abandonar el servicio a los Holandeses, pero
pocos lo habían hecho. El 7 de noviembre (17 de noviembre según el Calendario gregoriano), el viento
roló al suroeste, impidiendo a la flota Inglesa que los perseguía, atacar el lugar del desembarco. Luis de
hecho, no declaró la guerra, esperando que el envolvimiento de los Holandeses en una más que probable
guerra civil Inglesa, haría que no pudiesen interferir en su campaña Alemana.

Guillermo consideraba que su veterano ejército tenía el tamaño suficiente para derrotar a cualquier fuerza
(todas bastante inexpertas) que Jacobo pudiera lanzar contra él, pero había decidido evitar los riesgos de
una batalla y mantener una actitud defensiva, en la esperanza que la posición de Jacobo se colapsaría al
final por sí misma. Así, desembarcó lejos del ejército de Jacobo, esperando que sus aliados Ingleses
tomasen la iniciativa actuando contra Jacobo, mientras él aseguraba su propia protección contra ataques
potenciales. Guillermo estaba preparado para esperar; había pagado a sus tropas tres meses de campaña
por adelantado. Un avance lento, tenía el beneficio añadido de no extender demasiado sus líneas de
suministro; las tropas Holandesas incluso estaban bajo órdenes estrictas de no forrajear, por miedo a que
pudieran degenerar en saqueos que pudiesen poner en contra a la población. En sus banderas se leía la
proclama: "Mantendré las libertades de Inglaterra y la Religion Protestante." "Je maintiendrai"
("Mantendré") era el lema de la Casa de Orange. El 9 de noviembre, Guillermo tomó Exeter. Desde el 12
de noviembre, en el norte, muchos nobles empezaron a declararse a favor de Guillermo. Sin embargo, en
las primeras semanas mucha gente evitaba cuidadosamente tomar partido; la nación como un todo, ni se
reagrupaba detrás de su Rey, ni daba la bienvenida a Guillermo, sino que esperaba pasivamente el
resultado de los acontecimientos.

Jacobo rechazó una oferta Francesa para enviar una fuerza expedicionaria. Sus fuerzas más adelantadas se
congregaron en Salisbury, y Jacobo partió para unirse a sus tropas el 19 de noviembre (Calendario
juliano). En medio de protestas anti-Católicas en Londres, llegó a ser evidente que las tropas no estaban
ansiosas por combatir, y que la lealtad de muchos de los comandantes de Jacobo era dudosa. La primera
sangre se vertió más o menos en este momento, en una escaramuza en Wincanton, Somerset, cuando las
tropas Realistas se retiraron después de derrotar a una pequeña partida de exploradores. El recuento de
bajas en ambos bandos fue de unas 15. En Salisbury, un preocupado Jacobo tuvo de pronto un serio
derramamiento de sangre por la nariz, lo que él tomó por un mala profecía, indicando que debía ordenar a
su ejército la retirada. El 23 de noviembre, Lord Churchill of Eyemouth, uno de los principales
comandantes de Jacobo, desertó al campo de Guillermo. El 26 de noviembre, la propia hija de Jacobo, la
Princesa Ana, hizo lo mismo. Ambos fueron pérdidas importantes. Jacobo volvió a Londres ese mismo día.
El 4 de diciembre, las fuerzas de Guillermo estaban esn Salisbury; el 7 de diciembre habían alcanzado
Hungerford, donde se encontraron con los Comisionados del Rey para negociar. En realidad, en este
momento, Jacobo solo estaba ganando tiempo, ya que ya había decidido huir del país. Jacobo estaba
convencido que no podía confiar en su ejército, y dio órdenes para desbandarlo. El 10 de diciembre hubo
un segundo choque entre los dos bandos, en la Batalla de Reading, una derrota para los hombres del Rey.
En diciembre hubo fuertes manifestaciones anti-Católicas en Bristol, Bury St. Edmuns, Hereford, York,
Cambridge y Shropshire. El 9 de diciembre una turba Protestante asaltó el Castillo de Dover, donde era
gobernador el Católico Sir Edward Hales, y lo tomó.

El 10 de diciembre, la Reina y el Príncipe de Gales huyeron a Francia. El 11 de diciembre, Jacobo intentó


escapar, tirando el Gran Sello del Reino al Támesis, en su huida. Sin embargo, fue capturado al día
siguiente por pescadores, cerca de Sheerness en la Isla de Sheppey. El día 11 los Lores espirituales y los
Lores temporales, decidieron pedirle a Guillermo que restaurase el orden. En la noche del día 11 hubo
disturbios y saqueos de las casas de los Católicos y muchas embajadas extranjeras de países Católicos en
Londres. La noche del 12 presenció un pánico de masas en Londres durante lo que se llamaría más tarde,
la Noche Irlandesa. Falsos rumores de un ataque inminente por parte del ejército Irlandés sobre Londres se
extendieron por la capital, y se reunió una multitud de cerca de 100.000 personas para defender la ciudad.

Después de volver a Londres el día 16, Jacobo fue recibido por la multitud con vítores. Ante esto tomó
ánimos, e intentó recomenzar el gobierno, incluso presidiendo una reunión del Consejo Privado. Entonces
recibió una petición para que se marchase de Londres por parte de Guillermo. Guillermo al mismo tiempo,
ordenó a todas las tropas Inglesas el abandono de la capital; no serían permitidas fuerzas locales en un
radio de 20 millas hasta la primavera de 1689. La armada Inglesa ya se había pronunciado a favor de
Guillermo. Jacobo fue llevado a Rochester, Kent bajo una guardia Holandesa el 18 de diciembre
(Calendario juliano), justo cuando Guillermo entraba en Londres. Jacobo escapó entonces a Francia el 23
de diciembre. La baja vigilancia puesta sobre Jacobo, y la decisión de permitirle estar tan cerca de la costa,
indica que Guillermo podría haber esperado que una fuga con éxito de su suegro, podía evitarle la
dificultad de decidir qué hacer con él. Especialmente cuando todavía era fuerte la memoria de la ejecución
de Carlos I. Jacobo, con su huida, ayudó a asegurar que la toma del poder por parte de Guillermo estuviese
más segura. El 26 Guillermo, siguiendo el consejo de sus alíados Whig, convocó una asamblea de todos
los Miembros del parlamento que habían sobrevivido el reinado de Carlos II, puenteando así a los Toris del
Parlamento Leal de 1685. Esta asamblea convocó una Convención y el 28, Guillermo acepto las
responsabilidades del gobierno. Aunque Jacobo había huido del país, el 30 Guillermo (en una
conversación con el Marqués de Halifax) estaba amenazando con no quedarse en Inglaterra "si el Rey
Jacobo vuelve otra vez", y estaba decidido a regresar a Holanda "si ellos le iban a nombrar (a Guillermo)
Regente".[5]

Guillermo se convierte en Rey: En 1689, la Convención del parlamento llegó a un acuerdo y declaró que
la huida de Jacobo significaba una declaración de abdicación. El trono les fue ofrecido a Guillermo y a
María como gobernantes conjuntos, un arreglo que ambos aceptaron (Guillermo demandó el título de rey y
desdeñó la oficina de regente). El 13 de febrero de 1689 (Calendario gregoriano), María II y Guillermo III
accedieron conjuntamente al trono de Inglaterra. Aunque su sucesión al trono Inglés fue relativamente
pacífica, se vertería mucha sangre antes que la autoridad de Guillermo fuese aceptada en Irlanda y
Escocia.

Levantamientos Jacobitas:

Artículos principales: Guerra Guillermina de Irlanda y Levantamientos Jacobitas

Jacobo había cultivado el apoyo de los bordes de sus Tres Reinos - en la Católica Irlanda y las Highlands
de Escocia. Los seguidores de Jacobo, conocidos como Jacobitas, estaban preparados para resisitir lo que
veían como un golpe ilegal mediante la fuerza de las armas. Un levantamiento se produjo en Escocia en
apoyo de Jacobo en 1689, la Primera rebelión Jacobita, dirigida por John Graham de Claverhouse,
conocido como "Bonnie Dundee", que levantó un ejército de clanes de las Highlands. En Irlanda, los
Católicos locales dirigidos por Richard Talbot, 1er Earl de Tyrconnell, que había sido discriminado por
anteriores monarcas Ingleses, tomó todos los lugares fortificados del reino excepto Derry, para conservar
el Reino para Jacobo. Jacobo mismo desembarcó en Irlanda con 6.000 tropas Francesas para tratar de
recuperar el trono en la Guerra Guillermina de Irlanda. La guerra duró desde 1689-1691. Jacobo huyó de
Irlanda después de una humillante derrota en la Batalla del Boyne, pero la resistencia Jacobita no se
terminó hasta después de la Batalla de Aughrim en 1691, cuando aproximadamente la mitad de su ejército
fue muerto o cogido prisionero. Los Jacobitas Irlandeses se rindieron en el Tratado de Limerick el 3 de
octubre de 1691. Inglaterra se mantuvo relativamente en calma a través de todo este episodio, aunque
algunos Ingleses Jacobitas lucharon a su lado en Irlanda. El levantamiento Jacobita en las Highlands de
Escocia, fue extinguido a pesar de la victoria Jacobita en la Batalla de Killiecranckie, debido a la muerte
de Claverhouse, su líder.

Los sucesos de 1688 y sus consecuencias pueden verse de esta manera como más un golpe de Estado,
conseguido por la fuerza de las armas, que una auténtica revolución. Muchos, particularmente en Irlanda y
Escocia, continuaron viendo a los Estuardo como los monarcas legítimos de los Tres Reinos, y hubo aún
más rebeliones Jacobitas en Escocia, en 1715 y 1745.
Legado: La Revolución de 1688 se considera por algunos como uno de sucesos más importantes en la
larga evolución de poderes poseídos por el Parlamento y por la Corona de Inglaterra. Con el paso de la
Declaración de Derechos, se erradicó cualquier posibilidad para una monarquía Católica, y hacia cualquier
movimiento hacia la monarquía absoluta en las Islas Británicas mediante el acotamiento de los poderes del
monarca. Los poderes del Rey fueron restringidos fuertemente; ya no podía suspender las leyes, crear
impuestos, o mantener un ejército permanente durante tiempo de paz sin el permiso del Parlamento. Desde
1689, Inglaterra, y más tarde el Reino Unido, ha sido gobernado bajo un sistema de monarquía
constitucional, y lo ha sido ininterrumpidamente. Desde entonces, el Parlamento ha ganado cada vez más
poder, y la Corona lo ha perdido progresivamente. A diferencia de la guerra civil de mediados del siglo
XVII, la "Revolución Gloriosa" no involucró a las masas de gente corriente. Esto ha conducido a muchos
historiadores a sugerir que los sucesos se parecen más a un golpe de Estado que una revolución social.[6]

El nuevo rey de Inglaterra, Guillermo III de Inglaterra, había pertenecido a la Iglesia Reformada
Holandesa, tan opuesta a la Iglesia de Inglaterra, antes de su llegada. Consecuentemente, la Revolución
condujo al Acta de Tolerancia de 1689, que garantizaba la tolerancia a los Protestantes no-conformistas,
pero no a los Católicos. La victoria de Guillermo en Irlanda todavía se conmemora por la Orden de
Orange, por preservar la dominancia Británica y Protestante en el país.

La Revolución Gloriosa (o Revolución de 1688) espoleó un re-examen de muchas creencias políticas.


Habiendo esperado largo tiempo el aumentar la autoridad del Parlamento a expensas de la monarquía, un
grupo disidente conocido como Whigs, se pusieron al servicio del nuevo régimen.

Notas

[1] Inglaterra, Escocia, e Irlanda compartieron un rey a la vez durante un tiempo, pero todavía eran reinos
separados con sus parlamentos propios - Permanecerían así hasta el Acta de Unión (1707) entre Inglaterra
y Escocia para formar el Reino de Gran Bretaña, y el Acta de Unión (1800) entre Gran Bretaña e Irlanda -
así que es posible describir a la Revolución como incruenta si se mira desde un punto de vista centrado en
lo inglés.
[2] Catholic Encyclopædia (en inglés).
[3] 'De Derde Engelse Oorlog werd definitief "Glorious Revolution" (glorieuze revolutie) genoemd.' ("La
Tercera Guerra Inglesa fue decidida finalmente mediante la incursión de un ejército Holandés (aunque
tuviese un porcentaje alto de mercenarios)bajo [el mando] de Guillermo III, con la invitación de muchos
nobles ingleses. El consiguiente cambio en el poder se llama la "Revolución Gloriosa" en Gran Bretaña.")
Extracto de De Geschiedenis van de Nederlanden, J.C.H. Blom y E. Lamberts. Publicado por HBuitgevers,
2001.
[4] Robert Beddard, A Kingdom without a King: The Journal of the Provisional Government in the
Revolution of 1688 (Phaidon, 1988), p. 19.
[5] H. C. Foxcroft, The Life and Letters of Sir George Savile, Marquis of Halifax: Volume II (London,
1898), pp. 203–4. Quoted in Beddard, p. 65.
[6] La importancia del suceso ha dividido a los historiadores desde que Friedrich Engels la juzgó como
"un suceso relativamente pequeño".[cita requerida]
Ana I de Gran Bretaña, reina de Gran Bretaña e Irlanda

Reinado 8 de marzo de 1702-1 de agosto de 1714


Coronación 23 de abril de 1702
Nacimiento 6 de febrero de 1665
palacio de St. James
Fallecimiento 1 de agosto de 1714
palacio de Kensington
Entierro abadía de Westminster
Predecesor Guillermo III
Sucesor Jorge I
Consorte Jorge de Dinamarca
Descendencia Guillermo de Dinamarca
Casa Real Casa de Estuardo
Padre Jacobo II de Inglaterra
Madre Ana Hyde

Ana I de Estuardo, fue reina de Inglaterra, Escocia e Irlanda desde el 8 de marzo de 1702 hasta su muerte.
El 1 de mayo de 1707, Inglaterra y Escocia se unieron en un sólo reino, por lo que Ana se convirtió en la
primera soberana de la Gran Bretaña. Fue la última soberana británica de la casa de los Estuardo; Le
sucedió en el trono un primo distante, Jorge I, de la casa de Hannover.

Su vida estuvo marcada por muchas crisis relacionadas con la sucesión de la corona. Su padre, el católico
Jacobo II, había sido depuesto en 1688; su hermana y cuñado se convirtieron entonces en los reyes María
II y Guillermo III. El que ni ella ni su hermana pudieran tener hijos que llegaran a adultos, ya que, sin un
heredero protestante, el hijo de Jacobo II, Jacobo Francisco Eduardo, podría reclamar la corona. Es por esa
razón que el Parlamento aprueba una Ley que permite que el trono pase a la casa de Wittelsbach. Cuando
el Parlamento de Escocia rechazó aceptar la opción del Parlamento inglés, las varias táctica coactivas
(tales como lisiar la economía escocesa poniendo restricciones al comercio) fueron utilizadas para
asegurarse de la cooperación de Escocia. El Acta de Unión de 1707 (que unió Inglaterra y Escocia en Gran
Bretaña) fue un producto de negociaciones subsecuentes.

El reinado de Ana fue marcado también por el desarrollo del sistema bipartidista. Ella prefería en lo
personal el partido Tory, pero sufrió el ataque de los Whigs. Su más cercana amiga y posiblemente más
influyente consejera fue Sarah Jennings, cuyo esposo, John Churchill, 1er duque de Marlborough, dirigió
las tropas inglesas en la Guerra de Sucesión Española.

Biografía: Ana nació en el palacio de St. James, en Londres, el 6 de febrero de 1665, siendo la cuarta
-pero segunda hija superviviente- de los 8 hijos de Jacobo, duque de York, futuro Jacobo II de Inglaterra, y
de Ana Hyde.

Ana y su hermana mayor, María eran los únicos hijos del duque y la duquesa de York en llegar a la
adultez. Ana sufrió de niña una infección ocular; para el tratamiento médico, fue enviada a Francia. Allí
vivió con su abuela, Enriqueta María de Francia, y al morir ella pasa a residir con su tía, Enriqueta Ana,
duquesa de Orleans. Ana volvió de Francia en 1670. Cerca de 1673, Ana conoció a Sarah Jennings, que se
convirtió en una de su amiga más cercana y uno de sus consejeros más influyentes. Jennings se casó más
adelante a John Churchill (el duque futuro de Marlborough), que sería más adelante uno de los generales
más importantes de Ana.
Cerca de 1672, la conversión de su padre al catolicismo romano se hizo pública. Sin embargo, de acuerdo
a las órdenes del rey Carlos II, Ana y a su hermana María fueron educadas como estrictas protestantes. En
1678 Ana acompañó a su madrastra María de Módena a Holanda, y en 1679 se unió a su padre en el
exterior y luego en Escocia.

Su matrimonio con Jorge de Dinamarca: El 28 de julio de 1683, en el palacio de St. James, Ana se casó
con el príncipe protestante Jorge de Dinamarca, hermano del rey Christian V, una unión impopular debido
a las inclinaciones francesas del país natal del novio, pero que fue de una gran felicidad doméstica, el
príncipe y princesa que eran de caracteres similares y preferían el retiro y la tranquilidad a la vida en el
gran mundo. De este matrimonio nacieron 19 hijos; pero desafortunadamente, ninguno de ellos llegaría a
la adultez:

Una hija (n. muerta, 12.5.1684).


María (n. palacio de Whitehall, 2.6.1685 - m. castillo de Windsor, 8.2.1687).
Ana Sofía (n. castillo de Windsor, 12.5.1686 - m. castillo de Windsor, 2.2.1687).
Un hijo (n. muerto, 21.1.1687).
Un hijo (n. muerto, 22.10.1687).
Un aborto (16.4.1688).
Un aborto (X.1688).
Guillermo Enrique (n. Hampton Court, 24.7.1689 - m. castillo de Windsor, 30.7.1700), duque de
Gloucester.
María (n. y m. palacio de St. James, 14.10.1690).
Jorge (n. y m. Sion House, Brentford, Middlesex, 17.4.1692).
Una hija (n. muerta, Berkely House, 23.3.1693).
Una hija (n. muerta, 21.1.1694).
Una hija (n. muerta, 18.2.1695).
Un hijo (n. muerto, castillo de Windsor, 25.3.1696).
Unos hijos gemelos (n. muertos, 25.3.1697).
Un hijo (n. muerto, XII.1697).
Carlos (n. y m. castillo de Windsor, 15.9.1698).
Un hijo (n. muerto, 25.1.1700).
María también se había casado con un príncipe protestante: Guillermo III de Orange. Cuando el rey Carlos
II murió en 1685 (convirtiéndose al catolicismo romano en su lecho de muerte), el padre de Ana ascendió
el trono como Jacobo II. Jacobo, deseoso de un sucesor católico, sugirió a la princesa Ana que él intentaría
hacerla su heredera (excluyendo a María) con la condición de que abrazara el catolicismo romano. El
proyecto fue en vano por el fervor pronunciado de Ana por la Iglesia de Inglaterra, y más allá de haberle
enviado libros y panfletos católicos, Jacobo parece no haber hecho ninguna tentativa de forzar a su hija a
un cambio de fe y siguió tratándola con amabilidad.

La tentativa de Jacobo de conceder la tolerancia religiosa a los católicos romanos no fue bien recibida por
los ingleses. La alarma pública aumentó cuando la esposa de Jacobo II, María de Módena, dio a luz a un
hijo, Jacobo Francisco Eduardo, el 20 de julio de 1688, con lo que llegó a ser evidente el inicio de una
dinastía católica. Ana no estaba presente en la ocasión, pues había ido a Bath, y esto dio lugar a la creencia
que el niño era un impostor; pero es más probable que el deseo de Jacobo de excluir a todos los
protestantes de los asuntos de Estado fuera la causa verdadera.

Ahora nunca estaré satisfecha -escribió Ana a María-, lo del niño no sé si sea verdad o falso. Puede que en
realidad es nuestro hermano, pero sólo Dios lo sabe... uno no puede dejar de tener mil miedos y
pensamientos melancólicos, pero cualesquiera que sean los cambios que puedan suceder, siempre me
encontrarás firme en mi religión. Sinceramente.
En años posteriores, sin embargo, ella no tuvo ninguna duda de que el Viejo Pretendiente era su hermano.

La hermana y el cuñado de la princesa Ana, María y Guillermo, posteriormente invadieron Inglaterra para
destronar al impopular y despótico Jacobo II. James trató de huir del reino el 11 de diciembre de 1688,
pero fue capturado; doce días más tarde, sin embargo, tiene éxito en un segundo intento.

Durante los acontecimientos inmediatamente anteriores a la Revolución Gloriosa, Ana mantuvo al margen
de todo. Su última conducta fue influenciada probablemente por los Churchill; y prohibida sin embargo
por Jacobo, para pagar a Maria una visita proyectada en el verano de 1688, ambas hermanas se envían
cartas, y sin ninguna duda Ana estaba enterada de los planes de Guillermo. Su posición ahora era muy
crítica y dolorosa. Ella rechazó demostrar cualquier condolencia con el rey después de que Guillermo
hubiera llegado a Inglaterra en noviembre, y escribió, con el consejo de los Churchill al príncipe de
Orange, declarando su aprobación a su acción invasora. Churchill abandonó a rey en el 24, el príncipe
Jorge el 25, y cuando Jacobo volvió a Londres el 26, encontró que Ana y Sarah Churchill, durante la noche
anterior habían seguido el ejemplo de sus maridos. Escapándose del palacio de Whitehall por una escalera
trasera se pusieron bajo cuidado del obispo de Londres, pasaron una noche en su casa, y llegaron
posteriormente el 1 de diciembre a Nottingham, en donde la princesa primero se dio a conocer y designa
un consejo. Después ella pasó por Leicester, Coventry y Warwick, finalmente entra en Oxford, en donde
ella se encontró con el príncipe Jorge, triunfante, escoltado por una gran compañía. Como María, la
censuraron por no demostrar ninguna preocupación con las noticias de la huida del rey, pero su
justificación era que "a ella nunca le gustó hacer cualquier cosa que pareciera una hipocresía". Volvió a
Londres el 19 de diciembre, siendo visitada inmediatamente por Guillermo.

Los nuevos reyes, Guillermo y María: En 1689, una Convención Parlamentaria fue abierta y declaró que
Jacobo había abdicado el reino cuando trató de huir, y que el trono estaba por lo tanto vacante. La corona
fue ofrecida -y aceptada enseguida-, a Guillermo y María, que gobernaron como monarcas en conjunto. El
Acta de Derechas sancionó la sucesión al trono; La princesa Ana y sus descendientes estarían en la línea
de la sucesión después de los posibles hijos de Guillermo y María. Después de ellos, tenía derecho
cualquier descendiente de Guillermo en un segundo matrimonio.

Poco después de subir al trono, Guillermo y María recompensan a Lord Churchill concediéndole el
condado de Marlborough. El trato que se dio a los Marlborough más adelante no fue, sin embargo, nada
amistoso. En 1692, sospechando que Lord Marlborough era un jacobita (es decir, uno de los que creía que
Jacobo II era el monarca legítimo), María II lo despidió de todos sus cargos. Posteriormente quitaron a
Lady Marlborough del servicio a la casa real, lo que motivó que la princesa Ana deje airadamente su
residencia real para trasladarse a Sion House, el hogar de los Marlborough. Entonces privaron a la princesa
Ana de su escolta de honor, y prohibieron a los guardias de los palacios reales saludar a su marido como
correspondía a su rango.

Cuando María II murió de viruela en 1694, Guillermo III continuó reinando en solitario. Intentando
mejorar su prestigio ante los ingleses (que había sido siempre mucho menor que el de su esposa), restauró
a Ana en todos sus honores, permitiéndole que ella resida en el palacio de St. James. Pero, al mismo
tiempo, Guillermo la mantuvo al margen de todo y se frenó de designarla regente del reino durante su
ausencia. En 1695, Guillermo intentó ganar el favor de Ana restaurando a Lord Marlborough en todos sus
cargos. Entonces, Ana dio toda su ayuda y apoyo al gobierno de Guillermo, aunque sobre por aquél
tiempo, en 1696 -al parecer- ella escribió a su padre pidiédole su consentimiento para tomar la corona a la
muerte de Guillermo, y prometiéndole su restauración cuando fuera conveniente. El rumor infundado de
que Guillermo comtemplaba colocar en la sucesión después de su muerte al hijo de Jacobo, con tal que lo
educaran como un protestante en Inglaterra, pudo haberla alarmado.
Entretanto, Ana y su esposo Jorge sufrieron de una serie de tragedias personales. Para el año 1700, la
futura reina había quedado embarazada en 18 oportunidades; todos los hijos, excepto uno, nacieron
muertos o perecieron antes de cumplir los 2 años de edad -también sufrió algunos abortos-. El único hijo
que sobrevivió los peligrosos primeros años de infancia, Guillermo, duque de Gloucester, murió a los 11
años de edad, el 29 de julio de 1700, precipitándose una crisis en la sucesión. Guillermo y María no habían
tenido hijos; así, la princesa Ana, presunta heredera del trono, era la única que quedaba en la línea de
sucesión establecida por el Acta de Derechos. Si la línea de sucesión quedara extinguida totalmente, habría
llegado a ser muy simple para el depuesto rey Jacobo II reclamar el trono. Para imposibilitar a un católico
obtener la corona, el Parlamento decretó el Acta de Establecimiento (1701), la cual estipulaba que, a falta
de descendientes de la princesa Ana y de Guillermo III en cualquier unión futura, la corona pasaría a Sofía,
electora de Hannover, y a sus descendientes, por ser la más cercana pariente protestante.

Desde la muerte de su hijo, Ana firma las cartas que escribe a Lady Marlborough como "su pobre
desafortunada". A falta de descendencia propia, la opción personal de Ana tendría que haberse inclinado en
ese tiempo a su padre o a algún miembro de su familia, que estaba entonces en Saint-Germain-en-Laye.
Sin embargo, notando la necesidad de un sucesor protestante, ella consintió el Acta de Establecimiento. No
obstante, ella vistió de luto cuando su padre murió unos meses más tarde, en 1701. Sin embargo, no llegó a
tener una relación muy cercana con su medio-hemano, el hijo y heredero de Jacobo II, Jacobo Francisco
Eduardo (el "Viejo Pretendiente").

Se corona como reina: Guillermo III murió el 8 de marzo de 1702, siendo entonces sucedido por Ana, que
fue coronada el 23 de abril en la abadía de Westminster. Por ese tiempo, la Guerra de Sucesión Española
comenzó; estaba en controversia el derecho de Felipe, nieto del rey Luis XIV de Francia, de subir al trono
español. Aunque Felipe fue nombrado sucesor en el testamento del anterior rey de España, Carlos II,
muchos de los países europeos se opusieron, temiendo que la dinastía de Borbón llegara a tener demasiado
poder. El testamento incluyó una cláusula que estipulaba que Felipe debía renunciar a sus derechos al
trono de Francia, pero Luis XIV no temía aceptar esta condición, que creía que podía anularla en caso de
que varios de sus herederos murieran (esto no era una preocupación infundada: la viruela mató a la
mayoría de la familia real francesa poco antes su muerte en 1715, dejando el trono a su bisnieto de 5 años,
Luis XV). Inglaterra también había sido amenazada por Luis XIV, al ser proclamado Jacobo Estuardo, el
Viejo Pretendiente, como "Jacobo III de Inglaterra" a la muerte de Jacobo II. Por lo tanto, Inglaterra apoyó
las demandas del rival de Francia, el archiduque Carlos de Habsburgo, el primo austriaco del difunto rey
español.

La Guerra de Sucesión Española (conocida en Norteamérica como La Guerra de la reina Ana, la segunda
de las guerras indio-francesas) continuaría hasta los últimos años del reinado de Ana, y dominaría la
política extranjera y nacional. Poco después de su accesión al trono, nombró Gran Lord Almirante a su
marido, dándole el control de la Marina de Guerra Real. Ana otorgó el control del ejército a Lord
Marlborough, designándolo Capitán General. Aquél también recibió numerosos honores de la reina; fue
creado un caballero de la Orden de la Jarretera y fue elevado al rango ducal. La flamante duquesa de
Marlborough fue agraciada con el cargo de Señora de los Trajes, el honor más alto al que una dama podía
aspirar en la corte.

El primer Ministerio de Ana era sobre todo Tory; a la cabeza estaba Sidney Godolphin, primer barón
Godolphin. Los Whigs -que eran, al contrario de los Tories, partidarios vigorosos de la Guerra de Sucesión
Española- se convertieron en un partido mucho más influyente después de que el duque de Marlborough
obtuviera una gran victoria en la batalla de Blenheim en 1704. Los Whigs se hicieron rápidamente con el
poder; pronto, debido a la influencia de Marlborough, quitaron a casi todos los Tories de los ministerios.
Lord Godolphin, aunque era un Tory, se alió con Marlborough para asegurar su continuidad en el cargo.
Aunque Lord Godolphin era el jefe nominal del ministerio, el poder en realidad lo ejercían el duque de
Marlborough y los dos Secretarios de Estado (Carlos Spencer, 3er conde de Sunderland y Roberto Harley,
1er conde de Oxford y Mortimer). Si uno puede observar cuidadosamente se daría cuenta de que el hijo de
Lord Godolphin se casó con una de las hijas del duque de Marlborough, y que Lord Sunderland era
también yerno de Marlborough. Varios otros se beneficiaron del nepotismo de Marlborough.

Las tentativas de unificación de los reinos: Los siguientes años del reinado de Ana estuvieron marcados
por las tentativas de convertir a Inglaterra y Escocia en un solo reino. Cuando fue aprobada el Acta de
Establecimiento en 1701, el Parlamento Inglés había cometido la negligencia de no consultar al
Parlamento de Escocia o a los Estados de Escocia, que, además, intentaron preservar la dinastía Estuardo.
En 1704 fue aprobada en Escocia el Acta de Seguridad; allí se estipulaba que si la reina moría sin
descendencia, se concedía a los Estados el poder de elegir al siguiente monarca escocés entre los
descendientes protestantes de la casa real de Escocia. La persona elegida por los Estados no tenía que ser
necesariamente la misma que subiera al trono inglés, a menos que varias condiciones religiosas,
económicas y políticas fueran aceptadas por el elegido. Aunque no era lo políticamente más conveniente,
el Acta obtuvo el asentimiento real cuando el Parlamento Escocés amenazó con retirar las tropas escocesas
del duque de Marlborough en Europa y negarse a pagar los impuestos. El Parlamento Inglés -que temía
que una Escocia independiente restaurara la Alianza de Auld con Francia- respondido con el Acta de
Alienación (1705), que impuso grandes sanciones económicas y por la cual los súbditos escoceses serían
declarados extranjeros (quedando con el grave peligro de perder las propiedades que tuvieran en
Inglaterra), a menos que Escocia aprobara el Acta de Seguridad o aceptara la unión con Inglaterra. Los
Estados eligieron la segunda opción, y se designaron comisionados para negociar los términos de la unión.
Los Artículos de la Unión fueron aprobados por los comisionados el 22 de julio de 1706, y fueron
aceptados por el Parlamento Escocés (pese a una oposición abrumadora de la mayoría de escoceses) el 16
de enero de 1707. De acuerdo al Acta, Inglaterra y Escocia se convirtieron en un solo reino llamado Gran
Bretaña el 1 de mayo de 1707.

Las relaciones de la reina con la duquesa de Marlborough comenzaron a deteriorarse desde 1707. La
duquesa había probado ser una intrigante, y había sido desplazada del favor real por otra de las amigas de
la reina, Abigail Masham. Lady Masham, prima de la duquesa de Marlborough, estaba también
emparentada con uno de los ministros Whig de Ana, Roberto Harley. Con la ayuda de Lady Masham,
Harley ejerció una gran influencia sobre la reina. Al ver el nuevo poder que ejercía Harley, Lord
Godolphin y el duque de Marlborough se mostraron profundamente celosos, buscando entonces su
despido. Ana fue obligada a aceptar la dimisión de Harley en 1708. Un grupo cinco Whigs -Lord
Sunderland, Thomas Wharton, 1er conde de Wharton, Juan Somers, 1er barón Somers, Carlos Montagu,
1er barón Halifax y Roberto Walpole- dominaron la política, siendo conocidos como "La Junta". Además,
Harley continuó conservando su influencia en la reina como consejero privado.

El marido de Ana, Jorge de Dinamarca, murió el 28 de octubre de 1708. Su liderazgo del Ministerio de
Marina era impopular entre los líderes Whig; mientras él estaba en su lecho de muerte, algunos Whigs
habían comenzaron a preparar una moción para solicitar que fuera removido de su cargo de Gran Lord
Almirante. Ana se vio obligada a apelar al duque de Marlborough para asegurarse de que la moción no
fuera realizada. Después de la muerte de su marido, sin embargo, Ana se distanció aún más de la duquesa
de Marlborough, prefiriendo la compañía mucho más respetable de Abigail Masham. La reina terminó su
amistad con Lady Marlbororugh en 1709.

La caída de los Whigs se dio rápidamente a la par que la costosa Guerra de Sucesión Española se volvía
cada vez más impopular en Inglaterra; Roberto Harley era particularmente hábil al usar el costo de la
guerra para motivar al electorado e inclinarlo a su favor. Se desata el furor público después de que el Dr.
Enrique Sacheverell, un clérigo Tory que atacó el gobierno Whig por la tolerancia a los disidentes
religiosos, fue procesado bajo el cargo de sedición. Para mayor humillación de los Whigs, no se pudo
obtener la sentencia deseada; El Dr. Sacheverell fue simplemente suspendido de predicar por tres años, y
no tuvo que enfrentar el encarcelamiento, como algunos Whigs habían esperado. En las elecciones
generales de 1710, un populacho descontento votó a favor de los Tories, quienes ganaron por amplia
mayoría.

Marlborough seguía siendo demasiado influyente para ser removido de sus cargos, pero sus parientes
pronto comenzaron a perder sus puestos. Lord Godolphin fue despedido el 7 de agosto de 1710; el nuevo
ministerio fue dirigido por Roberto Harley e incluyo a Enrique St. John. El nuevo gobierno Tory comenzó
a buscar la paz en la Guerra de Sucesión Española, porque (como lo probaran los últimos acontecimientos)
la victoria de Austria (aliada de Gran Bretaña) sería tan perjudicial para los intereses británicos como si
ganara Francia. Los Tories estaban listos para firmar la paz, aceptando que el nieto del rey francés subiera
al trono de España, pese a la fuerte oposición de los Whigs, que no querían ver a un Borbón en el trono
español.

El conflicto fue resuelto por acontecimientos exteriores: el hermano mayor del archiduque Carlos (a quién
los whigs apoyaban), el emperador José I, murió convenientemente de viruelas en 1711 y el archiduque
Carlos hereda entonces Austria, Hungría y el trono Imperial. Darle también el trono español -a lo cual él
había aspirado todo este tiempo-, ya no era importante para Gran Bretaña, pues esto lo hubiera hecho
demasiado poderoso. Pero cuando el Tratado de Utrecht (1713) fue enviado a Inglaterra para la ratificación
del Parlamento, los Whigs idearon la forma de frenar las ambiciones del Borbón. En la Cámara de los
Comunes, la mayoría Tory era inatacable, pero no era de la misma manera en la Cámara de los Lores. Para
bloquear el plan de paz, los Whigs hicieron una alianza con Daniel Finch, 2do conde de Nottingham y los
asociados Tories que tenía entre los Lores. Viendo la necesidad de una acción decisiva, la reina y su
ministerio despidieron al duque de Marlborough, concediendo el mando de las tropas británicas a Jacobo
Butler, 2do duque de Ormonde. Para borrar a la mayoría Whig de la Cámara de los Lores, Anne creó 12
nuevos pares (uno los cuales era el marido de Abigail Masham) en un solo día. Una creación tan grande de
pares era algo sin precedentes; de hecho, Isabel I había concedido pocos títulos nobiliarios en casi
cincuenta años de reinado que Ana en un solo día.

Fin de la guerra de sucesión española: Bajo los términos del tratado de Utrecht, a Felipe, nieto del rey
francés Luis XIV, le fue permitido permanecer en el trono de España, y conservar las colonias del Nuevo
Mundo. El resto de la herencia española, sin embargo, fue dividido entre varios príncipes europeos; Gran
Bretaña obtuvo los territorios españoles de Gibraltar y de Menorca. Varias colonias francesas en
Norteamérica fueron también cedidas a Gran Bretaña. Así terminaba la intervención inglesa en la Guerra
de Sucesión Española (o "La Guerra de la reina Ana").

Su muerte: Ana cayó enferma víctima de un ataque de gota, complicándose su salud por una infección
que le produjeron las erisipelas que padecía. Estas enfermedades le causan un absceso y fiebre, falleciendo
en el palacio de Kensington, aproximadamente a las 7 de la noche del 1 de agosto de 1714, a los 49 años
de edad. Su cuerpo estaba tan hinchado que cuando fue enterrado en la abadía de Westminster se tuvo que
utilizar un ataúd dos veces más ancho de lo normal.
John Locke
Nacimiento
Wrington, Somerset, Inglaterra, 29 de agosto de 1632

Fallecimiento
Oates, Essex, Inglaterra, 28 de octubre de 1704

Escuela/Tradición
Contrato Social, Derecho natural, Empirismo

Pensador inglés considerado como el padre del empirismo y del liberalismo.

Biografía: (1632-1704) John Locke nació cerca de Bristol, Inglaterra, un 29 de Agosto de 1632. Se educó
en la Westminster School y en la Christ Church de Oxford. En 1658 se convirtió en tutor y profesor de
Griego y Retórica. Más tarde volvió a Oxford y estudió medicina.

Tras algunas vicisitudes en el mundo de la política internacional, que le valieron no pocos problemas,
Locke volcó la experiencia de su vida intelectual en dos obras cumbre: Ensayo sobre el Entendimiento
Humano (1690) y Pensamientos sobre Educación (1692). La última parte de su vida fue dedicada a tareas
administrativas y económicas, hasta que murió en Oates, el 27 de octubre de 1704.

La fama de Locke es mayor como filósofo que como pedagogo. Prácticamente todo el pensamiento
posterior fue influido por su empiricismo, hasta desembocar en el escepticismo de Hume. En lo
pedagógico, Locke no pretendió crear un sistema educativo, sino explicar los lineamientos de la educación
para los hijos de la nobleza, no obstante lo cual sus ideas representan tanto un reflejo de la percepción
pedagógica de su tiempo como una reflexión profunda sobre sus bondades, defectos y alcances.

Bases de su pensamiento: Su epistemología niega la existencia del innatismo y el determinismo


considerando el conocimiento de origen sensorial, por lo que rechaza la idea absoluta en favor de la
probabilística matemática. Para Locke, el conocimiento solamente alcanza a las relaciones entre los
hechos, al cómo, no al por qué. Por otra parte cree percibir una armonía global, apoyado en creencias y
supuestos evidentes por sí mismos, por lo que su pensamiento también contiene elementos propios del
racionalismo y el mecanicismo.

Cree en un Dios creador cercano a la concepción calvinista del gran relojero, basando su argumentación en
nuestra propia existencia y la imposibilidad de la nada de producir el ser. De la esencia divina solamente
pueden ser conocidos los accidentes y sus designios solamente pueden ser advertidos a través de las leyes
naturales.

Trata la religión como un asunto privado e individual, que afecta solamente a la relación del hombre con
Dios, no a las relaciones humanas. En virtud de esta privatización el hombre se libera de su dependencia
de la disciplina e imposiciones eclesiásticas y sustrae la legitimidad confesional a la autoridad política,
puesto que considera que no hay base bíblica para un estado cristiano.

Considera la ley natural un decreto divino que impone la armonía global a través de una disposición
mental (reverencia, temor de Dios, afecto filial natural, amor al prójimo), concretada en acciones
prohibidas (robar, matar y en definitiva toda violación de libertad ajena), que obligan en favor de la
convivencia.
Empirismo: Parte de la responsabilidad del éxito de las ideas de John Locke nace del hecho de que trataba
problemas que realmente preocupaban a las personas de su época. Casi al principio de su Ensayo sobre el
entendimiento humano (1690), escribe: "Nuestra posición aquí no es conocer todas las cosas, sino aquellas
que afectan a nuestra conducta".colegio campoalegre bogota!

Afirmaba que la mente de una persona en el momento del nacimiento es como una tabula rasa, una hoja en
blanco sobre la que la experiencia imprime el conocimiento, y no creía en la intuición o teorías de las
concepciones innatas. También mantenía que todos los individuos nacen libres, independientes e iguales.

Decía que la fuente de las ideas es la experiencia. Se preguntó cuál es la esencia, el origen y el alcance del
conocimiento humano. Para contestar estas preguntas, Locke parte de Descartes y su clasificación de las
ideas en innatas, adventicias y ficticias. Niega la existencia de las ideas innatas y se pregunta el origen de
las otras dos, encontrando dos fuentes posibles: la sensación y la reflexión

Ve a los procesos sensoriales como encuentros pasivos con las propiedades físicas de los objetos, que de
manera aditiva hacen a un todo que es igual a la suma de sus partes.

Política: En política, John Locke es considerado el padre del liberalismo moderno. Propone que la
soberanía emana del pueblo, que la propiedad privada es el derecho básico, anterior a la constitución de los
estados, y que el Estado tiene como misión principal proteger ese derecho, así como las libertades
individuales de los ciudadanos. También sostiene que el gobierno debe estar constituido por un parlamento
y que, anticipándose a Montesquieu, el poder legislativo y el ejecutivo han de estar separados. Así, el rey
está sometido a las leyes.

Al Estado le confiere funciones de decisión en controversias entre los individuos, en el contexto de la


pluralidad y la tolerancia, puesto que se dan diversidad de opiniones e intereses entre los hombres, fruto de
las distintas vías individuales de búsqueda de la felicidad, por lo que el desacuerdo y el conflicto son
inevitables.

Postula que los hombres viven en desorden necesitando así a una autoridad con función de proteger los
derechos naturales. Es así como se necesita un Pacto social, entregandole al monarca la tutela de los
derechos naturales y fundamentales del hombre. Estos derechos son anteriores al estado, el cual es creado
para que los hombres desarrollen libremente sus derechos, es decir, es una monarquía al servicio de la
mayoría.

Epitafio (Traducido desde el Latín): "Detente, viajero. Aquí yace John Locke. Si te preguntas que clase
de hombre era, él mismo te diría que alguien contento con su medianía. Alguien que, aunque no fue tan
lejos en las ciencias, sólo buscó la verdad. Esto lo sabrás por sus escritos. De lo que él deja, ellos te
informarán más fielmente que los sospechosos elogios de los epitafios. Virtudes, si las tuvo, no tanto como
para alabarlo ni para que lo pongas de ejemplo. Vicios, algunos con los que fue enterrado. Si buscas un
ejemplo que seguir, en los Evangelios lo encuentras; si uno de vicio, ojalá en ninguna parte; si uno de que
la mortalidad te sea de provecho, aquí y por doquier."

Obras:
Ensayo sobre el gobierno civil (1660-1662) Tratados sobre el gobierno civil (1689)
Ensayo sobre la ley de la naturaleza (1664) Pensamientos sobre la educación (1693)
Ensayo sobre la tolerancia (1667) Racionabilidad del cristianismo (1695)
Carta sobre la tolerancia (1689) Dos tratados sobre el gobierno civil (1690)
Ensayo sobre el entendimiento humano (1690)

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