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OPINIÓN PÚBLICA – PRIMER CONTROL

RESUMEN CLASES – con Jorge Acevedo


¿QUÉ ES LA OPINIÓN?

o Para D´Adamo, es aquello que implica más un juicio de valor que un hecho. Es algo público,
ya que se basa en un hecho público y se desenvuelve en relaciones públicas. A base de esto,
lo que buscan los estudios de la opinión pública es describir parcialmente la estructura del
mundo social.

OPINIÓN VERSUS ACTITUD

o Según Saperas, la actitud es un proceso interno frente a ciertos estímulos. La opinión es la


expresión de la actitud. Muchas veces la actitud puede ser contraria a la opinión, por miedo
a críticas o castigos por tal opinión.

EL ESPACIO PÚBLICO

o Wolton estipula que es un espacio público aquel donde los individuos pueden difundir sus
ideas u opiniones respecto a un tema. Los medios, por ejemplo, son protagonistas en
masificar ideas en las masas. Estas herramientas publicitan (publicidad=hacer algo público)
los temas.
o Mc Luhan señala que los medios de comunicación, por su estructura, actúan sobre el sentido,
es decir, que la manera en qué se transmite el mensaje va a definir su sentido.

Sociedad
broadcasting
Sociedad
- Pocos emisores, muchos
podcasting
receptores
- Pocos canales de - Receptores con un rol de
retroalimentación y estos emisor
están controlados por el -Mayor democracia en la
emisor opinión pública

La sociedad de la interacción digital es aquella cuya interacción digital es mayor que la física.
Thompson señala que el “yo” como individuo se vuelve más reflexivo e indefinido. Sibilia advierte que
el actual modelo publicita el mundo privado de las personas. Existe un culto a la imagen y el cuerpo,
pero sobre todo al cambio físico que se puede establecer. Hoy vivimos una sobrecarga de información,
existe más información de la que podemos acceder.

- Neveu: Este autor enfatiza en el “mito comunicacional”. Esta referencia indica que en la actualidad
los individuos describen y explican todos los fenómenos del mundo por medio de la comunicación,
sobre todo aquella guiada hacía la comunicación en masas. Bajo esta mirada existen algunas
promesas y contra mitos sobre la interacción social:
• PROMESAS: Instantaneidad, donde todo ocurre de manera inmediata desafiando los espacios
físicos y obstáculos entre regiones. Un mundo pequeño, los fenómenos instantáneos generan
una percepción de cercanía, es decir, todos los generan una cultura más global. Esto genera,
a su vez, una democratización del mundo.
• CONTRA MITOS: La globalización de procesos y culturas producen que las identidades locales
(más pequeñas y limitadas) vayan desapareciendo ante una cultura de un mundo más
globalizados.

El término de panóptico (observación total de la sociedad) se utiliza para establecer que los flujos de
información controlan cada acto de los individuos. Las audiencias ahora son capaces de producir
contenido a nivel medial, las tecnologías han permitido ello. Se establecido una cultura participativa,
donde se escapa del molde de la cultura de masas y se ignoran los caminos tradicionales de política.

Se genera un conflicto dentro del orden establecido en la cultura de clases. Existen cambios sociales,
políticos y culturales guiados por las nuevas generaciones de jóvenes con ansias de modificar al
mundo (alteracionismo).

Según Thompson y Chaparro existen dos formas de ver a los medios. Como tecnologías que facilitan
la información masiva o como un modelo de negocio rentable de información. Lo que sí se tiene claro,
es que los MCM son capaces de influir en la vida cotidiana de las personas. A la audiencia la convierten
en un consumidor, por ende, el individuo se comporta como consumidor de información.

Sabada observa desde una visión crítica este nuevo orden social. Según el autor los modelos de clase
(clase dominante y clase dominada) se mantienen, pero ahora dentro de un espacio virtual, con el fin
de conquistar a esa audiencia virtual.

LA INFORMACIÓN

Los nuevos medios fomentan una lectura somera, de pensamiento apresurado y distraído. Hoy la red
(mundo virtual) sustituye de manera efectiva ciertos estímulos sociales. La actual era es denominado
de la Información debido a al exceso de esta en todos los aspectos sociales. Esto genere un contexto
de opinión pública ampliado, panóptico, donde se es consciente de que existe una contra opinión.

Thompson explica que la Sociedad Mediática, en la cual el porcentaje de la interacción que ocupan
los medios superan a los del soporte/canal. Es un mundo de intercambio de símbolos significativos.
De esta manera se establecen hábitos y percepciones en la audiencia. Según el autor, durante la
historia humana han existido 4 poderes de distinto tipo y relacionado con varias instituciones. Poder
coercitivo (violencia), poder económico, poder político y poder simbólico (generación de símbolos
culturales). En la actualidad, el poder simbólico tiene una jerarquía frente a los demás. Hoy cada
acción tiene una repercusión dentro de los símbolos culturales y los medios han causado que el poder
simbólico tenga mayor influencia que los otros.

RESUMEN TEXTOS
OPINIÓN PÚBLICA – VICENT PRICE

Problemas de opinión pública


A pesar de los esfuerzos teóricos, no existe una definición exacta de la opinión pública. Su aplicación
en estudios permite conocer un poco más de este término complejo para la ciencia social.

- Orígenes de la idea

La opinión pública es un concepto ligado a la filosofía de finales del siglo XVIII, por ende, está
relacionado con el movimiento de la ilustración. Si bien durante la época clásica, en gobierno de la
antigua Grecia, existió cierta referencia entre la unión de la opinión y de lo público. El real significado
nace con las políticas liberales (apertura de mercado y de la democracia) de los 1700.

La primera definición de opinión se debe a la diferencia entre un juicio de hecho (algo objetivo) a uno
de valor (algo subjetivo). Esta descripción epistemológica de la opinión está apegada al actual que
tenemos por sobre una opinión, que se debe a una visión de la realidad más que la realidad misma.
Esta definición le da a la opinión un carácter de aprendizaje para el hombre, como entiende éste al
mundo. Como una definición más social y actual, se entiende a la opinión popular como una
herramienta de presión y control. Vista de esta manera, la opinión toma un carácter en el cual se
define un rol de moralidad, es decir, de opinar lo que se tiene que opinar (censura, espiral del silencio).

En tanto, el término de público tiene su definición epistemológica en “lugar público” más que
relacionado a su origen de “pueblo”. Lo fundamental es entender que se refiera a acceso, es decir, a
que todos puedan acceder a algo. Por ejemplo, cuando usamos el verbo publicitar esto se refiere a
que hacemos algo ampliamente disponible. Otra definición la pone con su contra parte, la definición
de lo público es todo aquello que no es privado. Esta descripción agrega al Estado y los gobiernos
dentro de la definición. Un edificio de gobierno puede no estar abierto a todo público, pero aun así
es público. Ambos términos (opinión y público) se mantuvieron indiferente hasta la ilustración, y
durante años era conceptos muy amplios.

- Nacimiento de la opinión pública

El origen es confuso. Muchos les dan créditos a los ingleses al utilizar conceptos como “opinión de la
gente”, pero en verdad el término se lo acuñan los franceses. Rousseau utilizó la opinión pública para
definir las tendencias de una sociedad. El contexto histórico apoyo a la situación, la imprenta, las
aperturas de los mercados y el inicio de una nueva sociedad (la de masas), permitió el crecimiento de
lectores y de individuos con comportamiento ciudadano. Se generó una idea individualista del ser
humano. Todos estos cambios permitieron la construcción de una sociedad que iba dirigida a la
esfera de lo público.

Este proceso de ascenso de los capitalismos, del orden burgués y de las democracias en el mundo
(sobre todo en Europa y las potencias de la época), permitieron la construcción de un hombre más
político: Con el crecimiento de una esfera pública políticamente activa, la opinión pública surge como
una nueva autoridad política.

El debate es ahora público, ya que determina la voluntad común de una sociedad. Es soberano e
igualitario, se rige fuera de los círculos sociales y económicos. La opinión pública iba ligado a la idea de
flujo libre de ideas e información, por ende, los sistemas absolutistas (monarquías) no caían dentro
de este orden social. Aunque existe una visión que contradice esta percepción comunitaria de la
opinión pública. Aquí se supone que más allá que una voluntad común, la opinión pública se forma de
los intereses personales de cada sujeto, es decir, una suma de todas las opiniones individuales de los
hombres de una sociedad. Dentro de esta concepción, la prensa se posiciona como el tribunal de la
opinión pública, ya que se encargaba de difundir todas las irregularidades del Estado o del mundo
influyente (poderosos). Otro cambio de esta visión es el sujeto perteneciente de la opinión pública.
Antes, en la definición colectiva, se creía que el hombre ilustrado y que generaba debate producía la
opinión pública. Bajo esta nueva definición se cree que es todo ciudadano capaz de votar en las
elecciones.

- La opinión pública como objeto de estudio

En las posiciones políticas, los más liberales concebían a la opinión pública como un nicho
fundamental para el progreso de la democracia, en tanto, los más conservadores la veían como un
ente perjudicial al poder Estatal. Gracias a los medios de comunicación y a la educación obligatoria, la
opinión pública se expandió en toda la población (pobres y ricos). Este nuevo fenómeno significaba
una fuerza político-social simbólica y con influencia, por lo que rápidamente se convirtió en objeto
de estudio.

- Problemas permanentes de la opinión pública


1. Falta de competencia: Este problema plantea que la gente común no invierte el tiempo necesario
para obtener información y generar un debate de calidad. La causa supone que el mundo político
es un campo que no es cercano y accesible para el hombre común. Por ende, la gente solo puede
generar opinión con lo que tiene a mano (información de los medios). Pero ni la prensa, con el
poder de formar a los ciudadanos, pudo alimentar de información necesaria a la población.
2. Falta de recursos: Algunos señalan que el problema no era la competencia, sino los recursos. Esta
situación enfatiza que al ciudadano le hace falta la habilidad para utilizar de forma eficaz la
información que recibía. La culpa no es de los medios, por ejemplo, sino de la educación de la
gente para utilizar a la prensa a su favor. Por ello, según este problema, lo necesario es generar
nuevas herramientas y métodos que permitan el eficaz uso de la información y del debate.
3. La tiranía de la mayoría: Basado en el espiral del silencia, este problema señala que las sociedades
deciden no aceptar opiniones minoritarias, aunque sean totalmente validas, y sí tolerar aquellas
más populares del momento. Muchos teóricos señalan que, si el poder de la mayoría aumenta,
esto podría generar daños graves a la opinión pública y a la estructura social.
4. Susceptibilidad a la persuasión: Aquí se plantea la posibilidad de manipulación que puede llegar a
sufrir la opinión pública. Esto se ha demostrado con los casos de propaganda y estrategia
comunicativa en regímenes como la Alemania Nazi, donde lo que se decía dentro de los espacios
propagandísticos no se diferenciaba mucho de lo que decía el debate público (odio a los judíos,
por ejemplo).
5. El dominio de las elites: Denominado como la “domesticación de la opinión de las masas”, este
apartado señala que la opinión pública puede desligarse de su fin, establecer una sociedad capaz
de generar debate e ideas, y ser controlado por diferentes objetivos. Así señalan el ejemplo de
los Estados Unidos, donde su estructuro presenta una dominación de elites que en búsqueda de
beneficios económicos han utilizado la opinión pública para genera una sociedad de consumo.
Cap. 3 – Conceptualización de lo público
Durante lo largo de la historia moderna, el comportamiento social de los individuos y entes que
participan dentro de las sociedades democráticas ha sido influenciado en gran parte por la opinión
pública que se comparte. De esta manera, huelgas, manifestaciones, revueltas, entre otros
movimientos sociales han sido ideados desde un debate de ideas que confinó aquellas expresiones
como respuesta ante un abuso. Es así, por ejemplo, en que se generan cambios en aspectos públicos
de las sociedades. Como el aspecto público que se origina desde la relación de ideas y el debate
social.

- Multitud, público y masa

La psicología se ha preocupado por definir el esquema de una multitud, y dentro de este concepto se
ha encontrado dos conceptos colectivos esenciales: La masa y el público. Dentro del concepto de
multitud, se piensa que la participación en la política de parte de los estratos populares fue una de
los grandes avances de la sociedad moderna. De esta manera, las clases populares ocupan la multitud
con el fin de establecer sus demandas con una fuerza social. Existen ciertas leyes de la unidad mental
de la multitud que explican su amplio apoyo popular. Primero, el sujeto entiende que el anonimato
de pertenecer a una multitud disminuye los castigos civiles. Segundo, es fácil transmitir emociones
dentro de una multitud. Tercero, la personalidad o individualidad desaparece, el sujeto se comporta
bajo un ente colectivo que lo sedujo a esa instancia. Tras estudios, se logró establecer una unión entre
la participación en multitudes de cierto tipo y la formación de opinión pública. Ahora se podría decir
que las multitudes influían dentro de la percepción propia del individuo.

En tanto, el público es similar a la multitud. Ambos sirven como mecanismos para generar cambios y
convertir a los sujetos en nuevas organizaciones. Pero mientras la multitud tiene una base emocional,
el público se une en búsqueda de responder un problema (racional). Para entrar a la multitud solo se
requiere la capacidad de sentir y empatizar, para unirse a un público también se requiere la habilidad
de pensar y razonar. Cuando el público deja de ser un ente crítico se transforma en una multitud. El
público no está unido como una multitud, aquí el público se genera dentro de los espacios en que una
población decide debatir sobre algún tema en particular, ya que se actuaría de forma colectiva en pro
de resolver un problema. El debate público, según teóricos, puede ser altamente prejuicioso y
sentimental hasta altamente inteligente y crítico. Para lograr una solución se debe ganar el debate,
para ello quienes son más activos deben convencer a los menos activos del debate a unirse a su
visión.

La masa, por su parte, está marcada por el anonimato y las pobres comunicaciones entre sus
miembros. Es muy heterogénea y geográficamente diversa. Lo que une a una masa es un foco de
interés que lleva a la gente más allá de los límites de sus experiencias cotidianas. La masa no actúa
colectivamente pero sí es un colectivo. Ésta se define dentro de una suma de sujetos individualistas,
separados, desprendidos, anónimos y que actúan bajo sus necesidades. Según la visión de los
teóricos, se indica que los individuos han sido presionados a actuar más como una masa que como
un público, desde instituciones como la prensa.

- Problemas y públicos
Para establecer un debate dentro de un público, es necesario pasar por 5 fases. La primera es la fase
problema, donde un grupo o individuo en particular determina una problemática y genera, con el
tiempo, que se llegue a entender como tal. Cómo la problemático aún no está bien definida, su
público participe tampoco lo está, por ende, tanto el problema como el público se definirán durante
la interacción. La fase propositiva, aquí se generan maneras en que se puede o se debe resolver el
problema. Desde esta fase, el problema y sus consecuencias ya son sentidas de manera colectiva
dentro del público. La fase política, o la parte donde se inicia el debata activo de los méritos y
debilidades de las propuestas para solucionar el problema. Aquí ya se identifica al público, donde
existen quienes proponen y son activos en el debate y cuyo rol es construir un consenso de sus
propuestas buscando un apoyo del resto del público menos comprometido. Esta fase termina con una
eventual decisión y plan de acción ante el problema. La fase del programa, donde se ejecuta el curso
de acción (solución) aprobado por el público. La fase de evaluación, la última parte se trata de
reevaluaciones constantes del plan de acción y de su efectividad en el problema discutido.

A lo largo de este recorrido, el público cambia de tamaño, aumentando la participación de los


individuos. También cambia su composición, expandiéndose desde lo que más comprometidos están
con el problema, hasta los menos participativos del debate y solución. Estos elementos activos y
relativamente pasivos son denominados como actores (más comprometidos) y espectadores (menos
comprometidos).

Los actores son personas que intentan influir directamente en el curso de los asuntos políticos (sean
funcionarios o ciudadanos preocupados). Identifican problemas, generan soluciones, debaten y tratan
de convencer al resto del público. El resto del público serían los espectadores, quienes siguen las
acciones de los actores con diferente grado de interés y participación. Los debates públicos surgen
principalmente de las acciones recíprocas de estos dos elementos. El debate público solo existe
cuando hay un gran arrastre en los ciudadanos respecto a una problemática.

- Observación de lo público

EL PÚBLICO GENERAL: El término reiterado de público general (sinónimo del concepto de población
total) no es un público como se define según el autor. Este público es poco comprometido con
problemáticos o debates de estas misma, y tiene foco a otras definiciones colectivas (como la masa).
Este público, puesto en pruebas empíricas como encuestas, generan un tipo de opinión pública sin
conexión alguna entre ellos mismos. Responden sin pensar en un colectivo como lo es el público,
generan más que nada una opinión masiva.

EL PÚBLICO VOTANTE: Es concepto se refiere a todo ciudadano de una nación con la capacidad de
voto, el electorado. Es una de las definiciones más claras de lo público, ya que representa al sistema
democrático-representativo de las sociedades modernas. El acto de votar es una clara expresión de
la conducta de la opinión y puede ser incluso tratado como una forma de participación en el debate
público. Aunque el hecho de votar no signifique que el individuo sea manejado por una opinión o
haya estado dentro de un debate.

EL PÚBLICO ATENTO: Del público votante, solo el 50% está al tanto de los problemas públicos. Este
público atento es relevante para las decisiones políticas de un país. ¿Cómo se identifica este grupo?
1- por el interés en la política general. 2- Interés en campañas electorales. 3- Plática de política. 4-
Informado por los medios. 5- Lectura sobre temas políticos o ideológicos.

EL PÚBLICO ACTIVO: Es el 15% del público atento. Además de participar como el grupo atento -en
financiamiento político, militancia o asistencia a juntas- estos tienden a protagonizar debates o
discusiones públicas con otros personajes. Son considerados como una elite política o ideológica.

PÚBLICOS TEMA: Este público es difícil de caracterizar, ya que es una combinación entre el público
atento y el activo, sin embargo, dentro de un tema de la política en específico. Esto se debe a que,
por naturaleza, la mitad de los ciudadanos tiene asignado un tema de mayor importancia.

Todas las colectividades, señala el autor, pueden influir de forma directa a la opinión pública de las
sociedades. Ya que todos generan una interacción donde es posible encontrar formación colectiva y el
impacto de la opinión pública.

Comunicación y contexto social - John B. Thompson


- Acción, poder y comunicación

➢ Características de los contextos sociales dentro de los cuales la comunicación en general, y la


comunicación mediática en particular, debería entenderse.

La comunicación, si se entiende como una forma de acción, debería ser deconstruida en base al
análisis de la acción y en una explicación de su carácter socialmente contextualizado.

o Campo de interacción: utilizando la definición de Pierre Bourdieu, se entiende como el


conjunto de circunstancias previamente establecidas en que los individuos actúan,
ofreciéndoles diferentes inclinaciones y oportunidades.
o Instituciones: Conjunto de reglas, recursos y relaciones con cierto grado de persistencia en
el tiempo y cierta extensión en el espacio, unidas con el propósito de alcanzar ciertos
objetivos comunes. Las instituciones dan forma definitiva a campos de interacción
preexistentes, y crean nuevas posiciones al interior de estos campos, así como nuevas
trayectorias para organizar la vida de los individuos que la ocupan.

La posición que ocupa un individuo dentro del campo o institución está relacionada íntimamente con
el poder que posea.

• Poder: capacidad para actuar de acuerdo a la consecución de los propósitos e intereses de cada
uno, la capacidad de intervenir en el curso de los acontecimientos y de afectar a sus resultados.
o Poder económico, procede de la actividad humana de producir, abastecer de los medios de
subsistencia a través de la extracción de materias primas y su transformación en bienes. La
actividad productiva implica el uso y creación de varios tipos de material y recursos
financieros:
▪ Materias primas
▪ Instrumentos de producción (herramientas, máquinas, edificios, etc)
▪ Productos perecederos y capital financiero (dinero, acciones, crédito)
o Poder político: actividad de coordinar a los individuos y regular los patrones de su
interacción. Podemos identificar un grupo de instituciones implicadas básicamente con
asuntos de coordinación y regulación, las cuales buscan realizar estas acciones con cierta
centralización de un territorio.
▪ Estado (y sus variaciones)

o Poder coercitivo: supone el uso, o la amenaza de utilizar la fuerza física para someter o
vencer a un oponente.
▪ Milicias
▪ Policía
▪ Gendarmería

o Poder simbólico: procede de la actividad productiva, transmisora y receptora de formas


simbólicas significativas. Es una característica de la vida social, ya que los individuos están
constantemente expresando e interpretando formas simbólicas de comunicarse para
ejercer poder. Este tipo de poder es mayoritariamente utilizado por instituciones que
acumulan capital cultural o poder a partir de los medios de comunicación e información:
▪ Instituciones religiosas (salvación, valores espirituales, etc)
▪ Instituciones educativas (conocimiento)
▪ Instituciones mediáticas (producción y difusión a gran escala de formas
simbólicas en el espacio y tiempo)

- Los usos de los medios de


comunicación

➢ Análisis de alguna de las características de las técnicas de la comunicación mediática.

• Comunicación: tipo diferenciado de actividad social que implica la producción, transmisión y


recepción de formas simbólicas, y que compromete la materialización de recursos de varios tipos.
o Technical medium: Los medios técnicos son el sustrato material de las formas simbólicas, es
decir, los materiales con los que la información o el contenido simbólico se fija y transmite
de emisor a receptor. (laringe, papel, escultura, archivo digital, etcétera)
El grado de fijación del mensaje estará determinado por la calidad del soporte
técnico con los cuales se emite el mensaje o el contenido simbólico.
o Reproducción: capacidad de un soporte técnico para reproducir copias múltiples a partir de
una forma simbólica. Sus grados de reproducción implicarán si éstos pueden ser
multiplicados sin desvirtuar su contenido (un tallado en piedra tiene un bajo grado de
reproducción, mientras que un escrito en papel tiene un alto grado).
o Separación espaciotemporal: proceso de distanciación. Todas las formas de comunicación
estarán determinadas por algún grado de separación espaciotemporal, dependiendo de las
circunstancias de comunicación y del tipo de soportes técnicos empleados. Por ejemplo, en
las conversaciones cara-cara hay un bajo grado de separación espaciotemporal, sin
embargo, un discurso grabado puede llegar a distancias superiores y en un tiempo más
prolongado, por lo cual le aplica un grado de separación espacio-temporal alto.

- Algunas características de la “comunicación de masas”

➢ Análisis de algunas de las particularidades que comúnmente se engloban bajo la etiqueta de


“comunicación de masas”.

• La característica más destacada de la comunicación de masas no viene dada por el número de


individuos (o una proporción específica de la población) que reciben los productos, sino más bien
por el hecho de que los productos estén disponibles, en principio, a una pluralidad de destinatarios.
• Para el autor, debemos abandonar la suposición de que los destinatarios de los productos
mediáticos son observadores pasivos cuyos sentimientos han estado permanentemente
aletargados (cansados) por la continua recepción de mensajes similares. Debemos abandonar la
suposición de que el proceso de recepción por sí mismo está exento de problemas, de que se
trata de un proceso carente de perspectiva crítica a través del cual los productos son absorbidos
por los individuos.
• Otra característica que plantea el autor es que en la mayoría de las formas de comunicación de
masas, el flujo de la comunicación resulta abrumador en una sola dirección. Los mensajes son
producidos por un grupo de individuos y transmitidos a otros que están por lo general situados en
emplazamientos, espacial y temporalmente, alejados del contexto de creación original.
• Lo que ahora describimos en un sentido amplio como “comunicación de masas”, consiste en un
amplio fenómeno que emerge históricamente a través del desarrollo de instituciones que tratan
de explotar nuevas oportunidades aglutinando y registrando información, para producir y
reproducir formas simbólicas, y para transmitir información y contenido simbólico a una
pluralidad de receptores a cambio de algún tipo de remuneración financiera.
o La primera gran característica de la comunicación de masas es que implica ciertos medios de
producción y difusión, técnicos e institucionales. El desarrollo de los media se ha basado en
una serie de innovaciones técnicas que permiten su explotación comercial. Todo esto dentro
de un espectro de instituciones y estructuras institucionales. En otras palabras, el desarrollo
de la comunicación de masas resulta inseparable del desarrollo de las industrias mediáticas,
esto es, el conjunto de las instituciones que se han estado ocupando de la explotación
comercial de las innovaciones técnicas que permiten producir y difundir formas simbólicas
de manera generalizada.
o La segunda gran característica tiene que ver con la producción para el consumo de formas
simbólicas. Para el autor, esto es un particular tipo de “valoración”. O sea, como una manera
en la que se le puede atribuir un determinado valor al objeto. Thompson define dos tipos de
valoraciones: “valoración simbólica”: se trata del valor que los objetos poseen en virtud de
la manera en que, y en la medida en que, los toman en consideración los individuos
(aplauden o desprecian). Por otro lado, está la “valoración económica”: las formas
simbólicas se constituyen en bienes para el consumo (commodities): se convierten en
objetos que pueden adquirirse y venderse en el mercado por un precio.
o La tercera característica es que la comunicación de masas instituye una ruptura estructurada
entre la producción de formas simbólicas y su recepción. En todos los tipos de comunicación
de masas, el contexto de producción está generalmente separado del contexto de
recepción.
• En relación con la producción, el personal implicado en la elaboración y transmisión de los
mensajes mediáticos por lo general carece de las formas de respuesta directas y continuas
características de las interacciones cara a cara (no recibe una respuesta directa del receptor).
• En cuanto a los receptores, estos pueden hacer de un mensaje lo que ellos quieran, y el productor
no está allí para explicar o corregir las posibles malas interpretaciones. Comparado con los
individuos implicados en los procesos de producción y transmisión, los receptores de los mensajes
mediáticos poseen relativamente poca capacidad para determinar los temas y contenidos de la
comunicación.
• Otra característica de los MCM es que extienden la disponibilidad de las formas simbólicas en el
espacio – tiempo. Con el desarrollo de instituciones orientadas a la producción a gran escala y
difusión masiva de bienes simbólicos, el alcance de la disponibilidad de las formas simbólicas se
convierte en un fenómeno social más penetrante y significativo.
• El autor advierte que la creciente disponibilidad de las formas simbólicas se pronuncia y banaliza
cada vez más, en el sentido de que se da por supuesto que constituye una rutina característica
de la vida social. Esto lleva a una quinta característica, en donde se explica que los productos de
las industrias mediáticas están disponibles, en principio para una pluralidad de receptores que
tengan los medios necesarios para recibirlos.

- La reordenación del espacio tiempo

➢ Formas en que los medios de comunicación reordenan las relaciones espaciotemporales y alteran
nuestra experiencia en relación a ellos.

• Permitiendo a los individuos comunicarse a lo largo de amplios tramos de espacio y tiempo, el


uso de los medios técnicos individuales permite a los individuos trascender las fronteras espaciales
y temporales que caracterizan la interacción cara a cara. Al mismo tiempo, permite a los individuos
reordenar las características espaciales y temporales de la organización social, y utilizar estas
características reordenadas como medios para alcanzar sus objetivos.
• La separación del espacio y del tiempo preparó el camino para otra transformación, íntimamente
relacionada con el desarrollo de las telecomunicaciones: el descubrimiento de la simultaneidad
despacializada (que se estén transmitiendo contenidos al mismo tiempo en distintas partes del
mundo). Para esto fue importante el sistema de horario internacional estandarizado, ya que
ofreció una estructura para la coordinación de los horarios locales y para la organización de redes
de comunicación y transporte.
• Antes del desarrollo de las industrias mediáticas, la sensación del pasado y de lugares distantes
de la mayoría de las personas se había formado básicamente a través del contenido simbólico
intercambiado en las interacciones cara-cara (tradición oral). En tanto, con el desarrollo de los
MCM, nació el concepto de “historicidad mediática”: nuestra percepción del pasado, y nuestra
percepción de las maneras en que el pasado afecta a nuestra vida actual, depende cada vez más
de una creciente reserva de formas simbólicas mediáticas (diarios, libros, películas, etc).
• Los medios han alterado nuestro sentido del pasado, y también han creado lo que podríamos
llamar “experiencia mediática”: nuestra percepción de que el mundo existe más allá de la esfera
de nuestra experiencia personal, y de que la percepción de nuestro lugar en este mundo está cada
vez más mediatizada por las formas simbólicas.
• En la medida en que nuestro sentido del pasado dependa cada vez más de las formas simbólicas
mediáticas, y nuestro sentido del mundo y nuestro lugar en él se alimenten cada vez más de los
productos mediáticos, tanto más se verá alterado nuestro sentido de pertenencia a grupos y
comunidades con los que compartimos unas experiencias comunes a través del tiempo y el
espacio, un origen común y un destino común: sentimos que pertenecemos a grupos y
comunidades que se han constituido, en parte, a través de los media.
• Con el desarrollo de los nuevos medios de transporte y comunicación, a la par de la expansión
intensiva y extensiva de una economía capitalista orientada hacia el aumento de transacciones
de capital y bienes, el significado de las barreras espaciales se ha debilitado y el ritmo de la vida
social se ha acelerado. Ante esta aceleración, el futuro deja de extenderse ante nosotros como
una tierra prometida. El horizonte continuamente cambiante de expectativas empieza a saturarse,
como si fuera a estrellarse contra un futuro que repetidamente se queda corto para las
expectativas pasadas y presentes.

- Comunicación, apropiación y vida cotidiana

➢ Aproximación preliminar a la relación entre la comunicación mediática y los contextos sociales


prácticos dentro de los cuales se recibe y comprende esta comunicación.

• Al pretender, por encima de todo, medir y cuantificar las audiencias y sus respuestas, muchos de
los trabajos pioneros han tendido a olvidar lo que podríamos describir como “el carácter
mundano de la actividad receptora”. Esto tiene que ver con que la recepción de los productos
mediáticos es una rutina, una actividad práctica que los individuos llevan a cabo como una parte
integral de sus vidas cotidianas.
o Los estudios hechos han descartado la idea de que los receptores de los productos mediáticos
no son consumidores pasivos; han demostrado una y otra vez que la recepción es un proceso
mucho más activo y creativo de lo que el mito del receptor pasivo sugiere. Han demostrado
igualmente que las maneras en que los individuos dan sentido a los productos mediáticos
varían acorde con su bagaje social y sus circunstancias.
• Para el autor, la recepción debería verse como una actividad; no como algo pasivo, sino como un
tipo de práctica en la que los individuos se implican y trabajan con los materiales simbólicos que
reciben. En tanto a la elaboración de los productos, si se considera que la producción “fija”
contenidos simbólicos en un sustrato material, la recepción los “suelta” y los libra al deterioro
del paso del tiempo.
• Aunque los individuos tengan poco control sobre el contenido de los materiales simbólicos que
tienen a su disposición, pueden utilizar estos materiales, repasarlos y reelaborarlos en formas que
son completamente ajenas a los propósitos o intenciones de los productores.
• Los productos mediáticos son objeto de recepción por parte de individuos que siempre están
ubicados en contextos históricos específicos. Estos contextos están generalmente caracterizados
por unas relaciones relativamente estables de poder y por un distinto acceso a los recursos
acumulados. Sin embargo, al recibir materiales que implican un grado sustancial de
distanciamiento espacial, los individuos pueden escaparse de su propio contexto y, por un
momento, perderse en otro mundo.
• La recepción de los productos mediáticos solapa y conecta con otras actividades de manera
compleja, y parte del significado que poseen los tipos particulares de recepción para los
individuos, deriva de las maneras en que se relacionan con otros aspectos de sus vidas.
o Además de ser una actividad situacional y rutinaria, la recepción de los productos mediáticos
es un logro habilidoso. Se trata de atributos que han sido adquiridos a través de los procesos
de aprendizaje o inculcación, y estos procesos pueden diferenciarse socialmente en ciertos
aspectos, su accesibilidad será distinta dependiendo de la formación de los individuos.
• Finalmente, la recepción de los productos mediáticos es fundamentalmente un proceso
hermenéutico. Con esto, el autor quiere decir que los individuos que reciben los productos
mediáticos se ven generalmente envueltos en un proceso de interpretación a través del cual dan
sentido a esos productos (el individuo presta atención al producto, y le da sentido al contenido
simbólico que transmite el producto). La interpretación de la simbología de estos materiales lleva
consigo expectativas y una serie de supuestos, y muchas de estas poseen un amplio carácter
social e histórico. Constituyen un tipo de conocimiento implícito que los individuos adquieren a
través de un proceso gradual de inculcación.
• El significado o sentido de un mensaje debería verse como un fenómeno complejo y cambiante,
en continua renovación, y en cierta medida transformado por el verdadero proceso de recepción,
interpretación y reinterpretación.
• Al interpretar las formas simbólicas, los individuos las incorporan dentro de su propia comprensión
de sí mismos y de los otros. Las utilizan como vehículo para reflejarse a sí mismos y a los otros,
como base para reflexionar sobre el mundo al cual pertenecen. Todo esto se explica bajo el
concepto de “apropiación”, el cual consiste en asimilar el mensaje e incorporarlo a la propia vida,
un proceso que algunas veces tiene lugar sin esfuerzo, y otras supone un esfuerzo consciente.
• Los mensajes mediáticos son comúnmente discutidos por los individuos en el transcurso de la
recepción y como consecuencia de ella: son, de este modo, elaborados discursivamente y
compartidos por un círculo más amplio de individuos que podrían o no haber estado involucrados
en el proceso inicial de recepción. De esta y otras maneras, los mensajes pueden repetirse más
allá del contexto inicial y la actividad de recepción y transformarse a través de un proceso continuo
de narración y repetición de la narración, interpretación y reinterpretación, comentario, descrédito
y crítica.
• Al recibir y apropiarse de los mensajes mediáticos, los individuos también se implican en un
proceso de autoformación y autocomprensión, aunque de un modo generalmente implícito y no
reconocido como tal. Estamos modificando activamente un yo a través de los mensajes y el
significado facilitado por los productos mediáticos.
• Por último, no se debe perder de vista el hecho de que, en un mundo cada vez más impregnado
por los productos de las industrias mediáticas, ha surgido un nuevo escenario a partir del proceso
de actualización. Se trata de un escenario estricto con las obligaciones espacio – temporales de la
interacción cara a cara y, dada la accesibilidad de la televisión y su expansión global, cada vez más
asequible a los individuos de todo el mundo.
- Algunas características de la comunicación de masas

La característica más destacada de la comunicación de masas no viene dada por el número de


individuos (o una proporción específica de la población) que reciben los productos, sino más bien por
el hecho de que los productos estén disponibles, en principio, a una pluralidad de destinatarios.

Para el autor, debemos abandonar la suposición de que los destinatarios de los productos mediáticos
son observadores pasivos cuyos sentimientos han estado permanentemente aletargados (cansados)
por la continua recepción de mensajes similares. Debemos abandonar la suposición de que el proceso
de recepción por sí mismo está exento de problemas, de que se trata de un proceso carente de
perspectiva crítica a través del cual los productos son absorbidos por los individuos.

Otra característica que plantea el autor es que, en la mayoría de las formas de comunicación de
masas, el flujo de la comunicación resulta abrumador en una sola dirección. Los mensajes son
producidos por un grupo de individuos y transmitidos a otros que están por lo general situados en
emplazamientos, espacial y temporalmente, alejados del contexto de creación original.

Lo que ahora describimos en un sentido amplio como “comunicación de masas”, consiste en un


amplio fenómeno que emerge históricamente a través del desarrollo de instituciones que tratan de
explotar nuevas oportunidades aglutinando y registrando información, para producir y reproducir
formas simbólicas, y para transmitir información y contenido simbólico a una pluralidad de
receptores a cambio de algún tipo de remuneración financiera.

La primera gran característica de la comunicación de masas es que implica ciertos medios de


producción y difusión técnicos e institucionales. El desarrollo de los media se ha basado en una serie
de innovaciones técnicas que permiten su explotación comercial. Todo esto dentro de un espectro
de instituciones y estructuras institucionales. En otras palabras, el desarrollo de la comunicación de
masas resulta inseparable del desarrollo de las industrias mediáticas, esto es, el conjunto de las
instituciones que se han estado ocupando de la explotación comercial de las innovaciones técnicas
que permiten producir y difundir formas simbólicas de manera generalizada.

La segunda gran característica tiene que ver con la producción para el consumo de formas simbólicas.
Para el autor, esto es un particular tipo de “valoración”. O sea, como una manera en la que se le
puede atribuir un determinado valor al objeto. Thompson define dos tipos de valoraciones:
“valoración simbólica”: se trata del valor que los objetos poseen en virtud de la manera en que, y en
la medida en que, los toman en consideración los individuos (aplauden o desprecian). Por otro lado,
está la “valoración económica”: las formas simbólicas se constituyen en bienes para el consumo
(commodities): se convierten en objetos que pueden adquirirse y venderse en el mercado por un
precio.

La tercera característica es que la comunicación de masas instituye una ruptura estructurada entre
la producción de formas simbólicas y su recepción. En todos los tipos de comunicación de masas, el
contexto de producción está generalmente separado del contexto de recepción.
En relación a la producción, el personal implicado en la elaboración y transmisión de los mensajes
mediáticos por lo general carece de las formas de respuesta directas y continuas características de
las interacciones cara a cara (no recibe una respuesta directa del receptor).

En cuanto a los receptores, estos pueden hacer de un mensaje lo que ellos quieran, y el productor
no está allí para explicar o corregir las posibles malas interpretaciones. Comparado con los individuos
implicados en los procesos de producción y transmisión, los receptores de los mensajes mediáticos
poseen relativamente poca capacidad para determinar los temas y contenidos de la comunicación.

Otra característica de los MCM es que extienden la disponibilidad de las formas simbólicas en el
espacio – tiempo. Con el desarrollo de instituciones orientadas a la producción a gran escala y
difusión masiva de bienes simbólicos, el alcance de la disponibilidad de las formas simbólicas se
convierte en un fenómeno social más penetrante y significativo.

El autor advierte que la creciente disponibilidad de las formas simbólicas se pronuncia y banaliza cada
vez más, en el sentido de que se da por supuesto que constituye una rutina característica de la vida
social. Esto lleva a una quinta característica, en donde se explica que los productos de las industrias
mediáticas están disponibles, en principio para una pluralidad de receptores que tengan los medios
necesarios para recibirlos.

- La reordenación del espacio tiempo

Permitiendo a los individuos comunicarse a lo largo de amplios tramos de espacio y tiempo, el uso
de los medios técnicos individuales permite a los individuos trascender las fronteras espaciales y
temporales que caracterizan la interacción cara a cara. Al mismo tiempo, permite a los individuos
reordenar las características espaciales y temporales de la organización social, y utilizar estas
características reordenadas como medios para alcanzar sus objetivos.

La separación del espacio y del tiempo preparó el camino para otra transformación, íntimamente
relacionada con el desarrollo de las telecomunicaciones: el descubrimiento de la simultaneidad
despacializada (que se estén transmitiendo contenidos al mismo tiempo en distintas partes del
mundo). Para esto fue importante el sistema de horario internacional estandarizado, ya que ofreció
una estructura para la coordinación de los horarios locales y para la organización de redes de
comunicación y transporte.

Antes del desarrollo de las industrias mediáticas, la sensación de pasado y lugares distantes de la
mayoría de las personas se había formado básicamente a través del contenido simbólico
intercambiado en las interacciones cara a cara (tradición oral). En tanto, con el desarrollo de los MCM,
nació el concepto de “historicidad mediática”: nuestra percepción del pasado, y nuestra percepción
de las maneras en que el pasado afecta a nuestra vida actual, depende cada vez más de una creciente
reserva de formas simbólicas mediáticas (diarios, libros, películas, etc).

Los media han alterado nuestro sentido del pasado, y también han creado lo que podríamos llamar
“experiencia mediática”: nuestra percepción de que el mundo existe más allá de la esfera de nuestra
experiencia personal, y de que la percepción de nuestro lugar en este mundo está cada vez más
mediatizada por las formas simbólicas.
En la medida en que nuestro sentido del pasado dependa cada vez más de las formas simbólicas
mediáticas, y nuestro sentido del mundo y nuestro lugar en él se alimenten cada vez más de los
productos mediáticos, tanto más se verá alterado nuestro sentido de pertenencia a grupos y
comunidades con los que compartimos unas experiencias comunes a través del tiempo y el espacio,
un origen común y un destino común: sentimos que pertenecemos a grupos y comunidades que se
han constituido, en parte, a través de los media.

Con el desarrollo de los nuevos medios de transporte y comunicación, a la par de la expansión


intensiva y extensiva de una economía capitalista orientada hacia el aumento de transacciones de
capital y bienes, el significado de las barreras espaciales se ha debilitado y el ritmo de la vida social
se ha acelerado. Ante esta aceleración, el futuro deja de extenderse ante nosotros como una tierra
prometida. El horizonte continuamente cambiante de expectativas empieza a saturarse, como si
fuera a estrellarse contra un futuro que repetidamente se queda corto para las expectativas pasadas
y presentes.

- Comunicación, apropiación y vida cotidiana

Al pretender por encima de todo medir y cuantificar las audiencias y sus respuestas, muchos de los
trabajos pioneros han tendido a olvidar lo que podríamos describir como “el carácter mundano de la
actividad receptora”. Esto tiene que ver con que la recepción de los productos mediáticos es una
rutina, una actividad práctica que los individuos llevan a cabo como una parte integral de sus vidas
cotidianas.

Los estudios hechos han descartado la idea de que los receptores de los productos mediáticos no son
consumidores pasivos; han demostrado una y otra vez que la recepción es un proceso mucho más
activo y creativo de lo que el mito del receptor pasivo sugiere. Han demostrado igualmente que las
maneras en que los individuos dan sentido a los productos mediáticos varía acorde con su bagaje
social y sus circunstancias.

Para el autor, la recepción debería verse como una actividad; no como algo pasivo, sino como un tipo
de práctica en la que los individuos se implican y trabajan con los materiales simbólicos que reciben.
En tanto a la elaboración de los productos, si se considera que la producción “fija” contenidos
simbólicos en un sustrato material, la recepción los “suelta” y los libra al deterioro del paso del
tiempo.

Aunque los individuos tengan poco control sobre el contenido de los materiales simbólicos que tienen
a su disposición, pueden utilizar estos materiales, repasarlos y reelaborarlos en formas que son
completamente ajenas a los propósitos o intenciones de los productores.

Los productos mediáticos son objeto de recepción por parte de individuos que siempre están
ubicados en contextos históricos específicos. Estos contextos están generalmente caracterizados por
unas relaciones relativamente estables de poder y por un distinto acceso a los recursos acumulados.
Sin embargo, al recibir materiales que implican un grado sustancial de distanciamiento espacial, los
individuos pueden escaparse de su propio contexto y, por un momento, perderse en otro mundo.

La recepción de los productos mediáticos solapa y conecta con otras actividades de manera compleja,
y parte del significado que poseen los tipos particulares de recepción para los individuos, deriva de
las maneras en que se relacionan con otros aspectos de sus vidas.
Además de ser una actividad situacional y rutinaria, la recepción de los productos mediáticos es un
logro habilidoso. Se trata de atributos que han sido adquiridos a través de los procesos de aprendizaje
o inculcación, y estos procesos pueden diferenciarse socialmente en ciertos aspectos, su accesibilidad
será distinta dependiendo de la formación de los individuos.

Finalmente, la recepción de los productos mediáticos es fundamentalmente un proceso


hermenéutico. Con esto, el autor quiere decir que los individuos que reciben los productos
mediáticos se ven generalmente envueltos en un proceso de interpretación a través del cual dan
sentido a esos productos (el individuo presta atención al producto, y le da sentido al contenido
simbólico que transmite el producto). La interpretación de la simbología de estos materiales lleva
consigo expectativas y una serie de supuestos, y muchas de estas poseen un amplio carácter social e
histórico. Constituyen un tipo de conocimiento implícito que los individuos adquieren a través de un
proceso gradual de inculcación.

El significado o sentido de un mensaje debería verse como un fenómeno complejo y cambiante, en


continua renovación, y en cierta medida transformado por el verdadero proceso de recepción,
interpretación y reinterpretación.

Al interpretar las formas simbólicas, los individuos las incorporan dentro de su propia comprensión
de sí mismos y de los otros. Las utilizan como vehículo para reflejarse a sí mismos y a los otros, como
base para reflexionar sobre el mundo al cual pertenecen. Todo esto se explica bajo el concepto de
“apropiación”, el cual consiste en asimilar el mensaje e incorporarlo a la propia vida, un proceso que
algunas veces tiene lugar sin esfuerzo, y otras supone un esfuerzo consciente.

Los mensajes mediáticos son comúnmente discutidos por los individuos en el transcurso de la
recepción y como consecuencia de ella: son, de este modo, elaborados discursivamente y
compartidos por un círculo más amplio de individuos que podrían o no haber estado involucrados en
el proceso inicial de recepción. De esta y otras maneras, los mensajes pueden repetirse más allá del
contexto inicial y la actividad de recepción y transformarse a través de un proceso continuo de
narración y repetición de la narración, interpretación y reinterpretación, comentario, descrédito y
crítica.

Al recibir y apropiarse de los mensajes mediáticos, los individuos también se implican en un proceso
de autoformación y auto comprensión, aunque de un modo generalmente implícito y no reconocido
como tal. Estamos modificando activamente un yo a través de los mensajes y el significado facilitado
por los productos mediáticos.

Por último, no se debe perder de vista el hecho de que, en un mundo cada vez más impregnado por
los productos de las industrias mediáticas, ha surgido un nuevo escenario a partir del proceso de
actualización. Se trata de un escenario estricto con las obligaciones espacio – temporales de la
interacción cara a cara y, dada la accesibilidad de la televisión y su expansión global, cada vez más
asequible a los individuos de todo el mundo.

El mito “sociedad de comunicación” – Erick Neveu (Sesión


Acevedo)

Las promesas del mito


La comunicación ha conocido en cincuenta años la mayor fortuna social que puede lograr una
representación: se ha solidificado en un mito, en un relato ordenador de lo social. La genealogía del
mito permite conocer numerosos discursos, con diversos registros y contenidos, que incluso se
contradicen en los juicios que entregan sobre las evoluciones que destaca, denuncian o profetizan.

Si es bastante inútil formalizar una coherencia imaginaria en el flujo de los discursos que generan el
mito, hay que entender que las derivaciones contemporáneas del discurso de la sociedad de
comunicación no son reacias a una ordenación. El discurso de la sociedad de comunicación puede
ser encuadrado en torno a cinco promesas aglutinantes: abundancia, democratización, autonomía
de los individuos, mundialización y contracción del espacio – tiempo.

Abundancia comunicacional y democratización cultural


La argumentación de las campañas publicitarias que incitan a abonarse a la televisión por cable es
esclarecedora. El número de cadenas constituye un elemento promocional de impacto, simbolizado
por el mosaico que se hace visible en la pantalla, recortada en cuadros, la diversidad de programas
accesibles.

La opulencia reviste una dimensión cuantitativa y cualitativa. Más vectores permiten más
especialización, adaptación a necesidades sociales específicas, como lo prueba la aparición de
estaciones dedicadas a informar a lo largo de los programas.

La temática de la abundancia se apoya, entonces, sobre las posibilidades abiertas para la combinación
entre la oferta de programas y los nuevos soportes de reproducción y almacenamiento de esos
programas. Este concepto (abundancia) conduce a la democratización cultural y política. La sociedad
de comunicación reduce los costos de acceso a un cierto número de actividades y bienes culturales
por los efectos conjuntos de la producción en masa y los progresos tecnológicos. Obras y prácticas
hasta entonces elitistas o simplemente cosas como el acceso a las grandes competencias deportivas
organizadas en el extranjero, pasan a ser accesibles a todos. No solo en bienes materiales se reducen
los costos, sino que también el acceso simbólico se hace más barato.

Hacia la democracia telemática


Se trata de hacer posible una democracia participativa, casi directa, contra la siempre posible
confiscación del poder por los políticos. Esta democracia se asocia a las redes informáticas, las cuales
se presentan como el medio por excelencia que permite controlar el problema de los costos
individuales de la participación política, como los planteados por la movilización de muchas personas
juntas.

En cuanto a las encuestas de opinión, se plantea que si el sondeo es inicialmente una tecnología salida
de las ciencias sociales, su eficacia y flexibilidad se han duplicado con el instrumento
“comunicacional” que es el computador. Además, ha sido necesario el amplificador de los medios y
la publicidad para que la encuesta pase del estatuto de instrumento técnico al de productor de
“opinión pública”.

Las experiencias vía redes y los instrumentos de comunicación, postulan una democracia “continua”,
esto quiere decir una mayor demanda de participación a los ciudadanos en el intervalo entre los
momentos electorales.
Una sociedad de autores autónomos e interactivos
El orden social anunciado dará garantías para que los individuos tengan mayor control y
responsabilidad sobre su entorno, hará de ellos sujetos interactivos y no engranajes impotentes de
una maquinaria social. El autor señala que la autonomía es, en primer lugar, promesa de una sociedad
descentralizada, en redes. La organización reticular que prometen las tecnologías de la información
y la comunicación será auténticamente descentralizadora, hecha de conexiones y afiliaciones
múltiples, policéntrica.

La autonomía es también interactividad. Se anuncia como el principio de una “sociedad de interfaces”


en la que las relaciones hombre – máquina, pero también la relación con los bienes culturales, podrán
estar marcadas por la dimensión de acción mutua y simultánea que caracteriza la acción
intersubjetiva entre humanos. Pero la interactividad en materia de relación con los bienes culturales
puede también leerse como uno de los vectores de la abundancia, al permitir al receptor ir más allá
de su estatuto pasivo para intervenir, entre otras cosas, en el flujo televisual.

La autonomía deriva seguidamente en convivialidad: una sociedad en la cual el instrumento moderno


está al servicio de la persona integrada a la colectividad, y no al servicio de un cuerpo de especialistas.
El autor plantea querer definir la promesa de la convivialidad (prolongación de la descentralización)
como la de una sociedad pacificada, que disimula las diferencias y las jerarquías sociales. La
convivialidad por el instrumento es también la promesa de control por parte de cada individuo sobre
su entorno por mediación de tecnologías “dulces”, eliminando el poder obstaculizador de los
especialistas (el profano accede a los hallazgos del sabio).

La autonomía, por último, engloba la idea de transparencia: el discurso comunicacional asocia la


publicidad (en el sentido jurídico) a la conquista de espacios de autonomía de los individuos frente al
poder. Con los bancos de datos y las redes, la comunicación elevada al rango de imperativo y de ética
hace que la retención de información y la práctica del secreto se conviertan en hechos fortuitos.

Un planeta más pequeño


La referencia al universo de la comunicación es útil para comprender el proceso de mundialización.
El impulso de las comunicaciones ha acompañado la construcción de esas interdependencias, como
lo demuestra el progreso paralelo de los imperios coloniales y las redes intercontinentales de
comunicación.

La variedad y amplitud de estas interconexiones planetarias explican el éxito de la palabra


globalización, destinada a sugerir más allá de la circulación de imágenes o mensajes, la fuerza de las
interdependencias, de la configuración de poderes mediante los cuales los agentes sociales se
encuentran cada vez más cogidos en redes de relaciones de gran envergadura.

La sociedad de comunicación es aquí la de la rapidez, la de la instantaneidad. Con el desarrollo de los


sistemas de comunicación móviles, la comunicación se hace nómade.

La sociedad de comunicación anuncia un planeta ajustado a los imperativos del mundo real, de una
interconexión general sin contacto físico ni preocupación por las distancias. La nueva textura del
espacio – tiempo no es un mero asunto de representación. La estructura combinada de las redes
físicas y electrónicas de comunicación contribuye así a modelar una nueva
ordenación/desordenación del territorio, dando valor estratégico a los sitios conectados a las
autopistas, aeropuertos y vías férreas, y condenando simétricamente extensiones enteras del espacio
físico a la vacuidad, o al estatuto de reservas naturales.

¿Un nuevo “gran relato”?


Un discurso coherente
Las unidades de sentido (mitemas) se articulan para constituir un elemento de sentido, al mismo
tiempo bastante plástico pues se presta a usos e interpretaciones variadas y suficientemente
armadas para constituir el marco de un gran relato de sustitución en un periodo en el cual la muerte
de las ideologías da lugar a incesantes tentativas de reemplazo. La mundialización expresa a escala
planetaria el modelo general de interactividad y organización reticular. La interactividad amplifica la
opulencia comunicacional que, por sus vínculos con la idea de pluralismo, está en sí misma ligada a
la promesa de un bonus democrático. La autonomía hace juego civil con la democracia política
participativa. El determinismo tecnológico subyacente en numerosas promesas porta, al mismo
tiempo, la convivialidad, el cambio de la relación con el tiempo y el espacio y la interactividad. La
noción de una sociedad pacificada, marcada por el control sobre el entorno, el intercambio, la
reducción de la conflictividad ofrece aún un potente elemento aglutinante de las significaciones
míticas.

Avatares
El discurso de la sociedad de comunicación, que tiene su propia historia social e intelectual, también
puede ser pensado en términos de confluencia. Sin mayor esfuerzo puede ser ajustado a una cadena
de descripciones globalizantes de las grandes corrientes de evolución social que el recorrido
genealógico ya ha permitido cruzar o entrever.

Se trata del peso dado al determinismo tecnológico como motor de cambios sociales. Se trata,
además, de una evacuación de la problemática del poder o de la dominación en beneficio de la visión
de una sociedad más igualitaria y más policéntrica. La referencia a una sociedad cada vez más
pacificada, liberada de conflictos sociales violentos y de ilusiones ideológicas es también una
constante, así como el estatuto central asignado al individualismo, estilo de vida de los agentes
sociales más autónomos, menos ligados a estatutos de clase.

La existencia de un tronco común en las sucesivas mitologías sociales no podría, por otra parte, hacer
olvidar la riqueza y especificidad del discurso comunicacional. Este dispone de múltiples ayudantes y
traductores en el cuerpo social, se apoya sobre una tupida red de objetos, lógicas económicas y
discursos que son testigos y refuerzos de su credibilidad.

El hecho de que un discurso pueda prestarse para usos tan contrastados puede ser signo de
inconsistencia… o de su fuerza de atracción. Al mundo social no le faltan conjuntos blandos cuya
fuerza deriva precisamente de su plasticidad, de su capacidad para juntar componentes diseminados
detrás de representaciones magnificadas.

Mitología de la modernidad, modernidad de la mitología


El mito es sobre todo una forma, un registro particular de la simbolización que no se define tanto por
el objeto de su mensaje, sino por la manera como se dice (connotación).
Más allá de sus performances técnicas, esos objetos (celulares, computadores) pueden también
convertirse en signos, en vectores de un sentido connotado, sugieren libertad, autonomía,
modernidad, riqueza de contactos humanos o profesionales.

El pensamiento mítico en tanto, reside en su capacidad de dar seguridad, ligada ella a una formidable
potencia de inyección de sentido en la totalidad de las relaciones sociales vividas. El mito da una
claridad que no proviene de la explicación sino de la comprobación, establece una claridad feliz, las
cosas significan por sí mismas.

El lado sombrío del mito*


Son muy elocuentes las variadas encarnaciones de la profecía orwelliana (manipulación mental en
masa) sobre la vertiente totalitaria o sobre el absurdo de una sociedad híper racionalizada, como
también la proliferación de escenarios donde los objetos tecnológicos escapan al control de sus
creadores humanos y cuando generan un universo de simulacros en el cual la distinción entre
hombres y máquinas se hace problemática (todo esto se reconoce como lado sombrío del mito).

No se necesita la imaginación de un cineasta para encontrar la falla en las promesas del mito. La más
modesta de ellas, la abundancia, puede provocar interrogaciones sarcásticas. ¿Qué significa la
elección entre varias decenas de redes cableadas cuando la mitad de ellas ofrecen series
norteamericanas?

Panópticos y simulacros
La nueva fluidez de las fronteras entre la vida pública y el dominio privado abre inquietantes
posibilidades. Según David Lyon, el hombre occidental se compone actualmente de “un cuerpo, un
alma y una tarjeta de crédito” y las cifras de esta última permiten saber por dónde se desplaza el
cuerpo y en gran parte lo que atrae al “alma” a través del consumo de bienes y servicios.

La complejización de los circuitos financieros del Estado – Providencia termina dando al


funcionamiento del sector “social” del Estado la opacidad de un enredo de tuberías al interior de las
cuales los flujos redistributivos y la circulación de las prestaciones han perdido toda legibilidad para
la masa de agentes sociales (se ha producido una opacidad social que provoca un distanciamiento
entre los ciudadanos y la política).

Las ambigüedades de la transparencia son, también, las de una información que pretende hacernos
ver y vivir en “tiempo real” los acontecimientos que marcan la historia presente. Este espectáculo
verdadero/falso del acontecimiento no se limita a situaciones excepcionales. La búsqueda de
imágenes que golpeen lleva cada vez más a las cadenas de televisión a “escenarizar” sus reportajes,
a hacer de los entrevistados o investigados coproductores del producto difundido por la pantalla.

Los éxitos de Amnistía Internacional logrando la liberación de opositores al dar amplia publicidad a
las servicias e injusticias de que eran víctimas han podido mostrar la potencialidad liberadora de la
transparencia mediática.

En cuanto a los sondeos y la transparencia, la definición de preguntas dignas de consulta seguirá


determinadas por un círculo socialmente cerrado de comanditarios, los imperativos de tratamiento
rápido y poco costoso de la información recogida obligarán a proceder con el sesgo exclusivo de
preguntas cerradas (el único resultado de las encuestas de opinión es informarnos sobre la visión de
la democracia que tienen sus promotores).

Las mediaciones de la desigualdad


La sociedad de comunicación es, asimismo, una sociedad de actores estatales, económicos e
individuales marcados por relaciones de desigualdad ligadas a la detentación de recursos
informacionales. También se refiere a las desigualdades de poderío ligadas al patrimonio
informacional a través de los bancos de datos y los procesos multiformes de almacenamiento de
datos.

El tema de las desigualdades de poder también se puede llevar al ámbito cultural, en donde, por
ejemplo, la circulación de programas da sentido a una geopolítica del imaginario marcada por la
potencia norteamericana.

El reino de la comunicación ha provocado nuevas formas de analfabetismo y exclusión, como lo


indican los apuros que pasan cientos de usuarios ante las dispensadores automáticas de boletos de
las estaciones.

Mitos invertidos
El totalitarismo comunicacional pasa más por el juego conjunto de las dinámicas tecnológicas y la
atomización del cuerpo social en individuos serializados, reducidos a la búsqueda de satisfacciones
individuales de la mercancía.

Un patrón de las contra mitologías puede ser llamado el Imperio. Distingue en el control conjunto de
las redes e industrias de programación el soporte de una era nueva del imperialismo, en que USA
despliega en el contexto del hundimiento de la antigua superpotencia soviética las cartas combinadas
de la potencia militar, económica, comunicacional y cultural. El imperialismo cultural existe. No es
una substancia con los colores de la bandera de las barras y estrellas sino una relación de fuerza.

Otra matriz contra mitología sería la del espectáculo. La inflación de la puesta en escena de todas las
actividades sociales y la creciente indeterminación de las fronteras entre realidad y ficción
provocarían una reacción en cadena y una neblina que hace desaparecer las señales. Las actividades
más serias y las más sagradas se ven fagocitadas por la lógica del espectáculo, del simulacro que hace
inencontrable la frontera entre lo verdadero y lo falso.

¿Disolución de lo político?
Los temas de la autonomía y la interactividad pueden interpretarse en una primera lectura como el
anuncio en el orden privado y profesional del principio de participación que promete la
teledemocracia en el orden político.

En un mundo en que la búsqueda de los agrados privados de la convivialidad, del sexo y la realización
de sí mismo se convierten en horizonte de expectativas de numerosos agentes sociales (libertad de
los modernos). Al aprovechar los espacios de autonomía que se le ofrecen, lo moderno puede olvidar
la dimensión ciudadana de su existencia social. El abandono del espacio público y la “despolitización”
serían los corolarios lógicos de la autonomía y el hedonismo convertidos en moral social. En una
sociedad liberada de las ideologías y las ilusiones épicas, la política no tendrá ni más ni menos
importancia que una nota del periódico o las preocupaciones privadas.

El estatuto de la autonomía prometida por la sociedad nueva aparece desde entonces menos como
un sustrato, un prerrequisito del talante democrático de la sociedad de comunicación, que, como un
sustituto, una alternativa más gratificante que una participación política devaluada.

La sociedad de comunicación se define como proceso de regresión de la conflictualidad. Sustituye la


restricción por el diálogo y la negociación; crea las condiciones para una sociedad pacificada por la
reducción de las desigualdades del saber, del poder y la responsabilidad.

El viejo modelo liberal de un Estado que vigila de noche y solo interviene en sus funciones de
soberanía respetuoso de un nuevo “dejar hacer, dejar comunicar” no está lejano. El rechazo de la
conflictualidad significa la estigmatización de los grupos que recurren a ella… y se verá sumariamente
que la utilización del conflicto abierto, a veces con forma de acción violenta como recurso estratégico,
es típica del repertorio de acciones colectivas a que recurren principalmente las clases populares.

“Televisión, espacio público y democracia” de Carlos Peña


(sección Tumbe)

➢ Objetivo: Explorar las principales relaciones entre la televisión y la esfera pública que es
propia de la democracia.

• Resumen:
El texto sugiere que la televisión chilena se encuentra expuesta a expectativas
incongruentes, puesto que se la concibe normativamente como una parte de un
espacio público racionante; pero, a la vez, se la organiza como una industria que debe
ser simplemente sensible a la audiencia masiva.
o Concebimos a la televisión formadora de opinión pública, pero la organizamos
como una industria sensible a la audiencia.
o Pensamos en la TV como un medio para una democracia de elites, cuando su
índole la hace un medio propio de una democracia de públicos o audiencias.
o Esperamos que la TV le diga a la gente cómo debe comportarse y acerca de
qué hablar, pero la economía de los medios la obliga a hablar como la gente
lo hace y a repetir –como en los reality-, la manera en que ella se comporta

Conclusión del texto: “La TV, si se la deja ser lo que es, puede fortalecer a una
sociedad plural cuyas diversas formas de vida buscan la visibilidad y el
reconocimiento”.

I - Qué debe entenderse por esfera pública.


• Según Habermas, la esfera pública burguesa se formó como un ámbito distinto al Estado, al
mercado y a la familia, donde ciudadanos que se reconocían mutuamente la calidad de
iguales deliberan acerca del mundo que tenían en común. (Kant llamó al “uso público de la
razón” a la instancia que no estaba en manos de la autoridad pública –que administra el uso
de la fuerza-, ni en el ámbito de las relaciones privadas –que incluía las relaciones íntimas y
mercantiles-.
o La visión de Habermas es complementada –o contrapuesta- con la de Hanna Arendt,
quien postula que el término de esfera pública trasciende más allá, y que éste se
encuentra vinculado a su posibilidad de aparecer en medio de los otros, de que la
opinión sea reconocida entre los demás.
o Lo público cumple la función de proporcionar un espacio de visibilidad en el que los
hombres y mujeres puedan hacerse oír y hacerse ver mediante la acción y el
discurso.

• La aparición de la prensa y la proliferación del periódico y de los cafés habría contribuido al


surgimiento de esa esfera que configuró, de una forma hasta entonces inédita, la vida cívica.
o Habermas atribuye este fenómeno al surgimiento de la prensa escrita y a la
aparición de espacios de sociabilidad, que brindaron un espacio apartado del Estado
y lo privado.
o La aparición de la industria de la prensa influyó en la forma del poder político y a la
configuración moderna del Estado, la que está bajo constante cuestionamiento de
la ciudadanía. A partir de ahí, el Estado tuvo que replantearse sus formas de control
sobre la sociedad.

• Este modelo, a pesar de su amplia recepción, ha sido objeto de múltiples críticas. La principal
de ellas es que establece un vínculo entre los medios y esfera pública sobre la base de la
palabra y de la razón dejando de lado –y la más de las veces despojados de valor-, otros
códigos comunicativos, como el que emplea la televisión, que en condiciones
contemporáneas poseen un alto impacto.

o El modelo de esfera pública evolucionó para mantener una suerte de control sobre
la sociedad. La dimensión deliberativa fue reemplazada por el espectáculo.
o Actualmente, la televisión contribuye al deterioro de los procesos democráticos, en
vez de profundizarlos. (Bourdieu).
o Según Thompson, que los medios masivos han cambiado radicalmente las
relaciones entre visibilidad y poder. Lo público se confundió con lo Estatal y lo
privado con los asuntos humanos, que incluía lo íntimo. Lo público se confundió,
también, con lo visible.
▪ Thompson sugiere que los MCM alteraron los conceptos de lo “público” y
“privado”.
o La relación entre la TV y la esfera pública es distinta, de acuerdo a cómo se entienda
por “esfera pública”.
▪ Si la esfera pública es concebida como un espacio dialógico racional entre
ciudadanos iguales, su relación con la televisión es de rivalidad.
▪ Si la esfera pública se concibe como un ámbito de visibilidad que establece
relaciones de transparencia y de intimidad ampliada y a distancia, la
relación entre la TV y la política cambia radicalmente. Ofrece más
herramientas de acción y reconocimiento y vuelve más complejo el control
del poder.

II – Indagar en las exigencias normativas que la democracia plantea a los MCM y en especial a la
TV.

• El tipo de exigencias normativas que puedan dirigirse a la televisión depende de la


concepción de democracia que se defienda. No es lo mismo regular un MCM bajo una
concepción de democracia deliberativa –donde se ofrece a todos la misma oportunidad de
hacer valer sus razones-, que hacerlo bajo una concepción de democracia puramente
agregativa o mayoritaria, que concede a todos los intereses un mismo peso.

▪ Democracia agregativa o mayoritaria: sistema tal en el que las decisiones


que se toman son las que coinciden con los intereses de la mayor cantidad
de personas posible.
▪ Democracia deliberativa: una empresa conjunta de autogobierno
colectivo. Los ciudadanos son también participantes de aquello que juzgan,
puesto que mediante el diálogo político configuran sus propias
preferencias. Mediante el diálogo, configuran las decisiones que
repercuten sobre ellos mismos.

o Bajo la concepción mayoritaria de la democracia, la libertad de expresión está al


servicio de las necesidades autoexpresivas de los individuos. Si la acción del Estado
retrocede, entonces la libertad de expresión crece.
o En cambio, bajo la concepción deliberativa, la libertad de expresión no está solo al
servicio de la autonomía personal, sino que tiene por objetivo favorecer el
autogobierno de la comunidad política.
La intervención del Estado podría aumentar la libertad de expresión, en vez de
disminuirla.

III – Examinar modelos normativos posibles que surgen al mezclar las concepciones del espacio
público.

(c)
(a)

(d)
(b)

• (a) La esfera pública racionante (Habermas) en una democracia deliberativa, los MCM
cuentan con orientaciones normativas. La libertad de expresión no está entregada a los
intereses autoexpresivos, sino a la realización del autogobierno colectivo. Los medios
debieran estar sometidos a un sistema de regulación que asegure el acceso equilibrado, y
deberían dejarse guiar por las reglas del discurso o del debate racional, con el fin de
favorecer la formación de una voluntad colectiva racional.
• (b) En la esfera pública basado en lo visual, y en una democracia mayoritaria, la pluralidad
de la TV y de los medios debiera estar garantizada por el libre acceso al mercado, y por un
sistema competitivo que aseguren el libre intercambio de imágenes y símbolos.
• (c) En una esfera pública concebida por Habermas, y en una democracia mayoritaria, la
orientación predominante de los medios es contribuir a asegurar la información completa
por parte de los ciudadanos.
• (d) Por último, en una esfera pública de Thompson en un medio de democracia deliberativa,
el medio debería esforzarse por asegurar el reconocimiento a todos.

IV – Analizar la situación de la televisión chilena

La televisión chilena estuvo más cerca de los ideales ilustrados (Habermas)


(a). Sin embargo, se ha desplazado hacia una esfera pública basado en lo
visible (Thompson) (b).

o En sus inicios (~1960 – 1989), la Tv chilena fue concebida como un medio de


ilustración de las mayorías por parte de las elites refugiadas en las universidades:
Podía educar e ilustrar a las masas.
o Además, se reconoció un fuerte vínculo entre la TV y el sistema político: Se obligó a
los canales a transmitir propaganda gratuita a partidos y grupos que participaban
de los distintos procesos electorales. Esto se lograba debido al importante aporte
monetario del Estado.
o Seguían los ideales de J. Reith (BBC) “Los MCM están para ilustrar a las masas y no
para hacer lo que quieren las audiencias”.
▪ La TV fue concebida como una “pizarra” y no como un “espejo”.

• Con la pérdida del monopolio de la Tv chilena a cargo de las universidades, poco a poco
ha cambiado la forma de financiamiento de éstos. Entregando al avisaje la capacidad de
los canales para cautivar a las audiencias masivas.
o Esto generó una paradoja en el sistema que explique la fisionomía de la televisión
chilena: Pensamos en una tv como un medio de elites –como en sus inicios lo fue la
prensa-: pero la organizamos como un medio de audiencias.

Esto ha provocado que, poco a poco, la televisión, específicamente la prensa, apunta a


generar contenidos que la audiencia quiera hacer visible. Lo que ha provocado que la
concepción de esfera pública discuta en torno a lo visible y transparente (Thompson),
apuntando al juicio autoexpresivo que sólo puede ser considerado relevante mediante una
cuantificación mayoritaria.

V – Conclusiones
• La televisión, incluso pensada como industria, podrá contribuir a la democracia y al
fortalecimiento de la esfera pública.
• Podrá ayudar a transitar desde una democracia de elites (con la prensa) o una de masas
(con la radio) a una de públicos diferenciados, pero masivos, que expresan la pluralidad
social y buscan el reconocimiento.
• La Tv favorecerá la expresión de demandas y de acciones políticas distintas a la de la
sociedad burguesa, instituyendo el acontecimiento televisivo como una experiencia común
sobre la cual la prensa puede llevar a cabo una reflexión compartido; permitiendo que
todos, incluso los excluidos, puedan hacer la experiencia de qué es aparecer.

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