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Estudio de las
A finales del siglo XIX, una nueva ola de imperialismo permearía la realidad global
bajo motivaciones fundamentalmente políticas, económicas e ideológicas, lo cual
convertiría a gran parte del mundo no industrializado, en la colección colonial de unas
cuantas potencias occidentales. Este nuevo imperialismo, como se le ha denominado en
la historiografía y cuyo transcurso se entiende entre 1871 y 1914, fue impulsado
principalmente por el capitalismo industrial y el nacionalismo, que suponen dos
explicaciones diferentes, aunque no opuestas, del origen de este fenómeno.
El panorama económico mundial, para la segunda mitad del siglo XIX, nos muestra
una industria en expansión acelerada ocurriendo en Estados Unidos y Europa,
expansión que demandaba nuevos mercados, nuevas fuentes de materia prima y nuevas
salidas para invertir el capital. Esto se traduciría en la necesidad de buscar nuevos
territorios que pudieran satisfacer tales demandas capitalistas de la economía. Por otro
lado, en la esfera política e ideológica, el nacionalismo estaba tomando más fuerza,
fomentando así la idea de dominación sobre otros territorios por prestigio nacional y en
función de la ubicación de bases navales y militares estratégicas y de una supuesta
misión de “llevar las bendiciones de la civilización a gentes atrasadas”1.
1 John B. Harrison y otros, Nacionalismo e industrialización, 1850-1914 (México: McGraw-Hill, 2003) 181
Como parte del repertorio de territorios repartidos, estaría China, que durante mucho
tiempo había logrado mantenerse sólida y aislada, pero que bajo la corrupta dinastía
que dominaba en ella para el siglo XIX, se encontraba en profunda decadencia 3. Los
británicos llegarían a buscar dominio primero, y tras derrotar a China fácilmente,
crearían tratados en función de abrir el comercio, pero ellos no eran los únicos
interesados en este territorio, y la presión que otras naciones ejercían contra los
británicos, le permitió a China mantener parcialmente su independencia. Posteriormente
este territorio seria repartido además entre alemanes, franceses, rusos y japoneses, lo
que junto a la inicial dominación británica representaría una apertura de esta sociedad al
mundo, y con esto las ideas del nacionalismo tocarían tierras chinas, fomentando esta
ideología y muchos intentos de rebeliones y movimientos de liberación, que a pesar de
no resultar exitosos en un principio, eventualmente empezarían a generar cambios en la
configuración política, mas sin embargo su situación en general como país terminaría
siendo, para este periodo del nuevo imperialismo, de debilidad y división.
Japón por su parte, aunque compartía características iniciales muy similares a las de
China, al ser una sociedad que había preferido mantenerse en el aislamiento, había
logrado con una impresionante rapidez un proceso de industrialización, modernización
y fortalecimiento militar significativo, alcanzando así el estatus de potencia
occidentalizada y uniéndose al fenómeno expansionista del nuevo imperialismo4.
El Medio y Cercano Oriente, representarían otro territorio de gran interés para las
potencias, no tanto por sus recursos, pues antes del desarrollo de la industria petrolera se
trataba más bien de territorios pobres, si no por su posición estratégica. Estas tierras
representaban la oportunidad de dominar el paso entre tres continentes, y siendo así,
Francia entraría a buscar ventaja y construiría el Canal de Suez, entre 1859 y 1869; este
significo una reducción bastante significativa en las distancias navegables lo cual
África, por su parte, aunque tenía establecido ciertos dominios europeos (españoles,
británicos, holandeses y portugueses) alrededor de toda su zona norte y costera, aun
contaba con una gran extensión de tierra, hacia el interior del continente, totalmente
desconocida6. Para finales del siglo XIX, historias respecto a extraños animales, gentes
primitivas y metales preciosos motivarían a los exploradores a abordar tan extenso
territorio, que finalmente terminaría, tras guerras entre las potencias y los pueblos
nativos, por ser repartido entre Francia, Gran Bretaña, Alemania, Portugal, Bélgica,
Italia y España.7
Pero el nuevo imperialismo no sería el único fenómeno en ocurrencia para finales del
siglo XIX, en específico entre los años de 1850 y 1914, una nueva fase de
industrialización y unos significativos cambios sociales se desarrollarían a través de
importantes acontecimientos. El rápido avance de la ciencia permitiría, lo que se conoce
como una segunda industrialización, la cual llegaría a tener una mayor extensión que la
primera. En esta, la ciencia tuvo un papel vital, que posibilito el desarrollo de la
industria del petróleo, la industria química, y la eléctrica, también el acero pasaría a ser
de fundamental importancia en la construcción de maquinaria de industria y transporte.
La movilidad mejoraría, igualmente, con la construcción de trenes y ferrocarriles en
Bibliografía