Vous êtes sur la page 1sur 51

¿Qué significa contristar / apagar al Espíritu Santo?

Cuando la palabra “apagar” es usada en la Escritura, está hablando de reprimir el fuego. Cuando
los creyentes se ponen el escudo de la fe, como parte de la armadura de Dios (Efesios 6:16),
ellos están reprimiendo el poder de los dardos de fuego de Satanás. Cristo describe el infierno
como un lugar donde el fuego nunca se “apaga” (Mr. 9:44, 46, 48). De la misma manera, el
Espíritu Santo es un fuego que mora en cada creyente. El quiere expresarse a Sí mismo en
nuestras acciones y actitudes. Cuando los creyentes no permiten que el Espíritu sea visto en sus
acciones, cuando hacemos lo que sabemos que está mal, entonces reprimimos o “apagamos” al
Espíritu. No permitimos que el Espíritu se revele a Sí mismo de la manera que Él lo desea.

Para comprender lo que significa “contristar” al Espíritu, debemos entender primeramente que
este es una característica de la personalidad. Sólo una persona puede ser “contristada”; por lo
tanto, el Espíritu debe ser una persona para poder tener esta emoción. Una vez que
comprendemos este aspecto, podemos entender mejor cómo Él es “contristado,”
especialmente porque nosotros también somos contristados. Efesios 4:30 nos dice que no
debemos “contristar” al Espíritu. Basémonos en el pasaje para entender lo que Pablo quiere
decirnos. Podemos “contristar” al Espíritu al vivir como paganos (4:17-19), al no oponer
resistencia a nuestra naturaleza de pecado (4:22-24), al mentir (4:25), al airarnos (4:26-27), al
robar (4:28), al maldecir (4:29), al amargarnos (4:31), al no perdonar (4:32), al cometer
inmoralidad sexual (5:3-5). “Contristar” al Espíritu es actuar de manera pecaminosa, ya sea de
pensamiento y hechos, o solamente de pensamiento.

“Apagar” y “contristar” al Espíritu son ambos similares en sus efectos; ambos impiden un estilo
de vida piadoso. Ambos suceden cuando un creyente peca contra Dios y sigue sus propios
deseos mundanos. El único camino correcto por seguir es el camino que lleva a un creyente más
cerca de Dios y la pureza, y más lejos del mundo y el pecado. Así como a nosotros no nos gusta
ser contristados, y así como tampoco buscamos reprimir lo que es bueno – así también no
debemos contristar o apagar al Espíritu Santo al rehusar escuchar Su guía.
¿Puede un cristiano ser poseído por demonios? ¿Puede un cristiano ser demonizado?
Aunque la Biblia no dice explícitamente si un cristiano puede ser poseído por un demonio, hay
verdades bíblicas relacionadas al tema que dejan abundantemente claro que los cristianos no
pueden ser poseídos por demonios. Hay una clara diferencia entre ser poseído por un demonio
y ser oprimido o influenciado por un demonio. La posesión demoníaca involucra un demonio
que tiene el control directo y completo sobre los pensamientos y / o acciones de una persona
(Mateo 17:14-18, Lucas 4:33-35; 8:27-33). La opresión (o influencia) demoníaca implica un
demonio o demonios atacando espiritualmente a una persona y / o incentivándole a él / ella
hacia un comportamiento pecaminoso. Tenga en cuenta que en todos los pasajes del Nuevo
Testamento que tratan la guerra espiritual, no hay instrucciones para echar un demonio de un
creyente (Efesios 6:10-18). Los creyentes son mandados a resistir al diablo (Santiago 4:7, 1
Pedro 5:8-9), no echarlo fuera.

Los cristianos son habitados por el Espíritu Santo (Romanos 8:9-11, 1 Corintios 3:16; 6:19). Sin
duda, el Espíritu Santo no permitiría un demonio poseer la misma persona que Él habita. Es
impensable que Dios permitiría que uno de sus hijos, a quien compró con la sangre de Cristo (1
Pedro 1:18-19) y que se convierte en una nueva creación (2 Corintios 5:17), sea poseído y
controlado por un demonio. Sí, como creyentes, podemos hacer guerra con Satanás y sus
demonios, pero no desde dentro de nosotros mismos. El apóstol Juan declara: "Hijitos, vosotros
sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en
el mundo." (1 Juan 4:4). ¿Quién es el que está en nosotros? El Espíritu Santo. ¿Quién es el que
está en el mundo? Satanás y sus demonios. Por lo tanto, el creyente ha vencido al mundo de los
demonios, y el caso de la posesión demoníaca de un creyente no puede ser sustentado
bíblicamente.

Con la fuerte evidencia bíblica en la vista de que un cristiano no puede ser poseído por un
demonio, algunos maestros de la Biblia usan el término "demonización" para referirse a un
demonio que tenga control sobre un cristiano. Algunos argumentan que mientras que un
cristiano no puede ser poseído por un demonio, un cristiano puede ser demonizado. Por lo
general, la descripción de la demonización es prácticamente idéntica a la descripción de la
posesión demoníaca. Así, el resultado es el mismo. Un cambio de la terminología no cambia el
hecho de que un demonio no puede habitar o tomar el control completo de un cristiano. La
influencia y la opresión demoníaca son realidades para los cristianos, sin duda, pero
simplemente no es bíblico decir que un cristiano puede ser poseído por un demonio o
demonizado.

Gran parte de la motivación detrás del concepto de demonización es la experiencia personal de


ver a alguien que "definitivamente" es un cristiano exhibiendo evidencia de ser controlado por
un demonio. Es de vital importancia, sin embargo, que no permitimos que la experiencia
personal influencie en nuestra interpretación de la Escritura. Más bien, debemos filtrar nuestras
experiencias personales a través de la verdad de la Escritura (2 Timoteo 3:16-17). Ver a alguien a
quien pensamos que es un cristiano exhibir el comportamiento del ser demonizado debe
hacernos dudar de la autenticidad de su fe. Esto no debe hacernos cambiar nuestro punto de
vista de si un cristiano puede ser poseído por demonios o demonizado. Tal vez la persona
realmente es un cristiano, pero severamente oprimida por un demonio y / o sufre de graves
problemas psicológicos. Pero, de nuevo, nuestras experiencias deben cumplir con la prueba de
la Escritura, no al revés.
¿Por qué permitía Dios la poligamia / bigamia en la Biblia?
La pregunta de la poligamia en la Biblia es interesante, por que mayoría de la gente en la
actualidad ve la poligamia como inmoral, mientras que la Biblia en ninguna parte la condena
explícitamente. El primer caso de poligamia /bigamia en la Biblia fue Lamec en Génesis 4:19, “Y
Lamec tomó para sí dos mujeres;…” Muchos de los hombre prominentes en el Antiguo
Testamento fueron polígamos. Abraham, Jacob, David, Salomón, y otros; todos tuvieron varias
esposas. En 2 Samuel 12:8, Dios hablando a través del profeta Natán, dijo que si las esposas y
concubinas de David no fueran suficientes, Él le habría dado aún más. Salomón tuvo 700
esposas y 300 concubinas (esencialmente esposas pero de un menor rango) de acuerdo a 1
Reyes 11:3. ¿Qué debemos hacer con estos ejemplos de poligamia en el Antiguo Testamento?
Hay tres preguntas que necesitan ser respondidas. (1) ¿Por qué permitió Dios la poligamia en el
Antiguo Testamento? (2) ¿Cómo ve Dios la poligamia en la actualidad? (3) ¿Por qué cambió?

(1) ¿Por qué permitió Dios la poligamia en el Antiguo Testamento? La Biblia no dice
específicamente porqué Dios permitió la poligamia. Lo mejor que cualquiera puede hacer es
“informarse” especulativamente. Existen pocos factores claves para considerar. Primero,
Siempre ha habido más mujeres que hombres en el mundo. Estadísticas actuales muestran que
aproximadamente el 50:5% de la población mundial son mujeres, representando los hombres el
49.5%. Asumiendo los mismos porcentajes en tiempos antiguos, y multiplicándolos por millones
de gente, habría decenas de miles de mujeres más que de hombres. Segundo, la guerra en
tiempos antiguos era especialmente brutal, con un increíble alto porcentaje de fatalidades. Esto
habría resultado en un porcentaje aún mayor de mujeres respecto a los hombres. Tercero,
debido a las sociedades patriarcales, era casi imposible para una mujer soltera, mantenerse por
ella misma. Generalmente las mujeres carecían de educación y preparación. Las mujeres
dependían de sus padres, hermanos y esposos para su provisión y protección. La mujer soltera
con frecuencia estaba expuesta a la prostitución y esclavitud. Cuarto, la significativa diferencia
entre el número de mujeres y hombres habría dejado a muchas, muchas mujeres en una
situación (como mínimo) indeseable.

Así que parece que Dios permitió la poligamia para proteger y proveer para la mujer que no
pudiera encontrar un esposo de otra manera. Un hombre tomaría varias esposas y serviría como
el proveedor y protector de todas ellas. Mientras que definitivamente esto no es lo ideal, vivir
en una casa con poligamia era mucho mejor que las otras alternativas: prostitución, esclavitud,
inanición, etc. Adicionalmente a la protección y el factor de la provisión, la poligamia permitió
una expansión más rápida de la humanidad, cumpliendo con el mandato de Dios de
“…fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y multiplicaos en ella.”
(Génesis 9:7). Los hombres son capaces de embarazar a varias mujeres en el mismo período de
tiempo… causando un más acelerado crecimiento de la humanidad, que si cada hombre pudiera
procrear solo un hijo por año.

(2) ¿Cómo ve Dios la poligamia en la actualidad? Aún cuando se permitía la poligamia, la Biblia
presenta la monogamia como el plan que se ajusta más al ideal de Dios para el matrimonio. La
Biblia dice que la intención original de Dios fue que un hombre estuviera casado solo con una
mujer, “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una
sola (singular) carne.” (Génesis 2:24). Mientras que Génesis 2:24 describe lo que es el
matrimonio, más que cuántas personas deben integrarlo, debe notarse el uso consistente del
singular. En Deuteronomio 17:14-20, Dios dice que no se supone que los reyes tengan varias
esposas (o caballos u oro). Mientras que esto no puede ser interpretado como un mandato de
que los reyes debían ser monógamos, si puede ser entendido como una declaración de que el
tener varias esposas es causa de problemas. Esto puede verse claramente en la vida de Salomón
(1 Reyes 11:3-4).

En el Nuevo Testamento, 1 Timoteo 3:2, 12 y Tito 1:6 señala: “marido de una sola mujer” en una
lista de requerimientos para el liderazgo espiritual. Hay alguna discrepancia en cuanto a lo que
estos requerimientos se refieren específicamente. Favor de leer:
https://www.gotquestions.org/husband-one-wife.html. La frase puede ser traducida
literalmente “marido de una sola mujer.” Ya sea que esta frase se refiera o no exclusivamente a
la poligamia, de ninguna manera un polígamo puede ser considerado “marido de una sola
mujer.” Mientras que estas cualidades son específicamente para ministerios de liderazgo
espiritual, éstas deben aplicarse por igual a todos los cristianos. ¿No todo cristiano debe ser
“irreprensible, … sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no dado al vino,
no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro.” (1
Timoteo 3:2-4)? Si somos llamados a ser santos (1 Pedro 1:16), y si estas normas son santas para
los ancianos y diáconos, entonces son santas para todos.

Efesios 5:22-33 hablando de la relación entre esposos y esposas, cuando se refiere a un esposo
(singular) siempre se refiere a una esposa (singular). “… el marido (singular) es cabeza de la
mujer (singular) … “El que ama a su mujer, (singular) a sí mismo (singular)se ama.” … “Por esto
dejará el hombre (singular) a su padre y a su madre y se unirá a su mujer (singular), y los dos
serán una sola carne.” … “..cada uno de vosotros ame también a su mujer (singular) como a sí
mismo, y la mujer respete a su marido (singular).” Mientras que de alguna manera es un pasaje
paralelo, en Colosenses 3:18-19, Pablo se refiere a esposos y esposas en plural, siendo claro que
está refiriéndose a todos los esposos y esposas entre los cristianos colosenses, no declarando
que un esposo pueda tener varias esposas. En contraste, Efesios 5:22-33 está describiendo
específicamente la relación matrimonial. Si la poligamia fuera permisible, toda la ilustración de
Cristo en relación con Su cuerpo (la iglesia), y la relación de esposo-esposa, se anularía.

(3) ¿Por qué cambió? No es tanto que Dios desapruebe algo que Él aprobó previamente como lo
es en la restauración del matrimonio a Su orden original. Aún regresando a Adán y Eva (no
Evas), la poligamia no fue la idea original de Dios. Dios parece haber permitido la poligamia para
resolver un problema, pero Dios deseaba que el problema nunca hubiera ocurrido. En la
mayoría de las sociedades modernas, no hay en lo absoluto la necesidad de poligamia. En la
mayoría de las culturas actuales, las mujeres son ya capaces de proveer y protegerse ellas
mismas, – quitando el único aspecto “positivo” de la poligamia. Es más, la mayoría de las
naciones modernas prohíben la poligamia. De acuerdo a Romanos 13:1-7, debemos obedecer
las leyes establecidas por los gobiernos. La única instancia en las Escrituras por la cual es
permitido desobedecer la ley, es si ésta contradice los mandamientos de Dios (Hechos 5:29).
Puesto que Dios solo permitió la poligamia y no la ordenó, una ley que prohíba la poligamia
debe ser acatada.

¿Existen algunas circunstancias en las cuales aún pueda permitirse la poligamia en nuestros
días? Tal vez… pero es difícil creer que no habría ninguna otra posible solución. Debido al
aspecto matrimonial de “una sola carne”, la necesidad de singularidad y armonía en el
matrimonio, y la falta de alguna necesidad real para la poligamia, es nuestra firme creencia que
la poligamia no honra a Dios y no es su idea del matrimonio.

La heredad prometida por Dios


Garantía divina antes del éxodo
A pesar de llevar una vida miserable en la esclavitud, los hijos de Israel inicialmente estaban
reacios a la idea de abandonar Egipto. Por lo tanto, Dios le asegura a Moisés que sus intenciones
son buenas: "Y os meteré en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a
Isaac y a Jacob; y yo os la daré por heredad" (Éxodo 6: 8). Tanto aquí como a lo largo de las
Escrituras, la principal prueba de Dios de su pacto con Israel es su garantía de la Tierra
Prometida.

¿Herencia o patrimonio?
En el hebreo original, la palabra para "heredad" es morasha, que viene de la raíz YRS/‫ירש‬, que
significa "heredar". Pero en hebreo esta es una palabra especial que solo se aplica a la Tierra
Prometida. Al contrario de la palabra más común, yerusha, que significa "herencia", morasha es
un patrimonio valioso. Morasha requiere la participación activa de cada generación, para
preservarse para la próxima generación, a diferencia de yerusha, que es una herencia que
puede malgastarse fácilmente.

¿Qué dice la Biblia acerca del capitalismo?


El diccionario define el capitalismo como "un sistema económico, caracterizado por la
propiedad privada o corporativa de bienes capitales, por inversiones que están determinadas
por decisiones particulares, y por precios, producción, y la distribución de bienes que están
determinados principalmente por la competencia en el mercado libre." Aunque la Biblia no
menciona el capitalismo por nombre, sí habla mucho sobre cuestiones económicas. Por
ejemplo, secciones enteras del libro de Proverbios y muchas de las parábolas de Jesús, tratan
sobre asuntos económicos. Como tal, aprendemos cuál debe ser nuestra actitud hacia la riqueza
y cómo debe manejar un cristiano sus finanzas. La Biblia también nos muestra una descripción
de nuestra naturaleza humana, que nos ayuda a evaluar el posible éxito o el fracaso de un
sistema económico en una sociedad.

Por ser la economía un área donde se desarrolla mucha de nuestra vida diaria, debemos
evaluarla desde una perspectiva bíblica. Cuando usamos la Biblia como nuestro marco de
referencia, podemos comenzar a construir el modelo para un gobierno y una economía que
libere el potencial humano y limite su pecaminosidad. En Génesis 1:28, Dios dice que debemos
sojuzgar la tierra y tener dominio sobre ella. Un aspecto de esto es que los humanos podemos
tener propiedades sobre las que podemos ejercer dominio. Puesto que tenemos tanto volición
como derechos de la propiedad privada, podemos suponer que deberíamos tener la libertad
para intercambiar estos derechos de propiedad privada dentro de un mercado libre, donde se
pueden intercambiar bienes y servicios. Sin embargo, debido a los estragos del pecado, muchas
partes del mundo se han convertido en lugares de decadencia y escasez. Y aunque Dios nos ha
dado el dominio sobre su creación, debemos ser buenos administradores de los recursos que
tenemos a nuestra disposición.

Históricamente, el sistema de la libre empresa, ha proporcionado mayor libertad y ganancias


económicas más eficaces, que cualquier otro sistema económico jamás concebido. Aún así, los
cristianos a menudo se preguntan si pueden apoyar el capitalismo. En esencia, el interés propio
es recompensado en un sistema capitalista libre. Pero incluso, el Evangelio apela a nuestro
interés propio, porque está en nuestro interés el aceptar a Jesucristo como nuestro Salvador,
para asegurar nuestro destino eterno. Desde una perspectiva cristiana, la base de la propiedad
privada, se basa en nuestro ser creado a la imagen de Dios. Podemos tomar decisiones sobre la
propiedad que podemos intercambiar en el sistema de mercado. Pero a veces, el deseo por la
propiedad privada proviene de nuestra pecaminosidad. Proporcionalmente, nuestra naturaleza
pecaminosa también produce pereza, abandono y negligencia. El hecho es que la justicia
económica puede ser mejor lograda, si cada persona es responsable por su propia
productividad.

Históricamente, el capitalismo ha tenido varias ventajas. Ha liberado el potencial económico.


También ha proporcionado la base para una gran libertad política y económica. Cuando el
gobierno no está controlando los mercados, hay libertad económica para participar en una serie
de actividades empresariales. El capitalismo también ha conducido a una gran libertad política y
económica, porque una vez que limitamos el papel del gobierno en la economía, también
limitamos el alcance del gobierno en otras áreas. No es casualidad, que la mayoría de los países
con la mayor libertad política, generalmente tienen una gran libertad económica. Sin embargo,
los cristianos no pueden ni deben aprobar todos los aspectos del capitalismo. Por ejemplo,
muchos defensores del capitalismo adoptan una postura conocida como utilitarismo, la cual es
contraria a la noción de los absolutos bíblicos. Ciertamente, debemos rechazar esta filosofía.
También hay ciertas cuestiones económicas y morales que deben ser abordadas. Aunque hay
algunas críticas válidas sobre la economía capitalista, tales como los monopolios y los residuos
contaminantes, estos pueden ser controlados mediante un control gubernamental limitado. Y
cuando el capitalismo es sabiamente controlado, genera una significativa prosperidad y libertad
económica para su gente.

Uno de los mayores argumentos morales contra el capitalismo, es la avaricia, que es la razón
por la que muchos cristianos se sienten inseguros en cuanto al sistema de la libre empresa. Los
críticos del capitalismo afirman que este sistema hace que la gente se vuelva codiciosa. Pero
entonces debemos preguntarnos, si es el capitalismo lo que hace a la gente codiciosa, o si hay
gente ya codiciosa que usa la libertad económica del sistema capitalista para lograr sus fines. A
la luz de la descripción bíblica de la naturaleza humana (Jeremías 17:9), esto último parece ser la
respuesta. Porque la gente es pecadora y egoísta, algunos van a usar el sistema capitalista para
satisfacer su avaricia. Pero esa no es tanto una crítica al capitalismo, sino una realidad de la
condición humana. La meta del capitalismo, no es cambiar a la gente mala, sino protegernos de
ella. El capitalismo es un sistema en el cual la gente mala puede hacer el menor daño, y la gente
buena tener la libertad para hacer buenas obras. El capitalismo funciona bien con individuos
cabalmente morales. Pero también funciona inadecuadamente con gente codiciosa y egoísta. Es
importante darnos cuenta de que hay una diferencia entre el interés propio y el egoísmo. Toda
la gente tiene interés propio, el cual puede operar en formas que no son egoístas. Por ejemplo,
es de nuestro interés personal el conseguir un trabajo y obtener un ingreso para poder sostener
a nuestra familia. Podemos hacerlo de formas que no son egoístas. En contraste, otros sistemas
económicos tales como el socialismo, ignoran las definiciones bíblicas de la naturaleza humana.

Como resultado, ellos permiten que el poder económico esté centralizado, y concentrado en
manos de unos pocos codiciosos. Aquellos que se quejan de la influencia que tienen las grandes
corporaciones en nuestras vidas, deben considerar la alternativa socialista, donde unos cuantos
burócratas gubernamentales, controlan cada aspecto de nuestra vida.

Aunque la avaricia es a veces evidente en el sistema capitalista, debemos entender que no es


por el sistema en sí, – es porque la avaricia es parte de nuestra naturaleza pecaminosa. La
solución radica no en un cambio del sistema económico, sino en un cambio del corazón de los
hombres a través del poder del evangelio de Jesucristo.

Las Maldiciones del Pacto por R. . Sproul


Continuamos con nuestro estudio del corazón de la Teología Reformada. Hoy quiero que
prestemos atención al concepto de pacto. Uno de los nombres más frecuentes que oímos para
definir a la Teología Reformada es el término “Teología del Pacto”. Para ser sincero con ustedes,
yo casi nunca uso ese término, no es que me oponga a él por alguna razón en particular, es solo
que creo que puede ser un poco confuso, porque creo que todos los cristianos reconocen que el
concepto de pacto es obviamente frontal y central en ambos Testamentos. De hecho, cuando
hablamos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento, nos referimos al Antiguo Pacto y el
Nuevo Pacto, y todos estamos conscientes de la realidad del lenguaje del pacto que aparece
disperso a lo largo de las Escrituras. Oímos hablar de un muchos de pactos en el Antiguo
Testamento: el pacto que Dios hace con Noé, con la señal del arcoíris en el cielo; el pacto con
Abraham, con la señal de la circuncisión; y el pacto en el Sinaí con Moisés. Y hemos oído de
Jeremías hablando acerca de un nuevo pacto; y sabemos que, en el Aposento Alto, cuando
nuestro Señor celebra la Pascua con sus discípulos la noche antes de Su ejecución, él instituye el
Nuevo Pacto, y habla del Nuevo Pacto que es por su sangre, y así sucesivamente.

Y así tenemos este tema repetido sobre pactos en la Escritura. Y la razón por la que a menudo la
Teología Reformada es llamada Teología de Pactos es porque esta ve la estructura o el formato
del pacto en la Biblia como un elemento crucial en el que todo el plan de redención funciona, y
se convierte en una especie de clave para comprender e interpretar el resto de las Escrituras.

Y debido a esto es que la Teología Reformada destaca este motivo central del pacto como el
marco en el que se lleva a cabo la redención. Y de nuevo en las categorías teológicas y en
términos de las confesiones históricas las iglesias reformadas tienen una tendencia a distinguir
entre los tres pactos principales.
Es una designación general, pero quiero tomarme un tiempo para tratar estos temas. El primero
se conoce como el pacto de redención, el segundo se conoce como el pacto de obras y el
tercero se conoce como el pacto de gracia.

Y lo que quiero hacer hoy es dar una breve explicación de las características distintivas de estos
tres pactos. Normalmente pensamos en un pacto como en un acuerdo entre dos o más partes.
Tenemos pactos en nuestra propia cultura. De hecho, la forma de gobierno estadounidense se
llama, históricamente, un contrato social o un pacto social que implica el consentimiento de los
gobernados, que existe un acuerdo entre el gobierno y el pueblo, y que hay ciertas
estipulaciones que definen esa relación que buscamos en la Constitución y la Declaración de
Derechos.

Nosotros institucionalizamos y consagramos matrimonios sobre la base de pactos. Se hacen


promesas y se acuerdan términos, y así sucesivamente. Del mismo modo está la realidad del
pacto empresarial o de los contratos industriales, que se ven en las noticias todo el tiempo.
Cuando la mano de obra y la gestión están elaborando un nuevo contrato, lo que están
haciendo es un pacto, un acuerdo que impone obligaciones a ambas partes, y así
sucesivamente.

Bueno, cuando nos fijamos en los pactos bíblicos, el primer pacto que delineamos no es un
pacto que, directa e inmediatamente, involucra gente. El pacto de la redención es un concepto
teológico que se refiere a la armonía y la unidad de propósito que ha estado en existencia toda
la eternidad en términos de la relación mutua y el acuerdo de las tres Personas de la Trinidad.

En esto es que Dios el Padre, Dios el Hijo, y Dios el Espíritu Santo están todos de acuerdo desde
toda la eternidad, en el hecho de llevar adelante la obra de la redención. Distinguimos entre las
personas de la Divinidad en cuanto a las tareas específicas que son realizadas por ellos en la
obra de redención.

Leemos en Juan 3:16 que “de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”. Ahora, el idioma de
ese texto de Juan 3:16 es importante. Nosotros no decimos, ni el Nuevo Testamento dice, que
Cristo amó tanto al mundo, que convenció al Padre para que perdone sus pecados. Es decir, el
Padre envía a su Hijo a este mundo. El hijo no envía al Padre a este mundo.
Es el Padre que diseña el plan de redención y que inicia la obra de redención mediante el envío
de su Hijo unigénito al mundo para llevar a cabo su obra redentora como nuestro Salvador y
como nuestro Mediador. Y en el Credo de Nicea, en el Siglo IV, se confiesa que después que
Cristo lleva a cabo su obra redentora, y Él asciende al cielo, entonces juntos el Padre y el Hijo
envían al Espíritu Santo a el mundo para aplicar la obra de Cristo al pueblo de Dios. Así que el
Padre envía primero al Hijo y el Padre y el Hijo, juntos, envían al Espíritu Santo.

Ahora bien, esto puede malinterpretarse, ya que sabemos que la expiación, por ejemplo, se
atribuye al Hijo, no al Padre o al Espíritu Santo. Y sabemos que el proceso de la santificación es
asignado a la obra del Espíritu Santo, no al Padre o al Hijo.
Sin embargo, no es como si el Padre y el Hijo no estuvieran completamente involucrados en
nuestra santificación. Toda la creación es una obra Trinitaria. Y el conjunto de la redención es
una obra Trinitaria. Toda la dimensión personal de la Deidad está involucrada en todo esto.

Pero el punto para explicar el pacto, el pacto de redención es evitar el error que ha ocurrido
más de una vez en la historia de la iglesia de pensar que el Padre y el Hijo están en conflicto
entre sí y que el Hijo tiene que persuadir a este Padre enojado para que aparte su enojo del Hijo
como si fuera la graciosa idea de Dios, la idea de Dios el Padre en primer lugar, o la idea de que
Cristo realiza su obra a regañadientes.

Él viene a Getsemaní y ora al Padre: “pasa de mí esta copa”. Entonces ¿que continúa diciendo?
“Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.” Y no es como si el Hijo dijera “bien, si tengo que
hacerlo lo haré”, sino, lo que está diciendo es que, si se trata de agradar al Padre, entonces es
mi comida y bebida hacer la voluntad del Padre.

El punto con el tema del pacto de la redención es mostrar la completa unidad y el acuerdo que
hay en la Deidad desde toda la eternidad en lo que respecta al plan de salvación. Ahora, cuando
nos adentramos en la distinción entre el pacto de obras y el pacto de gracia esto genera un poco
más de controversia. Pero lo que está a la vista aquí, es esto: el pacto de obras en la teología
reformada se refiere al pacto inicial que Dios hace con el hombre, con Adán y Eva en el Paraíso
donde Adán representa no solo a él y su esposa, sino su descendencia, toda la gente. Él es Adán,
representa la humanidad.

Y Dios creó a Adán y Eva y los pone en una situación de prueba. Él hace promesas de bendición
para ellos en caso de que sean obedientes y promesas de juicio sobre ellos en caso de que sean
desobedientes, y Él los pone a prueba por así decirlo, diciendo, que si comen del árbol del
conocimiento del bien y del mal ciertamente morirán. Y el día que comas de él, ciertamente
morirás.

Es decir, se anuncian castigos a las criaturas en el caso de que transgredan el mandamiento de


su Creador. Ahora, eso significa que el destino de Adán y Eva y su linaje se determina por su
respuesta a la ley de Dios, por su comportamiento, por su obrar. Y por eso se llama el pacto de
obras. Dios dice que, si haces buenas obras, vivirás, si haces malas obras morirás. Así de simple.

Ahora a algunas personas no les gusta la distinción entre el pacto de obras y el pacto de gracia
porque dicen “bueno ya sabes, Dios ni siquiera tenía que hacer un pacto en absoluto con Adán y
Eva. El mismo hecho de que Él se inclinara a tener una relación personal con ellos y les diera la
oportunidad de la vida eterna de bienaventuranza en Su reino, era en sí gracia. Y no creo que
haya realmente disputa alguna acerca de eso.

Es decir, es obvio que Dios no estaba obligado moralmente a dar un camino de salvación a Sus
criaturas. Y aceptamos que el pacto de obras está arraigado y fundado en el carácter eterno de
la gracia de Dios. Pero lo que esto significa por distinción es que inicialmente los términos de la
relación de Dios se establecen con respecto a la obediencia o desobediencia a Su ley.
Y lo qué pasó fue que Adán y Eva desobedecieron. Ellos violaron el pacto de obras trayendo
sobre sí mismos, y sobre todos los que ellos representaban, el juicio de Dios, porque el pacto de
la creación había sido violado. Ahora permítanme un segundo para hacer un pequeño
paréntesis aquí.

Entendemos que vivimos en una cultura en la que hay diferentes tipos de religiones
compitiendo y personas que son seculares y que no tienen tiempo para la religión en absoluto. Y
no podrían estar menos interesados en toda esa idea de pacto. Y la gente me pregunta ¿están
estas personas en el pacto de Dios?

Y yo les contesto así: primero la pregunta es ¿esta gente es gente? Y si respondemos sí, por
supuesto, estas personas son personas, y luego la siguiente pregunta es ¿cuándo Dios hizo su
pacto con la creación, lo hizo con todos en el mundo o solo con dos individuos aislados que
vivían en un bonito jardín en el Edén?

Ahora, la idea bíblica es que el pacto que Dios hizo con Adán y Eva fue un pacto con toda la raza
humana. Bueno, la gente puede negar ese pacto, la gente puede repudiar ese pacto, la gente
puede despreciar ese pacto, pero lo que no pueden hacer es deshacerse de él. No pueden
anularlo. Y una de las razones del porqué las Escrituras nos lleva a todos a comparecer ante el
tribunal de Dios y declararnos culpables ante Dios, es que todos hemos quebrantado su ley.

Todos hemos hecho malas obras. Todos hemos fallado en mantener el pacto original de la
creación. Todos hemos dejado de cumplir la obligación que toda criatura debe cumplir: glorificar
a Dios, honrarlo como Dios, ser agradecidos con Dios, y obedecer Su ley. Así que la conclusión es
que el mundo entero está poblado por quebrantadores del pacto.

Cristo fue enviado a un mundo que ya era culpable ante el Padre por romper la ley del Padre,
por violar los términos mismos de la existencia humana, la base misma de la vida humana,
según fuimos creados ante Dios. Y eso es lo que se quiere decir cuando hablamos del pacto de
obras.

Ahora bien, esto se debe a que el primer Adán falló en el pacto de obras, y Dios hubiera tenido
todo el derecho moral, en ese momento, de hacer exactamente lo que los términos del pacto
establecían. Él pudo haberlos destruido a ellos y a toda la raza y eso habría sido todo. Pero en
cambio condescendió para cubrir su desnudez y prometerles redención a través de Aquel que
actuaría como su Salvador. De tal manera que Dios, en ese momento, instituye el pacto de
gracia, el cual fue dado a Abraham, el cual fue dado a Moisés, que fue dado en todo el Antiguo
Testamento: la promesa de que Dios redimiría a su pueblo, el cual era culpable de acuerdo al
pacto de obras, de que Él salvaría a su pueblo a través de otro camino. Esto sí es algo
fundamental, porque hay cristianos confesos hoy, que creen, que hay una diferencia
fundamental entre cómo Dios salvó a la gente en el Antiguo Testamento, y cómo son salvas las
personas ahora o después del Nuevo Testamento.

A pesar de que Pablo trata este punto en el tercer, cuarto, y quinto capítulo de Romanos,
usando a Abraham como su ilustración de que la salvación se logra en el Antiguo Testamento
por gracia, tal como es en el Nuevo Testamento, y que Abraham no fue justificado por las obras
de la ley, sino por la fe en el Mesías prometido. La diferencia está en la diferencia entre
promesa y cumplimiento. La gente en el Antiguo Testamento miraba hacia el futuro Redentor
prometido, ponían su confianza en Él, y eran justificados por fe en Él. Miramos hacia atrás, hacia
la obra que ha sido realizada por el Salvador. Ponemos nuestra confianza en Él.

Y la salvación es, básicamente, la misma ahora que como lo fue entonces. Lo distinto es que
tenemos una comprensión más profunda de los puntos y los detalles de la misma, y lo que hace
una mayor diferencia es que es un hecho consumado, que la obra de Cristo ya fue realizada en
el plano de la historia.

Pero una vez que una persona rompe un pacto de obras, la única forma en que se hace posible
restaurar la comunión con Dios es por la misericordia de Dios, no por su justicia. Por su gracia,
no por nuestras obras. Y esto es crucial, ya que

vivimos en el tiempo en que la gente todavía anda pensando que pueden ser salvos delante de
Dios por sus propias obras, que todavía pueden merecer su camino hacia el reino. No creemos
en realidad que seamos deudores que no pueden pagar su deuda.

Olvidamos que los términos del pacto de obras eran bastante rígidos. Ellos exigían la perfección.
Y si uno peca una vez, no hay nada que se pueda hacer para compensar eso, porque una vez
que la mancha cae en tu nombre, ¿qué puedes hacer para llegar a ser perfecto otra vez? No
puedes ser perfecto otra vez, porque la perfección no permitía la más mínima imperfección,
pero, por supuesto, cuando nos presentamos ante Dios, venimos con más que una leve mancha.

Venimos con un tipo radical de contaminación delante de Él. Así que esta distinción entre el
pacto de obras y el pacto de gracia ha sido realmente diseñada para arrojar luz sobre la
naturaleza del evangelio. Ahora voy a decir algo que probablemente va a confundir a todo el
mundo. Hemos hablado acerca de la doctrina de la justificación solo por fe, y es sólo por gracia
que somos salvos.

Ahora voy a decir algo que a lo mejor les va a dar un infarto. En última instancia, la única forma
en que alguien es justificado delante de Dios es por obras. Somos salvos por obras. Y somos
salvos solo por obras.

No corten el video. Déjenme explicar esto, por favor. Cuando digo que la única forma en que
somos salvos es por obras es: Porqué el pacto de gracia debe distinguirse del pacto de obras,
pero nunca estar separado de este. El pacto de gracia es el pacto que Dios instituye para
asegurar que el pacto original sea finalmente cumplido. Y cuando digo que estamos justificados
por obras y por obras solamente, ¿qué quiero decir? Quiero decir que las bases de mi
justificación y las bases de tu justificación son las obras perfectas de Jesucristo. Somos salvos
por obras, pero no son las nuestras. Por eso decimos que somos salvos por fe, salvos por gracia,
porque las obras que nos salvan no son las nuestras, sino que son obras de otra persona, que se
sometió en todos los puntos del pacto de obras. El Nuevo Testamento describe a Jesús como el
nuevo Adán.
Él es la nueva humanidad que logra aquello que no pudo lograr Adam. Por la desobediencia de
un solo hombre, el mundo se hundió en la ruina, y por la obediencia de otro hombre a la ley de
Dios, en todas sus demandas y en perfecta conformidad, Cristo redime a su pueblo, al ganar las
bendiciones ofrecidas que Dios había prometido originalmente a Sus criaturas en su nombre.
Ahora soy salvo por gracia en la medida en que la obra que me salva no es la mía.

Soy salvo por obras en el sentido de que la base de mi salvación está en las obras del Redentor
perfecto, Aquel que desde toda la eternidad estaba dispuesto a asumir la carga de las criaturas
de Dios y estaba dispuesto a venir a este mundo a someterse a los términos del pacto original
por obras y para cumplirlo por su perfecta obediencia y para que Dios diera a su pueblo todos
los beneficios de ese pacto, de tal manera que Él nos da todo lo que Cristo ha ganado, todo lo
que Él es, es nuestro cuando confiamos en Él.

Eso es lo que queremos decir con el pacto de gracia. No es que el pacto por obras sea del
Antiguo Testamento y el pacto por la gracia sea del Nuevo Testamento. No, el pacto de la gracia
está en vigencia desde el tercer capítulo de Génesis, y está en todo el Antiguo y en el Nuevo
Testamento, porque está basado sobre la libre gracia de Dios para con los pecadores
necesitados.

4 Grandes Herejias dentro de la Iglesia:

La mayoría de los herejes provienen de un intento de vincular paradojas con las Escrituras.
Después de que se publicaron los informes de que Mark Twain había muerto, el autor aún vivo
escribió en el New York Journal con esta ocurrencia: “El informe de mi muerte fue una
exageración”. Me pregunto si podríamos decir lo mismo acerca de algunas de las primeras
herejías, porque todavía no están del todo muertas.
¿Qué es la herejía?
La herejía no es lo mismo que el error.
La herejía es la opción de abandonar la enseñanza ampliamente aceptada sobre una doctrina
esencial y abrazar la propia visión. La herejía es “predicar otro evangelio”, como Pablo declaró
en Gálatas 1: 9. Técnicamente hablando, no es herejía solo porque la iglesia lo consideró así. Es
herético porque es la enseñanza la que ha abandonado el “patrón de la enseñanza sana”.
Aquí hay cuatro herejías que aún no están del todo muertas:
1.-JUDAIZANTES: “LAS BUENAS OBRAS O ESFUERZOS CONTRIBUYEN A LA SALVACIÓN”.
Uno de los primeros grupos de herejes fueron los judaizantes. La mayoría de los herejes
provienen de un intento de vincular paradojas con las Escrituras.
Comienzan bien intencionados, pero llevan las cosas más allá de lo que deberían. Los
judaizantes comenzaron haciendo una pregunta correcta sobre la relación entre el judaísmo y el
cristianismo. Cuando los gentiles incircuncisos comenzaron a seguir a Cristo y reclamar las
promesas a Israel, estos judíos de toda la vida se preguntaron cómo se aplicaban las leyes del
Antiguo Testamento a los seguidores no judíos de Jesús. ¿Tuvieron que circuncidarse y seguir las
costumbres judías para ser miembros iguales con los judíos cristianos?
Esta buena pregunta fue abordada en Hechos 15 por el Concilio de Jerusalén. La respuesta fue
que Cristo había cumplido el Antiguo Testamento y estaba dejando de lado las viejas categorías.
Como Pablo resumió en Efesios 2:15, Dios estaba “aboliendo la ley de los mandamientos
expresada en ordenanzas, para que creara en sí mismo un hombre nuevo en lugar de los dos,
haciendo así la paz…” Fue la unión con Cristo y no las obras de la ley que califica a una persona
para las promesas de Dios.Los judaizantes no aceptaron esta respuesta y le dieron problemas a
Pablo en todos sus viajes misioneros.
El problema fundamental: Su problema fundamental era que consideraban que era necesario
algo más que la unión con Cristo para la salvación. Según un estudio reciente realizado
por Lifeway y Ligonier, el 36% de los evangélicos autoidentificados cree que “por las buenas
obras que hago, contribuyo en parte para ganar mi lugar en el cielo”. Esta es la misma creencia
que tenían los judaizantes. Cualquier creencia que sostenga que nuestras buenas obras o
esfuerzos contribuyen a la salvación está firmemente en la misma corriente que los judaizantes.
2.-DOCETISMO / GNOSTICISMO: “CRISTO SOLO PARECÍA SER HUMANO”
Otra herejía temprana fue el gnosticismo. Aunque el gnosticismo tenía varias formas, una de las
más perniciosas, y una que todavía está presente hoy en día, es el docetismo. El docetismo fue
una herejía cristológica temprana que enseñó que Cristo solo parecía ser humano. El
fundamento de la filosofía gnóstica era que toda la materia física era malvada y todas las cosas
espirituales eran buenas. Por lo tanto, era impensable que Dios realmente tomara carne
humana. Esta creencia también condujo a un severo ascetismo (castigar a la carne) o al
libertinaje (ya que lo físico no tenían conexión con lo eterno).
La mayoría cree que el apóstol Juan tenía una forma docética de gnosticismo en su mira en la
Escritura de 1 Juan. La Biblia es clara, “En esto conoces el Espíritu de Dios: todo espíritu que
confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios”.
Cada vez que exaltamos lo espiritual por encima de lo físico, nosotros también caemos en la
trampa…
En nuestros días, es más común que las personas nieguen la deidad de Jesús que su humanidad.
Sin embargo, el dualismo de Gnosticismo / Docetismo está vivo. La Ciencia Cristiana y la Nueva
Era tienen una fuerte inclinación hacia el Docetismo, pero la verdad es que, cada vez que
exaltamos lo espiritual por encima de lo físico, también nosotros somos presa del dualismo de
estas filosofías.Nuestros cuerpos importan. Este mundo importa negar esto es estar más de
acuerdo con los primeros gnósticos que con la Biblia.
3.-TEOLOGÍA DE LA PROSPERIDAD
La forma antigua de esta herejía moderna realmente no tenía nombre, pero aparece en 1
Corintios 4: 8-13. En este texto, Pablo habla con ironía sobre aquellos en Corinto que “ya se han
hecho reyes”. Los corintios creían que vivían en las bendiciones que están reservadas para el
futuro. Para robar una frase popular, los corintios creían que iban a comenzar a vivir su mejor
vida ahora. Creyeron cosas verdaderas, pero las aplicaron en el momento equivocado. Querían
adquirir en la tierra lo que se debían buscar en el cielo.
Pensando que eso solo es cierto en la era por venir
Esta cita del maestro de la teología dela prosperidad, Kenneth Hagin, habría estado a la altura
de los corintios: “Creo que es el plan de Dios nuestro Padre que ningún creyente debería estar
enfermo… No es -lo digo con valentía-, no es la voluntad de Dios, mi Padre, que suframos cáncer
y otras enfermedades terribles que causan dolor y angustia. ¡No! Es la voluntad de Dios que
seamos sanados”.
El problema, como Pablo enseñó a los corintios, es que tal pensamiento solo es cierto en la era
venidera. No hay corona sin una cruz. Esta iteración moderna de una antigua herejía es mortal.
Daña a los que sufren, desvirtúa el evangelio y engendra cinismo cuando las promesas que
Dios nunca hizo no se hacen realidad.
4.-PELAGIANISMO: “DIOS NOS RESPONDE Y NO AL REVÉS”
“Mira a ese bebé inocente”. Dudo que nos demos cuenta de que estamos afirmando herejía
cuando decimos tal cosa. Del mismo modo, cuando el 83% de los evangélicos afirmó: “Una
persona obtiene paz con Dios al tomar la iniciativa de buscar a Dios y luego Dios responde con
gracia”, dudo que tuvieran la intención de afirmar la herejía. Pero es verdad. El pelagianismo es
una herejía de la época de Agustín (y es otra forma de semipelagianismo) que se niega a morir.
A Pelagio le molestaba una cita de Agustín que decía: “Otorga lo que mandas y ordena lo que
desees”. Pelagio creía que tal enseñanza estaba conduciendo a la inmoralidad. Creía que
Agustín estaba exaltando la soberanía divina y que negaba la responsabilidad humana.
La lógica de Pelagio era que si Dios ordenaba algo… entonces los humanos deben tener la
habilidad de llevarlo a cabo. Además, enseñó que no existe el pecado original. Nacemos con un
borrón y cuenta nueva, de acuerdo con Pelagio.
Agustín no negó que los humanos fueron creados con una libertad de voluntad. Los humanos
pueden hacer exactamente lo que desean. Sin embargo, debido a la caída de la humanidad,
además de la gracia, siempre desearán el mal. Agustín recurrió a Filipenses 2: 12-13 para
defender su punto de vista de la gracia. Es Dios quien está trabajando en nosotros “tanto para
querer como para lograr”.
No fue la gracia con la que Pelagio tuvo dificultades. Era una gracia necesaria que él no podía
tragar. Por lo tanto, Pelagio creía firmemente que Dios nos responde y no al
revés. Aparentemente, el 83% de los evangélicos profesantes están de acuerdo.

¿Cómo equilibrar el dejar y unirse con honrar a tus padres?


Tanto los padres cristianos y sus hijos casados pueden tener dificultad con el equilibrio entre el
concepto de "dejar y unirse" y honrar a los padres. Algunos pasajes pertinentes de la Biblia:

Génesis 2:24 - Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y
serán una sola carne.

Efesios 6:1 - Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.

Éxodo 20:12 - Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que
Jehová tu Dios te da.

Hay tres aspectos en la declaración de Génesis 2:24. 1. Dejar - esto indica que en una familia hay
dos tipos de relaciones. La relación padre-hijo es la temporal y habrá un momento de "dejar." La
relación de marido y mujer es la permanente — "lo que Dios juntó, no lo separe el hombre."
(Mateo 19:6). Problemas ocurren en la vida familiar cuando estos dos papeles se invierten y la
relación padre-hijo es tratada como la relación primaria. Cuando se ha casado un hijo adulto y
esta relación padre-hijo sigue siendo primordial, la recién formada unión está amenazada.

2. Unirse - la palabra hebrea traducida "unirse" se refiere a (1) perseguir vigorosamente a


alguien más y (2) ser pegado o unido a algo/alguien. Así un hombre debe perseguir
vigorosamente a su esposa después de que el matrimonio ha ocurrido (el cortejo no debe
terminar con los votos matrimoniales) y él debe ser "pegado a su esposa como pegamento".
Este acto de unirse indica tal cercanía que no debe haber ninguna relación más estrecha que
entre los dos cónyuges, no con cualquier antiguo amigo o cualquier padre.

3. Y ellos serán una sola carne - El matrimonio toma a dos individuos y crea una nueva entidad
singular. Debe haber tanta comunión y unidad en todos los aspectos (físico, emocional,
intelectual, financiero, social) que la unidad resultante puede ser mejor descrita como "una sola
carne". Otra vez, cuando hay mayor intercambio y apoyo emocional a base de una continua
relación padre-hijo que de la relación de marido y mujer, la unidad dentro del matrimonio está
siendo amenazada, resultando en un desequilibrio anti-bíblico.

Con estos tres aspectos de Génesis 2:24 en mente, también existen las admoniciones
escriturales para honrar a los padres. Esto incluye tratándolos con una actitud respetuosa
(Proverbios 30:11, 17), obedeciéndolos cuando sus órdenes están en consonancia con las leyes
de Dios ("en el Señor" Efesios 6:1) y cuidando de ellos cuando envejecen (Marcos 7:10-12; 1
Timoteo 5:4-8).

Cuando la intromisión de un padre impide el "dejar" porque trata la relación padre-hijo como
primaria (exigiendo obediencia, dependencia, o unidad emocional sobre los deseos de,
dependencia o unidad con el cónyuge), debe ser rechazada con respeto y los deseos del
cónyuge honrados. Sin embargo, cuando hay necesidades genuinas de un padre anciano (físicas
o emocionales, asumiendo que la "necesidad" emocional no sustituye el principio de "dejar"),
esas necesidades deben cumplirse, aunque su cónyuge no "le gusta" la familia política. El amor
bíblico hacia los padres ancianos es dado a base de elegir hacer la cosa amorosa, incluso cuando
uno no siente ganas de hacerlo.

El equilibrio entre los mandatos bíblicos de "dejar" y "unirse" es similar al equilibrio entre el
mandato de obedecer autoridades (Romanos 13) y la violación de este principio por los
apóstoles cuando los líderes judíos exigieron que actuaran contrario a los mandatos de Dios. En
Hechos 4:5-20, los apóstoles rechazan la demanda de las autoridades judías a dejar de predicar
el evangelio a favor del mandato de Dios, pero los apóstoles lo hicieron de una manera
respetuosa. Del mismo modo, Jesús dice que debemos honrar a nuestros padres, pero que la
relación padre-hijo es secundaria a nuestra relación con Cristo (Lucas 14:26). Cuando los padres
violan los principios de Génesis 2:24, los padres deben ser desobedecidos respetuosamente. Sin
embargo, los deseos de un cónyuge deben ser pasados por alto si no está dispuesto a gastar el
tiempo, energía y finanzas necesarias para satisfacer las necesidades de un padre anciano,
teniendo en cuenta que uno debe distinguir las verdaderas necesidades físicas y emocionales de
las demandas de un padre autoritario.

¿Qué tanto poder tiene Satanás?


Satanás fue un ángel creado por Dios, que se volvió en contra de Dios (Isaías 14:13) y se
convirtió en el líder de un reino de espíritus malignos llamados demonios, es decir sus "ángeles"
(Mateo 25:41). Su poder es grande tanto en el reino celestial como sobre la tierra, y no debe ser
subestimado. Sin embargo, mientras que Satanás y sus fuerzas son enemigos temibles,
Jesucristo ha aplastado el poder de Satanás, cumpliendo la profecía de Génesis 3:15. La cruz de
Cristo obtuvo la victoria (Juan 12:31). "El príncipe de este mundo ha sido ya juzgado" (Juan
16:11), y un día Jesús destruirá completamente el poder de Satanás y purificará la creación (2
Pedro 3:10).

El poder de Satanás en el reino celestial / mundo espiritual:


El poder de Satanás tiene reputación en el reino espiritual (Judas 1:9), donde tiene acceso
limitado a la presencia de Dios (Job 1:6). El libro de Job ofrece una visión sobre la relación entre
Dios y Satanás. En Job 1:6-12, Satanás se presenta ante Dios e informa de que ha estado
"rodeando la tierra y andando por ella" (v. 7). Dios le pregunta a Satanás si ha considerado a Su
siervo Job, y Satanás inmediatamente acusa a Job de falsedad, diciendo que él sólo ama a Dios
por las bendiciones que Él le da. Satanás dice: "extiende ahora tu mano", "y toca todo lo que
tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia" (v. 11). Dios le concede el permiso
a Satanás de tocar las posesiones y la familia de Job, pero no su vida, y Satanás salió de la
presencia de Dios. En Job 2, Satanás viene de nuevo a la presencia de Dios, y esta vez le es
permitido afectar la salud de Job. (El resto del libro es desde la perspectiva de Job, brindando un
ejemplo de cómo lidiar con el sufrimiento).

Este es un pasaje importante, porque muestra la posición de Satanás en el reino espiritual. Él es


capaz de acusar al pueblo en la misma presencia de Dios, y Judas 1:9 muestra que incluso el
arcángel Miguel necesita la ayuda del Señor para vencer al diablo. Sin embargo, a Satanás
obviamente se le impide que esparza toda su ira; él aún es un ser por debajo de Dios, y su poder
es limitado.

El poder de Satanás en la tierra:


Job 1 también revela que Satanás propaga el mal y causa un daño directo sobre la tierra. Su
acción más conocida e importante en la tierra, ocurrió en el jardín del Edén. Génesis 3 habla de
la tentación de Satanás a Eva, "madre de todos los vivientes" (v. 20), y después su primer
pecado. Este hecho, junto con el de Adán el esposo de Eva, fue lo que introdujo el pecado al
mundo, y esta es la razón por la que toda
la humanidad debe ser redimida del pecado para estar con Dios.

Un día, Jesús encontró a una mujer que había estado "lisiada por un espíritu maligno durante
dieciocho años" (Lucas 13:11). Jesús atribuye la enfermedad a Satanás, que la había mantenido
"atada" (versículo 16). El poder de Satanás es real, pero fue fácilmente derrotado por nuestro
Señor: "Y puso las manos sobre ella; y ella se enderezó luego, y glorificaba a Dios" (v. 13). El
milagro de Jesús fue una clara demostración de Su autoridad sobre Satanás.

Desde su incitación del mal en la tierra, a Satanás se le ha llamado el "príncipe", "dios" o "el
gobernador" de este mundo (Juan 14:30; cf. Juan 12:31; 16:11; 2 Corintios 4:3-4; Efesios 2:2;
Colosenses 1:13). Él es el enemigo de Dios y de la verdad (Mateo 13:24-30; 2 Tesalonicenses
2:9-12), y él hace todo lo que pueda para tentar a las personas (Génesis 3; Lucas 22:31; 1
Timoteo 3:7) y grandes grupos de personas (1 Tesalonicenses 3:5; Apocalipsis 2:10). Él "engaña
al mundo entero" (Apocalipsis 12:9). Satanás logra esto por diversos medios, incluso apelando a
la soberbia del hombre (1 Timoteo 3:6; 1 Corintios 4:6), interfiriendo con la difusión de la
verdad (Mateo 13:18-22, 38-39), y colocando falsos creyentes dentro de la iglesia (1 Timoteo
4:1-2; 2 Timoteo 3:1-9; Apocalipsis 2:9; 3:9). En Juan 8:44,
Jesús dice que Satanás "es mentiroso, y padre de mentira".

Dios todavía le concede a Satanás cierta autoridad en este mundo, lo que significa que su poder
aún no está completamente destruido, excepto en un aspecto: el poder que tiene de la muerte.
Hebreos 2:14-15 dice que Jesús vino como un hombre a morir para "destruir por medio de la
muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo", un poder que Satanás ha tenido
"desde el principio" (Juan 8:44). La salvación que Jesús nos ofrece, nos ha liberado del yugo de
Satanás. La muerte ya ha perdido su aguijón (1 Corintios 15:55).

El poder de Satanás - la conclusión:


La Biblia dice que "el mundo entero está bajo el control del maligno" (1 Juan 5:19), y nosotros
debemos "ser sobrios, y velar; porque nuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
alrededor buscando a quien devorar" (1 Pedro 5:8). Aunque los cristianos tenemos una gran
esperanza, porque Jesucristo (Juan 16:33) y nuestra fe en él (1 Juan 5:4) han vencido la maldad
de Satanás. Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo" (1 Juan 4:4).

La historia de Getsemani
Probablemente ha escuchado el nombre de Getsemaní, ¿pero sabía que en realidad significa
algo? Getsemaní viene de las palabras hebreas gat-‫"( גת‬prensar") y shemanim ‫שמנים‬-
("aceitunas"). En las faldas del Monte de los Olivos había un jardín, en donde los campesinos de
Jerusalén traían las aceitunas que habían cosechado para prensarlas y fabricar aceite.
El nombre de Getsemaní es importante porque subraya la esencia del sufrimiento de Jesús al
momento de su arresto. Igual que una aceituna en una prensa, a Jesús literalmente le exprimen
la vida. Como dicen las Escrituras, "estando en agonía oraba más intensamente; y era su sudor
como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra" (Lucas 22:44).

¿shavuot O PentecostÉs: JudÍo O Cristiano?


Shavuot en la Torá
15 Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de

la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán.16 Hasta el día siguiente del séptimo día de
reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová.[1]
Esta es nuestra principal Escritura para citar Shavuot —la Fiesta de las Semanas, una de las tres
fiestas bíblicas de peregrinación—. La Torá no provee datos específicospara esta festividad,
conecta la fecha directamente con la Pascua. La palabra “Shavuot” significa “semanas” y la
fiesta de Shavuot señala la cuenta completa de siete semanas entre Pascua y Shavuot. Como ya
has leído, la Torá prescribe la cuenta de siete semanas “después del sabbat” ya que en los
versículos previos a este capítulo de Levítico habla sobre las fiestas de Pesaj: la Pascua, el pan
sin levadura, y las primicias de los frutos, entendemos por tanto, que la cuenta comienza desde
algún sabbat durante la Pascua. Sin embargo, no especifica exactamente a que sabbat se
refiere, por lo que diferentes interpretaciones y consecuentemente diferentes fechas para
Shavuot han sido sugeridas y celebradas a través de la historia. “Mientras que en el libro de
Josué (5:11) sugiere que la primera práctica conocida como mimacharat hashabbat, se refiere al
día siguiente del primer día de Pesaj, una costumbre confirmada por la Septuaginta, Josefo y
Filo”,[2] los distintos grupos del periodo del segundo Templo, lo entendieron de otro modo: por
ejemplo “la comunidad de Qumran entendió que se refería al primer sabbat después de
Pesaj”.[3]
Hoy en día, Shavuot tiene lugar el día 6 de Siván, cincuenta días después de la Pascua. Es una de
las tres fiestas mayores del año en el calendario bíblico. Las lecturas de la sinagoga para esta
fiesta incluyen Éxodo 19:20: la ascensión de Moisés al Monte Sinaí y los Diez Mandamientos.
¿Por qué? ¿Qué conmemora Shavuot en la tradición judía?

Shavuot en la tradición judía


En Éxodo 19:1 leemos que los israelitas llegaron al pie del Monte Sinaí “en el tercer mes”. El
tercer mes después del Éxodo es Siván; ya que también fue el mes de Shavuot, los rabinos
dedujeron que Dios entregó la Torá en Shavuot. Así pues, en la tradición judía, Shavuot vino a
ser entendido como la conmemoración de la entrega de la Torá a Moisés —Chag Matan
Torah— ‫חג מתן תורה‬. Las primeras referencias a esta interpretación datan de los siglos 2 y 3 D.C.
La palabra Shavuot, ‫שבועות‬, vino a ser una prueba adicional, ya que también se puede leer como
“juramento”: ese día Dios juró fidelidad eterna para con Israel, y Israel vino a ser el pueblo de
Dios. Hoy en día, es ampliamente aceptado que la Torá fue dada al pueblo judío por Dios en
Shavuot. En este sentido, cada año, en la festividad de Shavuot el pueblo judío se ve a sí mismo
como renovando esta experiencia —renovando nuestra aceptación de la Torá—.
Shavuot en el Nuevo Testamento
La Biblia también dice: “cuenta cincuenta días”, y es por eso que en el Nuevo Testamento, el
nombre de esta festividad normalmente se traduce como “Pentecostés”. ¿Sabías que Shavuot y
Pentecostés son dos nombres distintos para una misma festividad? Por eso, los eventos de los
dos primeros capítulos del libro de Hechos deben ser vistos en contraposición al trasfondo
bíblico. Por ejemplo, cuando en Hechos 1:4 Jesús ordena a sus discípulos que “no abandonen
Jerusalén”, entenderíamos mejor este mandato si recordásemos que Shavuot es una de las tres
festividades bíblicas de peregrinación, cuando se suponía que todos los judíos estarían en
Jerusalén: “Tres veces cada año aparecerá todo varón tuyo delante de Jehová tu Dios en el lugar
que él escogiere: en la fiesta solemne de los panes sin levadura, y en la fiesta solemne de las
semanas, y en la fiesta solemne de los tabernáculos” (Deuteronomio 16:16).
Tal como leemos en Hechos 2:

1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. 2 Y de repente vino del cielo
un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban
sentados; 3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno
de ellos (Hechos 2:1-3).
Debemos recordar que la Fiesta de las Semanas —Shavuot— forma los antecedentes de este
evento y que en el primero siglo, la festividad ya estaba asociada a los mandamientos hechos
por Moisés. Entenderemos entonces, que ciertamente, no era coincidencia que el descenso del
Espíritu sea descrito el día de Pentecostés, y seremos capaces de ver este hermoso y profundo
paralelismo entre Dios entregando Su Palabra y enviando Su Espíritu. En ambas ocasiones,
Shavuot viene a ser el día en que los cielos son abiertos y el mismo Dios reclama a su pueblo.
“Un estruendo como de un viento recio” en Hechos 2 en definitiva hace eco con la forma de
truenos de Éxodo 20:18, y el fuego de Hechos va en paralelo con el fuego de Éxodo. En el
Midrash Shmot Rabba, tenemos un comentario en Éxodo 20: “Una voz explotó en siete y se
dividieron en setenta lenguas”.[4] Hillary Le Cornu y Joseph Shulam citan una frase del Midrash
aún más sorprendente: “La voz salió y se dividió en siete voces y de esas siete voces en setenta
lenguas, para que todas las naciones la escuchasen. Y cada nación escuchó la voz en su propia
lengua y fue sorprendente”.[5] Parece ser que Lucas conscientemente construye este
paralelismo y describe los eventos de Hechos 2 en términos de “un segundo Sinaí”, así pues, el
mandamiento de Jesús a los apóstoles de esperar en Jerusalén podría ser entendido como un
indicio de que la Palabra de Dios fue dada en Shavuot, el Espíritu de Dios también fue dado en
Shavuot.

[1] Levítico 23:15


[2] Hillary Le Cornu, Joseph Shulam, The Jewish Roots of Acts, Netivyah Bible Instructions
Ministry, 2003, p.55
[3] Ibid, p. 56
[4] Exodus Rabbah, 28:6
[5] Hillary Le Cornu, Joseph Shulam, The Jewish Roots of Acts, Netivyah Bible Instructions
Ministry, 2003, p. 60

¿Ha sido la Biblia contaminada, mediante alteraciones, ediciones o revisiones?


Los libros del Antiguo Testamento fueron escritos aproximadamente del 1400 al 400 a.C. Los
libros del Nuevo Testamento fueron escritos aproximadamente del 40 al 90 d.C. Así que, han
pasado algo así como entre 3400 a 1900 años desde que fue escrito un libro de la Biblia. En la
actualidad, los manuscritos originales se han perdido. Es muy probable que ya no existan.
También durante este tiempo, los libros de la Biblia han sido copiados una y otra vez. Han sido
hechas copias, de copias, de copias. En vista de todo esto, ¿todavía podemos confiar en la
Biblia?

Cuando Dios originalmente inspiró al hombre para escribir Su Palabra, ésta fue inspirada por
Dios e inerrante (2 Timoteo 3:16-17; Juan 17:17). En ninguna parte la Biblia aplica esto a las
copias de los manuscritos originales. A pesar de lo meticuloso que eran los escribas con las
réplicas de las Escrituras, ninguna es perfecta. Como resultado, surgieron pequeñas diferencias
en las varias copias de las Escrituras. De todos los miles de manuscritos griegos y hebreos que
existen, no había dos idénticos, hasta que se inventó la imprenta en el 1500 d.C.

Sin embargo, cualquier erudito interesado en los documentos, estará de acuerdo en que la
Biblia ha sido extraordinariamente preservada a través de los siglos. Copias de la Biblia fechadas
en el siglo XIV d.C. son casi idénticas al contenido de las copias del siglo III d.C. Cuando fueron
descubiertos los Pergaminos del Mar Muerto, los eruditos estaban asombrados de ver la
similitud que tenían con otras copias antiguas del Antiguo Testamento, aunque los Pergaminos
del Mar Muerto eran cientos de años más viejos que cualquiera de los descubiertos
previamente. Aún muchos escépticos y duros críticos de la Biblia, admitieron que la Biblia ha
sido transmitida a través de los siglos con mucho más exactitud que ningún otro documento
antiguo.

No hay absolutamente ninguna evidencia de que la Biblia haya sido revisada, editada o alterada
de ninguna manera sistemática. La gran cantidad de manuscritos bíblicos hace sencillo el
reconocer cualquier intento de distorsión de la Palabra de Dios. No hay ni una doctrina mayor
de la Biblia que sea puesta en duda como resultado de diferencias menores existentes entre los
manuscritos.

Nuevamente, la pregunta, ¿podemos confiar en la Biblia? ¡Absolutamente! Dios ha preservado


Su Palabra a pesar de los errores no intencionales y los ataques intencionales de los seres
humanos. Podemos tener absoluta confianza de que la Biblia que tenemos hoy, es la misma
Biblia que fue escrita originalmente. La Biblia es la Palabra de Dios, y podemos confiar en ella (2
Timoteo 3:16; Mateo 5:18).
El significado oculto de la identidad de Dios
La esencia del judaísmo
El Shema ha sido llamada la declaración de tesis del judaísmo. Es la declaración más sucinta de
la Biblia sobre la creencia en un solo Dios. Explica nuestra obligación de amar al Señor con todo
nuestro corazón, alma y poder. Estas son las primeras y ultimas palabras que recitan cada
mañana y cada noche los judíos. Pero las verdades más profundas del Shema solo se puede
entender al leerlo en el hebreo original.

Los números detrás de las letras


De acuerdo con el antiguo sistema alfanumérico conocido como "Gematria" cada letra hebrea
tiene un valor numérico. La primera letra Alef (‫ )א‬es igual a 1, la segunda Bet (‫)ב‬, es igual a 2 y
así sucesivamente. Cuando sumas los valores de las letras, obtienes el valor numérico de la
palabra hebrea. El Shema termina con las palabras "el Señor es Uno". En hebreo, uno es
ehad ‫אחד‬:
(1=‫ א‬,8=‫ ח‬y 4=‫)ד‬. Esta palabra tiene el valor numérico total de 13 (1 +8 +4 = 13).

Un mensaje bíblico de amor


Sorprendentemente, el valor numérico de la palabra hebrea para amor, ahava (‫)אהבה‬, también
es 13 (1=‫ א‬,5=‫ ה‬,2=‫ ב‬,5=‫)ה‬. Muchos eruditos bíblicos creen que esto significa que en el nivel
místico más profundo, el concepto de la unidad de Dios está inextricablemente ligado al
concepto de amor. Solo en hebreo puedes sentir la esencia de esta oración única; el Señor es
un Dios amoroso y adorarlo significa traer amor al mundo. Es hora de sentir un nuevo amor por
la Biblia aprendiendo hebreo bíblico en nuestros cursos en línea y en vivo.
Una poderosa proclamación en Nazaret
Después del éxito inicial de su ministerio en Cafarnaúm, Jesús regresa a casa para visitar a su
familia en su ciudad natal de Nazaret. Según el capítulo 4 del Evangelio de Lucas, Jesús asiste a
la sinagoga el sabbat y se le concede el honor de leer un pasaje del Libro de Isaías. El asistente
le entrega un pergamino, lo desenrolla y luego proclama las siguientes palabras de Isaías
capítulo 61.

Trate de leer las palabras de Jesús en hebreo


La traducción al español de las palabras pronunciadas por Jesús son: “El Espíritu del Señor está
sobre mí, porque me ha ungido para llevar la buena nueva a los pobres”. Si volvemos al hebreo
original recitado por Jesús, así es como suenan realmente las palabras auténticas:
Ru’ach Adonai Elohim alai ya’an mashach Adonai oti levaser anavim
‫שח יְהוָה א ִֹתי לְ בַ ֵּׂשר ֲע ָנוִים‬
ַ ָ‫רּוחַ ֲא ֹדנָי יְהוִה עָ לָי יַעַ ן מ‬
¿Que significa "Jordan" en hebreo?
El nombre Jordán en hebreo es Yarden (‫)ירדן‬, proveniente de la raíz y-r-d (‫)ירד‬, que significa
“descender”. Se trata de una alusión al río que desciende abruptamente y que fluye desde los
montañosos Altos del Golán hasta el punto más bajo sobre la faz de la tierra: el mar Muerto.
Pero, además del significado físico, existe también un significado metafísico muy profundo.
El Jordan del Dios de Israel
El pueblo de Israel creía que Dios los bendijo con ríos como el río descendiente israelita, el
Jordán, para garantizar la abundancia de los frutos de la tierra. El Jordán tuvo muchas
bendiciones como se ve en la historia de Naamán el arameo. Al principio, él se rehusó a
sumergirse en un río asociado con el Dios de Israel, para curar su lepra. Para el ello significaba
una traición nacional debido a su alto rango militar. Pero, al curarse, declaro que el Dios de
Israel es único (2 Reyes 5).
¿Qué dice la Biblia acerca de la guerra espiritual?
Hay dos errores primarios cuando se habla de guerra espiritual: sobre-enfatizarla y
subestimarla. Algunos culpan de cada pecado, cada conflicto y cada problema a los demonios
que necesitan ser expulsados. Otros ignoran completamente la realidad espiritual, y el hecho de
que la Biblia nos enseña que nuestras batallas son contra poderes espirituales. La clave para el
éxito en la guerra espiritual es encontrar el balance bíblico. Algunas veces Jesús expulsó
demonios de la gente, y algunas veces sanó a la gente sin mencionar lo demoníaco. El apóstol
Pablo enseñó a los cristianos a librar batallas contra el pecado en ellos mismos (Romanos 6), y a
librar batallas en contra del maligno (Efesios 6:10-18).

Efesios 6:10-12 declara, “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de
su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las
asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados,
contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes.” Este pasaje nos enseña algunas verdades
cruciales; (1) Sólo podemos estar fuertes en el poder del Señor, (2) Es la armadura de Dios la
que nos protege, (3) Nuestra batalla es contra fuerzas espirituales de maldad en el mundo.

(1) Un poderoso ejemplo de esto es el arcángel Miguel en Judas verso 9. Miguel, como el más
poderoso de todos los ángeles de Dios, no reprendió a Satanás en su propio poder, sino que dijo
“El Señor te reprenda.” Apocalipsis 12:7-8 dice que en el final de los tiempos, Miguel derrotará a
Satanás. Aún así, cuando se presentó su conflicto con Satanás, Miguel reprendió a Satanás en el
nombre y autoridad de Dios, no en la suya propia. Es sólo a través de nuestra relación con
Jesucristo que nosotros, como cristianos, tenemos alguna autoridad sobre Satanás y sus
demonios. Es sólo en Su nombre que nuestra reprensión tiene algún poder.

(2) Efesios 6:13-18 nos da una descripción de la armadura espiritual que Dios nos da. Debemos
estar firmes con (a) el cinturón de la verdad, (b) la coraza de justicia (c) el Evangelio de la paz,
(d) el escudo de la fe, (e) el yelmo de la salvación, (f) la espada del Espíritu, y (g) orando en el
Espíritu. ¿Qué es lo que estas piezas de la armadura espiritual representan para nosotros en la
guerra espiritual? Debemos hablar la verdad contra las mentiras de Satanás. Debemos
descansar en el hecho de que somos declarados justos por el sacrificio que Cristo hizo por
nosotros. Debemos proclamar el Evangelio, sin importar cuánta resistencia recibamos. No
debemos vacilar en nuestra fe, no importa cuán fuertemente seamos atacados. Nuestra defensa
principal es la seguridad de que tenemos nuestra salvación, y el hecho de que las fuerzas
espirituales no pueden quitárnosla. Nuestra arma ofensiva está en la Palabra de Dios, no en
nuestras propias opiniones y sentimientos. Debemos seguir el ejemplo de Jesús en reconocer
que algunas victorias espirituales sólo son posibles a través de la oración.

Jesús es nuestro mejor ejemplo para la guerra espiritual. Observa cómo Jesús manejó los
ataques directos de Satanás: “Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser
tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo
hambre. Y vino a Él el tentador, y le dijo; Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan
en pan. Él respondió y dijo: Escrito está; No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios. Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el
pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus
ángeles mandará acerca de ti, y en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie
en piedra. Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. Otra vez le llevó el
diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo:
Todo esto te daré, si postrado me adorares. Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito
está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él solo servirás. El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron
ángeles y le servían.” (Mateo 4:1-11) La mejor manera de combatir a Satanás es la manera que
Jesús nos mostró y que fue citando la Escritura, porque el diablo no puede manejar la espada
del Espíritu, la Palabra del Dios Viviente.

El mejor ejemplo de cómo no comprometerse en una guerra espiritual fueron los siete hijos de
Esceva. “Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del
Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo; Os conjuro por Jesús, el que predica
Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero
respondiendo el espíritu malo, dijo; A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros,
¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y
dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y
heridos.” (Hechos 19:13-16). ¿Cuál fue el problema? Los siete hijos de Esceva estaban usando el
Nombre de Jesús. Eso no es suficiente. Los siete hijos de Esceva no tenían una relación con
Jesús, por lo tanto sus palabras eran carentes de cualquier poder o autoridad. Los siete hijos de
Esceva se estaban basando en una metodología. Ellos no se basaban en Jesús, y no estaban
empleando la Palabra de Dios en su guerra espiritual. Como consecuencia, recibieron una
humillante golpiza. Aprendamos de su mal ejemplo y manejemos las batallas espirituales como
lo describe la Biblia.

En resumen, ¿cuáles son las claves para el éxito en la guerra espiritual? Primero, que nos
apoyemos en el poder de Dios, no en el nuestro. Segundo, reprendamos en el Nombre de Jesús,
no en el nuestro. Tercero, protegernos con toda la armadura de Dios. Cuarto, librar nuestras
batallas con la espada del Espíritu – La Palabra de Dios. Por último, debemos recordar que
aunque libramos batallas contra Satanás y sus demonios, no cada pecado o problema es un
demonio que necesita ser reprendido. “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores
por medio de Aquel que nos amó” (Romanos 8:37).

¿Cuál fue la intención de Jesús?


Jesús era judío y predicó para un público judío. Aunque era amado por muchos, algunos de sus
seguidores estaban preocupados de que estaba convocando a la erradicación de la Torá, para
en su lugar crear un pacto completamente nuevo. Esta nunca fue su intención. En el sermón del
monte, Jesús aseguró a sus discípulos que, a pesar del contenido revolucionario de algunas de
sus enseñanzas, no tenía intención de "abolir la ley o los profetas".
Ni siquiera la jota más pequeña
Jesús dijo que "ni una jota ni una tilde pasará de la ley hasta que todo se haya cumplido"
(Mateo 5:18). El texto griego original del Evangelio de San Mateo también dice "ni una jota". La
letra griega iota se deriva de la letra hebrea yod, cuyo nombre viene de la palabra hebrea yad
(‫)יד‬, que significa "mano", porque tiene la forma de un dedito. La letra yod es tan pequeña que
los antiguos escribas a menudo la quitaban de las palabras para ahorrar espacio, como las tildes
en español.
Comprenda la mentalidad hebrea
El público de Jesús hablaba hebreo y habría entendido este punto de inmediato: la yod es la
letra más pequeña, y en apariencia más trivial, del alfabeto hebreo, como las tildes en español.
Así que al decir "ni una yod pasará de la ley" significa que "ni siquiera el detalle más pequeño se
eliminará de la Torá". Cuando aprende el idioma hablado por Jesús, puede comprender mejor
sus enseñanzas. Inscríbase en nuestro curso en línea de hebreo bíblico en línea y aprenda a
apreciar las palabras auténticas pronunciadas por Jesús.
"Sión" en la Biblia
Sión comenzó como un apodo para referirse a Jerusalén: "Contempla a Sión… Tus ojos verán a
Jerusalén" (Isaías 33:20). Más adelante, se convirtió en un apodo para referirse a Israel; por
ejemplo, en Jeremías 3:14, Dios dice: "De cada ciudad tomaré a uno de ustedes, y de cada
familia tomaré a dos, y los introduciré en Sión". Sión es también el nombre hebreo de un monte
en Jerusalén que fue conquistado por el rey David de manos de los jebuseos, donde estaba
ubicada la Ciudad de David.
¿Qué es Sión en hebreo?
La palabra Sión - ‫( ציון‬Tzion) - proviene de la raíz en hebreo ‫ן‬-‫י‬-‫( צ‬tz-i-n). En el hebreo moderno,
hay muchos verbos que provienen de esta raíz. Uno de ellos es "letzaien", que significa "marcar"
o "enfatizar". Este significado hace que Sión sea un nombre apropiado para marcar uno de los
lugares más sagrados de la tierra. Algunas tradiciones judías incluso se refieren a Sión como el
punto espiritual desde el cual fue creado el mundo entero, localizado en el lugar santísimo del
Templo.
Su travesía por el hebreo comienza en Sión
"Porque de Sión saldrá la ley y de Jerusalén la palabra del Señor" (Isaías 2:3).
Un viajero predicador de Galilea
Antes de hacerse famoso como sanador y hacedor de milagros, Jesús era un predicador. El
Evangelio de Mateo comienza su descripción del ministerio público de Jesús al decirnos: "Jesús
fue por toda Galilea, prediciendo en sus sinagogas y proclamando las buenas nuevas del reino"
(4:23). La mayoría de nosotros tenemos una imagen en nuestra mente de cómo se ve un
predicador moderno. Pero, ¿qué significaba realmente predicar en los días de la Biblia?
El sermón judío
La palabra en inglés "predicar" proviene de las palabras latinas prae(antes de) y dicare (hablar),
"Declarar delante de." Pero Jesús no hablaba ni latín ni inglés. La palabra hebrea original que
usó para referirse a su predicación fue drasha ‫ דרשה‬desde la raíz DRŠ ‫ דרש‬que significa "exigir".
Esto se debe a que los sermones de Jesús no estaban destinados a ser fáciles de escuchar. Como
predicador judío, Jesús miró profundamente las palabras de la Escritura, exigiendo un
significado más profundo que lo que es aparente en la superficie.

¿comiÓ JesÚs MatzÁ?: Pascua Y La Fiesta Del Pan Sin Levadura


LAS FIESTAS BÍBLICAS

En Marcos 14:1 leemos:


“Dos días después era la pascua, y la fiesta de los panes sin levadura”.
Aquí vemos algo que está claramente confirmado en la Torá: aunque, “desde la destrucción del
Segundo Templo, cuando el sacrificio del cordero pascual ya no era posible, la Pascua y la Fiesta
del Pan sin levadura se confundieron en la mente de los judíos, y los términos son usados por
los rabinos de forma intercambiable, pero originalmente y en el plan Divino eran diferentes,
aunque tengan entre sí la relación más íntima posible”.[1] Examinemos estos versículos de
Levítico 23:
5 En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová. 6 Y a los
quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días
comeréis panes sin levadura.
Así pues, vemos que la Torá se refiere a la Pascua el día catorce de Nisán, y a la “Fiesta del Pan
sin levadura” el día quince de Nisán. La Fiesta del Pan sin levadura comienza al atardecer,
cuando el catorce de Nisán cambia al quince de Nisán (los días judíos comienzan en el
anochecer, como podrían saber). Entonces, ¿qué es la Pascua del día catorce? Es la Pascua de la
ofrenda, que fue sacrificada el día catorce y comida por la noche —el quince— junto con la
matzá, al inicio del Festival de Matzás.

LA GAVILLA DE LAS PRIMICIAS

Sin embargo, todavía hay más. Sigamos leyendo Levítico 23. Siguiendo el orden de la Pascua y
de la Fiesta del Pan sin levadura, en este capítulo tenemos la presentación de la “Gavilla de las
Primicias”.

11 Y el sacerdote mecerá la gavilla delante de Jehová, para que seáis aceptos; el día siguiente
del día de reposo la mecerá. 12 Y el día que ofrezcáis la gavilla, ofreceréis un cordero de un año,
sin defecto, en holocausto a Jehová.
El significado de las palabras “el día siguiente del día de reposo” ha sido objeto de controversia
durante siglos: si el día de reposo aquí significa un día de reposo semanal o el primer día de la
Fiesta del Pan sin levadura; si las primicias se celebraban el primer día de la semana (Yom
Rishon, Domingo) o el segundo día de la Fiesta del Pan sin levadura. Pero en cualquier caso,
estos versículos nos ayudarían a entender mejor los relatos del Evangelio respecto a la muerte y
resurrección de Jesús. Según los Evangelios, el primer día de la semana (Yom Rishon, Domingo)
Jesús resucitó. Si el domingo fuera un hecho, entonces, para hacerlo simple, contaríamos tres
noches atrás y llegamos a jueves, y entonces todo lo demás encaja en su lugar. Fue el miércoles
trece de Nisán que los discípulos prepararon la comida especial que llamamos la Última Cena, y
que en realidad era, seudah maphsehket —la última comida antes del Ayuno de los
Primogénitos—. Jesús y los discípulos tuvieron esa comida el miércoles por la noche, al
principio de la Pascua, cuando el día cambió al catorce de Nisán. Jesús entonces fue arrestado
por la noche, juzgado y sentenciado a primera hora del jueves por la mañana, y crucificado
durante el día —y todo esto pasó durante el día de Pascua, el catorce de Nisán, el jueves—. Así
pues, el jueves catorce de Nisán, el día del sacrificio de la Pascua, Jesús murió en la cruz. El
domingo diecisiete de Nisán —en la celebración de las Primicias— Jesús resucitó de la muerte.

¿COMIÓ JESÚS MATZÁ?

Así pues, encontramos tres fiestas diferentes durante la semana de celebración que hoy en día
llamamos Pascua. ¿Encontramos estas tres festividades en los últimos capítulos de los
Evangelios? Jesús murió el día de Pascua, Jesús resucitó de la muerte el día de las Primicias;
pero ¿nos hemos perdido la Fiesta de los Panes sin levadura, si es que murió antes de que
empezara la fiesta?

El año pasado hablamos mucho sobre la historia de Emaús en el último capítulo del Evangelio de
Lucas. Pasamos mucho tiempo debatiendo sobre la comida que los discípulos tuvieron con Jesús
después de que ellos le rogaran que se quedase con ellos. Leemos:

Y aconteció que estando sentado con ellos a la mesa, tomó el pan y lo bendijo, lo partió, y les
dio. Entonces les fueron abiertos los ojos, y le reconocieron”.
Compartir las comidas siempre ha sido una parte muy importante en la vida de la comunidad
judía. Al principio de la comida, siempre se dice la bendición tradicional cuando se parte el
pan: “Barukh attah ‘Adonai ‘elohenu Melekh ha-olam ha-motzi lechem min ha-aretz”. “Bendito
seas Tú, Señor nuestro Dios, Rey del Universo, quien hace crecer pan de la tierra”. En el Talmud
de Babilonia leemos: “el anfitrión deberá partir el pan” (Berakoth 46). En la tradición judía, el
anfitrión —la cabeza de familia— es el que siempre dice la bendición y parte el pan. Los
extranjeros que son invitados a la comida normalmente esperan las indicaciones del anfitrión y
en silencio reciben lo que se les pone delante. Sin embargo esto no es lo que vemos aquí.
Ya hemos hablado sobre la comida y sobre la extraña peculiaridad que mostró la conducta de
este huésped. Claramente este no era un huésped normal. En lugar de esperar las indicaciones
del anfitrión, este forastero está tomando el lugar del anfitrión: Él está diciendo la bendición y
partiendo el pan. Podemos imaginar que su conducta debía haber llamado la atención de todos
en la casa. Si están interesados en leer más respecto a esta comida y conocer exactamente lo
que esta autoridad inusual significa, les puedo referir mi artículo: “Llave NÚmero 4:
Bendiciendo El Pan”.
Pero también tenemos que recordar que todavía es la semana de Pascua. En cualquier casa
judía, podría haber solo matzá en la mesa durante la semana. La bendición del matzá habría
sido añadida a la bendición regular: “Bendito eres Tú, Señor nuestro Dios, Rey del Universo que
nos santificas con Tus mandamientos, y nos mandas a comer matzá”. Mientras en Emaús, Jesús
formó parte en una comida normal judía de Chol Ha-Moed (Semana de Pascua) —y esto
significa que, incluso después de su resurrección, Jesús todavía observaba la Fiesta bíblica del
Pan sin Levadura—.
¿Dónde está Armagedón?
Según el Libro del Apocalipsis, la futura "batalla del gran día del Dios Todopoderoso" se llevará a
cabo en Armagedón (Ap. 16:16). Aunque la palabra "Armagedón" es griega, antes de ser una
palabra griega, era una frase en hebreo: "Har Megido". Har (‫ )הר‬en hebreo es una montaña, por
lo que el significado de esta frase es: "Montaña de Megido". Megido era una colina artificial
(que aún existe en la actualidad), que era utilizada por la caballería septentrional de Salomón
para proteger las fronteras de su reino.

¿Capernaúm?
Armagedón es sólo un ejemplo de una transliteración que tuvo lugar en el mundo
grecorromano. "Capernaúm", por ejemplo, se menciona en los cuatro evangelios y se refiere al
nombre del lugar donde Jesús pasó gran parte de su ministerio terrenal. Durante varios siglos,
antes de ser transliterado al griego, este lugar simplemente era "Kfar Nahum", que en hebreo
significa el "pueblo de Nahum".
El concepto bíblico de los ojos
La biblia está llena de ojos. En muchos casos, la palabra hebrea ayin ‫עין‬, que significa "ojo", se
refiere al órgano físico en nuestra cara. Pero con la misma frecuencia, la palabra "ojo"
representa una característica más profunda. Esto se debe a que en el mundo del antiguo Israel
los ojos fueron considerados como un signo del carácter genuino de uno.

¿Qué hay detrás de los ojos?


Veamos algunos ejemplos:
• La biblia advierte contra un ayin ra'ah "mal de ojo" hacia los necesitados - resentimiento en la
retención de asistencia (Deut. 28; 54)
• Comprometerse misericordiosamente o tener piedad es tener unos "ojos misericordiosos"
‫ חס עין‬ḥas ayin (Deut. 7:16)
• Los ojos pueden ser una indicación de noble arrogancia: room einav‫ רּום עֵּׂ ינָיו‬que
significa "ojos levantados" (Isa. 10:12).
• Lo opuesto es "ojos bajos" shaḥ einaim ‫שח עֵּׂ י ַניִם‬
ַ - Es el rasgo del humilde, a quien Dios
salvará según Job 22:29.

Lo que Moisés, David y Jesús tienen en común


David se convirtió en el mayor rey de la Biblia porque su corazón poseía uno de los rasgos de
carácter menos apreciados: la mansedumbre. En la Biblia, la mansedumbre no significa
debilidad, sino paciencia. La palabra humilde en hebreo es anav ‫ עָ נָו‬que proviene de la raíz ANH
‫ ענה‬que significa “inclinarse”. Se refiere a la capacidad de derribar el ego propio, aceptar las
dificultades, contener la ira y tomar decisiones razonables en tiempos de crisis.

Todos los grandes líderes de la Biblia poseían esta cualidad. Se describe a Moisés como “muy
humilde. En toda la tierra no había nadie más humilde que él” (Núm. 12:3). Jesús dijo: “Soy
manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma” (Mateo 11:29). Al poder leer la
Biblia en el hebreo original, usted posee la herramienta más poderosa para tener mayor
claridad sobre las Escrituras. Inscríbase en nuestro curso de hebreo bíblico en línea y en vivo y
descubra el verdadero significado de la Biblia.

¿Adónde desapareció Isaac?


Esta pregunta ha ocasionado numerosas retóricas y conjeturas – ¿Adónde fue Isaac después del
sacrificio? Las Escrituras nos relatan solamente acerca del regreso de Abraham. Sin embargo,
Isaac desapareció y no vuelve aparecer hasta justo antes de su encuentro con Rivka en Génesis
24.

Gen. 24:62 relata que Isaac había vuelto del pozo del Viviente-que-me-ve. Si no sabes Hebreo,
este nombre no significa nada. Sin embargo, en Hebreo, tiene un significado profundo: "¡El pozo
del que me ve vivo!" Mientras Isaac había desaparecido de la escena, él nunca desapareció de
la vista de Dios. Aunque sus padres no han podido verlo (y probablemente estaban
preocupados), y aunque no era visible a nosotros, Dios si lo vio y sabía todo acerca de él – tal
como ve a ti y a mí: El que me ve vivo. El idioma Hebreo oculta mensajes que podrían
transformar tu mundo entero. En nuestro curso de hebreo bíblico en línea, descubriremos
fascinantes detalles de significado que no se pueden ver en la traducción. ¡No pierda esta
oportunidad! Inscríbase hoy mismo y descubra un nuevo mundo de significado.

¿Puede un cristiano perder la salvación?


Antes de que esta pregunta sea respondida, debe ser definido el término “cristiano.” Un
“cristiano” no es una persona que haya dicho una oración, o pasado al frente, o que haya
crecido en una familia cristiana. Mientras que cada una de estas cosas pueden ser parte de la
experiencia cristiana, no son éstas las que “hacen” a un cristiano. Un cristiano es una persona
que ha recibido por fe a Jesucristo y ha confiado totalmente en Él como su único y suficiente
Salvador (Juan 3:16; Hechos 16:31; Efesios 2:8-9).

Así que, con esta definición en mente, ¿puede un cristiano perder la salvación? Quizá la mejor
manera de responder a esta importante y crucial pregunta es examinando lo que la Biblia dice
que ocurre en la salvación, y entonces estudiar lo que implicaría perder la salvación. Estos son
algunos ejemplos:

Un cristiano es una nueva criatura. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las
cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17). Estos versos hablan
de una persona que se ha convertido enteramente en una nueva criatura, como resultado de
estar “en Cristo.” Para que un cristiano perdiera la salvación, la nueva creación tendría que ser
revertida y cancelada.

Un cristiano es redimido. “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la
cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.” (1 Pedro 1:18-
19). La palabra “redimido” se refiere a una compra que ha sido hecha, a un precio que ha sido
pagado. Para que un cristiano perdiera la salvación, Dios tendría que revocar Su compra por la
que pagó con la preciosa sangre de Cristo.

Un cristiano es justificado. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio
de nuestro Señor Jesucristo.” (Romanos 5:1). “Justificar” significa “declarar justo.” Todos los que
reciben a Jesucristo como Salvador son “declarados justos” por Dios. Para que un cristiano
perdiera la salvación, Dios tendría que desdecirse de lo dicho en Su Palabra y retractarse de lo
que Él declaró previamente.

A un cristiano se le promete la vida eterna. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha
dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, más tenga vida
eterna.” (Juan 3:16). La vida eterna es una promesa de vida para siempre en el Cielo con Dios.
Dios hace esta promesa - “cree, y tendrás vida eterna.” Para que un cristiano perdiera la
salvación, la vida eterna tendría que ser retirada. Si a un cristiano se le ha prometido vivir para
siempre, ¿cómo entonces puede Dios romper esta promesa, quitándole la vida eterna?

A un cristiano se le garantiza la glorificación. “Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a


los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.”
(Romanos 8:30). Como lo aprendemos en Romanos 5:1, la justificación es declarada al momento
de la fe en Cristo. De acuerdo a Romanos 8:30, la glorificación está garantizada para todos
aquellos a quienes Dios justifica. La glorificación se refiere a un cristiano recibiendo un perfecto
cuerpo glorificado en el Cielo. Si un cristiano pudiera perder la salvación, entonces Romanos
8:30 sería un error, porque Dios no puede garantizar la glorificación para todos aquellos a
quienes Él predestinó, llamó, y justificó.

Podrían compartirse muchas más ilustraciones de lo que ocurre en la salvación. Sin embargo,
aún estas pocas hacen abundantemente claro que un cristiano no puede perder la salvación. La
mayor parte, sino todo lo que la Biblia dice que ocurre a una persona cuando recibe a Jesucristo
como Salvador, sería invalidado si la salvación pudiera perderse. La salvación no puede ser
revertida. Un cristiano no puede ser des-creado como nueva criatura. La redención no puede
ser deshecha. La vida eterna no puede perderse y seguir considerándose como eterna. Si un
cristiano perdiera la salvación, Dios tendría que retractarse de Su Palabra y cambiar de parecer
– dos cosas que la Escritura nos dice que Dios jamás hace.

Las objeciones más frecuentes a la creencia de que un cristiano no puede perder la salvación
son; (1) ¿qué hay de aquellos que son cristianos y continuamente viven una vida inmoral? – y –
(2) ¿qué pasa con aquellos que son cristianos, pero luego rechazan la fe y niegan a Cristo? El
problema con estas dos objeciones es la suposición de que “son cristianos” (1) La Biblia declara
que un verdadero cristiano ya no continuará viviendo una vida inmoral (1 Juan 3:6). (2) La Biblia
declara que alguien que se separa de la fe, demuestra que realmente nunca fue un cristiano (1
Juan 2:19).

No, un cristiano no puede perder la salvación. Nada puede separar a un cristiano del amor de
Dios (Romanos 8:38-39). Nada puede arrebatar a un cristiano de la mano de Dios (Juan 10:28-
29). Dios quiere y tiene el poder para garantizar y mantener la salvación que Él nos ha dado.
Judas 24-25 dice, “Y Aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha
delante de su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y
majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén.”

El corazón moral
La palabra hebrea para corazón, lev (‫ )לב‬se encuentra cientos de veces en la Biblia. En el modo
de pensar bíblico, el lev es mucho más que simplemente el órgano que bombea
incansablemente la sangre por nuestras venas. El lev es el órgano humano central. Representa
el ser interno. Es lo que nos hace amar, llorar, pecar y sentir empatía. Un mejor equivalente
español sería "psique". Por esta razón, en el hebreo original de la Biblia, innumerables
cualidades morales se expresan usando la palabra lev.

¿Qué hay dentro del corazón?


Aquí hay una muestra de cómo la Biblia usa la palabra lev para expresar una amplia variedad de
rasgos humanos:

• una persona honorable se describe como yashar-lev, "sincero" (Salmos 7:11)


• una persona obstinada es kashe-lev, "corazón duro" (Ezequiel 3:7)
• una persona arrogante es culpable de gevah-lev, "corazón elevado" (Proverbios 16:5)
• una persona deshonesta tiene un lev va-lev, un "corazón y corazón" o un "corazón doble"
(Salmos 12:3)
• una persona valiente se llama amitz-lev, "corazón poderoso" (Amós 2:16)
Las elecciones de Dios
La Biblia hebrea usa el verbo ‫( בחר‬bahar) - "elegir" - con mucha frecuencia. Incluso se podría
argumentar que "elegir" es la acción más central de Dios en la Biblia: Dios "eligió" a Abraham
para ser el primer patriarca (Neh. 9: 7), Él "escogió" a Israel para que sea su pueblo (Isa. 44: 1), y
Él "escogió" a Jerusalén como su ciudad y a David como su rey (2 Ch. 6: 6). Llevar una vida
sancionada divinamente significa reflejar este acto esencial de tomar buenas decisiones,
"rechazar el mal y elegir el bien" (Isa. 7:16).
El otro significado de Israel
Explicación tradicional
El hombre le dijo a Jacob: "Tu nombre ya no será Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios
y con los hombres, y has prevalecido" (Génesis 32:28). Por lo tanto, es ampliamente creído que
el nombre "Israel" proviene de la palabra hebrea sharif (‫)שרית‬, que en hebreo bíblico significa
"luchar", "ejercer influencia", "prevalecer". Hay otra forma de interpretar este nombre, uno que
nos ayuda a comprender la profundidad de la transformación en Peniel.
¿Qué le pasó a Jacob?
El nombre Israel se puede leer como Yashar- El (‫אל‬-‫)ישר‬. La palabra hebrea Yashar (‫ָשר‬ ָ ‫ )י‬significa
recto, honesto, honorable, respetuoso de la ley; en el uso bíblico, también significa "persona
justa y temerosa de Dios". La raíz akov (‫)עָ קֹ ב‬, por otro lado, (la raíz del nombre Yakov) podría
significar también "torcido", como en este verso: lo torcido (‫)העָ ֹקב‬ ֶֽ se enderece (Isaías 40:4).
Entonces entendemos el significado de este cambio: Israel es el que Dios rectifica en lugar de
"ser torcido y desigual".

El fruto prohibido
¿Acaso fue una manzana?!
La descripción del árbol del “conocimiento del bien y del mal” no deja rastro de la especie
exacta de árbol. Durante muchos años, se creyó que esta fruta era una manzana. Pero en el
hebreo original en ningún momento aparece nombrada la manzana (tapuaj, ‫)תפוח‬. El mito de la
manzana se desarrolló debido a un error cometido por San Jerónimo cuando él creó la versión al
latín de la Biblia, conocida como Vulgata, en el año 382.
Los frutos prohibidos
¿Finalmente qué fruto fue? Las fuentes judías ofrecen varias respuestas: nuez (‫אגוז‬, egoz); cidra
(etróg, ‫ ;)אתרוג‬vid (guéfen, ‫ ;)גפן‬trigo (‫חיטה‬, jitá); e higo (tená, ‫)תאנה‬. Las dos respuestas más
difundidas son la de la vid y la del higo, prevaleciendo la del higo pues es el primer árbol que
aparece en Génesis y el texto relata después que al darse cuenta la primera pareja de su
desnudez, se cosieron taparrabos con una hoja de higuera.
Un nombre adecuado para un sacerdote
Cohen es uno de los apellidos judíos más reconocidos de forma instantánea. Tomemos, por
ejemplo, al cantante folclórico canadiense Leonard Cohen, a la patinadora artística
estadounidense Sasha Cohen y a los cineastas estadounidenses, los hermanos Coen. Todos los
apellidos de estas personas derivan de la palabra hebrea kohen, que significa “sacerdote”.
Según la Biblia, los kohanim son los descendientes de Aarón que prestaron su servicio en el
Templo hace miles de años (Éxodo 28:1). Esto significa que cada persona que tenga el apellido
Cohen se encuentra vinculada genealógicamente a esta dinastía sagrada.
Las dulces canciones de los levitas
¿Ha oído hablar alguna vez del fundador de la compañía de pantalones de mezclilla Levi Strauss,
del filósofo francés Bernard-Henri Lévy o de la actriz estadounidense Jane Levy? Todas estas
personas tienen el nombre Levy, que se deriva del nombre hebreo “Levi”. En la Biblia, Levi fue
uno de los 12 hijos de Jacob y el fundador de la tribu de Levi (Génesis 29:34). Sus descendientes
se convirtieron en los levitas, que prestaron sus sirvieron en el Templo como músicos y
asistentes de los sacerdotes.

Tres tipos de sabiduría bíblica


Un hombre de sabiduría
Según el pasaje Éxodo 31: 3, Bezalel fue dotado de "habilidad, inteligencia y conocimiento". En
el hebreo original, estas son tres cualidades mentales distintas. El primer término, "habilidad",
es Jojmá ‫ חָ כְ מָ ה‬en hebreo. Esto es mucho más que simplemente poseer hechos. Jojmá es
sabiduría, la capacidad para hablar sabiamente, más allá de simplemente pronunciar "palabras
vacías" (Job 16: 3). El paradigma bíblico de esta "sabiduría" es el Rey Salomón, quien era
conocido en todo el mundo por su capacidad ingeniosa para juzgar casos difíciles (1 Reyes 4:34).
Un hombre de entendimiento
La segunda cualidad dada a Bezalel, "inteligencia", es biná ‫ ְתבּונָה‬en hebreo. Esta palabra que
viene de la raíz B.I.N, se refiere a la capacidad para discernir. Este es un "hombre de
entendimiento" (Proverbios 15:21), una persona que puede evaluar una situación compleja, dar
un paso atrás y distinguir el bien del mal sin perder la calma. Esto es crucial en tiempos de crisis.
Es una persona que puede trabajar de manera productiva sin involucrarse emocionalmente, "En
el corazón del prudente reposa la sabiduría" (Proverbios 14:33).

Redescubriendo La Historia De La Navidad: ¿dónde Y Cuándo?


Como Navidad se está acercando, me gustaría decir algunas palabras referentes a esta
maravillosa época del año. Sí, todos sabemos que los orígenes de la Navidad no se remontan ni
a las enseñanzas ni a las prácticas de los primeros creyentes, y sí, también sabemos que la
Navidad no se celebraba hasta unos 300 años después de la muerte de Cristo. No creo que
muchas personas crean hoy en día que Jesús nació un 25 de diciembre, entonces, ¿qué
celebramos el día de Navidad?

¿CUÁNDO?
Antes de responder a esta pregunta, intentemos de redescubrir la historia de la Navidad. En
Lucas 2, un ángel se le apareció a unos pastores en el campo y les dijo: “He aquí os doy nuevas
de gran gozo, que será para todo el pueblo”. ¿Cuándo sucedió? ¿Cuándo fue declarado este
gran gozo?
Cualquiera que haya estado en Israel a finales de diciembre, definitivamente estará de acuerdo
en que el 25 de diciembre no podría ser la fecha para el nacimiento de Cristo. Sabemos que los
pastores estaban en el campo vigilando su rebaños en el momento del nacimiento de Jesús.
Esto no podría ser en diciembre, ya que en diciembre, en Judea, hace mucho frío y es muy
húmedo, por lo que el clima no permitiría que los pastores permanecieran en el campo por la
noche. Finales de diciembre se encuentra en medio de la temporada lluviosa en Israel, que va
desde Sukkot hasta Pascua. Pero incluso si ese diciembre en particular, no estuviera lluvioso, las
noches en diciembre son siempre muy frías, aunque los días sean agradables y soleados, de
modo que los pastores, junto con sus rebaños, estarían por lo menos en algún refugio por la
noche. Por otra parte, principios de otoño encajaría perfectamente con lo que cuenta Lucas.

Sin embargo, el argumento más significativo se basa en el tiempo del nacimiento de Juan el
Bautista. El padre de Juan, un sacerdote llamado Zacarías, pertenecía a la “división sacerdotal de
Abías”. Él estaba haciendo su turno de servicio en el Templo cuando se le apareció el ángel
Gabriel y le anunció que Elisabet, la esposa de Zacarías, concebiría un hijo. Después de que
Zacarías regresara a su hogar, su esposa concibió, tal como el ángel había dicho. En el sexto mes
de embarazo de Elisabet, Gabriel visitó a María y anunció la milagrosa concepción de Jesús.

Los 24 turnos de servicio sacerdotal en el Templo se encuentran en I de Crónicas 24. Los cálculos
hechos mostrarán que la división Abías servía en junio. Después de que Zacarías completara su
servicio y viajara de regreso a casa, Elisabet concibió. Asumiendo que la concepción de Juan
ocurrió a finales de junio, si añadimos nueve meses, nos lleva a finales de marzo como la época
aproximada del nacimiento de Juan. Si añadimos otros seis meses, llegamos a finales de
setiembre –la fecha de Sukkot– como el momento aproximado del nacimiento de Jesús.

Adicionalmente, la historia de la Navidad nos da algunas posibles alusiones de Sukkot. Primero,


probablemente recuerdes que Sukkot es la festividad bíblica de la alegría, zman simchateynu,
“el tiempo de nuestra alegría”. ¿No sería este el momento apropiado para declarar “gran gozo
para todo el pueblo”?
Segundo, podemos ver una alusión de la Fiesta de los Tabernáculos en las palabras de Juan: “Y
aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros”.
Ciertamente hay más razones y argumentos para que Jesús naciera en Sukkot –no voy a
incluirlos todos aquí–. El punto final es que, basándose en los relatos del Nuevo Testamento,
finales de verano o principios de otoño parecen ser las épocas más apropiadas para el
nacimiento de Jesús –y basándose en razones teológicas y alusiones gramaticales–, podemos
indicar el tiempo específico durante la época de “finales de verano o principios de otoño”: la
época de Sukkot.

¿DÓNDE?
Sabemos que Jesús nació en Belén durante el tiempo del censo, y diciembre no hubiera sido
tampoco el tiempo apropiado para un censo romano: tales censos no se hacían en invierno,
cuando las temperaturas, algunas veces caían por debajo de cero y las carreteras estaban en
muy malas condiciones. Por otra parte, principios de otoño –la época de Sukkot– podría ser un
tiempo excelente para viajar a Belén. Incluso hay una teoría de que José y María planearon su
viaje a Belén para coincidir con la peregrinación de Sukkot a Jerusalén. Viajar en una caravana
de peregrinos desde Galilea les podría proporcionar un viaje más seguro. El movimiento de
peregrinación también podría explicar la situación de no “hay lugar en la posada” en Belén.

Hay algo que debemos entender sobre la situación de “no hay lugar”. El escenario tradicional –
María y José con el bebé Jesús en un establo, solo y abandonado– no tiene absolutamente
ningún sentido en contraposición con el trasfondo social y cultural de la historia. En primer
lugar, si Belén era el lugar de los orígenes ancestrales de José, lo más probable es que tuviera
familiares allí y definitivamente hubiera sido bienvenido en cualquier casa de estos parientes.
Pero aunque “si él no hubiese tenido familiares o amigos en el pueblo, como miembro de la
famosa casa de David, por ‘causa de David’, él hubiera sido bien recibido en casi cualquier casa
del pueblo”.[1]
Así pues, ¿qué significa lo de no “había lugar para ellos en la posada”(kataluma, en griego
significa “habitación de invitados”)? Probablemente quiere decir que Belén desde luego estaba
muy saturado (debido al movimiento de peregrinación de Sukkot) y todas las casas estuvieron
verdaderamente ocupadas. Sin embargo, eso no significa que José y María hubieran sido
abandonados en cualquier sitio: la propia idea de que no serían llevados a una casa, sino a un
lugar apartado de los demás, es culturalmente imposible”. Cualquiera que haya sido huésped de
campesinos palestinos sabe que, a pesar de su hospitalidad, la falta de privacidad es
inexplicablemente dolorosa. Nadie puede tener espacio para sí mismo, y uno nunca está solo ni
de día ni de noche”.[2] Si la habitación de invitados en la casa estaba ocupada, José y María
hubieran estado con esa misma familia, en la habitación principal de la casa y hubieran estado
rodeados de personas. Para que tuviesen más privacidad en el momento del parto, ellos
probablemente hubieran ido al único lugar de la casa donde no hubiese nadie: a una habitación
en la parte baja, donde guardaban los animales por la noche. Sin embargo, después de nacer el
niño, ellos probablemente regresarían a la habitación principal. Las imágenes tradicionales de la
Sagrada Familia, inclinándose todos ellos delante del niño, son preciosas –pero también poco
probables–.
¿QUÉ CELEBRAMOS?
Jesús no nació un 25 de diciembre, entonces ¿qué celebramos en Navidad? Es muy popular hoy
en día denunciar la Navidad como una festividad “pagana” que nada tiene que ver con la Biblia,
y para estar seguros, nada en el Nuevo Testamento indica cuándo nació Jesús. Los escritores de
los evangelios tampoco sabían la fecha o no lo consideraron importante, por eso, la época del
año en que Jesús nació es un tema para debatir y hacer conjeturas. Sí, comúnmente se cree que
la Iglesia escogió el 25 de diciembre con la intención de adoptar y absorber las tradiciones
paganas del festival a Saturno. Sin embargo, como a menudo sucede, tanto en la Biblia como en
nuestras vidas, a través de las espesas flaquezas humanas y sus errores, Dios todavía trabaja en
Su propósito. Manteniendo la Navidad al mismo tiempo que los festivales tradicionales del
solsticio de invierno, el mensaje de Navidad se hace increíblemente claro: en la hora más oscura
del mundo, nació la “Luz del Mundo”. Para millones de creyentes, la Navidad es una celebración
de la verdadera Luz viniendo al mundo. Esto no es un mensaje pagano: la Luz Divina está por
encima de la más densa oscuridad –y esto es lo que celebramos tanto en Hanukkah como en
Navidad–.

Los dos aspectos de Dios


El término genérico y el nombre personal
Elohim (‫ )אלוהים‬- Dios o dioses - es el término genérico que se utiliza para referirse a Dios en la
Biblia. Se podría usar como un sustantivo en plural si se aplicara a los dioses de las otras
naciones y se usa como un sustantivo en singular cuando se refiere al Dios de Israel. Por otro
lado, Adonai (‫ )יהוה‬es el nombre absolutamente único y personal del Dios de Israel y es el
nombre que se utiliza con más frecuencia en la Biblia.
Preste atención a la diferencia
Por lo tanto, es importante prestar atención a la diferencia con respecto a los nombres de Dios
que se utilizan al principio y al final de esta historia. Cuando comienza la prueba, es Elohim el
que le da la orden a Abraham de sacrificar a Isaac. Elohim es el término genérico para referirse a
Dios o a los dioses y la orden puede ser atribuida - y fue atribuida - a los otros 'elohim': la
práctica del sacrificio humano era muy conocida entre los vecinos de Israel. Sin embargo, fue
Adonai, el Dios de Abraham, quien al final detuvo su mano.
Descubra los conocimientos del hebreo
La tradición judía interpreta los nombres de Elohim y Adonai como la explicación de los dos
aspectos de la naturaleza de Dios: Su justicia y Su misericordia. Esta comprensión de los
diferentes nombres de Dios se utiliza también con el fin de explicar los dos relatos diferentes de
la creación: Génesis 1 y Génesis 2.

La primera declaración de Jerusalén como capital


Las raíces bíblicas de Jerusalén
La relación que el pueblo judío ha tenido con Jerusalén durante milenios puede encontrarse en
la Biblia, pero no al inicio mismo de esta. Al comienzo, el pueblo judío estaba separado en 12
tribus distintas y su ciudad sagrada era Silo (Shiloh), el sitio del Tabernáculo en donde residía la
presencia del Señor. Alrededor del año 1000 AEC, un intrépido y joven rey llamado David unificó
a las 12 tribus en el reino unido de Israel, lo que cambiaría el curso de la historia para siempre.

Una nueva capital: la ciudad de David


David fundó una nueva capital en la antigua ciudad cananea de Urusalim. Después de conquistar
esta colina, le dio un nuevo nombre: Yerushalayim(‫ירושלים‬/Jerusalén). En hebreo, este nombre
está conectado con la palabra shalom (‫)שלום‬, que significa "paz". Dios le hizo una promesa
eterna a David: "Asignaré también un lugar para mi pueblo Israel, y lo plantaré allí a fin de que
habite en su propio lugar y no sea perturbado de nuevo" (2 Samuel, 7:10). Esa fue la primera
declaración de Jerusalén como la capital del pueblo judío.

La luz auténtica de Jánuca


 La historia de Jánuca
Al contrario del imaginario popular, Jánuca no es una versión judía de la Navidad. La palabra
Jánuca (‫ )חנוכה‬significa "dedicación" en hebreo. Se conmemora la re-dedicación del Templo
Sagrado de Jerusalén, en el siglo II a. C., durante la rebelión de los macabeos en contra del
Imperio Sirio. Luego de volver a capturar el Templo, los macabeos tuvieron que purificarlo y
restaurarlo. Afortunadamente, había una sola jarra de aceite de oliva puro que estaba
inmaculada y ésta se utilizó para iluminar y volver a consagrar el Templo. De forma milagrosa, la
pequeña cantidad de aceite alcanzó para ocho días, lo que resultó en la festividad de ocho días:
la Fiesta de la Dedicación.
 La luz de Israel
El símbolo de Jánuca es la Menorá, un candelabro de ocho brazos que se enciende cada uno de
los ocho días de la festividad. La palabra Menorá proviene de la palabra hebrea ner (‫)נר‬, que
significa "llama" o "lámpara". En la Biblia, esta palabra tiene un significado espiritual más
profundo. Por ejemplo, cuando el rey David envejeció, sus hombres le dijeron que no saliera con
ellos a la batalla "para que no apagues la lámpara (ner) de Israel" (2 Samuel 21:17). En el
capítulo siguiente, David pronuncia un magnífico himno de agradecimiento: "Porque tú eres mi
lámpara (neri), oh Señor; el Señor alumbra mis tinieblas" (2 Samuel 22:29).
 La luz del mundo
Por lo tanto, no debería sorprendernos que Jesús se refiriera a sí mismo como la "luz del
mundo" (Juan 8:12) y predicara estas palabras: "Por tanto, si todo tu ser disfruta de la luz, sin
que ninguna parte quede en la oscuridad, estarás completamente iluminado…" (Lucas 11:36).

¿Era el viento o el espíritu de Dios?


"... el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas" (Génesis 1:2).
Las palabras en hebreo, Ruaj Elohim, describen la presencia de Dios al comienzo del Génesis. En
hebreo, Ruaj significa tanto viento como espíritu. ¿Cómo podemos saber a qué significado se
hace referencia en este importante versículo?

La respuesta se encuentra en el verbo que sigue a continuación de Ruah Elohim. El


verbo merahefet aparece exclusivamente una vez más en la Torá y expresa el máximo esmero,
amor y afecto de un águila que revolotea (merahefet) sobre sus polluelos y los recoge bajo sus
alas (Deut. 32:11).

La lectura en hebreo de la Biblia nos deja algo claro: un viento no puede expresar ¡ese delicado
amor, ese cuidado y afecto! Un viento sopla desapasionada e indiferentemente –mientras que
el Espíritu de Dios aletea tierna y amorosamente sobre Su creación. Este cernirse dulce y
apasionado que vemos en Deuteronomio, en Génesis sólo puede estar haciendo referencia al
Espíritu de Dios.

Este es un simple ejemplo de lo que trata nuestro curso de hebreo bíblico. Podemos
transformar la manera en que lee y entiende la biblia. Nuestras clases se llenan muy rápido, así
que dese prisa y registrese para obtener su lugar en nuestro próximo curso. Regístrese hoy y
brillara una luz totalmente nueva sobre las sagradas escrituras.

La canción del amor sagrado


El libro más peculiar de la Biblia
El Cantar de los Cantares de Salomón es un libro inusual de la Biblia. A primera vista, parece ser
nada más que un poema de amor sensual que describe la pasión entre dos amantes jóvenes.
Pero luego de un examen más detallado, queda claro que se trata de una alegoría religiosa
elaborada cuidadosamente. Para los judíos, los amantes mujer y hombre simbolizan a Dios y a
su pueblo, Israel. Para los cristianos, éstos simbolizan a Cristo y a su novia, la Iglesia. ¿Cómo
podemos acceder a este significado velado?
El amor auténtico en hebreo
La mejor manera de desentrañar la alegoría oculta del Cantar de los Cantares de Salomón es
apreciando la bella poesía que existe en su lengua originaria. Tomemos como ejemplo el
versículo "Miel virgen destilan tus labios, esposa mía" (4:11). En español, no tiene mucho
sentido. Pero en el hebreo originario, las palabras ‫ נֹפֶ ת ִּתט ְֹפנָה ִּש ְפתֹותַ יְִּך‬- nofet titofnah siftotaij -
son un maravilloso ejemplo de una onomatopeya. Fíjese en las letras repetidas P y T. ¿Puede
escuchar el sonido de la miel destilándose? Ésta encarna la dulce Torá, que Dios le entregó a
Israel.

El fascinante significado de los nombres bíblicos


 El significado de Isaac al descubierto
En el libro del Génesis, leemos que el nombre de Isaac proviene de la raíz ZHK (‫)צחק‬, que
significa "reír o jugar". Él recibe el nombre Yitzhak (‫ )יצחק‬porque su madre se "rió" (tizhak)
cuando los ángeles del Señor le prometieron que daría a luz un hijo a la edad de noventa años
(Génesis 18:12). Y ésta es sólo una muestra de los significados ocultos del hebreo que están
detrás de los nombres bíblicos.
 Hay más sobre Sansón y Dalila
Muchos siglos después, nos encontramos con la famosa historia de amor entre Sansón y Dalila.
Éste es un caso clásico donde los opuestos se atraen. El nombre Delilah (‫ )דלילה‬proviene de la
raíz D.L.L (‫)דלל‬, que significa "débil". Es apropiado que Sansón - el hombre más poderoso de
Israel - se enamorara de una mujer tan delicada. El nombre de Dalila también es un juego de
palabras que contiene la palabra en hebreo para referirse a la "noche" (lilah), lo que forma la
contraparte perfecta de Sansón (Shimson ‫)שמשון‬, que proviene de la palabra que se refiere al
"sol" (shemesh).

El secreto de las primeras palabras de la Biblia


En momentos de incertidumbre, recurrimos a la Biblia porque es la fuente de nuestra fe en Dios.
¿Pero acaso se ha dado cuenta de que lo que usted está buscando se encuentra en la primera
oración de la Biblia? "En el principio, Dios creó" (Génesis 1:1). Estas palabras de fe son la esencia
de la Biblia, pero para entenderlo, usted debe dejar de lado su traducción al español de la Biblia.
Las tres primeras palabras en el hebreo originario son: Bereshit Bara Elohim (‫ֱֹלהים‬ִּ ‫אשית בָ ָרא א‬
ִּ ‫)ב ֵר‬.
ְ
Examinemos más de cerca cada palabra.
Tres palabras de fe muy especiales
Cada una de las tres primeras palabras requiere que el lector tenga fe. Bereshit, que significa
"en el principio", le solicita al lector que tenga la creencia de que antes de esto, realmente no
había nada, a fin de que éste sea de verdad "el principio". Bara significa "creó" y comienza con
las mismas tres letras - ‫ ברא‬- de bereshit y, de nuevo, solicita del lector que éste tenga la
creencia de que hubo algo que fue creado a partir de la nada. Y, por supuesto, Elohim es uno de
los nombres más sagrados de Dios y fue usado por Jesús en la cruz (Marcos 15:34).

Jesús y el número 14
El antiguo método interpretativo judío
El número catorce es un claro ejemplo de gematria - un método interpretativo judío que asigna
números a cada letra hebrea -. Por ejemplo: la primera letra hebrea, Alef (‫)א‬, es igual a
1; Dalet (‫)ד‬, la cuarta letra, es igual a 4; y Vav (‫)ו‬, la sexta letra, es igual a 6. La gematria calcula el
valor numérico de una palabra en particular y luego la hace corresponder con otra palabra que
tiene el mismo valor numérico, revelando de esta manera una conexión entre ellas.
Entonces, ¿por qué catorce?
Mateo construye su genealogía en torno al número 14 porque el nombre de David en hebreo
(‫ )דוד‬tiene un valor de 14. ‫( ד‬dalet) + ‫( ו‬vav) + ‫( ד‬dalet) o 4 + 6 + 4 = 14. Además, David es el
nombre decimocuarto que figura en la genealogía. Aquí el énfasis en David es muy claro. Mateo
utiliza el número catorce para conectar a Jesús con el rey David y, de esta manera, presenta su
genealogía de una forma característicamente judía.

En el nombre de Dios
La respuesta de Dios
Dios al principio respondió: “‫ֲשר אֶ ְהיֶה‬
ֶ ‫( ”אֶ ְהיֶה א‬eheye asher eheye). Esta frase puede ser
traducida como "Yo soy (eheye) el que / lo que (asher) soy (eheye)" o "Yo seré el que / lo que
seré". Luego de esta misteriosa respuesta, Dios añadió más detalles. A través de Moisés, les
dijo: “YHWH (‫)יְהוָה‬, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de
Jacob, me ha enviado a vosotros; éste es Mi nombre para siempre y con él se hará memoria de
mí de generación en generación".
El nombre que no se puede pronunciar
Nadie duda de que YHWH (‫ )יְהוָה‬sea el nombre de la alianza del Dios de Israel. Sin embargo, la
pronunciación exacta no se conoce, ya que el hebreo antiguo no tenía vocales, sólo consonantes
(las vocales se inventaron mucho más adelante). Además, hay otra razón por la cual la mayor
parte de los judíos creen que la gente debe venerar, pero no pronunciar este gran nombre. La
razón es sencilla: es demasiado santo y fácilmente se puede tomar en vano.
Laicismo
El laicismo es la corriente de pensamiento, ideología, movimiento político, legislación o política
de gobierno que defiende o favorece la existencia de una sociedad organizada
aconfesionalmente, es decir, de forma independiente, o en su caso ajena a las confesiones
religiosas. Su ejemplo más representativo es el "Estado laico" o "no confesional". El
término laico (del griego λαϊκός, laikós - "popular", de la raíz λαός, laós - "pueblo") aparece
primeramente en un contexto cristiano.
El concepto de "Estado laico", opuesto al de "Estado confesional", surgió históricamente de
la Separación Iglesia-Estado que tuvo lugar en Francia a finales del siglo XIX, aunque la
separación entre las instituciones del estado y las iglesias u organizaciones religiosas se ha
producido, en mayor o menor medida, en otros momentos y lugares, normalmente vinculada a
la Ilustración y a la Revolución liberal.
Los laicistas consideran que su postura garantiza la libertad intelectual además de la no
imposición de las normas y valores moralesparticulares de ninguna religión o de la irreligión.
El laicismo persigue la secularización del Estado.1 Se distingue del ateísmo de Estado, en cuanto
busca la neutralidad del mismo; y del anticlericalismo y la antirreligión radicales, en cuanto no
condena la existencia y práctica de las religiones.
Existe un debate acerca de si los términos «laicidad» y «laicismo» significan lo mismo o no.

Diferencia etimológica entre laicismo y ateísmo[editar]


Con frecuencia se confunden ambos términos. El Diccionario de la Real Academia Española dice
que son derivados, respectivamente, de laico y de ateo:
Laico o laica es un adjetivo, y también se usa como sustantivo, que, proveniente del latín laĭcus,
se aplica a aquella persona, en una de sus acepciones, «que no tiene órdenes clericales» y, en la
otra, que es «independiente de cualquier organización o confesión religiosa». Según el DRAE es,
en su primera acepción sinónimo de seglar: que no tiene órdenes clericales.
Ateo o atea es también un adjetivo, y también se usa como sustantivo, que, proveniente del
latín athĕus (que a su vez proviene del griego αθεός), se aplica a aquella persona que «niega la
existencia de Dios», según el DRAE.

Fe Razonable por William Lane Craig

San Agustin afirma que uno debe primero creer antes de poder saber. 3 Le gustaba citar Isaías 7:
9 en la versión de los Setenta: "A menos que creas que no entenderás". Sostuvo que la
autoridad y la razón cooperan para llevar a una persona a la fe. La autoridad exige creer y
prepara al hombre para la razón, y la razón a su vez conduce a la comprensión y al
conocimiento. Pero al mismo tiempo, la razón no está completamente ausente de la autoridad,
ya que uno tiene que considerar a quién creer, y la autoridad más alta pertenece a la verdad
claramente conocida; es decir, la verdad, cuando se la conoce claramente, tiene el mayor
derecho a la autoridad porque exige nuestro asentimiento. Por lo tanto, debe haber ciertos
signos (indicios ) de credibilidad que hacen evidente su autoridad. Sobre la base de estos signos,
podemos creer que la Escritura es la Palabra autorizada de Dios y someterse a su autoridad. Los
principales signos aducidos por Agustín en nombre de la autoridad de la Escritura son el milagro
y la profecía.

Él distingue entre lo que se ve como verdadero y lo que se cree que es verdad. nos vemos que
algo es verdadero ya sea por percepción física o por demostración racional. Nosotros creemos
que algo es verdad sobre la base del testimonio de los demás. Por lo tanto, con respecto al
milagro y la profecía, Agustín dice que la credibilidad de los informes de eventos pasados o
futuros debe ser creída, no conocida por la inteligencia.

Tomas de Aquino afirma Las verdades de la razón pueden "verse", es decir, probadas con
certeza racional o aceptadas como empíricamente evidentes, mientras que las verdades de la fe
deben ser creídas, ya que no son ni empíricamente evidentes ni demostrables racionalmente.
Esto no significa que las verdades de la fe sean incomprensibles o que estén "por encima de la
lógica". Tomas argumenta que Dios proporciona los signos de milagro y profecía, que sirven
para confirmar las verdades de la fe, aunque no para demostrarlas directamente. Debido a estas
señales, Tomás de Aquino sostuvo que un hombre puede ver las verdades de la fe: "Entonces,
ciertamente, son vistos por el que cree; no creería a menos que viera que son dignos de creer
sobre la base de signos evidentes o algo así ".

El procedimiento de Tomás, entonces, puede resumirse en tres pasos: (1) Las profecías
cumplidas y los milagros hacen que sea creíble que las Escrituras tomadas en conjunto son una
revelación de Dios. (2) Como una revelación de Dios, la Escritura es absolutamente autoritativa.
(3) Por lo tanto, aquellas doctrinas enseñadas por las Escrituras que no son ni demostrables ni
empíricamente evidentes pueden ser aceptadas por fe en la autoridad de la Escritura. Por lo
tanto, Tomás de Aquino puede decir que un oponente puede estar convencido de las verdades
de la fe sobre la base de la autoridad de la Escritura como lo confirma Dios con milagros.

El pensamiento de John Locke (1632-1704) fue determinante para el siglo XVIII.


Su Essay Concerning Human Understanding (1689) estableció los principios epistemológicos que
conformarían el pensamiento religioso durante esa época. Aunque rechazó el racionalismo
filosófico de Descartes, Locke fuesin embargo un ardiente racionalista teológico. Es decir,
sostuvo que la creencia religiosa debe tener una base probatoria y que, cuando tal fundamento
está ausente, la creencia religiosa es injustificada. Locke mismo intentó proporcionar una base
tan evidente. Locke defendió la existencia de Dios por medio de un argumento cosmológico; de
hecho, sostuvo que la existencia de Dios es "la verdad más obvia que descubre la razón" y que
tiene una evidencia "igual a la certeza matemática"

Cuando uno se mueve más allá de tales asuntos de razón demostrable en asuntos de fe, Locke
insistió en que las verdades reveladas no pueden contradecir la razón. Dios puede revelarnos
tanto las verdades alcanzables por la razón (aunque la razón da mayor certeza de éstas que la
revelación) como las verdades inalcanzables por la razón. Las verdades reveladas inalcanzables
por la razón no pueden contradecir la razón, porque siempre estaremos más seguros de la
verdad de la razón que de una supuesta revelación que contradice la razón. Por lo tanto,
ninguna proposición contraria a la razón puede ser aceptada como revelación divina. Por lo
tanto, aunque sabemos que una revelación de Dios debe ser verdadera, aún está dentro del
alcance de la razón determinar si una supuesta revelación realmente es de Dios y determinar su
sentido.

La revelación es una razón natural agrandada por un nuevo conjunto de descubrimientos


comunicados por Dios de inmediato, cuya razón confirma la verdad del testimonio y las pruebas
que da que provienen de Dios. De modo que aquel que quita la razón para dar paso a la
revelación, apaga la luz de ambos; y hace más o menos lo mismo que si persuadiera a un
hombre para que sacara los ojos, mejor para recibir la luz remota de una estrella invisible con
un telescopio.

Locke argumentó que la profecía cumplida y los milagros palpables proporcionan pruebas de la
misión divina de Cristo. Él estableció tres criterios para discernir una revelación genuina.
Primero, no debe deshonrar a Dios o estar en consonancia con la religión natural y la ley moral
natural. En segundo lugar, no debe informar al hombre de cosas indiferentes, insignificantes o
fáciles de descubrir por su capacidad natural. Tercero, debe ser confirmado por signos
sobrenaturales. Para Locke, el principal de estos signos fue un milagro. Sobre la base de los
milagros de Jesús, somos justificados al considerarlo como el Mesías y su revelación de Dios
como verdadera.

Henry Dodwell atacó el racionalismo teológico prevaleciente como antitético al verdadero


cristianismo. Dodwell estaba tan fuera de sintonía con sus tiempos que incluso se lo ha
sospechado de ser un incrédulo que apelaba a una base racional y subjetiva de la fe religiosa
como un subterfugio para socavar la racionalidad del cristianismo. Dodwell argumenta que los
asuntos de fe religiosa se encuentran fuera de la determinación de la razón. Es imposible que
Dios haya tenido la intención de que la razón sea la facultad de guiarnos a la fe, porque la fe no
puede suspenderse indefinidamente mientras la razón pesa cautelosamente y vuelve a sopesar
los argumentos. Las Escrituras enseñan, por el contrario, que el camino a Dios es por medio del
corazón, no por medio del intelecto. La fe es simplemente un regalo del Espíritu Santo. ¿Cuál es
entonces la base de la fe? Dodwell responde, autoridad, no la autoridad arbitraria de la iglesia
sino la luz interior de una revelación constante y particular impartida por separado y
sobrenaturalmente a cada individuo. La apelación de Dodwell es, por lo tanto, al trabajo interno
y creador de fe del Espíritu Santo en el corazón de cada individuo.

Tanto la teología dialéctica defendida por Karl Barth (1886-1968) como la teología existencial
propugnada por Rudolf Bultmann (1884-1976) fueron caracterizadas por una epistemología
religiosa del autoritarismo.

Según Barth, no puede haber ningún acercamiento a Dios por la razón humana. Además de la
revelación de Dios en Cristo, la razón humana no comprende absolutamente nada acerca de
Dios. La razón fundamental de este agnosticismo sobre el conocimiento humano de Dios parece
ser el firme compromiso de Barth con la tesis de que Dios es "totalmente otro" y, por lo tanto,
trasciende todas las categorías de pensamiento y lógica humanos. Esta creencia llevó a Barth a
negar la doctrina católica romana de una analogía de ser entre Dios y el hombre. De acuerdo
con esa doctrina, la creación como el producto de su Creador comparte de manera análoga
ciertas propiedades que Dios posee más perfectamente, tales como el ser, la bondad, la verdad,
etc. Según Barth, Dios es tan trascendente que no existe ninguna analogía entre él y la criatura.
Para Barth el fideísmo (Doctrina filosófica según la cual solamente a través de la fe y la
revelación divina es posible conocer los principios metafísicos, éticos y religiosos que son
inaccesibles a la razón) es el único camino por el cual alguien puede llegar al conocimiento de
Dios. Barth enfatiza que el encuentro personal con la Palabra de Dios resulta completamente de
la iniciativa soberana y divina. Perdido en el pecado, el hombre ni siquiera puede comenzar a
moverse en la dirección de la fe, por lo que incluso un salto de fe es imposible para él. No, debe
ser Dios quien irrumpe en la pecaminosidad indolente del hombre para confrontarlo con la
Palabra de Dios. Como escribe Barth, "El conocimiento de Dios es un conocimiento
completamente afectado y determinado desde el lado de su objeto, desde el lado de Dios" o el
hecho de que llegó a esta decisión, que realmente creía, y que realmente tenía libertad para
entrar en esta nueva vida de obediencia y esperanza; todo esto no era obra de su espíritu, sino
obra del Espíritu Santo.

Bultmann interpreta la fe en las categorías epistemológicas, y se opone al conocimiento basado


en la prueba. Por lo tanto, la evidencia racional no solo es irrelevante, sino que es contraria a la
fe. La fe, para ser fe, debe existir en un vacío probatorio.

Wolfhart Pannenberg afirma que la revelación debe ser entendida exclusivamente en términos
de los actos de Dios en la historia, no como una autocomprobación Palabra. Si el cristianismo
debe hacer una afirmación significativa de la verdad debe someterse a los mismos
procedimientos de prueba y verificación que se emplean en las ciencias seculares. Este método
de verificación será indirecto, por ejemplo, mediante investigación histórica. Una interpretación
teológica de la historia será probada positivamente por "su capacidad de tener en cuenta todos
los detalles históricos conocidos", y negativamente por "la prueba de que, sin sus afirmaciones
específicas, la información accesible no sería en absoluto o solo sería explicable de manera
incompleta”. Dado que la fe cristiana se basa en un evento pasado real, y dado que no hay
forma de conocer el pasado más que por la investigación histórico-crítica, se deduce que el
objeto de la fe cristiana no puede permanecer intacto por los resultados de dicha investigación.
Por lo tanto, la conclusión inevitable es que la carga de probar que Dios se ha revelado en Jesús
de Nazaret debe caer sobre el historiador. Los hechos históricos en la base del cristianismo son
confiables y, por lo tanto, podemos basar nuestra fe, nuestras vidas y nuestro futuro en ellos.

Alvin Plantinga ha lanzado un ataque sostenido contra el racionalismo teológico. Plantinga


sostiene que la creencia en Dios y en las doctrinas centrales del cristianismo es a la vez racional
y garantizada por completo, aparte de cualquier fundamento probatorio para la creencia.
Plantinga enfatiza que la base fundamental de la creencia de que Dios existe no implica su
indubitabilidad. Esta creencia es derrotable; es decir, puede ser derrotado por otras creencias
incompatibles que llegan a ser aceptadas por el teísta. En tal caso, el individuo en cuestión debe
renunciar a algunas de sus creencias si quiere seguir siendo racional, y tal vez sea su creencia en
Dios la que se desvanezca. Por lo tanto, por ejemplo, un cristiano que se encuentra con el
problema del mal se enfrenta con un potencial derrotador de su creencia en Dios. Si debe seguir
siendo racional en su creencia cristiana, debe tener una respuesta para el derrotador. Aquí es
donde entra la apologética cristiana; puede ayudar a formular respuestas a posibles
derrotadores. Plantinga argumenta que la creencia en Dios no es meramente racional para la
persona que la toma como propiamente básica, sino que esta creencia está tan justificada que
se puede decir que esa persona sabe que Dios existe. Una creencia que es meramente racional
podría de hecho ser falsa. Cuando decimos que una creencia es racional, queremos decir que la
persona que la posee está dentro de sus derechos epistemológicos al hacerlo o que no exhibe
ningún defecto en su estructura noética para creer. Pero para que alguna creencia constituya
conocimiento, debe ser verdadero y en cierto sentido justificado o garantizado para la persona
que lo posee.

¿Cómo sé que el cristianismo es verdad?


Creo que Dios existe, creo que Jesús resucitó de entre los muertos, y he experimentado su
poder que cambia la vida en mi vida, pero ¿cómo sé que es realmente cierto? El problema se
vuelve especialmente agudo cuando nos enfrentamos con alguien que no cree en Dios o en
Jesús o que se adhiere a alguna otra religión mundial. Pueden exigirnos cómo sabemos que el
cristianismo es verdadero y demostrarlo. ¿Qué se supone que debemos decir? Como no sé que
el cristianismo es verdadero? Al responder a esta pregunta, me ha resultado útil distinguir entre
conocer el cristianismo como verdadero y mostrar que el cristianismo es verdadero.

Sabiendo que el cristianismo es verdad

Examinaremos dos puntos: primero, el papel del Espíritu Santo, y segundo, el papel del
argumento y la evidencia.

La manera en que sabemos que el cristianismo es verdadero es mediante el testimonio de


autenticidad del Espíritu Santo de Dios. Ahora, ¿qué quiero decir con eso? Quiero decir que la
experiencia del Espíritu Santo es verídica e inconfundible (aunque no necesariamente
irresistible o indudable) para el que la tiene que tal persona no necesita argumentos o evidencia
suplementaria para conocer y saber con confianza que de hecho está experimentando el
Espíritu de Dios; que tal experiencia no funciona en este caso como una premisa en cualquier
argumento desde la experiencia religiosa hasta Dios, sino que es la experiencia inmediata de
Dios mismo; que en ciertos contextos, la experiencia del Espíritu Santo implicará la aprehensión
de ciertas verdades de la religión cristiana.

Primero, el papel del Espíritu Santo en la vida del creyente se produce cuando una persona se
convierte en cristiana, automáticamente se convierte en un hijo adoptivo de Dios y mora en el
Espíritu Santo: "porque en Cristo Jesús, todos sois hijos de Dios por la fe". . . . Y debido a que son
hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a nuestros corazones, gritando: "¡Abba! ¡Padre!
'"(Gálatas 3:26; 4: 6). Pablo enfatiza el punto en Romanos 8. Aquí él explica que es el testimonio
del Espíritu Santo con nuestro espíritu que nos permite saber que somos hijos de Dios: "Porque
no recibiste el espíritu de esclavitud para caer en el temor, pero has recibido el espíritu de
filiación. Cuando lloramos, '¡Abba! ¡Padre!' es el Espíritu mismo el que da testimonio con
nuestro espíritu de que somos hijos de Dios "(Romanos 8: 15-16). Pablo usa el término
plerophoria (confianza completa, plena seguridad) para indicar que el creyente tiene
conocimiento de la verdad como resultado de la obra del Espíritu (Col 2: 2; 1 Tesalonicenses 1:
5; ver Rom 4:21 ; 14: 5; Col. 4:12). A veces los cristianos lo llaman hoy "garantía de salvación"; y
la seguridad de la salvación conlleva ciertas verdades del cristianismo, como "Dios perdona mi
pecado", "Cristo me ha reconciliado con Dios", y así sucesivamente, de modo que al tener la
seguridad de la salvación uno tiene la seguridad de estas verdades.
El apóstol Juan también deja bastante claro que es el Espíritu Santo dentro de nosotros quien da
a los creyentes la convicción de la verdad del cristianismo. "Pero has sido ungido por el Santo, y
todos ustedes saben. . . la unción que recibiste de él permanece en ti, y no tienes necesidad de
que nadie te enseñe; como su unción te enseña acerca de todo, y es verdad, y no es mentira, así
como te ha enseñado, permanece en él "(1 Juan 2:20, 27 rsv). Aquí Juan explica que es el
Espíritu Santo quien le enseña al creyente la verdad de las cosas divinas. Juan claramente está
haciendo eco de las enseñanzas del mismo Jesús, cuando dice: "Pero el Consejero, el Espíritu
Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él les enseñará todas las cosas y les recordará
todo lo que les he dicho. "(Juan 14:26 rsv).

Ahora alguien puede señalar a 1 Juan 4: 1-3 (esv) como evidencia de que el testimonio del
Espíritu Santo no se autorrealiza, sino que necesita ser probado: Amados, no crean en todo
espíritu, sino prueben a los espíritus para ver si son de Dios; porque muchos falsos profetas han
salido al mundo. En esto conoces el Espíritu de Dios: todo espíritu que confiesa que Jesucristo
ha venido en carne, es de Dios, y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios. Este es el
espíritu del anticristo. Pero tal comprensión sería una interpretación errónea del pasaje. Juan
no está hablando de probar el testimonio del Espíritu en nuestros propios corazones; más bien,
él está hablando de probar a las personas que vienen a ti diciendo que están hablando por el
Espíritu Santo. Se refirió a las mismas personas antes: "Niños, es la última hora; y como han oído
que viene el anticristo, así han llegado muchos anticristos; por lo tanto, sabemos que es la
última hora. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros "(1 Juan 2: 18-19 esv). Juan nunca
alienta al creyente a dudar del testimonio del Espíritu en su propio corazón; más bien dice que si
alguien más viene a reclamar hablar por el Espíritu Santo, entonces, dado que la situación es
externa a uno mismo e involucra afirmaciones de verdad adicionales no aprehendidas
inmediatamente, debemos evaluar a esa persona para determinar si su afirmación es
verdadera. Pero en nuestras propias vidas, el testimonio interno del Espíritu de Dios es
suficiente para asegurarnos las verdades a las que él testifica. Según Jesús, es el Espíritu Santo
que mora en el interior lo que le da al creyente la certeza de saber que Jesús vive en él y que
está en Jesús, en el sentido de estar unido a él: Y rezaré al Padre, y él te dará otro consejero,
para que esté con vosotros para siempre, el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede
recibir, porque ni lo ve ni lo conoce; usted lo conoce, porque él mora con usted, y estará en
usted. . . . En ese día sabrás que estoy en mi Padre, y tú en mí, y yo en ti. (Juan 14: 16- 17, 20
rsv).

Juan enseña lo mismo: "Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que
nos ha dado. . . . En esto sabemos que permanecemos en él y él en nosotros, porque él nos ha
dado de su propio Espíritu "(1 Juan 3:24; 4:13 rsv). John usa su frase característica "por esto
sabemos" para enfatizar que como cristianos tenemos un conocimiento seguro de que nuestra
fe es verdadera, que realmente permanecemos en Dios, y Dios realmente vive en nosotros. De
hecho, Juan llega a contrastar la confianza que el testimonio del Espíritu trae con la evidencia
humana: Este es el que vino por agua y sangre, Jesucristo, no solo con el agua sino con el agua y
la sangre. Y el Espíritu es el testigo, porque el Espíritu es la verdad. Hay tres testigos, el Espíritu,
el agua y la sangre; y estos tres están de acuerdo. Si recibimos el testimonio de los hombres, el
testimonio de Dios es mayor; porque este es el testimonio de Dios que ha dado testimonio a su
Hijo. El que cree en el Hijo de Dios tiene el testimonio en sí mismo. El que no cree en Dios lo ha
hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios le ha dado a su Hijo. (1 Juan 5:
6-10 Rsv) El "agua" aquí probablemente se refiere al bautismo de Jesús, y la "sangre" a su
crucifixión, esos fueron los dos eventos que marcaron el comienzo y el final de su ministerio
terrenal. "El testimonio de los hombres" es, por lo tanto, nada menos que el testimonio
apostólico de los acontecimientos de la vida y el ministerio de Jesús. Aunque Juan había
atribuido un peso tan grande precisamente a ese testimonio apostólico en su Evangelio (Juan
20:31; 21:24), aquí él declara que a pesar de que con bastante razón recibimos este testimonio,
aún el testimonio interno del Espíritu Santo es aún mayor. ! Como cristianos tenemos el
testimonio de Dios que vive dentro de nosotros, el Espíritu Santo que da testimonio con nuestro
espíritu de que somos hijos de Dios.

Para el creyente, Dios no es la conclusión de un silogismo (forma de razonamiento


deductivo que consta de dos proposiciones como premisas y otra como conclusión, siendo la
última una inferencia necesariamente deductiva de las otras dos) ; él es el Dios viviente de
Abraham, Isaac y Jacob que habitan dentro de nosotros. ¿Cómo sabe entonces el creyente que
el cristianismo es verdadero? Él lo sabe por el testimonio de autenticidad del Espíritu de Dios
que vive dentro de él.

¿qué pasa con el papel del Espíritu Santo en la vida de un incrédulo? Dado que el Espíritu Santo
no lo habita, ¿significa esto que debe confiar únicamente en argumentos y pruebas para
convencerlo de que el cristianismo es verdadero? No, en absoluto. Según las Escrituras, Dios
tiene un ministerio diferente del Espíritu Santo especialmente orientado a las necesidades del
incrédulo. Jesús describe este ministerio en Juan 16: 7-11: Es para su ventaja que me voy,
porque si no me voy, el Consejero no vendrá a usted; pero si voy, lo enviaré a ti. Y cuando él
venga, él convencerá al mundo en cuanto al pecado, la justicia y el juicio: concerniente al
pecado, porque no creen en mí; en cuanto a la justicia, porque voy al Padre, y no me verás más;
concerniente al juicio, porque el gobernante de este mundo es juzgado. Aquí el ministerio del
Espíritu Santo es triple: convence al incrédulo de su propio pecado, de la justicia de Dios y de su
condena ante Dios.

Esta es la forma en que tiene que ser. Porque si no fuera por el trabajo del Espíritu Santo, nadie
llegaría a ser cristiano. Según Pablo, el hombre natural que se deja a sí mismo ni siquiera busca
a Dios: "Nadie es justo, ni aun uno; nadie entiende, nadie busca a Dios "(Rom 3: 10-11 esv). El
hombre no regenerado no puede entender las cosas espirituales: "El hombre no espiritual no
recibe los dones del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no puede entenderlos porque
se han de discernir espiritualmente" (1 Corintios 2:14). rsv). Y él es hostil a Dios: "Porque la
mente puesta en la carne es hostil a Dios; porque no se somete a la ley de Dios; de hecho, no
puede "(Romanos 8: 7 esv).Como dijo Jesús, los hombres aman la oscuridad en vez de la luz.

Tanto para el incrédulo como para el creyente, es el testimonio del Espíritu de Dios el que
finalmente le asegura la verdad del cristianismo. El incrédulo que verdaderamente busca a Dios
estará convencido de la verdad del mensaje cristiano.
¿Qué pasa con el papel del argumento y la evidencia para saber que el cristianismo es
verdadero? Ya he dicho que es el testimonio auto-autenticidad del Espíritu Santo que nos da el
conocimiento fundamental de la verdad del cristianismo. Por lo tanto, el único rol que le queda
al argumento y la evidencia es un rol subsidiario. Creo que Martin Luther distinguió
correctamente entre lo que llamó los usos magisteriales y ministeriales de la razón. El uso
magistral de la razón ocurre cuando la razón está por encima del evangelio como un magistrado
y lo juzga sobre la base de argumentos y pruebas. El uso ministerial de la razón ocurre cuando la
razón se somete y sirve al evangelio. A la luz de la Testigo del Espíritu, solo el uso ministerial de
la razón es legítimo.

Existe un peligro en todo esto hasta el momento. Algunas personas pueden decir que nunca
debemos buscar defender la fe. ¡Solo predique el evangelio y deje que el Espíritu Santo trabaje!
Pero esta actitud es desequilibrada y no es bíblica.

La existencia de un testigo auténtico y único del Espíritu no excluye la existencia de


afirmaciones falsas a tal testigo. Entonces, ¿cómo la existencia de afirmaciones falsas del
testimonio del Espíritu a la verdad de una religión no cristiana hace algo que socave
lógicamente el hecho de que el creyente cristiano posee el genuino testimonio del Espíritu?
¿Por qué se me debe robar mi alegría y mi seguridad de salvación simplemente porque alguien
más finge falsamente, con sinceridad o sinceridad, el testimonio del Espíritu? Si un mormón o
un musulmán afirma falsamente experimentar el testimonio del Espíritu de Dios en su corazón,
eso no hace nada para socavar la veridicalidad de mi experiencia.

¿Pero cómo sabes que tu experiencia no es también falsa?


La experiencia del testigo del Espíritu se auto-autentifica para el que realmente la tiene. El
cristiano lleno del Espíritu puede saber de inmediato que su afirmación del testimonio del
Espíritu es verdadera a pesar de las falsas afirmaciones hechas por personas que se adhieren a
otras religiones.

Mostrando cristianismo para ser verdad

Veamos primero el papel del argumento y la evidencia al mostrar que el


cristianismo es verdadero. Aquí nos preocupa cómo demostrarle a otra persona que
nuestra fe es verdadera. ¿Cómo puedo demostrarle a alguien que lo que creo es
verdad?

La tarea de mostrar que el cristianismo es verdadero implica la presentación de


argumentos sólidos y persuasivos para las afirmaciones de la verdad cristiana. En
consecuencia, debemos preguntarnos cómo es que uno prueba que algo es verdad.
Una afirmación o proposición es verdadera si y solo si corresponde a la realidad, es
decir, la realidad es tal como la afirmación dice que es. Por lo tanto, la afirmación
"Los Cachorros ganaron la Serie Mundial de 1993" es cierta si y solo si los
Cachorros ganaron la Serie Mundial de 1993. Para demostrar que una proposición
es verdadera, presentamos argumentos y evidencia que tienen esa proposición
como conclusión. Tal razonamiento puede ser deductivo o inductivo.

Argumentos deductivos En un argumento deductivo, la conclusión se desprende


inevitablemente de las premisas. Los dos requisitos previos de un argumento
deductivo sólido son que las premisas sean verdaderas y la lógica sea válida. Si las
premisas son verdaderas pero la lógica es falaz, entonces el argumento es inválido.
Un ejemplo de un argumento inválido sería:
1) Si Dios existe, existen valores morales objetivos.
2) Existen valores morales objetivos.
3) Por lo tanto, Dios existe.

Aunque ambas premisas son verdaderas, la conclusión no sigue lógicamente de


ellas, porque el argumento comete la falacia conocida como "afirmar el
consecuente". Por otro lado, un argumento puede ser lógicamente válido pero aún
no sonar, porque tiene premisas falsas. Un ejemplo de un argumento tan poco
sólido sería:
1) Si Jesús no fuera Señor, sería un mentiroso o un lunático.
2) Jesús no era ni un mentiroso ni un lunático.
3) Por lo tanto, Jesús es Señor.

Este es un argumento válido, que infiere la negación del antecedente de la primera


premisa basada en la negación de su consecuente. Pero el argumento aún no es
sólido, porque la primera premisa es falsa: hay otras alternativas mejores, por
ejemplo, que Jesús, como se describe en los Evangelios, es una leyenda. Por lo
tanto, al presentar un argumento deductivo para alguna afirmación de verdad
cristiana, debemos ser cuidadosos al construir argumentos que sean lógicamente
válidos y tengan premisas verdaderas.

Argumentos inductivos Un argumento inductivo es un argumento en el que las


premisas pueden ser verdaderas y las inferencias lógicas válidas, pero la conclusión
sigue siendo falsa. En tal razonamiento, se dice que la evidencia y las reglas de
inferencia "determinan menos" la conclusión; es decir, hacen que la conclusión sea
plausible o probable, pero no garantizan su verdad. Por ejemplo, un argumento de
sonido inductivo sería:
1) Los grupos A, B y C estaban compuestos por personas similares que padecen la
misma enfermedad.
2) Al grupo A se le administr ó cierto medicamento nuevo, al grupo B se le
administró un placebo y al grupo C no se le dio ningún tratamiento.
3) La tasa de muerte por la enfermedad fue subsecuentemente menor en el grupo A
en un 75 por ciento en comparación con los grupos B y C.
4) Por lo tanto, el nuevo medicamento es eficaz para reducir la tasa de mortalidad
por dicha enfermedad.

La conclusión es muy probable que se base en la evidencia y las reglas del


razonamiento inductivo, pero no es inevitablemente cierta; tal vez las personas en
el grupo A tuvieron suerte o alguna variable desconocida causó su mejora.

Una forma de entender el razonamiento inductivo es por medio del cálculo de


probabilidad. Los teóricos de la probabilidad han formulado varias reglas para
calcular con precisión la probabilidad de declaraciones o eventos particulares dada
la verdad u ocurrencia de ciertas otras declaraciones o eventos. Tales
probabilidades se llaman probabilidades condicionales y se simbolizan Pr (A | B).
Esto se debe leer como la probabilidad de A en B, o en A dada B, donde A y B
representan declaraciones o eventos particulares. Las probabilidades oscilan entre 0
y 1, donde 1 representa el más alto y 0 la probabilidad más baja. Por lo tanto, un
valor> .5 indica alguna probabilidad positiva de una declaración o evento y <.5
alguna improbabilidad, mientras que.

Muchos de los casos típicos de razonamiento inductivo implican inferencias desde


casos de muestra hasta generalizaciones -por ejemplo, la probabilidad de que Jones
contraiga cáncer de pulmón dado que es fumador- y por lo tanto tienen una mayor
relevancia para las preocupaciones científicas que para las filosóficas. Aún una
posición filosófica o teológica puede constituir una hipótesis, y esa hipótesis puede
argumentarse como más probable que no, o más probable que una hipótesis
competitiva particular, dado varios otros hechos tomados como evidencia de uno.
En tales casos, el apologista puede recurrir al Teorema de Bayes, que establece
fórmulas para calcular la probabilidad de una hipótesis (H) en la evidencia dada
(E). Una forma del Teorema de Bayes es la siguiente: Pr (H) x Pr (E | H) Pr (H | E)
= - Pr (H) x Pr (E | H) + Pr (-H) x Pr (E | -H) Para calcular la probabilidad de (H |
E), conectamos valores numéricos para las distintas probabilidades en el numerador
y el denominador En las discusiones filosóficas, en oposición a las científicas, esto
suele ser imposible de hacer con precisión, por lo que debemos contentarnos con
aproximaciones vagas como "altamente improbable", que se representa como <<. 5
o "altamente probable", que se representa como >>. 5, o aproximadamente igual,
que se representa como «.5. Tales aproximaciones vagas aún pueden resultar útiles
para argumentar a favor de la hipótesis de uno.
En el numerador, multiplicamos la probabilidad intrínseca de (H) por la potencia
explicativa de (H) (E | H). La probabilidad intrínseca de (H) no significa la
probabilidad de que (H) se tome en absoluto aislamiento, sino simplemente de
forma aislada de la evidencia específica E. La probabilidad intrínseca de (H) es la
probabilidad condicional de (H) relativa a nuestro general conocimiento de fondo
(B) o Pr (H | B). Del mismo modo, (B) está implícito en (H) s poder explicativo (E |
H & B). La fórmula toma (B) tácitamente como se supone. El Pr (E | H) registra
nuestra expectativa racional de E dado que H es el caso. Si E fuera sorprendente en
H, entonces Pr (E | H) <.5, mientras que si no nos sorprende encontrar a E, dado H,
entonces Pr (E | H) es> .5.

En el denominador de la fórmula, tomamos el producto de la probabilidad


intrínseca (H) y el poder explicativo y le agregamos el producto de la probabilidad
intrínseca y el poder explicativo de la denegación de (H). Tenga en cuenta que
cuanto más bajo es este último producto, mejor es para su hipótesis. Porque en el
caso límite que Pr (-H) x Pr (E | -H) es cero, entonces el numerador y el
denominador tienen el mismo número, de modo que la razón es igual a 1, lo que
significa que la hipótesis es cierta dado el evidencia. Entonces uno querrá
argumentar que, si bien la hipótesis de uno tiene una gran probabilidad intrínseca y
un poder explicativo, la negación de la hipótesis tiene una baja probabilidad
intrínseca y un poder explicativo.

Una aproximación diferente al razonamiento inductivo que tiende a ser más útil en
la apologética se proporciona por inferencia a la mejor explicación. En inferencia a
la mejor explicación, nos enfrentamos con ciertos datos para explicar. Luego
reunimos un grupo de opciones en vivo que consiste en varias explicaciones para
los datos en cuestión. Del conjunto de opciones en vivo, seleccionamos esa
explicación que, si es verdadera, explica mejor los datos. Apenas se discuten los
criterios para hacer una explicación lo mejor; pero entre los criterios comúnmente
reconocidos se encuentran propiedades como alcance explicativo, poder
explicativo, ad hoc-ness, etc. La mejor explicación se toma como la verdadera
explicación de los datos. Un problema con este enfoque del razonamiento inductivo
es que no hay garantía de que la mejor explicación sea cierta.

El papel del Espíritu Santo es usar nuestros argumentos para convencer al incrédulo
de la verdad del cristianismo. Cuando uno presenta razones para su fe, uno no actúa
aparte o en contra del Espíritu Santo. No es bíblico negarse a razonar con un
incrédulo. Fue el procedimiento estándar de Pablo presentar razones para la verdad
del evangelio y así defender la fe: Y Pablo entró, como era su costumbre, y durante
tres semanas discutió con ellos desde las Escrituras, explicando y probando que era
necesario que el Cristo sufriera y resucitara de entre los muertos. . . . Así que
discutió en la sinagoga con los judíos y las personas devotas, y en el mercado todos
los días con aquellos que casualmente estaban allí. . . . Y entró en la sinagoga y
habló durante tres meses con denuedo, discutiendo y suplicando acerca del reino de
Dios. . . . Y les explicó el asunto desde la mañana hasta la tarde, dando testimonio
del reino de Dios y tratando de convencerlos acerca de Jesús, tanto de la ley de
Moisés como de los profetas. Y algunos fueron convencidos por lo que dijo,
mientras que otros no creyeron. (Hechos 17: 2-3, 17; 19: 8; 28: 23-4), De hecho, las
Escrituras realmente nos ordenan que estemos preparados para defender a un
incrédulo: "Siempre está listo para defender a todos los que le piden que den cuenta
de la esperanza que hay en usted" (1 P. 3: 15b).

Jesús apeló a los milagros y a la profecía cumplida para probar que sus
afirmaciones eran verdaderas (Lucas 24: 25-27; Juan 14:11). ¿Qué hay de los
apóstoles? Al tratar con los judíos, apelaron a la profecía cumplida, a los milagros
de Jesús, y especialmente a la resurrección de Jesús. Un apologético modelo para
los judíos es el sermón de Pedro en el día de Pentecostés en Hechos 2. En el
versículo 22 apela a los milagros de Jesús. En los versículos 25-31 él apela a la
profecía cumplida. En el versículo 32 apela a la resurrección de Cristo. Por medio
de estos argumentos, los apóstoles buscaron mostrar a los judíos que el cristianismo
es verdadero. Al tratar con no judíos, los apóstoles trataron de mostrar la existencia
de Dios a través de su trabajo manual en la naturaleza (Hechos 14:17). En Romanos
1, Pablo dice que solo de la naturaleza todos los hombres pueden saber que Dios
existe (Romanos 1:20). Según Michael Green en su libro Evangelismo en la iglesia
primitiva, el procedimiento estándar de los apóstoles al tratar con gentiles era
señalar a la naturaleza para mostrar la existencia de Dios.

La efectividad en el uso de la apologética en el evangelismo requiere estudio,


práctica y revisión a la luz de la experiencia, no solo respuestas fáciles. Segundo,
recuerde que ser "convincente" es relativo a la persona. Algunas personas
simplemente se negarán a convencerse. Por lo tanto, no se puede decir que un
argumento sea ineficaz porque algunas personas no están convencidas de ello.
Cuando uno reflexiona sobre el hecho de que "la puerta es angosta, y el camino es
duro que lleva a la vida, y aquellos que la encuentran son pocos" (Mateo 7:14 Rsv),
no debería sorprendernos si la mayoría de las personas encuentra nuestra
apologética poco convincente. Pero eso no significa que nuestra apologética sea
ineficaz; solo puede significar que muchas personas son de mente cerrada.
El éxito en el evangelismo es simplemente comunicar a Cristo en el poder del
Espíritu Santo y dejar los resultados a Dios. De manera similar, la efectividad en
apologética es presentar argumentos convincentes y persuasivos para el evangelio
en el poder del Espíritu Santo y dejar los resultados a Dios.

El absurdo de la vida sin Dios

Vous aimerez peut-être aussi