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procesos de relocalización involuntaria de población
Índice
1 Introducción
2 Definición de un proceso de relocalización involuntario de población
3 Principios rectores para una relocalización involuntaria socialmente responsable
4 Actores responsables del proceso de relocalización: la Unidad Ejecutora
5 Etapas y dimensiones
6 Acciones que aumentan la incertidumbre y ponen en riesgo el éxito de una relocalización
7 Bibliografía utilizada
1 Introducción
El protocolo que aquí se presenta tiene por objeto proponer un modelo socialmente
responsable para la planificación, implementación, seguimiento y evaluación de procesos de
relocalización involuntaria de poblaciones que constituya una guía para los funcionarios,
profesionales y técnicos que conforman las estructuras institucionales a cargo.
Dicho modelo concibe la relocalización involuntaria de poblaciones como un
proceso
complejo,
extendido en el tiempo y en el espacio es decir, se inicia mucho antes de que la
población se traslade y termina mucho después del acceso a una nueva vivienda, y que
requiere un
abordaje integral y atento a sus
singularidades.
Solo un abordaje de estas
características será capaz de garantizar el desarrollo de un proceso de relocalización
socialmente responsable que contribuya a mejorar la calidad de vida de las personas
involucradas en un proceso de relocalización.
Las recomendaciones que se desarrollan a continuación surgen del análisis de un amplio
corpus de trabajos académicos (Bartolomé, 1985, 1996, 2000; Catullo, 2000, 2006; Lins
Ribeiro, 1985, 1999; Cernea, 2004; Patridge, 1985, Carman y Swistun, 2013; Swistun,
Lekerman, Carman, Olejarczyk, Demoy y Gennero, 2014), de informes y recomendaciones
internacionales (BID 1999; Plan Nacional de Relocalizaciones Uruguay, 2011) y de
experiencias nacionales e internacionales de relocalización involuntaria por causas diversas
(catástrofes, contaminación, construcción de infraestructura, etc). Asimismo, el documento
recupera críticamente la rica experiencia con la que cuenta la Unidad de Proyectos Especiales
para la Relocalización y urbanización de villas del IVC en el diseño, coordinación y
desarrollo de los procesos de relocalización involuntaria ordenados en el marco de la causa
del saneamiento de la Cuenca Matanza Riachuelo.
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Si bien todos los procesos de relocalización involuntaria comparten un conjunto de rasgos
que los definen como tales –son procesos planificados, compulsivos, desiguales, etc.–, las
causas que los originan, la magnitud de su alcance y la composición socioeconómica de la
población que involucra –entre otras cuestiones–, imprimirán una dinámica específica a cada
uno de ellos. En consecuencia, resulta necesario especificar que los lineamientos y
recomendaciones que aquí se consignan están pensados para la relocalización de villas y
asentamientos ubicados en terrenos públicos y/o privados que no puedan ser urbanizados ni
regularizados por encontrarse en suelos contaminados y/o inundables, así como para aquellas
poblaciones que deban ser reasentadas en el marco de programas de urbanización de villas y
asentamientos precarios.
2 Definición de un proceso de relocalización involuntario
La puesta en marcha de políticas y programas de relocalización involuntaria de poblaciones
ha constituido, en términos generales, una respuesta estatal ante problemáticas específicas, a
saber: los efectos adversos de ciertas catástrofes naturales sobre las comunidades que se
encuentran en su área de influencia, la implementación de proyectos de desarrollo en áreas en
las que existe población consolidada (represas, autopistas, etc), la urbanización de villas y
asentamientos precarios que requieren redistribuir a su población en el territorio, la existencia
de barrios construidos en terrenos contaminados y/o inundables, entre otras. Todos estos
procesos de relocalización presentan ciertos rasgos comunes que, siguiendo a Bartolomé
(1984), pueden resumirse en los siguientes tópicos:
● Son
planificados
, es decir, el desplazamiento de población es un objetivo planeado
por razones técnicas y/o políticas.
● Son
compulsivos en tanto la población a desplazar no tiene opción de permanecer en
el lugar.
● Afectan de manera desigual a la población
, dado que generalmente las personas
desplazadas forman parte de los sectores más desfavorecidos de la población y tienen
escasa capacidad para incidir sobre su desarrollo.
drama social
● Constituyen un ya que
desarticulan los mecanismos básicos que
organizan el tejido social de una comunidad
.
● Producen un
stress mutidimensional
(Scudder y Colson 1982) que involucra
componentes fisiológicos, psicológicos y socioculturales.
Una rápida mirada de este conjunto de rasgos pone en evidencia que los procesos de
relocalización involuntaria de poblaciones –en particular, cuando no responden a catástrofes
naturales–, plantean serios interrogantes éticos para las políticas públicas. En efecto, diversas
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investigaciones han demostrado la crisis vital que implica para una persona verse obligado a
abandonar el hogar, la comunidad y el entorno social y natural que definen el marco habitual
de su vida. En este sentido, se ha señalado que el desarraigo masivo altera los parámetros
básicos sobre los cuales las comunidades construyen sus estrategias de vida: las redes
sociales existentes se desarticulan, los liderazgos pierden legitimidad, las estrategias
cotidianas se vuelven inútiles y se desdibuja totalmente la grilla de simbolismos que los seres
humanos sobre imponen a su medio ambiente físico y social. Así, en palabras de Bartolomé
(1985:12), “el desarraigo masivo constituye una
agresión total –en el sentido biológico–
stress
sobre un individuo y el cuerpo social. Agresión que genera altísimos niveles de y
somete a una dura prueba las capacidades de adaptación de individuos y colectividades”.
Desde esta perspectiva, resulta evidente el empobrecimiento
riesgo de –en un sentido
amplio– desencadenado por los procesos de desarraigo involuntario de poblaciones. Este
riesgo se incrementa cuando la población desplazada se ubica entre los sectores de menores
recursos y peso político dentro de una sociedad. En tales escenarios, las políticas diseñadas e
implementadas no solo deben procurar atenuar los impactos negativos de los
desplazamientos, sino fundamentalmente avanzar en la atención de las necesidades sociales,
culturales y económicas de aquellas personas sujetas a relocalizaciones involuntarias.
3 Principios rectores para una relocalización involuntaria socialmente responsable
1. Enfoque integral: Los procesos de relocalización no se reducen al traslado de la población
de una vivienda hacia otra sino que implican un cambio de hábitat que modifica no sólo el
espacio físico sino, principalmente, la cotidianeidad de los afectados. Es por ello que resulta
crucial trabajar durante todas las etapas del proceso de manera articulada con los diferentes
organismos estatales –considerando sus diferentes competencias– con el objeto de contemplar
y atender todas las problemáticas que implica una relocalización (vivienda, salud, educación,
economía doméstica, alimentos, recreación, etc).
2.
Enfoque de equidad
: El proceso de relocalización debe contemplar las características de
cada barrio así como de la diversidad de situaciones que atraviesan a las familias a
relocalizar. En este sentido, el proceso debe organizarse bajo la suposición de que los modos
de atravesar la mudanza, así como las respuestas habitacionales ofrecidas, no son
homogéneos para toda la población que conforma un agrupamiento humano. En este sentido,
será fundamental el ofrecimiento de distintas respuestas habitacionales ante la relocalización
involuntaria que tomen en cuenta las necesidades y las capacidades de cada hogar.
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3.
Enfoque de género
: se trata de un aspecto transversal a todas las etapas y componentes que
se deberá plasmar en los relevamientos y diagnósticos, en la forma de participación que
asuman las familias en las distintas instancias (talleres, asambleas, cuerpos de representantes,
etc.), en las formas de tenencia de la vivienda y en todas las instancias que abarquen el
proceso.
4.
Enfoque de complejidad
: las relocalizaciones impactan sobre diversas dimensiones de la
vida de los afectados. Para promover la reconstrucción saludable de las redes vitales de la
población en realojo, es necesario que el gobierno local planifique el abordaje de cada una de
esas dimensiones articulando entre los distintos ministerios, de modo tal de evitar el
empobrecimiento de las familias tras la mudanza. Para ello, resulta óptimo establecer
Mesas
Interministeriales con una periodicidad al menos mensual, para garantizar una política de
relocalizaciones de abordaje integral.
5.
Gestión articulada del proceso
: El órgano responsable de la relocalización (en este caso el
IVC) deberá promover el trabajo conjunto y articulado entre las diferentes áreas de la
estructura administrativa del organismo –social, técnica, regularización dominial,
organización de consorcios, urbanización de villas y asentamientos, etc–. Para ello resulta
imprescindible definir las misiones y funciones específicas de cada área con respecto a la
relocalización, así como garantizar los recursos materiales, económicos y humanos que hagan
posible el cumplimiento de cada etapa. De este modo, cada área deberá incorporar a su
estatuto de competencias aquellas que se refieran a atender las cuestiones específicas de los
procesos de relocalización, designando profesionales idóneos para que la representen.
6.
Definición abarcativa de las diferentes poblaciones afectadas
: Los procesos de
la población a mudar
relocalización afectan de manera diferencial a diversas poblaciones: a) ;
la población receptora de los relocalizados
b) ; c)
la población que permanece en el sitio a
relocalizar (sea porque debe transitar un tiempo de espera hasta tanto se concrete su traslado,
o que directamente no será relocalizada). En muchos casos, estas poblaciones permanecen en
el lugar padeciendo las mismas condiciones materiales de vida que justificaron la
relocalización de otra porción de población (por ejemplo, la cercanía a un foco de
contaminación). Antes de finalizar el proceso de relocalización es necesario seguir trabajando
en la urbanización de aquellos sectores de las villas que no fueron desplazados por
encontrarse fuera de la zona a liberar y donde quede pendiente la provisión de infraestructura
y de servicios básicos (agua, luz, red cloacal y pluvial, etc).
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7.
Abordaje desde la singularidad:
Resulta fundamental incorporar el horizonte formado por
posturas evaluatorias de los afectados, vale decir, los diagnósticos y las evaluaciones de
aquello que cada grupo, en virtud de su trayectoria y expectativas, considera como una
deseable o indeseable experiencia de mudanza. En efecto, “sólo la particularidad de las
circunstancias es capaz de definir lo que un derecho podría significar en las condiciones
específicas en las que vive la gente” (Strathern, 2004 y en Cowan, 2010: 92). Se trata, pues,
de sumar las demandas específicas de los vecinos con el objeto de que la relocalización
minimice el de por sí traumático impacto de las condiciones de desarraigo. Las
relocalizaciones han de retomar y validar, en suma, “el mapa cognitivo de recursos”
(Bartolomé, 1985) de las personas afectadas, sin que se vean interrumpidas las redes sociales
de reciprocidad, que permiten un flujo de bienes y servicios como parte de relaciones de
vecindad, parentesco, amistad, empleo, etc. (Hermitte y Boivin, 1983). El proceso de
relocalización, comandado por diversas agencias estatales, ha de ser receptivo además de las
singularidades de cada comunidad expresadas, por ejemplo, en las demandas y expectativas
respecto de la cercanía con las fuentes de trabajo, escolaridad, salud u otras cuestiones
relevantes. El tiempo y los gastos para desplazarse desde los hogares asignados hasta el lugar
de trabajo o para acceder a los servicios esenciales, no deben ser excesivamente onerosos
para los hogares relocalizados de bajos ingresos.
8.
Implementación
de espacios destinados a la generación de consensos,
que acompañen cada
una de las etapas del proceso y que posibiliten el involucramiento de los sujetos en la toma de
decisiones vinculadas a su relocalización.
Estos mecanismos de participación deberán adoptar
modalidades apropiadas a los fines de facilitar el diálogo entre los sujetos implicados y
construir el consenso requerido para resolver las cuestiones inherentes a las diversas etapas
del proceso de relocalización. Entre ellos, se deberá incluir:
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propósito es el de institucionalizar un espacio de diálogo en el cual los distintos
actores involucrados realicen aportes al desarrollo del proceso. Allí, se brindará
información oficial, se recibirán propuestas de trabajo y se arribará a consensos
fructíferos que impliquen avances en el proceso de relocalización. Estas instancias
colectivas deberían tener una periodicidad regular y mantenerse en funcionamiento
tanto en la etapa previa como en el después de la mudanza.
La realización de
talleres
, especialmente para la etapa previa a la mudanza,
destinados a difundir información relevante a todos los vecinos del barrio acerca del
estado de avance del proceso de relocalización y de la toma de decisiones sobre sus
aspectos centrales. El objetivo de estos espacios territoriales es garantizar el acceso a
la información necesaria y habilitar un ámbito de trabajo comunitario en el que los
vecinos puedan expresar sus necesidades y deseos en las etapas de diseño,
planificación, desarrollo y evaluación del proceso. En esta línea, resultan importantes
los talleres destinados a trabajar sobre: los criterios de adjudicación de las viviendas,
el diseño de las viviendas y de los espacios comunes de los conjuntos habitacionales,
el plan financiero para abonar las viviendas una vez entregadas, las implicancias
legales del acceso a la propiedad, el uso correcto de las instalaciones técnicas de la
nueva vivienda, la logística de la operatoria del día de la mudanza, entre otras
cuestiones. Asimismo, se recomienda la realización de
talleres preconsorciales a fin
de que los habitantes conozcan e incorporen las nuevas modalidades de organización
que deberán adoptar.
La realización de
visitas periódicas a la obra
en construcción para que las familias
afectadas, en conjunto con los equipos técnicos del IVC, puedan hacer un seguimiento
de los avances de las viviendas que les serán adjudicadas.
La realización periódica de
asambleas de consorcios
una vez concretada la mudanza.
Este dispositivo crea una instancia en la que los vecinos tienen la posibilidad de
exponer sus problemas y de definir –colectiva y democráticamente– sus soluciones,
así como decidir acerca de las responsabilidades conjuntas que establece el Régimen
de Propiedad Horizontal en nuestro país. Es imprescindible que la práctica consorcial
se inicie aun cuando los inmuebles no se encuentren escriturados, dado que el
acompañamiento social y legal resulta fundamental para que las familias logren
incorporar las nuevas exigencias propias de la Propiedad Horizontal desde el
momento de la mudanza.
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9. Sustentabilidad económica de la intervención:
El presupuesto del proceso de relocalización
debe ser preparado y programado atendiendo a la totalidad de sus etapas –desde el diseño
hasta la implementación y seguimiento posterior–. Para ello,
los organismos ejecutores de
dichas políticas de relocalización involuntaria, tienen que poner un especial énfasis a la hora
de definir y proponer sus partidas presupuestarias ante el poder legislativo ya que de ellas
dependen la disponibilidad de recursos humanos y materiales requeridos para cada una de las
etapas del proceso, las cuales deben ser consideradas en su singular necesidad de recursos y
tiempos. Asimismo, la garantía de los presupuestos económicos se traduce en la
institucionalización del proceso de relocalización, asegurando su sostenibilidad en el tiempo.
10.
Monitoreo, seguimiento y evaluación permanente.
Los procesos de relocalización
requieren de una revisión permanente de las acciones llevadas a cabo por los organismos
responsables así como una evaluación de la satisfacción de la población afectada a la
relocalización en relación con todas las etapas del proceso. A los fines de cumplir con una
instancia de seguimiento y evaluación, se contempla la creación de
una comisión de
monitoreo conformada por representantes de las distintas dependencias involucradas y
vecinos de los barrios implicados en la relocalización, con el objeto de realizar el seguimiento
de cuestiones como: el diseño de los conjuntos habitacionales, el estado de avance de la obra,
la calidad constructiva, el impacto multidimensional de la relocalización en las familias
relocalizadas, etc. Para ello, cada etapa y dimensión del proceso de relocalización deberá
cumplimentar con determinados documentos que plasmen las planificaciones, los avances, las
ejecuciones, las conclusiones y los resultados.
4 Actores responsables del proceso de relocalización: la Unidad Ejecutora
a)
Conformación de la Unidad Ejecutora
La creación de un marco institucional adecuado para llevar adelante una relocalización
requiere la conformación de entidades responsables que atiendan de manera integral a cada
una de las etapas y principios rectores para una relocalización socialmente responsable. Para
ello resulta necesaria la creación de una Unidad Ejecutora la cual deberá estar conformada
por profesionales de todas las dimensiones involucradas. Asimismo, se deberá conformar la
comisión de monitoreo, coordinada por profesionales especialistas en evaluación de
programas e integrada por representantes de todos los actores implicados.
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Cabe señalar que la Unidad Ejecutora contará con la supervisión de la gerencia general del
IVC de modo de garantizar la articulación efectiva de todas las áreas del organismo
involucradas en el proceso.
b)
Descripción de las principales funciones y tareas de los integrantes de la Unidad Ejecutora
a) Coordinador del Programa de relocalización
1.Diseñar el Programa de Relocalización.
2.Coordinar, programar y ejecutar las actividades relacionadas al Programa de
Relocalización, con el fin de lograr los resultados asignados.
3.Supervisar las actividades de los integrantes de la Unidad Ejecutora.
4.Programar y supervisar los estudios técnicos y/o científicos atinentes a los programas y
elaborar informes, propuestas y recomendaciones con su correspondiente debate.
5.Supervisar la puesta en marcha de relevamientos y diagnósticos de situación.
6.Coordinar el diseño detallado de los sistemas, métodos, normas y procedimientos.
7.Elaborar directivas para el diseño de la documentación relevante de los programas
asignados.
8.Coordinar los programas de capacitación de los integrantes del equipo y el material
correspondiente, en función de los programas asignados.
9.Efectuar la definición del abordaje metodológico, diseño global y conceptual de sistemas
y/o programas.
10.Coordinar acciones y promover convenios con otros organismos relacionados con la
ejecución de los objetivos de los programas.
11.Elaborar los cronogramas de trabajo y determinar la asignación de tareas a los integrantes
de la Unidad.
12.Realizar actividades de extensión, cursos y seminarios en las materias de su competencia
para transferir la experiencia de los programas asignados.
13.Conformar el Equipo Interdisciplinario de Relocalización que deberá estar integrado por
las siguientes componentes:
Componente social ambiental
: profesionales de las ciencias sociales con experiencia
en trabajo comunitario territorial (Lic. en Trabajo Social, Lic. en Antropología, Lic.
en Sociología, Lic. en Ciencias Políticas, Lic. en Filosofía, Lic. en Ciencias
Ambientales, Lic. en Comunicación Social, entre otras).
Componente técnico
: profesionales del urbanismo con experiencia en el hábitat
popular (Arquitectos, Urbanistas, entre otras disciplinas).
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Componente legal administrativo
: profesionales de las disciplinas jurídicas con
experiencia en trabajo con sectores populares (Abogados, Lic. en Ciencias Políticas,
entre otras).
El número de profesionales y especialistas será proporcional a: la cantidad de barrios y de
hogares a relocalizar, la escala de la población receptora y de la población que permanece en
el barrio sin relocalizar, y la distribución de tareas en el territorio. Dado que es fundamental
que las componentes afronten la intervención en forma conjunta para abordar de manera
integral el proceso, se deberá garantizar
un mínimo de seis profesionales cada doscientas
familias
de modo de cumplir con los objetivos propuestos.
Asimismo, la conformación del equipo deberá ajustarse a las necesidades de cada una de las
etapas del proceso de relocalización. Resulta valiosa la incorporación de documentadores
fotógrafos y videastas que puedan acompañar el proceso desde el registro audiovisual. Los
productos que se alcancen serán útiles para la difusión de información, para el trabajo social
con las familias afectadas, así como un valioso insumo para la evaluación permanente del
proceso.
14.Definir y supervisar las actividades de dicho equipo.
15.Ejecutar actividades administrativas y jurídicas con el fin de contribuir al logro de los
resultados planeados.
16.Realizar el control y seguimiento del presupuesto asignado a los programas.
b) Responsable coordinador de seguimiento y evaluación
1.Diseñar metodologías y procedimientos para la realización de monitoreos y evaluaciones
respecto de los avances e impactos del programa de relocalización.
2.Contratar un equipo para llevar adelante el proceso de evaluación y monitoreo.
3.Elaborar informes y recomendaciones que ayuden a la mejora continua de los procesos de
relocalización.
4.Mantener fluida comunicación con el resto de los responsables coordinadores miembros de
la Unidad Ejecutora.
5.Coordinar y elaborar los documentos de evaluación de cada etapa, a saber:
Etapa previa a la relocalización:
Programa de necesidades (técnico social).
Línea de base.
Diagnóstico social, ambiental, urbano y económico.
Planificación del Programa de relocalización.
Evaluación ex ante.
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Evaluación de proceso.
Informes de avance.
Etapa de mudanza
:
Operatoria de mudanza.
Etapa posterior a la relocalización
:
Evaluación de proceso.
Evaluación ex post.
Programa de espacios colectivos.
Evaluación de calidad de las viviendas.
Evaluación de impacto de la relocalización (después de transcurrido el primer año de
la mudanza).
Para desempeñar las funciones mencionadas resulta indispensable poseer formación
universitaria, demostrar experiencia en la materia y en el trabajo en equipo. Para ello, se
estimula la elaboración de proyectos de cooperación entre el Instituto de Vivienda y la
Universidad de Buenos Aires, especialmente con aquellos institutos de investigación que
abordan la problemática de las relocalizaciones y desplazamientos involuntarios de
población, como así también los problemas del hábitat popular.
El siguiente gráfico resume la conformación de la Unidad Ejecutora:
5 Etapas y dimensiones
Como se mencionó,
la relocalización es concebida como un proceso
que se inicia mucho
tiempo antes de la concreción de la mudanza y finaliza mucho tiempo después
. Este
proceso abarca tres grandes etapas:
1 Etapa previa a la relocalización.
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2 Etapa de mudanza.
3 Etapa posterior a la relocalización.
Estas etapas, si bien tienen lugar en el transcurrir temporal, deben planificarse y desarrollarse
articuladamente y de manera conjunta. Asimismo, para que el proceso de relocalización sea
abordado de manera integral, estas etapas son atravesadas por tres dimensiones que presentan
responsabilidades laborales diferentes, pero que deben trabajar mancomunadamente para el
éxito del proceso de relocalización:
1 Dimensión técnica.
2 Dimensión social.
3 Dimensión legal administrativa.
Estas dimensiones serán llevadas adelante desde la
Unidad Ejecutora creada especialmente
para el Programa de Relocalización. Esta Unidad contará con profesionales de distintas
disciplinas que coordinarán el proceso y que articularán con las demás áreas del IVC
implicadas. En el siguiente cuadro se resumen las tareas fundamentales de cada dimensión en
cada etapa del proceso de relocalización:
Etapa/Dimensión Técnica Social Legal
administrativa
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caso de que se organizaciones de Talleres de
requiera para el base en el territorio. ciudadanía.
financiamiento. Conformación de Celebración de
Seguimiento de la los listados de convenios de
obra. adjudicatarios. gestión asociada.
Diagnóstico del Gestión asociada
predio a liberar. con ONGs y
Confeccionar un universidades.
manual de uso de las
viviendas.
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actividades que incluyen tanto dispositivos de trabajo colectivo como dispositivos de
abordaje singular con las familias afectadas. A fin de que el proceso sea exitoso, tanto para
los planificadores y los ejecutores como para la población a relocalizar (en el sentido de
evitar un futuro empobrecimiento), se deben cumplimentar principalmente las siguientes
acciones:
Equipo Coordinador :
Conformar y capacitar a un equipo interdisciplinario a cargo del programa de
relocalización.
Capacitar a los actores estatales, ONGs, Defensorías, etc. involucrados directa
o indirectamente en el programa de relocalización.
Crear una mesa de trabajo en la que participen –en forma articulada– la
Unidad Ejecutora y sus equipos, vecinos representantes barriales, ministerios
públicos, veedores y todo otro actor con injerencia en el proceso de
relocalización.
Presentar a los planificadores y los equipos ante la población a relocalizar.
Garantizar las condiciones de seguridad para las familias relocalizadas. Está
demostrado que una relocalización mal planificada ocasiona problemas graves
de inseguridad para las familias reasentadas, a la par que crea un campo fértil
para el desarrollo e incremento de actividades ilícitas de diversa índole.
Comprometer a las autoridades responsables de la seguridad de los predios
liberados y los nuevos a habitar.
Articular con las áreas del Gobierno de la Ciudad para que se garantice a las
familias el acceso pleno a los servicios urbanos y sociales básicos que hacen a
la reproducción ampliada. Para ello, la organización de Mesas
Interministeriales y el involucramiento de los distintos organismos del GCBA
es fundamental. En este sentido, las áreas de educación, salud, ambiente y
espacio público, desarrollo social, transporte, recreación, trabajo, economía
social, entre otras, deben asumir la relocalización como propia y poner a
disposición los recursos que sean necesarios para el desarrollo de la vida de las
familias relocalizadas. Para ello, debe trabajarse desde la etapa previa de la
mudanza brindando información útil para las otras áreas de Gobierno, y que
haya sido relevada en los diagnósticos iniciales.
Equipo social
:
Realizar los relevamientos de familias, censos responsables y, cuando sea
pertinente debido al tiempo transcurrido, actualizar el censo existente.
Información que constituye un input para el diseño del plan habitacional y/o
de las compensaciones o alternativas a la vivienda. En dichos relevamientos
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resulta fundamental consignar no sólo los datos personales de las familias,
sino también las necesidades comunitarias (escuelas, unidades sanitarias,
parroquia, red local de transporte, etc.)
Coordinar los talleres participativos en territorio de modo de informar a los
vecinos y de consensuar líneas de trabajo colaborativas.
Definir criterios claros y mecanismos transparentes de adjudicación de las
viviendas, de sistemas de compensaciones, de criterios de prioridad
(problemas de salud, antigüedad en el barrio, etc.) y de todas las variables que
inciden en las soluciones habitacionales propuestas.
Construir un abanico de soluciones habitacionales que responda a las
necesidades y características de las familias a relocalizar (composición,
ingresos, actividades productivas, etc.).
Generar propuestas habitacionales que funcionen como alternativas para
aquellas familias que no cumplan con los requisitos de adjudicación de
viviendas, de modo de evitar la precarización de su situación habitacional.
Elaborar el Programa de Necesidades.
Asignar viviendas de modo tal de considerar la cantidad de miembros y la
composición familiar, atendiendo los criterios de hacinamiento, de género y
edad, así como las necesidades especiales, en los casos en que las hubiera, con
correctas condiciones de accesibilidad.
Relevar redes sociales y detectar la organización social endógena de la
comunidad, identificar los líderes comunitarios y sus grupos a fin de trabajar
en conjunto.
Establecer un programa de participación para la comunidad a relocalizar y la
población receptora que se adecue a esa organización social endógena.
Promover la articulación con las áreas pertinentes del Gobierno de la Ciudad
con el objetivo de ampliar las oportunidades económicas para la población
desplazada.
Desarrollar actividades con la comunidad receptora para facilitar la inclusión
de las familias relocalizadas en el nuevo entorno.
Articular con las áreas del Gobierno de la Ciudad competentes para el
acompañamiento asistencial y social de las familias que presenten mayor
situación de vulnerabilidad.
Promover el apoyo alimentario a las personas y familias que así lo requieran,
prestando especial atención a niños y adultos mayores.
Articular con las áreas del Gobierno de la Ciudad competentes para garantizar
el acceso a la educación y a la salud de los niños y adultos relocalizados,
Articular con las áreas del Gobierno de la Ciudad pertinentes que puedan
realizar actividades recreativas, deportivas, educativos para niños y
adolescentes en coordinación con los organismos responsables.
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Equipo técnico
:
Coordinar la adquisición de terrenos aptos y localizados en las cercanías a los
barrios de origen que prevean el acceso a un transporte confiable, periódico,
con servicios nocturnos y condiciones de seguridad en los desplazamientos
cotidianos.
Coordinar la realización de estudios para evaluar las condiciones ambientales
de los terrenos en los cuales van a ser construidos los complejos de viviendas
destinados a las familias a ser relocalizadas.
Diseñar el plan habitacional y otras formas de compensación, en forma
conjunta con la población involucrada en el proceso.
Garantizar el acceso a los bienes y servicios necesarios para la reproducción
ampliada de la vida.
Garantizar que las viviendas sean entregadas con servicios básicos instalados,
y en condiciones óptimas de infraestructura y estructura, con detalles de
terminación.
Elaborar el Programa de Necesidades.
Articular con el área técnica del IVC en función de lograr un diseño que
atienda a la composición familiar de la población afectada y a sus actividades
sociales y productivas ya diagnosticadas en el Programa de Necesidades.
(acceso a servicios básicos y otros aspectos que eliminen fuentes de
incertidumbre y que vayan en desmedro de una consecución predecible y
segura de la vida en ese nuevo sitio, particular y grupal.)
Contemplar la posibilidad material de trasladar a la nueva vivienda o a sus
inmediaciones el equipamiento específico vinculado a los emprendimientos
productivos de las familias relocalizadas, que abarca rubros tan disímiles
como los comercios, la herrería, la confección textil y el acopio de materiales
de desecho, entre otros.
Diseñar e implementar una política integral de urbanización e integración
socio urbana de las villas y asentamientos comprendidos en la zona.
Realizar un relevamiento técnico, previo a la relocalización, en las viviendas
que permanecerán en el barrio, que contemple tendidos cloacales y pluviales y
otras cuestiones vinculadas con la infraestructura básica y al estado de las
viviendas.
Al momento de efectuar la demolición de las viviendas a relocalizar, iniciar
las obras de infraestructura y reparación necesarias para dejar en condiciones
el sector a urbanizar.
Efectuar obras de mejoramiento de las viviendas que se asientan en estos
sectores a fin de alcanzar mejores condiciones de vida y habitabilidad de la
población.
Confeccionar un manual de uso de la vivienda.
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Equipo legal administrativo :
Garantizar la seguridad de tenencia, de modo tal que favorezca un habitar libre
de las incertidumbres propias de la precariedad en la tenencia y que les
permita a las familias relocalizadas afianzar el proceso de apropiación de su
vivienda nueva.
Realizar el seguimiento de oficios y expedientes que efectivizan la relación
con otros organismos públicos.
Elaborar convenios de gestión asociada con organizaciones no
gubernamentales y universidades.
Brindar asesoramiento legal a las familias afectadas.
Coordinar talleres de ciudadanía activa que brinden las herramientas
necesarias para que las familias puedan acceder a los recursos disponibles de
la Ciudad en forma autónoma.
Realizar el control y seguimiento del presupuesto asignado a los programas de
relocalización.
Recibir, tramitar, clasificar y archivar documentación corriente y confidencial.
Elaborar notas e informes.
Etapa de mudanza
Todo el trabajo de la etapa previa debe asegurar un traslado hacia el nuevo hábitat con el
menor nivel de incertidumbre posible para las familias afectadas. Para ello es importante que
la población a desplazar conozca al detalle los movimientos que prevé el operativo de modo
que el stress y la ansiedad que supone una mudanza sea disminuido y pueda llevarse a cabo
con la mayor agilidad y colaboración posible.
Para la operatoria concreta de la mudanza
deben articular todas las áreas competentes del
IVC estableciendo las tareas específicas de cada una, bajo la coordinación de la Unidad
Ejecutora de Relocalización de Villas.
Esta etapa se inicia con el traslado de la primera familia y finaliza con las obras físicas que
deban realizarse en el predio liberado a fin de no dejar secuelas que perjudiquen a la
población que permanecerá en el territorio. Algunas de las acciones a realizar en esta etapa
son:
Coordinar a la empresa mudadora de pertenencias de las familias.
Coordinar a la empresa demoledora de viviendas en la villa.
Articular con el área pertinente para garantizar los traslados de las familias hacia el
nuevo barrio.
Realizar obras de mejorado en el terreno liberado.
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Realizar obras de mejorado en las viviendas que quedan en la villa, a la espera de su
mudanza en una próxima etapa.
Recibir a cada familia en el complejo habitacional para hacer entrega de su nueva
vivienda.
Realizar junto con cada familia, el área técnica y la empresa constructora la
constatación del departamento, a fin de garantizar que se encuentre en perfectas
condiciones de ser entregado.
Constatar junto a cada familia que sus pertenencias hayan arribado a destino sin
inconvenientes.
Acompañar a los titulares en la firma de la tenencia (sea con el dominio que fuere) de
la nueva vivienda.
Entregar las llaves de la nueva vivienda.
Etapa posterior a la relocalización
Como se mencionó, la relocalización no finaliza con la entrega de la vivienda ya que es a
partir del cambio de hábitat que surgen nuevas cuestiones que el Estado debe atender. La
etapa post mudanza incluye la puesta en marcha de programas sociales y de dispositivos de
acompañamiento que se orienten a fortalecer la autonomía de la comunidad, de modo de
generar herramientas que colaboren con la sustentabilidad de la vida en el nuevo barrio. La
autonomía, en este sentido, no implica la autosuficiencia sino la invención de redes vitales de
cooperación que potencien la vida en común.
Es fundamental trabajar en la reconstrucción de redes en el nuevo emplazamiento en conjunto
con la comunidad receptora y su integración con la sociedad más amplia. Para tales
propósitos deben implementarse tres ejes de trabajo:
la
gestión asociada con otras áreas del
Gobierno de la Ciudad, el acompañamiento técnico, el acompañamiento social y
comunitario
. Algunas de las actividades a realizar durante esta etapa son:
Equipo coordinador:
Articular con las áreas del Gobierno de la Ciudad para que se garantice a las familias
el acceso pleno a los servicios urbanos y sociales básicos que hacen a la reproducción
ampliada. La organización de Mesas Interministeriales y el involucramiento de los
distintos organismos del GCBA resultan fundamentales en esta etapa.
Equipo técnico:
Planificar las instancias de capacitación técnica que deben recibir las familias
realojadas en materia de uso y mantenimiento de las nuevas viviendas. En relación
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con los servicios básicos de infraestructura y también con ciertos artefactos al interior
de los departamentos que requieren de una instrucción para su correcto uso.
Acompañar a las familias en la resolución de problemas edilicios que puedan
presentarse al poner en funcionamiento las instalaciones. Es importante establecer un
circuito claro y ejecutivo de reclamos que logre brindar respuestas rápidas y eficientes
para evitar que se generen problemas mayores que conlleven obras de reparación más
costosas. Solo con un acompañamiento técnico se logrará que las familias cuenten con
las herramientas necesarias para mantener en condiciones sus viviendas y las
instalaciones comunes.
Equipo social:
Organizar el esquema consorcial como base para el trabajo comunitario. Para ello, el
equipo social debe proponer espacios de encuentro entre los vecinos a fin de que se
pongan en común los temas relativos al nuevo barrio. El dispositivo de la asamblea
–órgano soberano de representación según la Ley de Propiedad Horizontal– ofrece un
ámbito propicio para la toma de decisiones colectivas, ofreciendo a su vez, un espacio
para afianzar las relaciones humanas. En las asambleas debe designarse a los nuevos
representantes del barrio (administradores y consejos de administración) y consensuar
reglamentos internos de convivencia. La introducción a los nuevos marcos
regulatorios de la vida en común, requiere de un abordaje social y de asesoramiento
legal que permita dejar capacidades instaladas en la comunidad para hacer frente a las
exigencias del nuevo hábitat.
6 Acciones que aumentan la incertidumbre y ponen en riesgo el éxito del proceso de
relocalización
Los procesos de relocalización deben planificarse minuciosamente, basándose en información
precisa y en el estudio detenido de los posibles efectos del desplazamiento. Para cumplir esos
objetivos, es indispensable contar con estudios detallados de base a los fines de indicar los
posibles riesgos para la población afectada y evitar mayores costos tanto para la población
realojada como para la administración pública.
El empobrecimiento es el riesgo más grave a que hacen frente las poblaciones desplazadas
por proyectos de desarrollo (Cernea, 1996) y este puede obedecer a diversos factores, entre
ellos:
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Nuevos espacios de contaminación y sufrimiento ambiental generados por la falta de
contemplación de las actividades productivas y de los requerimientos necesarios para
su continuidad en los espacios de realojo.
Un reasentamiento mal planificado y sin la provisión de equipamiento comunitario
adecuado causa pobreza e inseguridad, donde la marginalidad genera un terreno fértil
para la delincuencia organizada, el tráfico de drogas, entre otros.
Agudización de problemáticas de salud o iniciación de las mismas a raíz de la
existencia de los nuevos espacios de contaminación y la falta de instituciones de salud
destinadas a atender la problemática.
Baja calidad constructiva de las viviendas y falta de espacio libre para espacios
comunes y equipamiento comunitario que hacen a una efectiva vida consorcial.
Asimismo, el empobrecimiento de la población también ocurre en aquellos hogares que no
están directamente afectados al realojamiento y a quienes debieran aplicarse correctas
políticas compensatorias, como ser:
Hogares que se encuentran por fuera de la zona a liberar y que es necesario atender
efectuando minuciosos relevamientos técnicos y socio ambientales para diseñar la
urbanización, provisión de infraestructura y servicios básicos y mejoramiento de las
viviendas.
Hogares que no serán beneficiarios de una vivienda y no pueden quedarse en el
territorio afectado –por habitar en zona a demoler o por no cumplir los requisitos de la
normativa vigente en la operatoria– y que es necesario atender mediante programas de
acceso a una vivienda definitiva que implementa el IVC.
Las relocalizaciones socialmente responsables –es decir, aquellas guiadas genuinamente por
un objetivo de equidad– pueden contrarrestar los efectos de pasados empobrecimientos,
generar beneficios y una oportunidad para la mejora de la calidad de vida de la población
reasentada.
Para que la implementación y ejecución de los programas de relocalización resulten
operativos y no acarreen altos costos económicos para la administración pública y para las
personas relocalizadas, es fundamental realizar una evaluación económica que contemple
todos los componentes y las etapas del proceso de relocalización. Para lograr una evaluación
socioeconómica que tenga en cuenta un proceso de relocalización correctamente planificado
y de manera integral deben tenerse en cuenta los siguientes elementos:
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Redoblar las inversiones materiales y de recursos humanos en el nuevo barrio,
destinando nuevos fondos a la creación de nuevos equipamientos comunitarios.
Contemplar como parte del proceso de relocalización a la población receptora de los
relocalizados a fin de mejorar la integración de los grupos sociales y reducir
conflictos. Esto implica también suministrar servicios e infraestructura suficientes a
fin de no ejerzan presión sobre los usos preexistentes.
Instrumentar mecanismos de información y comunicación entre planificadores y
relocalizados, para lograr la advertencia temprana sobre problemas y para hacer
posible el desarrollo de actividades preventivas articuladas entre los actores.
Recíprocamente, los quiebres en los circuitos de la información y la comunicación
tienden a resultar en una "participación inversa", esto se traduce en activos
movimientos de oposición en contra de los programas.
Garantizar presupuestos acordes a los requerimientos del Programa de Relocalización
en cuanto a los recursos materiales y humanos necesarios para llevar adelante el
proceso.
7 Bibliografía utilizada
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