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EL VANGUARDISMO EUROPEO
La palabra “vanguardia” surgió en Europa a fines del siglo XIX y se consolidó en el arte con la crisis que desencadenó
la Primera Guerra Mundial. Si bien "hasta 1914 los socialistas son los únicos que hablan del hundimiento del
capitalismo", como señala Arnold Hauser, también otros sectores habían percibido desde antes los límites de un
modelo de vida que privilegiaba el dinero, la producción y los valores
de cambio frente al hombre.
El futurismo (1909) lanzó una estética que ensalzaba la civilización urbana y las máquinas. “¡Matemos el claro de
luna!”, decían; “un automóvil es más bello que la Victoria de Samotracia”, decía Marinetti, el creador del futurismo.
Los aviones, las fábricas, las muchedumbres, las ciudades se convirtieron en temas predilectos.
El dadaísmo (1917). El nombre de Dadá surgió abriendo un diccionario al azar; ‘dada’ es una voz infantil, un
balbuceo; su líder es Tristán Tzara. Rechazaba no sólo los valores estéticos aceptados, sino el estado de cosas que
había conducido al desastre de la Guerra Mundial. Reivindicaron la negación total, la rebeldía pura, la destrucción del
arte tradicional. Llega un momento en el que muchos artistas se alejan de Dadá, porque comprenden que no sólo
hay que destruir sino construir algo distinto, y de esa ruptura nacerá el surrealismo.
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El expresionismo (1920) surgió en los países germánicos. Hace hincapié en la expresión de las emociones interiores
en los sentimientos más íntimos del ser humano. Los temas se refieren a la angustia, el miedo, la opresión, el mundo
moderno masificado e inhumano. Las obras de Franz Kafka destacan esta corriente.
El surrealismo (1924) su creador es el poeta francés André Breton, quien en 1924 publica su
primer manifiesto surrealista (Surrealismo: Automatismo psíquico por el que nos
proponemos expresar verbalmente el funcionamiento real del pensamiento; dictado del
pensamiento en ausencia de todo control ejercido por la razón y libre de toda preocupación
estética o moral; el surrealismo se basa en la creencia de la realidad superior de ciertas
formas de asociaciones en lo poderoso del sueño).
LA VANGUARDIA EN LATINOAMÉRICA
Recibe la influencia europea produciéndose utopías vanguardistas como la cuestión de lo nuevo. Lo nuevo aparece en
las imágenes que inundan la poesía, como en el culto a la máquina, verdadero golem de las vanguardias
latinoamericanas.
CARACTERÍSTICAS:
- No a la estética tradicional realista.
- No a los viejos temas
- No a los aspectos convencionales de la forma poética.
- El artista se asocia con los extremismos políticos, aunque la poesía expresa una preocupación social y defensa del
débil. Su orientación es nacionalista antiimperialista.
- Expresa la tensión y angustia metafísica del hombre.
REPRESENTANTES:
Jorge Luis Borges (Argentina), Fervor en Buenos Aires
Pablo Neruda (Chile), Canto general
Nicolás Guillén (Cuba), Motivos del son
Ernesto Cardenal (Nicaragua), Salmos
Octavio Paz (México), Libertad bajo palabra
EL VANGUARDISMO EN EL PERÚ:
TRILCE: LIBERTAD, INNOVACIÓN Y CREATIVIDAD
El vanguardismo llega al Perú después de la Primera Guerra Mundial, pero como un reflejo y no como una imitación
del vanguardismo europeo. Será el Movimiento “Colónida” quien introduce la vanguardia en el Perú, a través de
Alberto Hidalgo al publicar en 1917 “Panoplia Lírica”, primer libro con visos de vanguardia”.
Sin embargo, el vanguardismo en el Perú se inaugura con Trilce (1922) de Vallejo, obra que revela el verdadero sentir
vanguardista en nuestro medio.
CARACTERÍSTICAS:
- Ruptura e innovación artística para alcanzar la originalidad.
- Uso de neologismos: Términos venidos de la innovación tecnológica.
- Versolibrismo y polimetría: El poema procura hacerse visual y extenderse por toda la hoja.
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- Hermetismo: La literatura se hace difícil de descifrar por su polisemia y subjetividad.
- Experimentación: Existe en ella un afán constante de nuevas formas de expresión.
- Lector activo: El lector completa el significado dejado por el autor.
REPRESENTANTES:
- César Vallejo (Trilce)
- Carlos Oquendo de Amat (Cinco metros de poemas)
- Alejandro Peralta (Ande)
- Martín Adán (La casa de cartón)
- César Moro (La tortuga ecuestre)
- Juan Parra del Riego (Polirritmo dinámico a Gradín)
- Xavier Abril (Difícil trabajo)
- Alberto Hidalgo (Simplismo)
- Emilio Adolfo Westphalen (Abolición de la muerte)
EL VANGUARDISMO DE VALLEJO
“El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de
su estética”.
César Vallejo
CARACTERÍSTICAS DE TRILCE:
a) Persiste el tema del amor en casi la mitad de los 77 poemas (XXXV, “El encuentro con la amada”).
b) Existen poemas existenciales con base vivencial y centrada en la soledad (XLVIII, “Tengo ahora 70 soles peruanos”).
c) Hay siete poemas centrados en el tema del hogar (III, “Las personas mayores”).
d) Otros seis poemas aluden al tema de la cárcel (destaca LVIII, “En la celda, en lo sólido”).
e) Otros poemas reflexionan sobre el quehacer artístico (LV, “Samain diría el aire es
quieto”).
EL NOMBRE DE TRILCE:
“Ah, pues “Trilce” no quiere decir nada. No encontraba, en mi afán, ninguna palabra con
dignidad de título, y entonces la inventé: “Trilce”. ¿No es una palabra hermosa? Pues ya
no pensé más: “Trilce”.
En 1922, el mismo año en que se publicó Trilce, aparecieron dos grandes libros: Ulises, de
James Joyce, y Tierra baldía, de T. S. Eliot.
Luis Monguió
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Sin exageración puede afirmarse que cuantos se han ocupado de Vallejo estiman críticos para su visión del mundo
y para el desarrollo de su obra los últimos meses de mil novecientos veinte y el año de mil novecientos veintiuno en
que el poeta sufrió persecución por la justicia y conoció los dolores de un encarcelamiento. El impacto de estos
hechos sobre su sensibilidad, la profundidad de sus efectos en su espíritu y su pensamiento sólo pueden percibirse
leyendo sus libros publicados en mil novecientos veintidós y en mil novecientos veintitrés en los que buen número de
poemas y de páginas en prosa destilan las amargas aguas del sufrimiento.
Sin embargo, poco se ha dicho realmente de los cómos y los porqués de su persecución y prisión y, aparte de
expresar fe en la inocencia del poeta y de condenar la injusticia de sus perseguidores, en casi toda la bibliografía que
he consultado acerca de Vallejo no se encuentran más que vaguedades sobre este punto.
Afortunadamente, dos escritores han sido más precisos que la mayoría: Antenor Orrego, que por haber vivido
aquellos días cerca de la tragedia de César Vallejo pudiera incluso haber sido más concreto de lo fue al referirse a ella;
y André Coyné, el primero que ha consultado en detalle en la Notaría Masías, de Trujillo, donde se hallan archivados,
los autos judiciales titulados: "1334/928. n.o 323/6. Provincia de Santiago de Chuco. Instrucción contra Héctor M.
Vásquez, Pedro Lozada, César A. Vallejo y otros, por incendios y otros delitos realizados el 1. o de agosto de 1920. Juez
ad-hoc: Dr. Elías Iturri". En la presente sección resumo los datos que Orrego y Coyné estampan en sus respectivos
trabajos, a los que remito a los lectores. 1
Llegó César Vallejo, como hemos dicho a Santiago de Chuco mediado el mes de julio de mil novecientos veinte
para asistir a las fiestas patronales. Era durante el primer año de la presidencia, que había de prolongarse hasta mil
novecientos treinta, de don Augusto B. Leguía, y la ciudad había sido agitada en los meses anteriores por una serie de
incidentes entre dos facciones que rivalizaban por el predominio político local. Casi todos los habitantes, por razón de
lazos de familia, hallábanse adscritos a uno u otro grupo. En el mes de marzo, siendo Sub prefecto de la provincia don
Carlos Santamaría, que pertenecía a la familia dirigente de uno de los bandos, el Alcalde Municipal de Santiago, don
Vicente Jiménez, miembro de una familia dirigente de la facción contraria, había sido comprometido en un asunto
criminal remitido a Lima. Pero una vez en la capital, Jiménez había dado tales muestras de adhesión al gobierno que
había logrado regresar a Santiago, y Santamaría había tenido que dimitir su cargo de Subprefecto. Por esto mismo las
pasiones locales estaban al rojo blanco, y unas semanas antes de las fiestas de Santiago Apóstol el nuevo Subprefecto,
don Ladislao Meza, en previsión de disturbios, había solicitado refuerzos policiales. Sin embargo, las fiestas de Santia-
go se habían solemnizado sin mayores incidentes y no obstante los muchos fiesteros más o menos borrachos, el
domingo día primero de agosto transcurría tranquilo cuando a las cuatro de la tarde los gendarmes del Subprefecto
Meza, también algo beodos, se le sublevaron con motivo del retraso en la paga de sus sueldos. La situación se ponía
fea para el Subprefecto debido al alcoholismo de la tropa, cuando acertaron a pasar por fren te al cuartel varios
ciudadanos, Héctor Vásquez, Benjamín Ralero, Antonio Ciudad. Este echó en cara a los gendarmes su actitud respecto
al Subprefecto, ocasionándose con tal motivo un alboroto durante el cual un policía mató a Ciudad de un tiro y los
acompañantes de Ciudad mataron a tres gendarmes, sin que Meza lograra impedir estas violencias. (Notemos, al
pasar, que según el acta de bautismo de César Vallejo había sido Alvina Ciudad quien lo sacó de la pila por poder de su
madrina Magdalena Guerreonero; de lo que cabe deducir buena amistad entre las familias Vallejo y Ciudad).
El Alférez de la Gendarmería había escapado del cuartel y una parte de la amotinada población civil creyó que se
había refugiado en casa de Carlos Santamaría que aquel año precisamente era el mayordomo de la fiesta del Apóstol.
El Subprefecto, acompañado de mucha gente que quería vengar la muerte de Ciudad, se dirigió a la Casa de los
Santamaría. Acompañaban a Meza, Héctor Vásquez, Pedro Lazada (guarda-espaldas de Vásquez), Benjamín Ralero y
parece ser que también César Vallejo y su hermano Manuel. Santamaría negó haber acogido al Alférez y Meza registró
la casa y se retiró, indicando a su propietario que se guardase de la muchedumbre indignada, dejándole para este
propósito tres gendarmes que le quedaban. Entre tanto un grupo de gente había saqueado las oficinas del Telégrafo y
Teléfono y el Subprefecto se acogió a la casa de Héctor Vásquez para escribir a las autoridades departamentales
dando cuenta de los sucesos. Algo más tarde y acompañado de Vásquez, Ralero y César y Manuel Vallejo salió a
efectuar una ronda y a tratar de calmar a la gente. Durante esta vuelta encontró que sus restantes gendarmes estaban
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* El siguiente texto es un fragmento de la obra de Monguió: César Vallejo. Vida y obra. Editora Perú Nuevo págs 48-54
Orrego, “Prólogo”. págs. XIV – XV; Coyné, "Apuntes", págs. 65 – 70.
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también borrachos y que un grupo bullicioso, encabezado por el Alcalde Vicente Jiménez, andaba por las calles. Con
todo, el Subprefecto regresó a casa de Vásquez donde, durante las primeras horas de la noche, César Vallejo le
acompañó en la tarea de redactar el relato de los acontecimientos. Mientras estaban así encerrados escribiendo los
partes, alguien prendió fuego a la casa de los Santamaría. Cuando Meza y Vallejo, a las doce de la noche, se asomaron
al balcón de la habitación en que estaban vieron el resplandor del incendio del que, por lo visto, nadie había avisado
al Subprefecto.
La casa de los Santamaría quedó reducida a escombros y aquéllos estimaron sus pérdidas en veinte mil libras
de oro sellado y, para resarcirse de ellas, denunciaron a todo el grupo amigo del Alcalde Vicente Jiménez y de Héctor
Vásquez, entre ellos a tres de los hermanos Vallejo, Víctor, Manuel y César.
El juez nombrado en Trujillo para entender en este proceso ordenó el treinta y uno de agosto la detención de
César y Manuel Vallejo con otros diez de los diecinueve acusados. Todos ellos se escondieron y el único detenido de
momento fue Pedro Lazada, el guarda-espaldas (sic) de Vásquez. Este Lazada declaró que las personas que estaban en
la casa de Vásquez la noche de los sucesos le habían propuesto vengarse de los Santamaría y prender fuego con
gasolina a su casa. Buena parte de la acusación depende del crédito que se conceda a esta declaración.
César y Manuel Vallejo, Vicente y Oscar Jiménez, Benjamín Ralero y Héctor Vásquez se acogieron a una choza del
campo. El poeta y sus compañeros (menos los Jiménez) fueron luego a la casa de uno de sus abogados; el doctor
Andrés Ciudad, en Trujillo. Más tarde, alejados todos de la población, César Vallejo se escondió durante unos dos
meses en una pequeña casa de campo que su amigo Antenor Orrego tenía en Mansiche. Pero el Tribunal, enterado de
la anterior estancia de los prófugos en la casa del doctor Ciudad, había ordenado la vigilancia y allanamiento de dicha
casa, lo que se realizó un día en que habían ido a ella César Vallejo y Héctor Vásquez, quienes fue ron inmediatamente
detenidos y encerrados en la cárcel de Trujillo. Era el seis de noviembre de mil novecientos veinte.
Inmediatamente los amigos de. Vallejo, los estudiantes, los artistas, los intelectuales, la prensa —en Trujillo,
Chiclayo, Arequipa, Lima— iniciaron una campaña de protesta por su prisión. En Trujillo protestaron los estudiantes
universitarios el tres de diciembre de mil novecientos veinte; el quince lo hicieron los periodistas, en escrito firmado
por Orrego, de La Reforma, S. M. Vallejo de La Libertad, R. Haya de La Industria y otros más. También ese mismo mes
de diciembre formularon su protesta por la prisión del poeta los intelectuales de Arequipa, el Presidente de la
Federación de Estudiantes del Perú, desde Lima, etc.
El abogado doctor Carlos A. Godoy se prestó a defenderle. El subprefecto Ladislao Meza afirmó que César Vallejo
era el único que no le había traicionado durante el curso de los acontecimientos. Pero mientras sus amigos y sus
abogados luchaban contra la lentitud del proceso judicial para obtener su rápida liberación, permanecía Vallejo en la
cárcel, en la que "mantúvose en tal dignidad y varonía que impuso respeto a todos".
Por fin, el veinticuatro de febrero de mil novecientos veintiuno, el Tribunal de Trujillo ordenó que: "respecto al
acusado César A. Vallejo vuelvan los de la materia al señor Fiscal para que amplíe la acusación respecto a dicho
acusado por existir en contra las declaraciones de (…) que lo sindican como participante en el asalto a las oficinas
telegráficas y telefónicas sin perjuicio de ponérsele en libertad en el día, por cuanto la pena que le correspondería es
sólo la de arresto mayor en segundo grado, y se encuentra detenido desde el seis de noviembre último". Vallejo salió
de la cárcel, en libertad condicional, el veintiséis de febrero de mil novecientos veintiuno. Había permanecido en la
prisión ciento trece días, casi cuatro meses. Creo que ha de resultar interesante copiar aquí la ficha del poeta que el
señor Coyné ha transcrito del n.o 387 del Registro número dos de la cárcel de Trujillo:
César Vallejo ingresó el 6 de noviembre de 1920, por estar complicado en los sucesos ocurridos en Santiago de
Chuco el 1.o de agosto. .
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Profesión: Las Letras Labios; Delgados
Estatura: 1.70 Barba: Poblada
Cabello: Negro Orejas: Grandes
Señales. part.: Ninguna Instrucción: Superior
Ha sido puesto en libertad por disposición del Tribunal según constancia expedida en la fecha. Febrero 26 de 1921.
Parentéticamente puede notarse aquí que el seis de noviembre de mil novecientos veinte, al hacerse la ficha, tenía
Vallejo veintiocho años, ocho meses y unos días y no los veintisiete indicados, lo que confirma la impresión (…) de
que él mismo ignoraba la fecha exacta de su nacimiento. Nótese también la profesión declarada; ya no piensa Vallejo
en ser maestro o abogado, se declara profesional de la literatura. Finalmente, cuando se han visto varios retratos de
Vallejo, la descripción de sus señas físicas que esta ficha proporciona se hace viva con rara emoción.
Meses después de haber sido puesto Vallejo en libertad condicional, el Fiscal presentó sus conclusiones el diez de
octubre de mil novecientos veintiuno, retirando la acusación respecto a César Vallejo y otros varios encartados. El
veintiuno del propio mes y año el Tribunal dictó fallo que, en lo que se refiere al poeta, dice: "12. Está probada la
presencia, pero no la participación en los mismos delitos, de los enjuiciados... César Vallejo…” y "20. No está probado
que el enjuiciado en libertad César Vallejo haya tomado participación en el delito de incendio ni en los de asonada y
daños, como ya se ha indicado”. El Tribunal, por lo tanto, absolvió a Vallejo.
Con todo, no acabó aquí el procedimiento, porque fallado este proceso como queda indicado, Carlos Santamaría
presentó recurso de nulidad y las nuevas actuaciones duraron hasta mil novecientos veintinueve. Pero tras aquel
primer fallo absolutorio exclamaba Antenor Orrego: "la rehabilitación de Vallejo se produjo, plenaria, íntegra,
absoluta".
BIBLIOGRAFÍA:
HIGGINS, James Hitos de la poesía peruana. Lima: Milla Batres, 1993.
MARTOS, Marco y VILLANUEVA, Elsa. Las palabras de Trilce. Lima: Seglusa, 1989.
MONGUIÓ, Luis, César Vallejo: vida y obra. Lima: Perú Nuevo, 1952.
SCHWARTZ, Jorge. Las vanguardias latinoamericanas. Textos programáticos y críticos. México D. F.: Fondo de Cultura
Económica, 2002.
http://www.taringa.net/posts/apuntes-y-monografias/2735077/Vanguardismo.html
ACTIVIDAD:
I en el insular corazón,
Quién hace tánta bulla, y ni deja salobre alcatraz, a cada hialóide
testar las islas que van quedando. grupada.
VI
EL TRAJE QUE vestí mañana
no lo ha lavado mi lavandera:
lo lavaba en sus venas otilinas,
en el chorro de su corazón, y hoy no he
de preguntarme si yo dejaba
el traje turbio de injusticia.
Y si supiera si ha de volver;
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XIII esta mayoría inválida de hombre.
Pienso en tu sexo.
Simplificado el corazón, pienso en tu sexo, XXV
ante el hijar maduro del día. Alfan alfiles a adherirse
Palpo el botón de dicha, está en sazón. a las junturas, al fondo, a los testuces,
Y muere un sentimiento antiguo al sobrelecho de los numeradores a pie.
degenerado en seso. Alfiles y cadillos de lupinas parvas.
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Mujer que, sin pensar en nada más allá,
suelta el mirlo y se pone a conversarnos Estáis muertos, no habiendo antes vivido jamás.
sus palabras tiernas Quienquiera diría que, no siendo ahora, en otro tiempo
como lancinantes lechugas recién cortadas. fuisteis. Pero, en verdad, vosotros sois los cadáveres
de una vida que nunca fue. Triste destino. El no haber
Otro vaso, y me voy. Y nos marchamos, sido sino muertos siempre. El ser hoja seca, sin haber
ahora sí, a trabajar. sido verde jamás. Orfandad de orfandades.
Entre tanto, ella se interna Y sin embargo, los muertos no son, no pueden ser
entre los cortinajes y ¡oh aguja de mis días cadáveres de una vida que todavía no han vivido.
desgarrados! se sienta a la orilla Ellos murieron siempre de vida.
de una costura, a coserme el costado
a su costado, Estáis muertos.
a pegar el botón de esa camisa,
que se ha vuelto a caer. Pero hase visto!
XLVIII
Tengo ahora 70 soles peruanos.
Cojo la penúltima moneda, la que suena 69 veces
púnicas.
Y he aquí, al finalizar su rol,
quémase toda y arde llameante,
llameante,
redonda entre mis tímpanos alucinados.
LXXV
Estáis muertos.
Qué extraña manera de estarse muertos. Quien-
quiera diría no lo estáis. Pero, en verdad, estáis
muertos.
TEMA:
10