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La definicion del arte moderno Alfred H. Barr Jr. oY XE Es comunista el arte moderno? A partir de 1947, fecha en la que el Departamento de Estado cancelé la exposici6n Advan- ‘ing American Art —Ia cual habria circulado en el extranjero bajo el patrocinio del gobier- no— debido a las presiones del congresista George A. Dondero y otros, el arte de vanguar- dia se vio crecientemente atacado como subversivo y antinorteamericano por los politicos de derecha. Barr mantenia un antiguo interés por la relacién entre arte y gobierno, especial- mente tras visitar Rusia en 1927-28 (regres6 alli en 1956 y 1959) y Alemania en 1933, y cscribié y hablo con frecuencia de temas tales como el arte bajo las dictaduras, la censura y la libertad creativa (Del New York Times Magazine, 14 de diciembre de 1952). Incluso a este lado del telén de acero, los politicos actuales poseen hacia el arte moderno una animosidad que no dudan en expresar elocuentemente. El presidente Truman lo califica como «meras fanfarronadas de ciertos holgazanes disparatado- res» y considera que «el primer requisito que debe poseer un artista es la habilidad de representar las cosas tal y como sony. Tras contemplar un mural abstracto en el edificio de las Naciones Unidas, el general Eisenhower declaré: «Se puede ser moderno sin ser chifladon. Se dice que el presidente Churchill llegé a proponer un hipotético pero violento ataque contra Picasso. Muchos otros van atin mis lejos. Dado que no les gusta y no entienden el arte moderno, lo tachan de comunista. No podrian estar més equivocados. Sean cuales sean las opiniones artisticas de un politico occidental, nunca inten- tard imponer su gusto a sus compatriotas o estorbar su libertad creativa. Por el contrario, los dictadores totalitarios de la Alemania nazi y la Rusia soviética si lo han hecho: el inconformismo y amor a la libertad del artista moderno no pueden tolerarse en el seno de las tiranias monoliticas, y el arte moderno resulta inatil para la propaganda de los dictadores puesto que, aunque es efectivamente moderno, apenas goza de simpatias populares. Los dictadores han buscado imponer sus con- vicciones artisticas. Podian hacerlo y lo hicieron, y atin hoy lo hacen los rusos. Veamos el caso de Rusia y Alemania. Durante los primeros dias de la revolucién soviética, los artistas de vanguardia celebraron la caida del antiguo orden y, con ferviente idealismo, emplearon toda ‘su energia en la construccién del nuevo. No obstante, ya el mismo Lenin decia a su bidgrafa, Clara Zetkin: «Tengo el valor de admitir que soy un barbaro. No Consigo apreciar las obras del expresionismo, futurismo, cubismo y demas «ismos» Dee aR Rae SHWRS BR a Geta Mamtmac nes del AUR CROeE Rat ake al eter Taueihecte: Jo quae athe gett rena canna dleneche props ce Becencene ak aspen et Se ales anne Hogue heen ae ee Se dain Rewarmna, el eapertontans Tel cae NO Obata EN OR venue Re atom Craars debame pet Sor Sane Re A RGN. EL are pete al parbln Dake eee sass Peete cm I, grams maanes de emabgkees, Bike ste ge eee Sereecaeels v amare nadie mais. Myeeane pot el Wea te eine asdimsennemarnne: permdeane. en Kee teeremes del arte yh Caltaran, bee! Xegsoes cotta de acwemdy ove. maa coated amgarh hace ssonns pee parte de Leaems canes, coat demmcratica amnion be geewemne a pehon Pee ol goad dese raremamiente rede se arta No ls eaten Ne em 9a insitencan que Tks we qantas debe o Samar el arte, y madi mum Taleoe ‘Npeccenna wenn dictadema del - ‘wats aboobara deh quae jamais sodaran, Marx © Bagel, AE FOMAGSN Se coma ol eeagerimeetee yd cane gf eecimatn aaa, Ex TAR Reswer e Gohy pebbicaran so manifiony del consmactnaimey cevedamve peemera v cxvelnera em bh Excach de Arve del Eada, en Mose Ee Peeeyrada. el comsraceieis Tastin comtreve tum immense module para ua to, wuamacaay sus portavoces politicos en el Congreso y demés instituciones; jc COMO A oe ieado con el reciente ataque suftido por el Metro- tin panro de vs pa parte de la Sociedad Nacional de Escultura, el ridiculo jan Museum POF Pore acacido en el seno del ayuntamiento de la ciudad de se Wy ens dscusos,cuidadosamente preparados, del congre- Les Ane A; Dondero, de Michigan. Aquellos que sostenen o sugieren que el se nstituye un instrumento de subversion en manos del Kremlin co so de la mis fantstiea falsedad posible. psoluta ignora

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