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Alumno: Luis Enrique Espinoza Rodríguez

LA INFLUENCIA DEL CRISTIANISMO A LA CONCEPCIÓN DE LA HISTORIA:


DESDE LA INTERPRETACIÓN DE COLLINGWOOD.
1.1. Introducción.
Desde antiguo los hombres se han encontrado con la curiosidad de investigar sobre sus
orígenes, con toda la trama de sucesos que esto implica, sin embargo, se han encontrado con
obstáculos nada sencillos de superar. Entre éstos se encuentra la dificultad de narrar la
historia en sí misma y la pluralidad de relatos que la conforman. ¿Cómo saber cuál de todos
los relatos históricos es el verdadero? ¿El relato puede ser completamente verdadero o sólo
contiene parte de verdad? Entre otras problemáticas que se nos muestran como obstáculo
para el estudio de la historia.
La historia antiguamente se transmitía por medio del relato de generación en generación
sin ser sometida a ningún juicio crítico o científico. Así, relatos mitológicos o religiosos se
tomaban como verdaderos para explicar la creación del cosmos, fundación de ciudades,
normas éticas y políticas.
El término filosofía de la historia fue acuñada en el siglo XVIII por Voltaire, quien sólo
quiso significar con ella la historia crítica o científica1 , entendamos por crítica un tipo de
pensar histórico en el cual el pensador decida por sí mismo y no se limite sólo a la repetición
de los relatos que se encuentran en los libros viejos. Otros pensadores como Hegel usaron
este mismo término, pero le dieron un significado diferente: lo utilizaron para designar la
historia universal o mundial. Los positivistas en el siglo XIX le dieron un tercer sentido al
concepto para quienes la filosofía de la historia consistía en el descubrimiento de las leyes
generales que gobiernan la historia las cuales al ser sometidas a la ciencia podrían ser
controladas, cambiadas y alteradas: desde esta concepción se podría prever e incluso
modificar el curso de la historia, entendiendo la historia como el estudio de las acciones del
hombre. “En cada uno de estos casos, un concepto distinto de filosofía era lo que determinaba
la manera de conceptuar la filosofía de la historia”.2

Desde la reflexión de Collingwood, la filosofía de la historia es un tipo de investigación


que pertenece a lo que llamamos las ciencias: es la forma del pensamiento que consiste en

1
Cfr. Collingwood, Idea de la Historia, P.59
2
Cfr. Ibid.
plantear preguntas que intentamos contestar3, las tres preguntas fundamentales para la
investigación de la historia son las siguientes: ¿Qué clase de cosas averigua la historia?
¿Cómo procede la historia? ¿Para qué sirve la historia?
La reflexión de este ensayo versará sobre la última cuestión, siendo ésta la más difícil de
responder, ya que tiene un campo más amplio de investigación y de respuestas que las otras
interrogantes. Se tendrá que reflexionar no sólo sobre el pensar histórico sino también a qué
nos lleva la historia, en cierto sentido es afirmar que por medio de la historia alcanzamos a
prever hacía dónde va el camino de la humanidad.
El cristianismo como influencia en las visiones históricas, nos preguntaremos, por qué
hablar del cristianismo como influencia en la concepción de la historia, especialmente en la
época moderna. Sin lugar a duda porque va a impactar al mundo promoviendo un sentido
teleológico en la visión histórica, esto ya lo había propuesto el judaísmo, pero es con el
cristianismo donde toma mayor fuerza esta idea, es decir, que la historia está ordenada hacia
un fin concreto. A pesar de que el cristianismo ha sido catalogado por una gran cantidad de
filósofos como: oscurantista, retrógrado e irracional. Veremos que su concepción histórica
influye de manera directa en otras interpretaciones de la historia. Incluyendo a pensadores
declarados ateos y que están en contra de todo tipo de religión. Es menester aclarar que para
estos fines nos limitaremos a seguir los lineamientos de Collingwood de la visión histórico-
cristiana debido que al existir bastantes interpretaciones: se podría alejar del objetivo
propuesto.
1.2. Visión Cristiana de la Historia.
Según la doctrina cristiana es inevitable que el hombre actúe en la oscuridad sin saber
qué resultados se seguirán de su acción. La incapacidad de aclarar fines concebidos ya no se
considera accidental, sino como un elemento permanente de la naturaleza humana que
proviene de la condición del hombre en cuanto hombre4.
San Agustín, el primer gran filósofo y teólogo de la historia, se ve forzado a realizar una
reflexión filosófica acerca de la historia. El imperio romano culpaba a los cristianos de su
decadencia. Achacaba la derrota ante los bárbaros a la proliferación del cristianismo. Agustín
en su obra La Ciudad de Dios elabora una apología del cristianismo, en la cual culpará a los
mismos romanos de sus males: son sus vicios, sus malos deseos, concupiscencia y pecados
los que han merecido la ira divina.
El pecado del primer hombre (Adán) hiere la naturaleza humana. La razón deja de ser el
principal motor de acción del hombre y pasa a tomar esta función el deseo. El hombre no se
guía por fines preconcebidos por el intelecto, sino que elige aquellos en función de su ciego
deseo. La consecuencia que surge de esta postura es que el hombre por su naturaleza herida
está orientado hacia el mal. Así, los aciertos no son consecuencia de la bondad y el intelecto

3
Cfr. Ibid. P. 68.
4
Cfr. Collingwood, Idea de la Historia, P.109.
humanos sino de algo que está más allá y que nos orienta a desear fines que merezcan ser
perseguidos.
Surge una nueva posición respecto a la historia, desde esta nueva interpretación, el
desarrollo de la historia no consiste en la realización de actos humanos, sino que son
propósitos divinos. Sin embargo, estos propósitos están puestos para ser realizados en la vida
humana a través de la voluntad del hombre. En concreto, dios se limita a la predeterminación
de los fines y a determinar algunos objetos apetecidos por el hombre, aquellos que son
necesarios para su salvación.
La interpretación cristiana de la historia cuenta con tres supuestos de su doctrina: el
pecado original, la gracia divina y la creación. Otra aportación a la concepción histórica, se
encuentra en el universalismo de dicha doctrina, para el cristianismo todos los hombres son
iguales: no hay pueblo elegido, no hay raza privilegiada, no existe alguna sociedad superior
que su destino sea más importante que las demás: todos los hombres tienen el mismo fin, que
consiste en llegar a ver cara a cara a su creador.
Lo que caracteriza propiamente a la visión cristiana de la historia, consiste en que es
universal, providencial y apocalíptica. Su discurso histórico se desarrolla en épocas o
periodos. Desde la óptica agustiniana, la realidad creadora es histórica sólo porque es a la
vez teológica. “La creación, la caída y la redención son acontecimientos históricos, pero no
porque se hallen en la historia sino porque todo lo histórico debe entenderse en función de
estos acontecimientos”5.
La desobediencia de Adán, que es una acción personal, adquiere una dimensión universal
al transmitir su falta a toda la humanidad. Así como entra el pecado por culpa de un hombre,
Dios hace hombre a su hijo para restaurar la relación de amor que existía entre el hombre y
Dios antes del pecado. Así comienza el drama de la salvación que se desarrollará a lo largo
de la historia.
Esta interpretación la podemos observar de manera más clara en los escritos bíblicos. Los
cuales comienzan narrando la historia en que Dios creó el mundo, le procederá la caída del
hombre y a partir de la caída, la providencia divina va guiando y preparando a los hombres
para la reconciliación con Dios. No obstante, el culmen de la historia cristiana es apocalíptico,
en el cual los hombres justos: aquellos que cumplieron con la voluntad divina. Verán a dios
cara a cara y disfrutarán del gozo eterno, “me mostrarás señor el camino de la vida, me
hartarás de gozo en tu presencia, de dicha perpetua a tu derecha”6, mientras que los injustos,
aquellos que desobedecieron a la voluntad divina: sufrirán un castigo eterno, “los hijos del
reino serán arrojados a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes”7.

5
F. Mora, Cuatro Visiones de la Historia Universal, P. 27.
6
Salmo 15.
7
Mateo, 7,23.
Al estar Agustín influenciado directamente por el platonismo, ajusta la doctrina de las
ideas al pensamiento divino. De esta forma, ya no se encuentra la esencia de las cosas en un
mundo suprasensible. La esencia de las cosas se encuentra en la mente de dios; la historia
misma se encuentra desde un principio en el pensamiento divino. Aquí surge otra gran
problemática, ¿hasta qué punto está determinada la libertad humana por un ser divino? Los
pensadores cristianos harán un gran esfuerzo en conciliar la libertad humana con la
determinación divina.
El drama de la historia para el cristianismo consiste en que ésta sólo ocurre una vez, por
eso la historia verdaderamente es dramática, pues se pone en juego la existencia humana. En
la vida terrena no cabe pedir la paz, la quietud y la tranquilidad que buscaban otras doctrinas
filosóficas como los estoicos, la historia por principio mismo es dinámica, compromete al
hombre, le exige su acción, el vivir sin reposo hasta que el corazón descanse en dios.
Una de las cuestiones más complicadas a las que se enfrenta la visión cristiana de la
historia es precisamente que sólo es aceptada por los cristianos, por las personas que profesan
dicho credo. Los paganos quedan relegados a la Ciudad Terrena. Al estar dirigida la historia
a la salvación, cabe preguntarnos ¿cómo influencia el cristianismo a las visiones seculares de
la historia? ¿Cuál es la novedad de esta visión histórica? Esto se verá en el siguiente apartado
en él se analizará la visión histórica de la Ilustración y de la Modernidad.
2.0 Visión Histórica de la Ilustración y de la Modernidad.
2.1 La Ilustración.
La Ilustración se caracterizó principalmente por sostener la idea de que la razón era
el principal instrumento ideológico para realizar la interpretación del mundo y del hombre.
La razón guiaría a los hombres hacía la meta de la plenitud y felicidad: definida por el nombre
de progreso.
Toda la ilustración se caracterizó por propagar la idea de progreso. Esta palabra
contiene el siguiente significado: etimológicamente viene del latín progressus de acuerdo a
la Real Academia Española es un verbo que significa la acción de ir hacia adelante, avanzar,
adelanto, perfeccionamiento. Desde el aspecto social, que es el propuesto por la Ilustración,
es avanzar como sociedad humana a un estado o situación mejor del que nos encontramos,
este avance implica elementos científicos, económicos, materiales y aunque parezca bastante
exagerado, también implica los elementos espirituales. La Ilustración es una fe ciega en la
razón como directriz hacia el progreso.
El concepto de progreso no se origina sólo por invento de algún ocurrente ilustrado.
El término viene influenciado por la doctrina cristiana cuya idea teleológica permea en el
movimiento ilustrado y seguirá hasta la modernidad. “Fueron los judíos y luego los cristianos,
los que introdujeron un elemento del todo nuevo, postulando una meta hacia la que se dirige
el progreso histórico: la noción teleológica que considera al mundo como un sistema de
relaciones dirigidas a un fin determinado de la historia.”.8
Esta es la forma en la cual la historia adquiere sentido y propósito sólo que será desde
la perspectiva secular, usando un concepto dinámico que nunca se convertirá en plenitud, ya
que, de lo contrario la historia tendría un fin tornándose nuevamente en teodicea o teología
natural. La Ilustración es el movimiento que mayor empeño pone en secularizar todos los
aspectos de la vida y del pensar humano. Se trata de una verdadera revolución que dirige su
ataque de manera directa a la religión: no sólo a la que se encuentra constituida, sino a todo
tipo de religión,
Voltaire daba por sentado que toda la historia es historia moderna, y que nada se podía
conocer auténticamente anterior a finales del siglo XV. Con esto afirmaba dos cosas a la vez,
que nada podía conocerse anterior a la época moderna y que nada anterior a la modernidad
valía la pena ser conocido. Estas dos cuestiones reflejan algunas de las problemáticas de la
elaboración de la historia: la complejidad para reconstruir la historia y la Edad Media fue la
creencia de que esas épocas eran oscuras y bárbaras.
Solemos hablar de progreso como esta acción de avance, tenemos la fe en que el
mundo puede ser mejor de lo que es. El hombre por medio de sus actos se esfuerza a lo largo
de la historia para estar en un progreso constante, busca superar a las generaciones que le
antecedieron tanto en lo científico, como en lo moral, material, relaciones sociales y en todas
las actividades relacionadas con los hombres. Sin embargo, desde otra perspectiva el
progreso no es algo evidente, no podemos asegurar plenamente que la sociedad vaya
progresando en el transcurso de la historia, más bien podríamos decir que cada uno es hijo
de su tiempo. Reaccionamos a las problemáticas del mundo correspondientes al momento
histórico vivido, pero esto no significa que vayamos progresando.
Para Collingwood, el progreso no es más que una sucesión de actos. “El progreso
histórico es sólo otro nombre que se da a la actividad humana misma, en cuanto sucesión de
actos, cada uno de los cuales surge del anterior. Todo acto cuya historia nos sea posible
estudiar, de cualquier especie que sea, tiene su lugar en una serie de actos donde uno ha
creado una situación con la cual tiene que habérselas el siguiente”.9 Desde esta visión el
progreso no es una mejora necesariamente, no significa que los hombres de la actualidad sean
moralmente mejores que los de la edad antigua. Tampoco significa que el arte elaborado en
la actualidad se más hermoso o nos provoque más impresión que el del renacimiento o de
otras épocas anteriores.
Los ilustrados que rechazan totalmente las cuestiones religiosas, lo único que reflejan
es su incapacidad para poder reconstruir la historia, no hacen una justa valoración entre lo
antiguo y lo actual: afirman que la actualidad es mejor e incluso pasan por alto que el término
progreso viene influenciado por la visión cristina que plantea una historia teleológica. El

8
Luis R. García, La Idea del Progreso desde la Perspectiva Histórica. 1.2
9
Collingwood, Idea de la Historia, P.412.
movimiento ilustrado no es tan diferente de la doctrina cristiana. El primero pone su fe en un
concepto dinámico, en las acciones de los humanos, cree que los hombres van enfilados a ser
mejores. En el fondo su visión es escatológica, pues el progreso nos tendría que llevar a un
momento ideal en el cual la humanidad fuera perfecta debido al alto nivel de progreso
obtenido a través de la historia. El cristianismo es escatológico abiertamente, la vida terrena
es un peregrinar a la vida eterna, que promete vida eterna a los santos en un mundo ideal en
el cual no habrá más sufrimiento ni llanto.
La modernidad navegará enarbolando la bandera del progreso, se pensará la historia
desde esta nueva visión con la confianza en que las acciones de los hombres los encaminan
a un mejor futuro. El reto de la modernidad es justificar la idea de progreso, ¿cómo saber si
en verdad estamos progresando? ¿Cómo justificamos que la generación actual es mejor que
la pasada? ¿el progreso es una realidad o un ideal? Estas cuestiones serán algunas de las que
causarán mella en la idea de progreso.
En este ensayo se hará un bosquejo de tres autores que proponen soluciones a estas
cuestiones: son fundamentales para comprender las visiones de la historia que posteriormente
se elaborarán, estos personajes son: Kant, Hegel y Marx. No se está afirmando que sean los
únicos que valgan la pena estudiar, pero son los que ponen las bases para realizar un estudio
sistemático de la historia y que además han tenido una fuerte repercusión e influencia en el
mundo.
2.2 Kant.
Kant no tenía como principal interés el estudio de la historia, pero después de leer la
obra de su discípulo Herder: Filosofía de la historia, para la educación de la humanidad, en
la cual se ataca directamente a Voltaire, Hume y al pensamiento ilustrado. Con la capacidad
excepcional que poseía Kant para recoger los hilos de una discusión filosófica retoma las
ideas de Herder para su reflexión de la historia. Expone sus primeras reflexiones sobre el
tema en un ensayo titulado: Idea para una historia universal desde el punto de vista
cosmopolita.
En la Crítica de la razón pura, Kant abre una dicotomía entre el nóumeno o cosa en
sí y el fenómeno. Desde el primero no tenemos acceso al conocimiento de la cosa en sí, así
los actos humanos se determinan por leyes morales, es decir, por una idea de la Razón. Sin
embargo, desde el punto de vista de un espectador, vemos que el mundo sigue ciertas leyes
e incluso pareciera que un entendimiento superior ha ordenado el mundo. Desde el punto de
vista fenoménico el mundo se ordena de acuerdo con ciertas leyes naturales como efectos de
ciertas causas.10 Entiende la historia como la narración del curso de las acciones humanas,
las cuales pueden ser tratadas desde el punto fenoménico y por ende sujetas a ciertas leyes
naturales.

10
Cfr. Collingwood, Idea de la Historia, P. 163.
Cuando observamos los fenómenos naturales, en éstos podemos encontrar un orden
teleológico de la naturaleza, por ejemplo, hay lagartijas que cuando se sienten amenazadas
por un depredador se hacen las muertas para evitar ser devoradas. No significa que una
lagartija sea más inteligente que las otras, pues todas las de su especie actúan de la misma
forma. Desde la visión kantiana, si queremos estudiar la historia es necesario incluir esta
visión teleológica, esto no quiere decir que necesariamente la historia cuente con estas
características, ya que no lo podemos demostrar ni para afirmarlo ni para negarlo. No
obstante, es necesario tomar estar característica por fe o como supuesto para realizar un
estudio serio de la historia.
Al incluir en la historia un fin, la pregunta más adecuada es ¿cuál es el fin que
encuentra Kant en la historia? La respuesta podrá ser un poco desilusionante para algunos,
pero no es otro que el progreso. No es sólo el progreso material, económico y espiritual, sino
que es un progreso hacia la racionalidad, que es al mismo tiempo un avance en la
racionalidad11. Kant creía que los hombres iban desarrollando su racionalidad a través de la
historia: esto se vería reflejado en las acciones morales que estarían sometidas a la razón.
Como se ha visto hasta ahora, el progreso es un término inventado por la Ilustración,
ya algunos autores como Herder habían puesto en duda este concepto. Por qué afirma Kant
que hay progreso en la historia cuando vemos violencia, guerras y luchas constantes en los
humanos. Para dar respuesta a la cuestión planteada, Kant usará el siguiente término:
insociable sociabilidad, lo que se quiere designar con este nuevo concepto es que en la
naturaleza vemos una guerra constante, nos da el ejemplo de los árboles: cuando hay árboles
plantados demasiado cerca, éstos lucharán para alcanzar los rayos del sol lo que provocará
que los árboles crezcan más y sean más fuertes. Esta analogía aplica de igual forma a la
historia, la lucha que vemos constantemente entre hombres: no es otra cosa que el desarrollo
del progreso, ya que este sólo tiene cabida en la lucha incesante de las acciones humanas.
2.3 Hegel
Hegel es un autor verdaderamente original. En su obra Filosofía de la historia, por
primera vez, encontramos una historia plenamente revolucionaria. Propone una nueva
reflexión de la historia que ha de llamarse Filosofía de la Historia, este término no tiene nada
de novedoso, ya que data de los tiempos de Voltaire. Lo verdaderamente novedoso es la
nueva reflexión que hace sobre este término. “la filosofía de la historia no es para él una
reflexión filosófica sobre la historia, sino la historia misma elevada a una potencia superior
y vuelta filosófica”12. Esta nueva reflexión filosófica, también es una historia universal de la
humanidad. La cual inicia desde el tiempo primitivo mostrando un progreso hasta la
actualidad.
La historia se presenta como un despliegue de la totalidad, lo que se narra es la
objetivación del Absoluto en su devenir hacia la plena posesión de sí mismo. “el tiempo es
el ámbito donde el absoluto se despliega; y el fin de la historia se alcanza cuando el Espíritu

11
Ibid. P. 169.
12
Collingwood, Idea de la Historia, P. 185.
logra la meta de adquirir la plena autoconciencia”.13 Así, el individuo no funge un valor
relevante para la historia, se cambia la visión cristiana desde la cual el hombre es único e
irrepetible y en la que el individuo es el protagonista de la historia. Aquí el individuo forma
parte de un todo: es una expresión más del Espíritu Absoluto que se despliega y se objetiva
en cada raza, nación, pueblo o región.
Hegel sostenía que en el mundo existían muchas clases de pensamiento y que difieren
en su grado como tipos más o menos perfectos de racionalidad. La más baja sería la que él
llama mente subjetiva, la especie de pensamiento psicológico, la conciencia de cada viviente.
Luego, en el siguiente punto, viene lo que llama mente objetiva, se expresa el pensamiento
creando manifestaciones exteriores en sistemas políticos y sociales. En lo más alto viene la
mente absoluta que se manifiesta en sus tres formas de arte, religión y filosofía.14
Al tratar Hegel la historia como racional, la historia no sería un pensamiento humanos
que se va desenvolviendo en el tiempo, sino sólo hechos brutos. El error que se le atribuye a
Hegel es que concibe la historia política como si fuese toda la historia de la humanidad. Para
realizar una verdadera historia había que estudiar los actos de los hombres de manera
concreta. Esta es la crítica más fuerte atribuida a la concepción de la historia de Hegel.
2.4 Marx.
“Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero
de lo que se trata es de transformarlo”.15 Marx recrimina a los filósofos porque sólo se habían
dedicado a la comprensión del mundo y trataban de explicarlo con categorías abstractas. El
mundo no sólo es pensamiento como lo creía Hegel, no todo es razón. Existe algo que se
llama materia, la cual es palpable y se encuentra en constante cambio. Los hombres deben
dedicarse a trabajar en ella: las categorías sociales y económicas son las que verdaderamente
importan y sobre las cuales hay que incidir. Lo que en verdad debe interesar es un futuro
moral más deseable, la libertad de los hombres y la repartición equitativa de los bienes.
El marxismo también participará de la idea moderna de progreso al sostener una
evolución del estado primitivo de barbarie hacia una sociedad moderna sin clases. Sin
embargo, esto sólo puede ser posible por la acción humana mediante una revolución social
del proletariado, que genera la lucha de clases. “La historia de todas las sociedades que han
existido hasta nuestros días es la historia de la lucha de clases”.16
Después de la Revolución Francesa surge en Europa una nueva clase social
denominada burguesía, éstos instauraron el capitalismo como estructura económica. Como
clase social antagonista surge el proletariado: la clase obrera, y como sistema opuesto al
capitalismo surge el comunismo. En el proceso dialéctico de la historia la clase proletarizada
pone en marcha la revolución con el afán de instaurar el comunismo. Es necesario instaurar

13
C. Roldan, Una historia de la Filosofía de la Historia, P. 86.
14
Collingwood, Idea de la historia, P.193.
15
Marx, Tesis Sobre Feuerbach.
16
Cfr. Marx-Engels, El Manifiesto del Partido Comunista. 1969;65.
un sistema social comunista, ya que la burguesía dominaba todo el sistema económico
subsumiendo a los trabajadores en la injusticia, la miseria, la pobreza y en condiciones
verdaderamente deplorables. Así es necesario instaurar un nuevo orden social que permita
gozar a todos de las mismas condiciones y beneficios.
El fin de la lucha de clases es la abolición del capitalismo que no es otra cosa que una
forma de esclavitud. El orden socialista científico es la mejor estructura que puede
acontecerle a la humanidad. Marx está planteando una historia escatológica en la cual todos
los hombres van a ser iguales, no habrá más luchas de poder, ni miseria, ni injusticias, ya que
todos poseerán lo mismo y nadie tendrá más que otros. Esta visión de la historia no es tan
novedosa pues ya lo venía planteando el cristianismo desde hace bastantes siglos atrás. La
diferencia consiste en que el fin del cristianismo se encuentra en otra vida suprasensible y el
mundo utópico de Marx plantea su culmen en este mundo.
3.0 Conclusiones.
Como hemos visto hasta ahora, desde la interpretación que realiza Collingwood de la
historia. Considera que la influencia de la visión cristiana agrega un concepto muy importante
a la historia, que si estuviéramos hablando de cocina: sería el ingrediente secreto, agrega el
término teleológico. La influencia cristiana ha causado mella desde la visión histórica de la
Ilustración hasta nuestros días.
A la mayoría de los hombres les es muy difícil concebir la historia sin un fin. Tanto
es así que usamos el término realización individual el cual consiste en no sentirse como una
piedra en este mundo o como un objeto inerte y realizar algo que sume al curso de la historia,
para algunos su realización es ejercer una profesión de buena manera, para otros es sembrar
ideas, otros se vuelven activistas sociales, hay quienes luchan por los derechos de los
animales, pero lo que es común en todos ellos es que se busca dejar huella en este mundo.
En nuestra época, concebir la histórica teleológica es algo muy común, ya que
vivimos bajo ciertas premisas que nos han heredado las visiones pasadas. Aún seguimos
creyendo en el progreso, tanto que es así que en todos los discursos nacionalista se habla de
encaminar la sociedad hacía el progreso, hacía un mejor futuro, esto aunado a ciertos tintes
marxistas en los cuales los salarios y trabajos sean equitativos. Desde el ámbito religioso, los
hombres creyentes en alguna religión: tratan de cumplir con los preceptos que se les manda
porque al cumplirlos a cabalidad estarán más cerca de alcanzar la salvación, paz interior,
reencarnación o el fin propuesto por sus credos.
Para concluir, podemos afirmar que la visión cristiana de la historia ha sido un
parteaguas en toda la historicidad. Sus aportes se resumirán en los siguientes puntos claves:
1. Universalismo, la historia o en el caso del cristianismo, Dios incluye a toda la
humanidad en su plan salvífico, ya que todos los hombres son iguales ante la
divinidad.
2. Teleológica, la historia tiene un para qué, no es solamente el pasar del tiempo o
la fundación de ciudades o reinados. Ahora la historia tiene un fin al cual se dirige
la humanidad.
3. Individualidad, esto no se contradice con su carácter universal, ya que toda la
humanidad está incluida en el plan salvífico de Dios, pero depende de cada
persona luchar por su salvación por lo que pone en juego su carácter individual.
4. Ambivalencia histórica, como lo dijimos en el punto uno y el tres, por una parte,
la historia es universal porque el hombre nace y vive en un determinado tiempo y
una determinada cultura con hombres iguales a él a los que Dios llama a su reino,
pero por otra parte los hombres con sus acciones van forjando su propia historia
de manera individual.

BIBLIOGRAFÍA
Agustín, Ciudad de Dios, Edit. Porrúa, México 1985.
Biblia de Jerusalén, 3°edición, Edit. Desclee de Brouwer, España 2008.
Collingwood, R.G., Idea de la Historia, Edit, FCE, 3° edición, México 2017.
Galeano A.¸ Visión Cristiana de la Historia, Edit. San Pablo, Colombia 2010.
Ferrater, M. Cuatro Visiones de la Historia Universal, Edit. Alianza, España 2006.
García, Luis Rafael, La Idea del Progreso desde la Perspectiva Histórica, Revista FACES.
Marx, Tesis sobre Feuerbach, Filosofía. Org.
Marx y Engels, El Manifiesto del Partido Comunista, Digitalizado para el Marx-Engels
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Roldan, C. Una Historia de la Filosofía de la Historia, Edit. Akal, España 1997.

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