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Lección 2
LA IGLESIA PLANIFICADA

INTRODUCCIÓN.
Jamás podremos entender bien el Antiguo o el Nuevo Testamento, a menos
que entendamos con claridad cuándo y cómo comenzó la iglesia, la comunidad
de los seguidores de Jesucristo.

Ilustrando mejor este pensamiento, veamos lo que pasa cuando se


independiza una nación de otra. Cuando se cambian las formas de gobierno en
una nación, también viene un cambio de constitución y leyes, eliminando así y
reemplazando los sistemas de leyes anteriores. Una vez que se establece un
nuevo gobierno con sus leyes nuevas, nadie piensa en retornar al sistema
pasado, pues viven bajo un sistema de leyes totalmente nuevo. Ahora bien, si
aplicamos este principio al estudio bíblico, fácilmente entenderíamos que el
Nuevo Testamento fue establecido por Cristo como una constitución divina para el
pueblo actual de Dios, eliminando y reemplazando al Antiguo.

CRISTO Y SU NACIÓN NUEVA.


De la misma manera, en nuestro estudio de las Sagradas Escrituras, no
podemos retornar a la antigua Ley de Moisés, ni a cualquier parte del Antiguo
Testamento para determinar la validez de cualquier ley con respecto al reino de
Cristo. No es necesario, porque Cristo inauguró una nueva nación, con leyes
nuevas, aunque éstas tuviesen algunos puntos en común con los pactos y
sistemas anteriores (Gálatas 5:18; Hebreos 9:19 y 10:19-22).
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Si llegáramos a estudiar este principio, entonces tendríamos un verdadero sentido


del cristianismo y de nuestra obligación para con su Legislador, Jesucristo.

Para que tengamos absoluta certeza sobre cuándo se inició realmente Su


Iglesia, el reino de Cristo, vamos a estudiar el asunto más detalladamente.

Bueno, ¿será que la iglesia y el reino de Cristo son idénticos? Muchos afirman
que no, explicando que Jesús pretendió iniciar Su reino eterno entre los
judíos, pero que éstos lo rechazaron. Y por eso, dicen ellos, El tuvo que
establecer la iglesia como una entidad temporal hasta que El volviera para
establecer Su reino. Por eso existe hoy en día una controversia sobre si "el reino"
es sinónimo a "la iglesia". Mientras que algunos afirman millares de doctrinas
basadas en una supuesta diferencia entre estos dos términos, si escudriñamos
bien las Escrituras, veremos que "iglesia" difiere de "reino" en un solo punto. La
Biblia habla de aquellos que desde antes de Jesús, por haber obedecido a Dios,
fueron llevados al "reino" (Lucas 13:28). Jesús estableció entre nosotros la
iglesia a la cual sólo pertenecen todos cuantos creen y son bautizados, naciendo
así automáticamente en el Reino de Dios: "El cual nos ha librado de la
potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, en quien
tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados" (Colosenses 1:13-
14). " . . . Quien no naciere del agua y del Espíritu no puede entrar en el
reino de Dios" (Juan 3:5).

Hablando claramente, por consiguiente, las dos entidades son, en nuestra época,
idénticas y esenciales para la salvación.

Hablando sobre la importancia dé la iglesia, o el reino, el Obispo Leslie Newbiggen


observó: "Hay una comunidad actual y palpable, que se llama 'el pueblo de
Dios' o 'el cuerpo de Cristo'. Y es un hecho de significado incontroversial que lo
que dejó aquí el Señor no es, básicamente, un libro o credo, ni un sistema
filosófico, o una colección de requisitos sobre la vida, sino una comunidad
palpable... Jesús dedicó todo su trabajo a la salvación de esta comunidad, la
cual no puso en un plano secundario, sino como hecho primordial. El vino para
iniciar una comunidad, escogida por Él mismo".
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UNA FRATERNIDAD ESPIRITUAL.


Dios sabía que los hombres necesitarían de una fraternidad espiritual, donde
pudiesen ser fieles. Los hombres se necesitan unos a otros, recibiendo y dando,
mutuamente, exhortación, convicción y estímulo. Nadie es suficientemente fuerte y
valiente para existir por sí solo. La labor o el servicio cristiano en conjunto
darían mejor resultado que el trabajo individual, o la suma del trabajo de cada
uno. El hombre podrá ocultarse de Dios, aislándose. Sin embargo, para recibir el
mayor fortalecimiento espiritual, es preciso participar regularmente de la
experiencia gratificadora de la labor colectiva. A pesar de problemas que puedan
existir dentro de la iglesia bíblica, la vida fuera de ella es muchas veces peor.
La iglesia bíblica no nació durante una sola noche, ocultamente, ni
accidentalmente. Ella, absolutamente esencial en el Plan de Dios, fue
planificada, profetizada, prometida y, posteriormente, edificada. Esto lo demuestra
claramente la Biblia.

PLANIFICADA DESDE EL PRINCIPIO.


En primer lugar, la iglesia existía en la mente de Dios desde el principio del
mundo. El apóstol Pablo declaró esta verdad a los cristianos de Efeso, cuando
dijo: "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo
con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, según nos
escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin
mancha delante de Él, en amor, habiéndonos predestinado para ser adoptados
hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su voluntad, para
alcanzar la gloria de su gracia, con el cual nos hizo aceptos en el Amado . . . "
(Efesios 1:3-6).

Observe que en este pasaje Pablo está hablando a la congregación que estaba
en la ciudad de Efeso y les dice que Dios los había escogido desde antes de
la fundación del mundo. Esto significa que Dios estaba pensando de la iglesia
mucho antes de crear a nuestro mundo físico. Esto significa que desde aquellos
tiempos remotos Dios ya estaba planificando la iglesia, y por eso, sabe mos que
ella se originó en la mente de Dios. Sería absurdo, entonces, ignorar,
despreciar o menospreciar aquello que el Dios-Creador planificó desde el
principio. Si el propio Dios pensaba en la iglesia desde aquel tiempo, lo menos
que nosotros podemos hacer es estudiarla minuciosamente y aceptarla
incondicionalmente. De que éste es el plan de la salvación eterna, incorporado
en Jesucristo y preservado por Dios para siempre en las Escrituras, no cabe
duda alguna, porque no existe en el mundo otra cosa tan importante como la
esposa de Jesús, o sea, su Iglesia.

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