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Brujería Tradicional”
Breves apuntes históricos:

Antes que nada, al hablar de Brujería Tradicional me estaré refiriendo siempre a la que hunde sus
raíces en las creencias ancestrales europeas. Existe, por supuesto, la brujería tradicional en otros
continentes, pero por lo general, por sus características, se engloban en lo que hoy se denomina
Chamanismo. Es así como existe el Chamanismo siberiano y el de los nativos americanos. La magia
oriental, como la de Japón, es conocida particularmente con el nombre de Shintoísmo y estuvo en
vigencia hasta 1945. De él se desprenden algunas doctrinas Zen y el Budismo, como lo conocemos
hoy en día. En África, por su parte, existe una enorme y ancestral corriente de brujería y magia, de
la que derivan algunas de las prácticas más poderosas que hoy forman parte de sistemas como el
Vudú, el Palo Santo o Santería, Palo Myombé, Yoruba, Umbanda y Quimbanda, entre otras. Pero
en esta introducción no hablaremos de ellas.

En todas las mencionadas un factor común lo constituye el animismo. Esta creencia consiste en
atribuir espíritu a todo lo que existe; podría indicarse que todo lo que vive, para un animista, tiene
espíritu o fuerza vital en él, pero también se hace extensivo a objetos inanimados que hayan sido
impregnados con ese espíritu o fuerza, por haber tomado posesión en ellos un espíritu
voluntariamente o apresado a la fuerza. Por lo tanto, este animismo sostiene la creencia de que
los seres, una vez muertos, permanecen en su forma espiritual y pueden ayudar a los vivos de
diversas maneras. Los miembros fallecidos de un clan constituyen los ancestros del mismo y es a
quienes se recurre para solicitar fuerza y favores para ocasiones determinadas.

En cualquier tipo de brujería, los ancestros ocupan un lugar de honor y son muy venerados.

Pero el animismo incluye, además, la creencia de que las montañas, las piedras y el mismo planeta
que nos sostiene están impregnados de esa fuerza vital, que poseen una vida -quizás diferente a la
de los humanos, pero no por eso menor. Por ello el carácter sagrado de ciertos lugares, de la
Tierra, de los ríos o lagos. Dentro de la brujería son venerados como seres poderosos y dadores de
vida; se sostiene que sólo el que vive puede dar vida.

Estas fuerzas se dividen en masculinas y femeninas. La Tierra es femenina, igual que las montañas.
Los océanos y el Sol son masculinos. De ahí que algunas corrientes de brujería identifiquen a estas
fuerzas masculinas y femeninas como el Dios y la Diosa. Otras, más adelante, incluso las
nombraron como el Dios Astado, que representa al Sol y a los animales del bosque, pero también
a la muerte y la Diosa Oscura, que se identifica con la Tierra, la vegetación y la vida.
Posteriormente, sus nombres cambiaron y existen una gran variedad de nombres que varían de
lugar en lugar. Podrían ser Cernunnos y Hékate.

La Brujería Tradicional Europea se pierde en los orígenes del tiempo; por lo general, se transmitía
dentro de familias o clanes y era practicada mayormente por mujeres. En la actualidad, es poco lo
que se sabe de ella y las prácticas que aún perduran no son muchas y tampoco puede asegurarse
que respeten fielmente lo que fueron en el pasado. La pérdida de estos saberes se debe a que
fuera violentamente cortada casi de raíz y sus practicantes diezmados sin piedad, durante los 300
años que durara la inquisición en la Europa Medieval, acusados de tratos con demonios y prácticas
terroríficas.

Aquí hay que hacer un alto, porque en ese entonces, y de acuerdo a lo manifestado por Kramer y
Sprenger en su Malleus Maleficarum (El Martillo de las Brujas, obra que pretendía brindar pautas
concretas para la identificación de una bruja), las creencias populares generaron un mito enorme
alrededor de la figura de la bruja y de todo lo que esta, supuestamente, era capaz de hacer. El
adorar a las fuerzas de la naturaleza, identificadas con la figura del Macho Cabrío, como vimos
antes, llevó a entender que quien era adorado era el mismísimo Lucifer. En la brujería, sin
embargo, éste no existe; debemos recordar que Lucifer es el antagonista, el opositor en la
doctrina católica y la brujería no se reconocía a sí misma como parte de ella, si bien es cierto que
algunas figuras paganas fueron “adaptadas” a conveniencia del cristianismo.

¿En qué consistía, entonces, la brujería? Puesto que las brujas no volaban en escobas mágicas ni
mataban con el poder de su vara de madera, ¿qué hacían estas mujeres que las volvió tan
peligrosas a los ojos de la Iglesia Católica? Simplemente, mantenían en vigencia creencias que
impedían la expansión del cristianismo y la existencia de un sistema opresor de la humanidad, que
vendía terrenos en el cielo e indulgencias a altísimos precios, que dictaminaba el destino de un
infierno para los pecadores que no pudieran pagar para que los sacerdotes de entonces rezaran
por sus almas cuando les llegase la muerte. Las brujas no creían en pecados; cualquier cosa que
estaba en su poder, si era necesario, se hacía. Daba igual favorecer una cosecha o arruinar la de un
enemigo. Las brujas eran quienes atendían en los partos, quienes fabricaban ungüentos y pociones
para curar o causar enfermedades, filtros para cuestiones amorosas, talismanes para la suerte y
demás. Aprovechaban su conocimiento sobre herbolaria local, como también ponían en marcha
ciertos ceremoniales, algunos con base en el movimiento de los astros –un saber que los seres
humanos poseían desde el inicio de los tiempos-, usaban antiguas palabras de poder y sobre todo,
se comunicaban con espíritus de la naturaleza y ancestros, a quienes usaban como aliados para la
ejecución de sus obras mágicas. Este tipo de magia llegó a ser conocida como el Arte.

Mucho de ese saber murió con cada bruja que fue quemada en la hoguera. Con ellas se perdieron
casi por completo los datos para realizar las celebraciones tradicionales, que honraban
determinados momentos del año, en relación a los ciclos naturales que se daban en ellos, como la
llegada de la primavera. Pero no todo desapareció, algo de ese saber circuló de boca en boca y
posteriormente fue escrito, casi siempre en clave por medio de extraños símbolos, en libros que se
pasaban de una generación a la siguiente. En la actualidad, varias corrientes Neo-paganas han
recuperado parte de ese bagaje pero también es cierto que muchas lo han adaptado a los tiempos
que corren, como es el caso de la Wicca. En lo personal, no creo que brujería y Wicca sean lo
mismo; sostengo que la Wicca hizo un recorte sustancial de las prácticas mágicas y ceremoniales
de la vieja brujería, acomodando las cosas para presentar un rostro más amable y con menor
tendencia a generar malestar, tanto en quienes usan el término en sí mismos, como en quienes lo
escuchan. Cabe mencionar, como único ejemplo que daré (aunque, por cierto, hay más) que la
premisa “Haz lo que quieras, a nadie dañes”, propia de la Rede Wicca, no es un bastión para los
seguidores del Arte Tradicional.

De acuerdo a cómo fue conservado el conocimiento dentro de clanes o familias, se habla de linajes
y también de corrientes, como la Stregheria o la Brujería del Cerco, entre otras.

Se ha dicho que la Brujería Tradicional es más práctica que otra cosa. Esto es casi verdad: son
amplios y notorios los conocimientos en cuanto a la preparación de pociones o encantamientos
usando hierbas, flores, extractos de las mismas, gemas y vísceras y órganos de algunos animales;
sin embargo, todo lo que incluye el tratamiento y la comunicación con entidades espirituales
(entre ellas, gnomos, duendes, salamandras, ancestros o espíritus-guía o espíritus-familiares y
otras) se realiza por medio de ceremonias que, en la actualidad, son tomadas casi de forma literal
de otras tradiciones; se ignora si esto es porque las propias nociones de cómo llevarlas a cabo han
perecido con aquellas brujas medievales y en manos del paso del tiempo, o si acaso, las prácticas
ceremoniales que hoy se usan en algunas corrientes mágicas reconocidas han recolectado
elementos originales de aquella brujería ancestral.
Prácticas y ceremoniales:

Herramientas Mágicas:

Es poca la información fidedigna que existe sobre este tópico. La mayoría de los brujos fabrican
sus propias herramientas, que por lo general son simples, caseras. Y en cuanto a ellas, mucho ha
servido de modelo cierta literatura medieval.

Las fundamentales son: la piedra altar, la escoba, la vara, el báculo (stang) y el caldero. Hay brujos
que usan, además, un cuchillo ceremonial, llamado Athame, pero este elemento tiene un uso
relativo. Cada uno tiene una funcionalidad específica, por ejemplo el bastón o báculo a veces con
forma de horqueta, suele adornarse con cuernos o se le dejan ramas naturales que lo simbolizan y
es la representación del Dios Astado y a su vez, en las ceremonias será el Guardián de la Puerta
entre Ambos Mundos. La vara se usa para dirigir las energías canalizadas o personales hacia el
objetivo. Hay quienes le colocan en la punta un cristal de cuarzo o una amatista. El altar es
cualquier mesa de trabajo, idealmente una piedra grande y plana si trabajamos afuera. No es
necesario vestir la mesa, pero se pueden agregar elementos como candelabros con velas extras,
un cuenco con agua, un recipiente con sal gruesa o piedras pequeñas, algunas flores y granos o
pan. Es común que, ya que se trabaja con fuerzas ancestrales, se dejen algunos elementos como
ofrenda. El uso del cáliz, tan extendido dentro de las prácticas Wicca, no es propio de la Brujería
Tradicional; su uso es posterior al cristianismo, de hecho, es un símbolo que representa
repetidamente a la comunión cristiana, al igual que el vino como sustancia ceremonial, si bien es
cierto que muchas prácticas cristianas tomaron, como dije antes, elementos paganos y los hicieron
propios. Por ello se usa, tradicionalmente, el caldero. Vale decir que no todas las brujas poseían
costosos elementos para su uso y por lo general, era más común que durante la Edad Media se
consumiera cerveza en vez vino. Si vas a hacer una ofrenda, no te preocupes si usas agua o vino
para eso; recuerda que debes beber un trago en honor a los espíritus con los que estés
relacionándote y dejar el resto para ellos.

La escoba es un elemento de higiene, que en la actualidad se usa para limpiar energéticamente un


espacio previo a un ritual. El caldero, por su parte, tiene la misión de cocinar los ingredientes
mágicos, pero también se usa para quemar hierbas o peticiones, sin líquido.

Las herramientas mágicas son una extensión del brujo; deben ser cargadas con su propio poder,
consagradas a algún poder o deidad y su plano de acción es el astral. Todas ellas representan otros
muchos aspectos, que no trataré aquí.

Respecto a la vestimenta, no ha quedado constancia de su uso; se dice que las brujas concurrían a
sus ceremonias (sabbats) vestidas “de cielo”, es decir, desnudas. Es clásica la representación de la
bruja encapuchada y vestida de negro, con una larga túnica. El hábito hace al monje, si deseas usar
vestimenta (lo recomiendo, sobre todo si es invierno o vas a hacer alguna práctica al aire libre)
elije los colores de acuerdo a lo que cada uno representa, información muy fácil de conseguir en la
web, o plantéate qué simbolizan para ti y entonces, elige el más adecuado. Personalmente, elijo
siempre el negro.
El trazado del círculo o compás mágico:

No todas las brujas trabajan dentro del círculo mágico; hay una parte de estas prácticas que se
realiza concretamente en la cocina, donde se preparan filtros y cocimientos que requieren fuego,
aunque es verdad que también pueden hacerse al aire libre. Por lo general, cuando se efectúan
este tipo de brebajes no hay trazado alguno y sí, en cambio, se lo hace más tarde, cuando la
poción se “consagra”. Muchas de estas prácticas se llevaban a cabo en bosques, por ello es
frecuente que aún hoy se intente adaptar y hacerlas al aire libre.

El círculo mágico cumple la función de aislante de las energías que se desean fuera; así como
existen espíritus positivos, para la brujería también están los negativos o aquellos que no nos son
propicios. Por otro lado, es un espacio ritual simbólico pero real, un auténtico templo, dentro del
cual la energía mágica se mantiene a un alto nivel, con el objetivo de causar mejores resultados en
aquello en lo que se está trabajando. Se traza alrededor del altar, quedando este cercano al norte.

Similar al Ritual Menor de Destierro del Pentagrama (RMDP), cuando se traza el círculo se da la
bienvenida a poderes o fuerzas que se acercan desde los cuatro puntos cardinales. Estos suelen
ser identificados como las Atalayas, pero también como los espíritus de los Cuatro Elementos:
Aire, Fuego, Agua y Tierra. Convocado el cuarteto, servirán de guardianes y equilibradores de las
energías empleadas, aportando las propias. Al trazar este círculo, que siempre se realiza en
sentido contrario a las agujas del reloj, vamos saludando a dichos poderes y por lo general,
encendiendo una vela en el punto cardinal correspondiente. El origen del mismo y el color de la
vela asociada al elemento varía de acuerdo a la tradición; no hay acuerdo respecto a ello. Hay
quienes comienzan por el Este, asociándolo al elemento Fuego y colocando ahí una vela roja,
luego vendrá el Norte, relacionado con el elemento Aire, para el que la vela será azul o negra, el
Oeste, asociado al elemento Agua, con una vela verde y por último, el Sur, vinculado a la Tierra,
cuya vela es blanca. Pero, repito, no es así en algunas tradiciones. Mucho se ha debatido sobre si
acaso el círculo se traza de modo inverso en el Hemisferio Sur, en todo caso, esta versión que yo
doy si es inversa y si estás más arriba del Ecuador, te sugiero comenzar por el este y seguir con el
sur. Cuando se hace la llamada de los Poderes o Elementos se debe, conjuntamente, trazar un
pentáculo en el aire. Este es un antiguo símbolo de protección que usaron y usan muchas culturas
ancestrales y sólo posteriormente a la Edad Media fue desvirtuado por la Iglesia Católica como
elemento satánico.

Para desarmar el círculo se procede al revés, es decir, en sentido horario, agradeciendo y


despidiendo a los poderes presentes, mientras se apagan las velas.

Este círculo puede reforzarse dispersando sal gruesa en su perímetro, o si fuera posible, pequeños
cristales de cuarzo. Cuando se lo traza se dice que el círculo está cerrado, cuando se lo deshace, se
dice que el círculo está abierto. Debido a que cierta cantidad de energía tiende a permanecer en el
sitio, el círculo es, en realidad, como un telón que cae pero que no desaparece completamente.

Familiares Mágicos:

Algunas brujas poseen familiares mágicos, práctica que, por lo que se sabe, es muy antigua.
Ciertos autores mencionan que los familiares eran un obsequio del Astado como marca de
iniciación en los ritos brujeriles, sin embargo, la creación de familiares para el auxilio en las tareas
mágicas ha persistido durante el tiempo y es obra de la propia bruja. Por lo general, consiste en la
creación de un ente no material, sino energético, al que le han sido indicadas sus funciones como
protector o asistente –y antes, como un ser que era usado para advertir a la bruja de que era
buscada por los inquisidores- y que, una vez creado, se “encadena” (no literalmente) a un animal
doméstico, generalmente un gato o un conejo (aunque podía ser una rata, un búho, un hurón) que
le servía de “cuerpo”, alojamiento y alimento energético. La bruja se debe ocupar de cuidar muy
bien a este animal, que es, a su vez, el custodio de la entidad. Esta práctica, como vemos, continúa
hasta la fecha.

El Vuelo en Escoba:

Las brujas nunca volaron en escoba; la violación de las leyes de la física correspondientes a este
plano nunca estuvo entre sus poderes. Sin embargo, el uso de ciertas sustancias vegetales
alucinógenas, como la Belladona, favorecían el corrimiento del velo de la realidad, y al igual que
ocurre con la Ayahuasca o el Peyote, inducen el “vuelo”, metafóricamente hablando. Parece ser
que las brujas untaban el palo de escoba con dicho ungüento y al montarse en él, este era
absorbido por la piel de la zona genital y causaba un rápido efecto.

Pero también están las brujas que logran viajes astrales y sus experiencias bien pudieron ser
interpretadas como un vuelo más allá de su espacio habitual.

El Poder de las Plantas

Las brujas conocían perfectamente los beneficios de muchas plantas, pero no solamente de su
parte material, sino también de su doble, espíritu o esencia, es decir, la parte astral-energética de
la misma. Este saber es compartido, por supuesto, con los chamanes de diferentes zonas, que
utilizan dichos poderes para adquirir nociones sobre cómo tratar distintas dolencias o causarlas, si
ese fuera el caso. Algunas plantas de poder son auténticas maestras para la bruja y cada cual tiene
sus propias necesidades y particularidades.

Era común que se les asignaran nombres diferentes a los usados en la comunidad, como una
forma de proteger el saber sobre los usos mágicos y las recetas utilizadas, una sutil forma de evitar
que cualquiera obtuviera dichas fórmulas sin el conocimiento previo, indispensable.
Las plantas se clasificaban de acuerdo a sus usos y podían combinarse: para el amor; para asuntos
relacionados al aspecto laboral, cosechas o ganado; para la riqueza y prosperidad; para obtener lo
deseado; para suerte y protección; para incrementar o desarrollar la espiritualidad; para la salud,
etc.

Algunos ejemplos de plantas asociadas al amor son la rosa, la menta, la manzana, la vainilla y
ciertas orquídeas.

Rituales, Sabbats y su Función

Distintos ritos eran llevados a cabo dentro de las comunidades rurales de épocas antiguas en
ciertos momentos del año, sobre todo durante los solsticios y los equinoccios, puesto que son
momentos que, astronómicamente, marcan el cierre de un ciclo y el inicio de otro. Estos
momentos rituales eran llamados Sabbats. La conducción del aspecto mágico de estas festividades
quedaba en manos de las brujas de la aldea, encargadas de decidir qué práctica era la más
conveniente y esto, con el paso del tiempo, fue estableciéndose como tradición. Muy conocido es
el llamado Rito de la Fertilidad, donde, según se cuenta, un brujo y una bruja copulaban en alusión
a la fertilidad que esperaban de la tierra, para sus animales y cosechas.

Las corrientes neo-paganas actuales incluyen otros ritos lunares, siguiendo a la autora Doreen
Valiente, llamados Esbat, nombre propuesto por la antropóloga Margaret Murray. Hay que
recordar que esto es actual y no constan registros anteriores a la obra de Murray (1921), que, de
todos modos, toma el término francés ebat, que significa diversión, esparcimiento.

Legados Familiares y Trato con Seres de Otros Planos:

Sobre todo la rama de la Brujería Tradicional llamada Brujería del Cerco se ocupa del trabajo con
seres y espíritus que moran “más allá del cerco”. En estas operaciones es común el llamado a
diversos poderes y fuerzas y la asociación del brujo con alguien del más allá. Es algo que sólo
llevan a cabo brujos que tienen muchos años de estudio y práctica, por lo que sus trabajos
mágicos están revestidos de un enorme poder. Dependiendo de lo que se desee lograr serán las
fuerzas convocadas, pero podrían ser del plano elemental o en asociación con algún ancestro. Se
los puede solicitar para llevar a cabo un encantamiento con plantas, con nudos, un enterramiento,
la confección de una muñeca o para molestar o asustar a alguien considerado enemigo. Esta
práctica, por supuesto, no es nada sencilla.

Para estos conocedores de lo que mora más allá del cerco, es relativamente simple establecer
alianzas con espíritus y tenerlos a su lado colaborando en su quehacer mágico, como también
“capturar” y esclavizar a alguno. Estos espíritus, encadenados por las palabras de una fórmula –tal
como Salomón atrapaba a poderosos demonios usando claves y sellos- permanecen al servicio del
brujo o de quien este designe, a veces durante generaciones, pasando de una bruja a otra. A esto
se le llama legado. Fue una práctica común entre ciertas familias de Irlanda, que tomaban a
peligrosos entes denominados Banshees y los mantenían como custodios familiares durante
centurias. Se dicen que las grandes familias cuyos apellidos comienzan con Mac o Mc poseen
Banshees aún en tiempos actuales.

Cómo comenzar:

Puedes iniciar tu propia tradición si no conoces nadie que lo haga o no perteneces a un clan o
familia asociada a la Brujería Tradicional. Busca información y lee. Practica. Comienza por cosas
simples. Infórmate. Prueba. Una y otra vez. Lleva un registro escrito de tus avances y tropiezos.
Dedica tiempo a meditar en silencio, concentrado en lo que deseas saber. Presta atención a tus
sensaciones viscerales. Poco a poco notarás avances, comenzarás a tener atisbos de una realidad
más amplia, no te asustes. Continúa. Ejercita tu certeza.

Y recuerda la máxima: conocer, creer y callar.

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