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LA DIRECCIÓN: ¿AUTORIDAD Y PODER, O SERVICIO?

Integrar un equipo de Dirección desde hace tantos años, me ha llevado


permanentemente a pensar ¿cuál es la forma en que se puede
desempeñar nuestra tarea y la de mis pares y superiores?
A veces intento el ejercicio de “poner en papel”, algunas reflexiones que
van dando vueltas en mi cabeza; acá trataré de reflejar algunas, que
tienen relación con esta temática.
Las tareas de responsabilidad demandan a quienes las ejercemos, tener
un pleno conocimiento de lo que implican en cuanto a:
 qué,
 cómo,
 cuándo,
 por qué y
 para qué, las hacemos.
En los tiempos actuales, con los enormes cambios que se suceden de
forma vertiginosa -también- en las formas como se gestan los vínculos
interpersonales, hace que la dirección –tanto de un centro docente,
parroquia u obra social- sea una tarea que requiere de:
 mucha apertura,
 comprensión,
 disponibilidad,
 trabajo en equipo y
 liderazgo.
Si como responsables de la dirección de un centro docente, no gestamos
relaciones interpersonales saludables, seguramente la forma de
dirección que ejerzamos, no sea de “servicio”, sino de poder y
peligrosamente autoritaria; con lo cual es factible que nos corramos o
nos corran hacia el lugar del “temor-terror”. Entonces me pregunto:
será desde allí, desde donde nos ¿”respetarán”?, o más probablemente,
nos ¿rechazarán?. Y si esto ocurre ¿cómo lideraremos la gestión?
Desempeñar la Dirección –ya sea por períodos cortos o prolongados-,
exige interrogarnos constantemente, sobre la modalidad conque lo
hacemos; máxime, cuando se trata de instituciones -como las
educativas- donde el vínculo, siempre es para con otras muchas
personas (y no, con cosas).
Ejercer la Dirección como “autoridad y poder”, probablemente,
generará que:
 nos aislemos,
 nos deje creídos de ser –siempre- dueños y portadores de la
verdad,
 nos aleje -en vez de acercarnos- de las personas a quienes se la
ejercemos,
 nos dificulte el diálogo y la búsqueda de aquello que podría ser lo
mejor para el colectivo que orientamos y
 nos torne poco humildes y por el contrario muy soberbios.
Arrogarnos la certeza de poseer todas las respuestas y verdades, por el
sólo hecho de desempeñar tal cargo, nos predispone muy mal, a la hora
del trabajo en equipo y la búsqueda conjunta de las mejores respuestas.
En cambio, ejercer la Dirección como servicio, no es sinónimo de
rehuir las responsabilidades y los controles a que la misma está sujeta;
al contrario, rendir cuentas y estar sujeto a supervisión y control, es la
garantía que quienes ocupamos esos roles debemos exigir. Desde esta
concepción como servicio, que no está exento de errores -desde que
somos y poseemos virtudes y defectos como todos los mortales
humanos- entiendo que es posible construir un mejor trabajo colectivo,
en equipo, donde la reflexión, revisión y evaluación sobre nuestras
prácticas y la proyección de las mismas, se imponen permanentemente
necesarias. Es más, seguramente que el trabajo en equipo, de forma
complementaria, intercambiando pareceres, respetando la cultura de
cada lugar y reconociendo la historia local y del colectivo mayor al que
se pertenece, redundará en una más eficaz gestión de la tarea a la cual
fuimos llamados.
Para seguir pensando, complementando y mejorando; y revisándonos.

Esc. Mag. Rafael García Otegui


Noviembre de 2015.

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