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MÓDULO 5: ENUNCIACIÓN Y DISCURSO

PARTE A- Leer el texto y desarrollar, en los espacios en blanco, las siguientes


consignas.

1. Distinguir las características enunciativas del discurso que se presenta a continuación,


¿es un discurso marcado por la presencia del sujeto o distante y descomprometido?
Justifica tu respuesta enumerando y ejemplificando los rasgos que correspondan.
Caracterizar el registro utilizado.
2. Describir la situación de comunicación y la escena enunciativa que se despliega en este
discurso (qué características presenta quien habla, qué rasgos se le atribuyen a quien
escucha). Analizar la polarización nosotros-ellos. Identificar las cadenas semánticas
organizadas en torno a ambos polos y las estrategias empleadas para caracterizarlos. ¿Qué
imagen de sí construye el enunciador en este despliegue escénico?
3. ¿Cuáles son los argumentos que esgrime el autor para defender su punto de vista?
4. ¿Desde qué posicionamiento ideológico construye su punto de vista?, es decir, que
valores y creencias defiende? ¿Por qué? ¿Cuáles son sus intenciones discursivas?
5. ¿Con qué intención el autor finaliza su texto aludiendo a lo dicho por Vaclav Havel?

Informarse cuesta
Ignacio Ramonet - Le Monde Diplomatique en español - Enero de 2006

La prensa escrita está en crisis. En muchos lugares está experimentando un considerable


descenso de difusión y una grave pérdida de identidad y de personalidad. ¿Por qué
razones y cómo se ha llegado a esta situación? Independientemente de la influencia,
real, del contexto económico y de la recesión, nos parece que las causas profundas de
esta crisis hay que buscarlas en la mutación que han experimentado, en los últimos años,
algunos conceptos básicos del periodismo.
En primer lugar, la misma idea de la información. Hasta hace poco informar era, de
alguna manera, proporcionar no sólo la descripción precisa -y verificada- de un hecho,
un acontecimiento, sino también un conjunto de parámetros contextuales que
permitieran al lector comprender su significado profundo. Era responder a cuestiones
básicas: ¿Quién ha hecho qué?, ¿con qué medios?, ¿dónde?, ¿por qué?, ¿cuáles son las
consecuencias?
Todo esto ha cambiado completamente bajo la influencia de la televisión, que hoy ocupa
en la jerarquía de los medios un lugar dominante y está expandiendo su modelo. El
telediario, gracias especialmente a su ideología del directo y del tiempo real, ha ido
imponiendo, poco a poco, un concepto radicalmente distinto de la información.
Informar es, ahora, "enseñar la historia en marcha" o, en otras palabras, hacer asistir (si
es posible en directo) al acontecimiento. Se trata, en materia de información, de una
revolución copernicana, de la cual aún no se han terminado de calibrar las
consecuencias. Esto supone que la imagen del acontecimiento (o su descripción) es
suficiente para darle todo su significado.
En el límite, sobra hasta el propio periodista, en este cara a cara telespectador-historia.
El objetivo prioritario, para el telespectador, es su satisfacción, no tanto comprender la
importancia de un acontecimiento como verlo con sus propios ojos. Cuando esto ocurre,
es una alegría. Y así se establece, poco a poco, la engañosa ilusión de que ver es
comprender y que cualquier acontecimiento, por abstracto que sea, debe
imperativamente tener una parte visible, mostrable, televisable. Esta es la causa de que
asistamos a una emblematización reductora, cada vez más frecuente, de
acontecimientos complejos. Por ejemplo, todo el entramado de los acuerdos Israel-OLP
se reduce al apretón de manos entre Rabin y Arafat... Por otra parte, una concepción
como ésta de la información conduce a una penosa fascinación por las imágenes
"tomadas en directo", de acontecimientos reales, incluso si se trata de hechos violentos
y sangrientos.
Hay otro concepto que también ha cambiado: el de la actualidad. ¿Qué es hoy la
actualidad? ¿Qué acontecimientos hay que destacar en el mare magnum de hechos que
ocurren en todo el mundo? ¿En función de qué criterios hay que hacer la elección?
También aquí es determinante la influencia de la televisión pues es ella, con el impacto
de sus imágenes, la que impone la elección y obliga, nolens volens, a la prensa escrita, a
seguirla. La televisión construye la actualidad, provoca el shock emocional y condena
prácticamente al silencio y a la indiferencia a los hechos que carecen de imágenes. Poco
a poco se va estableciendo entre la gente que la importancia de los acontecimientos es
proporcional a su riqueza de imágenes. O, por decirlo de otra forma, que un
acontecimiento que se puede enseñar (si es posible, en directo, y en tiempo real) es más
fuerte, más interesante, más importante, que el que permanece invisible y por tanto, su
importancia es abstracta. En el nuevo orden de los medios las palabras, o los textos, no
valen lo que las imágenes.
También ha cambiado el tiempo de la información. La optimización de los medios es,
ahora, la instantaneidad (el tiempo real), el directo, que sólo pueden ofrecer la televisión
y la radio. Esto hace vieja a la prensa diaria, forzosamente retrasada en los
acontecimientos y, a la vez, demasiado cerca de los hechos para poder sacar, con
suficiente distancia, todas las enseñanzas de lo que acaba de producirse. La prensa
escrita acepta la imposición de tener que dirigirse no a los ciudadanos sino a los
telespectadores.
Todavía hay un concepto más, un cuarto, que se ha modificado. Fundamental: el de la
veracidad de la información. Hoy, un hecho es verdadero no porque corresponda a
criterios objetivos, rigurosos y verificados en las fuentes, sino simplemente porque otros
medios repiten las mismas afirmaciones y las «confirman»... Si la televisión (a partir de
una noticia o una imagen de agencia) emite una información y si la prensa escrita, y la
radio, la retoman, es suficiente para acreditarla como verdadera. De esta forma, como
podemos recordar, se construyeron las mentiras de las «fosas de Timisoara», y todas de
la Guerra del Golfo. Los medios no saben distinguir, estructuralmente, lo verdadero de
lo falso. En este embrollo mediático, nada más en vano que intentar analizar la prensa
escrita aislada de los restantes medios de comunicación. Los medios (y los periodistas)
se repiten, se imitan, se copian, se contestan y se mezclan, hasta el punto de no
constituir más que un único sistema de información, en cuyo seno es cada vez más arduo
distinguir las especificaciones de tal o cual medio tomados por separado. En fin,
información y comunicación tienden a confundirse. Demasiados periodistas siguen
creyendo que son los únicos que producen información, cuando toda la sociedad se ha
puesto frenéticamente a hacer lo mismo. No existe prácticamente institución
(administrativa, militar, económica, cultural, social, etc.), que no se haya dotado de un
servicio de comunicación que emite -sobre ella misma y sus actividades- un discurso
pletórico y elogioso. A este respecto, todo el sistema en las democracias catódicas se ha
vuelto astuto e inteligente, capaz de manipular sabiamente los medios y de resistirse a
su curiosidad. Ahora sabemos que la «censura democrática» existe.
A todas estas deformaciones hay que añadir un malentendido fundamental... Muchos
ciudadanos estiman que, confortablemente instalados en el sofá de su salón, mirando
en la pequeña pantalla una sensacional cascada de acontecimientos a base de imágenes
fuertes, violentas y espectaculares, pueden informarse con seriedad. Error mayúsculo.
Por tres razones: la primera, porque el periodismo televisivo, estructurado como una
ficción, no está hecho para informar sino para distraer; en segundo lugar, porque la
sucesión rápida de noticias breves y fragmentadas (una veintena por cada telediario),
produce un doble efecto negativo de sobre-información y desinformación; y,
finalmente, porque querer informarse sin esfuerzo es una ilusión más acorde con el mito
publicitario que con la movilización al que el ciudadano adquiere el derecho a participar
inteligentemente en la vida democrática.
Numerosas cabeceras de la prensa escrita continúan, a pesar de todo, por mimetismo
televisual, por endogamia catódica, adoptando las características propias del medio
audiovisual: la maqueta de la primera página concebida como una pantalla, la reducción
del tamaño de los artículos, la personalización excesiva de los periodistas, la prioridad al
sensacionalismo, la práctica sistemática del olvido, de la amnesia, en relación con las
informaciones que hayan perdido actualidad, etc. Compiten con el audiovisual en
materia de marketing y desprecian la lucha de las ideas. Fascinados por la forma olvidan
el fondo. Han simplificado su discurso en el momento en que el mundo, convulsionado
por el final de la guerra fría, se ha visto considerablemente más complejo. Un desfase
tal entre este simplismo de la prensa y la nueva complicación de la política internacional,
desconcierta a muchos ciudadanos que no encuentran en las páginas de su publicación
un análisis diferente, más amplio, más exigente, que el que les propone el telediario.
Esta simplificación resulta tanto más paradójica, en cuanto que el nivel educativo
continúa elevándose y aumentan los estudiantes superiores. Al aceptar no ser más que
un eco de las imágenes televisadas, muchos periódicos mueren, pierden su propia
especificidad y, como consecuencia, sus lectores.
En Le Monde Diplomatique creemos que informarse sigue siendo una actividad
productiva, imposible de realizar sin esfuerzo y que exige una verdadera movilización
intelectual... Una actividad tan noble en democracia, como para que el ciudadano decida
dedicarle una parte de su tiempo y su atención. Si nuestros textos son, en general, más
largos que los de otros periódicos y revistas, es porque resulta indispensable mencionar
los puntos fundamentales de un problema, sus antecedentes históricos, su trama social
y cultural, su importancia económica, para poder apreciar mejor toda su complejidad.
Cada vez más lectores aceptan esta concepción exigente de la información y son
sensibles a nuestras formas, sin duda imperfectas, pero sobrias, de observar la marcha
del mundo. Las notas a pie de artículo, que enriquecen los textos y permiten,
eventualmente, completar y prolongar la lectura, no parecen molestarles demasiado. Al
contrario, muchos ven en ellas un rasgo de honestidad intelectual y un medio para
enriquecer su documentación acerca de tal o cual informe.
«Son necesarios largos años, escribe Vaclav Havel, antes de que los valores que se
apoyan en la verdad y la autenticidad morales se impongan y se lleven por delante el
cinismo político; pero, al final, siempre acaban ganando la batalla».
Esta seguirá siendo también nuestra paciente apuesta.
Obtenido: 15/03/09, http://www.rodelu.net/ramonet/ramonet135.html

Ignacio Ramonet (España, 1943) es un intelectual español residente en Francia. Es


doctor en Semiología e Historia de la Cultura por la École des Hautes Études en Sciences
Sociales (EHESS) y catedrático de Teoría de la Comunicación en la Universidad Denis-
Diderot (Paris-VII). Especialista en geopolítica y estrategia internacional y consultor de
la ONU, actualmente imparte clases en la Sorbona de París. Desde 1990 hasta 2008 fue
director de la publicación mensual Le Monde Diplomatique, dentro de este ámbito se
destacó como periodista.

PARTE B- Escribir un informe de lectura crítico del texto leído teniendo en cuenta
los requerimientos del género

ENUNCIACIÓN Y DISCURSO

Se entiende por enunciación el acto de decir o de producir un discurso. Quién produce el


discurso, quién lo recibe, el lugar, el momento, la situación de comunicación en que se
produce, conforman el acto de la enunciación. Todo lo que se dice durante ese acto, con
una intención comunicativa y sentido pleno, adopta la forma de enunciado. Para el
lingüista soviético Mijail Bajtin son enunciados tanto una novela, un tratado científico,
como la breve réplica en el diálogo de la vida cotidiana (1979: 260).
Los enunciados no son hechos singulares ni autónomos. Siempre hay otros anteriores,
simultáneos y, eventualmente, posteriores. Para Bajtin, el lenguaje debe ser pensado en
su realidad concreta de hablantes y oyentes comunicándose, dialogando; de allí que el
discurso, entendido como una representación esquemática del mundo, sea
considerado un modo de intercambio social en el que los enunciados se continúan, se
entrelazan, se responden, se refutan.
En todo discurso, encontramos dos niveles: el nivel de lo expresado, la información
transmitida, esto es, lo enunciado (nivel enuncivo); y el nivel enunciativo o la
enunciación, es decir, el proceso por el cual lo expresado es atribuible a un yo que apela
a un tú.

Escena enunciativa
En el discurso, no sólo se pone en juego una imagen del mundo o de un objeto referencial,
sino también la imagen de ese enunciador que, explícitamente o no, se dirige a su
enunciatario con distintas intenciones a partir de una serie de creencias y propósitos.
En el siguiente texto publicitario podemos ver cómo la enunciación pone en escena un
enunciador con rasgos humanos, conocedor de la historia y de las necesidades más
íntimas de su enunciatario, y a partir de un discurso muy personal, construye un
enunciatario calificado, capaz de correr los riesgos que la vida exige entre ellos el de usar
el producto que se publicita.

“Hubo una época en que todo era más fácil. Tu mamá decidía qué ropa te ponías. Te
peinaba. Te cuidaba. Y cuando tenías hambre solo llorabas. Ibas a ser abogado o tal vez
ingeniero. Pero un día, sin que te dieras cuenta, creciste. Y aprendiste a decir que no.
No te conformaste. Y sentiste que querías cometer tus propios errores. Entonces tomaste
el camino más difícil. Te dedicaste a lo que realmente querías. Te animaste a ser
distinto. Y por primera vez sentiste que podías. Era tu lucha, tu convicción. Y sin dudar
arriesgaste todo lo que tenías. Porque en el fondo, sabías que había algo mucho peor
que fracasar. No haberlo intentado. JUST DO IT.”

Es necesario considerar, entonces, que el enunciador, además de constituirse a sí mismo


en el discurso, construye una imagen de su enunciatario y las huellas que permiten su
caracterización son múltiples.

El sujeto de la enunciación no es el sujeto empírico


El sujeto de la enunciación es una instancia lingüística que no debe confundirse con el
sujeto de carne y hueso que habla o escribe. Se hace presente en el discurso como una
representación de la relación dialógica que, en los casos más explícitos, aparece como un
yo responsable del decir y el tú previsto por el enunciador. Además de los pronombres de
primera y segunda persona, la presencia de ambas figuras se puede reconocer por todos
aquellos deícticos que dan cuenta del espacio y del tiempo (acá, ahí, hoy, ayer, mañana,
etc.) y por otras huellas que dan cuenta de una perspectiva (visual y valorativa) desde la
cual se presentan los hechos y de una captación que se espera obtener.

Marcas de enunciación
Las huellas o marcas de la enunciación señalan a los sujetos participantes, tiempo y lugar
de la enunciación y la ubicación del enunciador con respecto a lo enunciado. Son tres:
deícticos, subjetivemas y modalizadores.

 Deícticos
Cuando hablamos de deícticos o deixis, nos referimos a la manera en que las lenguas
gramaticalizan ciertas marcas del acontecimiento de producción de un enunciado. El
sistema deíctico de las lenguas naturales manifiesta el diálogo cara a cara y está
organizado de un modo egocéntrico:

Centro deíctico:
1) la persona central es el hablante
2) el tiempo central es el de la producción de la comunicación,
3) el lugar central es el de la situación del hablante en el momento de la enunciación.

Ejemplos: Volverá dentro de una hora.


Oigan, yo no discrepo con usted, sino con usted.
Éste es auténtico, pero éste es falso.
Este año creo que tendremos que estudiar bastante.
¿Hay alguien acá esperando para ser atendido?
¿Dejé la lapicera ahí? Porque aquí no la encuentro.

Funcionan como deícticos o señaladores de los diversos aspectos de la enunciación en el


discurso (participantes, relaciones entre ellos, tiempo, espacio, situación) la categoría de
persona, las localizaciones espaciales y temporales, los tiempos verbales y las
modalidades oracionales.

-Persona
Los pronombres personales (y los posesivos) son los más evidentes y mejor conocidos
de los deícticos. La primera y segunda persona: yo, tú, vos, usted, nosotros, ustedes, son
deícticos. También instalan la categoría de persona, las desinencias verbales que
funcionan como deíticos. Ejemplos:
1) Sabes (tú) muy bien que tengo (yo) problemas en el trabajo.
2) Compañeras y compañeros: hemos dado (nosotros) suficientes pruebas de nuestra
prudencia. Daremos ahora suficientes pruebas de nuestra energía.
3) Todavía se habla más de Boca y de River, pero a nosotros nos tiene que interesar
San Lorenzo y lo que podamos hacer en la cancha. Que hablen lo que quieran que a
nosotros no nos interesa. Importa nuestro trabajo.

-Localizaciones
Son expresiones que permiten ubicar el lugar, el tiempo de la enunciación y organizan el
espacio en torno a los participantes de la situación comunicativa. Por lo general incluyen
algún tipo de pronombre demostrativo.
-Localizaciones espaciales o de proximidad o distancia
éste / ésta aquí / acá próximo al hablante
ése / ésa ahí próximo al oyente

Ejemplos:
Aquí, en esta histórica plaza...
Un médico ahí, por favor.

-Localizaciones temporales
Se organizan a partir del sujeto que produce la comunicación. Algunos ejemplos son
expresiones como: En este momento; ahora ayer; anteayer; el otro día; la semana pasada;
hace un rato, recién, recientemente, mañana; pasado mañana; el año próximo; dentro de
dos días; desde ahora, etc.”

-Tiempos verbales y tipos de enunciación


Si examinamos textos correspondientes a diversos géneros podremos comprobar que en
aquellos en que la enunciación se explicita el tiempo dominante es el presente, asociado
con el pretérito perfecto compuesto y el futuro. El pretérito perfecto simple asociado
con el imperfecto y el potencial, aparece en los relatos en los que la interacción yo-tú, es
decir, la situación de enunciación aparece borrada. En el primer caso, hablamos de una
enunciación marcada con efecto subjetivante. En el segundo, de una enunciación no
marcada con efecto “objetivante” o de veracidad.
La actitud de locución propia de la enunciación, la que corporiza al enunciador en el
discurso, es el comentario y en él suelen aparecer los deícticos de persona, tiempo y lugar
ya mencionados. En el caso del relato, la actitud de locución es la narración. El narrador
no dirá ni yo, ni tú ni aquí ni ahora. En un relato histórico puro aparecerán sólo formas
de la tercera persona: “Los congresales asistieron una vez más”. “Bolívar murió en medio
de una gran pobreza”.

Un caso especial de deícticos: apelativos


Los apelativos o formas de nominación de la segunda persona o alocutario (también
usamos el apelativo para la tercera persona) constituyen una categoría especial de
deícticos, porque además se comportan como subjetivemas. Expresiones como “negrito”,
“señora”, “flaco” ubican a un sujeto en el discurso y expresan un punto de vista sobre él.

 Subjetivemas y modalizadores ( o modalidades)


Son otras marcas o huellas de la enunciación que, a diferencia de los deícticos, funcionan
además como marcas de subjetividad

 los subjetivemas (sustantivos, adjetivos y verbos con los que el enunciador evalúa
una situación o emite juicios positivos o negativos acerca de algo o alguien): “Es
un idiota”, “Esta es una republiqueta”, “La madre chilla todo el día”, “Son unos
corruptos”, “En aquel entonces existía una tiranía”, ”Son racistas e
inescrupulosos”, “Es un país muy democrático“,” Lo amo”, “Estos comentarios
realmente apestan”, etc.

 los modalizadores (quizás, ciertamente, probablemente, lamentablemente, es


necesario que, hay que, etc.) con los cuales el enunciador imprime su marca en el
enunciado, se inscribe en el mensaje (implícita o explícitamente) y se sitúa
respecto de él. Son adverbios frases adverbiales, frases verbales o modalidades
oracionales que modifican a todo el enunciado.

- Probablemente la situación del país mejore.


- Es necesario que la situación del país mejore.
- Por desgracia la situación del país no mejorará.
- Seguramente la situación del país mejorará.
- Tal vez, la situación del país mejore.
- Ojalá, la situación del país mejore.
- La situación del país podría mejorar.
- Es sabido por todos que la situación del país no mejorará.
- La situación del país mejoraría.
- Indiscutiblemente después de los medios de comunicación de
masas el discurso educativo es el más influyente.

Observar los siguientes ejemplos de cartas de lectores;


Máximo
Desde su origen, un liderazgo político personalizado y paternalista ha sido una de las
características sustanciales del peronismo, estilo y práctica caracterizada por la
carencia de sucesión. Perón careció siempre de delfín. Luego, quienes han ostentado el
liderazgo político dentro del peronismo han apelado al recurso de rodearse de figuras
que no representaran ningún riesgo para la supremacía del conductor. Recordemos
que alguna vez fue "Cámpora al gobierno, Perón al poder". Hoy se reedita el lema bajo
la forma de "Máximo al gobierno, Cristina al poder", mediante la cual parecería querer
instalarse al hijo presidencial como candidato. Una vez más la historia parece
repetirse.
Carlos E. Ibáñez
LE 4.549.896 (La Nación, 09 de abril de 2015)

“¿Para qué estudié, si cualquiera es panelista?”


“Panelista” es la actividad que está de moda. Y además no requiere de ninguna carrera
o preparación en especial. Basta con ser un poco conocido o ser escandaloso para
sentarse como “panelista” a opinar libremente sobre las cuestiones de actualidad.
Modelos, actrices, actores, figuras, chicos reality. ¿Y la cultura del esfuerzo? ¿Del
estudio? Me pregunto para qué estudié cinco años en una universidad para ser
periodista. Para qué me formé si cualquiera puede hacer mi trabajo y formar parte del
panel … un día en un programa, otro día en otro. Lo importante es figurar. Si decís algo
interesante, seguramente te repitan en el resto de los programas. Mi pregunta es
¿para qué? ¿Se llega a alguna conclusión? ¿Sirven de algo esos debates? ¿Nos llevan a
reflexionar los panelistas invitados?
Lo único a lo que siento que puedo llegar con mi análisis, es a entender que ya nada es
lo que era. Y la pregunta que me hago es ¿hacia dónde vamos ahora …?
María Laura Cassani, en Clarín 22/02/13

ENUNCIACIÓN E IDEOLOGÍA

El discurso, como sostiene Bajtin, nunca es originario, proviene de otros discursos. La


mayoría de los enunciados que formulamos corresponde a algún tipo de formación
ideológica como la perteneciente al periodismo de derecha o de izquierda, a los
defensores de los derechos humanos, a los religiosos, a los padres privados de sus hijos,
a las mujeres víctimas de violencia doméstica, a los estudiantes que reclaman el ingreso
directo a los distintos ámbitos universitarios, a los padres, a las madres, a los docentes,
etc.
Cada una de estas formaciones sociales se caracteriza por reproducir en sus discursos
ciertos enunciados que los vuelven rápidamente identificables en razón de su ideología,
es decir, de las representaciones o creencias que determinan su pensamiento y orientan
sus acciones cotidianas (Althusser 1918-1990).
La ideología se reconoce en la forma de naturalizar o dar por evidentes ciertas ideas en
los enunciados (los llamados preconstruidos), que permiten ubicar ese conjunto de
representaciones y valores desde los que el sujeto habla (o es hablado). Por ejemplo,
cuando un sujeto dice “las mujeres nacieron para la cocina”, es posible reconocer en él
una idea que corresponde al llamado discurso “machista”.
Otra herramienta que puede emplearse en la elucidación de la ideología (propuesta por el
análisis crítico del discurso, Van Dijk, 1982) es el análisis de la polarización nosotros-
ellos (ingroup-outgroup), es decir, a partir de la presentación, generalmente, positiva
del “nosotros” y la presentación negativa del “ellos”.
Van Dijk, uno de los especialistas que estudió este fenómeno, observó las siguientes
características en el discurso periodístico, su reflexión puede ser trasladada a todo tipo de
discurso.

 Generalmente, cuando se habla de inmigrantes o grupos minoritarios (judíos, turcos,


negros, gays u otros), se escribe sobre “sus” crímenes, como si todo lo problemático
de la sociedad encontrara su origen en dichas minorías.
 En los titulares, lo negativo corresponde a "los otros". En cambio, de los blancos o
grupos mayoritarios, siempre son presentadas las características positivas. Se oculta
lo negativo de las elites. Y si se habla, será en espacios breves y al final de los
artículos. Lo negativo de los otros aparecerá resaltado a partir del empleo de
tipografía abarrotada y en negrita. También se focalizarán o desfocalizarán los temas,
según las necesidades de las elites.
 Los hechos incómodos para el grupo dominante se describen generalizando. Los que
pertenecen al grupo otro, en forma particular y detallada.
 Se asocia a los grupos minoritarios con la violación de las normas de los grupos
mayoritarios ([ellos] son gente que no trabaja, que tienen drogas, que practican
asaltos, son criminales, violan nuestras normas)
 La diferencia es entendida y extendida, a partir de la reproducción discursiva, como
una amenaza al grupo nosotros ([ellos] son gente que se desplaza para tomar
nuestros empleos, nuestra tierra, nuestro barrio). Para referirse a los
desplazamientos del grupo otro –en especial, la inmigración- se usan términos como
invasión, oleadas, hordas, asalto, etc.
 Las anécdotas, o historias de vida, narradas por el grupo ellos son presentadas hasta
la complicación, pero nunca reciben una resolución. Las que pertenecen al grupo
nosotros siempre tienen un desenlace (porque nosotros somos ordenados y tenemos
un objetivo). Los temas de las historias del grupo otro siempre se hallan atiborradas
de aristas oscuras, perversas y degradantes.
 El vocabulario se caracteriza por el uso de pronombres de distancia (ellos, aquéllos,
esos) que marcan la diferencia social. Cuando el discurso directo reproduce
declaraciones del grupo otro, se resaltan las pausas, las enmiendas (repairs) y las
vacilaciones del grupo otro con el fin de destacar su bajo nivel de intelección y
cultural. Por el contrario, cuando los mismos elementos se presentan en boca del
grupo nosotros, son empleados irónicamente (mi ve....ci...no...), es decir, se
hiperbolizan los elementos negativos
 Se establece una diferencia cultural a partir del manejo de los temas. Los crímenes,
el narcotráfico, la trata de blancas está, por lo general, organizada por líderes negros
o latinos (es decir, el grupo otro, de acuerdo al lugar en que se encuentre el grupo
nosotros). Cuando el grupo otro aparece como sujeto en una noticia, se mencionará,
por ejemplo, el hecho de que tenga una familia compuesta por 8 o 9 hijos -si tuviera
dos, el dato no será consignado-, o si alguno de sus miembros es portador del HIV o
adicto o ex - presidiario. Estos mismos datos, en el caso del grupo nosotros serán
tratados en forma inversa. (La familia Cafiero, p.ej., compuesta por más de una
docena de hijos, es vista como prototipo; si se tratase de una familia residente en
villas de emergencia, la lectura social sería la contraria). En la misma línea, si se
habla del grupo otro, no se hará mención a que el negro o el gay son profesionales;
en caso contrario, la actividad del grupo nosotros será ostentada como símbolo de
buenas costumbres.

Podemos sintetizar las estrategias discursivas de reproducción de la ideología en las


siguientes operaciones

1. Presentación positiva de "nosotros": como tolerantes, modernos, etc. (En prensa


política se presenta una retórica nacionalista o una retórica de la tolerancia).
2. Presentación negativa de "los otros" o "ellos": criminales, adictos, etc.También
entendida como la distinción entre grupo de pertenencia y grupo ajeno (ingroup /
outgroup)

Ambos procesos se manifiestan, en el discurso, a partir de distintas estrategias semánticas,


según van Dijk:

 La negación aparente: ... yo no tengo nada contra ellos... pero....


 La concesión aparente: ... también hay negros inteligentes... pero...
 El contraste u oposición: ... nosotros tenemos que levantarnos temprano para
trabajar ... y ellos todas las noches están de fiesta....
 La transferencia a otras personas: ... yo no puedo emplear una chica negra porque
mis clientes no quieren hablar con ella...
 Lexicalización negativa para describir las acciones de los otros: destruir,
traumatizar, terrorismo, odio inflamado, grupúsculos oscuros, envenenado,
obsesión, extremismo, temor paralizante, etc.
 Móvil de compasión, se muestra simpatía hacia las víctimas de las acciones de los
otros.
 Móvil del altruismo aparente: se discrimina encubriendo una recomendación
dirigida al grupo otro acerca de cómo deben actuar para y en su propio bien.
 Móvil de la honestidad aparente: se emplean términos como francamente, no
debemos ocultar la verdad, para atemperar los enunciados acerca de los defectos de
los otros.
 Comparación negativa: se compara a alguien del outgroup con un "malo"
reconocido generalmente por todos. (Bin Laden con Hitler, por ejemplo).
 Generalización: se va de hechos y personajes concretos hacia afirmaciones más
incluyentes y, por lo tanto, más persuasivas sobre otros grupos.
 Concretización: se describe a los otros en aquellos detalles que marcan su diferencia
con el grupo nosotros (…en su casa, en la Villa Carlos Gardel).
 Advertencia: se enfatizan las amenazas posibles y el terror que pueden generar estos
grupos minoritarios para la estabilidad del ingroup.
 Violación de la norma y de los valores. Los otros violan aquellas normas que, para
el grupo nosotros, son tan preciadas. Así, ellos, se colocan al margen de la
civilización, o de la humanidad misma.
 Presuposición: se supone que los atributos buenos del grupo nosotros son bien
conocidos por todos. Y los malos de ellos, también.

Observar en este ejemplo:


“…Los sacrificados representan esos miles de jóvenes que una o dos veces por semana
se entregan al rito de saltar, gritar, sudar, emocionarse hasta el éxtasis ante el ruido
estupidizante y las contorsiones de esas bandas de música estupidizadora,
chamánica.(…) Sobreviven incluso al margen en sus propios hogares. Nadie supo
encender en ellos la pasión educativa, la cultura del trabajo o un sentido atractivo de la
vida. Sólo al ingresar en la discoteca irán creciendo desde su aburrimiento a una
exaltación vital al menos parecida a la de los avisos del hedonismo televisivo.”
Posse, Abel “Zapatillas calientes, remeras sudadas” en La Nación, lunes 2 de Enero de
2005.

Consigna
Si en la lectura del texto que figura a continuación atendemos a los elementos de la teoría
de la enunciación y del análisis crítico del discurso, podremos identificar el perfil
ideológico del enunciador y las estrategias de manipulación discursiva.

América, la empresa de colonización hispana


La obra de los conquistadores es una auténtica epopeya. En número insignificante
supieron, a fuerza de audacia y arrojo, conquistar y someter grandes imperios como el
de los mexicanos y el de los incas. América virgen les brindaba no sólo una realidad
inmediata de territorios feraces e inmensos, sino el fruto lógico de su grandiosidad y
misterio: el mito de las realidades prodigiosas, de seres y ciudades fabulosos, de oro,
felicidad y riquezas sin fin.
Por los difíciles caminos que les señalaba la leyenda y en pos de la natural ambición,
marcharon durante tres siglos aquellas expediciones, que si no encontraron jamás las
maravillosas tierras prometidas, descubrieron en cambio la fisonomía y la riqueza real
de un continente. Su obra acaso lleve la marca de la dureza propia de todas las
conquistas de tipo militar; sin embargo, no puede pasarse por alto que son precisamente
México y Perú, países del continente en que se hizo sentir más intensamente la acción
de España, en donde el elemento indígena tiene hoy mayor porcentaje en la población
y donde participa más en la vida general -económica, cultural y política- moderna. Desde
los primeros momentos llegaron con los conquistadores, o a la zaga de éstos, misioneros
de varias órdenes, anhelantes de propagar su credo entre los pueblos recién
descubiertos. Por educación y convicción propia se convirtieron en defensores de los
indios y chocaron frecuentemente con las autoridades militares. Ya en mayo de 1524
pedía Cortés al emperador Carlos V que el clero quedase sometido al poder civil. Hubo
conflictos, acusaciones y hostilidades mutuas. Un fray, Toribio de Motolinia, por
ejemplo, protege en su convento a los caciques de Huetjotzingo contra los
encomenderos; y sacerdotes de gran cultura, de celo religioso y de sentido humanitario,
como fray Bartolomé de las Casas, no escatimaron las críticas contra los procedimientos
de dureza empleados en daño de la población nativa. La leyenda negra ulterior, sobre la
conquista y la colonización españolas, tuvo su base en las denuncias apasionadas de los
misioneros, a cuyas inspiraciones se deben las famosas Leyes de Indias. Abusos de
poder, excesos de autoridades locales y de encomenderos, hazañas propias del
fanatismo de la época, han podido producirse naturalmente; como se produjeron, en no
menor escala, en el último tercio del siglo XIX en la colonización africana. Sobre los
horrores de esta colonización, casi en nuestros tiempos, se han escrito bibliotecas
enteras. De ahí la exactitud de la afirmación de Rafael Altamira cuando sostiene que "la
conquista y la colonización españolas son las que -con todos los defectos inherentes a
esas empresas no sólo en los siglos XV y XVI, sino en nuestro siglo XX- más alto han
mantenido el derecho de los pueblos inferiores y más servicios han prestado a la obra
universal de la ciencia y de la civilización" (La huella de España en América, pág.70),
criterio que comparten el americano Carlos Pereira y cuantos han estudiado de cerca
este asunto.
En Sapiens, Diccionario Enciclopédico ilustrado de la Lengua Castellana, Bs. As. Sopena,
1981, Tomo I, pp. 173.

ENUNCIACIÓN Y POLIFONÍA

Hay casos en los cuales el enunciador puede hacer referencias ambiguas, dar la palabra a
otro, o bien dejar oír voces ajenas en el interior de su propio discurso. Esta posibilidad de
hacer circular otras voces en el interior del discurso propio es lo que comúnmente se
denomina polifonía enunciativa
El objetivo de esta estrategia enunciativa puede ser variado. Para explicarlo vamos a
dar cuenta de las estrategias más comunes para introducir voces ajenas en un discurso
autorial.

1) Ruptura de la isotopía estilística


Este efecto se produce por la irrupción de fragmentos de variedades lingüísticas
distintas de la que prevalece. Puede darse, por ejemplo, por la aparición de una
terminología correspondiente a un registro diferente o a otro idioma.
“…Juez también le apuntó a todos los diputados que decidieron retirarse del recinto
luego de la votación del artículo 2 de la reforma del Consejo, lo que desató un
escándalo. "Son unos boludos terribles. Se los dije a los diputados nuestros: hay que
entrar, discutir, ganar o perder pero hay que bancársela porque son las reglas de la
democracia", afirmó.
"Esta cosa histérica que me levanto, que pum, que pam, que hago un quilombo. Eso no
está en mi cabeza. Yo odio tanto al kirchnerismo bobo como a la oposición estúpida",
continuó. Me pareció una imbecilidad absoluta levantarse y no dar el debate, porque
seguramente en el tema de las cautelares no hubiesen tenido los votos", agregó.”
En ww.lapoliticaonline.com/nota/69206/ - 09.04.2015

2) Intertextualidad
Con el nombre de intertextualidad se designa, en sentido restringido, la relación que se
establece entre dos textos a partir de la inclusión de uno en otro en forma de cita o
alusión

“Juega a dos puntas. Guglielminpietro ya piensa en el partido de mañana frente a


All Boys, por Copa Argentina, y en el domingo, cuando reciba a Boca Unidos.
Galluci Otero y Laso están en duda. En Diario Olé 08-04-2015

3) Discurso Referido
Se produce cuando un discurso incluye a otro. El discurso referido puede ser directo o
indirecto

 Discurso directo
Cuando se habla o escribe, a menudo aparecen palabras proferidas por distintos
personajes. Ellas pueden insertarse siguiendo dos modalidades: el estilo directo y el
indirecto. El primero marca la separación entre la voz del enunciador y la del
personaje citado, y simula reproducir “directamente” las palabras de éste:

…Sobre los horrores de esta colonización, casi en nuestros tiempos, se han escrito
bibliotecas enteras. De ahí la exactitud de la afirmación de Rafael Altamira cuando
sostiene que “la conquista y la colonización españolas son las que -con todos los
defectos inherentes a esas empresas no sólo en los siglos XV y XVI, sino en nuestro
siglo XX- más alto han mantenido el derecho de los pueblos inferiores y más
servicios han prestado a la obra universal de la ciencia y de la civilización"… (La
huella de España en América, pág.70).

 Discurso indirecto
Integra las palabras del personaje o del texto citado a las del enunciador gracias al
uso de subordinantes y a los cambios de tiempos verbales y pronombres. Borra los
rasgos estilísticos que caracterizan el discurso del personaje. Asimismo, tiende a la
condensación y se presenta ya como una interpretación de las palabras del otro:
Rafael Altamira sostiene que la conquista española fue menos cruel que otras y
culturalmente más beneficiosa.
Si bien los hablantes, en general, disponen de ambas posibilidades, algunos prefieren
una de ellas en determinadas circunstancias, o en relación con ciertos temas o según
el interlocutor. El no asumir las palabras del otro separando el registro propio del
ajeno o, por el contrario, el asumir integrándolas, tiene determinados efectos. La
preocupación por diferenciar claramente ambas voces y referir los enunciados
siempre en discurso directo, por ejemplo, puede deberse, entre otras razones, o al
deseo de reforzar el efecto de veracidad o al de no comprometerse con lo enunciado.

“… Fein asegura que todavía no tiene preferencia por ninguna teoría, que aún está
recopilando pruebas, que muchas fueron obstaculizadas por la propia querella, con
cuestionamientos y pedidos de nulidad, y que ella sólo quiere encontrar la
verdad….” Irina Hauser, “Un respaldo para continuar la pesquisa” en Página 12 -
9/4/2015

4) Comillas
Desde el punto de vista polifónico, las comillas no solo señalan la presencia de la voz de
otro en el discurso. Según el contexto, puede atribuírsele otra función. Cuando el
enunciador no quiere hacerse responsable de una palabra o expresión que incluye el
punto de visto de otro enunciador, usa las comillas para distanciarse del mismo. Por
ejemplo, Algunos dicen que a esta Universidad vienen “todos nenes de mamá”; Soy un
“salvaje piquetero”.

1) “…Dos de ellos salieron ayer al cruce del recién llegado, para


marcar la cancha. Primero Bossio sostuvo que, si bien tiene
“legitimidad” para ser candidato, apuntó contra los dirigentes a los
que “el ‘Bailando’ los marea”, en referencia a las apariciones
televisivas del lomense.” Nicolás Lantos, “En el baile de ser
candidato” en Página 12 - 9/4/2015

2) “Boludo", la palabra que mejor representa a los argentinos


La Nación, Miércoles 23 de octubre de 2013

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