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IDEOLOGIA E HISTORIA

La formación del cristianismo


como fenómeno ideológico

por
GONZALO PUENTE OlEA

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siglo
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editores
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argi'llrinll.

'~ ,
JNZALO PUENTE O¡¡¡A' IDEOLOGIA E HISTORIA 185

,1 episodio de la
:e ingTeso apOteQ.
ido de la profecía
. de un acto pla­
blicamente, según .
in mesiánica -re,

a figura de Jesús
,iales : Jesús cree
de la mano, e in­
ente a los judíos
limiento realizará
elegido de Dios.
Ibrogatoria de la
·co de la ley y los I
['ealización de la
'0 penséis que he
s; no he venido a
ue en verdad o~
, tierra, que falte
que todo se cum­
esa consumación
lía y el gobierno
rentó preferente­
~uanto el más sa­
a corrupción mo­
ial de los oprimi·
lén para coronar
, final, no parece
¡
,
8. La ideología del evangelio original

espontáneamente t La ideología revolucionaria que inspiraba la aCClOIl


ma propiciatoria ,I de Jesús aparece con nitidez bajo los velos con que
J es arrestado y la teología de los evangelios canónicos se propuso
crucifique entre ocultarla. Como ya se dijo, en los testimonios evan­
-, sugiriendo esta gélicos se amalgaman tradiciones dispares y hasta
, Jesús estaba en contradictorias, tanto en lo que se refiere al conte·
.currida en Jero· nido estrictamente narrativo -sucesos- como al con­
;ión popular que tenido sentencial -doctrinas-o Pero es sobre todo en
onoce el Cuarto el plano de la ética y del ideal social donde pueden
iendo que iban a registrarse dos líneas antagónicas que no admiten,
se retiró otra vez en rigor, conciliación. La tradición original postula
-slllTeccional qu~ una ética de crisis, drástica en su formulación, eminen­
186 GONZALO PUENTE OJEA IDEüLOGIA L HIS1'ül

temente agónica, incluso de guerra: su Silz im Leben kerygmático, ca]


es la comunidad cristiana de Palestina en el siglo 1, diciones recibid
hasta el año 70. La tradición opuesta, de cristalización la interpolación
tardía, acoge una ética social de resignación, pacifista, y del magisteric
interiorizante, universalista, de mansedumbre: su Sitz La nueva ética
im Leben son las comunidades cristianas gentiles in­ Jesús histórico,
fluidas por el paulinismo, antes y, sobre todo, des­ rico real. Este
pués del 70. En la tradición procedente directamente adecuadamente
de Jesús debió existir una serie de pautas de la con­ ética judeocrist
ducta en el seno de la comunidad mesiánica judía que amor hacia ader
establecían probablemente una ética de abnegación desarticuladas y
individual y sacrificio personal, de autorrenuncia y des éticas no sóJ
entrega total a la voluntad de Dios, unida a una moral ciliables. Adviér
de fraternidad entre los miembros de esa comunidad podía incluir a
de los fieles de Israel: estas pautas de conducta cons­ gracia divina} se
tituian lo que podría denominarse una ética sodalicia comunidad mes
de sacrificio, sin reservas, de los miembros de la ésta una cuestié
comunidad mesiánica en el interim que precede al mo original 309.
reino. Esta ética de fraternidad radical era el cauce Las antinomia
práctico para la purificación personal y el arrepen­ son más explica:
timiento como pruebas tangibles de la obediencia a de otras contn
la voluntad divina, en cuanto condictio sine qua non más manifiestas
de la instauración del reino mesiánico. El altruismo que en Marcos 3
era la norma en el interior de la sodalitas mesiánica, de Nazaret (pa
como anticipación práctica y prenda de la ética de son llamados n,
amor imperturbable en la Nueva Jerusalén. Pero esta rio, según el mi
ética sodalicia sólo ostentaba una pretensión de vi­ to 314 Jesús nac:
1

gencia interna y se perfilaba en oposición a los ene­ la profecía de 1.


migos de Israel y su Dios; es decir, la ética fraternal las circunstanci~
se inscribía en una ética de hostilidad al mundo pa­ diante una hist(
gano, de guerra a las gentes opresoras del pueblo rosímil 316. Pero
judío. El evangelio original presentaba así una éti­ una misma nan
ca interna de fraternidad, en el contexto de una étic{l miento de J esú~
extema de radical y activa hostilidad a las potencias concepción sobr
-naturales y sobrenaturales- que disputaban la so­ y la de su filiac
beranía al Dios de Israel. Los evangelios canónicos,
I; enumeran
las
I
al cancelar el marco esencial de esa radical pugna,
Abraham a Jos<

transfonnaron la ética sodalicia de los fieles de Israel


Ií Jesús descendía

en una
ética universal del amor. válida para todos
!
lo 319 se afirma (
los hombres y naciones. Esta transfonnación, corre­ !
del Espíritu San
lativa a la sustitución del Jesús hístórico por el Cristo
de detalles la ,

ONZA LO PUEN1'E OJEA lDEOLOGIA I:: HISTORIA 187


su Sitz im Leben kerygmático, comportaba la manipulación de las tra­
tina en el siglo 1, diciones recibidas mediante la supresión, la adición,
L, de cristalización la interpolación o la reinterpretación de los hechos
gnación, pacifista, y del magis terio de Jesús y sus discípulos originales.
,edumbre: su Sitz La nueva ética así construida se atribuye al mismo
tianas gentiles in­ Jesús histórico, situándola fuera del contexto histó­
sobre todo, des­ rico real. Este contexto histórico permitía articular
ente directamente adecuadamente los dos círculos concéntricos de la
pautas de la con­ ética judeocristiana: de guerra hacia afuera y de
esiánica judía que 1, amor hacia adentro. La supresión del contexto dejaba
:a de abnegación desarticuladas y meramente yuxtapuestas dos aL'titu­
autorrenuncia y des éticas no sólo incoherentes, sino opuestas e incon~
mida a una moral ciliables. Adviértase que la ética sodalicia del amor
fe esa comunidad podía incluir a los gentiles que, convertidos por la
de conducta cons­ gracia divina, se unían cordial y espiritualmente a la
:na ética sodalicia comunidad mesiánica; pero debe añadirse que era
miembros de la ésta una cuestión que apenas preocupó al cristianis­
! que precede al mo original 309.
lical era el cauce Las antinomias éticas de los evangelios canónicos
nal y el arrepen­ son más explicables si se recuerda que se acompañan
e la obediencia a de otras contradicciones no menos crasas pero sí
~tio sine qua non más manifiestas. A título de ilustración, recuérdese
LÍco. El altruismo que en Marcos 310 y en Hechos 3lI, Jesús es un galileo
1alitas mesiánica, de Nazaret (patrís), y en HecrlOs 312 sus discípulus
la de la ética de son llamados nazarenos (notzrim) 313; por el contra­
:usalén. Pero esta rio, según el mismo Mateo en otro lugar de su rela­
pretensión de vi­ to 314. Jesús nació en Belén -para que se cumpliese
)sición a los ene­ la profecía de Miq. 5,2-, y Lucas 315 intenta explicar
la ética fraternal las circunstancias de esta localización del parto me­
'ad al mundo pa­ diante una hístoria -la del censo- realmente inve­
saras del pueblo rosímil 316. Pero lo más chocante es la existencia en
taba así una éti· una misma narración de dos noticias sobre el naci­
exto de una ética miento de Jesús tan contradictorias como la de su
d a las potencias concepción sobrenatural en el seno de una virgen 317
disputaban la so­ y la de su filiación natural divídica. En Mateo 318 se
Lgelios canónicos, enumeran las cuarenta y dos generaciones desde
;a radical pugna, Abraham a José, para probar genealógicamente que
)s fieles de Israel Jesús descendía de David; pero en el mismo capítu­
álida para todos lo 319 se afirma que lo concebido por María .es obra
formación, corre~ del Espíritu Santo•. En Lucas 320 se describe con lujo
,rico por el Cristo de detalles la concepción virginal; pero renglones
188 GONZALO PUENTE OJEA mEOLOGlA E HISTO

después 321 se presenta la farragosa genealogía daví­ recibido vuestn


dica de José para probar la progenie de Jesús. Estas ahora estáis ha:
cvidencias genealógicas predican, como es obvio, «un vosotros los qu
origen familiar humano y regulan>, es decir, «un réis! ¡Ay cuanc
nacimiento humano normal»· de Jesús 322, tal como lo vosotros, porql
conoce incluso el propio Pablo en las Epístolas a los falsos profetas!.
romanos y a los gálatas 323. Jesús ser rico, (
Pues bien, la desenfadada indíferencia ante estas rogatorio de la
contradicciones testimoniales de los hechos explica tivamente la at
que los autores del Nuevo Testamento postulen -por que envuelven
supuesto de forma confusa y asistemática- dos mo­ clase y la prote
delos de étíca radicalmente antagónicos. En uno de dan lapidariaml
dichos modelos se presenta a Jesús y a la Urgemeinde Jesús a sus dise
como enemigos violentos del orden económico, social cipes de las nae
y político vigente, como revolucionarios y heraldos imperan sobre 1
de un nuevo orden, que proclama la lucha de clases, al contrario, el
la práctica revolucionaria, el comunismo de bienes, el grande, sea vue
desprecio al trabajo, la relegación de la familia 32'. quiera ser el pI
Veamos cómo: Vocación reve
Hostilidad de clase. En Lucas, la historia que cuen­ de la conducta
ta Jesús del rico epulón y el pobre Lázaro es un nifiesta sin equ
specimen inestimable de este antagonismo clasista m. gélicos. En Ma
El hombre rico es condenado porque es rico. no por venido a panel
ser pecador; cuando solicita piedad, Abraham le res­ paz, sino espad:
ponde: «hijo, acuérdate de que recibiste ya tus bie­ de los días de .
nes en vida y Lázaro recibió males, y ahora él cs de los cielos e!
aquí consolado y tú eres atormentado. Además, entre lo toman por I
nosotros y vosotros hay un gran abismo, de manera de la tribulació
que los que quieran atravesar de aquí a vosotros no .hablar de gue
pueden, ni tampoco pasar de ahí a nosotros.. En os turbéis, por<
otro lugar, Jesús declara que a quien observa los En su visita a
preceptos, aún le resta algo para entrar en el reino: como el que .d
vender cuanto tiene y repartirlo entre los pobres, . y ensalzó a lo,
«porque cs más fácil que un camello pase por el ojo ~. de Isaías, decla
r'
de Ulla aguja, que entre un rico en el reino de dicar a los cau
Dios» 326. En este mismo e.vangelio, Jesús exclama: i bertad a los opr
«bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Eliminando tI
reino de Dios; bienaventurados los que ahora pade­ no dice solemn
céis hambre, porque seréis hartos ... » 327. Y en las fa­ en la tierra, ¿y
mosas imprecaciones. Jesús vocea al que quiera es­ da?» 336, En var
cucharle: (pero ¡ ay de vosotros, ricos, porque habéis imágenes de vic
ONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E IIISTORIA 189
1 genealogía daví­ recibido vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros los quc
le de Jesús. Estas ahora estáis hartos, porque tendréis hambre! i Ay de
Imo es obvio, «un vosotros los que ahora reís, porque gemiréis y llora­
'», es decir, «un réis! iAy cuando todos los hombres dijeren bien de
liS 322, tal como lo vosotros, porque así hicieron sus padres con los
IS Epístolas a los falsos profetas! »328. En esta perspectiva original, para
Jesús ser rico, disfrutar de riquezas, es un crimen de­
rencia ante estas rogatorio de las promesas 329. ¿Puede negarse obje­
IS hechos explica tivamente la atmósfera de hostilidad y rencor social
to postulen -por que envuclven estos pasajes? ... EI sentimiento de
mática- dos mo­ cIase y la protesta radical contra la explotación que­
~icos. En U110 de dan lapidariamente expresados en estas palabras de
, a la Urgemeinde Jesús a sus discípulos: «vosotros sabéis que los prín­
económico, social cipes de las naciones las subyugan y que los grandes
,arios y heraldos imperan sobre ellas. No ha de ser así entre vosotros;
1 lucha de cIases, al contrario, el que entre vosotros quiera llegar a ser
smo de bienes, el grande, sea vuestro servidor, y el que entre vosotros
de la familia "'. quiera ser el primero, sea vuestro siervo... » 330.
Vocación revolucionaria. El sentido revolucionario
listoria que cuen­ de la conducta de Jesús y de la Urgemeinde se ma­
re Láza ro es un nifiesta sin equívocos en multitud de pasajes evan·
nismo clasista 325. gélicos. En Mateo, dice Jesús: .no penséis que he
e es rico, no por venido a poner paz en la tierra; no vine a poner
Abraham le res­ paz, sino espada» 331. Y en otro lugar exclama: .des·
:biste ya tus bie­ de los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino
s, y ahora él es de los cielos es objeto de violencia, y los violentos
'o. Además, entre lo toman por la fuerza» 832, Al describir los tiempos
ismo, de manera de la tribulación premesiánica, anuncia que se oirá
.uí a vosotros no .hablar de guerras y rumores de guerra, pero no
a nosotros». En os turbéis, porque es necesario que esto suceda» 333,
Jien observa los En su visita a Isabel, María describe al Salvador
trar en el reino: como el que «derribó a los potentados de sus tronos
ntre los pobres, y ensalzó a los humildes» 334; y utilizando un texto
, pase por el ojo de Isaías, declaraba Jesús que Dios lo «envió a pre­
en el reino de dicar a los cautivos la libertad ... ; para poner en li·
Jesús exclama: f bertad a los oprimidos» 335.
.e vuestro es el Eliminando todo riesgo de ambigüedad. el Nazare­
que ahora pade­ no dice solemnemente: .yo he venido a echar fuego
,327. Y en las fa­ en la tierra, ¿y qué he de hacer, sino que se encien·
I que quiera es­ da? "6, En varias parábolas se encuentran similares
s, porque habéis imágenes de violencia, como en la del fermento: «en·
190 GONZALO PUENTE OJEA JDEDIOGIA E HISTOl

viará el Hijo del Hombre a sus ángeles y recogerán la vida terrenal


de su reino todos los escándalos y a todos los obra­ que contiene el :
dores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de y violencia verl
fuego, donde habrá llanto y crujir de dientes» 337. f6rmulas de sen
La naturaleza terrestre del reino mesiánico, el odio dores del cristi¡
a Roma y el espíritu de venganza alcanzan expresi6n miento de las 1
extrema en el Apocalipsis de Juan. Este escrito siem­ judíos fieles, lo
pre ha sido un grave escollo para la ética de la mundo pagano:
Iglesia, pues está en neto contraste con la orienta­ trono de Dios, ]
ci6n ideol6gica del cristianismo oficial. Eusebio de mil por cada ti
Cesarea 338 ha dejado constancia de los apasionados numerables de 1
debates, todavía en el siglo IV, que precedieron a la novado. Los sal
inclusi6n final del Apocalipsis en el canon del Nuevo ción de la Gran
Testamento. Precisamente por el carácter de este do­ Roma-, lo que
cumento, tan comprometedor para una visi6n paci­ tauración del rE
fista y espiritualista del mensaje cristiano, existe aún En el cap. XI, l
hoy gran polémica sobre la fecha de su composici6n. victoria final dI
Un exegeta ponderado como M. S. Enslin estima que. Roma, victoria (
no obstante la verosimilitud de que haya sido es­ de los ángeles c
crito en su forma actual al ténnino del reino de como una prosl
Domiciano (95 d. C.), como crey6 Ireneo, «parece y aborrecida, "Y
que hay material en el libro que apunta a períodos al fuego» .143. El
más tempranos•. Por ejemplo, Apoc. 11.1 ss. parece quilamiento de ]
ser una indicaci6n clara de que el Templo aún estaba ha juzagado nu
l'
en pie, y, "por tanto, que data de antes del año ci6n de la Nue\
70 d. C.» 33.; pero, en todo caso, pueden detectarse en el millenniul
en el documento «estratos de diferente material» ""'. naturaleza mate
F. Engels consider6 el libro como escrito entre junio documento es p:
del 68 y enero del 69 -en tiempos del emperador siánica revolucic
Galba 341_, en tanto que A. Robertson estima que, la perspectiva ,
aunque fue escrito en su redacci6n actual probable­ judeocristianos é
mente unos veinte afios después de estas fechas, con­ Comunidad de
tiene, con toda evidencia, mucho material anterior de consumo que
al año 70 d. C. El sentido del documento es fiel al claramente en 1,
espíritu del judeocristianismo original. que se con­ daI eminenteme
sideraba esencialmente como una secta judía, como río de aquélla, y
lo acreditan los rasgos siguientes, según destaca men econ6mico
J. Lenzman: escasísimo conocimiento de la dogmá· las actas apostó
tica cristiana del Nuevo Testamento; débil difusión dos los rasgos ,
de la nueva fe; estrecho parentesco de mentalidad, rácter consunti,
interés y lenguaje con el judaísmo; y silencio sobre I
urbanas antigua,
t
ONZAlO PUENTE OJEA IDEOlOGIA E lIISTORIA \91

geles y recogerán la vida terrenal de Jesús M2. Las visiones apocalípticas


a todos los obra­ que contiene el libro, desbordantes de fantasía mítica
~ en el horno de y violencia verbal, están saturadas de esquemas y
de dientes» m. fórmulas de sentido poIítico-religioso y bélico, defini­
mesiánico, el odio dores del cristianismo original. Se trata del cumpli­
Icanzan expresión miento de las profecías mesiánicas en favor de los
Este escrito siem­ judíos fieles, los hijos de Israel, en lucha con el
'a la ética de la mundo pagano: cuando los santos aparecen ante el
:e con la orienta­
licial. Eusebio de
.
,
trono de Dios, primero vienen 144.000 judíos -doce
mil por cada tribu-, y sólo después las masas in­
~ los apasionados numerables de gentiles conversos a un judaísmo re­
, precedieron a la novado. Los santos serán vengados por la destruc­
canon del Nuevo ción de la Gran Prostituta -antes Babilonia, ahora
rácter de este do- Roma-, lo que abrirá la puerta a la inminente ins­
una visión paci­ tauración del reino de Dios en la Nueva Jerusalén.
istiano, existe aún En el cap. XI, la señal del cielo es el presagio de la
e su composición. victoria final de Israel sobre el poder satánico de
,nslin estima que, Roma, victoria que será ganada en la batalla celeste
ue haya sido es­ de los ángeles contra el dragón. Roma, representada
ino del reino de como una prostituta beoda, será sometida a juicio
I Ireneo, «parece y aborrecida, "Y comerán sus carnes Y la quemarán
.punta a períodos al fuego» ,<3. El regocijo de los santos ante el ani­
'c. 11.1 ss. parece quilamiento de Roma es indescriptible, "porque Dios
'emplo aún estaba ha juzagado nuestra causa con ella»"", La descrip­
le antes del año ción de la Nueva Jerusalén -nuevos cielos Y tierra
meden detectarse en el millenniwn- no deja lugar a dudas sobre la
ente material» 340. naturaleza material del reino 345_ En su conjunto, el
scrito entre junio documento es prueba irrefutable de la ideología me­
lS del emperador siánica revolucionaria del cristianismo original, Y de
tson estima que, la perspectiva de violencia en' que se movían los
actual probable­ judeocristianos del siglo 1.
estas fechas, con­ Comunidad de bíenes. El régimen de comunísmo
material anterior de consumo que adoptó la Urgemeinde, según aparece
lmento es fiel al claramente en los Hechos, indica la composición so­
nal, que se con­ cial eminentemente proletaria Y el espíritu igualita­
ecta judía, como rio de aquélla, Y manifiesta sus afinidades con el régi­
:, según destaca men económico de las comunidades esenias 346. En
to de la dogmá· las actas apostólicas, en efecto, aparecen bien defini·
o; débil difusión dos los rasgos esenciales de este comunismo de ca·
) de mentalidad, rácter consuntivo -correlato de las comunidades
y silencio sobre urbanas antiguas, que no podían establecer otra clase
192 GONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E IIlSTO

de comunismo-: vida comunitaria (koinonía), frac­ este régimen ri


ción del pan, posesión de todo en común, distribución meinde, por ra
de los demás bienes según las necesidades de cada directamente vi
uno. Para ello, los miembros vendían sus posesiones sulta hasta cón
y haciendas a fin de engrosar el fondo común: «todos J. Weiss o E. 1
ios días acudían unánimemente al Templo, partían Weiss afirma q
el pan en las casas y tomaban su alimento con ale­ aceptado con gl
gría y sencillez de corazón, alabando a Dios en medio «tenían todas ]
del general favor del pueblo. 341. Lo cual ímplicaba frase es sólo h
que «la muchedumbre de los que habían creído tenía sada 354, Troclt~
un solo corazón y una sola alma, y ninguno tenía que el régimen
cosa alguna propia, sino que lo tenían todo en co­ que debe ser d
mún»; «no había entre ellos indigentes, pues cuantos quier otro, el
eran duefios de casas o haciendas las vend ían y lle­ un cOlllunismo
vaban el precio de lo vendido y lo depositaban a los la continuación
pies de los apóstoles; y a cada uno se le repart!a completamente
según su necesidad. "8. Es decir, tomaban en seno de sentido biste
lo que Jesús dice en Lc 18.22. ciones resultarí
En el siglo IV, Juan Crisóstomo elogiaba este ~o­ la estatura de
munismo cristiano original, analizando sus ventajas mera proyecció
económicas con espíritu práctico y realista, pero con que pertenecía.
la mente de un hombre inserto aún en el modo de precisión de q¡;
producción antiguo: «lo que necesitaba un hombre tria privada ¡,
-deda- se tomaba del tesoro de la comunidad, no ductivas y el n
de la propiedad privada de los individuos_ De esta ran un sistem,
manera, los donantes no se volvían arrogantes •. Creía praxis como la
el Crisóstomo que dicho comunismo de bienes era ción conlunista
superior desde el punto de vista del rendimiento asomar en el h
económico: pues .Ia dispersión -sefialaba- es la refiere al conc
causa de un mayor gasto, y así, de la pobreza..... fnnde la iguald
En el Cuarto Evangelio, la comunidad primitiva vidual, con la
aparece dibujada con los mismos rasgos comunis­ hecho de que
tas ""'; y en los sinópticos Jesús dice sin ambajes: necesidad), COI
«así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncie a • este último es
todos sus bienes no puede ser mi discípulo. 351; «ven­ comunis la tal (
ded vuestros bienes y dadlos en limosna. 352. La ética Debe adverti
económica del Nazareno era en es te punto incom­ ky-, el comun;
promisoria: sólo los que comparten íntegramente sus es decir, la pa
bienes con los desposeídos pueden entrar en el ble con el prog
reino 353. cia de la sacie
La mayoría de los teólogos ha tendido a oscurecer , requieren just::
13

GONZAI.O PUENTE OJEA


lDEOLOGIA E JlISTüRIA 19,
ia (koinonía), frac­ este régimen rigurosamente comunitario de la Urge­
8omún¡ distribución meínde, por razones marginales a la exégesis, pero
ecesidades de cada directamente vinculadas a su situación de clase, Re­
Han sus posesiones sulta hasta cómica la precaución de exegetas como
ndo común: «todos J, Weiss o E. Troeltsch para desvirtuar lo evidente,
al Templo, partían Weiss afirma que el lenguaje de Hechos debe «ser
1 alimento con ale­
aceptado con gran prudencia», especialmente la frase
da a Dios en medio ({tenían todas las cosas en común»; según ét esta
Lo cual implicaba frase es sólo la «idealización» de una situación pa·
habían creído tenía sada "', Troeltsch va más lejos aún, al pretender
a, y ninguno tenía que el régimen de la Urgemeinde es «un comunismo
tenían todo en co­ que debe ser denominado, para distinguirlo de cual­
~ntes, pues cuantos
quier otro, el comunismo religioso del amor... ; es
, las vendían y lIe­ un comunismo puramente de consumo y presupone
• depositaban a los la contÍ11UaGÍón de la industria privada [." J, Carece
uno se le repartía completamente de la idea de igualdad ... » '55. La falta
tomaban en serio de sentido histórico v la gratuidad de estas observa­
ciones resultarían in~oncebibles en un historiador de
) elogiaba este co­ la estatura de Troeltsch, si no se valoraran como
ando sus ventajas mera proyección de la mentalidad de la clase a la
, realista, pero con
que pertenecía. Lo más gr~tesco de ~u alegato .es su
ún en el modo de precisión de que aquel régImen contmuaba la mdus­
'sitaba un hombre tria privada individual. i Como si las fuerzas pro­
la comunidad, no ductivas y el modo de producción antiguo permitie­
ldividuos. De esta ran un sistema de comunismo industrial! Tanto la
arrogantes», Creía praxis como la idea misma de un modo d.e produc­
mo de bienes era ción comunista precisaban aún de muchos SIglos para
1 del rendimiento
asomar en el horizonte de la historia. Por lo que se
-señalaba- es la refiere al concepto de la igualdad, Troeltsch con­
la pobreza» 349.
funde la igualdad matemática de la apropiación indi­
nunidad primitiva vidual con la igualdad relativa que se derivaba del
¡rasgos comunis­ hecho , de que .a cada uno se le repartIa - segun­ su
dice sin ambajes: necesidad» como dicen los Hechos ".. Justamente.
que no renuncie a •
este últim¿ es el criterío igualitario de una sociedad
liscípulo» 351; «ven­
comunista tal como la imaginara Marx.
.1osna» M2. La ética
Debe advertirse que «hoy -como escribe Kauts­
'Ste punto incom­ ky-, el comunismo en el sentido cristiano 'primit~~o,
, íntegramente sus
es decir, la participación comunitaria, es mconclha­
len entrar en el ble con el progreso de la producción, con la existen­
cia de la sociedad. Hoy, las condiciones económicas
ndido a oscurecer requieren justamente lo opuesto a la distribución
194 GONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E IIIST<

compartida, la concentración de la riqueza en un permanente y E
pequeño número de lugares... » 357; pero en tiempos pos mesiánico~
de Jesús, todo esto no hubiera tenido sentido. Enton­ emergencia CU)
ces, el espíritu social comunitario sólo podía mani­ realización de
festarse en la forma extrema de la organización del trabajo apE
comunista para el COl1sUmo. Refiriéndose a otro obje­ advierte que «
tor, guiado por la misma apologética clasista que todo bajo el so
Troeltsch, Kautsky le reprocha que «contempla el do habla del tI
pasado con los ojos de la sociedad capitalista mo­ , deñosa)) 359. En
derna, no con los ojos del pasado»; el énfasis de esta esto os digo: J
apologética delata la ansiedad de toda una clase ante lo que habéis (
el riesgo de una transformación revolucionaria de que habéis de
la sociedad 358. alimento, y el e
Este comunismo riguroso de consumo no podía so­ cuervos, que ni
brevivir a la nueva orientación ideológica y social tienen ni desp,
del cristianismo. Como indica el mismo Kautsky, [... ] Mirad lo~
«cuanta más influencia tenían los elementos cultos hilan (... ] No
en el cristianismo, más se alejaba éste del comu­ beberéis, y no
nismo». En Mateo, el revisionismo socioeconómico cosas las busca
es ya manifiesto, y se refuerza con el ulterior desa­ Padre sabe qUi
rrollo de las iglesias cristianas gentiles. buscad su reir
Desprecio del trabajo. El comunismo consuntivo
añadidura» 360. j
de la cristiandad original se limitaba -a diferencia
al ascetismo: e
'1
del comunismo de la comunidad esenia, cuya lejanía
píritus, porque
1'.
de la economía urbana le permitía realizar un comu­
como unidad d,
nismo productivo-consuntivo de carácter agrario- a
banquete mesh
la distribución gratuita de alimentos y objetos de
de la hartura
uso personal tenidos en común. Era un comunismo
reino feliz de 1
basado en la confraternidad mesiánica. Pero csta for­
En esta pers¡
ma de vida no podía centrarse en la idea de trabajo,
la Urgemeinde
pues su contexto ideológico estaba hondamente pe­
nica, podía ace
netrado de la idea escatológica. El escatologísmo po­
comunidades p
lítico-religioso -que distinguía a la revolución popu­
bajo ajeno. La
lar judía de las demás insurrecciones sociales de la • toda considerac
antigüedad- transformaba la ética de los tiempos mo y duradero.
mesiánicos en una l11terimsethik, según la afortuna­ con Pablo sufri,
da expresión de A. Schweitzer. Así sucedería también tajas de esa COI
más tarde con los sinópticos, obsesionados por la to de la g enuin
inminencia de la parousia: pero éstos sustituyeron la positaria de las
ética agónica de la Urgemeil1de por la ética del amor era inminente.
universal --en si misma imposible en una sociedad Destrucción ,
GONZALO Pl'ENTE OJEA
, IDEO LOGIA E HISTORIA 195

la riqueza en un permanente y estable-. La Interimsethik de los ticm­


; pero en tiempos pos mesiánicos es, por antonomasia, una ética de
lido sentido. Enton· emergencia cuya función desaparecería con la plena
) sólo podía mani· realización de las promesas. En esta ética, la idea
le la organización del trabajo apenas cumplía función alguna. Kautsky
éndose a otro obje. advierte que "los evangelios hacen a Jesús 'discutir
~ética clasista que todo bajo el sol, pero no trabajar. O más bien, cuan·
lue "contempla el do habla del trabajo, lo hace de la manera más dcs­
lad capitalista mo­ deñosa» 359. En Lucas, dice a sus discípulos: "por
; el énfasis de esta esto os digo: no os preoeupéis de vuestra vida, de
:oda una clase ante lo que habéis de comer, ni de vuestro cuerpo, de lo
revolucionaria de que habéis de vestir, porque la vida es más que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido. Mirad a los
Isumo no podía so· cuervos, que ni hacen sementera ni cosecha, que no
ideológica y social tienen ni despensa ni granero, y Dios los alimenta
1 mismo Kautsky, [... ) Mirad los lirios cómo crecen; ni trabajan ni
, elementos cultos hilan [ ... ] No andéis buscando qué comeréis y qué
ba éste del comu­ beberéis, y no andéis ansiosos, porque todas estas
na socioecon6mico cosas las buscan las gentes del mundo, pero nuestro
,n el ulterior desa­ Padre sabe que tenéis necesidad de ellas. Vosotros
ltiles. buscad su reino, y todo lo demás se os dará por
uniSlTIO consuntivo añadidura» 36<J. Este discurso no exhorta, ciertamente,
aba -a diferencia al ascetismo: el reino satisfará los cuerpos y los es­
,senia, cuya lejanía píritus, porque es un reino terrenal para el hombre
realizar un comu~ como unidad de apetitos materiales y espirituales. El
lrácter agrario- a banquete mesiánico será el maravilloso symposium
ntos y objetos de de la hartura corporal y la exaltación mental. El
~ra un comunismo reino feliz de hombres.
nica. Pero esta for­ En esta perspectiva, es significativa la conducta de
la idea de trabajo, la Urgemeinde: como auténtica comunidad mesiá·
a hondamente pe­ nica, podía aceptar las limosnas procedentes de las
escatologismo po­ comunidades paulinas, que eran producto del tra­
a revolución popu­ bajo ajeno. La proximidad del reino hacía superflua
mes sociales de la • toda consideración de un régimen económico autóno­
:a de los tiempos mo y duradero. Es probable que la ruptura definitiva
según la afortuna­ con Pablo sufriera alguna dilación a causa de las ven­
sucedería también tajas de esa contribución crematística al sostenimien­
sesionados por la to de la genuina comunidad mesiánica, verdadera de­
tos sustituyeron la positaria de las promesas del Ungido, cuya parousla
. la ética del amor era inminente.
:: en una sociedad Destrucción de la familia. La naturaleza revolu­
196 GONZALO PUENTE OJEA IDEüLüGIA E IIlST(

cionaria, hondamente subversiva del orden social es­ to y odio hac


tablecido, aparece superlativamente expresada en la alguien viene ,
absoluta relegación de los vinculas familiares en la madre, a sus h
crisis de la hora. Justamente porque ia familia cons­ y aún a su Prol
,tituye el núcleo transmisor del sistema social de va­ En vez de las s
lores, la desestimación de la prioridad familiar en el contexto ide,
el magisterio y en el comportamiento de Jesús es volucionario el
uno de los rasgos más defmidores de la ética revo­ las tan drástic~
lucionaria del cristianismo original. El comunismo de La aversión :
consumo tiende ya en si a suplantar la función de la I de esta perspee
familia tradicional en cuanto unidad económica -con esperaban que
su orden cerrado de derechos y obligaciones entre cería en el reh
sus miembros-o El sentido de solidaridad de un -dice Jesús a
régimen comunitario de vida debilita también la so­ man mujeres
lidaridad excluyente que caracteriza al círculo fami­ juzgados digno
liar, AsI, la hostilidad a la familia, que ya era notoria la resurrección
en la ética de los esenios, se reitera en la ética cris­ nI. man'dos ... » ,
tiana original -como ocurrirá igualmente , más tarde ' culiar escatolo¡
en las sectas milenaristas cristianas. sentido no det
La actitud de Jesús es tajante e inequívoca. En • sentido históri>
Mateo se dice: «vinieron su madre y sus hermanos, tomarse como
y desde fuera lo mandaron llamar. Estaba la muche­ de los cristiano
>"
dumbre sentada en torno a El y le dijeron: ahí fuera espíritus sin n
1:> están tu madre y tus hermanos, que te buscan. El y su goce de p
les respondió: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? larmente ...En
y echando una mirada sobre los que estaban senta­ estado venider<
d~s en derredor de El, dijo: he aquí a mi madre y a
rán disueltos ...
mlS hermanos. Porque quien hiciere la voluntad de ción de la fami
Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre» 36]. función de la 1
El marco redaccional de esta sentencia compone há­ los escritos del
bilmente la escena para darle la solemnidad de una la misión prof.
declaración de alcance general. En Lucas, Jesús dice Como puede
a un hombre que decide seguirle, pero le pide el ética mesiánicG
tiempo indispensable para sepultar primero a su pa­ dado descrito
dre que acaba de morir: «deja a los muertos que en­ cristiana de la
tierren a sus muertos, y tú vete y anuncia el reino es un productc
de Dios». Y a otro que quería despedirse de su fami­ gicos afines, p
lia, le advierte: <madie que después de haber puesto logia popular
la. mano sobre el arado mire atrás, es apto para el dad de las clas
remo de Dios» ,.2. En otro pasaje, lo que expresa el la crisis de la
Nazareno es, simplemente, una actitud de resentimien· nacional mesiá¡
GONZAI.O I'UEN'fE OJEA lDEOLOGIA E HISTORIA 197
¡
lel orden social es­ to y odio hacia todos los vínculos familiares: «si
te expresada en la alguien viene a mí y no aborrece a su padre, a su
)s familiares en la madre, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas
[ue la familia cons­ y aún a su propia vida, no puede ser mi discípulo» 363.
¡tema social de va­ En vez de las sutilezas alegorizantes de la teología, es
Jridad familiar en el contexto ideológico e histórico del mesianismo re­
IÍento de Jesús es volucionario el que nos desvela el sentido de fórmu­
s de la ética revo­ las tan drásticas y de imposible edulcoración.
. El comunismo de La aversión al matrimonio forma parte sustancial
1 de esta perspectiva ideológica. Jesús y sus discípulos
ar la función de lo
,d económica -con esperaban que la institución matrimonial desapare­
obligaciones entre cería en el reino inminente: .los hijos de este siglo
solidaridad de un -dice Jesús a los objetores de la resurrección- to­
lita también la so­ man mujeres y maridos. Pero los que han de ser
za al círculo fami­ juzgados dignos de tener parte en aquel siglo y en
que ya era notoria la resurrección de los muertos, ni tomarán mujeres
ra en la ética cris­ ni maridos",,, 364. Esta sentencia se inserta en la pe·
limente, más tarde, culiar escatología de la tradición sinóptica, pero su
as. sentido no debe tergiversarse mediante exégesis sin
e inequívoca. En • sentido histórico. Como apunta Kautsky, .no debe
c y sus hermanos, tomarse como si significase que en el futuro estado
, Estaba la muche· de los cristianos primitivos los hombres fueran puros
dijeron: ahí fuera espíritus sin necesidades corporales. Su corporeidad
que te buscan. El y su goce de placeres materiales Se subraya particu·
, Y mis hermanos? larmente ."En todo caso, Jesús dice aquí que en el
que estaban senta· estado venidero todos los matrimonios existentes se·
uí a mi madre y a rán disueltos.,,» 365. Este giro diametral en la estima·
,re la voluntad de ción de la familia implicaba un nuevo concepto de la
na y lni madre» 361, mnción de la mujer, que sobrcvivió parcialmente cn
encia compone há· los escritos del Nuevo Testamento que atestiguan de
olemnidad de una la misión profética de ciertas mujeres 366.
Lucas, Jesús dice Como puede deducirse del vasto panorama de la
" pero le pide el ética mesiánica, que sólo esquemáticamente ha que·
, primero a su pa­ dado descrito en estas páginas, la ideología judea­
IS muertos que en· cristiana de las siete primeras décadas del siglo 1
, anuncia el reino es un producto de la fusión de dos estratos ideoló­
,edirse de su fami· gicos afines, pero discernibles al análisis: la ideo­
s de haber puesto logía popular revolucionaria, fundada en la hostili·
s, es apto para el dad de las clases sociales, que venía creciendo desde
lo que expresa el la crisis de la monarquía hasmonea; y la ideologia
ud de resentimien, nacional mesiánica, en la cual los elementos políticos
19~ GONZALO PUENTE.OJEA IDEOLOGIA E HIsn
,
h
y religiosos se integraban en la unidad de la fe en nario que, pese
el destino hegemónico de Israel, en cuanto instm­ tóricamente efi
mento privilegiado de la instauración de la sobera­ apoyarse en la .
nia universal de Yavé y su pueblo elegido. Ambos comunidad étni
estratos ideológicos se funden inextricablemente; y totalidad al sel
esta fusión potencia y amplifica históricamente la que, por defini
ideología popular revolucionaria hasta un grado de fuerzos y aspir
eficacia que no se había conocido en el mundo anti­ judíos, con la SI
guo, a la vez que permite adquirir a la ideología sitarias de la (
nacional mesiánica una operatividad práctica y un ra­ mente, sin esta
dicalismo económico, social y político que, de otro meros meses de
modo, no hubiera podido alcanzar. El frente ideoló­ en el 66 d. e.­
gico popular-mesiánico se formalizó contra los ene­ decirse que la
migos de dentro y de fuera. .La historia toda de la el campo de la
idea mesiánica, desde Daniel en adelante -escribe acompañada de
A. Robertson-, muestra que ésta era la proyección darias heterogéJ
de las esperanzas de un movimiento revolucionario que se fundían
que habia echado raíces entre el pueblo simple e ig­ mente revoluci<
norante, que se adhería a un líder tras otro, y era de índole econ,
capaz de sobrevivir a la muerte de muchos de ellos. ciente para p<
No tenemos que maravillarnos de que sobreviviese nuevas relacion
a la muerte de Jesús. U1. aglutinamiento
'I¡t: La amalgama del horizonte mesiánico con la rei­ nictos que SObl
vindicación popular confirió a aquel movimiento ral de aquella I
revolucionario una fuerza ideológica y una eficacia his­ carácter del ide
tórica realmente excepcionales. En efecto, las condi­ ética social de
ciones económicas del mundo antiguo no permitían posible la fusió
por sí solas formalizar una conciencia revolucionaria y social, experi
inscrita en un proyecto viable de transformación so­ tados del puebl
cial en el seno del modo de producción antiguo, apo­ purificado y re:
yado fundamentalmente en el trabajo de esclavos. De davídico. La ins
ahí que todas las insurrecciones y revueltas popu­ cebía, pues, cOI
lares de los estratos proletarios o serviles de la An­ gemonía soben:
)
tigüedad no fueran capaces de trascender una pers­ naciones; y la
pectiva meramente utópica, que disociaba totalmente individual y co
a dichos estratos del movimiento real de las fuerzas de una forma d
productivas y de las estructuras socioeconómicas. a los imperativ
Las contradicciones del modo de producCÍón no po­ esta instauraciól
dían encontrar allí los factores reales de su supera­ tas, de utopía;
ción. Pero en la Palestina del siglo r, la revolución de una primen
popular supo integrarse en un proyecto revolucio­ ba a la revoluc
iONZALO PUENTE.OJEA IDEOLOGIA E HISTORIA 199

nidad de la fe en nario que, pese a su utopismo mítico, resultaba his­


en cuanto instru­ tóricamente eficaz, pues la protesta social venía a
;ión de la sobera­ apoyarse en la vocación político-religiosa de toda una
lo elegido. Ambos comunidad étnica vigorosa: el pueblo de Israel como
,xtricablemente; y totalidad al servicio de un ideal nacional teocrático
históricamente la que, por definición, integraba y polarizaba los es­
asta un grado de fuerzos y aspiraciones de todos los estratos sociales
en el mundo anti­ judíos, con la sola excepción de las aristocracias para­
rir a la ideología sitarias de la dominación extranjera -y aún, fugaz­
1 práctica y un ra­ mente, sin esta excepción, como ocurrió en los pri­
:tico que, de otro meros meses de la gran insurrección nacional iniciada
. El frente ideoló­ en el 66 d. C.-. En lenguaje de Althusser, podría
:ó contra los ene­ decirse que la contradicción principal se situaba en
Listoria toda de la el campo de la superestructura ideológica, y estaba
adelante -escribe acompafiada de un cortejo de contradicciones secun­
era la proyección darias heterogéneas y con su propio dinamismo, pero
1to revolucionario que se fundían en una «unidad de ruptura» neta­
ueblo simple e ig­ mente revolucionaria. La contradicción fundamental,
r tras otro, y era de índole económica, no alcanzaba la hondura sufi­
, muchos de ellos. ciente para posibilitar la transición económica a
que sobreviviese nuevas relaciones de producción, pero sí toleraba el
aglutinamiento y condensación de una serie de con­
iánico con la rei­ flictos que sobredeterminaban la contradicción gene­
Lqucl movimiento ral de aquella peculiar coyuntura histórica. El propio
y una eficacia his­ carácter del ideal teocrático judío, impregnado de la
efecto, las condi­ ética social de los grandes profetas de Israel, hada
gua no permitían posible la fusión del ansia de democracia económica
lcia revolucionaria y social, experimentada por los estratos más explo­
ransformación so­ tados del pueblo judío, con el proyecto de un Israel
:eión antiguo, apo­ purificado y restaurado en las tradiciones del ideal
jo de esclavos. De davídico. La instauración mesiánica definitiva se con­
y revueltas popu­ cebía, pues, como una doble faz indisociable: la he­
serviles de la An­ gemonía soberana de Yavé y su pueblo sobre las
scender una pers­ • naciones; y la purificación espiritual de los judíos
,ociaba totalmente individual y colectivamente, mediante la realización
eal de las fuerzas de una forma de existencia social y política ajustada
socioeconómicas. a los imperativos de la justicia. La perspectiva de
Jroducción no pa­ esta instauración mesiánica -penetrada, a fin de cuen­
Lies de su supera­ tas, de utopía; actualizadora del mito palingenésico
D 1, la revolución de una primera edad adánica paradisíaca- otorga­
royecto revolucio- ba a la revolución nacional y popular una operativi­
200 (;ONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E HISTC

dad práctica desconocida hasta entonces. Si bien el versivo» 1, Com'


movimiento insurreccional del pueblo judío contra composiciones
Roma fracasó finalmente -como era inevitable en tal: al mismo 1
términos de relación de las fuerzas en lucha-, pudo namente, la db
sotenerse durante un largo período como proyecto riológica de su
verosímil y como acción violenta, con eficacia y re­ la tradición de
levancia históricas que ningún otro conato revolu­ tórico.
cionario alcanzó en la Antigüedad. Aunque el fer
La ideología nacional mesiánica tuvo su motor más la cronología, s
poderoso, no sólo en el orden práctico sino también los evangelios
en el especulativo, en las motivaciones revoluciona­ mente, desde e.
rias de las clases populares, oprimidas por las pesa­ ideológica, el d
das estructuras socioeconómicas de la explotación. en los evangeli
El movimiento cristiano original, iniciado por Jesús ideológico del
y proseguido por la iglesia-madre de Jerusalén, fue mensaje cristiaJ
un episodio más en el contexto de la vocación revo­ La presentaci
lucionaria político-religiosa de Israel, si bien el epi­ de Jesús, pens:
sodio de más universales consecuencias del mundo mentalidad de
antiguo -aunque tales consecuencias fueran impre­ el año 71 d. C.
visibles para sus protagonistas, radicalmente ajenos social y polític
a la potencia creadora del mito en el marco de los naturalizando a
nuevos condicionamientos económicos, sociales y po­ del Nazareno. ~
'1 ..
líticos de la historia humana subsiguiente, ción de Marcm
imagen del Cr
1:, gente consistía,
los rasgos de I
metedores en ,
bien los evang.
B, LA IDEOLOGIA DEL NU[VO TESTAMENTO y SU DESARROLLO modélo compu<
EN LA TRADICION PATRISTICA de su redaccióI
nes no recogid
mas inmediatal
1. El Cristo pacífico ele los evangelios canónicos relativamente 1,
cual les dispen,
El modelo evangélico antijudío compuesto por Mar­ modelo al trat~
cos inspiró esencialmente los relatos evangélicos que dían, así, elaba
le siguieron, preocupados por amplificar la imagen los rasgos esen
de un Cristo pacífico. Esta concepción «tenía -escri· COS, pero dejan
be Brandon- la doble virtud de ser compatible con ticias que dela!
la divinización de Jesús y de garantizar al gobierno trazos de una h
romano que el cristianismo no era políticamente sub- Los evangeli<
lJONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E II1STORIA 201

ntonces. Si bien el versivo>l \. Como Se sabe, los relatos evangélicos son


leblo judío contra composiciones híbridas en su contenido fundamen­
, era inevitable en tal: al mismo tiempo que asumen, más o menos ple­
's en lucha-, pudo namente, la divinidad de Jesús y la naturaleza sote­
,do como proyecto riológica de su martirio, no se atreven a abandonar
, con eficacia y re­ la tradición de la crucifixión en cuanto suceso l1is­
,tro conato revolu­ tórico.
Aunque el fenómeno paulino es anterior, no sólo en
tuvo su motor más la cronologia, sino también en la génesis doctrinal de
ictico sino también los evangelios sinópticos, conviene describir breve­
ciones revoluciona­ mente, desde el punto de vista de una consideración
nidas por las pesa­ ideológica, el desarrollo temático del Cristo pacífico
de la explotación_ en los evangelios, antes de examinar el significado
iniciado por Jesús ideológico del giro decisivo que Pablo imprimió al
, de Jerusalén, fue mensaje cristiano original.
e la vocación revo­ La presentación ad l10c que hace Marcos de la figura
'ael, si bien el epi­ de Jesús, pensada en función de los intereses y la
lencias del mundo mentalidad de la comunidad cristiana de Roma hacia
.cías fueran impre­ el año 71 d. C., suprime drásticamente la dimensión
adicalmente ajenos social y política del mesianismo judeocristiano, des­
m el marco de los naturalizando así el carácter del mensaje y la acción
icos, sociales y po­ del Nazareno. Sin embargo, no parece que la narra·
iguiente. ción de Marcos se propusiera fijar explícitamente la
imagen del Cristo pacífico como tal. Su tarea ur­
gente consistía, más bien, en desalojar del personaje
los rasgos de militancia revolucionaria más compro­
metedores en una coyuntura realmente apurada. Si
bien los evangelios de Mateo y de Lucas asumen el
. n o y su DESARROLLO modélo compuesto por Marcos, la fecha más tardía
de su redacción les permitió utilizar ciertas tradicio­
nes no recogidas por éste, no sintiéndose ellos mis­
mos inmediatamente concernidos por el impacto, ya
-e/ios canónicos relativamente lejano, de la guerra judía del 66-70; lo
cual les dispensaba de ser tan circunspectos como su
ompuesto por Mar­ modelo al tratar ciertos detalles. Sus narraciones po­
tos evangélicos que dían, así, elaborar con mayor intención y desenfado
lplificar la imagen los rasgos esencialmente pacifistas del Cristo de Mar·
ción «( tenía -escri p
cos, pero dejando entrar a veces en ellas algunas no·
ser compatible con ticias que delataban, sin que ellos lo advirtieran, los
antizar al gobierno trazos de una historia bien diferente".
políticamente sub­ Los evangelios de Mateo y de Lucas proceden de
202 GONZALO PUENTE OJEA IlJEOLOGIA E IIISTO

medios históricos diferentes, como lo acredita, por Mateo desarn


ejemplo, el hecho de que incluyen localizaciones dis­ sanciona el deb
crepantes de las apariciones del Resucitado 3. Al pa­ diante la conde]
recer, el relato de Mateo pudo haber sido escrito en En el perícope
el seno (]e la iglesia judeocristiana dc Alejandría Jesús: «vuelve
-ciudad en la que se habían refugiado numcrosos la espada mori]
zelotas huidos del desastre del año 70-, mientras nato de resister
que parece probable que el de Lucas se deba a un Marcos y de Ll
cristiano paulina miembro de una iglesia de Aquea'. por la lógica m
Mateo pone particular énfasis en asociar a todo el gurándose así '
pueblo judío -no sólo a su clase dirigente- a la res­ punto dc con s<
ponsabilidad deicida, y lo hace mediante embelleci­ semblanza de ti
mientos y adicioncs a la narración del proceso de Je­ pide, de otra p:
sús en Marcos: introduce a la esposa de Pilatos como mente poderoso
testigo de la inocencia de Jesús 5, agrega la leyenda de once 1egione!
del acto simbólico de las abluciones del procurador dcbía dejar que
romano y, sobre todo, hace exclamar a las turbas claro indicio del
refiriéndose a Jesús: «su sangre caiga sobre nosotros huella de la com
y sobre nuestros hijos» 6. Estos detalles sugieren como siánico de Jesú
Sitz im Leben del relato una comunidad judeocrís­ . Satán l0: ésta s.
tiana que quiere desentenderse de toda complicidad al imperio sobn
con el mesianismo judío tradicional -que aún como magisterio de J
"'" '
partía la Urgemeillde-. Para lograrlo, presenta a todo mente Brandon,
el pueblo judío, sin distinción de clases o estamentos, senta a Jesús c
como resuelto a asumir toda la responsabilidad de la mundo en cuan
condena de Jesús. En esta línea apologética figura el lica de adorar a
énfasis de Mateo en considerar la catástrofe del afta 70 la. fuente Q (Qu
como una venganza divina. En la parábola de los vi­ cumplir una fu
ñadores infieles, además de endurecer los términos de iglesia.madre de
la redacción de Marcos, añade este versículo final: que Jesús era in
«por consiguiente, el reino de Dios se os quitará a mente conexas 1
vosotros y será dado a una nación (éthnei) que pro­ tentacioncs eran
duzca sus frutos. J. Es decir, no es ya cuestión de la las piedras en
restauración del reino a Israel por el Resucitado en vención divina p
la parousía gloriosa, sino que se acepta obviamente peligro, y la prel
la ruina definitiva del pueblo elegido. Mateo expresa correspondían a
explícitamente lo que Pablo había ya bosquejado: la dad de un pret(
distinción radical entre el Israel étnico -que no le in­ yenda de estas
teresa- y el Israel espiritual. Sólo este último realiza puesta, no para
el concepto profético del «resto de Dios. y constituye milagros o pret,
el verdadero Israel. al contrario, p~
GONZAlO PUENTE OJEA ] DEOLOGIA E HISTORIA 203

o lo acredita, por Mateo desarrolla también el retrato del Jesús que


localizaciones dis­ sanciona el deber de pagar el tributo al César, me·
lesucitado 3. Al pa­ diante la condenación de todo recurso a la violencia.
Jer sido escrito en En el perícope sobre Getsemaní, Mateo hace decir a
lila de Alejandría Jesús: «vuelve tu espada a la vaina, pues quien usa
'ugiado numerosos la espada morirá por la espada» 8. El indudable co­
.ño 70-, mientras nato de resistencia que descubren las narraciones de
Icas se deba a un Marcos y de Lucas resulta, según Mateo, imposible
iglesia de Aquea '. por la lógica misma de la mentalidad de Jesús, ase­
asociar a todo el gurándose así contra la menor ambigüedad en un
.irigente- a la res­ punto de consecuencias decisivas para su porfiada
lediante embelleci­ semblanza de un Cristo pacifista; lo cual no le im­
del proceso de Je­ pide, de otra parte, presentar un Jesús apocalíptica­
sa de Pilatos como mente poderoso, capaz de ordenar el envío de «más
agrega la leyenda de once legiones de ángeles.; si no lo hace es porque
les del procurador debía dejar que «se cumpliesen las escríturas. 9 • Otro
~ar a las turbas claro indicio del deliberado propósito de eliminar toda
iga sobre nosotros huella de la connotación político-religiosa del ideal me­
:lles sugieren como sián.ico de Jesús es su versión de la tentación de
aunidad judeocris­ Satán '0: ésta se transforma en la renuncia solemne
toda complicidad al imperio sobre el mundo, y se sitúa al comienzo del
,1 -que aún eom­ magisterio de Jesús. En rigor, como advierte sagaz­
lo, presenta a todo mente Brandon, en dicha tentación satánica no se pre­
ases o estamentos, senta a Jesús como rechazando el dominio sobre el
ponsabilidad de la mundo en cuanto tal, sino sólo la incitación diabó­
.ologética figura el lica de adorar a Satán n. La leyenda -procedente de
.tástrofe del año 70 la. fuente Q (Quelle) de la tradición sinóptica- debió
larábola de los vi­ c~plir una función muy precisa en el seno de la
er los términos de iglesia-madre de Jerusalén, a saber: la de demostrar
te versículo final: que Jesús era inocente de tres tentaciones tradicional.
s se os quitará a mente conexas con la creencia mesiánica. Estas tres
(éthrüi) que pro- tentaciones eran la hazaña taumatúrgica de convertir
ya cuestión de la las piedras en panes; la acción de forzar la inter­
. el Resucitado en vención divina provocando una situación de inminente
lcepta obviamente peligro, y la pretensión de dominar el mundo. Las tres
io. Mateo expresa correspondían a otras tantas pruebas de la autentici­
ya bosquejado: la dad de un pretendiente mesiánico. Ahora bien, la le­
!ico -que no le in­ yenda de estas tentaciones fue originalmente com­
~ste último realiza puesta, no para desmentir que Jesús hubíera operado
Dios» y constituye milagros o pretendido una soberanía universal, sino,
al contrario, para refutar la acusación de que sus
204 GONZALO PUENTE OJEA
IDEOLOGIA E HISTO

actos hubieran sido inspirados y sostenidos por el la multitud a 1


Diablo 12. Se trata, por tanto, de una historia apolo­ salén, para mit
gética destinada a exonerar de todo carácter diabólico lítico 1'; la reÍl
a tres de los principales aspectos de la actividad me­ célebre lamente
siánica de Jesús: la realización de milagros, la precio aguardan a la Ci
pitación de una crisis resolutiva y la ambición de do­ niendo el intent
minio universal. Los judeocristianos de la Urgemeinde -aunque justar
tenían interés acuciante en refutar la calumnia de Hes de la tradi,
ciertos fariseos y escribas que presentaban a Jesús nes para sugeri
como un taumaturgo satánico 13; la historia original sido de paz y d
cumplia justamente esta finalidad polémica, y nada heredado del re
tenía que ver con la noción de un Cristo irénico. Al complementa el
revés, la leyenda quería salir al paso de las falsas plo 16 con' dos I
imputaciones de fariseos pacifistas empeñados en des· neutralizar el r
acreditar la dimensión político-religiosa de la misión que ya se aluc
de Jesús, atribuyéndola a las artes de Satán. Marcos una profecía pi
debió ser bien consciente de ello, pues sólo hace Una al Calvario lB.
leve referencia a la historia. Pero Mateo, con más celo Por consiguie
piadoso que escrúpulos historiográficos, trasmuta su cas articulan fu
sentido originario, si bien de manera que no llega a
oscurecer totalmente la intención primitiva de la le·
• damentalmente
matizaciones ID
yenda, que era mostrar que Jesús no había sucum· reses de cierta:
bido a la tentación del Diablo -sin rechazar, por lo elementos pauli
demás, el contenido factual de la misma-o No obstan· ministra ingenu
te, Mateo logró su propósito de infundir la idea -erró­ cer el carácter
nea- de que Jesús había rechazado tajantemente la tiana original :
dimensión política y pugnaz del reino mesiánico a rcsiduos de un
que se refería su mensaje. bas evangelista!
El evangelio de Lucas se propone, igualmente, sub· la imagen pací
rayar el carácter pacificador de Jesús. En los Hechos, que extienden a
su intención era presentar el cristianismo como una la condena de JE
fe acogida por los gentiles y protegida por los magis. , El giro ideolc
trados romanos frente a la malignidad de los judíos.
El retrato del Cristo pacífico en Lucas es más sutil
que en Mateo, aunque no más escrupuloso en la ma­
nipulación y arreglo de las fuentes. La orientación
irenista de Marcos y de Mateo se prosigue en Lucas
¡consumado y fo
se refleja en la
nexión con 1a f
espiritual y tra
mática y parad,
con nuevos matices y enriquecimientos teológicos: las mento de doctr
nobles parábolas del buen samaritano y del hijo pró­ presa puede ate
digo; la introducción de la frase «¡ paz en el cielo y sinópticos asten
gloria en las alturas!» en la salutación mesiánica de de: a) la nece~
GONZALO PUENTE O)lA
,
, lDEOLOGIA E HIS1'ORIA 205
sostenidos por el la multitud a la entrada triunfal de Jesús en J eru­
lIDa historia apolo­ salén, para mitigar evidentemente su significado po­
l carácter diabólico
lítico 14; la referencia a la paz de Jerusalén, en el
de la actividad me­ célebre lamento del Nazareno sobre los males que
milagros, la preci­ aguardan a la ciudad 15; la presentación de Jesús dete­
la ambición de do­ niendo el intento de resistencia armada en Getsemaní
s de la Urgemeillde -aunque justamente suministra aquí preciosos deta­
al' la calumnia de lles de la tradición-; y otras numerosos insinuacio­
'esentaban a Jesús nes para sugerir que la misión del Crucificado había
la historia original sido de paz y de perdón. Para redondear el esquema
polémka, y nada heredado del relato de la catástrofe judía del año 70,
1 Cristo irénico. Al
complementa el oráculo sobre la destrucción del Tem­
paso de las falsas plo 16 con' dos pasajaes: el primero, compuesto para
empeñados en des­ neutralizar el recibimiento apoteósko de Jesús -al
giosa de la misión que ya se aludió 17_; y el segundo, consístente en
¡ de Satán. Marcos una profecía puesta en labios de Jesús cuando sube
pues sólo hace una al Calvario 18.
la tea, con más celo Por consiguiente, los evangelios de Mateo y de Lu­
íficos, trasmuta su cas articulan fuentes judías y paulinas siguiendo fun­
era que no llega a ' damentalmente el arquetipo de Marcos, pero con las
primitiva de la le- matizaciones más pertinentes en vista de los inte­
s no había sucum­ reses de ciertas iglesias -que ya habían integrado
in rechazar, por lo elementos paulinos y petrinos-. Aunque Mateo su­
lisma-. No obstan­ ministra ingenuamente excelente material para cono­
mdir la idea --erró­ cer el carácter revolucionario de la comunidad cris·
:lo tajantemente la tiana original y del propio Jesús, y Lucas brinda
reino mesiánico a residuos de un lenguaje abiertamente subversivo, am­
bos evangelistas afianzan y amplifican, en conjunto,
le, igualmente, sub­ la imagen pacifista del Cristo de Marcos, a la vez
¡ús. En los Hechos, que extienden al pueblo judío en bloque la culpa por
janismo como una la condena de Jesús 19,
gida por los magis. El giro ideológico iniciado por Marcos queda así
lidad de los judíos. consumado v fortalecido. Lo más notable de este gIro
Lucas es más sutil se refleja e~ la nueva ética universal del amor en ca·
rupuloso en la ma­ nexión 'con la febril espera escatológica de un reino
ces. La orientación espiritual y trascendente. Siempre result~rá proble­
prosigue en Lucas mática y paradójica la inclusión en un mIsmo docu­
ntos teológicos: las mento de doctrinas éticas antagónicas; pero la sor·
ano y del hijo pró­ presa puede atemperarse si se piensa que los relatos
«i paz en el cielo y sinópticos ostentan una naturaleza hlbrida resultante
ación mesiánica de de: a) la necesidad de construir el nuevo mito de
206 GONZALO PUENTE OJEA IDEOLQGIA E JUSTe

Cristo a partir de los materiales rccibidos de una los tres primer


tradición que podía manipularse -mediante retoques, mente: «biena\
cortes, adiciones o interpolaciones-, pero no supri­ daos los hombr,
mirse o crearse íntegramente ex novo; b) el deseo de criban vuestro J
conciliar el fuerte antagonismo de clase y la voluntad del Hombre» 23.
reivindicativa de la masa cristianizada con la apolo­ paran, y la re
gética prorromana y antijudia destinada a crear un climax con est,
tipo peculiar de fe fundada en el altruismo, y la fra­ migas y orad pe
ternidad universal; c) la posibilidad de interpretar ,
• hijos de vuestr
simbólicamente los elementos éticos agónicos que cau­ hace salir el sol
cionaban actitudes de protesta violenta, en el marco sobre justos e iJ
de un lenguaje apocalíptico que brindaba excelente de esta instruc,
ocasión para una exégesis espiritualista y trascenden­ na: «no resistái
te; d) la tentación de arrancar del contexto clasista mejilla derecha
y de pugna violenta ciertos dichos atribuidos por la quiera litigar c'
tradición a Jesús -dichos que funcionaban original­ también el mar
mentc no con carácter universal, sino como ingre­ milla, vete con .
dientes del código ético de la sodalitas mesiánica de mo con el orde1
los judeocristianos. y resignación, ¡,
Lo cierto es que la ética agónica y de militancia dades romanas.
social y polltica que exigía la empresa mesiánica y la gistrados romal
venganza del Dios de Israel, se contrapone en los evan­ se verá después
)~: '
gelios, en la forma más extrema que cabe imaginar, como en otros,
:1, ,
'!r'
a una ética universalista del amor. El giro doctrinal trabajo de elabo
""" de Pablo, consolidado por el relato de Marcos, trans­ Este proceso
formó radicalmente la orientación ideológica revolu­ original está d,
cionaria original, reales motivacie
En Mateo, la disposición de espíritu que se postula inconsciente- ~
por encima de todo es la mansedumbre: los cristia­ confianza incólu
nos deben ser pacíficos, mansos, pobres de espíritu; así como por I~
aún más, deben ser pacificadores (eirenopoioí) 20. Su siánico material
versión del llamado Sermón de la Montaña 21 no vacila y trascendente.
en enmendar significativamente el tenor del texto más abundantes de
antiguo -el que recoge Lucas 22_ para vaciarlo de ritual- del rein
su sentido y convertirlo en un programa de resignada den ya a articul
sumisión al orden presente del mundo. El versículo gen de un re
'final es contundente, e inconcebible en cI contexto de correlato lógico
la tradición original: _bienaventurados seréis cuando ca, Hijo de Die
os insulten y persigan, y con mentira digan contra Este triple fen

vosotros todo género de mal por mí», Incluso en Lu­


cas, a pesar del inequívoco lenguaje reivindicativo de I

f

transmutación d

inminente- inH

¡.
,
207
GONZALO PUENTE OJEA
,­ IDEOLOGIA E lIISTOIUA

recibidos de lm(l los tres primeros versículos, se concluye apologética­


mediante retoques. mente: «bienaventurados seréis cuando, aborrecién­
'-, pero no supn­ doos los hombres, os excomulguen y maldigan, y pros­
JVo; b) el deseo de criban vuestro nombre como malo por amor del Hijo
clase y la voluntad del Hombre» 23. Las reivindicaciones terrenales se eva­
zada con la apolo­ poran, y la religión idealista del amor alcanza su
;tinada a crear un climax con esta declaración: «amad a vuestros ene­
altruísmo. y la fra­ migos y orad por quienes os persiguen, para que seáis
iad de interpretar hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que
s agónicos que eau­ hace salir el sol sobre los malos y los buenos, y llueve
,lenta, en el marco sobre justos e injustos» 24. La contrapartida ideológica
brindaba excelente de esta instrucción ética en la vida civil es meridia­
,lista y trascenden­ na: «no resistáis al mal, y si alguno te abofetea en la
,1 contexto clasista mejilla derecha, ofrécele también la otra; y al que
; a tribuidos por la quiera litigar contigo para quitarte la túnica, déjale
1cionaban original­ también el manto, y si alguno te requisara para una
sino como ingre­ milla, vete con él dos» 25. La consigna es el conformis­
zlitas mesiánica de mo con el orden de explotación vigente, la obediencia
y resignación, la benevolente actitud hacia las autori­
'a y de militancia dades romanas. En Lucas, la obsecuencia ante los ma­
,esa mesiánica y la gistrados romanos se manifiesta sin ambajes. Como
rapone en los evan· se verá después, el Cuarto Evangelio es, en este punto
lue cabe imaginar, corno en otros, la expresión acabada de un paulatino
'. El giro doctrinal trabajo de elaboración mítica.
) de Marcos, trans­ Este proceso de inversión de la ideología cristiana
ideológica revolu­ original está decisivamente influido -aparte de las
reales motivaciones prácticas, que son el fundamento
ritu que se postula inconsciente- por la patética espera escatológica y la
Umbre: los cris tia­ confianza incólume en la parousia inminente de Jesús,
,abres de espiritu; así como por la progresiva sustitución del reino me­
(eircnopoioí) "'. Su siánico material por un reino esencialmente espiritual
lontaña 21 no vacila y trascendente. En los sinópticos hay tcstimonios
:enor del texto más abundantes de la naturaleza dual -material y espi­
- para vaciarlo de • ritual- del reino, pero esos mismos testimonios tien­
~rama de resignada den ya a articularse, en Mateo y en Lucas, con la ima­
undo. El versículo gen de un reino exc1usivamel1te espiritual como
e en el contexto de correlato lógico de la nueva figura de un Cristo paclfi·
ados seréis cuando ca, Hijo de Dios y Salvador de toda la TZll1nanidad.
ntira digan contra Este triple fenómeno -inversión ética. incipiente
ní». Incluso en Lu­ transmutación del reino mesiánico y fe en la parousCa
ie reivindicativo de inminente- integra la peculiaridad de ese proceso de
208 GONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E msrORI

cambio tan coherente que permite explicar la notable leza político-religi


precocidad de la formulación de un credo religioso naban cada día JI
que iba a funcionar como eficacisima ideología del la desaparicíón d
poder durante veinte siglos. revisionismo) emI
Aunque es el evangelio de Juan el que pone en ceso de liquidaci!
boca del Nazareno la lapidaria sentencia, puntualmen­ alimentó a la COI
te repetida durante siglos por los poderes constitui­ sionismo ético viI
dos, «mi reino no es de este mundo» 26, la decisiva manifestación de
inflexión desde un reino mesiánico terrenal hasta un tipo de conducta
reino mesiánico exclusivamente celeste se inicia ex­ prueba privilegíac
presamente en los sinópticos, atentos y dóciles disci­ origen divino del
pulos de Pablo en esta cláusula fundamental de la dad de la historia
ideología cristiana. En Marcos, J esós formula prome­ expresión de una
sas inequívocas a sus discipulos: al recordarle que caracterizada por
ellos habían «dejado todas las cosas» por seguirle. en un inluinente fj
Jesós les responde: .en verdad os digo que no hay aion del pecado a
nadie que, habiendo dejado casa, o hermanos, o her­ b) la creencia en
manas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por amor formación cósm-i(
de mí y del Evangelio, no reciba el céntuplo. ahora poderes terrenale,
en este tiempo, en casas, hermanos, hermanas, madre ton-; c) la exp
e hijos y campos, con persecuciones, y la vida eterna reíno imperecedel
en el siglo venidero, y muchos primeros serán los ól­ -la Jerusalén cel,
timos, y los óltimos los primeros» 27. Aparte del cu­ dio-; d) la fe en ]
rioso desplazamiento teológico tardío que entraña la previa al castigo
frase "por amor de mí y del Evangelio» (! j, este pe­ de beatitud etern
ricope evidencia la inmediatez terrenal y la materiali­ final universal; e)
dad del reino. Pero obsérvese que en Mateo se omite vina como señal
ya la frase .ahora en este tiempo», resultando así su­ nópticos están ho:
ficientemente ambigua la índole de las recompen­ vencias escatológi
sas '"; en tanto que en Lucas no se detalla el premío medio de conccpl
de los discipulos, aunque se díga que recibirán "mu­ apocalíptica del P'
cho más en este siglo» 29. El delibitamiento de la ver­ tornaría muy pror
sión terrenal del reino mesiánico alcanza su culmi­ los justos. El reIr
nación en Juan. Como señala A. Robertson, tenemos buido de esta grar
así la .evolución de un reino material de Dios sobre rada mediante de i
la tierra, a un reino espirítual más allá de la tum­ especie de aH/id,.,
ba [ ... ]. Esta evolución apunta a un movimiento ori­ diente especulació
ginalmente más terrenal y revolucionario que lo que evento final 31.
describen nuestros profusamente alterados Evange­ Esta ética abso
lios» so. arrepentimiento el
El radicalismo social sin compromisos y la natura- al individuo para
14

GONZALO PUENTE OJEA WEOLOGIA E HISTORIA 209


'.
explicar la notable leza político-religiosa del cristianismo original se tor­
un credo religioso naban cada día más insostenibles y embarazosos, tras
sima ideologla del la desaparición de la Urgemeinde. Kautsky califica de
revisionismo, empleando un término del día, este pro­
n el que pone en ceso de liquidación de la pugna social y política que
:encia, puntualmen­ alimentó a la comunidad mesiánica original. El revi­
poderes constitui­ sionismo ético vino a constituir la quintaesencia de la
ndo» 26, la decisiva manifestación de ese proceso, inaugurando un proto­
• terrenal hasta un tipo de conducta moral que se exhibe, aún hoy, como
q.leste se inicia ex­ prueba privilegiada de la superioridad espiritual y del
tos y dóciles discí­ origen divino del mensaje cristiano. Pero en la reali­
fundamental de la dad de la historia la ética evangélica del amor fue la
;ús formula prome­ expresión de una comunidad escatológica expectante
al recordarle que caracterizada por las notas siguientes: a) la fe ciega
osas» por seguirle, en un inminente fin del mundo presentc -paso de este
s digo que no hay aion del pecado al futuro aion de la justicia de Dios-;
o hermanos, o her­ b) la creencia en una palingenesia universal -trans­
I campos, por amor formación cósmica por la que perecerán todos los
el céntuplo, ahora poderes terrenales y renacerá el paraíso en el éscha.
:;, herlnanas, madre ton-; c) la expectativa de la instauración de un
es, y la vida eterna reino imperecedero de beatitud presidido por Dios
meros serán los úl­ -la Jerusalén celeste, con o sin millennium interme­
» 27. Aparte del cu­ dio-; d) la fe en la resurrección de los muertos, como
día que entraña la previa al castigo de los réprobos y a la recompensa
agelio» (!), este pe­ de beatitud eterna de los fieles en el día del juicio
Bnal y la materiali­ final universal; e) la espera febril de la parousia di·
en Mateo se omite vina como señal del comienzo del éschaton. Los si­
" resultando así su­ nópticos están hondamente impregnados de estas vi­
de las recompen­ vencias escatológicas, que se expresan en ellos por
e detalla el premio medio de conceptos característicos de la literatura
que recibirán ({mu­ apocalíptica del período intertestamentario: Jesús re­
tamiento de la ver­ tornaría muy pronto, en poder y gloria, para salvar a
alcanza su culmi­ los justos. El relato arquetípico de Marcos está im­
~obertson, tenemos buido de esta gran excitación escatológica, sólo mode·
erial de Dios sobre rada mediante deliberadas cautelas que producen una
lás allá de la tum­ especie de anticlimax mesiánico que mitigaba la ar­
un movimiento ori­ diente especulación sobre los signos heráldicos del
:ionario que lo que evento final '1.
alterados Evange­ Esta ética absoluta de la entrega altruista y del
arrepentimiento era una Interimsethik que preparaba
omisos y la natura­ al individuo para la opción final: se trataba de la
14

210 GONZALO PUENTE OJEA IDE010GIA E m8TORI


,.
gran metánoia espiritual que antecede inmediatamente expectativa de in
a la instauración del reino escatológico. En los evan­ mamente asociad
gelios canónicos hay numerosas referencias a ciertos absoluta del amo
aspectos éticos concretos del comportamiento huma­ fuente de graves
no; pero estas referencias remiten, en definitiva,. a I~ realizar un sisteI
tradición moral del judaísmo o a la sagesse de mspl­ de una sociedad
ración helenística 32, no constituyendo sino adheren­ secularmente, sól
cias heterogéneas que no definen la especificidad de irracional de la ,
la ética evangélica propiamente dicha. El núcleo ori­ matividad ética hi
ginal de la moral de Jesús, tal como es concebida por ' lidad social mor
los evangelistas canónicos -la ética de la entrega Los postulados é
absoluta a la pura voluntad de Dios, el servicio radical y definitiva --en
al prójimo y la renuncia a toda consideración munda­ que inauguraría e
nal-, nada tiene que ver con las pautas moral~s d~ (ra era- no pue
una sociedad terrenal durable, con su aparato msh­ rrenal que mide
tucional y sus órganos de poder, sino que pertenecen. En esta antinom
por definición, a lo que los exegetas denominan -refi­ M. de Unamuno
riéndose sobre todo a la tradición paulina y si­ ¡ZiSl1lO 33. No pue(
nóptica- la Zwischenzeit, el tiempo fugaz e inter­ del mensajc crisl
mediario en el que han de consumarse las profecías ' meno esencial d,
mesiánicas para alcanzar la plenitud de los tiempos (tó espera escatológÍ<
éschatonJ. Por consiguiente, la ética del amor heroico tiempo hacía mer
y de la autonegación -ética acósmica, como diría promesas 34.
M. Weber- es una ética religiosa del todo o nada, del J. Klausner perc
ahora o nunca. El nervio de esta ética --expresable y acósmico de la .
simbólicamente en el acto de -poner la otra mejilla»­ atribuyera, sin la
no sólo no postula principio alguno de convivencia Jesús, cuya figur<
civíl y política en un marco institucional histórico, Mesías pacifista p:
sino que representa la posición antípoda de las con­ ciones sinópticas.
venciones sociales: en rigor, una aplicación exigente Se: «la justicia ter
de dicha ética arruinaría el orden todo en que se reformar las COl'
asienta una sociedad mundana durable. La actitud del rían posibles si h,
Jesús pacifista de los evangelios canónicos resulta via- , si, abofeteado en I
ble sólo para hombres con la misma disposición psi- ' fuera tender la m,
cológica de aquellos cristianos que, habiendo ya fra· de durar el Estad
casado la empresa mesiánica original de los primeros jure jamás' (hólo,
discípulos en el catastrófico año 70, depositaron toda mundo cuando Je,
su esperanza en un redentor espiritual del tipo apo­ todos sus bienes '
calíptico que irrumpiría una segunda vez, ahora con tácíl para un carr
gloria y poder, para la gran palingenesia cósmica que que para un rico
sobrevendría al fin inminente de los tiempos. Esta 1 Una ética que pI
GONZALO Pt'EN'fE OJEA lDEOLOGIA E IlISTORIA 211

de inmediatamente expectativa de inminencia y aquella ética están inti·


ógico. En los evan­ mamente asociadas. Aislar la predicación de la ética
,ferencias a ciertos absoluta del amor de dicho contetxo escatológico es
portamiento huma­ fuente de graves dislates históricos, pues pretender
, en definitiva, a la realizar un sistema moral de esa índole en el seno
la sagesse de inspi­ de una sociedad terrenal equipada para permanecer
,ndo sino adheren­ secularmente, sólo puede conducir al mantenimiento
la especificidad de irracional de la antinomia que surge entre una no,··
chao El núcleo ari­ matividad ética históricamente imposible y una norma­
o es concebida por lidad social moralmente degradada por definición.
jca de la entrega Los postulados éticos de una hora de crisis radical
" el servicio radical y definitiva -en este caso, la gran crisis mesiánica
lsideración munda­ que inauguraría el reino de Dios al comienzo de nues·
pautas morales de tra era- no pueden transferirse a una sociedad te­
1 su aparato insti­ rrenal que mide su edad por siglos y generaciones.
no que pertenecen, En esta antinomia radica esencialmente lo que ya
s denominan -refi­ M. dc Unamuno definió como la agonía del cristia­
,ión paulina y si­ l1ismo ". No puede comprenderse el avatar histórico
'po fugaz e inter­ del mcnsaje cristiano si se pierde de vista el fenó­
narse las profecías meno esencial del progresivo debilitamiel1to de la
1 de los tiempos (tó espera escatológica, a medida que el transcurrir del
a del amor heroico tiempo hacía menos probable el cumplimiento de las
smica, como diría promesas 34.
lel todo o nada, del J. Klausner percibió sagazmente el carácter absoluto
ética -expresable y acósmico de la ética evangélica del amor, aunque la
:r la otra mejilla.­ atribuyera, sin las debidas cualificaciones, al propio
lila de convivencia Jesús, cuya figura se asimila en su obra a la de un
itucional histórico, Mesías pacifista próximo, en definitiva, al de las narra­
¡típoda de las con· ciones sinópticas. Pero acierta Klausner al preguntar­
aplicación exigente se: «la justicia temporal, los esíuerzos del Estado para
n todo en que se reformar las condiciones sociales degradadas, ¿se­
able. La actitud del rían posibles si hubiera uno de 'no resistir al mal', y
nónicos resulta via­ si, abofeteado en la mejilla izquierda, la sola respuesta
ma disposición psi. fuera tender la mejilla derecha también?; ¿cómo pue­
~, habiendo ya fra· de durar el Estado, si Jesús exige que un hombre 'no
lal de los primeros jure jamás' (hólOs)?; ¿qué cultura puede haber en el
J, depositaron toda mundo cuando Jesús ordena que el hombre comparta
-itual del tipo apo­ todos sus bienes con el pobre, y enseña que 'es más
lda vez, ahora con fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja
enesia cósmica que que para un rico entrnr en el reino de los cielos'?» 35.
los tiempos. Esta Una ética que prohíbe juzgar para no ser juzgado
212 GONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E HISTORJ
.... ­
hace imposible, en rigor, un orden de civilización te­ guida con un pel
rrena: es una ética trascendente, extrcma y desencar­ edificar nada meI
nada, apta para el paroxismo transformador del mo­ liana del poder P'
mento final de un mundo y el crto de otro nuevo.
Justamente, porque este código moral es incongruente
con el orden institucional de una sociedad de clases 2. El precedellte
basada en la opresión, «dejó el curso de la vida diaria de la nueva fe
intacta -malvada, cruel, pagana-; y su exaltado ideal
ético fue relegado a un libro o, a lo más, se convirtió La inflexión rae
en la posesión de monjes y enclaustrados que vivie­ a la doctrina de
ron muy lejos de los caminos de la vida ordinaria» ,6. salén estuvo deci:
de Pablo. El arql
La ética evangélica del amor absoluto -derivación
unilateral y universalizante de la compleja ética bi­ del Jesús históric
fronle de Jesús y la Urgemeinde- jamás se ocupó del en cuanto soüi'r
eclipse temporal
Estado en cuanto tal. Sabemos ya que el Nazareno
cado por la Urgl
había condenado públicamente, cuarenta años antes
en el año 70, fecl
de la destrucción del Templo, al poder político ro­ rece para siemprE
mano. Nuestros evangelistas, ante el afianzamiento mente en sectas
definitivo de la llamada pax romana, acatan este poder tienen, en parte, 1:
político, pero en el cuadro de su expectativa mesiá· de Jesús, pero qu
nica dicho poder no ocupaba lugar alguno. Se trataba apenas rastro, ca:
solamente. para ellos, de asegurarse pragmáticamente Urgemeinde sin
una situación de tranquilidad favorable a su expan­ Como advierte 1
sión proselitista. Ya no tenia sentido la beligerancia fuera de Palestina
antirromana de Jesús y de la Urgemeinde; la política recuerdos del mal
de las iglesias cristianas gentiles consistiría en la há­ vcrsalístico tenía
bil acomodación a la autoridad constituida durante del desastre que s
la ardiente espera de la parousia próxima ", aunque de Pablo halla un
este poder quedase radicalmente marginado del pa­ los sinópticos, CU)
norama de la escatología apocalíptica evangélica vía transfonnació
-adicta a un mesianismo estrictamente trascendentt. en el legado mesi
y espiritualizado-o A pesar de ello. la ética pacifistE trasunto de una s
\ ajena a la visión r
de los Evangelios muy pronto sería utilizada para
apoyar abiertamcnte el orden institucional romano y fuera revestida pI
sancionar prácticamente las estructuras de explota­ y religiosas extraí,
ción imperantes, otorgándoles indirectamente una le­ El sentido pred
gitimación teológica eficacísima. Esta evolución facili­ que me he referid,
taría el ingreso de un número creciente de miembros der la orientacióI
de las clases acomodadas en las filas de la nueva fe marco de su époc
cristiana La elaboración teológica se infatuó en se­ fue radicalmente
IDEOLOGIA E HISTORIA
:rONZALO PUENTE OJEA ,

\.. :

de civilización te­ guida con un perícope evangélíco tergiversador¡ para


{trema y descncar­ edificar nada menos que una imponente· doctrina CriS­
Tiana del poder político,
,formador del mo­
to de otro nUeVo.
'al es incongruente
2. El precedente paulino como plaTaforma ideológica
sociedad de clases
de la nueva fe
;0 de la vida diaria
y su exaltado ideal La inflexión radical que imprimieron los sinópticos
) más, se convirtió ): a la doctrina de Jesús y de la Iglesia-madre de Jeru­
Istrados que vivie­ salén estuvo decisivamente influida por el prccedente
. vida ordinaria» 36. de Pablo. El arquetipo sinóptico fundió la tradición
;oluto -derivación del Jesús histórico con la doctrina paulina de Cristo
compleja ética bi­ en cuanto so!i"r divino de toda la humanidad. El
i amás se ocupó del eclipse temporal de Pablo, manifiestamente descalifi­
1 que el Nazareno
cado por la Urgeme/nde, estaba abocado a concluir
arenta años antes en el año 70, fecha en que la iglesia original desapa­
poder político ro­ rece para siempre -prolongándose sólo fragmentaria­
, el afianzamiento mente en sectas judeocristianas menores que man­
J acatan este poder , tienen, en parte, la comprensión originaria de la figura
expectativa mesiá~ de Jesús, pero que se extinguen lentamente sin dejar
alguno. Se trataba apenas rastro, como le hubiera sucedido a la propia
, pragmáticamente Urgemeinde sin la genial suplantación paulina "-.
>rable a su expan­ Como advierte Brandon, en muchas comunidades
ido la beligerancia fuera de Palestina, .debieron seguramente preservarse
me/nde; la política recuerdos del magisterio de Pablo, y su carácter uni­
onsistiría en la há­ versalístico tenía que crecer en significación en \"ista
onstituida durante del desastre que sobrevino a Israel» ". La resurgcncia
próxima 37, aunque de Pablo halla un vehiculo perdumble de difusión en
marginado del pa­ los sinópticos, cuyo giro teológico descansa en la pre­
,líptica evangélica via transformación que el outsider de Tarso operó
nente trascendente en el legado mesiánico judfo, al hacer del Ungido el
" la ética pacifistL trasunto de una soteriología universalística y mística
,ría utilizada para " ajena a la visión religiosa del pueblo de Israel, aunque
tucional rOTIlanO y fuera revestida profusamente de categorlas literarias
cturas de explota­ y religiosas extraídas de aquel atractivo legado.
rectamente una le­ El sentido predominante de la teología paulina, a
;ta evolución facili­ que me he referido anteriormente -10, permite conlpren~
iente de miembros der la orientación ideológica de esa teologia en el
las de la nueva fe marco de su época. La revolución que predicó Pablo
se infatuó en se­ fuc radicalmente espiritualista y ultraterrena : una
214 GONZA LO PUENTE OJEA lDEOLOGlA E HIS1'OI

sabiduría que «no es de este siglo», sino un misterio Bultmann. «la 1


oculto «que Dios preordenó antes de los aiones para hombre en el m
nuestra gloria» y que «ninguno de los gobernantes de cósmicas hostil,
este siglo conoce» ". El mundo material es metafísica· caída del Prime
mente malo en cuanto sometido a las potencias de­ humanidad, rev,
moníacas; el hombre sólo puede salvarse por la ac­ cristianismo y la
ción i>lterior del espíritu, no por las luchas de la tante reside en
carne. Es la salvación por el Lógos, el .poder de Dios la idea de destir.
y la sabiduría de Dios», implantado en el corazón de lico del pensam
los creyentes. El pecado, aun el del espíritu, procede peculiar matizac:
de la carne, La devaluación absoluta de los factores , la redención­
materiales de la vida humana entraña un pesimismo idea estoica de ,
antropológico por el que el hombre es visto como Bultmann refirié
ciudadano de un mundo eminentemente satánico por distintos; el mu
destino natural, como agente de una cultura y de un bIas. la mentira;
orden social sin valor propio. La dualidad carne-es· verdad»". La el
píritu, paralela al dualismo helénico tradicional cuer­ tal que late en e:
po-alma, aparece formulada en términos tajante" de la radical d,
«los que son según la carne sienten las cosas carnales, guiente, la plata:
Jos que son según el espíritu sienten las cosas espiri­ conformista que
tuales. Porque el apetito de la carne es la muerte. humana respecto
pero el apetito del espiritu es vida y paz» ". La came En esta doctrh
es, en Pablo, un concepto global que incluye la tota­ como una cornUl
lidad de la materia en cuanto realidad ontológica in­ y mistica: el cor
ferior, degradada, al modo gnóstico ", La libertad cuerpo pneumáti
paulina es una categoria que nada tiene que ver con concebido como
su significado semántico en la filosofía social moder­ (OS mistéricos al
na: es sólo una categoría teológica que opera en fun­ Cristo, y cada u
ción directa del dualismo carne-espíritu: «vosotros, pues la copa qm
hermanos, habéis sido llamados a la libertad; pero comunión de la
cuidado con tomar la libertad por pretexto para ser­ del cuerpo de Cr
vir a la carne, antes servíos unos a otros por la ca­ los hombres, y a
ridad» 44. La came resume conceptualmente el desor· guIar podría int
cien del pecado: «ahora bien, las obras de la carne !1lulante del impl
son manifiestas, a saber: fornicarján, impurezas, las­ res y parias so
civia, idolatría, hechicería, odios, discordias, celos, comunidades gen
iras} rCllcillas, disensiones, divisiones, envidias, homi­ otra: la igualdad
cidios ... » 45. Frente al mundo real, sólo el mu.ndo inte­ principio de una
rior es camino de salvación: «los frutos del espíritu los hombres, sir
son: caridad, gozo. paz, longanimidad, afabilidad, bon­ rnún: ((no hay ju
dad, fe, mansedumbre, templanza» ". Como señala hembra, porque 1
GONzALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E HISTORIA 215

O», sino un misterio Bultmann, .la manera de concebir la situación del


:i de los aiones para hombre en el mundo como una sujeción a potencias
~ los gobernantes de cósmicas hostiles, como una fatalidad que, por la
,terial es metafísica­ caída del Primer Hombre, se ha extendido sobre la
a las potencias de­ humanidad, revela un estrecho parentesco entre el
salvarse por la ac­ cristianismo y la gnosis. ". La única diferencia impor­
)1' las luchas de la tante reside en que el cristianismo paulino añade a
IS, el .poder de Dios la idea de destino, la de culpabilidad. El fondo gnós­
do en cl corazón de tico del pensamiento de Pablo -sin perjuicio de la
lel espíritu, procede peculiar matización que introduce el mito de la caída
Juta de los factores V la redención- se evidencia en su negación de la
traña un pesimismo idea estoica de prónoia: «Dios y el mundo -escribe
lbre es visto como Bultmann refiriéndose a Pablo- son absolutamente
~mente satánico por distintos; el mundo es lo que está 'abajo', las tinie­
lna cultura y de un blas, la mentira; Dios es lo que es1 á 'arriba', la luz, la
1 dualidad came-es­ verdad» 48. La elaborada metafisica helenistico-orien­
ico tradicional cuer­ tal que late en esta cosmovisión constituye el soporte
términos tajantes: de la radical devaluación del mundo y, por consi­
n las cosas carnales, guiente, la platafonna de una ética social y política
len las cosas espiri­ conformista que traduce la alienación de la conciencia
:arne es la muerte, humana respecto de su morada terrenal.
1 y paz» 12. La Car1lt' En esta doctrina, la cristiandad aparece constituida
que incluye la tota­ como una comunidad de amor, puramente espiritual
,lidad ontológica in· y mística: el concepto del Cristo se identifica con el
;lico 43, La libertad cuerpo pneumático total de los creyentes, el cual es
a tiene que ver con concebido como una koinonía similar a la de los cul­
)sofia social moder­ tos mistéricos antiguos: .vosotro, sois el cuerpo de
a que opera en fun­ Cristo, y cada uno separadamente sus miembros» 49,
.espíritu: (vosotros, pues la copa que bebéis y el pan que partís es .una
a la libertad; pero comunión de la sangre de Cristo» y «una comunión
t' pretexto para ser­ del cuerpo de Cristo» 50 Esta koinonía hace iguales a
a otros por la ca­ los hombres, y aun hermanos. Aunque esta idea an­
,tualmente el desor­ gular podría interpretarse en abstracto como esti­
obras de la carne mulante del impulso revolucionario de gentes inferio­
ión, impurezas, las­ res y parias sociales ---<tue nutrían las primeras
, discordias, celos, comunidades gentiles-, la realidad histórica es muy
''leS, envidias, homi­ otra: la igualdad de los hermanos no se funda en el
sólo el mundo inte­ principio de una igualdad social y juridica de todos
frutos del espíritu Jos hombres, sino en una experiencia religiosa co­
lad, afabilidad, bon­ mún: «no hay judío o griego, libre o esclavo, varón o
a» 46, Como señahl bembra, porque sois todos unO en Cristo Jesús» 51. Ya
216 GONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGlA E mSTOJ

J. Weiss había advertido que «es menOs probable que La actitud pa


sc desarrolle a partir de esta idea, puramente religio­ pauta de dócil ~
sa, una lucha revolucionaria por condiciones sociales ferencia ante la:
iguales que que las diferencias de posición social resul­ ca: «todos han
ten neutralizadas por estas mismas ideas religiosas bá· superiores, pues
sicas existentes en la Iglesia» 52. Efectivamente, el cris­ las que hay, por
tianismo paulino se presenta, en perfecta coherencia que quien resist
con su Weltsarlschauung, como un movimiento ajeno ción de Dios, y
a la acción subversiva de las clases desheredadas, im­ condenación. POI
buido de espíritu pequeño.burgués y refractario a toda para los que obr
implicación en las contiendas civiles de su época 53. ¿ Quieres vivir si
Las contradicciones y antagonismos de la realidad his­ y tendrás su apl
tórica quedan cancelados en el seno de una concien­ para el bien. Per
cia que, a fuerza de idealizar los factores que definen lleva la espada.
su situación personal real, acaba tomando como reali­ castigo del que
dad lo que sólo es una racionalización inconsciente sólo por temor ,
de su vocación mística interior: el esclavo, dice Pablo. tanto, pagadles
se hace un «liberto del Señor»; y el amo, un «esclavo Dios ocupados el
de Cristo» ". Así, la disposición a luchar por la liber­ quien tributo, tl
tad real en la sociedad cesa radicalmente 55; la escla­ quien temor, tem
vitud ya 110 se siente como condición degr¡¡dante y mi· ir más lejos de l.
serable, pues la nueva nobleza de la fe provee del tola a los Ro"",
adecuado ingrediente psicológico compensatorio. Pa­ las injusticias so
blo formula sin equívocos el principio de obediencia predica la sumisi
al orden civil establecido: «que cada uno permanezca minantes estable.
en el estado en el que la llamada le ha llegado»; y sión de que sólo
repite más adelante: (hermanos, persevere cada uno esos poderes. Es
ante Dios en la condición en que por El fue llama­ escalofriante: sie
do» 56. El renacer en Cristo no debe alterar la condi­ erige en ministn
ción social del hombre nuevo: «esclavos, obedeced a notas completan
vuestros amos según la carne como a Cristo, con te­ na paulina de la
nzor y temblor, en la sencillez de vuestro corazón»); C01'lcierlCia; y deb
«sirviendo con buena voluntad, como quien sirve al mor y temblor, p
Señor y no a hombre; considcrando que a cada uno dano exigc ser pa
le retribuirá el Señor lo bueno que hiciere, tanto si con que sc impo~
es siervo como si es libre» 57. El servicio no debe li­ de una doctrina I
mitarse al contenido laboral de una tarea concreta, por el miedo en (
sino que se extiende al vasallaje integral de la propia del mundo y de 1
personalidad: «que los esclavos estén sujetos a sus la más extrema y
amos, complaciéndolos en todo y no contradiciéndoles económicos, socia
ni defraudándoles en nada» 58. valor primordial '
;ONZALO PUENTE OJEA. lDEOLOGIA E HISTORIA 217

enos probable que La actitud paulina ante el Estado se cme a esta


puramente religio­ pauta de dócil sumIsión, manifestando una fría indi·
>ndiciones sociales ferencia ante las servidumbres de la opresión politi·
)sición social resul­ ca: «todos han de estar sometidos a las autorídades
ideas religiosas bá· superiores, pues no hay autoridad sino bajo Dios; y
~tivamente, el cris­ las que hay, por Dios han sido establecidas, de suerte
erfecta coherencia que q oíen resiste a la autoridad resiste a la disposi­
movimiento ajeno ción de Dios, y los que resisten atraen sobre sí la
desheredadas, im· condenación. Porque los magistrados no son de temer
. refractario a toda para los que obran bien, sino para los que obran mal.
es de su época 5~~. ¿ Quieres vivir sin temor a la autoridad? Haz el bien
de la realidad his· y tendrás su aprobación, porque es ministro de Dios
o de una concien­ para el bien. Pero si haces mal. teme, que no en vano
ctores que definen lleva la espada. Es ministro de Dios, vengador para
mando como reali· castigo del que obra mal. Es preciso someterse no
;J.ción inconsciente sólo por temor del castigo, sino por conciencia. Por
sclavo, dice Pablo, tanto, pagadles los tributos, pues son ministros de
l amo, un «esclavo Dios ocupados en eso. Pagad a todos lo que debáis; a
,char por la liber· quien tributo, tributo; a quien aduana, aduana; a
'¡mente 55; la escla· quien temor, temor; a quien honor, honon) 59, No cabe
1 degradante y mi· ir más lejos de lo que va este pasaje de la gran Epís·
la fe provee del tola a los Romanos en la actitud reaccionaria ante
ompensatorio. Pa· las injusticias sociales y políticas: porque no sólo se
:pio de obediencia predica la sumisión incondicionada a los poderes do·
a uno permanezca minantes establecidos, sino que se llega a la preten·
le ha llegado»; y sión de que sólo los que obran mal han de temer a
ersevere cada uno esos poderes. Es una declaración de un simplismo
por El fue llama· escalofriante: siempre que el poder civil castiga, se
e alterar la condi· erige en ministro de Dios para vengar el mal. Dos
:lavos, obedeced a notas completan este lúgubre panorama de la doctri·
) a Cristo, con le­ na paulina de la obediencia: la sumisión debe ser en
vuestro corazón»; conciencia; y debe ser también una sumisión COII te­
,TIa quien sirve al mor y temblor, pues la deuda política de todo ciuda·
o que a cada uno dano exige ser pagada con el mismo espíritu coactivo
e hiciere, tanto si con que se impone: {Ca quien temor, temor». Se trata
,rvicio no debe li· de una doctrina masoquista de la obediencia política
la tarea concreta, por el miedo en cuanto exigencia moral. El desprecio
.egral de la propia del mundo y de la carne conduce a Pablo a postular
tén sujetos a sus la más extrema y obsecuente sumisión a los poderes
contradiciéndoles económicos, sociales y políticos constituidos, pues el
valor primordial de la ética social paulina es el espí·
218 GONZALO PUENTE OJEA lUEOLOGIA E HIS'IO

ritu de mansedumbre: «cada uno tiene que llevar su la evaluación dI
propia carga» 60. El cumplimiento de este precepto siánica original.
sólo encontrará su premio en la vida eterna del más la escatología tr
allá. Dios sabrá premiar a los cristianos que «vivan de Cris to -esc:
sumisos a los príncipes y autoridades; que las obedez­ términos de estl
can, que estén prontos para toda obra buena; que a en Cristo era un
nadie infamen, que no sean pendencieros; que sean A través de su
afables y muestren para con todos los hombres una cristiano como ;
perfecta mansedumbre» 61. Sufrir en este mundo no existencia, convj
es desgracia, sino oportunidad excelen te para un pre­ su integración 1
mio mayor en el otro. La conciencia queda así escin­ La vida en Cristl
dida al filo de un mundo doble: el mundo de la carne según Pablo, la ,
y el mundo del espíritu, el segundo como instancia SI se recuerda q
compensatoria del primero. En la fisura constitutiva rece prácticame:
de la conciencia se instalan todos los procesos de la se convierte en
alienación económica, social, política e ideológica. Los salvación univer
cimientos de la ideología conservadora del Nuevo Tes­ -(,antes de los j

tamento, en cuanto ideologia del apoyo, directo o in­ ción de un ser e


directo, a los poderes de dominación, se encuentran que el tiempo i<
sólidamente implantados en la teología de Pablo. de la historia: ,
Se ha intentado cargar este espíritu extremadamen­ {ógos que «es V
te reaccionario del paulinismo a la cuenta de la doc­ actuación COlllO
trina escatológica de Pablo; pero esta explicación no «la historia de ;
es suficiente, ni en sí misma satísfactoria. En primer generalmente dil
lugar, la extrema escatología de la Urgemeinde no ha­ las sagradas his
bía conducido a ésta a pensar en términos de canfor· de las religiones
mismo ideológico, sino, al contrario, de revolución gistralmente est
integral. En segundo lugar, la escatología paulina in­ que «el acontecí:
trodujo una radical alteración del mesianismo político­ muerte de Cristc
religioso de los judeocristianos de Jerusalén. Las dos en tanto que epi
Epístolas a los Tesalonicenses ofrecen, ciertamente. La distancia <
una doctrina de la parousía bien articulada 62: el re­ cristiana y la p'
torno inminente de Cristo para «los que quedamos de Jesús y sus e
para la venida del Señor» ", formulado en lenguaje gramente hacia I
característicamente apocalíptico. Pero en la lógica con­ mano-judío de
natural a una soteriología constnJida sobre el princi­ hacia una satería
pio de la perpetuación ritual del pasado", resulta in­ dica Bultmann­
congruente toda escatología auténtica. Según Pablo, el mito gnóstico dE
hecho decisorio había sido la Crucifixión; así, la fron­ la comunidad cr
tera de los tiempos se situaba para el cristiano en el la liberación ofn
pasado. De este modo quedaba radicalmente alterada lar cOIno preser
:ONZALO PUENTE OJEA IDJ;:;OLOGU E HISTORIA 219

iene que llevar su la evaluación del factor temporal de la vivenCIa me­


de este precepto siánica original. «Aunque (Pablo) acepta formalmente
ja eterna del más la escatología tradicional relativa a la segunda venida
Lianos que «vivan de Cristo -escribe Brandon-, y piensa a veces en
'5; que las obedez­ términos de esta escatología. la nueva vida resucitada
,bra buena; que a en Cristo era una experiencia presente, no futura ( ... 1.
ncieros; que sean A través de su doctrina del bautismo, concibió al
los hombres una cristíano como a uno que habia muerto a su primera
n este mundo no existencia, convirtiéndose en una nueva creación por
lente para un pre­ su íntegración mística en el Cristo trascendenta¡" 65.
a queda así escin­ La vida en Cristo, en cuanto vida postbautismal, es ya,
nundo de la carne según Pablo, la llueva vída, la nueva creación. Además.
lo como instancia SI se recuerda que la vida histórica de Jesús desapa­
fisura constitutiva rece prácticamente del panorama doctrinal paulina y
los procesos de la se convierte en suceso crucial d" un plan divino de
1 e ideológica. Los salvación universal, díspuesto desde antes del tiempo
)ra del Nuevo Tes­ -({antes de los aiones» 66_, consistente en la encarna­
JOyo, directo o in­ ción de un ser divíno y preexistente, entonces resulta
ón, se encuentran que el tiempo ideal del mito desaloja al tiempo real
~ía de Pablo. i de la historia: esta última se convierte en un hierós
tu extremadamen­ lógos que «es verdaderamente tan intemporal en su
cuenta de la doc- actuación como en su significado espiritual.. Por ello
sta explicación no «la historia de Jesús no era aprehendida de manera
Lctoria. En primer generalmente diferente a como lo; devotos entendían
Jrgemeinde no ha­ las sagradas historias que expresaban los rationales
Tminos de confor- de las religiones de misterios» 67. Bultmaml captó ma­
-io, de revolución gistralmente este aspecto del paulinismo al sefialar
tología paulina in­ que _el acontecimiento que funda la comunidad es la
esianismo político­ muerte de Cris to, y esta muerte no reviste su sentido
rerusalén. Las dos en tanto que episodío de una historia nacional» 60.
ecen, ciertamente) La distancia espíritual entre la escatología judeo­
rticulada 62: el re- cristiana y la paulina es inmensa. La primera es la
os que quedamos ;­ de Jesús y sus discípulos inmediatos, orientada ínte­
ulado en lenguajc gramente hacia el tuturo. La segunda es la de un ra­
'0 en la lógica con· mano-judío de Tarso. orientada fundamentalmente
la sobre el princi­ hacia una sotcría como pasado·presente. «Es fácil -in­
soda", resulta in- dica Bultmann- descubrir por qué los conceptos del
:a. Según Pablo, el mito gnóstico de la liberación han sido tomados por
ixión; asi, la fron- la comunidad cristiana. La razón es ésta: el mito de
el cristiano en el la liberación ofrecía los conceptos que permitían cap­
calmente alterada tar COlllO presente la salvación otorgada en la per­
220 GONZALO PUENTE OJEA
,. lDEOLOGIA E nrSTC

sona y la obra de Jesús; y, por consiguiente, compren­ cionarismo de ]


der que la historia escatológica comienza en el pre­ de la parousía
sente. El sentimiento que se tiene de integrar la co­ paulina ante la!
munidad escatológica, el sentimiento de quc recibien­ decir que «el p
do la gracia de Dios uno ya se ha sustraído a este de organización
mundo, librado de sus poderes, no podía en el mundo tenido de la ac<
helenístico ... , e incluso ya para un pensador como Sin embargo, r
Pablo, encontrar su expresión adecuada en los con­ grama, el cante]
ccptos de la esperanza escatológica del judaísmo, la ser descubierto
cual sólo espera la salvacióa del futuro» 69. Si bien las vado [ ... J. El t
concepciones gnósticas se hallan en Pablo asociadas mundo (I Cor.,
todavía a las categorías de la apocalíptica judía -pa­ Padre que saqu
rous/a, resurrección de los muertos, juicio final-, es preserve aquí di
evidente que para la teología paulina la salvación per­ el desarrollo de
tenece ya al presente, aunque pueda ser aún invisible morales del hel
según el mundo: los creyentes que contemplan en ñanza de los del
Cristo la gloria, están desde ahora transformados por tiende hacia los
esta gloria 70. Al tiempo quc queda destruido el hom­ Así, el hombre 1
bre exterior, el hombre interior se renueva de día en diendo, por el p
día 71. Estando el Salvador presente, el mundo del más neófito, va satUl
allá está ya acá. Pero entonces la teología del hombre nica, relegando
renovado en su interior entra en una relación dialéc­ fines de una con
tica con el mundo que ya no depende, en rigor, de la creencia en un s.
fe en una parousía por llegar; cuando esta creencia, satorio de sus f
heredada de una mentalidad muy diferente, creencia sumisamente a
incumplida en el transcurso del tiempo, se vaya debi­ explotan en este
litando hasta su práctica desaparición, nada cambiará su base legitima
en la estructura esencial de esa relación dialéctica quc der en el curso d
instaura, desde el principio, una actitud ante las cosas La Weltsansch
del mundo que consiste en tomar parte en ellas a la guas de la conc
vez que se conserva «interiormente una distancia con comunidad crist
relación a ellas» 72. Dicha relación, que inaugura la mesianismo revc
contigüidad externa con el mundo y el alejamiento 70. J. Weiss, poe
interior del mismo, siempre dará como resultado -al dad de su fe, c
margen de eualquicr referencia a ingredientes escato­ pudiera posiblen
lógicos sobreañadidos- una filosofía de la inserción den político de ¡
conformista en la realidad social y una actitud emi­ funcionarios de
nentemente conservadora del legado institucional acu­ no, sólo podia o
mulado por la historia -que se asume como orden era un judío qOl
estatuido permanentemente por Dios-. La escatolo­ un ciudadano re
gía, por tanto, no puede senir de excusa para el reac­ parte el sentimie
NZAI.O PIIENTE OJEA lUEOLOGIA E HISTORIA 221
.•

~uien te, compren h


cionarismo de Pablo, pretendiendo que la inminencia
,;e¡¡za en el p,·e· de la parousía explica la pasividad de la doctrina
e integrar la co­ paulina ante las injusticias terrenales. Es más exacto
de que recibien­ decir que «el pneuma no es, en verdad, un principio
sustraído a este de organización del mundo, y a este respecto el con­
,día en el mundo tenido de la acción cristiana se ha hecho indiferente.
pensador como Sin embargo, no estando determinado por un pro­
lada en los con­ grama, el contenido de la acción debe necesariamente
del judaísmo, la
ro» 69. Si bien las
Pablo asociadas
-

'. ser descubierto a cada momento por el hombre reno­


vado [ ... l. El hombre no puede y no debe salir del
mundo (1 Cor., 5.10), y Jesús, según Juan, no pide al
'ptica judía -pa­ Padre que saque a los suyos del mundo, sino que los
juicio final-, es preserve aquí del mal (Jn., 17.15). Esto permite, pues,
la salvación per­ el desarrollo de una pedagogía que reasume las ideas
ser aún invisible morales del helenismo (Fil., 4.8), se apropia la ense­
, contemplan en ñanza de los deberes y, en definitiva, en las Pastorales,
ansformados por tiende hacia los ideales mezquinos del helenismo» "­
lestruido el hom­ Así, el hombre interior paulina, a medida que va per­
"nueva de día en
,1 mundo del más
.
diendo, por el paso del tiempo, la tensión mística del
neófito, va saturándose de moral estoica y neoplató'
logía del hombre nica, relegando su urgencia de liberación a los con­
a relación dialéc­ fines de una conciencia alienada que descansa sobre la
e, en rigor, de la creencia en un segundo mundo de los cielos -compen­
do esta creencia, satorio de sus frustaciones presentes-, y plegándose
iferentc, creencia sumisamente a las instancias de dominación que lo
IpO, se vaya debi­ explotan en este mundo. Quedaba así prefigurada, en
n, nada cambiará su base legitimadora, la actitud cristiana ante el po­
Ión dialéctica que der en el curso de la historia.
ud ante las cosas La WeltsanschauUlzg paulina se sitúa, así, a mil le­
lrte en ellas a la guas de la concepción del mundo que animaba a la
lna distancia con comunidad cristiana original, enra;zada en el férvido
que inaugura la mesianismo revolucionario de Palestina antes del año
y el alejamiento 70. J. Weiss, poco sospechow en cuanto a la sinceri·
no resultado -al dad de su fe, observa que «el hecho de que Pablo
~redientes escato­ pudiera posiblemente acoger la idea de que en el or­
1 de la inserción den político de la época, en la administración de los
una actitud emi­ fnncionarios de su tiempo operaba un principio divi­
institucional acu­ no, sólo podía ocurrir, fundamentalmente. porque no
ume como orden era un judío que odiase a Roma, sino un helenista y
IS-. La escatolo· un ciudadano romano. Hasta un cierto punto, como
:usa para el reac­ parte el sentimiento de gratitud de las provincias, que
222 GONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGJA B !lISTe

veían en el Imperio el refugio de paz, el principio del su mensaje eral


cosmos frente al caos y la garantía de la Ley, Se ne­ "apóstoles pree
cesita sólo comparar con ésta la actitud de la Reve­ de, siguiendo Ja:
lación de Juan, que ve en el Imperio un instrumento del movimiento
de Satán, para valorar la diferencia. No podemos 01· Bautista, ITIovin
vidar que Pablo había aprendido (por ejemplo, de pular revoluci01
Gallio) -y aún aprenderá más- que el funcionariado niea. «En realic
romano, pese a todos sus defectos, era todavía una de Pablo al jud,
protección más fidedigna para su actividad que aque­
llos que debieron haber sido sus primeros protectores,
,. habían enfureci
judeocristianos,
es decir, los líderes de su propio pueblo. Pero más allá provocó un mo
de estas exigencias personales tuvo que haber tenido la protección re
también una honda aversión al zelotismo de Palesti­ del genio las n,
na; una connatural aceptación de las fuerzas de la desheredadas y
Icy y el orden estaba enraizada en él. El Estado es el platadoras, Pabl
principio que 'frena' el pleno desenvolvimiento del e interiorizante
mal (H Tes., 2.6 ss.)>> 7'. El juicio de Weiss se mueVe vivencias rnístic;
en dirección muy cierta, pero olvida -fiel a su propia gado hebreo de
mentalidad de clase- que el hecho de ser "un ciuda­ ginería literaria
dano romano» no alineaba a todos los micmbros del vital-o La crea,
Imperio del mismo lado: Pablo asumía, en definitiva, sociedad roman,
los intereses finales de los ciudadanos de las clases que le permitirí,
dominantes; pero frente a éstas, se alineaban las ex­ G cuatro siglos J
tensas masas de ciudadanos romanos desposeídos y se perdería con :
explotados. Al optar por la pax romana, Pablo se pro­ dental supo con!'
nunciaba contra todo movimiento eficaz de emancipa­ en formas reno'
ción económica, social y política de dichas masas. ción era esencial
En síntesis, el reino de Dios en la tierra se esfuma miento del orden
del panorama paulina; el mundo material queda deva­ Pablo inaugun
luado a radicc, pero asumido en su realidad actual calculables canse
como pieza esencial de la dispensación divina. El piritual prese11le.
reino es ahora un reino del espíritu ya incoado en el menzado en el h
corazón del hombre renacido en Cristo. El Mesías te­ sacramentos. La
rrenal se convierte en una noción incomprensible, asi turalizaba el sent
como la idea de un millennium mesiánico. Mucho an­ tada radical y ex
tes de que Marcos incorporase al evangelio la perspec· enérgicamente y
tiva fundamental del paulinismo, Pablo había forjado plena expresión e
en tierras de la Diáspora un evangelio que suprimía
los factores esenciales de la esperanza judeocristiana
y la peculiaridad del Mesías de Israel. Su propio tes·
timonio informa fehacientemente de que su Cristo y
JNZALO Pl TENTE OJEA IDEOlOGTA E mSTORIA 223

z, el principio del su mensaje eran diferentes y se oponían a los de los


de la Ley. Se ne­ «apóstoles preeminentes. de Palestina. La Urgemein­
titud de la Reve­ de, siguiendo las huellas de Jesús, fue la continuación
o un instrumento del movimiento revolucionario iniciado por Juan el
. No podemos 01­ Bautista, movimiento que integraba la ideologia po­
(por ejemplo, de pular revolucionaria en la ideología nacional mesiá­
~ el funcionariado nica. «En realidad -anota Robertson-, los ataques
era todavía una de Pablo al judaísmo y su materialista 'reino de Dios'
tividad que aque­ habían enfurecido tanto a los judíos, incluidos los
neros protectores, • judeocristianos, que su mera aparición en Jerusalén
blo. Pero más allá provocó un motín, del cual escapó sólo aceptando
que haber tenido la protección romana" 75. Captando con la intuición
>tismo de Palesti­ del genio las necesidades psicológicas de las masas
las fuerzas de la desheredadas y el hastío espiritual de las clases ex­
,1. El Estado es el plotadoras, Pablo forjó una soteriología espiritualista
~nvolvimiento del c interiorizante que integraba la moral helénica y las
e Weiss se mueve vivencias místicas de las religiones mistéricas en el le­
-fiel a su propia gado hebreo de la Heilsgechichte -con toda su ima­
de ser «un duda­ ginería literaria, su emoción religiosa y su fuerza
los miembros del vital-. La creación paulina aportaba al Estado y la
mía, en definitiva, sociedad romanos una nueva legitimación ideológica
nos de las clases que le permitirla perpetuar su existencia durante tres
alineaban las ex­ o cuatro siglos más; pero este modelo ideológico no
lOS desposeídos y se perdería con la ruina del Imperio. El hombre occi­
ana, Pablo se pro­ dental supo continuar utilizándolo hasta nuestros dlas,
kaz de emancipa­ en formas renovadas y cambiantes, pero cuya fun­
dichas masas. ción era esencialmente la misma, a saber: el manteni­
I tierra se esfuma miento del orden socioeconómico vigente.
,terial queda deva­ Pablo inaugura la interpretación, con todas sus in­
;u realidad actual calculables consecuencias, del reino como rcalidad es­
sación divina. El piritual presente-futura, una realidad que había ya co­
'. ya incoado en el menzado en el hombre interior transformado por los
isto. El Mesías te­ sacramentos. La basileía asi interpretada, que desna­
]comprensible, así turalizaba el sentido de la escatologla original -orien­
;iánico. Mucho an­ tada radical y exclusivamente hacia el futuro-, actúa
angelio la perspec­ enérgicamente ya en los sinópticos, alcannndo su
,blo había forjado plena expresión en el Cuarto Evangelio.
:elio que suprimía
nza judeocristiana
.el. Su propio tes­
e que su Cristo y
224 GONZALO PUENTE OJEA lDl\OLOGIA. E HISTQl

su vocación ant
de la tradición fi
3. La ideología conservadora de los evangelios canó­ dominan te ya el'
nicos: espiritualismo y concordia social en su doctrina iJ
Filón de Alejanc
El Cuarto Evangelio y las epístolas juánicas cons­ creído en un IÓf
tituyen el paso definitivo para la acuñación, no sólo da un paso más:
de un Cristo pacifico, sino también de una interpreta­ de un indivduo b
ción teológica dc su figura que haría imposible vol­ transforma desd
ver a situarlo en la perspectiva revolucionaria que ca­ que procediese d
racterizó su tiempo. El evangelio de Juan pone en dice de su conc
boca de Jesús la repudiación formal y taxativa de toda la divinidad de .
dimensión política de su empresa mesiánica 76. Pero quien vio «al Es
al leer este cvangelio se percibe en seguida que su ma y posarse se
autor tuvo una aguda conciencia del aspecto político­ de este evangelic
religioso de la carrera del Nazareno 77, lo cual le in­ tigua independieJ
duce a presentarlo deliberadamente, desde el comien­ buyendo paradój
zo, como el Lógos encarnado que explicaría a Pilatos de la dimensión
que su reino no es de este mundo y no puede consti­ dente que la figl
tuir, por consiguiente, ni el más leve reto a la supre­ patible con la I
macía romana: su reino es extra111undano y espiritu.al, últimos, a pesar
y nada tiene que ver con la escatología mesiánica tra­ gética de la tradí
dicional que anunciaba la instauraeión del «reino dc no de toda imp:
Israc1» ¡B. «Si mi reino fuera de este mundo -explica más respetuosos
mgenuamente al magistrado romano el Jesús del evan­ aún no es, en su
gelista, que sobre la cabeza de Pilatos se dirige apolo­ tido estricto de l.
géticamente a las audiencias del siglo JI de nuestra cuanto emanaciÓ!
cra- mis servidores combatirían para que yo no fuese Mesías exaltado a
e11tregado a los judíos; pero mi reino no es de aquÍ» 79, por el contrario,
La intención juánica es que Jesús explique una vez Jesús desde el n
por todas a los cristianos del orbe romano que no crito, de tal mod,
deben sentir escrúpulos, pues la dimensión reivindi­ de la vida del N;
cativa político-social es incompatible con su misión rias de las senteJ
salvadora. Lo propio del mensaje cristiano era, así, la y que están em"
ruptura de todo vínculo con el pueblo judío en bloc, Verbo Encarnadc
ya no sólo con los dirigentes de Israel. dujo a modificar
De tal manera, el evangelio de Juan marca un hito detecta en nume
culminante en la doctrina de la divinidad de Cristo ción. A título ilus
y su papel de salvador de toda la humanidad, acen­ lio Jesús no mm
tuando y extrapolando la línea divinizadora y soterio­ vierte Enslin, en
lógica de los sinópticos, y llevando hasta el límite Getsemaní, ni nin
1.\
:;ONZALO PUENTE OJEA IDEQLOGIA E HISTORIA 225

su vocación antijudía. Este escrito está impregnado


de la tradición filosófica y espiritualista helénica -pre­
)S evangelios CG11Ó­ dominante ya en Filón y en Pablo-, como es patente
1 social en su doctrina inaugural de Crísto en cuanto Lógos "".
Filón de Alejandría (c. 30 a. C.-c. 45 d. C.) había ya
>las juánicas conS­ creído en un lógos que tomaba forma humana. Juan
lcuñación, no sólo da un paso más: el lógos se hace carne en la persona
de una interpreta­ de un indivduo histórico, Jesús de Nazarel -el cual se
lría imposible vol­ transforma desde este instante en Hijo de Dios, aun­
:>lucionaria que ca­ • que procediese de José según la carne, pues' Juan nada
de Juan pone en dice de su concepción virginal y sólo busca probar
. y taxativa de toda la divinidad de Jesús por el testimonio del Bautista.
mesiánica 76. Pero quien vio «al Espíritu descender del cielo eomo palo­
,n seguida que su ma y posarse sobre El" 81_. Si bien algunos rasgos
el aspecto político­ de este evangelio podrian derivarse de una fuente an­
10 77, lo cual le in­ ligua independiente de la tradición sinóptica -contri­
:. desde el comien­ buyendo paradójicamente a perfilar ciertos aspectos
,xplicaría a Pilatos de la dimensión político-religiosa de Jesús-, es evi­
y na puede consti­ dente que la figura que ofrece de éste resulta incom­
ve reto a la supre­ patible con la que proponen los sinópticos. Estos
ndano y espiritual, últimos, a pesar de su interesada manipulación apolo­
)gía mesiánica tra­ gética de la tradición, encaminada a eximir al Nazare­
ción del «reino de no de toda implicación política, son probablemente
e mundo -explica más respetuosos de la imagen histórica de Jesús: éste
) el Jesús del evan­ aún no es, en sus relatos, el Hijo de Dios en el sen­
tos se dírige apolo­ tido estricto de la teología subsiguiente ---es decir, en
;Íglo II de nuestra cuanto emanación de un Lógos eterno-, sino sólo el
lra que yo no fuese Mesías exaltado a los cielos tras su resurrección. Juan,
o no es de aquÍ) 79, por el contrario, se propone mostrar la divinidad de
explique una vez Jesús desde el mismo punto de arranque de su es­
le romana que no crito, de tal modo que todos los episodios y anécdotas
limensión reivindi­ de la vida del Nazareno aparezcan como confirmato·
Jle con su misión rias de las sentencias que le adjudica el evangelista,
rístiano era, así, la v que están empapadas de su propia teología del
,blo judío en bloc, Verbo Encarnado. Esta concepción teológica le con­
el. c1ujo a modíficar profundamente la tradición, como sc
'Jan marca un hito detecta en numerosísimos puntos de gran significa­
'ivinidad de Cristo ción. A título ilustrativo, recuérdese que en su evange­
humanidad, acen­ lio Jesús no muere contra su voluntad 8': como ad­
nizadora y soterio­ vierte Enslin, en el relato «no está el íncidente de
10 hasta el límite Getsemaní, ni ninguna agonía ni súplica de que se le
1.'
226 GONZALO Pl'ENTE OJEA IDEOLOGIA E HISTOli

ahorre el cáliz de la amargura. El autor sabe la his­ daderamente, Pa


toria de un periodo de agonía justamente antes de la gún Robertson, e
crucifixión, pero por varias razones estima que resulta edición mitigada
imposible dentro de su narración»"'. existente entonel
En todo caso, las contradicciones entre cl Cuarto si6n original hat
Evangelio y la tradición anterior son manifiestas: «si mente gnóstica.
Jesús habló como se dice que habló en la colina de con un extremisr
Galilea -escribe Enslin-, no habló como Juan, 14-16, camente la doctr
lo retrata. Si su actitud hacia los que le rodeaban fue del juicio final: J
la que Marcos sugiere, na fue la de Juan. Una persona • na, los paganos
que aparece, altern~tivamente, ahora con un ropaje, probablemente h
luego con otro, sería psicológicamente imposible. Los peral' estas c1áuSl
alienistas reconocen esto, y partiendo de ello han como apenas encajen e
puesto sus estampas del enfermo mental de Galilca,
El efecto tranSl
basculando de atrás a adelante entre la megalomanía
pecto del mensa
y la micromanía. Lo absurdo de sus resultados se
versión ideológic
debe simplemente a su completa ignorancia del pro­
en la desescatole
blema literario implicito en el estudio de los evange·
ca 89. Como se ha
lios»". No puede indicarse con mayor claridad la
clave de la solución de los enigmas del Nuevo Testa· escatologización
mento: el análisis ideológico de estos escritos, como pasado; y si bier
clave interpretativa de las posiciones teológicas de los de la parousfa el
grupos sociales en que se insertan dichos escritos, siánico decisivo e
parte de su análisis literario. porción alguna d,
Para los fines del presente estudio, es relevante sub· ma certeramente
rayar que el evangelio de Juan desaloja radicalmente obstante, que el ,
la idea de un reino mesiánico terrenal. En este pro­ cia allí la segund
pósito su resolución y exigencia van más allá de los teológica paulina
sinópticos, e incluso, si cabe, que Pablo. El reino de coherente, atenua
Dios sólo es para los renacidos~ «quien no naciere ción del mensaje
elel agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de las dificultades ql
los cielos. Lo que nace de la carne, carne es; pero lo escatología plena
que nace del Espíritu, es Espíritu» 85. La salvación es ¡ ~(derivan de la in1
sólo espiritual, mediante el renacimiento por la fe en momento mesiáni
cI Hijo de Dios: «y el juicío consiste en que vino In error de RobinsDI
luz al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas demostrar que la
que la luz, porque su obras eran malas.... Los judíos, mento escatológic
sin excepción, amaron las tinieblas, incluso «aquellos no hace más que
judíos que habían creído en El. 87. En esta condena· tiana original. PI"
ción tajante entran también, sin duda, los judeocris. t en dicha tradiciór
tianos de la Urgemeinde, el «linaje de Abraham». Ver- , desalojarla de su 1
GONZAI.O PUENTE OJEA IDEOLOGIA E HISTORIA

1 autor sabe la his­ daderamente, Pablo no se había atrevido a tanto. Se­


tamente antes de la gún Robertson, el texto actual de Juan es una segtmda
; estima que resulta edición mitigada en obsequio al elemento judío aún
13
existente entonces en las iglesias cristianas; la ver­
les entre el Cuarto sión original habría sido aún más drástica e intensa­
ion manifiestas: «si mente gnóstica. Pero incluso el texto actual se salda
bló en la colina dc con un extremismo que le lleva hasta repudiar prácti­
ló como Juan, 14-16, camente la doctrina judía de la resurrección futura y
~ue le rodeaban fue del juicio final: los fieles disfrutan ya de la vida eter­
;
, Juan. Una persona na, los paganos están ya condenados"'. Lo que son
ora con un ropaje, probablemente hábiles interpolaciones, intentan recu­
ente imposible. Los perar estas cláusulas de la creencia tradicional, aunque
,do de ello han com­ apenas encajen en la lógica de la soteriología juánica.
mental de Galilea, El efecto transmutador de la teología del Lógos res­
tre la megalomanía pecto del mensaje cristiano original, y donde la in­
sus resultados se versión ideológica halla su asiento más firme, reside
ignorancia del pro­ en la desescatologización esencial del mensaje juáni­
udio de los evange­ co 89, Como se ha visto, Pablo inició el proceso de des­
mayor claridad la escatologización al referir el suceso soteriológico al
IS del Nuevo Testa- ~
pasado; y si bien introduce el momento apocalíptico
stas escritos, como
de la parousía en sus epístolas, para él .el acto me­
es teológicas de los
siánico decisivo está en sí mismo completo: no queda
an dichos escritos,
porción alguna de éste relegada al futuro», como afir­
io, es relevante sub­ ma certeramente J. A. T. Robinson 90. Es claro, no
,aloja radicalmente obstante, que el acento apocalíptico con que se anun­
renal. En este pro­ cia allí la segunda venida tiende a complicar la línea
an más allá de los teológica paulina en el sentido de una relativa, y poco
Pablo. El reino de coherente, atenuación de la esencial desescatologiza­
«quien no naciere ción del mensaje. Como señala el mismo Robinson,
ntrar en el reino de las dificultades que se oponían a la doctrina de una
~, carne es; pero lo escatología plenamente inaugurada en las epístolas
'l .5. La salvación es "derivan de la introducción por Pablo de un segundo
niento por la fe en momento mesiánico en el esquema primitivo, .. )) 91. El
iste en que vino la error de Robinson, como ya se advirtió, es pretender
JO más las tinieblas demostrar que la introducción de este segundo mo­
lalas» ... Los judíos, mento escatológico es tardía. La verdad es que Pablo
;, incluso "aquellos no hace más que recogerla de la doctrina judeocris­
" En esta condena­ tiana original. Precisamente por su sólida presencia
luda, los judeocris­ en dicha tradición, Pablo ni siquiera hubiera podido
de Abraham». Ver- desalojarla de su teología -tan refractaria, en su esen­
228 GONZALO PUENTE OJEA IDEOLOGIA E mSTOJ

cia, a nuevos sucesos soteriológicos-, de habérselo en adelante uno


propuesto. Es en Lucas, cie
Pues bien, Lucas había dado ya un paso más en cabal de esta C(
dicho proceso, al someter el lenguaje apocalíptico a los fieles: «el rf
un trabajo de reelaboración que lo vacía de su sen­ otros (entós hyrr
tido tradicional judeocristiano. A la inspiración pau­ Observemos' q
lina, que anima todo su pensamiento, se añade el he­ reino no refleja
cho del largo aplazamiento continuado de la parousía; meinde -sumer;
aunque este aplazamiento comenzó a ser un hecho mesas como estl
perceptible en los días de Pablo y en las iglesias pau­ ticas que poseen
linas, resultaba en los primeros años del siglo TI una ralidad futura, ¡;
realidad que no cabía eludir o ignorar, sino que debía pero son incapa,
reconocerse con sinceridad. H. Conzelmann en un
J
de eliminar los ¡
estudio capital, indica que no se trata ya de un mero poralidad futura
«debilitamiento. de la escatología en la obra de Lucas relatos.
-como había ya anticipado J. Wellhausen-, sino de Lucas sigue u
mucho más: Lucas «no preserva la expectativa pri­ apocalíptico tras
mitiva, sino que la elimina})} como resultado de «una en él como una c
definida actitud teológica ante el problema de la es­ a su concepción
l
catología» 92. Ya al tratar del Bautista, Lucas con­ Dios 9', segtln el
vierte la llamada escatológica al arrepentimiento en desplaza en imI
una exhortación ética intemporal, pues la proclama virtud de dicho
del juicio final se independiza del tiempo en que deba rousía funcionar
acontecer, no importándole quc sca próximo o le­ cierto sentido m
jano 9'. El énfasis recae en la naturaleza del reino cual se despliega
-no en el momento de su venida-, inserto en la el período de JeE
perspectiva de un dilatado período purgativo. La in­ píritu 98. El magi
terpretación intemporal del reino conduce a Lucas a tituyen el punto
situar magnos sucesos como el de la destrucción dc A partir del hecl
Jerusalén en un contexto rigurosamente histórico; andadura y el fa.
pero de ahí resulta justamente que «el Reino de Dios, nente: se trata a
lejos de ser transformado en una entidad histórica, Iglesia terrestre
se transfiere al dominio de la metafísica» 94. Por ello, la perseverancia
en Lucas, «la declaración principal no es que el reino ciona como eje
está llegando, sino que el reino está siendo predicado tiana 99. Es decir
por J eStls y está siendo hecho manifiesto en su mi­ alta temperatura
nisterio. El 'llegando' mismo pertenece al futuro, y una Iglesia instal
está separado por un largo intervalo a partir de su a durar seculan
manifestación. No es quc haya empezado con Jesús mensaje cristiane
un desarrollo que conduce al reino, sino que en El ha la inminencia- a
'aparecido' la salvación, de tal manera que de ahora civil.
GONZALO PUENTE OJEA lDEOLOGIA E HISTORIA 229

:os-, de habérselo en adelante uno puede verla y estar seguro de ella» 95.
Es en Lucas, ciertamente, donde se halla la expresión
a un paso más en cabal de esta concepción tardía del reino, al decir a
uaje apocalíptico a los fieles: «el reino de Dios está dentro de (en) vos­
lo vacía de su sen­ otros (entós hymon estln)>>... '
la inspiración pau­ Observemos que esta construcción Intemporal del
uta, se añade el he­ reino no refleja el pensamiento de Jesús y de la Urge­
lado de la parousla; melnde -sumergido todo él en el tiempo de las pro­
zó a ser un hecho ~, mesas como estricto futuro--. Las narraciones sinóp­
en las iglesias pau­ ticas que poseemos vacían paulatinamente de tempo­
'íos del siglo TI una ralídad futura, pero inmInente a la tradición original,
)rar, sino que debía pero son incapaces, a causa del peso de esa tradición,
:onzelmann, en W1 de eliminar los abundantes testimonios de dicha tem­
rata ya de un mero poralídad futura, que esmaltan, aquí y allá, todos sus
en la obra de Lucas relatos.
~llhausen-, sino de Lucas sigue utilizando con frecuencia el lenguaje
la expectativa pri­ apocalíptico trascendental, pero este lenguaje aparece
) resultado de «una en él como una construcción secundaria y subordinada
problema de la es­ a su concepción primordial del plan soteriológico de
autista, Lucas con- ) Dios 97, según el cual el fenómeno Iglesia sustituye y
arrepentimiento en desplaza en importancia al fenómeno parousla. En
, pues la proclama virtud de dicho plan, la creación del mundo y la pa­
tiempo en que deba rousla funcionan como los límites extremos, y en
sca próximo o le­ cierto sentido marginales, del curso de la historIa, la
oturaleza del reino cual se despliega en tres fases: el período de Israel,
ia-, inserto en la el período de Jesús y el período de la Iglesia y el Es­
o purgativo, La in­ píritu 98. El magisterio y la redención de Cristo cons­
conduce a Lucas a tituyen el punto central, la divisoria de la historia.
, la destrucción de A partir del hecho salvífica, la Iglesia inicia su larga
lSamente hIstórico; andadura y el factor étIco se apropia el lugar preemi­
, «el Reino de Dios, nente: se trata ahora de la instrucción moral de una
1 entidad histórica, Iglesia terrestre centrada en la idea de la paciencia y
:afísica»". Por ello, • la perseverancIa (hypomone'), idea que, en Lucas, fun­
l no es que el reino ciona como eje principal del tema de la víta chris­
tá siendo predicado tíana 99. Es decir, la vida del cristiano, pasada ya la
anifiesto en su mi­ alta temperatura escatológica, cae bajo la férula de
tenece al futuro, y una Iglesia instalada en la sociedad temporal, que va
,ala a partir de su a durar secularmente, imponiendo un reajuste del
mpezado con Jesús mensaje cristiano -previsto para la no-duración, para
" sino que en El ha la inminencia- a las realidades cotidianas de la vida
mera que de ahora civil.
230 GONZALO PUENTE OJEA IOEOLOGIA E HIST(

En Juan, este proceso de desescatologización -sub­ ultora en adelal


yacente en Pablo, manifiesto en Lucas- alcanza tam· una línea indef
bién su culminación. Pero este fenómeno no repre­ Inente, no COffi(
senta la restauración de la tradición original, como rado, sino como
se empeña en afirmar Robinson -y con él, aunque sea diaria del discír
con otros argumentos, muchos teólogos de la escuela bitación en el
ele la historia de las formas-; por el contrario, re· mente la caract
presenta el punto de arribada de un proceso que can­ 1nterimsethik ­
cela la vivencia escatológica original de un reino in· mesiánica hasta
minente, pero aún por llegar. Justamente porque el el cuerpo místi,
ke'rygma juánico se acomoda perfectamente a los in­ como tal la con
tereses teológicos de la ecclesia pressa, ésta ha pro· sucesivo, y dese
pendido siempre a considerarlo como la formulación con el Cristo ql
más coherente de su interpretación de la esperanza la vivencia esca
cristiana: una esperanza en la que de facto el ingre­ apocalíptica- q
diente escatológico se evapora. En la ecclesia pressa, entrar en poses
los valores al orden del día son, prácticamente, dos: siglos.
el espiritualismo, como evasión interior de las servi· En el pensarr
dumbres temporales, y la concordia social, como ga­ gnósticas mante
rantía de existencia de una Iglesia constituida como ,
• de la apocalípti,
nuevo poder e integrada por los más diversos y opues­ que Pablo -ese
tos grupos sociales. gen apocalíptica
Según el evangelio de Juan, el climax de la empresa sía de Cris to, la
soteriológica radica en el propio magisterio de Jesús Juicio, Juan de,
y en sn exaltación sobrenatural tras su sacrificio, ins­ absolutamente r
tantes en los que el ahora y el aún no se funden de la Luz ha venid,
modo inextricable. La dimensión futura del reino no os digo: quien
llega a desaparecer formalmente, retóricamente, pero que me ha envi
va no se concibe como elemento separado: «la hora juicio, pues ha r
~stá llegando y es ahora. \00. Perduran en Juan resi­ dad, en verdad o
duos del lenguaje apocalíptico \01, pero su evangelio ya está aquí, en
no tiene ya nada que ver con los apocalipsis sinópticos de Dios, y los q
-que aún exigían, sobre todo en Marcos y en Mateo, resurrección y la
la dualidad de presente y futuro-, pues no gravita aunque esté mil(
sobre una segunda venida de Cristo como suceso, sino morirá.' 'Ahora
sobre ,<la crisis histórica única de la muerte y re­ ahora el príncip
surrección de Jesús. Este es el télos, el Final; y esta fuera' (In. 3.19,
forma verbal ya no es el futuro (Mt. 24.14; Mc. 13.7). futuro se transf
sino el pretérito perfecto (In. 19.28, 30)>> 102. El tiempo invisible, y la p
ele la Iglesia y el tiempo de la parousía se superponen fenómeno mítico
y confunden: la resurrección inaugura la parousía de ) interior y dentrc
GONZALO PUENTE OJEA

ttologización -sub­
. IDEOWGIA E HISTORIA 23t

ahora en adelante; esta última no es un punto, sino


lcas- alcanza tam­ una línea indefinida. «La parousía se entiende clara­
,nómeno no repre­ mente, no como un acontecimiento catastrófico sepa­
:ión original, como rado, sino como una continua impregnación de la vida
, con él, aunque sea diaria del discípulo y de la Iglesia» 103, como una coha­
lagos de la escuela bitación en el amor de Cristo, Desaparece radical­
ar el contrario, re­ mente la característica original de la ética eu cuanto
m proceso que can­ lnterimsefhik -ética de la conducta de la comunidad
lal de un reino in­
tamente porque el . mesiánica hasta que el reino inminente llegara-, pues
cl cuerpo místico que es la Iglesia de Cristo entraña
ectanaente a los in­ como tal la consumación de la ética del amor: en lo
ressa, és ta ha pro­ sucesivo, y desde ahora mismo, el cristiano vive ya
'lnO la formulación con el Cristo que viene y ha venido, Los peligros de
;n de la esperanza la vivencia escatológica original -aún en su versión
, de tacto el ingre­ apocalíptica- quedan conjurados, y la Iglesia puede
la ecclesia pressa, entrar en posesión de su reino por los siglos de los
.rácticamente, dos: siglos.
terior de las servi­ En el pensamiento de Pablo, las representaciones
ia social, conao ga­ gnóstícas mantenían todavía algunos vínculos con las
1 constituida como de la apocalíptica judeocristiana. Por ello, «mientras
lS diversos y opues­ quc Pablo --escribe Bultmann- conserva aún la ima­
gen apocalíptica antigua de la esperanza en la parol<­
rnax de la empresa sía de Cristo, la resurrección de los muertos y el gran
nagisterio de Jesús Juicio, Juan describe la redención como un suceso
lS su sacrificio, ins­ absolutamente presente: 'he aquí cuál es este juicio:
n no se funden de la Luz ha venido al mundo.. :. 'En verdad, en verdad
Utura del reino no os digo: quien escuche mi palabra y crea en Aquél
'etóricamente, pero que me ha enviado. tiene la vida eterna; escapa al
;eparado: «la hora juicio, pues ha pasado de la muerte a la vida. En ver­
uran en Juan resi­ dad, en verdad os declaro: la hora viene, y el presente
pero su evangelio ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo
ocalipsis sinópticos de Dios, y los que la hayan oído vivirán: 'Yo soy la
.1arcos y en Mateo, " resurrección y la vida. Quien crea en naÍ vivirá incluso
-, pues no gravita aunque esté muerto. y quien vea y crea en mí jamás
) como suceso sino
J morirá: 'Ahora tiene lugar el juicio de este mundo;
.e la muerte y re­ ahora el príncipe de este mundo va a ser arrojado
os, el Final; y esta fuera' (Jn. 3.19, 5.24 ss., 11.25 ss., 12.31)>> 101. El reino
¡ft. 24.14; Mc. 13.7), futuro se transforma en una realidad presente pero
, 30)>> 102, El tiempo invisible, y la persona de Jesús se convierte en un
usía se superponen fenómeno mítico, en un lógos actuante en el hombre
;ura la parousía de ) interior y dentro de la Iglesia en cuanto «cuerpo de
2J2 GONZALO PVENTE OJE/\ IDEOLOGI!\. E lIIS'f(

Crislo», cuyos miembros están unidos por el amor
fraternal en el Espíritu de Dios. Espiritualización y
concordia social: la nueva teología cimenta asi la pla­ 4. La consolid,
taforma ideológica sobre la que descansa el poder flicto con la
de la Iglesia en el cortejo de los demás poderes del
orden temporal. El mundo he
Apenas se precisa insistir en las inmensas conse­ nuevo evangelio
cuencias que tuvo la desescatologización del evangelio en virtud de la
original para la actitud ideológica de los cristianos en toica y platónic
cuanto ciudadanos de este mundo. La espera del reino • piración 6rfico-~
fue transmutándose en la realidad de una Iglesia 105 Antigüedad 107. 1
que, en cuanto ecclesia pressa, tenia que obtener su romana s610 hat
reconocimiento institucional por los poderes seculares lógica incierta y
y, como contrapartida, reconocer a éstos. Todo el pro­ mas vagas de ca
ceso ulterior de la progresiva adaptación doctrinal a utopistas, pues I
las exigencias de la sociedad secular tiene su fuente do antiguo no h:
en esta radical inversiÓn del mensaje primitivo: en ración real de
lugar de un reino mesiánico por llegar, aunque inmi­ consiguiente, tar
nente, se afirma una Iglesia presente y duradera que, lativas a esa su
aunque no abandona formalmente la retórica referen­ contradicciones
cia escatológica que configuraba el ke'rygma original, ciones subversiv
neutraliza realmente la escatologia en la cotidiana te negador, acorr
existencia de los fieles, convirtiendo el mesianismo esquemas cantr::
escatológico en una ética de la vida crÍ5tia1/Q. utopista. Esta
Las tres epístolas juánicas parece que sirvieron para relaciones de pI
facilitar la introducciÓn del Cuarto Evangelio en cier­ tamente el refu
tas comunidades cristianas que basculaban hacia ,. BJl'ÍCol6gicas vica
interpretación más agónica y militante del me" .
·;St'-'1ación
. de la
cristiano. Pues, como señala Robertson, «los cn,·_ '-'.lIJo- 'de concienci
nos sin rango preferían los slogaflS revolucionaric ,'c,!i>:ll. Estas fon
la tradiciÓn sinÓptica a las místicas meditaciones . -.-J::rminación vige,
Juan de Efeso. No debe sorprender que pasaran aL.. ¡.Jimsensus gener:
cincuenta años antes de que el Cuarto Evangelio orden 108. En con
fuera aceptado como canónico de manera genera¡' 106. unidad entre la
Veamos brevemente la vertiente conflictiva de la con­ siánica que cara,
solidación del cristianismo inaugurado por Pablo y tiniano, el mensa
consagrado por los redactores evangélicos. una sociedad no­
pojado de su dirr
lítico-religiosa y
mundo gentil sól
diante el procese

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