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LA VIVIENDA SOCIAL Y LA CUESTIÓN URBANA.

CONSIDERACIONES TEÓRICAS PARA EL ANÁLISIS DE LAS POLÍTICAS DE HÁBITAT


JUAN PABLO DEL RÍO
estudios del hábitat | Vol. 13 (1) | JUNIO 2015 | ISSN 2422-6483 | pp. 76-92 | url: revistas.unlp.edu.ar/habitat
UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA PLATA | FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO

La vivienda social y la cuestión urbana.


Consideraciones teóricas para el análisis
de las políticas de hábitat

Social housing and the urban matter.


Thoughts on the analysis of housing policies

JUAN PABLO DEL RÍO*


Instituto del Conurbano (UNGS) y Centro de Investigaciones Geográficas
Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación
Universidad Nacional de La Plata (UNGS / CIG - FAHCE - UNLP / CONICET)
geodelry@gmail.com

Resumen
Este artículo tiene por objetivo explorar las relaciones entre hábitat popular y ciudad a efectos de apor-
tar algunos elementos teóricos para el estudio de las políticas públicas de hábitat. Para ello se realiza
un análisis bibliográfico de los debates clásicos del problema de la vivienda, la cuestión urbana y las
teorías de la ciudad latinoamericana, a partir del cual se postula que las contradicciones inherentes en
acceso al espacio urbano no son ajenas a la tensión capital-trabajo. En paralelo se afirma que, en el
contexto latinoamericano, el estudio de la dinámica de los mercados de suelo ha sido relegado como
variable explicativa de este problema. Además, se considera necesario de-construir el discurso
«viviendista» o sectorial, que aun forma parte de la ideología dominante de la política habitacional
argentina. Y se sostiene que la noción de localización es una clave de lectura importante para interpe-
lar las políticas de hábitat. Finalmente, arribamos a la conclusión que una de las prioridades de la
política en relación a la cuestión del hábitat debería ser la regulación de los mercados inmobiliarios y el
castigo a la especulación urbana.
PALABRAS CLAVE: ciudad latinoamericana, política habitacional, mercado de suelo, localización.

Abstract
This article aims to explore the inter-relations between habitat and city in order to provide some theoretical
insights for the study of habitat-related public policies. For that reason a review of the literature on the
classical debates is carried out regarding the problem of housing, urban issues, and theories of the Latin
American city, after which it is postulated that the contradictions inherent to the access to urban space are

FECHA DE RECEPCIÓN: 05-04-2012 | FECHA DE APROBACIÓN: 01-12-2012 | FECHA DE PUBLICACIÓN: JULIO-2015


ESTA OBRA ESTÁ BAJO LICENCIA: LICENCIA CREATIVE COMMONS ATRIBUCIÓN-NOCOMERCIAL-SINDERIVAR 4.0 INTERNACIONAL

* Profesor y Licenciado en Geografía (UNLP). Especialista en Políticas y Mercado de Suelo en América Latina
(Universidad Nacional de Colombia). Doctor en Geografía (UNLP). Se desempeña como Becario Posdoctoral del
CONICET (Instituto del Conurbano, UNGS), como profesor de grado de Geografía Regional Argentina
(Departamento de Geografía, UNLP) y del Seminario de Hábitat Popular, Mercado de Suelo y Política Urbana
(FTS-UNLP) y como profesor de posgrado de la Maestría de Cs. Sociales (FaHCE-UNLP), Maestría de Ciencias del
Territorio (Facultad FAU- UNLP) y Maestría de Políticas Territoriales y Ambientales (FFyL-UBA). 76
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not alien to the capital-labor tension. It is stated that in the Latin American context, the study of the dynamics
of land markets has been neglected as an explanatory variable of this problem. In addition, it is necessary
to deconstruct the «viviendista» or sectorial discourse, part of the dominant ideology of housing policy. It
is also argued that the notion of localization is an important perspective to assess habitat policies. Finally,
we arrive at the conclusion that one of the main priorities of the policy in relation to the issue of habitat
should be the real estate market regulation and the punishment of urban speculation.
KEYWORDS: Latin American city, housing policy, land market, location.

Introducción

El espacio urbano es uno ámbito donde no enajenan su dimensión urbana e histórica


solo se reflejan, sino también donde se producen (Yuvnosky, 1984), ha tenido diversas observacio-
formas específicas de diferenciación social. Al mis- nes. Una de ellas, por ejemplo, ha sido la deman-
mo tiempo, la relación entre hábitat popular y ciu- da del pasaje de la arquitectura-objeto a la arqui-
dad asume múltiples articulaciones. En la esfera tectura-ciudad. Aspecto este último que implica
estatal, la política habitacional es uno de los nexos desterrar la reflexión de la ciudad como una
por excelencia entre estos campos. De allí que en sumatoria de objetos arquitectónicos pensados
este artículo interesa analizar dicha política debi- como unidades proyectuales cerradas y produc-
do a sus características diferenciales en la forma tos sin circulación y, en paralelo, señalar que el
de producción del espacio urbano, en tanto la me- problema de la ciudad obliga pensar el problema
diación de la acción pública supone una toma de de la sociabilidad en el espacio (Winograd, 1988).
posición respecto el problema de la vivienda y una A pesar de las críticas que ha sufrido el enfoque
intervención directa que genera condiciones es- viviendista, la intervención estatal en la materia
pecíficas de acceso al espacio residencial. continúa siendo hegemonizada desde una pers-
El problema de la vivienda y lo urbano como pectiva sectorial, que asume una racionalidad sim-
cuestión socialmente problematizada, se confi- ple marcadamente productivista.
gura en la tensión capital-trabajo, pero su alcan- Por esta razón, propondremos que prestar
ce excede este dominio, razón por la cual el sur- atención al componente suelo y al emplazamiento
gimiento de la cuestión urbana supone otras for- de la vivienda en el espacio urbano, no solo es
mas de oposición más allá de la tensión directa útil para señalar una dimensión crítica de la polí-
entre los términos antes mencionados. Emerge tica habitacional, sino que también evidencia el
así un problema social por fuera del ámbito clá- papel que juega la “absolutización” de la propie-
sico de la producción. Según Castells (1974) las dad privada como principal obstáculo en la ges-
contradicciones urbanas son secundarias tión de la ciudad y del hábitat. Por otro lado, cen-
estructuralmente, es decir, se sitúan en el ámbito trar la mirada en estos aspectos supone consi-
de la reproducción y son contradicciones pluri- derar el papel que juega la renta, como una ca-
clasistas, que responden a alianzas variables se- tegoría económica que incide en el proceso de
gún la coyuntura. También, Lefebvre (1976) en- distribución del excedente general y, al mismo
tiende que avanzado el proceso de urbanización tiempo, permite introducir en el espacio urbano
del siglo XX, la realidad urbana modifica las rela- proceso de especulación y exclusión social que
ciones de producción sin llegar a transformarlas operan en favor de la estructuración del déficit
y afirma que “el espacio y la política del espacio urbano-habitacional.
‘expresan’ las relaciones sociales, al tiempo que De allí que la clave de lectura del par suelo-
inciden sobre ellas” (1976: 21). Bajo estas coor- localización permite identificar hasta qué punto la
denadas existe un campo fecundo de análisis en acción del Estado en materia de hábitat modifica
relación a lo urbano, la lectura de la dimensión ciertas relaciones de producción urbana. Dicho
espacial del proceso social y la política del espa- de otro modo, partimos de la tesis que una políti-
cio, que no solo refleja las relaciones sociales sino ca habitacional que no internaliza plenamente la
que las constituye. lectura del componente suelo-localización (por
Por otra parte, las políticas que naturalizan una más altos estándares de calidad constructivos y
visión mercantil-individualista de la vivienda, que de habitabilidad interna) está condenada a ser

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considerada una política de vivienda y no una La vivienda y la ciudad


política habitacional, ya que este par constituye como problema social
el elemento primario de la inserción de la vivien-
da en el espacio urbano. A fines del XIX, las condiciones de explotación
En este sentido, cabe mencionar las notas teó- de la clase trabajadora dan lugar a reformas so-
ricas para el análisis de las políticas de hábitat que ciales que buscan morigerar la precariedad de la
aquí se desarrollan se insertan en un trabajo ma- vida urbana asociada al vertiginoso avance de la
yor que tiene como objetivos indagar (en el mar- revolución industrial. La historiografía inglesa puso
co de la política de vivienda desarrollada en la de relieve que la ciudad reunía y potenciaba aque-
década del 2000 en el Área Metropolitana de Bue- llo que en el campo se encontraba disperso, en
nos Aires): i) qué efectos introduce en las condi- palabras de Hall (1996) “la ciudad volvía a los po-
ciones de localización de la vivienda social una bres conscientes de su pobreza”. Esto generó un
estrategia pública de adquisición de suelo a tra- movimiento reactivo en los sectores dominantes
vés de mecanismos de mercado, ii) hasta qué preocupados por frenar la formación de revuel-
punto estas condiciones traen aparejado algún tas populares, e incluso la propia burguesía veía
tipo de consecuencias en las condiciones de vida en la insalubridad de los barrios un problema al
de los adjudicatarios de la vivienda social, iii) qué interior de su clase. Las condiciones materiales
naturaleza tienen las mismas y cómo se manifies- de vida se reflejaban en la preocupación de la
tan en las percepciones del lugar. salud obrera, de allí los estrechos lazos entre ur-
– Si bien, este estudio marco exceden el alcance banismo e higienismo por entonces.
del presente artículo, es importante considerar sus La fábrica como espacio de la producción era
preocupaciones, ya que como se verá en el reco- el ámbito por excelencia donde se dirimía la cues-
rrido de los antecedentes descriptos en este artí- tión social, mientras la ciudad era considerada
culo, la relación entre estas dimensiones han ten- un ámbito extra laboral marginal. Sin embargo,
dido a estar ausentes en el análisis habitacional. la ciudad se transformará rápidamente en un
A continuación, con el objetivo de realizar una problema en sí misma y, dadas las pésimas con-
aproximación al problema de la vivienda en el diciones de vida en los barrios obreros británi-
marco de la cuestión urbana, dicho artículo de- cos, la vivienda y el planeamiento urbano surgi-
sarrolla una breve reseña del debate europeo de rán como objeto de política social. Es decir, hasta
fines del siglo XIX –momento en el cual el avance fines del siglo XIX la burguesía urbana se man-
del proceso de industrialización mostraba las mi- tuvo al margen de las condiciones de vida del
serables condiciones de reproducción urbana– proletariado, pero luego el temor y la amenaza
e identifica el surgimiento del problema urbano no dejaron lugar a dudas: la ciudad era un pro-
como cuestión de política social más allá de la blema (Hall, 1996). Así surge lo urbano como
fronteras fabriles. En segundo término, se revi- cuestión social; la ciudad se transforma en ob-
san las perspectivas teóricas vinculadas al hábitat jeto de política pública y emerge el urbanismo
popular y la ciudad latinoamericana. Esto habilita como la disciplina.
a introducir en nuestro contexto el tratamiento En dicho contexto, se generó un consenso a
que tuvo el problema urbano-habitacional y, al mis- favor de la intervención del Estado, dado que el
mo tiempo, permite plantear la marginalidad que laissez-faire urbano no aportaba ninguna solu-
ha tenido en esta discusión el papel que juega el ción. Desde esta mirada las construcciones de-
mercado de suelo en la estructuración del espa- bían responder a las exigencias del mercado y la
cio urbano de nuestras ciudades. En tercer lu- capacidad de pago del inquilino dependía del
gar, con la intención de delinear un enfoque sueldo que cobra; en otras palabras, la oferta apor-
habitacional de carácter más integral, se introdu- taba un producto acorde a sus magros ingresos.
cen una serie de críticas a la visión hegemónica Frente a este nuevo problema social se originará
de la política habitacional (la cual se encuentra el sistema público de vivienda, se institucionaliza
en buena medida vigente en el contexto argenti- la compra de terrenos con la finalidad de cons-
no hasta la actualidad). Luego, se recurre a la truir viviendas para los trabajadores, surge la re-
categoría de localización como construcción so- gulación de pautas constructivas acorde al
cial, con la intención de reflexionar sobre la rela- higienismo urbano y se difunde el zonning entre
ción entre vivienda y ciudad. otros dispositivos públicos.

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En el análisis que realiza Topalov (2004) acer- individuo ocupa una serie de posiciones indepen-
ca de la trayectoria de la cuestión social, la cons- dientes unas de otras en los sistemas de clasifica-
trucción del problema urbano se inscribe dentro ción práctica de la política social. Mientras las le-
de la descomposición científica y administrativa yes científicas ignoran al individuo concreto, las
de la cuestión social. A cada problema social le normas elaboradas por las ciencias reconstruyen
corresponde un ámbito del saber, una especiali- a un individuo diferente, que se convierte en “su-
dad profesional y unas técnicas específicas de jeto de la administración” (Topalov, 2004).
intervención. El problema de la vivienda y el urba- A pesar de la progresiva autonomización del
nismo surgen de algún modo de este proceso de problema urbano y su burocratización creciente,
autonomización. La ciencia delimita y mensura en Contribuciones al problema de la vivienda,
elementos de la realidad social, o de las prácticas Engels (1873) recuerda que el problema de la vi-
populares, a los de efectos de establecer secuen- vienda está mediado por la relación estructural
cias causales y transformarlas en objeto de inter- capital-trabajo y desde allí discute con Proudon y
vención: por ejemplo, la condición de la vivienda, Sax los límites de las reformas sociales propues-
la insalubridad y la mortalidad. Esta especializa- tas en la época. La reforma proudoniana enuncia-
ción da lugar a la cuestión urbana, en tanto sepa- ba un repertorio de acciones que apuntaban a la
ración entre los ámbitos laborales y no laborales. supresión de las viviendas de alquiler, rescatar las
La división pasa a ser tan marcada que en el aná- viviendas mediante el pago a sus propietarios,
lisis de la tuberculosis y su estudio se ignoran los crear un sistema en el cual el pago del alquiler
daños referentes al ámbito del trabajo y solo se anual les permitiera a los trabajadores convertirse
presta atención a las condiciones de higiene y en propietarios, expropiar un conjunto de vivien-
promiscuidad en las viviendas. Paradójicamente, da de alquiler para paliar el déficit e implementar
esta división implica, a la vez, un conocimiento y leyes contra la usura. Frente a estas propuestas,
un enmascaramiento de las realidades de la vida Engels cuestiona que el problema de la vivienda
popular: se desarticulan así prácticas que tienen deba ser resuelto transformando a los obreros en
una coherencia en el mundo popular y se les asig- propietarios: para él no alcanza con que éstos
nan un sentido externo. Sentido que debe ser “ver- sean poseedores, ya que a su juicio mediaba una
dadero” y objetivo dado que la intervención pro- transferencia de los costos de reproducción al
puesta persigue efectos. propio trabajador.
El conocimiento se encuentra en gran medi- El debate clásico de fines del siglo XIX se en-
da al servicio de estrategias represivas o de contraba atravesado por un sinnúmero de
disciplinamiento social, aunque con el tiempo asu- interrogantes, algunos de los cuales parecen te-
men la forma de “norma objetivada”. En este con- ner plena vigencia en la actualidad. Por entonces
texto, la máxima de racionalidad se impone sobre se acepta que el desarrollo de la industria y la ciu-
las voluntades individuales, donde el trabajo es dad implican ciertas contradicciones sin que es-
un factor de la producción y los consumidores tas alteren el orden social de fondo. Se pone en
pasan a ser racionales. Por ello, la norma urbana cuestión, por ejemplo, si los cambios de la forma
debe organizar un sistema eficiente que tienda a de tenencias de la vivienda –el pasaje de arrenda-
la optimización, cada espacio urbano debe cum- tario a propietario– altera la condición social de la
plir una única función. La ciudad es dividida en clase trabajadora. También se pregunta si el aho-
zonas y el lugar del trabajo está por definición rro del alquiler se traslada o no en menores cos-
separado de la vivienda. La planificación regula el tos en términos salariales. La renta del suelo se
desarrollo del suburbio de modo de garantizar el introduce a la discusión de la planificación de la
nuevo orden social. ciudad y, al mismo tiempo, es presentada como
El giro de la “norma objetivada” supone una un producto social. Se cuestionan determinadas
abstracción que no ha sido formulada para un tipologías residenciales propuestas en el contex-
grupo o clase particular, sino que adquiere ca- to de la reforma –como las colonias rurales– en
rácter universal. La norma formaliza una necesi- función de quien se beneficia con la extracción
dad objetiva del individuo o la sociedad y, simul- de renta de las viviendas para obreros en áreas
táneamente, el medio racional que garantiza su periféricas. La solución haussmaniana como mé-
satisfacción. De este modo, los aparatos públicos todo higienista propuesto por la burguesía para
crean sus propias categorías de intervención, cada resolver el problema es criticada porque se consi-

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dera que sólo desplazaba el problema. La discu- tingue seis enfoques a tener en cuenta: las teorías
sión por la igualdad de derechos, la idea de justi- de la marginalidad, la perspectiva histórico-estruc-
cia y la voluntad inscriptas en paradigmas de in- tural, la teoría de la urbanización dependiente, la
tervención estatal o de mutualidad obrera son pre- perspectiva turneriana, el enfoque democrática-
sentadas como opuestas al conflicto. Se discute autonomista y la perspectiva liberal individualista.
si la reformas urbanas alteran o no las relaciones A mediados del siglo XX, el proceso de desa-
capitalistas de producción, o si lo que se busca rrollo industrial relativo y la concentración urba-
es armonizar la relación capital trabajo, en esen- na, con diferentes matices entre los países latinoa-
cia, contradictoria. mericanos, dieron lugar a importantes transforma-
ciones urbanas. Desde la mirada económica, el
ritmo de la urbanización no se condijo con el rit-
Interpretaciones acerca del hábitat mo ni el nivel de desarrollo industrial, dando lugar
popular en las ciudades a un desajuste entre urbanización e industrializa-
latinoamericanas ción que se visualiza como problema en términos
de la pobreza urbana. Una parte de la población
Consideremos ahora cómo algunos de los que no logra integrarse plenamente a la vida y la
elementos vistos en el apartado anterior son economía urbana. La teoría de la marginalidad
retomadas, al menos parcialmente, en los deba- ensaya una primera explicación desde un enfo-
tes acerca de la cuestión del hábitat popular en que ecológico-cultural, planteando un dualismo
el marco de la ciudad latinoamericana. En esta entre la ciudad moderna y la atrasada (reducto
dirección, la primera advertencia es que se vuel- de ruralidad, dada la inercia de pautas culturales),
ve difícil hablar de una teoría acerca de la urba- asociando determinadas formas sociales a modos
nización latinoamericana. Más bien, pueden iden- de ocupación de espacio. En este sentido, el con-
tificarse algunos enfoques que dan cuenta de cepto de la marginalidad no solo remite a la
una serie de elementos que, por los menos en ecología urbana, sino que también adquiere una
las últimas seis décadas, se pusieron en juego variante antropológica, la idea de “cultura de la
en torno a la relación entre el hábitat popular y la pobreza” (Lewis, 1996).
ciudad latinoamericana. Siguiendo a Mesa (1985), la hipótesis central
En los años ‘50 y ‘60, la discusión del desarro- de la teoría de la marginalidad es que existen ba-
llo/subdesarrollo asociadas en el ámbito urbano rreras culturales que impiden que el tránsito de
a las “teorías de la marginalidad” se desplazó al lo rural a lo urbano se dé en la forma esperada
problema del desarrollo frente a la dependencia, desde la óptica de la modernización. Las rela-
instancia en la cual surge el enfoque de la urbani- ciones sociales que se presentan en este proce-
zación dependiente. Otra parte de la discusión del so bloquean el desarrollo de las grandes ciuda-
hábitat gira en torno al debate de la des. Asimismo, la ruralización de la ciudad pre-
autoconstrucción y la autogestión del hábitat atra- senta una inercia que implica que una parte im-
vesado, en los años ‘70 y ‘80, por la perspectiva portante de estos grupos no puedan articularse
turneriana y el enfoque estructuralista-histórico. En a la sociedad moderna.
los ‘90, una segunda etapa del debate, conocido Cabe destacar que, según el posicionamiento
como debate de la mercantilización, pone la aten- político que asumió esta teorización, pueden re-
ción desde la perspectiva liberal individualista en conocerse algunos matices (o variantes de izquier-
la informalidad y la regularización de la tenencia. da y derecha). Por un lado, si se parte del supuesto
Para caracterizar cada uno de estos enfoques que lo marginal es producto de la falta de oportu-
teóricos que atraviesan el campo de la urbaniza- nidades, educación, ausencia de opciones, etc.,
ción latinoamericana –con el objetivo de conside- y que el Estado como la clase dominante no es-
rar la forma en la cual es leída la ciudad, en gene- tán eximidos de la creación de estos obstáculos,
ral, y en la política habitacional, en particular– re- entonces éstos últimos deben ofrecer apoyo para
curriremos al trabajo de Duhau (1998). En dicha superar dichas barreras. De este modo, la política
revisión2, propone una clasificación en la que dis- urbana debe orientarse a la integración de estos

2
Nos referimos, a la revisión planteada por Duhau (1998) en Hábitat popular y política urbana.

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sectores, especialmente mediante incentivos a la trarse en la noción de “expoliación urbana”


participación, y brindando capacitación, asisten- (Kowarik, 1979). Desde esta perspectiva se pone
cia técnica y apoyo financiero a los procesos de el énfasis en la dimensión política de la urbaniza-
auto-construcción. Por otro lado, bajo el supues- ción, en la cual los sectores populares sufren un
to de que la transformación en el espacio doble proceso de expoliación: a través de la ven-
(ecológico) introduce cambios en el comporta- ta de la fuerza de trabajo en una lógica sometida
miento social, la política urbana esperable es la al capital y como habitantes de una ciudad su-
erradicación de los reductos de ruralidad y la in- mergida en un proceso de expansión que les nie-
tegración de dichos sectores a través de la vivien- ga el acceso a los servicios de consumo colectivo
da moderna (Jaramillo, 2011). (Valladares y Coelho, 1995). Como sostienen es-
En reacción a la escuela de la marginalidad, tas autoras, el papel del Estado cobra relevancia
a fines de los ’60, surge la teoría de la urbaniza- en el análisis, ya que debía crear la infraestructura
ción dependiente, que planea que el problema necesaria para el desarrollo del capital, era el en-
no es el retraso de la modernización, sino que la cargado de generar los bienes de consumo co-
urbanización es un elemento determinado por lectivos ligados a la reproducción de la fuerza de
una estructura social y económica que asume trabajo y, al mismo tiempo, debía garantizar el or-
características diferentes, dada la relación depen- den social necesario para el desarrollo del mode-
diente y subordinada de nuestros países en el lo de acumulación. Sin embargo, la lógica del
proceso de acumulación del capital a escala capitalismo en su fase oligopólica lleva a la reduc-
mundial3. En base a Mesa (1985), la formalización ción de los fondos públicos contenidos en los
del planteo de la teoría de la urbanización de- salarios indirectos y con ello la constitución de una
pendiente sería la siguiente: dadas las diferen- acción pública desprovista del alcance propio del
cias que derivan del papel de América Latina en Estado de Bienestar de los países desarrollados.
la red internacional capitalista, siendo esta resul- En un registro paralelo se plantea el “debate
tante del carácter imperialista del capitalismo, la de la autoconstrucción” o autogestión del hábitat
historia de la urbanización es la historia de la (también conocido como el “debate de la
dependencia. La ciudad es un instrumento de mercantilización” de la vivienda autoconstruida),
despojo y una manifestación de esta relación in- cuyo punto central de discusión es hasta qué
ternacional y las relaciones de asimetrías tienden punto la autogestión del hábitat constituye una
a reproducirse a nivel interno. forma más de la explotación capitalista de la fuer-
A partir de la crítica singeriana4, esta teoría bus- za de trabajo o, si por el contrario, es un proceso
ca dar cuenta de las modalidades y la articulación en cuyo reconocimiento y potenciación residiría
de las relaciones capitalistas al interior de cada una la solución al problema de la vivienda.
de las formaciones sociales, de modo tal de dar Frente a las visiones de la inevitabilidad de la
cuenta de las diferencias entre los procesos de pobreza, que sostienen que las mismas condicio-
urbanización y ajustar en peso de la dinámica nes de la pobreza contribuyen a reforzar un am-
supranacional como la única variable explicativa. biente donde la misma se reproduce, la perspec-
De allí que se introduzcan las articulaciones de tiva turnerina realizará su aporte. Fernández
intereses del capitalismo nacional y el papel del Wagner (2008) plantea que John Turner5 demos-
Estado en el proceso del desarrollo económico. tró que los pobres no estaban quietos y “sin es-
Una referencia importante de cómo esta discu- peranza”, por el contrario, trabajaban sin descan-
sión se traduce al ámbito urbano puede encon- so para mejorar su condición de vida. A pesar de

3
Ambas teorías han recibidas diversas críticas. Carrión (1991) sostiene que tanto la teoría de la modernización como las
teorías de la dependencia quedan subsumidas en la perspectivas metodológica de la “teoría del espejo” que se presenta
como una propuesta reduccionista y general que niega la complejidad del proceso urbano.
4
En referencia al trabajo de Singer (1971) “Urbanización dependencia y marginalidad” En: Castells y Vellz. Imperialismo y
Urbanización en América Latina.
5
John Turnner fue un abogado ingles que durante su residencia en Perú se involucró en los procesos autoconstrucción de las
ciudades latinoamericanas. Sus escritos e ideas no solo influyeron en la recomendaciones internacionales de la ONU, sino
también en el diseño de políticas y experiencias sociales concretas como en el caso peruano: el PREVI (Proyecto Experimental
de Vivienda iniciado en 1967), en el diseño del Conjunto Habitacional Próceres (desarrollado por el Ministerio de Vivienda en
1971), en la experiencia de Villa Salvador (1971), el proyecto municipal de Huayacán (1984), entre otras (ver Rodríguez, 2012).

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la precariedad de sus medios, los pobres produ- heterónomas provistas por los sistemas de plani-
cen, ahorran, invierten en su propio desarrollo, ficación centralizada.
construyen su vivienda, mejoran su barrio y ha- La visión turneriana recibió numerosas críticas;
cen ciudad. Desde esta mirada, la vivienda no es entre ellas, el hecho de centrarse en una suerte
solo un sustantivo sino también un verbo, ade- de empirismo individual y realizar un planteo por
más de ser un objeto o producto, pasa ser vista fuera de la problemática de la vivienda como cues-
como proceso social. El planteamiento de tión social e histórica, esto es, crear una teoría de
Housing as a verb en Freedom to build tuvo gran la producción espontánea de la vivienda que pier-
influencia tanto en el modo de pensar el proble- de de vista la perspectiva del conflicto y las con-
ma como en la prescripción de política. Las reco- tradicciones de carácter estructural. En oposición,
mendaciones internacionales de la Conferencia la perspectiva histórico-estructural resalta que la
de Vancouver de UN-HABITAT (1976) son un vivienda es un atributo no incorporado al salario,
ejemplo de ello. en tanto costo de reproducción de la fuerza de
El principal aporte de la perspectiva trabajo, y plantea la explotación de los trabajado-
turneriana fue postular que la autoconstrucción res en los procesos de autoconstrucción como
ofrece a los habitantes de los asentamientos irre- aspecto central del debate del hábitat popular y la
gulares una libertad personal en cuanto al pro- ciudad latinoamericana.
ceso de producción de la vivienda frente a la Como señala la revisión de Fernández Wagner
respuesta oficial, dado el alto grado de flexibili- (2008), el principal representante de la posición
dad y la adecuación a las condiciones cambian- neo-marxista, Emilio Pradilla, realiza duras críticas
tes de los ciclos económicos y arreglos familia- a quienes vieron en la autoconstrucción una so-
res. En este contexto, la vivienda es vista como lución del problema de la vivienda en América
proceso de carácter permanente e intermitente Latina. Desde esta perspectiva, la
que se ajusta a la disponibilidad de ingresos, autoconstrucción está determinada por (y
tiempos, materiales, etc. Asimismo, es una fuen- refuerza) el proceso de pauperización de los sec-
te alternativa de ingresos tanto por el abarata- tores populares, quienes se ven imposibilitados
miento de la mano de obra individual en reem- de acceder a una “vivienda adecuada” por la res-
plazo de la mano de obra asalariada, como por tricción de ingresos. Esta imposibilidad se explica
las posibilidades de generar recursos mediante por sectores que no se constituyen en sujetos de
el arrendamiento. crédito y por el elevado precio de la vivienda en
Como se puede observar, esta perspectiva si- un mercado de oferta limitada en el marco de una
túa la mirada en el poblador como usuario de la economía capitalista dependiente. Por tanto, la
vivienda, en tanto constructor-gestor de la mis- propuesta de la autoconstrucción constituye una
ma, atendiendo la dimensión de la autonomía de alternativa reaccionaria que contribuye a aumen-
los usuarios en las decisiones de la resolución del tar la explotación de la fuerza de trabajo, debido a
hábitat. La escala del proceso de producción al que la vivienda deja de considerarse parte del sa-
cual refiere este enfoque se delimita a nivel do- lario e incrementa la plusvalía relativa.
méstico y no contempla la regulación urbana ni Repasemos los tópicos que introduce Pradilla
una lectura macroeconómica de dicho proceso. (1982) al debate. Si bien el proceso de
Pero Turner (1976) innova al introducir la preocu- autoconstrucción es una tarea laboriosa que dura
pación por el control de los usuarios en las deci- años –supone acumulación de horas de trabajo
siones de diseño, construcción y administración y pequeñas inversiones del fondo de subsisten-
de su vivienda. Según sus estudios, la libertad de cia–, al concluirse la misma no hay garantías de
este proceso de apropiación de la vivienda tiene movilidad social. El trabajador puede estar igual,
un vínculo estrecho con la satisfacción, el bien- mejor o peor, pero su situación no dependerá del
estar y la realización personal de los propios usua- cambio ocurrido en su vivienda. Por el contrario,
rios. Esta perspectiva se opone a la producción la movilidad social depende de su ubicación en la
industrial y estandarizada de viviendas provistas estructura del mercado de trabajo. En el proceso
por los sistemas estatales que no se ajustan a las de autoconstrucción lo que está en juego es el
necesidades de los habitantes. También plantea alargamiento de la jornada de trabajo y la coexis-
que las soluciones promovidas por los propios tencia de la producción y el consumo del hábitat.
usuarios suelen ser mejores que aquellas Dada la necesidad de usar edificación –aun en

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obra con el fin de evitar el pago de renta– se pro- una agenda de investigación en torno al papel de
longan situaciones de hacinamiento. Además, la la periferia en la cadena mundial y el análisis de la
vivienda autoconstruida está lejos de satisfacer las fase avanzada del capitalismo. En este sentido,
necesidades de una familia en el contexto históri- se subraya que la característica contradictoria de
co-social actual del desarrollo del capital. Todo la urbanización latinoamericana deriva del límite
esto prolonga las paupérrimas condiciones de de la capacidad social y política del Estado de
vida de los trabajadores, implica un incremento encontrar recursos apropiados para generar con-
de la extracción de la plusvalía relativa y presiona diciones de urbanización distintas y, al mismo
a la baja del salario real. tiempo, de la capacidad real de los capitales de
Otro elemento central aportado por Pradilla a alimentar estos fondos (que puede ser expresa-
la discusión es la relación entre valor y precio en do como la restricción del grado de acumulación).
proceso de la circulación o de mercantilización La minimización de recursos del Estado lleva a una
de este tipo de vivienda6. La baja productividad pugna entre distintos sectores por su apropiación.
del trabajo invertido en la producción de la vivien- Por otra parte, las condiciones de proletarización
da autoconstruida tiene como correlato que esta deben ser ajustadas a las modalidades de acu-
condensa mayor valor que una parecida cons- mulación propias de nuestros países, donde la
truida bajo las condiciones sociales medias. Esto reproducción de la fuerza de trabajo no está sólo
significa que el proceso de la autoconstrucción remunerada a nivel del salario. Aspecto que obli-
se consume una cantidad de trabajo humano vivo ga a los obreros y su familia a ejercer otras activi-
mayor a la media social, es decir, al trabajo social- dades no capitalistas con el fin de tener acceso a
mente necesario para la construcción de una vi- las condiciones mínimas de reproducción o su-
vienda similar, siendo esto un desperdicio social pervivencia (Mesa, 1985).
de trabajo cargado en las espaldas de los propios A pesar de la enérgica crítica del enfoque mar-
trabajadores. A su vez, cuando la vivienda xista a la perspectiva turneriana y la introducción al
autoconstruida es transada en el mercado y se debate de un elemento clave para entender el pro-
convierte en objeto mercancía7, el precio tiene una blema de la vivienda: nos referimos a las caracte-
desventaja es menor que el correspondiente a su rísticas particulares de la inserción laboral de los
valor real. En otras palabras, el vendedor pierde sectores populares en el mercado de trabajo. Un
una parte del tiempo de trabajo invertido en su nuevo enfoque recupera parte del planteamiento
construcción. Por otra parte, para este autor las de la perspectiva turneriana. Pero con un abordaje
condiciones de acceso a la tierra sobre la que se que se corre de mirada de la autoconstrucción
desarrolla normalmente la autoconstrucción, tien- espontánea, obligada e involuntariamente autóno-
de a exacerbar la prioridad de los pobladores por ma, hacia una visión que atiende las acciones co-
obtener la propiedad privada del suelo. Esto no lectivamente organizadas bajo la denominación de
solo tiene efectos sobre la dependencia de los “producción social del hábitat”8.
sectores populares en relación a los intermedia- Según Duhau (1998), el enfoque democrático-
rios o actores políticos que manejan los resortes autonomista plantea que la urbanización popular
estatales, sino que además, fomentaría la ideolo- es el componente principal de las ciudades con-
gía pequeño burguesa. temporáneas del “tercer mundo”. Sin embargo, la
El planteamiento de Pradilla tiene importantes reglamentación urbana, el régimen legal imperante
puntos de contacto o puede inscribirse en la teo- y la zonificación operan de modo excluyente, ne-
ría de la urbanización dependiente, que planea gando esta realidad. Por otra parte, la ciudad infor-

6
En este punto, se suma al debate el geógrafo inglés Rod Burgess (1978, 1979) para profundizar las críticas al planteo de
Turner, dada la confusión que este presenta sobre la naturaleza del “producto” y la “utilidad” y el “valor de mercado”. Para
Burgess, el error de Turner se produce en dos planos, por un lado, en la incomprensión de la relación entre el valor de uso y
el valor de cambio y, por otro, en la negación del estatus de mercancía a la autoconstrucción (Fernández Wagner, 2008).
7
Situación que normalmente se explica por una lógica de la necesidad y no se encuentran orientadas a iniciar un nuevo
proceso productivo orientado a la obtención de un beneficio.
8
El concepto de producción social del hábitat abarca diversas “formas de producción de la vivienda y el hábitat que tienen
en común haber sido concebida de manera planificada y que son dirigidas y controladas por sus productores/originadores (el
sujeto es un actor social, distinto de una unidad doméstica centrada en objetivos de su propia reproducción), pudiendo
existir diversos tipos de destinatarios individuales o colectivos“ (Rodriguez et al, 2007: 27).

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mal tiene una alta interdependencia funcional con al financiamiento, las soluciones tecnológicas, el
la ciudad formal, a la cual le aporta trabajo, servi- diseño arquitectónico o la producción de mate-
cios y bienes baratos. Por tanto, se plantea la ne- riales– y en la dimensión los procesos de organi-
cesidad de acercar e incorporar los asentamientos zación –asociada a la organización social, la par-
irregulares a las normas de regulación del desa- ticipación y la autogestión– (ver Romero, 1996).
rrollo urbano y propiedad del suelo. El mundo de La mirada de la autoconstrucción como
la instituciones formales está distanciado del mun- autogestión integralmente asistida y equitativamen-
do real, vastas realidades urbanas no están con- te concertada propuesta por Pelli (1996), entiende
templadas en la planificación de la ciudad. Desde que es posible replantear los criterios de la acción
este enfoque, se considera necesario incorporar habitacional mediante la articulación de los recur-
los saberes y la dimensión colectiva del hábitat po- sos financieros y técnicos utilizados dentro del pro-
pular en el campo de la política habitacional y, al ceso de resolución de la necesidad, con la cesión
mismo tiempo, como plantean Hardoy y de espacios de poder a los propios habitantes para
Satterthwaite (1987), es imprescindible replantear que puedan hacerse cargo de los procesos. En
los marcos jurídicos y regulatorios9. este modelo, los “beneficiarios” de las acciones
Esta perspectiva propone una política de re- institucionales de vivienda (esto es, los habitantes)
conocimiento que se articula con un proyecto de tienen protagonismo en las decisiones de diagnós-
acción, cuyo alcance no es necesariamente la tico, solución y resolución, así como en el control
transformación radical de la sociedad, pero si la y administración de los procesos. El aporte “exter-
recuperación de valores sociales y culturales no” (financiero, técnico, normativo, político) se di-
puestos en juego en la construcción de la urba- seña e implementa de manera de alimentar la ac-
nización popular. Esta revalorización está, a su ción de grupos de decisión, control y gestión. La
vez, acompañada por la potenciación del proce- apuesta es integrar grupos de habitantes, técnicos
so de organización colectiva y autogestión. A partir y múltiple actores en los procesos de resolución y
de valores democráticos se dirige la atención a cogestión de hábitat. Esta idea implica un cambio
los movimientos urbanos emergentes. Se busca importante frente a la forma convencional en que
comprender sus relaciones intrínsecas y reflexio- se desarrolla la acción habitacional. La dimensión
nar sobre el proceso de autoconstrucción, se in- física y la simbólica de vivienda; la concepción de
daga en sus razones y lógicas, cuestionándose sus formas de uso y de sus formas de producción;
la forma de planeación de las ciudades. También y, especialmente, las relaciones de poder presen-
se asume una posición proactiva en términos de tes entre los actores que participan del proceso de
la definición de política pública, planteándose una resolución se ven modificados.
matriz opuesta a las formas de dominación políti- Desde el enfoque democrático-autonomista,
ca y de la mercantilización de la informalidad ur- en el cual convergen múltiples lecturas y formas
bana. Asimismo, se pone en cuestión el funcio- de acción frente a la cuestión habitacional, se
namiento actual del mercado de vivienda y se observa entonces un giro por parte de los investi-
busca articular la política de vivienda con formas gadores, las organizaciones sociales y las ONGs.
de economía social, introduciendo nuevas re- Estos alejan su atención (casi excluyente) del Es-
flexiones, mediadas por la educación popular y tado y su relación con el capital, devolviendo
la acción comunitaria. Estas propuestas tienen protagonismo a la participación popular en el de-
lugar tanto en el plano territorial, desde el punto sarrollo de prácticas y en la reflexión sobre el pro-
de vista normativo y de la discusión del diseño ceso de inclusión de los habitantes en la produc-
urbano, como en el plano productivo –vinculado ción de su propia solución habitacional10. Por úl-

9
En esta línea, para Romero (1996: 85-86): “[...] las propuestas de ciudad vigentes se basan en la ciudad ideal, ordenada
y hermosa, sin clases sociales, con una concepción y simple de lo que es la vida social. Lo grave es que tal concepto está
plasmado en leyes, reglamentos y se ha permeado a la opinión pública, con su simplicidad y sin visión crítica, en tal sentido
que sólo un pequeño porcentaje de nuestra sociedad puede llegar a tener el nivel establecido [...]. Necesitamos adecuar las
leyes, reglamentos, normas urbanas y de construcción como así también las reglas de operación de los instrumentos e
instituciones de vivienda, de forma tal que no sea una débil concesión, de la concepción formal de la ciudad «moderna» [...]
Esto implica una apertura y una desregulación, que rompa con el concepto de lo que esta «bien» y lo que esta «mal» e irlo
sustituyendo por los criterios discutidos, concertados”.
10
Estos aspectos fueron negados en gran medida por los enfoques anteriores, tanto desde las teorías liberales como estructuralistas.

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timo, desde esta perspectiva se reconoce que la Las críticas a esta propuesta fueron múltiples.
apuesta es compleja, se aceptan múltiples cami- La sistematización realizada por Edesio Fernandes
nos por recorrer, pero no se niegan las limitacio- (2002) nos muestra el variado repertorio de co-
nes ni las contradicciones. mentarios11 que recibió esta postura: la misma tie-
Finalmente, consideremos la perspectiva libe- ne dificultades acerca de comprensión del pro-
ral individualista, que en la década del 90 ganó ceso histórico de la construcción social del dere-
amplia difusión de la mano de postulados cho de propiedad; existe una simplificación exce-
neoliberales y recetas de los organismos siva sobre la compleja dinámica de los mercados
multilaterales de crédito. Su principal representan- de suelo urbano informales y formales; se da por
te, De Soto (2000), identifica que los elevados cos- supuesto un sistema financiero y bancario recep-
tos de la formalidad impuestos en los marcos jurí- tivo a los sectores de escasos recursos cuando la
dicos implican limitaciones a las actividades lega- experiencia demuestra lo contrario; la evidencia
les y al desarrollo económico, viendo la informali- muestra que pocas personas han obtenido crédi-
dad como un germen de la economía de mercado tos oficiales luego de los programas masivos de
reglada por la libre competencia. Fernandes apun- regularización; se da por sentado que los pobres
ta: “De Soto está en lo correcto cuando cuestiona estarían interesado en obtener crédito formal
la legitimidad de los sistemas jurídicos de exclusión. cuando hay estudios que, dadas las implicaciones
El problema es que él da por sentado que el reco- socioeconómicas y fiscales, empíricamente obser-
nocimiento de la propiedad individual es garantía van lo contrario; varios trabajos cuestionan la
de la legitimidad” (2002: 5). En este sentido, la hi- sostenibilidad urbana y socioeconómica de los
pótesis central de De Soto es que los marcos lega- asentamientos que fueron objeto de titulación
les imponen costos de entrada y una permanen- masiva.
cia onerosa a escala de economía familiar, restrin- El propio Fernandes agrega cuatro elemen-
giendo así la utilización productiva y eficiente de tos relevantes al debate. Primero, no se puede
recursos e inhibiendo la iniciativa individual. Se perder de vista el papel que tiene la posesión del
sostiene que es posible reducir la pobreza mediante suelo en los países latinoamericanos, donde la
la integración económica de los más pobres, a tra- combinación histórica de mercados de capital
vés del acceso al título de propiedad del suelo. Es débiles, economías de alta inflación y sistemas de
decir, la regularización de los asentamientos infor- seguridad social deficientes, convirtieron al suelo
males permitiría desde esta perspectiva una solu- en un mecanismo de capitalización fundamental.
ción a la pobreza. Esto está fuertemente emparentado con una cul-
Veamos los supuestos que intervienen aquí. tura de especulación de larga data (asociada a
Se considera que la economía informal urbana una herencia de patrimonialismo y clientelismo
(viviendas autoconstruida y pequeños negocios) político), que ha influido profundamente en las
constituye un conjunto de activos muertos que, condiciones de acceso a la vivienda y a los sue-
al ser integrados al sistema financiero, podrían los urbanos, como así también en la distribución
transformarse en recursos líquidos. Mediante la espacial de equipos y servicios públicos. Segun-
utilización de los títulos de propiedad como ga- do, no se cuestiona la naturaleza del sistema jurí-
rantía crediticia, estos sectores podrían realizar dico, el cual opera como el primer generador de
inversiones en sus viviendas y negocios. ilegalidad urbana. El tratamiento jurídico de los
Además, la seguridad de la tenencia legal de derechos de propiedad debe trascender la ley ci-
la propiedad sería una condición necesaria para vil anacrónica (e interpretarse bajo un criterio de
desinhibir al emprendedor de invertir en la mejora orientación social de la ley urbana pública
de sus activos. Al mismo tiempo, el título legal redefinida), pero De Soto otorga un tratamiento
garantizaría el acceso al crédito. De este modo, la conservador del derecho de propiedad, el cual
legalización de los asentamientos informales y el parece suponer una definición universal y natu-
suministro de títulos individuales de dominio ab- ral. Tercero, otra falla es considerar que los
soluto permitirían avanzar hacia la erradicación de asentamientos informales no tienen acceso al cré-
la pobreza. dito. Por el contrario, bajo ciertas condiciones

11
Fernandes (2002) pasa revistas de las crítica al planteo de Soto que realizaron Payne (2001), Bourbeau (2001), Riofrío
(1998), Calderón (2001), Gilbert (2001), Duhau (2001), Kagawa (2001), Zeledon (2001), Fernandes (2001).

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sociales, políticas e institucionales, se ha mostra- el reconocimiento de las prácticas de producción


do que los habitantes tienen acceso al crédito y a social del hábitat que encarnaron los enfoques del
servicios públicos informales y, en ocasiones for- anarquismo urbano turnneriano y democrático-
males. En cuarto lugar, a pesar de que los pro- autonomista y, por otro lado, con las propuestas
gramas de regularización de dominio promueven de la economía urbana heterodoxa, que buscan
la seguridad individual de la tenencia legal, este generar esquemas de gestión urbana con mayor
tipo de acciones de manera asilada no garantiza justicia espacial en la distribución de las cargas y
la integración socio-espacial. Por el contrario, los beneficios del proceso de urbanización. El princi-
riesgos de agravar el proceso de exclusión y se- pal supuesto es que los problemas urbanos y
gregación aumentan, excepto que el otorgamien- habitacionales de las ciudades latinoamericanas
to del título se realice en el marco de programas no son ajenos a la “acumulación tardía y subordi-
integrales de mejoramiento barrial que contem- nada a nivel internacional” (Jaramillo, 2008) y, al
plen condiciones urbanas, político-institucionales mismo tiempo, son dependientes de esquemas
y socioeconómicas (Fernandes, 2002). de gestión que niegan la política urbana como un
En suma, los enfoques y perspectivas que han campo de acción relativamente autónomo que
marcado la agenda del debate de la urbanización permite generar nuevos otros arreglos en la fija-
latinoamericana y el hábitat popular hasta aquí ción/distribución de excedente a nivel urbano a
han aportado indudables y variadas contribucio- través de instrumentos urbanísticos que delimiten
nes. A pesar de ello, a nuestro juicio los esfuerzos el contenido jurídico que adquiere la propiedad
y las trayectorias del debate ponen de manifiesto privada y posiciones estatales proactivas en el
cierta desatención del papel que juega la mercan- control del proceso de urbanización.
cía-suelo en la producción y la distribución del En otras palabras, esta nueva perspectiva se
espacio urbano. Nos referimos a cómo se articu- nutre de las experiencias históricas que se vienen
la la propiedad del suelo esencialmente como un desarrollando desde fines de los ’80, principalmente
mercado de localización, en el cual se generali- en Brasil y Colombia12, siendo los emergentes
zan asimetrías en distribución de las condiciones regulatorios más significativos la sanción del Esta-
de calidad urbana, mecanismo de exclusión so- tuto de las Ciudades (2001) y la Ley 388 (1997), los
cial y según el modo de regulación institucional cuales proponen a grandes rasgos: i) generar en-
se castigan (o no) dinámicas especulativas. A cuadres de planificación urbana fundados en la
modo de hipótesis, se propone que la relación que función social de la propiedad y en el derecho de
existe entre el suelo y el hábitat en un sentido las mayorías urbanas al acceso a la tierra, la vivien-
amplio, no ha sido interpelada cabalmente en los da y la ciudad, concibiendo que la regulación ur-
enfoques anteriores. La explicación del problema banística es una herramienta esencial en la delimi-
de hábitat popular en el marco de los enfoques tación del uso, goce y disfrute de la propiedad in-
críticos, más bien ha sido reservada al interior del mobiliaria; ii) reconocer a los asentamientos infor-
proceso productivo general y de su mediación a males (y también aquellos sin servicios urbanos
través del mercado de trabajo, que dada las con- básicos) como parte estructural del proceso de
diciones particulares de dependencia estructural urbanización latinoamericano para situarlos en el
y pobreza urbana, se reflejan a posteriori en el centro de la escena de las intervenciones estatales
problema de la vivienda y del hábitat. (las cuales se consideran deben ser respuestas
Esta hipótesis podría inscribirse en una pers- preventivas e integrales y no paliativas y sectoria-
pectiva que denominaremos la nueva política ur- les); iii) incorporar nuevos actores a/en la gestión
bana latinoamericana. En este sentido, la perspec- urbana, como una forma de contrabalancear me-
tiva aquí propuesta recupera la tradición del enfo- diante la participación de organizaciones sociales
que estructural para combinarla, por un lado, con la lógica de los desarrolladores inmobiliarios o la

12
La reforma constitucional de 1988, en el contexto de transición democrática de Brasil, supuso un gran debate y los
movimientos sociales urbanos lograron introducir la “enmienda popular de la reforma urbana” que 13 años más tarde daría
lugar al Estatuto de la Ciudades. En el caso colombiano, los antecedentes de la reforma urbana se remontan al 1989 cuando
se sancionó la Ley 09, la cual constituye un potente instrumento para la política de ordenamiento territorial. En otros países
latinoamericanos se registraron iniciativas semejantes con menor nivel de desarrollo aun. En el caso Argentino, por ejemplo,
la Declaración por la Reforma Urbana se desarrollo en 2005 y solo la provincia de Buenos Aires sancionó en 2012, la ley de
Acceso Justo al Hábitat, la cual constituye un nuevo régimen normativo que se encuadra dentro de esta nueva perspectiva.

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racionalidad burocrática del propio Estado y ge- estructura urbana: una vez realizado este movi-
nerar esquemas más democráticos en la toma de miento, la vivienda es concebida como una uni-
decisiones; y iv) instrumentar mecanismo de cap- dad individual edificación-lote aislada de su in-
tación de la riqueza que circula en el proceso de serción en la ciudad. De este modo, la vivienda
urbanización con el objeto de generar subsidios es disociada de los aspectos sociales y territoria-
cruzados al interior del espacio urbano, esto impli- les que la constituyen como producto histórico
ca financiar el desarrollo de la áreas urbanas no y la relaciona funcionalmente con el resto de los
rentables (equipamiento colectivo, espacios públi- objetos y servicios urbanos. Su vínculo con la
cos, usos ecológicos, vivienda de interés social, etc.) renta del suelo se oculta para asumirse una con-
a partir de la generación de “moneda urbana”13 vía cepción de propiedad plena basada en los inte-
políticas de castigo a la especulación o la valoriza- reses individuales de los propietarios. Así, los
ción inmobiliaria ajena al esfuerzo de los propieta- agentes resuelven el acceso a la vivienda a partir
rios del suelo. de decisiones de libre de consumo, en el cual
Veamos a continuación los principales rasgos este proceso se enmarca en el plano de eleccio-
de la perspectiva viviendista que, a nuestro juicio, nes que pertenecen al ámbito privado del indivi-
continua hegemonizado en nuestro país la inter- duo o a la familia.
vención pública en materia de hábitat. En paralelo, la traducción de la visión mercan-
til-individualista de la vivienda al plano de la políti-
La hegemonía de la visión ca pública supone restringir el problema en ma-
sectorial de la política habitacional yor o menor medida a una ecuación de producti-
vidad dada por la optimización de los recursos
En el marco del orden tecnocrático el proble- para alcanzar la mayor producción posible. Esto
ma de la vivienda suele ubicarse en las coordena- se expresa en la construcción de la mayor canti-
das definidas por la escasez económica de recur- dad de soluciones habitacionales en el menor
sos, los costos por unidad, el déficit cuantitativo, tiempo posible (y con la mayor capitalización po-
la producción de vivienda nueva y las soluciones lítica). En el plano económico, la eficiencia de las
en manos de las empresas constructoras. Desde metas aritméticas orienta el modelo de
esta mirada, la política de vivienda se divorcia de implementación hacia la industria de la construc-
la dimensión urbana y se aborda a partir de una ción casi como la única alternativa posible.
matriz productivista, donde prima la racionalidad El problema para la industria de la construc-
de la obra pública, cuya naturaleza es fuertemen- ción es simple: financiero. Primero, se trata de
te sectorial, es decir, se encuentra determinada redireccionar fondos públicos y del mercado de
por la lógica de la industria de la construcción. capitales a la implementación de un sistema de
Repasemos las críticas centrales que créditos hipotecarios (con productos libres y re-
Yujnovsky (1984) plantea al modelo de resolu- gulados), y de este modo garantizar la máximo
ción dominante de la acción pública en materia ampliación del mercado. Segundo, el crédito debe
habitacional. Uno de los principales rasgos del combinarse con fondos públicos destinados al
enfoque viviendista es desligar la vivienda de la subsidio (parcial o total) de vivienda social para

13
Sin pretender realizar un aproximación de carácter monetarista, interesa señalar aquí que frente a la escasez de recursos
que ha caracterizado históricamente a los estados municipales latinoamericanos –en los cuales recae la mayoría de las
competencias en materia de gestión urbana– y en función de las debilidades en el manejo presupuestario directo de
planificación territorial tradicional, surge una cuestión central en el debate de la política urbana: qué recursos económicos
controla y qué capacidad de generar recursos propios tiene esta política. Dado que el suelo no es una mercancía normal y no
posee valor intrínseco, son las decisiones de política pública (a través de la normativa urbana, los instrumentos urbanísticos,
la carga impositiva o las intervenciones en materia de obra pública) las que dotan al suelo urbano de un “valor legal o
potencial”. De aquí se deriva que toda decisión de gestión urbana puede ser vista como una forma de distribución de rentas,
cargas y beneficios cuya magnitud dependen de la capacidad estatal de administrar el suelo urbano como una moneda
teórica. Esto significa que al concebir al suelo urbano como una moneda imaginaria que no se acuña, la política urbana
podría incidir vía la regulación en la contabilidad de las transacciones que se realizan en el mercado inmobiliario derivando
fondos para financiar el proceso de urbanización general y no sólo al interior de la pieza urbana que alcanza tal o cual
decisión pública (son ejemplo de ello: los impuestos inmobiliarios progresivos por subutilización, las macro zonificación que
integra aéreas de preservación ambiental o de interés social, la urbanización compulsiva vía urbanización consorciada o
reajuste parcelario, las zonas especiales de interés social, la transferencia de potencial constructivo, el suelo creado o
concesión onerosa de derechos de construcción, las operaciones urbana simples o interligadas, etc.)

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asegurar la cobertura de los excluidos del merca- calidad de los servicios habitacionales que brinda
do. Para este sector, la articulación de un conjun- la vivienda depende de su relación con el entor-
to de instrumentos de financiamiento en un mer- no residencial y el conjunto de actividades urba-
cado segmentados, según la capacidad de aho- nas de la aglomeración. Los mapas de accesibili-
rro previo de la demanda, constituye la respuesta dad relativa son estratégicos en función de los
al problema habitacional. mercados de trabajo, los centros de consumo, la
En el plano de la vivienda social, el corolario recreación, la salud y demás equipamientos, sien-
de estas respuestas, rara vez ha superado el cre- do también importante el servicio de transporte
cimiento urbano expansivo, el principio que vincula el sistema urbano.
funcionalista de ciudad dormitorio o las vivien- Por otra parte, al momento de cuantificar el
das estereotipadas producidas en serie. En tér- déficit habitacional deben considerarse no solo
minos generales, las soluciones aportadas (des- las cantidades sino las calidades de los servicios
de esta visión sectorial tradicional) no contem- consumidos. Tradicionalmente el inventario se
plan la dimensión urbana, ni ambiental, tampo- define en función de las características materiales
co se ajustan a las necesidades de los destinata- de la vivienda sin considerarse los servicios urba-
rios, contribuyendo a generar procesos de se- nos ni la calidad ambiental. Otra de las dimensio-
gregación residencial. nes clave, además de la construcción de nuevas
Un enfoque más integral puede contraponer- unidades, es considerar la renovación del parque
se a esta matriz tradicional que prioriza la mirada existente, las posibilidades de reutilización de áreas
del déficit de la unidad-vivienda, la escasez de re- centrales, la asignación de la sobreoferta existen-
cursos económicos, la cuestión financiera, las te mediante políticas de alquiler social y la inte-
metas cuantitativas y la segmentación de costo- gración de la vivienda social en áreas de nuevas
capacidad de pago por unidad. En este plano, operaciones urbanas.
Yujnovsky define la vivienda como “[...] una confi- La lectura clásica del déficit habitacional, di-
guración de servicios -los servicios habitacionales- vide el problema en el déficit cuantitativo y cuali-
que deben dar satisfacción a necesidades huma- tativo14, cristaliza una concepción institucional
nas primordiales: albergue, refugio, protección que niega la dimensión urbana del problema.
ambiental, espacio, vida de relación, seguridad, Puede notarse que nos encontramos nuevamen-
privacidad, identidad, accesibilidad física, entre te frente una conceptualización cerrada y homo-
otras” (1984: 17). Si se consideran los debates ac- génea del espacio. La construcción del concep-
tuales deberíamos incluir además los requerimien- to del déficit habitacional evidencia una unidad
tos ambientales, los productivos, de conectividad, de análisis, donde lo que sucede al interior de la
la centralidad urbana, etc. Ya que como bien se- ciudad opera de manera indiferenciada. De al-
ñala este autor, las necesidades no son fijas ni ho- gún modo, la racionalidad tecnocrática obtura
mogéneas, varían según cada sociedad, grupo la lectura de la dimensión espacial, el locus del
social, región y momento histórico. déficit es solo una categoría nominal a la cual
Por ello, para Yujnovsky el análisis de la pro- asociar una determinada magnitud de un pro-
ducción de servicios habitacionales debe realizar- blema cuya genealogía se encuentra fuera del
se en función de una lectura de la estructura so- campo urbano. La contingencia y la variabilidad
cial, la relación sociedad-Estado y el juego de re- del problema hay que buscarla en otro contexto
laciones de poder. Por otra parte, es clave consi- explicativo que está fuera de la ciudad. El dónde
derar los servicios habitacionales en una “confi- no es una dimensión del déficit, solamente infor-
guración espacial urbana determinada”, esto es ma, en el mejor de los casos, la jurisdicción don-
en relación a una ciudad como espacio concreto de intervenir. Es interesante observar que no es-
y colectivo. En este sentido, para Yujnovsky (1984) tamos frente a un problema en la construcción
la vivienda no puede ser analizada por fuera de de un indicador, en el cual lo urbano, como di-
su contexto urbano o a partir de su ubicación en mensión analítica del déficit habitacional, ha sido
la estructura urbana, ya que buena parte de la anulado. Por el contrario esto evidencia, una vez

14
El déficit cualitativo se calcula en función de las viviendas ocupadas que tienen factibilidad de ser mejoradas, es decir, que
presentan carencias de los componentes constructivos que son recuperables. Mientras que el déficit cuantitativo está asociado
a las viviendas que son irrecuperables y requieren ser reemplazadas por viviendas nuevas.

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más, la traza genética de cómo el problema si- concepto de indivisibilidad de los bienes comple-
gue siendo concebido desde la racionalidad ins- jos que conforman en esencia el espacio urbano,
trumental. Y ello tiene consecuencias en la for- pero también reconocemos la asimetría estructu-
mulación y el alcance de la política habitacional. ral en la distribución de los mismos mediadas por
las relaciones del mercado inmobiliarios y recu-
peramos el problema de la sociabilidad en el es-
La localización y la calidad pacio. Por ello en este apartado es necesario in-
del hábitat “puertas afueras” troducir algunas precisiones respecto de cómo
de la vivienda utilizar la noción de localización con el objetivo
de resaltar la dimensión del problema del hábitat
Recientemente, López y Cowes (2008) han pro- “puertas afuera” de la vivienda.
puesto una importante redefinición de la lectura del En primer lugar, cabe destacar que la geogra-
déficit habitacional que no solo replantea el modo fía neopositivista realizó un trabajo importante para
de construcción de las dimensiones clásicas del situar el análisis locacional en el plano del espa-
déficit cuantitativo y cualitativo, sino que además cio euclidiano, donde la variabilidad o heteroge-
incorpora la dimensión de entorno habitacional y neidad es dependiente de la distancia y el espa-
la disponibilidad de servicios urbanos. Aspecto que cio se transforma en abstracto y ahistórico. Sin
pone en evidencia la limitación del concepto de embargo, la idea de localización excede al espa-
hábitat implícito en los indicadores tecnocráticos a cio geométrico, el cual refiere al par de coordena-
partir de los cuales se piensa y evalúa el desempe- das cartesianas donde se encuentra físicamente
ño de las políticas habitacionales tradicionales. un objeto. También, vale aclarar que el tratamien-
Por otra parte, la propuesta de la noción de to de la localización, no se ciñe solo al proyecto
déficit urbano se contrapone a la visión sectorial regulado por el imperativo de la minimización de
que hemos criticado anteriormente. Catenazzi y costes y maximización de beneficios de agentes
Di Virgilio (2005) sostienen que el ejercicio del económicos individuales guiados por criterios de
derecho a la ciudad tiene un vínculo estrecho elección racional. Por el contrario, el análisis
con el acceso al consumo de bienes relaciona- locacional requiere nutrirse de otros recursos y
dos con las condiciones de habitabilidad. Estas tradiciones que a continuación detallamos.
condiciones, son definidas (las autoras recupe- Al abandonar el supuesto de isotropía, es posi-
ra aquí el planteo de Coraggio, 1999) en función ble ver que diversos enfoques relacionan la idea de
de la calidad de las relaciones sociales y las con- ubicación con oportunidades o constreñimientos
diciones materiales del hábitat, ambas dimensio- sociales. Desde esta perspectiva el espacio opera
nes se presentan como bienes complejos e como productor de comportamiento o al menos
indivisibles que no pueden adquirirse como mer- puede ser visto como una dimensión que incide en
cancías (no son transables) pero se reflejan en la práctica social. Por una lado, como afirma
el precio de los inmuebles urbanos. Para estas Bergmsman et al (1971, citado por Santos, 1990)
autoras, una lectura de la criticidad del déficit las localizaciones antiguas condicionan las nuevas
urbano centrada en las condiciones de localizaciones. En este sentido, toda posición es re-
habitabilidad, debería considerar a la ciudad lativa al conjunto de posiciones presente, e
como sistema urbano y a la vivienda como parte interdependiente con su trayectoria pasada. Desde
del mismo, el modo en que se realiza el proceso un enfoque estructural, la noción de localización
de construcción de la ciudad, las relaciones en- supone una posición relacional que implica reco-
tre condiciones urbanas y productividad y, al nocer cuál es el orden y cómo se encuentra dis-
mismo tiempo, la ciudad como conjunto de re- puesto un lugar en la estructura de relaciones so-
presentaciones. Además, de identificar la situa- cio-espaciales. Por otro lado, Ricoeur (2004) advier-
ción de los hogares en el mercado de trabajo, la te que el espacio es sucesivamente vivido, construi-
disparidad de los niveles de educación y las ca- do, recorrido y habitado.
racterísticas de la organizaciones social en mo- Desde la fenomenología del los lugares hasta
mentos de crisis (Catenazzi y Di Virgilio, 2005). la geografía que describe el espacio habitado, el
En este sentido, la noción de localización resi- discurso de la espacialidad ha trazado un recorri-
dencial en la estructura urbana cobra especial in- do en el cual el espacio vivido es abolido por el
terés, en particular, si asumimos como propio el espacio geométrico y reconstruido en el plano del

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espacio habitado15. La dialéctica entre estos es- al interior del espacio urbano no son ajenas a la
pacios, se vincula con la noción de la inscripción. tensión capital-trabajo, pero al mismo tiempo su
El espacio corporal está vinculado de modo in- alcance excede esta oposición. Si bien el pro-
mediato al espacio del entorno, de allí que para blema del hábitat fue visto como una contradic-
este autor, el espacio construido consiste en un ción secundaria en el ámbito de la reproducción,
sistema de emplazamientos para las principales en estas páginas se sostuvo que dicha proble-
interacciones de la vida y el espacio urbano pue- mática reconoce factores causales en la dinámi-
de verse como medio de intertextualidad y como ca intrínseca del espacio urbano. Es decir, la pro-
medio de inscripción. pia forma en la que se produce ciudad y es trans-
En síntesis, el concepto de localización asu- formada en objeto-mercancía susceptible de cir-
me para nosotros un sentido relacional, supone cular o ser consumido individualmente, induce
una acción mediante la cual la ubicación deja de formas de exclusión social, restringen las posibi-
ser considerada un sitio, convirtiéndose en una lidades de acceso al espacio residencial y gene-
posición determinada (lugar-situación) por un con- ra asimetrías sociales en la distribución de con-
junto de lugares de existencia real y concreta que diciones generales de calidad urbana. Siendo
definen una totalidad u orden urbano. El movi- este aspecto central en la explicación del proce-
miento de cualquier emplazamiento es capaz de so de urbanización desigual.
alterar –mediante los vínculos que los conectan– En segundo lugar, se observó que –incluso
la posición de los otros lugares en la ciudad. Al en los enfoques críticos que marcaron el debate
mismo tiempo, localizar en tanto acción o verbo del hábitat popular y la política urbana– el énfasis
implica una operación metodológica de demar- del análisis estuvo puesto en la vivienda como
cación de límites en el orden del espacio (aun proceso y como producto, en tanto cristalización
cuando estos límites sean difusas y reconozcan de las condiciones particulares de reproducción
realidades multi-escalares). social. En otras palabras, estos enfoques
Por otra parte, la localización en tanto sustan- priorizaron una mirada de la ciudad centrada en
tivo, es un producto social construido en el mar- la mediación que se produce al interior del mun-
co del proceso de producción del espacio urba- do del trabajo como estructurante de proceso de
no y un hecho social –en sentido durkheimiano– organización social, o bien, reivindicando el po-
como medio de acción que ejerce una coacción der de los usuarios frente a la intervenciones bu-
externa a las clases, grupos o individuos. Por últi- rocráticas o heterónomas, siendo la dinámica del
mo, son claves las referencias de carácter mercado de suelo urbano un punto de vista rele-
contextual que introduce mediaciones en las gado en el análisis de la conformación histórica
interacciones de la vida y en la experiencia urba- de la ciudades latinoamericanas.
na, cuestiones ambas que inciden fuertemente en Sin embargo, como lo demuestran la experien-
las percepciones de los habitantes y, en particu- cia de Brasil y Colombia, en la década del 2000
lar, en la evaluación que realizan los propios des- esta línea de investigación cobró relevancia en las
tinatarios de la vivienda social. ciencias sociales y pasó a constituirse en un ele-
mento central de la discusión y el diseño de la
política urbana latinoamericana, atravesando el
A modo de cierre campos de las políticas públicas, la planificación
territorial, la economía urbana y el derecho urba-
En las líneas precedentes se ha intentado rea- nístico y ambiental. En este sentido, suscribimos
lizar una aproximación al problema de la vivien- el planteo de Abramo (2009) quien ha caracteri-
da en el marco de la cuestión urbana. En primer zado al mercado inmobiliario como el “eslabón
término, se reconoció que las contradicciones perdido” en la explicación de la relación entre el

15
“Los desplazamientos del cuerpo e incluso sus permanencia en el lugar no se dejan de expresar, ni pensar, ni siquiera, en
última instancia, experimentar, sin alguna referencia, al menos alusiva, a los puntos, las líneas, las superficies, los volúmenes,
las distancias, inscriptos en el espacio separado de la referencia al aquí y al allí inherente al cuerpo propio. Entre el espacio
vivido del cuerpo propio y del entorno y el espacio público se intercala el espacio geométrico, donde no existe un lugar
privilegiado sino una localidad cualquiera. El acto de habitar, de ‘vivir en’, se sitúa en los confines del espacio vivido y del
espacio geométrico. Pero el acto de habitar sólo se establece mediante el de construir […] la correlación entre el habitar y
construir se produce en un tercer espacio” (Ricoeur; 2004: 193).

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proceso de industrialización y urbanización, para Por último, se propuso que introducir la dimen-
desde allí sostener la relevancia de la discutir la sión de la localización como construcción social al
forma de acumulación urbana y la producción análisis de las políticas de hábitat interpela la visión
inmobiliaria –tanto capitalista como popular–, en mercantil-individualista de la vivienda que predo-
tanto el mercado de suelo se encuentra en el cen- mina aun en el plano de las políticas sectoriales. A
tro de la escena del proceso de generación y dis- nuestro juicio, un análisis de la política habitacional
tribución de la riqueza urbana en las grandes ciu- que “suspende” conceptualmente la ideología del
dades latinoamericana. “m2” y desplaza la atención a los atributos urba-
En tercer término, se consideró que las con- nos “puertas afuera” de la vivienda introduce un
diciones de acceso a la vivienda y al suelo urba- nuevo horizonte de acción. Este prioriza la con-
no –como elementos centrales de la definición cepción de la ciudad como producto colectivo,
del hábitat en nuestras ciudades– no son elec- introduce la lectura del espacio público, interpela
ciones individuales de consumo al interior de las la distribución social desigual de las condiciones
unidades domésticas como sostiene buena par- generales de calidad urbana y obliga a trabajar el
te del discurso sectorial. Por el contrario, las su- problema la sociabilidad del espacio y de las ve-
puestas “preferencias residenciales” (Bourdieu, cindades. Por otro lado, discutir el problema de la
2001) se encuentra determinadas, por un lado, localización –o si se prefiere de la inscripción urba-
por la satisfacción de necesidades de uso, la na– de la vivienda en una configuración socio-es-
capacidad de pago, los gustos; y por otro lado, pacial determinada, nos informa del comportamien-
se encuentran definidas por los dispositivos ur- to que asume el suelo urbano como mercancía y
banísticos, los programas habitacionales, el sis- pone en evidencia el modo en cual la propiedad
temas de crédito y la regulación de la industria privada opera como el principal obstáculo en el
de la construcción y los mercados de suelo en proceso de gestión urbana. En este sentido, se
cada lugar y momento histórico. Esta visión cam- vuelve necesario discutir en el contexto actual quié-
bia irremediablemente el horizonte de acción de nes son los actores sociales que deciden la ciudad
la política de hábitat, en tanto no se trata sola- y el destino de las rentas urbanas. Estos
mente de un problema tecnológico ni de admi- interrogantes pueden aportar elementos para trans-
nistrar el problema de la escasez de recursos de formar el paradigma aun hegemónico de política
la demanda según la segmentación de mercado urbano-habitacional, que encuentran en la nega-
financiero: la unidad de intervención deja de es- ción de la función social de la propiedad y el dere-
tar circunscrita a la unidad vivienda-lote para ser cho al espacio urbano de amplios sectores social
dependiente de la capacidad regulación estatal el escenario para la reproducción de la acumula-
de los mercados inmobiliarios. ción urbana y la especulación inmobiliaria.

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