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en la administración pública
JOSÉ SANTOS ZAVALA
Introducción
E L OBJETIVO de este artículo es defullr los conceptos básicos y los niveles de análisis
que permitan, desde una perspectiva organizacional, el estudio de la admi-
nistración pública, cuyo funcionamiento se explica a partir del supuesto de que es
resultado de las acciones de los actores de diversas agencias de los distintos nive-
les de gobierno.
La gestión de la administración pública es compleja, dado que su función es
resolver asuntos públicos de diversa naturaleza, por lo que su análisis no puede
ser abordado a partir de una sola agencia gubernamental, sino de la reconstrucción
de las acciones de los actores implantadas para resolver un problema público. El
concepto de acción organizada representa la principal variable explicativa en la cual
las acciones que la componen funcionan como elementos integradores de las di-
versas agencias involucradas.
El conjunto de acciones de las agencias gubernamentales que intervienen en
la gestión de un asunto público representa un sistema de acción organizada, que
funciona con múltiples mecanismos de regulación; provenientes de la estructura
formal de las organizaciones y la estructura de poder de los actores. Con base en
esto, se plantea el tránsito conceptual de una administración pública cimentada
en la racionalidad-acción al de la complejidad-subjetividad-acción, la cual es más útil
para entender la interacción de las acciones implantadas por las diversas agencias gu-
bernamentales involucradas en los asuntos públicos.
Para lograr transitar del análisis de la organización al de la acción organizada,
este capítulo se ha dividido en dos apartados; en el primero se establece la relación
entre los estudios organizacionales (EO) y el análisis de la acción organizada; en el
segundo se define la estrategia como principal variable explicativa del funcio-
namiento del sistema de acción organizada.
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La mayor parte de los enfoques de los EO, para diferenciarse, justificarse y presen-
tarse como alternativa teórica de análisis de la realidad social, han utilizado un concep-
to muy formalizado de organización, a la cual han definido como una agrupación
humana con carácter intencional, explícito y codificado de sus estructuras, funcio-
nes, procedimientos y objetivos (Crozier y Friedberg, 1977).
Un concepto racional de la organización,1 para el análisis de un conjunto de
agencias gubernamentales en interacción, poco devela su real funcionamiento,
ya que éste va mucho más allá de los documentos que estipulan sus niveles jerár-
quicos, las atribuciones y responsabilidades; en su funcionamiento cotidiano, las
organizaciones incorporan la dinámica y naturaleza de las acciones de sus partici-
pantes, quienes finalmente otorgan un estilo particular a cada organización.
Uno de los primeros enfoques de los EO que buscó superar las limitaciones
de la corriente formal de la organización fue el de March y Simon,2 quienes pre-
tendieron establecer una visión integradora de todas aquellas aportaciones teóri-
cas, que con excepción de la escuela de las relaciones humanas, se habían desarro-
llado de manera aislada (March y Simon, 1958). Su principal contribución fue
su propuesta conceptual sobre la naturaleza del hombre, el cual, al interior de la orga-
nización, no es tan racional como normalmente consideran los enfoques racionales
de la organización.
1 El carácter racional del concepto organización quedó manifiesto en los estudios de los años sesenta y setenta que
destacaron esta dimensión; muestra de ello son los análisis que enfatizaron el carácter formal de las organizaciones (Blau y
Scott, 1963), las funciones y consecuencias de la formalización (Luhman, 1964) y los sistemas de interacción predetermi-
nados de la formalización (Boudon, 1979). Estos estudios son una manifestación clara de las aportaciones y utilidad del
concepto racional de organización para la descripción y comprensión de las organizaciones de esa época.
2 El objetivo fundamental de March y Simon fue dar cuenta de los comportamientos racionales e irracionales de la
acción humana al interior de las organizaciones; para ello consideraron que la conducta dentro de las organizaciones
formales no es completamente emotiva, sino que es primordialmente intencional, ya que los hombres se organizan para
alcanzar determinados objetivos, lo que los obliga a coordinar sus actividades de manera consciente.
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tos sociales donde las normas y reglas establecidas, la historia personal y los proce-
sos de aprendizaje de las normas y valores sociales desempeñan un papel funda-
mental en su proceso de elaboración. Por esto, la racionalidad de los actores se
halla en la orientación de sus acciones, en función de la naturaleza de las represen-
taciones que los actores tienen de los problemas y sus soluciones en un momento
histórico determinado.
Para el análisis de la gestión de la administración pública en México es necesario
tomar en cuenta la racionalidad limitada, postulada por March y Simon, en la toma
de decisiones. En consecuencia, las soluciones a los problemas públicos son con-
tingentes; es decir, están determinadas por eventos, dispositivos y, en buena
parte, por la percepción de ellos en circunstancias específicas que se transforman en
el tiempo, esto es, son dinámicas, jamás estáticas (March y Simon, 1958). Sin
embargo, estas soluciones contingentes promueven sus propias reglas creadas
por los actores, quienes incorporan en su comportamiento aspectos formales e infor-
males de la agencia de la que forman parte (Friedberg, 1993).
El análisis de la administración pública, al considerar la racionalidad limitada
de los actores, no puede darse a partir de un modelo de construcción a priori, sino
que es necesario reconstruir las relaciones, negociaciones y comportamientos de los
actores; aspectos que pueden ser identificados en sus acciones. Estas interacciones
son esencialmente de poder, 5 y pueden ser percibidas y caracterizadas a partir de
los argumentos que justifican sus acciones.
El concepto de sistema de acción organizada implica el análisis de interdepen-
dencia e intercambio negociado de acciones de los actores, producto de una regu-
lación múltiple, es decir, de los mecanismos de regulación formales e informales.
Esto conduce al reconocimiento de la complejidad en el interior de la gestión
pública, lo que implica el reconocimiento de tres supuestos acerca del funcionamien-
to de las interacciones de los actores; primero, sobre la racionalidad, que reconoce
la existencia de información y conocimientos limitados; segundo, la interdependen-
cia dinámica entre los actores, y tercero, uno que se refiere a la coexistencia de normas
y valores particulares y universales (Crozier y Friedberg, 1977).
Por otro lado, el concepto de acción organizada recupera la existencia de un
orden local, por medio del cual los actores establecen, al menos provisionalmente,
sus negociaciones e interacciones. Su estructuración implica la interdependencia
y el intercambio negociado, donde el poder es su esencia, pero no es un atributo,
sino una capacidad de intercambio negociado de posibilidades de acción o, lo que es
lo mismo, la capacidad de un actor de estructurar procesos de acción de intercam-
5 El poder es definido como la capacidad de un actor para influir sobre los demás (Dahl, 1957), por lo que las re-
laciones de poder son producto de un proceso de intercambio desigual y cooperación conflictiva que pone a los actores en
situación de interdependencia desequilibrada, por lo que es necesario identificarlo a partir de los mecanismos aceptados
en los procesos de interrelación entre los actores, que incluyen reglas escritas y no escritas, explícitas e implícitas.
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bio más o menos durables. En este contexto, los recursos de poder son dos, las
posibilidades de acción y el manejo de zonas de incertidumbre; ambos se refieren
a las posibilidades de los actores para actuar con libertad. Por otra parte, la dinámi-
ca en las relaciones de poder está dada por una gran variedad de recursos, barreras,
condiciones de intercambio y la facilidad de trasladar los costos a otros actores
(Friedberg, 1993).
La regulación multiple de la acción organizada es producto de normas forma-
les e informales provenientes, por un lado, de los objetivos, la estructura y las
funciones formales de las agencias gubernamentales y, por el otro, de los intere-
ses particulares, de las prácticas, interacciones y relaciones no previstas de los acto-
res; es por ello que la acción puede ser vista como producto de la negociación,
imposición e inducción de los protagonistas en la búsqueda de soluciones, aunque
sea de manera provisional, a la problemática de los asuntos públicos, donde la
regulación formal jamás es total, sino que sólo desempeña el papel de definir los es-
pacios de negociación y de acción de los actores.
En síntesis, el concepto de acción organizada es más útil para explicar la vida
organizativa de la administración pública; lo que implica reflexionar sobre el con-
cepto orgánico de la organización; sobre la complejidad del comportamiento de
los actores; sobre el papel del contexto y el dinamismo en las estrategias de acción
de las agencias gubernamentales; aspectos que se abordarán en los siguientes
apartados.
cia recíproca entre las agencias y su entorno;8 por lo que el conjunto organizacio-
nal es atravesado por su entorno social, el cual estructura de manera más o menos
directa y visible el funcionamiento de la administración pública. Por ello, cada uno
de los actores se sitúa en un contexto particular que consciente o inconsciente-
mente, utiliza para diseñar sus propias acciones.
En virtud de que los actores de las agencias gubernamentales tienen un cierto
margen de libertad y de que los factores del entorno son incorporados en función
de su capacidad de acción y de negociación, la relación organización-entorno no
es un proceso de adaptación, sino de interacción, por lo que su análisis está condi-
cionado por cómo y dentro de qué límites la lógica de las relaciones de los actores
incorpora las influencias del contexto.
Esta postura teórica reconoce que en toda acción organizada, para cumplir
con sus fines, los actores deben negociar con los principales actores de su entorno,
por lo que se debe caracterizar el tipo de relación existente entre ellos y el momen-
to histórico en el que se establecen las interacciones que responden a una proble-
mática identificada en el espacio yen el tiempo, de manera que éstas se transfor-
man en el tiempo en función de la situación social y los actores involucrados, por
lo que surge el concepto de cambio como una variable más para explicar la estruc-
tura y funcionamiento de la administración pública.
los que establecen los acuerdos e imponen las acciones entre los actores involu-
crados en la búsqueda de la solución a los problemas públicos.
Para que se cumplan los supuestos de que la estrategia es constructora del sistema
de acción organizada, de que la estrategia es producto de relaciones de poder que se
establecen entre diversos actores, que la estrategia requiere de la interacción de los
actores de diversas organizaciones, se requiere caracterizar como discursivas las inte-
racciones entre los actores.
El punto de partida y llegada del análisis de la interacción entre los actores de
un sistema de acción organizada a partir del discurso lo constituyen los aspectos
formales de la administración pública --estructura, normas, funciones, procesos de
trabajo-, lo cual es necesario para comprender el tipo de interacción establecida
entre los actores, ya que'es en esta parte de la organización donde los actores le-
gitiman la mayoría de los argumentos que justifican sus acciones; es decir, los
actores argumentan en la organización formal sus posturas para ocultar la parte
subjetiva.
Los actores expresan su postura ante los asuntos públicos a partir de tres aspec-
tos centrales; primero, el para qué, es decir, hacia dónde se deben orientar las de-
cisiones y acciones; segundo, el qué, que consiste en la descripción específica de
las acciones y, tercero, cómo se llevan a cabo las acciones (Majone, 1989).
Al establecer la relación entre estrategia, relaciones de poder y discurso se
requiere conceptuarlo como un proceso que va más allá de la simple transmisión
e intercambio de mensajes,11 y considerarla como un proceso de interacción entre
actores que contribuye al establecimiento de un orden y sentido de las acciones,
por lo que se pueden identificar tres dimensiones del discurso: primero, como una
práctica social de interacción entre los actores por medio de la cual se establecen
las relaciones de poder; segundo, como un proceso generador de acuerdos y desacuer-
dos, por medio de los cuales se establecen estrategias; tercero, un proceso generador
de interpretaciones distintas en cada actor involucrado (Tylor, 1988).
Una perspectiva de esta naturaleza del discurso en las organizaciones, conduce
a identificar la dinámica organizacional como un asunto de la palabra (Chanlat,
1990); es decir, que los actores en la mayor parte de su tiempo intercambian infor-
mación e interpretaciones, por lo que los argumentos de los actores se convierten
en el instrumento metodológico para la reconstrucción del sistema de acción
organizada.
11 El estudio de la comunicación en las organizaciones ha sido incorporado de diferentes perspectivas teóricas; por
ejemplo, hay estudios que enfatizan la comunicación escrita y su relación con la autoridad; otros que rescatan e! flujo de
los mensajes y su efecto en los trabajadores; el pape! que desempeñan los flujos horizontales de la información, la comu-
nicación informal, la retroalimentación y e! comportamiento; las premisas de decisión y la comunicación; los procesos
de información (Putnam, PhiJlips y Chapman, 1996); la información y e! medio ambiente, e! discurso organizacional, e!
clima de la comunicación, redes de comunicación y la tecnología en la comunicación (Jablin et al., 1987).
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A manera de conclusión
Para el estudio de la administración pública como un sistema de acción organiza-
da es necesario recuperar el concepto de complejidad de la organización, lo que sig-
nifica dejar de conceptuarla como un ente monolítico, homogéneo y aislado; esto
implica considerarla como un conjunto de agencias en constante interacción con otras
agencias para diseñar sus estrategias de acción, cada una en su propia estructura
y lógica de funcionamiento; esto requiere tomar la estrategia como principal fuente
explicativa, la cual es resultado de un proceso múltiple, ambiguo, continuo, social
y político. La estrategia es construida por relaciones de poder, posibles de reconstruir
a partir de las formas discursivas de los actores.
Una postura conceptual que recupera el sistema de acción organizada como
variable explicativa del funcionamiento de la administración pública implica
transitar: 1. del estudio de la agencia al de un conjunto de agencias en interac-
ción; 2. de considerar objeto de estudio la parte formal y codificada de las agencias,
al de los actores y sus estrategias de acción; 3. del reconocimiento de actor racio-
nal al de un actor complejo; 4. de la identificación de que la administración
pública funciona con base en la adaptación al entorno, al de una relación de
interdependencia; 5. de las estrategias consideradas estables a la conceptuación
de éstas como altamente contingentes; 6. que la estrategia de acción es construc-
tora del sistema de acción organizada, y 7. que las estrategias se construyen por
relaciones de poder mediante una interacción discursiva de diferente naturaleza.
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