Mercedes de Jesús Molina nació en 1828 en Ecuador. Quedó huérfana a los 15 años y heredó los bienes de su familia. Siguió los pasos de Santa Mariana de Jesús y donó sus bienes en 1849 para ayudar a los pobres, trabajando en un asilo de huérfanos y en la Junta de Beneficencia. Fue beatificada en 1985 por su vida de servicio y caridad.
Mercedes de Jesús Molina nació en 1828 en Ecuador. Quedó huérfana a los 15 años y heredó los bienes de su familia. Siguió los pasos de Santa Mariana de Jesús y donó sus bienes en 1849 para ayudar a los pobres, trabajando en un asilo de huérfanos y en la Junta de Beneficencia. Fue beatificada en 1985 por su vida de servicio y caridad.
Mercedes de Jesús Molina nació en 1828 en Ecuador. Quedó huérfana a los 15 años y heredó los bienes de su familia. Siguió los pasos de Santa Mariana de Jesús y donó sus bienes en 1849 para ayudar a los pobres, trabajando en un asilo de huérfanos y en la Junta de Beneficencia. Fue beatificada en 1985 por su vida de servicio y caridad.
Mercedes de Jesús Molina nació el 24 de septiembre de 1828 en
el Cantón Baba, perteneciente a la Provincia del Guayas en aquella época. Su padre fue Miguel Molina y Arbeláez y su madre Rosa Ayala y Aguilar. Cursó sus estudios en Guayaquil, donde vivía desde 1830 junto a su madre, para esos años su padre había fallecido. A los 15 años pierde a su madre y hereda todos los bienes de su familia. Mercedes, desde muy joven, seguía fielmente la vida, doctrinas y obra de la Santa Mariana de Jesús, a quien consideraba un ejemplo para su camino religioso. En 1849, al cumplir 21 años, dona todos sus bienes para beneficio de los pobres, realizó acción social y benéfica en un asilo de huérfanos y trabajó en la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Nombre Mercedes de Jesús Molina y Ayala Nacimiento 24 de septiembre de 1828 GUAYAS Padres Miguel Molina y Arbeláez, Rosa Ayala y Aguilar Fallecimiento 12 de junio de 1883 Riobamba, Ecuador Ver y modificar los datos en Wikidata Venerada en Iglesia católica Beatificación 1 de febrero de 1985 por Juan Pablo II