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La murmuración

Santiago 4:11-12 (RVR1960) ” Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que
murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú
juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. 12 Uno solo es el dador de la ley, que
puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?“

Santiago 4:11-12 (BLS) “Hermanos, no hablen mal de los demás. El que habla mal del
otro, o lo critica, es como si estuviera criticando a la ley de Dios, o hablando mal de ella.
Lo que ustedes deben hacer es obedecer la ley de Dios, no criticarla. 12 Dios es el único
juez. Él nos dio la ley, y es el único que puede decir si somos inocentes o culpables. Por
eso no tenemos derecho de criticar a los demás“.

Hay algo que es tan común en medio de la sociedad y dentro de la iglesia que lo vemos
cómo algo normal y pensamos que podemos hacerlo sin ofender a Dios.

La murmuración es un pecado tan fácil de hacer, se puede practicar de una forma tan sutil
que casi no nos damos cuenta que lo estamos haciendo.

Significado

La palabra que usa aquí el apóstol Santiago para murmuración significa hablar mal o
calumniar a una persona a espaldas de ella, hablar mal de alguien cuando está no está para
defenderse. Santiago dice no hagan eso, no hablen a espalda de alguien. ¿Quién eres tu para
que juzgues a otro?

La palabra dice si usted tiene algo contra alguien llame a esa persona con dos o tres testigos
y dialoguen pero condena el hecho de difamar, divulgar, hablar a espalda de ella dañando
su buen nombre.

La biblia condena la murmuración

Al Señor le desagrada muchísimo la murmuración en 1 Corintios 10:10 el apóstol dice ni


murmuréis como murmuro el pueblo de Israel y todos fueron destruidos en el desierto.

En una ocasión María y Aarón hablaron mal de Moisés porque tenía una mujer que era de
otra nación y por esto fueron castigados, María quedó leprosa por un tiempo.

Salmos 101:5 (BLS) “Destruiré por completo al que hable mal de su amigo; no soportaré a
mi lado al que se crea más importante y más inteligente que los demás“.

Concejo de Pablo

El apóstol Pablo dice que cuando se deba corregir a alguien debe hacerse bajo el
fundamento del amor, que debemos hacerlo considerándonos a nosotros mismos, no sea
que después seamos nosotros los que lleguemos también a fallar. Considera que tu también
puedes llegar a fallar.

No te creas más que esa persona, no tengas una actitud altiva. La persona que murmura de
otro casi siempre lo hace con la intención de pordebajear a esa persona y de exaltarse el
mismo.

Ejemplo. En una ocasión el apóstol dice Alejandro me ha causado mucho daño, pero no
habla nada más de él, no dice que fue lo que le hizo Alejandro, no dice es que ese
Alejandro es más falso que una moneda de cuero, no, el apóstol no dice nada más.

El que habla de otro no ama

Santiago dice cuando una persona habla mal de otro está violando la ley porque la ley dice
ama a tu prójimo como a ti mismo, una persona que habla mal de otra no está practicando
el amor y se está colocando por encima de la ley.

Santiago dice que solo hay uno que está por encima de la ley y es Dios que fue el dador de
la ley, nosotros debemos someternos a ella por amor a el.

Ningún humano tiene el potencial de juzgar

No hay un solo ser humano que tenga el potencial para juzgar porque ignoramos las
intenciones del corazón en las personas. No conocemos el corazón de las personas.

David

Ejemplo. Si la biblia no nos hablara el arrepentimiento genuino de David todos


hablaríamos de el mal, diríamos pero ese David fue muy malo.

Pero como sabemos cómo fue su arrepentimiento podemos decir fallo pero reconoció su
pecado y se apartó. Conocemos como era su corazón ante Dios.

Pedro

Si no conociéramos el desenlace después de la negación de Pedro diríamos ese Pedro cómo


negó al Señor, cómo fue capaz, pero como sabemos que luego de negar al Señor lloro
amargamente conocemos su corazón para con el Señor, y luego el Señor se le apareció y
nunca le dijo ¿Pedro por qué me negaste, por qué lo hiciste?.

Juzgamos desde un punto de vista distorsionado


La murmuración
Luis Ortiz hace 6 días Predicas Cristianas Deje un comentario 533 Vistas

Cuando murmuramos de alguien siempre lo hacemos desde un punto de vista distorsionado


y borroso, por eso Jesús dice primero saca la viga de tu ojo para que puedas sacar la pajita
que tiene el ojo de la otra persona.

Al tratar de juzgar siempre lo hacemos a través de nuestra humanidad, humanidad que tiene
limitantes y falencias y son ellas las que impiden que podamos lanzar un juicio justo.

Anciano que miraba mal

Ejemplo. En una ocasión un anciano que le gustaba admirar y creía que sabía mucho del
arte y podía juzgar entre arte bueno y malo, se le olvidó sus anteojos, así llegó a la galería y
comenzó a mirar un cuadro.

Después de analizar muy bien la pintura comenzó a decir, realmente este marco no va con
el hombre de la pintura, está mal vestido, realmente el pintor escogió mal los colores, de
repente su esposa se le acerca y le dice querido ese no es un cuadro, es un espejo.

Así nos pasa a nosotros cuando murmuramos, lo hacemos siempre a través de nuestras
propias fallas, lo hacemos a través de lo que está mal en nosotros.

Judas

Ejemplo. En una ocasión llegó una mujer y derramó un caro perfume a los pies de Jesús,
una persona de la concurrencia comenzó a decir, que desperdicio, porque no se vendió ese
perfume tan caro y se repartía el dinero entre los pobres, la biblia dice que la persona que
dijo esto fue Judas Iscariote, y que el sacaba dinero de la bolsa y por eso había dicho eso.

Somos muy dados a juzgar

En una ocasión Jesús dijo a sus discípulos destruiré este templo y en tres días lo levantaré,
luego el les explica que hablaba de su muerte y resurrección, que moriría y en tres días
resucitaría.

Pero sus enemigos se aprovecharon de esto y lo acusaron diciendo que este era Enemigo de
la religión judía y que les iba a destruir el templo, así tergiversaron lo que había dicho
Jesús. Juzgaron a la ligera.

Siempre cuando Jesús hacia o decía algo, estaban los fariseos murmurando contra él.

Job
Ejemplo. Se imaginan ustedes que job viviera en estos días, se imagina usted cómo sería
juzgado el pobre Job.

Oiga usted conoce a Job, el que asiste a la iglesia, si supo lo que le pasó, se murió toda su
familia, y no solo eso, tiene una enfermedad incurable, quién sabe que abra hecho, eso es
que tenía su guardado por ahí y por eso le está yendo tan mal porque a un cristiano no le
puede ir tan mal, si la biblia dice que Dios nos lleva de victoria en victoria y este está más
fracasado.

Teléfono roto.

Generalmente las murmuraciones parecen el juego de teléfono roto. El mensaje original


desde la persona que lo origina es muy diferente a medida que pasa de boca en boca, ese
mensaje se comienza a distorsionar.

Por eso cuando alguien le cuente algo de alguien o cuando escuché algo de alguien no
creamos nada de lo que oímos.

Tengamos cuidado con los mensajes que constantemente estamos lanzando al aire. Se
esparcen y pueden causar mucho daño y no solo eso sino que nosotros mismos podemos
estar en condenación.

Ejemplo. Almohada de plumas.

Quiero que nos imaginemos algo, Imaginémonos donde andarán las palabras que una vez
hemos pronunciado, donde irán. En boca de quién andarán. Y la imagen de quién hemos
dañado.

Propongamonos que si a nosotros llega un mensaje de alguien, ese mensaje muera ahí, ese
mensaje no continúe. No murmuréis unos contra otros.

© Luis Ortiz. Todos los derechos reservados.

Central de Sermones… Predicaciones Cristianas


El Pecado de la Murmuración
Texto Biblico: Éxodo 16:1-15

INTRODUCCIÓN.

Las murmuraciones han sido fieles compañeras en el diario caminar de las personas. La
inconformidad por lo que no se posee, la envidia por lo que otros tienen, la falta de ver
cómo Dios ha provisto siempre, o el prurito hecho de criticar a otro, genera esta mala
práctica en la vida. Las murmuraciones casi siempre se basan en situaciones mal
infundadas, o en apreciaciones que no se conforman a la realidad. Se cuenta que una iglesia
llamó a su nuevo pastor. Una señora que le gustaba la murmuración fue a la casa de su
vecina con el siguiente chisme: —La esposa del pastor fue a la reunión; él entró enojado a
la sala y la sacó de allí. Después el pastor aclaró la situación diciendo: “Hay cuatro cosas
que quisiera decir sobre este incidente: En primer lugar, nunca procedí tan groseramente
con una señora y menos con mi esposa.

En segundo lugar, nadie en la reunión vio que yo hiciera tal cosa. En tercer lugar, mi esposa
nunca concurrió a tal reunión. Y en cuarto lugar, ni siquiera tengo esposa”. Se trataba de
otra señora que tuvo que salir, por sus ocupaciones, antes de que terminara la reunión. La
murmuración no siempre ve las cosas como son. En el pasaje de hoy tenemos a un pueblo
que “fundó” una especie de escuela para la murmuración. Terminaban de ver el poder de
Dios manifestado en las plagas y ahora se quejan frente al mar rojo, añorando morir en
Egipto por un posible ataque de su ejército. Habían adorado al Señor por el milagro del
cruce del mar a pie, pero tres días más tarde estaban murmurando porque no tenían agua
para beber.

Quince días después de saciar su sed se dieron a murmurar porque les faltaba el pan.
Después que se saciaron de pan, y saliendo del desierto de Sin, volvieron a murmurar
porque no tenían agua. Una vez que fueron saciados, llegaron al monte del Sanaí. Estando
allí comenzaron a chismear y a murmurar porque Moisés tenía mucho tiempo orando en la
montaña y decidieron hacer el becerro de oro para que les condujera. Y así fue la multitud
durante todo ese tiempo. El escritor de Números registra las diez veces que el pueblo tentó
al Señor en el desierto con sus murmuraciones (Nm. 14:22). La actitud de Israel de
murmurar aun teniendo tan cerca la provisión de Dios, tiene mucho que enseñar a la iglesia
de hoy. La murmuración es un pecado, y como tal hay que denunciarlo. ¿Qué reflejan las
murmuraciones?

I. EL QUE MURMURA SUFRE DE MEMORIA CORTA (Amnesia)


1. Testigos del poder de Dios v. 6.

La amnesia se define como la pérdida parcial o total de la memoria. Una mirada detenida a
la actitud quejosa de los israelitas nos revela que ellos no estaban preparados para pagar el
precio de la libertad. El largo período de esclavitud que vivió los hizo ser un pueblo con
una mentalidad de esclavos. Se ha dicho que la “esclavitud deshumaniza, y sus víctimas
pronto pierden su voluntad para resistir”. Israel fue testigo ocular de hechos y milagros
nunca antes visto por persona alguna. La verdad es que a ellos les estaba prohibido
murmurar, pero fue lo que más hicieron. Tenían pruebas indubitables acerca de un Dios
Todopoderoso. Habían visto cómo este Dios quebrantó el poder del Faraón, el más temido
para esa época. Tenían todavía fresco el canto que dedicaron a Dios como el “varón de
guerra”, sin embargo todo eso se les olvidó a la hora de satisfacer sus
necesidades materiales v. 3. Al igual que ellos, también hemos testigos de su gran poder.
No suframos de amnesia espiritual. Cada vez que tengamos la tentación de murmurar,
recordemos cómo Dios nos ha traído hasta acá.

2. ¿A quién ofende el que murmura? v. 8.

Cuando tuvieron hambre recordaron más a sus amos esclavizantes que a su Amo libertador.
La supervivencia en el desierto les llevaba de inmediato al Egipto de la abundancia, donde
podían comer pescado de balde, pepinos, melones, puerros, cebollas, y ajos (Nm. 11:5) La
murmuración le da más crédito al diablo que a Dios. Pero una verdad debe quedar claro en
esta actitud de los israelitas: cuando la tentación de murmurar venga a la vida, sería
apropiado recordar que en el pasado Dios nos trató con amor redentor y que en el presente
nos trata con la bondad de su provisión. La promesa del Filipenses 4:19 sigue vigente.
Cuando el deseo de murmurar sea el que más prevalezca, traigamos a la memoria este
texto: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas…” (Fil. 2:14). Toda murmuración va
en contra de Dios. Vea la forma cómo Dios respondió a este ingrato pueblo vv.12-14. Así
actúa el Señor.

II. EL QUE MURMURA SUFRE DE UNA VISTA CORTA (Miopía)

1. Los responsables de la angustia v. 2.

El diccionario define a la miopía como el “defecto óptico caracterizado por la falta de


visión clara de objetos distantes”. Eso era el otro problema que evidenciaba el pueblo de
Israel cuando se daban a murmurar a Moisés y su hermano. A ellos les costaba ver que
detrás de las apariencias de las cosas se escondía la presencia poderosa del Señor. En su
miopía, ellos creían que podían echar toda la culpa de la falta de pan o de agua a
Moisés. Total, él fue quien les dijo que salieran de Egipto por mandato de Dios. Como
quiera que sea ellos veían en Moisés el responsable por sus necesidades. Sobre él
concentraron todas sus palabras, quejas, reacciones negativas. Una cosa era muy cierta,
Moisés no podía alimentar tan enorme congregación. Al igual que ellos, la comida que
habían traído de Egipto ya se les estaría acabado también. De manera que sus agresivas
quejas contra el siervo de Dios eran injustas e innecesarias. La murmuración es
terriblemente dañina porque acorta la vista.
2. El ejemplo para nosotros (1 Cor. 10:10).

El murmurador, cómo logra verse, tiene una vista muy corta. La advertencia de la Biblia
respecto a la murmuración es clara, más aún tomando en cuenta este ejemplo. Así nos dice:
“Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el poder del
destructor” (1 Co. 10:10). Dos cosas se ponen de manifiesto respecto a la murmuración de
los israelitas. Por un lado, no hay murmuración que se haga que no sea oída por Dios. ¡No
nos engañemos, hermanos, Dios no sufre de sordera como algunos de nosotros! Si las
oraciones que le presentamos son como el incienso que se quema en el altar de su
presencia, las murmuraciones que salen de nuestros labios se quemarán en el altar de
Satanás. Ahora bien, ellos no necesitaban carne, pues con el maná era suficiente por ser
delicioso y muy nutritivo, sin embargo de todas maneras lo exigieron y el Señor les mandó
codornices, que engulleron hasta enfermarse! El salmista resalta este detalle: “¡Les dio lo
que pidieron; mas envió mortandad sobre ellos!” (Salmos 106:15)La murmuración tiene la
misión de oscurecer nuestra visión de modo que veamos más lo que hace falta que
las bendiciones reservadas. El murmurador tiene una vista muy corta. La advertencia de
la Biblia respecto a la murmuración es clara, más aun tomando en cuenta este ejemplo. Así
nos dice: “Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el poder del
destructor” (1 Co. 10:10).

III. EL QUE MURMURA TIENE UNA FE MUY CORTA (Incredulidad)

1. Cuando Dios nos suficiente v. 9.

Las murmuraciones revelan el pecado de la desconfianza. En el caso de Israel, es cierto que


pasaron por muchas dificultades, pero eso no se convirtió en el verdadero motivo de sus
quejas. Ellos llegaban una y otra vez a esta situación debido a su incredulidad. En sus
mentes no cabía la posibilidad de que Dios fuera suficiente para sostenerles con agua,
alimento y vestido una vez que dejaron Egipto. Apenas les faltaba un día el sustento ya
estaban murmurando. Mientras Dios hacía milagros y portentos, Él era bueno y lo alababan
por sus hechos poderosos. Pero al sentir que les fallaba algo convertían la alabanza en
quejas. ¿Seremos nosotros distintos a ellos? ¿Tendremos la capacidad de resistir la
tentación de murmurar o quejarnos aunque algún día no veamos pan en nuestra mesa? ¿Le
pondremos bozal a nuestra boca para no hablar en contra de otro? Con mucha frecuencia
somos invadidos de temores, y nuestros pensamientos se llenan de malos presentimientos
cuando faltan las cosas elementales.

¡Cuánto necesitamos nosotros aprender a confiar en el Dios de toda provisión!

2. El desierto prueba el tamaño de nuestra fe v. 10.

Nadie como Israel para ser testigo de tan manifestación divina. Nadie como ellos para ver
la gloria de Dios tan real, sin embargo la murmuración formó de su andar constante. Por
supuesto que el desierto sirvió para probarles porque Dios estaba formando un pueblo
celoso de buenas obras. Cuando llegamos al desierto de la vida se comprobará de qué
tamaño es nuestra fe. La incredulidad golpea nuestra fe. La hace ver muy corta cuando
pasamos por un “desierto” que no ve la abundancia de las cosas materiales a las que
estamos tan acostumbrados. Así que si tan solo viéramos sus promesas, tan ciertas y
seguras, no seríamos impulsados a la murmuración. Alguien dijo que “cuando la gente se
queja, murmura y rezonga por lo que no tiene, en vez de apreciar las bendiciones que
recibe, Dios pierde las ganas de darle otra cosa”. El desierto se ha relacionado siempre
con un lugar de pruebas. Representa para el creyente las distintas etapas donde es sometida
su fe con el propósito de hacerle dependiente del poder y la gracia divina. Jesucristo, el pan
del cielo, pasó por el desierto.

3. Comida completa para los murmuradores vv. 12, 13, 14.

Al pueblo de Israel se le tapó la boca de la murmuración con la continua comida venida del
cielo mismo. Tenemos que admitir que ninguna otra comida pudo ser mejor que aquella. El
salmo 78:25 nos dice que “Pan de ángeles les dio el Señor”. Se dice también que era un
alimento diario, eso significa una provisión continua: “Lo recogían cada mañana… y luego
que el sol se calentaba, se derretía” v.21. Hubo entre ellos algunos que seguían
desconfiando de la provisión y guardaron para el siguiente día, pero con la mala
experiencia que apestaba para ser comido v. 20. Esto nos sigue diciendo que a pesar de lo
que Dios haga por algunos, nunca estarán satisfechos o contentos. La oración del Padre
nuestro nos recomienda a decir el “pan nuestro de cada día dánoslo hoy”. El corazón
incrédulo murmura pase lo que pase, pero el corazón lleno de fe alaba al Señor a pesar de
las circunstancias. Que Dios nos ayude, pues, a ser creyentes alegres y no quejumbrosos.
No le cedas terreno al Diablo bajo ninguna circunstancia, y cuídate de andar lamentándote
y difundiendo las dudas del enemigo.

CONCLUSIÓN:

La murmuración es un pecado. No hay razón para que forme parte de la vida, menos la de
un creyente. La murmuración, de acuerdo a la experiencia de Israel, les hizo ser una
comunidad enferma de amnesia, enferma de miopía y con una gran incredulidad.
Pero son tantas las misericordias de Dios y sus provisiones que todo esto debería levantar,
en lugar de un espíritu de queja y murmuración, un gran espíritu de alabanza y de regocijo.
Se dice que los buitres pueden volar por encima de un jardín colmado de las más bellas
flores, sin ver una sola de ellas. Pero si cruzan un monte donde en algún rincón del mismo
hay algún cuerpo corrompiéndose acuden al momento. Así sucede entre los hombres.
Algunos no son capaces de ver las virtudes de los demás, pero pronto si ven sus defectos. A
la menor señal de corrupción se lanza sobre el caído y hacen un festín del pecado de un
pobre”. Spencer. La murmuración tiene el propósito ofender a Dios y ofender al hermano.
Eso pasó con Israel. No deje que esto suceda con usted.

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