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10 de septiembre de 2016

ón

entino de la década del 60’ y 70’. Promocionado por un sector del kirchnerismo y tildado de utópico por otro: ¿quién fue Os

arsavsky en 1969, pero con una advertencia en su prólogo de Pablo Kreimer:


época> que será nostálgico, condescendiente (como quien observa pecados de juventud) o algo anticuado, según donde se ubique

icos: Propuestas para la selección de tecnologías bajo racionalidad socialista, escrita por Varsavsky en 1974. En la presentación, la

onal dónde venimos siendo protagonistas de un proceso de autonomía en América Latina que enfrenta el desafío histórico de constr

terio a cargo de Lino Barañao, que profundizó –con el gobierno kirchnerista y actualmente con el PRO– un modelo científico en ben

a Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Se doctoró en química pero desarrolló su carrera científica en matemática. In
años en Venezuela y regresó a la Argentina en 1969, año en que comenzó a publicar sus ideas en varios libros y en la revista Cienc
vsky murió a la temprana edad de 56 años en 1976.

dición n°20
rolla están embebidas en los acontecimientos políticos de la época: la Revolución cubana cumplía su décimo aniversario, la Unión S
es estaban muy lejos de lo prometido; la aventura guerrillera del Che en Bolivia había llegado a su fin dos años atrás y en Argentina

n del culto a una ciencia adaptada a las necesidades de este sistema social y dediquen su talento a preparar científicamente su reem
onal, suicida e injusto de forma y fondo; no creen que simples reformas o desarrollo puedan curar sus males, sino solo disimular sus

a de implementación –y definición concreta previa– del que lo va a sustituir. (p.24)

an “curarlo”, la única salida es sustituirlo por un “sistema nuevo”. Estas ideas no parecerían estar en sintonía con el “modelo” –nacio

a y proponer una ciencia con un rol protagónico en la lucha por el cambio social. Para él la ciencia argentina o bien responde a los in

a preocuparse por el significado social de su actividad, desvinculándola de los problemas políticos, y se entrega de lleno a su carrer

rnos radicales iniciados en 1958. La llegada de los radicales despertó esperanzas en un sector importante de los científicos argentin

onal, que muchos veníamos haciendo –y a veces practicando– en la Universidad. Esta prédica era insatisfactoria porque la tendenc
que al país. (p.25)

perspectiva se pronunciaron por la vuelta de Perón en 1973 con un comunicado en la revista Ciencia Nueva, “El Consejo Tecnológi

estructura de clases de la que depende el capitalismo. No logra ver, por ejemplo, a la clase trabajadora de los Estados Unidos, como
del MCyT: “los negocios de la soja, las mineras y los hidrocarburos nos benefician a todos los argentinos”.
tados Unidos crean la organización Science for the people. Levins y Lewontin, miembros de dicha organización, declaraban en su lib

la ciencia. La mayoría del millón aproximado de trabajadores científicos en los Estados Unidos, forma parte del proletariado científic
pone pelear por la autonomía de la ciencia en Latinoamérica. La falta de una perspectiva clasista no le deja ver con claridad enemig
les. Solo la unidad de todos los trabajadores y explotados del mundo permitirá ese cambio de sistema que Varsavsky anhela, es dec
a y la implementación del socialismo en la Unión Soviética, ubicando a la ciencia en un rol preponderante abstraído de todo análisis

ol de la ciencia en el sistema capitalista y la función que puede cumplir en la lucha por el poder y en la implementación de un sistema

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