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Escenario económico
La unidad que converge en todo escenario de la sustentabilidad consiste en la gente
y su comunidad, le sigue el territorio en tanto en unidad geomorfológica y como
construcción social. De esta lógica se deriva la necesidad del reconocimiento de las
distintas vertientes culturales que se instalan en los territorios y en los entornos
urbanos y rurales, en cuya articulación no solo se define la localidad, si no también
se perfila la perspectiva de la globalidad. Los recursos que rodean ambas entidades,
es decir, el capital natural, se subdividen en estructuras económicas diferentes. Esta
diferenciación crea, de suyo, los mecanismos necesarios tanto para la generación
de la riqueza como para su apropiación.
Este cambio se traduce, algunas veces, como un aumento del nivel del consumo
real per cápita. Las condiciones previas asumidas garantizan el inicio y la
continuidad de los procesos económicos agregados durante el horizonte temporal;
estas condiciones son la mejoría de la eficiencia del aparato productivo, la
disponibilidad de recursos naturales, las condiciones geográficas, la acumulación
de capital, la incorporación de contingentes crecientes de mano de obra, las
políticas gubernamentales y la mejoría de los patrones tecnológicos.
Es muy importante advertir que el mercado no acumula la capital moral, sino que lo
consume, en consecuencia, el mercado depende de la comunidad para regenerar
la capital moral, así como depende de la biosfera para regenerar el capital natural.
Una externalidad negativa es, por ejemplo, una central eléctrica que funciona a base
de energía fósil producen contaminación y perjudican la salud humana, corroe el
entorno edificado, mata los bosques acidifica los cuerpos de agua superficiales
cercanos. Los costos de estos daños no son de ningún modo teóricos o abstractos,
pero se dispersan dentro de la sociedad entera y son externos a las operaciones de
la central de energía. Otro ejemplo de estos ejemplos externos se presenta si los
productores hortalizas deciden aplicar a sus cultivos un nuevo pesticida, con lo que
conseguirán una mayor producción, pero de ello se pueden derivar varios tipos de
efectos externos.
Por una parte, abra efectos pecuniarios si el productor hortícola está relacionado
con otras industrias. Otras empresas sufrirán efectos tecnológicos, es decir,
cambios en la estructura de costos; los nuevos pesticidas serán arrastrados por la
lluvia hacia canales que circundan las plantaciones. Esta agua llegara a los esteros
y causara mortandad en los peces. Las piscifactorías instaladas en las bahías verán
muy reducida su producción, por lo que aumentara su relación costo/producto. La
tarea de internalizar los costos ambientales, no obstante, solo puede llevarse a cabo
con los conocimientos existentes y los instrumentos disponibles, y ambos son
imperfectos (Schmidheiny, 1992).
Existen tres mecanismos básicos que pueden utilizarse para alentar al sector
empresarial a internalizar los costos ambientales, a saber:
PNB = PIB+PNF
Donde PNF= al pago neto a factores nacionales recibidos del extranjero (Sachs y
Larraín, 1994).
Los mecanismos del mercado inducen a que los consumos sean cada vez más
insostenibles. La suma de productos que genera el capital industrial incluye
vestidos, televisores, casas, automóviles, lavadoras, relojes, juguetes, estufas, etc.
Asimismo, a los recursos necesarios para obtener ese consumo final (maquinaria
industrial, medios de transporte, etc.) se agregan los recursos agrícolas (maquinaria
de recolección o tratamiento, infraestructura de riego, etc.) y los recursos utilizados
en los servicios (edificios y equipamientos educativos, financieros, sanitarios,
comerciales, etc.).
Todo lo anterior se enmarca dentro del principio de la obsolescencia planificada,
que se explica cómo el proceso por el cual un producto se diseña con el propósito
de que se vuelva obsoleto en el menor tiempo posible y el consumidor deba comprar
otro en ese tiempo breve. A la par, la maquinaria publicitaria se pone en marcha
para crear en el consumidor la necesidad de tener el último modelo, aunque sus
nuevas características sean, en la mayoría de las ocasiones, superfluas.