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El príncipe, publicado póstumamente en 1531, es un tratado de doctrina política escrito por Nicolás Maquiavelo, escritor, diplomático y

filósofo político italiano de la época renacentista.

La obra está dirigida a Lorenzo de Médici, conocido como ‘el Magnífico’, a quien Maquiavelo explica cómo actuar y qué hacer para unificar
a Italia y sacarla de la crisis en que se encuentra.

Aunque fue escrita en 1513, durante el confinamiento de Maquiavelo en San Casciano, a causa de las acusaciones que sobre él pesaban por
estar señalado de conspirar contra los Médici, no sería sino hasta 1531 cuando vería luz en Roma. El libro, así, funciona como una respuesta
a dicha acusación.

Análisis de El príncipe

El príncipe, de Nicolás Maquiavelo, constituye un importante aporte a la concepción moderna de la política. En este sentido, es una obra
contradice la tradición filosófica del pensamiento político antiguo en la cual la práctica política se encuentra ensombrecida por la idealización
de gobiernos y ciudades utópicas.

Al contrario, en El príncipe, Maquiavelo establece que el ejercicio real de la política implica situaciones reales con hombres y pueblos reales,
cuyas conductas, decisiones y acciones, generalmente no responden necesariamente a la moral sino a las leyes del poder.

Así, pues, la importancia de este tratado radica en que deja al descubierto las verdades prácticas del poder y muestra la forma en que
frecuentemente el ejercicio del poder contradice u obvia los preceptos morales. De allí que, en lugar de dedicarse a hacer juicios sobre la
moral o la religión, se enfoque más en cuestiones de estrategia política.

De esta manera, Maquiavelo expone detalladamente la forma en que el gobernante debe hacer frente a las diferentes situaciones o
circunstancias que se le presenten, y establece que el principal fin de la práctica política es conservar exitosamente el poder.

Para demostrar sus teorías, Maquiavelo echa mano de situaciones históricas reales, que abarcan desde el mundo antiguo hasta su presente.

Conviene acotar que El príncipe es la obra que da origen al término maquiavélico, utilizado con cierta carga despectiva para condenar
prácticas inmorales o malévolas, cuando en realidad esta es una obra de gran valor por su conocimiento de la psique humana, el sentido
común y el pensamiento pragmático.

Hoy en día, es un libro ampliamente leído y consultado en temas de estrategia política y negocios.

Resumen de El príncipe

El príncipe es la obra en la cual Nicolás Maquiavelo plasma su visión de la política, basada en su particular experiencia y su profundo
conocimiento de la historia y la psique humana. A continuación hacemos un resumen temático de los contenidos del libro.

Clases de principados, formas de adquirirlos y gobernarlos (capítulos 1-11)

Las repúblicas y los principados

Los primeros capítulos de la obra están dedicados a explicar las distintas clases de principados que hay y las maneras en que estos pueden
adquirirse. Comenta que los Estados pueden ser repúblicas o principados, y que pueden ser hereditarios, cuando se trasmiten a través del
linaje, o nuevos, cuando se obtienen por herencia o conquista, mediante las armas propias o las ajenas, por fortuna o por virtud.

Principados hereditarios, nuevos o mixtos

Expone que los principados hereditarios, así como los nuevos, precisan políticas de continuidad en lugar de cambios radicales que puedan
trastornar la vida y costumbres de la población.

En cambio, aquellos que denomina mixtos (que son nuevos, pero que se anexan a un principado antiguo), implican tratos diferentes, acordes
con las circunstancias políticas que intervinieron en su adquisición.

Advierte sobre las dificultades de asumir el gobierno de un principado nuevo, y avisa especialmente sobre la importancia de imponerse al
grupo de poder anterior, de sofocar rebeliones y de manejar la política interna con cautela y eficacia.

El poder absoluto o compartido

Maquiavelo considera que existen dos formas esenciales de gobernar un principado según las circunstancias políticas: detentando el poder
absoluto o administrándolo conjuntamente con un grupo de barones de nobleza propia (no adquirida por gracia del príncipe).

Aconseja optar, de ser posible, por la primera de las opciones: detentar el poder absoluto, pues con la segunda, el príncipe ostentará una
menor autoridad y deberá sofocar frecuentemente rebeliones internas.
Sobre los Estados que se regían por leyes propias

También analiza Maquiavelo la forma en que se debe proceder en un Estado que, antes de su conquista, se gobernaba por leyes propias, y,
enumera las tres opciones que tiene el gobernante: 1) destruirlo, 2) radicarse en él, o 3) mantener las leyes y costumbres anteriores, pero
obligándolo a pagar tributos y ser gobernado por un grupo leal al príncipe.

Advierte que, sin embargo, este tipo de Estados o ciudades tienen un gran orgullo por su libertad, razón por la cual siempre estarán
dispuestos a levantarse para reconquistarla. Así, pues, la única opción segura que tiene el príncipe para mantener el poder es arrasarlo y
dispersar a la población.

Sobre la adquisición de principados con armas propias o ajenas

Según Maquiavelo existen dos formas de adquirir los principados: con las armas propias y con virtud, o con las armas y la fortuna de otros.

En el primer caso, señala que, si bien estos principados son más difíciles de adquirir, son, a la larga, más fáciles de mantener, siempre y
cuando se disponga de las suficientes fuerzas.

En el segundo, explica que los principados adquiridos con las armas y la fortuna de otros aunque resultan muy fáciles de obtener, son, al
contrario, difíciles de mantener, pues se depende de un conjunto de factores que lo condicionan.

El buen y mal uso de la crueldad

Maquiavelo también advierte sobre el uso de la crueldad y la forma en que esta debe ser aplicada. Sostiene que es bien usada si se cometen
todos los crímenes al principio, lo que permite que luego, poco a poco, se pueda empezar a otorgar beneficios a los súbditos, para hacerlos
olvidar las ofensas recibidas previamente.

La crueldad es mal usada cuando no son cometidas todas en un inicio, lo que fuerza a que deban seguir cometiéndose en lo sucesivo, lo que
le atrae la enemistad del pueblo y conduce al príncipe al fracaso.

Principados civiles y eclesiásticos

Son también referidos otros tipos de principados, como lo son el civil y el eclesiástico. El primero, el civil, se obtiene con el favor de los
ciudadanos (de los poderosos o del pueblo); para él se requiere sobre todo de astucia política, principalmente para mantener al pueblo del
lado del príncipe.

El segundo, el eclesiástico, por su parte, es bastante difícil de adquirir en un principio, pero luego es muy fácil de mantener, puesto que se
apoya en las leyes de la religión.

Clases de milicias y cómo lidiar con ellas (capítulos 12-14)

Sobre la forma de medir las fuerzas de los principados

Maquiavelo explica la forma en que han de ser medidas las fuerzas en los diferentes principados. En este sentido, lo principal, comenta, es si
el príncipe es capaz de valerse por sí mismo o no.

Tener hombres, dinero y un ejército adecuado lo calificarían como capaz. En cambio, si no posee ninguno de estos elementos, entonces
deberá refugiarse tras sus murallas y resistir los ataques enemigos.

Sobre el ejército

Con relación al ejército y los soldados que el príncipe debe tener a su disposición, Maquiavelo afirma que estos pueden ser de tres tipos:
propio, auxiliar y mixto. Advierte sobre los soldados mercenarios, que luchan por dinero y no por lealtad.

Desaconseja los soldados auxiliares, que pertenecen a otro príncipe, al cual deben su fidelidad. E indica que lo idóneo será tener un ejército
propio, que solo al príncipe deba lealtad.

También refiere la importancia de que el príncipe se ocupe de la guerra, que es tarea fundamental en el Estado, que ni siquiera en tiempos de
paz debe abandonarse, pues, advierte, un príncipe que no es hábil en los artes de la guerra será despreciado por el pueblo.

Sobre la forma de actuar y comportarse del príncipe (capítulos 15-21)

Sobre lo que hace que un príncipe sea alabado o censurado

En los capítulos siguientes, Maquiavelo aborda la forma en que ha de conducirse el príncipe en función de las circunstancias y de las
consecuencias de sus acciones y decisiones.
Refiere las cosas que hacen que sea alabado o censurado y aconseja, en este sentido, guiarse siempre por la realidad en lugar de perseguir
utopías irreales. Ya que para mantener el poder lo importante no es seguir la moral sino hacer lo que sea necesario para la conservación del
Estado.

La generosidad y la avaricia

Hace también referencia a la generosidad y la avaricia, y realiza consideraciones sobre cuál es más conveniente. La primera, por un lado,
suele ser tenida por buena, pero a la larga resulta perjudicial, pues para mantener esta reputación, el príncipe habrá de gastar todo su
patrimonio.

En cambio, si opta por la avaricia, entonces también podrá ahorrarle impuestos al pueblo, lo cual lo ayudará, en momentos decisivos, a
financiar empresas y ganar guerras, de modo que acabará por ser amado por la mayoría.

La crueldad y la compasión

Un aspecto central en la administración de la justicia del príncipe es el asunto de la crueldad y la compasión. La compasión, que es una virtud
apreciada, puede llevar con el tiempo a verse obligado a la crueldad.

A la crueldad, por su parte, la considera más efectiva que la compasión siempre y cuando sea bien administrada. Mucha crueldad aplicada al
principio ahorra crueldades futuras, mientras que si se prefiere ser compasivo en un inicio, es posible que se tengan que cometer más y más
crueldades para conservar el Estado.

Sobre ser amado o temido

En este sentido, aconseja Maquiavelo ser amado y temido simultáneamente, pero afirma que, puestos a elegir, lo mejor es ser temido que
amado, pues el pueblo —explica— siempre puede olvidar el amor, pero nunca el temor, y gracias a esto disminuyen las posibilidades de ser
destronado.

Sobre el león y el zorro (alegoría)

Maquiavelo, con relación a la forma de conducirse en los asuntos del Estado, aconseja poseer la fuerza y la cautela al mismo tiempo. Lo
ilustra empleando la alegoría del león y el zorro. El león no sabe evitar las trampas, mientras que el zorro no sabe cómo defenderse de los
lobos, por ello, el príncipe debe ser capaz de evitar las trampas, como el zorro, pero también de aterrorizar a los lobos, como el león.

Sobre las virtudes y el poder

Sobre la importancia de las virtudes en el ejercicio del poder, advierte que poseerlas es bueno, pero que es más importante aparentarlas. De
hecho, afirma que no toda virtud es buena para el poder y que, en todo caso, la mayoría de la gente solo juzga por las apariencias y los
resultados, de allí que se atribuya a Maquiavelo la frase “el fin justifica los medios”, aunque no la exprese con estas mismas palabras.

Vea también El fin justifica los medios.

Sobre ser odiado y menospreciado

Advierte que los únicos defectos que deben evitarse son el ser menospreciado y odiado, pues son estos los defectos que pueden llevar a que
el pueblo, los nobles o los soldados puedan ir contra su propio príncipe.

Sobre las fortalezas

Maquiavelo también discurre sobre la utilidad de armar o desarmar a los súbditos, y sobre la eficacia de las fortalezas, que solo son útiles
cuando se teme más al propio pueblo que a los invasores.

Sobre la forma de conducirse para ser amado por el pueblo

Maquiavelo explica que el príncipe debe conducirse de cierta manera para ser estimado y admirado por su pueblo, los nobles y el ejército.
Para ello, aconseja el acometimiento de grandes empresas, el manejo adecuado de la política interna y realizar premiaciones o castigos que
sirvan de ejemplo para sus súbditos.

La elección de secretarios (capítulos 22-23)

Advierte Maquiavelo sobre los criterios que debe seguir el príncipe a la hora de elegir a sus secretarios o ministros, que serán el cuerpo de
ayudantes y consejeros más cercanos y que, por lo mismo, han de ser los más fieles, los que pongan por encima de su interés personal al
príncipe y el Estado. En esa misma línea, recomienda, más adelante, huir de los aduladores, porque no dicen la verdad.

Sobre la fortuna (capítulo 25)


También dedica Maquiavelo un capítulo a explicar el poder de la fortuna. Sin embargo, afirma que no todo debe dejarse en manos de esta,
sino que se ha de estar preparado para las adversidades de tal modo que se les pueda hacer frente.

Las causas de la pérdida de Italia y la importancia de recuperarla (capítulos 24 y 26)

En los capítulos finales, Maquiavelo hace un balance sobre las causas por la cuales los príncipes de Italia han perdido sus Estados, y
enumera, entre ellas, carencia de ejércitos, mala relación con el pueblo, así como falta de previsión y de decisión al actuar.

Por todo lo anterior, cierra la obra exhortando al príncipe, en este caso, Lorenzo de Médici, a quien va dirigida la obra, a liderar Italia y
liberarla de los bárbaros, es decir, de los extranjeros.

Sobre Nicolás Maquiavelo

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) fue escritor, filósofo político y diplomático. Hoy en día es considerado el padre de la teoría política
moderna. En su época, durante el Renacimiento, fue una figura de gran relevancia en Italia. Su principal obra, El príncipe, escrita en 1513,
durante su confinamiento en San Casciano, solo vio luz póstumamente, en 1531.

El príncipe, publicado póstumamente en 1531, es un tratado de doctrina política escrito por Nicolás Maquiavelo, escritor, diplomático y
filósofo político italiano de la época renacentista.

La obra está dirigida a Lorenzo de Médici, conocido como ‘el Magnífico’, a quien Maquiavelo explica cómo actuar y qué hacer para unificar
a Italia y sacarla de la crisis en que se encuentra.

Aunque fue escrita en 1513, durante el confinamiento de Maquiavelo en San Casciano, a causa de las acusaciones que sobre él pesaban por
estar señalado de conspirar contra los Médici, no sería sino hasta 1531 cuando vería luz en Roma. El libro, así, funciona como una respuesta
a dicha acusación.

Análisis de El príncipe

El príncipe, de Nicolás Maquiavelo, constituye un importante aporte a la concepción moderna de la política. En este sentido, es una obra
contradice la tradición filosófica del pensamiento político antiguo en la cual la práctica política se encuentra ensombrecida por la idealización
de gobiernos y ciudades utópicas.

Al contrario, en El príncipe, Maquiavelo establece que el ejercicio real de la política implica situaciones reales con hombres y pueblos reales,
cuyas conductas, decisiones y acciones, generalmente no responden necesariamente a la moral sino a las leyes del poder.

Así, pues, la importancia de este tratado radica en que deja al descubierto las verdades prácticas del poder y muestra la forma en que
frecuentemente el ejercicio del poder contradice u obvia los preceptos morales. De allí que, en lugar de dedicarse a hacer juicios sobre la
moral o la religión, se enfoque más en cuestiones de estrategia política.

De esta manera, Maquiavelo expone detalladamente la forma en que el gobernante debe hacer frente a las diferentes situaciones o
circunstancias que se le presenten, y establece que el principal fin de la práctica política es conservar exitosamente el poder.

Para demostrar sus teorías, Maquiavelo echa mano de situaciones históricas reales, que abarcan desde el mundo antiguo hasta su presente.

Conviene acotar que El príncipe es la obra que da origen al término maquiavélico, utilizado con cierta carga despectiva para condenar
prácticas inmorales o malévolas, cuando en realidad esta es una obra de gran valor por su conocimiento de la psique humana, el sentido
común y el pensamiento pragmático.

Hoy en día, es un libro ampliamente leído y consultado en temas de estrategia política y negocios.

Resumen de El príncipe

El príncipe es la obra en la cual Nicolás Maquiavelo plasma su visión de la política, basada en su particular experiencia y su profundo
conocimiento de la historia y la psique humana. A continuación hacemos un resumen temático de los contenidos del libro.

Clases de principados, formas de adquirirlos y gobernarlos (capítulos 1-11)

Las repúblicas y los principados

Los primeros capítulos de la obra están dedicados a explicar las distintas clases de principados que hay y las maneras en que estos pueden
adquirirse. Comenta que los Estados pueden ser repúblicas o principados, y que pueden ser hereditarios, cuando se trasmiten a través del
linaje, o nuevos, cuando se obtienen por herencia o conquista, mediante las armas propias o las ajenas, por fortuna o por virtud.

Principados hereditarios, nuevos o mixtos


Expone que los principados hereditarios, así como los nuevos, precisan políticas de continuidad en lugar de cambios radicales que puedan
trastornar la vida y costumbres de la población.

En cambio, aquellos que denomina mixtos (que son nuevos, pero que se anexan a un principado antiguo), implican tratos diferentes, acordes
con las circunstancias políticas que intervinieron en su adquisición.

Advierte sobre las dificultades de asumir el gobierno de un principado nuevo, y avisa especialmente sobre la importancia de imponerse al
grupo de poder anterior, de sofocar rebeliones y de manejar la política interna con cautela y eficacia.

El poder absoluto o compartido

Maquiavelo considera que existen dos formas esenciales de gobernar un principado según las circunstancias políticas: detentando el poder
absoluto o administrándolo conjuntamente con un grupo de barones de nobleza propia (no adquirida por gracia del príncipe).

Aconseja optar, de ser posible, por la primera de las opciones: detentar el poder absoluto, pues con la segunda, el príncipe ostentará una
menor autoridad y deberá sofocar frecuentemente rebeliones internas.

Sobre los Estados que se regían por leyes propias

También analiza Maquiavelo la forma en que se debe proceder en un Estado que, antes de su conquista, se gobernaba por leyes propias, y,
enumera las tres opciones que tiene el gobernante: 1) destruirlo, 2) radicarse en él, o 3) mantener las leyes y costumbres anteriores, pero
obligándolo a pagar tributos y ser gobernado por un grupo leal al príncipe.

Advierte que, sin embargo, este tipo de Estados o ciudades tienen un gran orgullo por su libertad, razón por la cual siempre estarán
dispuestos a levantarse para reconquistarla. Así, pues, la única opción segura que tiene el príncipe para mantener el poder es arrasarlo y
dispersar a la población.

Sobre la adquisición de principados con armas propias o ajenas

Según Maquiavelo existen dos formas de adquirir los principados: con las armas propias y con virtud, o con las armas y la fortuna de otros.

En el primer caso, señala que, si bien estos principados son más difíciles de adquirir, son, a la larga, más fáciles de mantener, siempre y
cuando se disponga de las suficientes fuerzas.

En el segundo, explica que los principados adquiridos con las armas y la fortuna de otros aunque resultan muy fáciles de obtener, son, al
contrario, difíciles de mantener, pues se depende de un conjunto de factores que lo condicionan.

El buen y mal uso de la crueldad

Maquiavelo también advierte sobre el uso de la crueldad y la forma en que esta debe ser aplicada. Sostiene que es bien usada si se cometen
todos los crímenes al principio, lo que permite que luego, poco a poco, se pueda empezar a otorgar beneficios a los súbditos, para hacerlos
olvidar las ofensas recibidas previamente.

La crueldad es mal usada cuando no son cometidas todas en un inicio, lo que fuerza a que deban seguir cometiéndose en lo sucesivo, lo que
le atrae la enemistad del pueblo y conduce al príncipe al fracaso.

Principados civiles y eclesiásticos

Son también referidos otros tipos de principados, como lo son el civil y el eclesiástico. El primero, el civil, se obtiene con el favor de los
ciudadanos (de los poderosos o del pueblo); para él se requiere sobre todo de astucia política, principalmente para mantener al pueblo del
lado del príncipe.

El segundo, el eclesiástico, por su parte, es bastante difícil de adquirir en un principio, pero luego es muy fácil de mantener, puesto que se
apoya en las leyes de la religión.

Clases de milicias y cómo lidiar con ellas (capítulos 12-14)

Sobre la forma de medir las fuerzas de los principados

Maquiavelo explica la forma en que han de ser medidas las fuerzas en los diferentes principados. En este sentido, lo principal, comenta, es si
el príncipe es capaz de valerse por sí mismo o no.

Tener hombres, dinero y un ejército adecuado lo calificarían como capaz. En cambio, si no posee ninguno de estos elementos, entonces
deberá refugiarse tras sus murallas y resistir los ataques enemigos.
Sobre el ejército

Con relación al ejército y los soldados que el príncipe debe tener a su disposición, Maquiavelo afirma que estos pueden ser de tres tipos:
propio, auxiliar y mixto. Advierte sobre los soldados mercenarios, que luchan por dinero y no por lealtad.

Desaconseja los soldados auxiliares, que pertenecen a otro príncipe, al cual deben su fidelidad. E indica que lo idóneo será tener un ejército
propio, que solo al príncipe deba lealtad.

También refiere la importancia de que el príncipe se ocupe de la guerra, que es tarea fundamental en el Estado, que ni siquiera en tiempos de
paz debe abandonarse, pues, advierte, un príncipe que no es hábil en los artes de la guerra será despreciado por el pueblo.

Sobre la forma de actuar y comportarse del príncipe (capítulos 15-21)

Sobre lo que hace que un príncipe sea alabado o censurado

En los capítulos siguientes, Maquiavelo aborda la forma en que ha de conducirse el príncipe en función de las circunstancias y de las
consecuencias de sus acciones y decisiones.

Refiere las cosas que hacen que sea alabado o censurado y aconseja, en este sentido, guiarse siempre por la realidad en lugar de perseguir
utopías irreales. Ya que para mantener el poder lo importante no es seguir la moral sino hacer lo que sea necesario para la conservación del
Estado.

La generosidad y la avaricia

Hace también referencia a la generosidad y la avaricia, y realiza consideraciones sobre cuál es más conveniente. La primera, por un lado,
suele ser tenida por buena, pero a la larga resulta perjudicial, pues para mantener esta reputación, el príncipe habrá de gastar todo su
patrimonio.

En cambio, si opta por la avaricia, entonces también podrá ahorrarle impuestos al pueblo, lo cual lo ayudará, en momentos decisivos, a
financiar empresas y ganar guerras, de modo que acabará por ser amado por la mayoría.

La crueldad y la compasión

Un aspecto central en la administración de la justicia del príncipe es el asunto de la crueldad y la compasión. La compasión, que es una virtud
apreciada, puede llevar con el tiempo a verse obligado a la crueldad.

A la crueldad, por su parte, la considera más efectiva que la compasión siempre y cuando sea bien administrada. Mucha crueldad aplicada al
principio ahorra crueldades futuras, mientras que si se prefiere ser compasivo en un inicio, es posible que se tengan que cometer más y más
crueldades para conservar el Estado.

Sobre ser amado o temido

En este sentido, aconseja Maquiavelo ser amado y temido simultáneamente, pero afirma que, puestos a elegir, lo mejor es ser temido que
amado, pues el pueblo —explica— siempre puede olvidar el amor, pero nunca el temor, y gracias a esto disminuyen las posibilidades de ser
destronado.

Sobre el león y el zorro (alegoría)

Maquiavelo, con relación a la forma de conducirse en los asuntos del Estado, aconseja poseer la fuerza y la cautela al mismo tiempo. Lo
ilustra empleando la alegoría del león y el zorro. El león no sabe evitar las trampas, mientras que el zorro no sabe cómo defenderse de los
lobos, por ello, el príncipe debe ser capaz de evitar las trampas, como el zorro, pero también de aterrorizar a los lobos, como el león.

Sobre las virtudes y el poder

Sobre la importancia de las virtudes en el ejercicio del poder, advierte que poseerlas es bueno, pero que es más importante aparentarlas. De
hecho, afirma que no toda virtud es buena para el poder y que, en todo caso, la mayoría de la gente solo juzga por las apariencias y los
resultados, de allí que se atribuya a Maquiavelo la frase “el fin justifica los medios”, aunque no la exprese con estas mismas palabras.

Vea también El fin justifica los medios.

Sobre ser odiado y menospreciado

Advierte que los únicos defectos que deben evitarse son el ser menospreciado y odiado, pues son estos los defectos que pueden llevar a que
el pueblo, los nobles o los soldados puedan ir contra su propio príncipe.
Sobre las fortalezas

Maquiavelo también discurre sobre la utilidad de armar o desarmar a los súbditos, y sobre la eficacia de las fortalezas, que solo son útiles
cuando se teme más al propio pueblo que a los invasores.

Sobre la forma de conducirse para ser amado por el pueblo

Maquiavelo explica que el príncipe debe conducirse de cierta manera para ser estimado y admirado por su pueblo, los nobles y el ejército.
Para ello, aconseja el acometimiento de grandes empresas, el manejo adecuado de la política interna y realizar premiaciones o castigos que
sirvan de ejemplo para sus súbditos.

La elección de secretarios (capítulos 22-23)

Advierte Maquiavelo sobre los criterios que debe seguir el príncipe a la hora de elegir a sus secretarios o ministros, que serán el cuerpo de
ayudantes y consejeros más cercanos y que, por lo mismo, han de ser los más fieles, los que pongan por encima de su interés personal al
príncipe y el Estado. En esa misma línea, recomienda, más adelante, huir de los aduladores, porque no dicen la verdad.

Sobre la fortuna (capítulo 25)

También dedica Maquiavelo un capítulo a explicar el poder de la fortuna. Sin embargo, afirma que no todo debe dejarse en manos de esta,
sino que se ha de estar preparado para las adversidades de tal modo que se les pueda hacer frente.

Las causas de la pérdida de Italia y la importancia de recuperarla (capítulos 24 y 26)

En los capítulos finales, Maquiavelo hace un balance sobre las causas por la cuales los príncipes de Italia han perdido sus Estados, y
enumera, entre ellas, carencia de ejércitos, mala relación con el pueblo, así como falta de previsión y de decisión al actuar.

Por todo lo anterior, cierra la obra exhortando al príncipe, en este caso, Lorenzo de Médici, a quien va dirigida la obra, a liderar Italia y
liberarla de los bárbaros, es decir, de los extranjeros.

Sobre Nicolás Maquiavelo

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) fue escritor, filósofo político y diplomático. Hoy en día es considerado el padre de la teoría política
moderna. En su época, durante el Renacimiento, fue una figura de gran relevancia en Italia. Su principal obra, El príncipe, escrita en 1513,
durante su confinamiento en San Casciano, solo vio luz póstumamente, en 1531.

El príncipe es un guía escrita en el siglo XVI sobre cómo ser el líder autocrático de un país. Explica el por qué los fines como la gloria y el
poder siempre justifican todo tipo de acciones, incluso brutales. Gracias a este libro, la palabra “Maquiavélico” se volvió sinónimo de aplicar
el engaño y la astucia para ventaja propia.

¿Quién debería leer este libro?

– Cualquiera que quiera entender cómo piensan los líderes autocráticos

– Quien esté interesado en filosofía e historia política

– Quien quiera saber cómo es el liderazgo verdaderamente frío y amoral.

¿Quién es Nicolás Maquiavelo?

Fue un escritor y político renacentista que vivió en Florencia a comienzos del siglo XVI. Cuando la influyente familia de los Médicis
recobraron el control de la ciudad, Maquiavelo perdió su empleo y ‘El Príncipe’ fue un obsequio para la nueva administración, con miras a
recuperar su puesto.

Aprende el por qué la traición y la crueldad pueden ser tan útiles como la integridad y la compasión

¿Alguna vez te has preguntado cómo algunos líderes autocráticos logran mantenerse en el poder a pesar de abusos de derechos humanos y
violaciones de leyes internacionales? Maquiavelo diría que la respuesta reside en su habilidad para entender y participar en el juego del poder
político.

En este resumen descubrirás los argumentos de Maquiavelo sobre lo que necesita un déspota para alcanzar el poder y lograr mantener ese
puesto. En sus palabras descubrirás que el fin justifica los medios y que hasta la crueldad, la guerra y la traición son aceptables si te ayudan a
mantener el poder.
Políticos desde Benjamín Franklin hasta Napoleón han sido influenciados por el pensamiento político de Maquiavelo; quizá después de leer
este resumen descubrirás que varios políticos contemporáneos también comparten sus recomendaciones y estrategias.

Temas interesantes de este resumen:

– Por qué Alejandro Magno habría tenido problema controlando Francia, de haberla capturado,

– Por que la famosa crueldad de Aníbal hizo de él un gran comandante, y

– Por qué es mejor tener verdaderos amigos y enemigos a tu alrededor (y no medias tintas)

El Príncipe de Maquiavelo

1.Para mantener su recién adquirido principado, un príncipe debe hacer que sus súbditos se sientan valorados mientras se defienden
de sus oponentes.

Imagínate que eres un príncipe del renacimiento que acaba de conquistar un nuevo territorio. La población de este nuevo principado
probablemente no te quiere como su gobernante y te ve como un invasor y un extranjero. ¿Cómo logras mantenerlos bajo control?

La primera regla para un príncipe es que siempre debes tratar de mudarte al principado. La proximidad de su nuevo gobernante hará que los
nuevos súbditos se sientan apreciados, mientras que disuadirá a eventuales adversarios que intenten recuperar el área.

Si no te es posible estar físicamente, la segunda mejor opción es enviar una colonia de tus propios súbditos de confianza para que vivan en el
principado. De esta manera, tus nuevos súbditos comenzarán a acostumbrarse a las tradiciones y costumbres de tu gente y progresivamente
se adaptarán a ellas.

Una segunda regla es que siempre debes tomar medidas para protegerte de quienes quieren arrancarte el poder. Para lograrlo, defiende a los
líderes más débiles y cercanos a tu principado. Si los proteges de enemigos más poderosos, se unirán a tu gobierno gustosos y la alianza de
tales estados será lo suficientemente fuerte como para advertir a quienes intenten destronarte que no será tarea fácil.

La tercera regla es estar constantemente alerta hacia amenazas futuras; mantenerte vigilante y actuar preventivamente. Así como las
enfermedades son más fáciles de tratar en sus comienzos, también es más fácil detener el avance de un rival al inicio de su ataque, como por
ejemplo después de su primer movimiento.

Los antiguos Romanos usaron esta táctica cuando ocuparon Grecia. No permitieron que ninguno de los líderes locales se volviese más fuerte
que los otros, no importa cuán leal fuese hacia los Romanos.

La importancia de estas reglas puede verse en la experiencia de Luis XII de Francia quien invadió el norte de Italia. Luego de conquistar
exitosamente la tierra, rápidamente perdió el control de la misma porque violó todas estas reglas.

No repitas su error.

“Cualquiera que propicie el poder de otro, atraerá la ruina para sí mismo”

2.Los principados pueden ser o bien fáciles de conquistar pero difíciles de gobernar, o difíciles de conquistar pero fáciles de
gobernar.

Cuando Alejandro el Grande murió en el 323 AC luego de conquistar el Reino Persa, todos pensaron que sin su autoridad los Macedonios
perderían rápidamente el control sobre los Persas. Aun así, lograron mantener el poder por muchos años. ¿Cómo lo lograron?

Antes de contestar esta pregunta, es importante entender que existen diferentes tipos de principados:

Primero, algunos tienen un sistema de gobierno del tipo gobernante-barón. Francia es un buen ejemplo; el Rey de Francia es quien manda en
el país, pero lo hace a través de muchos nobles llamados barones quienes actúan independientemente. Este sistema es tremendamente
inestable y puede llevar a fracturar el principado; es muy común que los barones confabulen y terminen derrocando al Rey.

En este sentido, Francia era muy fácil de conquistar: solo tenías que convencer a unos cuantos barones de tus planes y el reino se
desmoronaría rápidamente. El problema es que al llegar al poder, tendrías el mismo problema que el rey anterior.
Pero también existen principados que funcionan bajo un sistema de gobernante-sirviente. Para alcanzar este sistema, un príncipe comenzará
su reinado asegurándose que todos aquellos con ambiciones políticas sean eliminados de tal manera que todos los nobles terminen por
alinearse con el príncipe y sus planes. Esta dinámica crea un país muy unido que impondrá una sólida resistencia si tratan de conquistarlo.

Cuando Alejandro conquistó Persia, era un principado así. En ese momento, el Rey Darío había abolido todas las instituciones y obligado a
todos los líderes de la sociedad a seguirlo lealmente. Esto significó que Alejandro debió luchar ferozmente para hacerse con la región, pero
también significó que al morir éste no existían líderes autónomos o regiones independientes para iniciar una rebelión. Por eso, los
Macedonios podían continuar su reinado por generaciones después de la muerte de Alejandro.

El tipo de principado que quieras crear, es tu decisión; ambos tienen sus ventajas, así que la selección debe obedecer a las circunstancias que
te rodean y a tus propias capacidades.

“En Turquía, una vez que la familia del gobernante ha sido eliminada, no queda nadie a quien temerle”

3.Adquirir nuevos principados depende a partes iguales de fortuna y virtud.

Hay muchas maneras en las que un príncipe puede ganar el control de un principado; la fuerza militar es un camino común; otra opción son
los tratados internacionales.

Aún así, no importa el método a través del cual quieras adquirir tu principado; necesitarás combinar gran virtud y buena fortuna para tener
éxito.

Después de todo, hasta el gobernante más virtuoso requiere un poco de suerte para ser capaz de hacer uso de sus virtudes. Capturar una
ciudad o un reino con tu propia fuerza armada demuestra que tienes grandes virtudes como coraje, fuerza moral, carácter y liderazgo. Pero
esas virtudes no te servirán de nada si no tienes a la fortuna de tu lado.

Considera a Rómulo, el fundador del Imperio Romano. La fortuna lo forzó a abandonar Alba cuando aún era un bebé, llevándolo así un día a
establecer los cimientos de Roma. Si no hubiese sido obligado a abandonar su ciudad, quizás habría terminado siendo un granjero
desconocido sin haber nunca tenido la posibilidad de demostrar sus virtudes.

Por supuesto, lo contrario también es posible; si has sido bendecido por la fortuna, necesitarás demostrar virtud para capitalizar tu buena
suerte. Por ejemplo, a veces puedes convertirte en Príncipe debido a un azar del destino, más que a tus propias condiciones.

En este nuevo principado, tus oponentes serán mucho más fuertes que quienes te apoyan, pues mientras que los primeros se concentrarán en
verte caer, los segundos no sabrán qué esperar de ti.

Esta situación quiere decir que tendrás que actuar rápida y virtuosamente para fundar los cimientos de un largo reinado. Controla a los nobles
en tu principado y construye tu propio ejército. Sin estas precauciones, tu fortuna no durará y serás derrocado.

Definitivamente tanto la fortuna como la virtud son necesarias para convertirse en príncipe. Sin la virtud, cualquier fortuna se desvanece. Sin
la fortuna, tus virtudes serán inútiles.

“No hay nada más difícil de ejecutar, que introducir un nuevo orden político”

4.Tanto la crueldad como el apoyo popular, son formas de convertirse en Príncipe.

En el 317 AC, un hombre llamado Agatocles creció como un simple hijo de alfarero. Al hacerse mayor, reunió un batallón de mercenarios y
tomó la ciudad de Siracusa, en Sicilia. A pesar de su juramento de atenerse a la constitución democrática de la ciudad, mató a 10.000 de sus
rivales y se convirtió en un tirano.

Esta historia demuestra que la crueldad es una forma de alcanzar el poder. La ausencia de piedad y la traición pueden ayudarte a tomar el
control de un principado, aún cuando el daño realizado a tus ciudadanos no pueda considerarse virtuoso.

Pero la crueldad solo funciona cuando es usada correctamente. Si es necesario alcanzar el poder, entonces tu crueldad debe ser veloz; lanza
un mortal y certero golpe. Aunque la gente se indignará al principio, puedes ir reduciendo gradualmente la violencia y así calmar a la
población. Esto es precisamente lo que Agatocles hizo y logró mantenerse en el poder.
Una táctica mucho menos prudente es ser muy escrupuloso al comienzo del propio mandato e ir incrementando la crueldad gradualmente.

A pesar del éxito de Agatocles, la crueldad no es la única manera de alcanzar el poder. También puedes alcanzarlo protegiendo a tus
ciudadanos, pues así propiciarás que apoyen tu causa. En este caso, si eres un príncipe, debes asegurarte que tus ciudadanos viven en
condiciones suficientemente buenas como para que quieran apoyarte. El significado de ‘suficientemente buenas’, depende lo que
acostumbren hasta ese momento. Por ejemplo, si han sido esclavos, serán felices con solo ser liberados.

El objetivo principal es hacer que tus ciudadanos se sientan en deuda contigo. Si lo hacen, habrán más probabilidades de que te apoyen
aunque tengan que pasar por tiempos duros. Pero si tu mandato se concentra en el terror, ellos no sentirán que te deben nada.

La crueldad puede parecer una forma más fácil de alcanzar el poder que persuadir a la población de que te apoye, pero esta última es la forma
más fácil de mantenerse en el trono.

“No puede considerarse una virtud el matar a tus conciudadanos; así se obtiene poder, pero no gloria”

5.Todo Príncipe debe dominar el arte de la guerra.

Aunque la diplomacia es una herramienta útil, en el momento de la verdad el hombre desarmado tendrá que obedecer al hombre armado. Por
lo tanto, el dominar el arte de la guerra es clave para volverte príncipe y mantenerte así.

Por supuesto, es crucial para alcanzar tu dominio en primer lugar; la mayoría de los príncipes han ganado sus reinos conquistándolos a través
de la guerra. Pero aún en la paz, es esencial que mantengas tus habilidades bélicas a punto, porque una guerra es la manera más común de
perder tu principado ante tus rivales.

Es más, tus ejércitos también juegan un rol clave en la sociedad que estás construyendo: Leyes e instituciones no pueden existir sin ejércitos
poderosos que los sostengan.

Dado que la fuerza militar juega un papel tan importante para mantener el poder, debes prepararte continuamente a ti mismo y a tu ejército
para la guerra. Mantenlos en buena condición de ataque y asegúrate de que mantienes tu propias habilidades mentales y físicas listas para el
combate.

Por ejemplo, Siempre que recorras tu principado, estudia el panorama y la tierra pensando en formas en las que podrías usar el terreno para
montar una mejor defensa en caso de un ataque sorpresa.

Otra forma de prepararte para un enfrentamiento es aprender de los grandes maestros que vivieron antes que tú. Los comandantes más
exitosos estudiaron a sus predecesores: Alejandro Magno estudió a Aquiles, mientras que César imitó a Alejandro.

Mientras que es importante ser un buen líder civil en tiempos de paz, no debes olvidar nunca que la buena fortuna puede cambiar. La guerra
puede estar a las puertas de tu principado, y la única forma de mantener el poder es que tanto tú y tu ejército estén listos.

“No es razonable que un hombre armado obedezca a un hombre desarmado, por voluntad propia”

6.Para proteger tu principado, necesitas tu propio ejército. Nada de mercenarios ni tropas auxiliares.

¿Qué tenían los Romanos, Espartanos y Suizos en común?

Históricamente, tenían poblaciones bien armadas que les permitieron permanecer como estados independientes y libres por siglos.

Aquí yace una de las lecciones clave para todo príncipe: solo un ejército local puede defender efectivamente un principado.

Los mercenarios, o tropas independientes que lucharán a cambio de tu dinero, no sirven de nada. No tienen nada que perder si tu reinado cae,
por lo que no están comprometidos con él. En cualquier batalla podrían salir corriendo al primer encuentro con el enemigo pues pensarán que
no vale la pena morir por lo que les pagas.

Así, serán una molestia y una carga en tiempos de paz exigiéndote sus salarios; durante la guerra, igual dejarán que tus enemigos te
destrocen.
Aunque llegaras a encontrar un comandante mercenario suficientemente capaz y entregado para luchar por ti en tiempos de guerra, no pasará
mucho tiempo antes de darse cuenta que él mismo puede derrocarte con sus tropas.

En repetidas veces, Italia cometió el error de confiar en mercenarios durante los siglos XV y XVI, y como resultado fue conquistada por los
reyes franceses Carlos y Más tarde Luis, así como sufrir la invasión de Fernando de Aragón cuando sus mercenarios huyeron.

Otro error garrafal que puede cometer un príncipe es depender de tropas auxiliares de príncipes aliados para proteger sus dominios. Una vez
que las fuerzas de otro príncipe han entrado a tus dominios, nunca lograrás zafarte de ellos.

Un ejemplo de esto puede constatarse cuando los griegos permitieron que 10.000 soldados turcos ingresaran a sus tierras para protegerlos de
sus vecinos. Cuando cesó la guerra, los turcos se rehusaban a irse y terminaron ocupando Grecia durante siglos.

Ya ves, siempre perderás si tratas de confiar en tropas auxiliares. Si son vencidas en la batalla, tu principado caerá. Pero si ganan, se
quedarán y serás su esclavo.

La única forma de proteger tu principado es crear un ejército de tus propios ciudadanos que sea leal a ti y a tu principado.

“Los suizos están muy bien armados y también son muy libres”

7.Un príncipe debe equilibrar la generosidad y la miseria.

Una vez que te conviertas en príncipe, el mundo ya no te verá de la misma manera. La gente comenzará a esperar cosas de ti que no
esperarían de sus conciudadanos.

Es por ello que características personales como ser educado o generoso pasan de ser simples aspectos privados a pilares de vital importancia
para la estabilidad de tu principado. Como tales, su atractivo también cambia pues las características que claramente son positivas para un
ciudadano común no necesariamente lo serán para un príncipe.

Considera la generosidad; un individuo generoso es admirado. Pero si tú como gobernante quieres hacerte con una reputación de
generosidad, nunca será suficiente gastar en tu pueblo pues la gente muy pronto se acostumbrará a los beneficios que les ofreces. Una y otra
vez tendrás que aumentar esos regalos, lo que agotará tus arcas rápidamente. La única solución sería establecer fuertes impuestos, que a su
vez terminarán por neutralizar todas las ventajas de tu inicial generosidad.

Así que para ser un príncipe exitoso, necesitas equilibrar generosidad y miseria.

Usa la generosidad para ganar poder, especialmente cuando te encuentres en una situación en la que tu pueblo tiene voto sobre quién debería
ser príncipe. Así es como César llegó a ganarse Roma; invirtió una fortuna en pan y circo para aumentar su popularidad.

Pero esta generosidad no puede durar una vez que te has hecho príncipe; para entonces, deberías mostrarte como mísero para ir aumentando
tus gastos progresivamente y ganar popularidad lentamente, sin incurrir en problemas financieros.

Éste es el mismo patrón que siguió César; tan pronto como alcanzó la posición que buscaba, moderó sus gastos para no llevar su imperio a la
quiebra.

A la larga, tus súbditos estarán mucho más satisfechos si simplemente les dejas estar en paz con impuestos relativamente ligeros. Así que ser
mísero con los fondos del estado para mantener impuestos moderados puede ser mejor que la generosidad, después de todo.

“Gastar la fortuna de otros no reduce tu reputación, más bien la aumenta”

8.Un príncipe exitoso puede usar la crueldad para su ventaja, pero debe evitar ser odiado.

Una de las grandes amenazas que el Imperio Romano enfrentó fue la guerra contra Aníbal y su ejército cartaginés. El éxito de Aníbal es
atribuido a su extrema crueldad; por ejemplo, crucificaba a sus propios soldados si llegaban a indicarle direcciones erróneas. Inyectó tal
terror dentro de su propio ejército que lo mantuvo unido en momentos críticos, como al cruzar los Alpes.

Para un príncipe, la lección es que la crueldad, usada bien, puede serte muy útil.
Por supuesto, todo príncipe quiere ser visto como piadoso o justo, pero para poder preservar su poder y mantener a sus ciudadanos unidos,
debe también estar dispuesto a usar el miedo.

Ser temido es una opción mucho más segura para un príncipe que ser amado. Como lo sabe cualquier adulto, las promesas basadas en el
amor son rotas todo el tiempo, así que ser visto demasiado débil y flexible puede ser aprovechado por aquellos que quebrantarán las leyes
para sus propios intereses. El miedo de un castigo terrible siempre servirá para evitar este tipo de acciones.

De hecho, ¿Acaso no eres un líder piadoso mientras mantienes las calles de tu principado seguras, por el temor a castigos extremos para
quienes rompan la ley?

Usar la crueldad es especialmente efectivo para mantener el control de tu ejército. Los soldados admiran cierto grado de crueldad, así que
aceptarán que la uses para mantenerlos disciplinados. El éxito de Aníbal es prueba de la efectividad de esta estrategia.

Aún cuando puedes usar la crueldad para ventaja propia, debes evitar llegar al punto en el que la gente te odie. Trata de encontrar el
equilibrio correcto. Por ejemplo, no castigues sin razón a inocentes o les quites sus propiedades o sus mujeres, o se volverán en tu contra.
Confabularán para derrocarte y al final, tu crueldad extrema tendrá un efecto contrario al que buscabas originalmente.

La mejor forma de evitar que tu pueblo se rebele es mantenerlos, hasta cierto punto, con miedo.

“Todo príncipe debe ser considerado piadoso y no cruel”

9.Un príncipe exitoso sabe cuándo usar el engaño y cuándo ocultarlo.

Si uno le preguntara a un príncipe cuál es el animal con el que mejor se identifica, la respuesta más probable sería el león. De hecho, la fuerza
bruta del león es una cualidad importante, pero ningún príncipe debe subestimar los beneficios del intrigante zorro.

Una de las formas en las cuales puedes emular al zorro está en las promesas que haces; un príncipe no necesita mantener su palabra todo el
tiempo.

Por supuesto, la integridad es una virtud importante para todos los líderes pues las leyes y contratos son la base de instituciones seguras. Pero
para ser como el zorro, debes saber cuándo olvidar tus principios y favorecer tus propios intereses.

Por ejemplo, si un líder rebelde te está dando dolores de cabeza, ¿Por qué no invitarlo a conversar sobre un tratado de paz… y entonces
ejecutarlo sin mayor alboroto? Esto resolverá el problema limpiamente.

Si tu consciencia comienza a molestarte, recuérdate a ti mismo que los demás tampoco mantendrían su palabra si sus propios intereses
dependieran de ello.

Solo asegúrate de que el mundo exterior nunca vea este lado oscuro. Puedes ser traicionero, pero debes dar siempre la impresión de actuar de
buena fe y alineado con valores religiosos y humanitarios.

Existe un área, de hecho, en la que debes ser absolutamente fiel a tu palabra: las alianzas de relaciones exteriores. Si ocurre un conflicto entre
otros dos principados vecinos, debes escoger un lado rápidamente y mantener tu apoyo incondicional.

Tardar demasiado o parecer indeciso es la peor opción, pues el ganador del conflicto terminará por volverse también en tu contra por no
haberlo apoyado claramente en primer lugar.

Tener aliados y enemigos claramente definidos también te ayuda a actuar más rápidamente y te obliga a actuar con decisión. Un buen
príncipe siempre es un gran amigo o un verdadero adversario para los otros príncipes; jamás una media tinta.

“El príncipe que depende exclusivamente de las palabras de los hombres, termina en la ruina”.

10.Un príncipe debe ensamblar un grupo de consejeros y saber cuándo y cómo pedirles su opinión.

En la historia han vivido muchos grandes líderes, y todos ellos en algún momento necesitaron asesores pues nadie puede dominar
absolutamente todos los campos. Por eso, la forma en la que un príncipe ensambla un grupo de consejeros y recurre a ellos, dice mucho sobre
sus habilidades de liderazgo.
La calidad de tus asesores depende de ti; solo tú conoces las áreas en las que flaquean tus conocimientos así que queda de tu parte escoger a
los mejores expertos y ministros para apoyarte.

Una vez que los has escogido, necesitas mantener una buena relación con tus ministros para asegurarte de que están alineados con tus
intereses. Para mantener una buena relación, debes tener siempre un ojo sobre ellos. Si descubres que alguno está trabajando en pro de sus
propios intereses antes que los tuyos, debes execrarlo inmediatamente. Por otra parte, aquellos que te sean leales y útiles deben recibir
honores y un salario que sea lo suficientemente generoso como para que no piensen en confabular en tu contra.

También es importante que un príncipe sepa cómo solicitar consejos. Tus asesores deben entender que valoras sus sabias opiniones y no los
castigarás en caso de ser brutalmente honestos. Si no están seguros de eso, todo lo que oirás serán inútiles halagos y versiones suavizadas de
la realidad con el fin de salir bien parados ellos mismos. Si parece que alguien está renuente a expresarse, debes preocuparte mucho pues
claramente estará tratando de esconder algo.

Por otra parte, estar demasiado abierto a las opiniones puede ser contraproducente; si permites que cualquiera se te acerque y comience a
hablar libremente, la gente comenzará a cuestionar tus propias decisiones. Es por ello que tú eres quien debe decidir cuándo recibir asesoría,
y que tus consejeros no emitan sus opiniones sin que se las hayas pedido.

“La primera cosa que uno hace para evaluar la prudencia de un líder, es ver a la gente que le rodea”

11.Entra en acción – nunca dejes tu destino únicamente en las manos de la fortuna.

En este punto has leído suficientes consejos sobre cómo tener éxito como príncipe, y puedes estar pensando que nada de esto es útil pues el
destino de cualquier príncipe yace en las manos de la fortuna o de Dios.

Pero esa creencia es solo parcialmente cierta; tú puedes influenciar lo que pase en el futuro.

Comprende que Dios quiere que tengamos libre albedrío. Él no nos lo habría otorgado a menos que hubiese algo de poder en nuestras
decisiones para influenciar nuestro futuro. Debemos asumir que la mitad de ese futuro es parte del destino pero la otra mitad puede ser
modelada por nuestras propias acciones.

Y aunque la fortuna juega un papel importante en el éxito de un príncipe, puedes protegerte de su frágil naturaleza. Si has sido exitoso
gracias a la buena suerte, debes estar preparado para cuando la marea cambie.

Imagina que tu fortuna es un río que por años ha fluido en calma, haciendo tus campos fértiles y florecientes. Como líder sabio que eres,
deberías construir presas como prevención contra posibles inundaciones. De esta manera, si tu fortuna se convierte en una tormenta, solo
sufrirás, pero no perecerás.

Por supuesto: no es posible prepararse para todos los giros del destino. Algunos son, simplemente, imposibles de prever.

Así que, en vez de tratar siempre de adivinar el futuro para estar preparado, debes dar un paso adelante y modelarlo tú mismo. La historia
ha demostrado que la mejor forma de hacerlo es siendo impetuoso, más que cauteloso. Por ejemplo, considera al Papa Julio II, quien quería
iniciar una guerra contra Bolonia. En vez de esperar a que sus aliados aceptaran su plan, decidió marchar directamente a la ciudad. Venecia y
Francia fueron sorprendidas e incapaces de objetar la acción, y la campaña fue un éxito.

Maquiavelo afirma que debes pensar sobre la fortuna como una mujer que prefiere a un hombre tempestuoso, antes que uno excesivamente
cerebral y cauteloso.

“La fortuna muestra su poder donde no existe una virtud sólida que se le resista”

El mensaje principal de este libro:

Como príncipe, puedes ser piadoso o traicionero, honesto o traicionero, pero debes hacer lo que sea para fortalecer tu principado. No existen
tabúes cuando se trata de alcanzar y mantener el poder.

Resumen del el príncipe de Maquiavelo

Maquiavelo al inicio del libro expone la variedad de gobernantes, que el denomina príncipes, en el escenario político y cual es la manera de
adquirir el poder. En este capítulo además menciona que la manera de tener durabilidad es el ser aceptado por el pueblo mediante la
conservación de las costumbres.
En el caso de que el príncipe sea extranjero y no familiarizado con las creencias de sus gobernados, este debe realizar un esfuerzo en
adquirirlas y tomar acción en el caso de no existir mutua cordialidad o entendimiento entre ambas partes.

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Sin embargo, el príncipe de Maquiavelo expone que es contraproducente tomar el poder a través de la fuerza, ya que el gobernante debe tener
los recursos como el dinero, la milicia y conexiones que le ayuden a mantenerse en el poder. Como ejemplo expone a Alejandro Magno, un
conquistador que luego de su exitosa batalla se aseguro de extraer los antiguos simpatizantes del reino de Darío.

Alejandro Magno

En los siguientes capítulos del príncipe de Maquiavelo, pone en evidencia las tres mejores maneras de conservar un estado a gobernar, que
reinaban mediante antiguas leyes. Esto último según el tipo de gobernante que se postulaba en el poder, entre ellos se encuentra los que
tenían los recursos suficientes para una batalla exitosa y la habilidad para su conservación, mencionando como ejemplo a Moisés y el reinado
de Hierón de Siracusa.

Coronación de los campeones olímpicos

En el otro caso están los principados asesorados y con capital ajeno, príncipes que tomaron el poder a través de poco esfuerzo y que su
tiempo en el mandato es incierto. Por ejemplo está César Borgia, que llegó a regir por la fortuna de su progenitor.

César Borgia

Los príncipes que dominaron mediante perjurio o en el caso contrario a través de la simpatía del pueblo. Entre ellos se destacan el siciliano
Agátocles, tirano que llegó a comandar Siracusa a través de la masacre en el año 316 a.c y Nabis, príncipe que llegó al poder en el año 2017
a.c mediante la popularidad de los ideales que profesaba.

siciliano Agátocles

Pero idealmente cada príncipe debe regirse por su propia habilidad de gobernar, en tal caso, es un modelo que Maquiavelo puso en evidencia
en el príncipe de Maquiavelo. Durante la historia existieron principados que surgieron de una manera, ya mencionados con anterioridad, ya
sea mediante una fortuna, voto popular, crímenes o linajes, sin embargo, existieron casos donde existieron mandatos a través de la ilusión
religiosa.

Este prototipo son los que realizan un trabajo sin realmente hacerlo ya que se afincan en un ideal. Y a pesar de las pocas probabilidades de
mantenerse, o hasta llegar a prevalecer de acuerdo al príncipe, es destacable que es el caso de principado más fuerte y duradero en la historia.
Como ejemplo se menciona el papa n°214 Alejandro VI, gobernante que a través de estrategia y fortuna logró incrementar el poder de la
iglesia.

Jacobo presentado por el papa Alejandro VI

Ahora bien, Maquiavelo aborda que un mandato no solo se rige por la destreza y la riqueza, si no que es necesario cumplir ciertos criterios
para con el pueblo y como mantenerlo.

Entre ellos aplica la habilidad de adquirir combatientes para la milicia, es decir, es más fácil perdurar si existe la plena confianza en un
ejercito, que el de tener a tu control asesinos y mercenarios ya que estos son comprados de acuerdo al poder adquisitivo. Además, destaca
que es necesario que el principado deba mantener siempre como prioridad las armas y las destrezas en el campo. Entre ellos está
Filopómenes, príncipe estratega a partir del año 222 a.c.

Filopómenes descubierto

El segundo criterio que el principado debe tener en cuenta es la relación con el pueblo. Cada príncipe debe actuar de acuerdo a los
parámetros establecidos en el inicio de su reinado. ¿Qué quiere decir esto?

Cada nación, como se estipulo al inicio, mantiene ciertas formas de cohabitar por lo que cuando llega un nueva regencia este puede llegar a
irrespetarlas, que Maquiavelo expone de forma simple como avaricia, conducta afeminada y frívola, tiranía, deslealtad y soberbia. Que puede
conllevar a un pueblo descontento que acarrearía una conspiración para su derrocamiento.

En ejemplo tenemos al príncipe Lucio Aurelio Cómodo, gobernante en el año 177 por linaje y que a pesar de poseer todas las herramientas
para reinar, fue derrocado por sus múltiples conductas contradictorias que puso al pueblo y al ejercito en su contra. Así como ejemplo

Lucio Aurelio Cómodo

En caso contrario está el príncipe Fernando de Aragón, gobernante católico desde el año 1474 que mediante grandes hazañas en batalla y
habilidad de simpatizar a las masas generó una de las generaciones de principados más brillantes en la historia.

Fernando II de Aragón

Pero un reinado puede caer de diversos motivos y uno de los principales es la fascinación del principado, y como muy bien menciona el
príncipe de Maquiavelo, los aduladores. Todo rey o emperador, gracias al nivel de poder que manejan, generan altos niveles de ego que
puede ser contraproducente, debido a que dichas alabanzas generan opiniones irrealistas sobre el modo de gobernar, y esto a la final pone en
peligro su mandato. Por lo que es sabio para un reinado largo la obtención honesta de buenos consejeros.

En última instancia del príncipe, Maquiavelo alega cuales fueron los principales motivos de la perdida del poder de los principados italianos,
y se pregunta el porque se llega a un mismo resultado actuando o comportándose de diferentes maneras durante un reinado. Y que sin
importar como actúes o no, la fortuna será siempre la misma.

En este caso, se puede mencionar como ejemplo Latinoamericano, al libro 100 años de soledad, que narra un gobierno conservador en
Colombia.

Análisis del príncipe de Maquiavelo

En cada capítulo del príncipe de Maquiavelo, se expone un mundo político ideal que ha revolucionado e inspirado a grandes principados.
Hasta se puede mencionar el principal cimiento de las leyes modernas, causado por un sin fin de actuaciones historias de los gobiernos que
favorecían la corrupción, las deslealtad, la soberbia y hasta la tiranía, y que según Maquiavelo contradecía la moral y ética del estado.

Puesto así, Maquiavelo propone un libro sobre la manera de regir, y que hacer en diversos casos para mantener el poder siendo su principal
objetivo, la liberación de una monarquía corrupta causada por la crisis presente en su país, Italia.

Capítulo 1 al 5

En la época de Maquiavelo, existía la facilidad de tomar un trono ya se mediante linaje o por la obtención legítima en batalla. Cada uno con
ciertas dificultades, ya sea por ser herencia, que a pesar de no trabajar para llegar al poder no cuenta realmente con las cualidades natas de un
líder, y los nuevos, aquellos que a pesar de poseer dicha habilidad de reinar, se ve obstaculizado por las diversas costumbres, lenguajes y
hasta religión de los ciudadanos.

¿Que quiere decir esto? Maquiavelo propone que no solo la habilidad en combate es el único factor importante entre los nuevos principados,
ya que este no te mantendrá en el poder, si no que debe cerciorarse de sustraer cualquier amenaza y rodearse de las personas adecuadas que
rigen en su honor.

Capítulo 6 al 11
En la época de Maquiavelo, podía reflejarse una soberanía falla de ética y moral que conllevo la crisis renacentistas, aunque no es
sorprendente debido a la poca practicidad en sus soberanos. ¿Como podías mantener la durabilidad de tu trono si lo compraste o te fue
regalado? o ¿Basado en la tiranía? Aunque de existir malos soberanos, también existían su contraparte, los que por medio de su propia
fortuna llegaban al poder.

Ahora bien, si bien es cierto que existieron reyes tiranos con larga durabilidad en el tiempo, todo lo que se obtiene a la fuerza generara
resentimiento en la ciudadanía. En el caso contrario de la elección del pueblo, y aquí se abarca el ideal moderno de gobernar.

Cipselo, Gerión, Herión y Pisistrato

Pero a pesar de esto, ¿Por qué los tiranos tuvieron más durabilidad en la historia? Y aquí se abarca el principio de la fuerza. Puede que un
principado pueda mantenerse por medios propios, pero si no posee en simples palabras, dinero u hombres, no será capaz de proteger su
reinado.

En el caso de los soberanos perversos, debido a su naturaleza y a la desaprobación en sus súbditos, debe asegurarse de mantener una milicia
abastecida para mantener el temor entre ellos. Dentro de esto se puede mencionar a uno de los tiranos de la era moderna más grande en la
historia, Adolf Hitler, en mi lucha. He Iván el Terrible.

Corte de Iván el Terrible

Otro caso popular son los soberanos protegidos por la iglesia, sin la capacidad de proteger y comandar una nación. Esto refleja la decadencia
que señalaba Maquiavelo en su libro, que son reinados parásitos que por un idealismo, sobornos y abuso de poder conllevaron a la
promulgación de nuevos regímenes, y modos de crear instituciones autónomas de poder. Como ejemplo, se tiene el libro el Código Da Vinci
escrita por Dan Brown. Autor que crítica duramente el poder de la Iglesia.

Capítulo 12 al 21

A parte de tener un buen soberano, es necesario que el principado sea respaldado con leyes y armada propia que defiendan su soberanía, ya
que una milicia débil puede representar un estado débil. Es por esto, que en todo momento un príncipe debe tomar en cuenta, las armas, las
estrategias en tiempos de paz y la adquisición de nuevos hombres. Que en breves palabras describe al libro el arte de la guerra escrito
por Sun Zi, inspiración de Maquiavelo.

El arte de la guerra

Pero a parte de esto, existen ciertos criterios que debe manejar el conquistador y que de no ser así son mal vista por lo ciudadanos.

Ahora bien, es cierto que no es posible encontrar un principado que cumpla con todas las cualidades que se desea, y que no siempre puede
mantenerlas debido a poder que maneja. Pero que genere prosperidad, que implemente castigos con motivos reales y que trate de mantener la
simpatía del pueblo a través de, acuerdos económicos y mejoras en la política interna de la república pero sin llegar a doblegar la moral, son
algunos que destaca Maquiavelo.

Pero debe destacarse, que Maquiavelo expone al principado que para mantener su poder debe fingir como un zorro, aparentar virtudes que no
posee con la finalidad de ser amado por el pueblo, que no es lo verdaderamente ideal, pero a pesar de que se encuentre gracioso es lo mas
cercano a la realidad.

Capítulo 22 al 26

En última instancia, todo buen soberano se rodea de buenos consejeros o ministros. ¿Esto qué quiere decir? Un Principado no rige de forma
solitaria, a no ser en el caso de los tiranos, por lo que es necesario rodearse de opiniones honestas y que busquen el bien común, y aquí entran
los errores cometidos por muchos soberados.

Los llamados aduladores, aquellos que solo buscan el beneficio propio a través de engaños y que se destacan en las épocas de los perversos.

Pero ahora bien, Maquiavelo expresó que las principales fallas en mantener los reinados de Italia, se debieron a no mantener un equilibrio
bien distribuido entre el pueblo, las tropas y los nobles por igual, y a sus ves, a una milicia y tácticas defectuosas.

Conspiración de los pazzi a Julio Médici en 1478. Florencia


En sencillas palabras, Maquiavelo dejaba expuesto que la política de Italia se basaba en favorecer a ciertos sectores, sin tomar en
consideración a los demás, que ya detallado por el príncipe, si mantenías un solo poder el otro estaría resentido. Buscar la armonía era
fundamental, y al igual de importante era la ser un estratega astuto.

A la final, Maquiavelo expresó de manera determinante que no es factible para un buen reinado, el dominio de la irracionalidad y libre
albedrío. Es decir, y a pesar de la pobre opinión de Maquiavelo por la naturaleza humana, el hombre no debe dejarse gobernar por sus
acciones, a pesar del deseo de hacerlo.

Pero a pesar todo, y de la narrativa con la que describe al ser humano, el príncipe de Maquiavelo no deja de expresar la esperanza de un
gobierno libre de todo aquello que con un claro esfuerzo, logre sacudir y hacer surgir nuevos cimientos, tanto para los modelos políticos de
todo el mundo. Hasta para su querida Italia.

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Frases del príncipe de Maquiavelo

En el libro el príncipe de Maquiavelo se destacan ciertas frases celebres que destacan con sencillas palabras como debería ser un principado
ideal. Entre ellas tenemos:

“Tienes por enemigos a todos los que has ofendido al ocupar el principado, y no puedes conservar como amigos a los que te han ayudado a
conquistarlo”

“A los hombres hay que conquistarlos o eliminarlos, porque si se vengan de las ofensas leves, de las graves no pueden; así que la ofensa que
se haga al hombre debe ser tal, que le resulte imposible vengarse”.

“El que menos ha confiado en el azar es siempre el que más tiempo se ha conservado en su conquista”.

“Porqué en toda ciudad se encuentran estas dos fuerzas contrarias, una de las cuales lucha por mandar y oprimir a la otra que no quiere
ser mandada ni oprimida”.

“Los cimientos indispensables a todos los Estados, nuevos, antiguos o mixtos, son las buenas leyes y las buenas tropas”.

“Las armas ajenas o se caen de los hombros del príncipe, o le pesan, o le oprimen”.

“Un príncipe jamás debe dejar de ocuparse del arte militar, y durante los tiempos de paz debe ejercitarse más que en los de guerra”.

“Todos los príncipes deben desear ser tenidos por clementes y no por crueles”.

“Los hombres, en general, juzgan más con los ojos que con las manos porque todos pueden ver, pero pocos tocar”.

“La mayoría de los hombres, mientras no se ven privados de sus bienes y de su honor, viven contentos”.

“Si un conspirador está por lo común rodeado de peligros antes de consumar el hecho, lo estará aún más después de ejecutado porque no
encontrará amparo en ninguna parte”.

“Aquél que no es tu amigo te exigirá la neutralidad, y aquel que es amigo tuyo te exigirá que demuestres tus sentimientos con las armas”.

“Un príncipe debe pedir consejo siempre, pero cuando él lo considere conveniente y no cuando lo consideren conveniente los demás”.

El Príncipe, según la crítica

En la actualidad, este texto de Maquiavelo es visto como el primer tratado político de la historia, asignándosele a su autor -por consiguiente-
la posición del padre fundacional de las Ciencias Políticas modernas. Con la intención de dedicárselo a Lorenzo de Médici, miembro de
la familia gobernante, Maquiavelo construye un texto, en donde expone los tipos de Estados modernos existentes, así como las estrategias
que debe seguir todo líder que desee ejercer funciones de poder, manteniendo en alto su liderazgo, y sobre todo conservando el poder que ha
obtenido, independientemente de su origen.

Resumen por capítulos de El Príncipe

Resulta igualmente pertinente, hacer una breve revisión de los contenidos que va exponiendo en cada capítulo, este texto de Nicolás
Maquiavelo, el cual además inauguró el tipo de pensamiento, conocido como pensamiento maquiavélico, el cual aun cuando en la actualidad
es visto superficialmente como mal intencionado, en realidad es una guía estratégica de cómo ejercer el poder y escoger sabiamente las
acciones y allegados. A continuación, entonces, un resumen por capítulos de El Príncipe:

Capítulo I

El capítulo inaugural de esta obra abarca básicamente los distintos tipos de principados que existen, y las distintas formas en las que un
soberano puede llegar a adquirirlos, sin que esto menosprecie para nada la legitimidad de su poder, el cual deberá afianzar y mantener por
medio de acciones.

Capítulo II

Por consiguiente, Maquiavelo hace un aparte para especificar y ahondar sobre cada uno de estos tipos de principados, iniciando entonces con
aquellos que se han obtenido por sucesión, es decir, sobre los principados hereditarios. En cuando a ellos, Maquiavelo señala que son los
de más fácil aceptación por parte de los súbditos, quienes lo ven como un hecho natural, pues ya están acostumbrados a que determinado
linaje ejerza el poder.

Capítulo III

Así mismo, Maquiavelo aborda el tema de los Principados Mixtos, los cuales son definidos como aquellos principados que constituyen
una novedad, pues contemplan la asunción de una nueva figura al poder, la cual puede conservar a su lado personajes del principado anterior,
por lo que son una mezcla entre nuevo y viejo. No obstante, esta carga de tradición, implican un verdadero reto en cuanto a la conservación
del poder, puesto los súbditos pueden rebelarse, así como encontrar fuertes obstáculos por parte de los gobernante anteriores. En este caso,
Maquiavelo aconseja algunas estrategias que pueden ser interpretadas actualmente como radicales.

Capítulo IV

Por su parte, este capítulo compara dos tipos de principados: uno en donde el soberano domina en compañía de una corte de nobles, que a su
vez tienen territorios bajo su poder, y que pueden ir acumulando cuotas de poder y ambición que lleve a la aparición de ciertas rebeliones.
Otra opción es aquella que dibuja al soberano absoluto, quien ejerce directamente el poder sobre sus dominios. Maquiavelo se decanta por
este segundo tipo de principado, afirmando que es el que menos oposición y peligros reviste.

Capítulo V

Así también, Maquiavelo utiliza este apartado para exponer según su visión de qué forma o manera los Príncipes deben ejercer su poder
y gobernar sus ciudades, incluso si estas son productos de la conquista. De esta forma, Maquiavelo expone al menos tres estrategias sobre
cómo el Príncipe debe tomar el poder –tanto si es un pueblo conocido o no- tratando de ejercerlo sin hacer grandes cambios de leyes en
primer momento, aun cuando también advierte sobre la posibilidad constante de rebelión, por lo que la estrategia más segura es la de
propinar ruina sobre los territorios conquistados, a fin de dejarlos sin fuerzas ni armas para su defensa.

Capítulo VI

Dentro de los distintos tipos de principados, Maquiavelo también habla sobre el poder que se logra por medio de las armas, originando
principados nuevos, los cuales presentarán siempre oposición y riesgos. En este sentido, Maquiavelo afirma que todo Príncipe nuevo, sobre
todo aquel que ejerce el poder sobre nuevos territorios, debe hacer gala de su virtud, a fin de que sus nuevos súbditos crean que es lo
indicado el ejercicio de su poder.

Capítulo VII

Siendo tan caro el ejercicio de la guerra, puede suceder que un Príncipe cuente con sus tropas y ejércitos a la hora de conquistar otros
territorios, aun cuando el dinero para financiar dichas contiendas provenga de otros, a través de financiamientos. Esto puede conllevar a que
aun cuando el Príncipe logre el poder, corre el riesgo de ser presionado en su voluntad por quienes le han servido de financistas. En este
caso, sólo puede salvarlos su virtud.

Capítulo VIII

No obstante, Maquiavelo no descarta que el poder pueda adquirirse también por medio de crímenes, circunstancia que no le resta
legitimidad al poder obtenido, aun cuando este escritor advierte sobre la importancia de usar bien la crueldad. En este sentido, deberá usarse
toda junta, a fin de que una vez se han eliminado los opositores y afianzado el poder, generar una etapa en donde por el contrario se hace gala
de la bondad, a fin de que los súbditos olviden lo malo, y se entreguen a disfrutar del nuevo principado. Por el contrario, si no hay límite en
la maldad, y se erige un principado que constantemente infringe dolor en los súbditos, tarde o temprano estos encontrarán la forma de
erradicar el principado.

Capítulo IX

En el mismo orden de ideas, Maquiavelo reconoce también el Principado civil, el cual puede ser definido como aquel que se conquista por
ayuda o petición del pueblo o los poderosos. Este no requiere de virtudes especiales, y aunque en apariencia pudiese presentar menos
dificultades sí se necesita de gran astucia, a fin de neutralizar a los poderosos que hayan ayudado a ascender al poder, mientras que se entabla
amistad con el pueblo.

Capítulo X

Maquiavelo también opta por apartar un capítulo que le permita ahondar sobre la importancia que tiene para el Príncipe no sólo ser soberano
de un principado, sino la capacidad de éste para valerse por sí mismo, a fin de poder competir y medir fuerzas de igual a igual con otros
principados, a fin de estar preparado ante otros que quieran atacarle. Igualmente deberá tener siempre presente estrategias bélicas que le
permitan resistir ataques, en caso de encontrarse con contrincantes más fuertes.

Capítulo XI

Sin embargo, también puede suceder que el principado sea adquirido gracias a la intervención del poder religioso, o por ser parte de él.
Estos en principio muestran gran oposición, pero si logra pasarse el primer momento, constituyen después principados fáciles de mantener,
pues se manejarán a los súbditos en torno a leyes que coincidan con los propios principios religiosos.

Capítulo XII

En esta capítulo, Maquiavelo se dará a la tarea de explicar las distintas clases de fuerzas militares con las que puede contar un
principado. Así mismo, pondrá especial atención en definir y advertir sobre los soldados mercenarios.

Capítulo XIII

En consonancia con el capítulo anterior, Maquiavelo seguirá prestando atención a los militares, esta vez para manifestar sus apreciaciones
sobre la relación e importancia que tendrán para el Príncipe los soldados auxiliares, aquellos denominados mixtos, y finalmente el inmenso
valor que tiene el tener soldados propios.

Capítulo XIV

Una vez descritos los tipos de tropas y soldados, Maquiavelo se da a la tarea de dar sus lineamientos de cuáles deben ser las actitudes y
posiciones que el Príncipe debe ejercer sobre sus tropas, a fin de ejercer realmente como el comandante en jefe de ellas, procurando su
fidelidad y respeto, pues son ellas las que garantizarán mantener el poder.

Capítulo XV

Así mismo, en vista de seguir aconsejando al Príncipe sobre cómo mantener una popularidad alta y aprecio por parte de sus súbditos,
Maquiavelo se entrega en este capítulo a la tarea de explicar cuáles son las cosas que hacen que un hombre sea alabado, recibiendo
admiración, o por el contrario simplemente consiga la desaprobación general.

Capítulo XVI

En este sentido, Maquiavelo sigue insistiendo en la necesidad del Príncipe de transmitir a otros la idea de que él cuenta con virtud. De esta
forma, Maquiavelo señala la importancia de parecer –no necesariamente siéndolo- que practica la generosidad, a fin de ir ganando adeptos,
sin necesidad de poner en riesgo las arcas públicas.

Capítulo XII

De igual forma, Maquiavelo dispondrá de un capítulo para exponer el cómo deben ser empleadas durante el ejercicio del poder tanto la
crueldad como la compasión, las cuales deben ser administradas de forma correcta por el Príncipe. Así mismo, expone sus comentarios
sobre la importancia de ser un líder amado, o por el contrario si es mejor ser temido, llegando a la conclusión de que el Príncipe debe en todo
momento generar en sus súbditos, de forma simultánea, el amor y el temor, como forma de proteger su posición.

Capítulo XVIII

Así mismo, dentro de la virtud que debe exponer y mantener el Príncipe, se encuentra sobre todo el valor de la palabra dada. En este
sentido, Maquiavelo le explica al soberano las estrategias que puede seguir para en todo momento cumplir con lo dicho, o cómo no quedar
como mentiroso aun incumpliendo lo prometido.

Capítulo XIX
Pensando también que el Príncipe es un ser humano, el cual comete errores, y en ocasiones debe tomar decisiones que no dejan a todos
felices, Maquiavelo toma un capítulo de su obra para explicarle a los posibles Príncipes cómo evitar que el odio sea un sentimiento que
nazca hacia él, pensando nuevamente en que todo Príncipe debe ser amado por su pueblo y súbditos.

Capítulo XX

Continuando con la lista de consejos para el Príncipe, o quien desee mantener el poder, Maquiavelo entra entonces al terreno de qué tan
útiles o no son las cosas que un Príncipe hace a diario, incluso aquellas referidas al ámbito bélico.

Capítulo XXI

Así mismo, Maquiavelo sigue insistiendo en que un Príncipe debe contar con una reputación que lo resalte como un ser virtuoso, digno
de ser amado y ejercer el poder. En este sentido, en este capítulo, despliega otras estrategias, que le permitirán al Príncipe seguir ganando
estima de aquellos que lo rodean, sobre todo de los miembros de su gobierno.

Capítulo XXII

En sintonía con el pensamiento que dice que no hay peor enemigo que el que se tiene cerca, Maquiavelo también expone sus apreciaciones
sobre los secretarios y ministros que acompañaran al Príncipe en el ejercicio del poder, explicando cómo deben escogerse y manejarse, a
fin de evitar traiciones.

Capítulo XIII

Igualmente, Maquiavelo coloca el acento en la importancia que tiene para un Príncipe, en cuanto a las estrategias que le permitan mantener el
poder que ejerce a salvo, alejarse de los aduladores, pues estos para quedar bien le mentirán siempre, mientras que por el contrario el
Príncipe debe rodearse de personas que le digan la verdad, de forma frontal, a fin de conocer la realidad.

Capítulo XXIV

Hacia los capítulos finales, Maquiavelo decide hacer también un recuento histórico de las causas que han llevado a los monarcas italianos
a perder sucesivamente el poder, como una forma de ejemplificar cuáles son los asuntos que pueden interponerse en el desarrollo continuo
del poder.

Capítulo XXV

Maquiavelo expone su visión sobre si los triunfos de una persona tienen que ver mucho más con su suerte o con las estrategias que utiliza
para conseguirlas. Sin embargo, agrega cómo en ocasiones la fortuna puede intervenir de forma considerable, por lo que el monarca
dependerá de su sabiduría para librarse bien del hecho.

Capítulo XXVI

Finalmente, Maquiavelo destina su último capítulo para exhortar a los líderes italianos a continuar la lucha por regresar al poder, librando
la patria de los bárbaros y extranjeros, retornando éste a manos legítimas italianas.

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