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Análisis histórico del pensamiento político liberal y el

matrimonio igualitario en América del Sur en el siglo XXI.

Manuel Alejandro Giraldo Valencia


2018

Introducción
El liberalismo ha logrado instaurar una nueva visión sobre el
hombre y la sociedad, ha permitido al ser humano abrirse ante
aspectos que venían siendo, en muchos casos, estigmatizados y
denigrados. Estas reformas al pensamiento en la escala social,
permitieron la permeabilización del pensamiento liberal en la esfera
política, y es que la filosofía de la sociedad entendía la importancia
que tenía para las personas socavar en las entrañas del
conservadurismo político el pensamiento liberal, así, se comenzó
una configuración paulatina hacia un modelo progresista en el
sentido de la apertura ideológica sobre algunos fundamentos
sociales, tal es el caso del matrimonio igualitario, pero, para
entender todas las vertientes y disruptivas que surgieron entorno al
liberalismo político y su concepción social en Latino América, es
necesario conocer primero un poco el origen de este.
La expresión de la sociedad: En una época de ferviente
utilitarismo religioso, frente a planteamientos científicos y
revolución artística, el liberalismo encuentra su lugar fervoroso en
el siglo XIX, con el fin, tal y como lo describe John Norbeg 2006 en
su entrevista a Vargas Llosa como “la apertura tanto política y
económica, de propiedad privada y el individualismo; por medio de
los cuales se pueden destruir los privilegios y las jerarquías
sociales y étnicas”. De esta forma, nacen nuevos paradigmas
fundados en los derechos individuales y la reinterpretación de la
justicia para las sociedades democráticas modernas.
Los seres humanos, estamos en la búsqueda constante por
replantear los enfoques y miradas sobre nuestro entorno, de esta
forma, diferentes científicos e ideólogos han propuesto reformas al
protervo social sobre el dogma religioso, apelando a la libertad de
expresión como símbolo de la naturaleza humana. Imer Flores
1999, cita a John Rawls, frente a su planteamiento sobre el
liberalismo igualitario y dice que “Los seres humanos como entes
fenoménicos, están sujetos a las leyes empíricas de la naturaleza
y dependientes de sus apetitos, deseos e inclinaciones”, debido a
estos procesos sobre la libertad de las sociedades, se impulsaron
movimientos ideológicos frente a la diversidad sobre la identidad
sexual, aquí, comienza una nueva lucha por la aceptación, la
inclusión y el respeto, tanto del Estado como de la sociedad,
entendiendo y respetando las diferencias sexuales, así como la
apertura jurídica frente a temas públicos ante estas ramas sociales
marginadas y excluidas, debido en la mayoría de casos, a la moral
religiosa implícita en la sociedad.
De esta forma, el liberalismo político nace entonces como una
búsqueda colectiva de la libertad del hombre sobre los prejuicios y
coyunturas conservadoras religiosas y políticas, a su vez, que
redefine el concepto democrático moderno y considera al Estado ,
así como lo describe Jorge Castillo 2012, como quien “debe
garantizar la máxima libertad posible para todos, ya que existe un
derecho natural e inalienable a la libertad, siendo así, que la
libertad nos pertenece por ser humanos, la Función del Estado no
puede ser más que la de garantizar tal derecho”. Desde esta
perspectiva comienza el movimiento activo de diferentes
organizaciones en búsqueda de representación por parte del
Estado sobre la diversidad e identidad ideológica, así como sexual,
Elí Rodríguez 2010 amplia este sentido cuando afirma que “es
durante la segunda mitad del siglo XX, a raíz de la revolución
sexual y el desarrollo del derecho internacional de los derechos
humanos, y el impulso de este ha dado a minorías discriminadas,
cuando empieza a surgir una tendencia legislativa, reconociendo
las uniones homosexuales”.
Latino América, ha vivido su propio proceso de liberalización social
y política, ya que el caso Latino, esta demarcado por la
colonización española y el litigio católico al que fue sometida la
sociedad consecuente de esta colonia, la absolución de los ideales
nativos, la concepción de diversas creencias sobre el mundo, Dios
y el universo, llegaron a ser obscenos e injuriosos a ojos del nuevo
credo religioso, así, esta estampa social, promulgó los valores
católicos que permearon las familias y las ideas sobre las políticas
sociales, Clives Thomas 2005, define el esquema político-religioso
en latino américa al decir que “América Latina fue colonizada por
los Europeos al final de la era feudal, no en una época de
capitalismo temprano, el pluralismo emergente, la ilustración y la
modernidad como en EEUU, los colonos en América Latina
trasplantaron instituciones de la iglesia católica estrictamente
jerárquica y patrimonial, un sistema social dominado por grandes
terratenientes y gobiernos” John Adams 2016, habla también,
sobre la gobernanza religiosa y su dicotomía entre la ciencia, la
política, el arte, la sexualidad y la política, en otras palabras, la
batalla entre dos frentes sobre el imperato social, “La intolerancia
religiosa hizo la posibilidad de una democracia liberal muy poco
probable” hecho que queda probado si se analizan las facetas e
ideales políticos reflejados en la sociedad moderna, sobre asuntos
tales como el matrimonio igualitario en nuestra región.
El transcurrir histórico y las carentes posibilidades y derechos que
se han logrado dar a las sociedades post-modernas, han logrado
redefinir al mundo, se han logrado grandes avances en materia de
inclusión y respeto, respeto hacia las condiciones sexuales que han
sido señaladas desde épocas antiguas en el ser humano, Laura
Gisselle 2016 dice que “Durante la Edad Media, se recogen
algunas ceremonias y ritos que unían personas del mismo sexo,
pero, estas prácticas fueron desapareciendo con la expansión del
cristianismo” sin tener que mirar más allá, los dogmas sobre las
creencias en el humano castran la libre voluntad y expresión, y
latino américa, ha auspiciado este encarcelamiento de la razón
sobre la creencia, la caída de la mentalidad política en el hombre y
la expansión religiosa sobre las decisiones sociales, arremetiendo
hacia un limbo social a todos aquellos a quienes se muestran
diferentes y en este caso, las diferencias sexuales, han sido
relevantes y duramente castigadas por las religiones.
El miedo impuesto del hombre para el hombre sobre el castigo
divino, hizo que la libertad misma se restringiera por voluntad
propia y se enajenara en las sombras, caminando en las
polvorientas y sucias calles de las impetuosas avenidas de las
polis, de la poli religiosa, así, las personas que tuviesen
inclinaciones sexuales sobre personas del mismo sexo, eran
entrevistos como almas vacías. German Londola 2010, en su
estudio sobre la aprobación del matrimonio igualitario en latino
américa, recorrió las principales ciudades del continente, así como
sus provincias y ciudades pequeñas, de este estudio, pudo
determinar la inclinación ideológica que premia en la región sobre
las condiciones religiosas y la percepción de la unión marital
igualitaria, el autor dice que “Las personas autodenominadas
ateas, expresan un alto nivel de tolerancia hacia los derechos de
las minorías, mientras que existe evidencia empírica que los
miembros denominados religiosos son más intolerantes ante los
homosexuales”
Jordi Diez 2016, habla sobre el Estado y la religión, y propone que
la sapiencia política, debe labrar su rumbo sobre la sociedad en sí,
sin distinción o inclinación alguna. El autor dice que “El matrimonio
igualitario es una cuestión de igualdad de derechos, todos los
bienes comunes bajo una sociedad democrática deben ser
disponibles a todos los ciudadanos. Así, bajo una lógica de
igualdad, la institución del matrimonio tiene que ser accesible a
todos y todas, sin importar el género de la pareja”.
La era contemporánea: La visión social del mundo
contemporáneo, expresa su sentido desde una idea más
pluralizada y diversa, la apertura ideológica desde la ferviente lucha
que se pactó con el liberalismo, a pesar de sus disyuntivas, logró
instaurar un aura de unión sobre la divergencia, latino américa, ha
construido un ideal pasivo sobre la inclusión del matrimonio
homosexual sobre las filas del orden político, no obstante, los
movimientos contestatarios y de carácter marginal, han desatado
un malestar sobre la filosofía de la sociedad moderna, una crítica
al abeas corpus religioso, y el paraje sexual, ha logrado restaurar
su importancia desde las sombras y tabús al que fue sometido por
el dogma religioso entre el propio hombre.
Javier Corrales 2010, defensor de los derechos de la comunidad
LGBTI dice que “en algunos países de latino américa, se han
logrado grandes avances en el periodo 1999 al 2013, algunos de
estos avances son: La despenalización de la homosexualidad,
mejoras en el área de la discriminación, protección de identidad de
género, y leyes, derechos y protecciones para las uniones civiles y
matrimonio entre personas del mismo sexo”.
Argentina y Uruguay son países que han legalizado el matrimonio
igualitario, seguido en 2011 por Brasil y México, los países donde
es reconocido de manera civil son Chile, Costa Rica, Colombia, El
Salvador y Ecuador. Omar Encarnación 2014, enuncia la condición
de las personas homosexuales en Latino América cuando dice que
“los derechos homosexuales se expanden en algunos países,
mientras se constriñen en otros”. Es este el caso de Honduras,
Paraguay, Bolivia y Republica dominicana, quienes han prohibido
el matrimonio igualitario y han restringidos diversos derechos para
estas comunidades de manera explícita.
Sin duda, Latino América enfrenta un gran reto en materia de
inclusión e igualdad, las comunidades con inclinaciones sexuales
diferentes siguen estando a las sombras del Estado, así como
también, estigmatizadas y denigradas por las sociedades
religiosas, la sexualidad en el hombre se ha desarrollado como un
tabú entre nuestra sociedad y ha impedido el conocimiento amplio
sobre el espectro que demarca esta condición, latino américa ha
avanzado en materia jurídica sobre la resignificación de la identidad
y valor hacia las personas homosexuales, pero la desavenencia
social, condena y consensura a estas comunidades, el liberalismo
político, ha marcado sin duda las pautas hacia la apertura
ideológica, pero en la afrenta política, el liberalismo ha inclinado su
peso sobre el partidismo político y ha llevado a las sociedades a
los pactos sobre la regencia del poder, dejando de lado los
intereses de las comunidades que llaman y apelan a este ideal para
conseguir un espacio real en el Estado y la sociedad.
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