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Filosofia General

Trabajo Segundo Parcial

Filosofos y sus ideas Filosoficas

Paménides
¿Y la ciencia que está en nosotros, no será la ciencia de la verdad que está en
nosotros? ¿y cada una de las ciencias que están en nosotros, no será la ciencia
de cada uno de los seres que están entre nosotros? (del discurso platónico “de
Parménides o de las ideas”)

Si podemos considerar a Thales de Mileto el primer filósofo, Parménides


( Elea. s. VI y V a.C) constituye el primer metafísico, considerado el fundador
de la ontología, al referirse al ente/ser de manera abstracta y no referida a una
realidad concreta. Por primera vez, un presocrático alude al ente como
elemento generador o principio generador de la naturaleza (arjé) y por lo
tanto del universo, diferenciándolo de los elementos tradicionales; agua, fuego,
tierra y aire y, al mismo tiempo rechaza la idea de la existencia de un
principio o elemento generador, por cuanto, todo lo que existe es uno, y es
por ello que ni se genera, ni se destruye ( y ese UNO no pudo haber nacido de
un sólo elemento generador). De esta manera su doctrina desecha el
creacionismo del universo y sin ser consciente surge con él, la teoría del
evolucionismo.

El eléata es además el primer filósofo que usa el lenguaje como elemento para
filosofar de modo abstracto y lógico, su poema “sobre la naturaleza”, que se
conserva parcialmente, es un ejercicio de deducción lógica; es decir trabaja
con y desde la dialéctica, quizás por ello, o quizás por su pensamiento
contrario a la teoría de las ideas de Platón, éste le hace partícipe de un
discurso “Parménides o de las ideas” (Discurso con el que se desconoce la
verdadera intención de Platón; servir de autocrítica a su teoría de las ideas;
ser meramente un ejercicio lógico-dialéctico en el que la crítica de su doctrina
es una mera excusa; ó la crítica es una excusa para elaborar una reexposición
su metafísica platónica).

Para Parménides el pensamiento puede captar la esencia del mundo tal y


como es, de este modo en su discurso se observa un pensamiento racionalista.
La razón surge como instrumento para conocer el origen del mundo.

Heráclito
La interpretación tradicional de Heráclito se guía por dos tesis: a) que todo
fluye y nada permanece (nada “es”); b) la llamada “unidad de los contrarios”:
A es no A. Para lo primero se cita frecuentemente “Panta rhei” (“todo fluye”),
que no es fragmento de Heráclito, y también lo de que “no es posible meterse
dos veces en el mismo río”. Heráclito es un Pindarello del mundo antiguo,
proclamando que no hay ninguna cosa estable, que nada permanece, dando
por averiguada la irrealidad de lo “real”.

A partir de estas ideas, se llegó a pensar que Heráclito defendía la no


existencia del “ser” o “ente” tal como exponía Parménides. Por tanto,
Parménides y Heráclito fueron considerados como dos polos opuestos.

Sus sentencias evidencian que se consideraba poseedor de una verdad muy


importante sobre la constitución del mundo, del que los hombres son una
parte y que trataba en vano de propagarla. El Logos, tal vez, debe
interpretarse como la fórmula unificadora o método proporcionado de
disposición de las cosas, lo que casi podría denominarse su plan estructural
tanto en el terreno individual como en el de conjunto. El sentido técnico de
logos en Heráclito está probablemente relacionado con el significado general
de “medida”, “cálculo” o “proporción” y no se puede referir simplemente a su
propia “versión”. El efecto de una disposición de acuerdo con un plan común o
medida es el de que todas las cosas, aunque plurales en apariencia y
totalmente discretas, están, en realidad, unidas en un complejo coherente del
que los hombres mismos constituyen una parte y cuya comprensión es, por
tanto, lógicamente necesaria para la adecuada promulgación de sus propias
vidas. Mas considerar el término Logos como una construcción casi
matemática o esquemática parece inapropiado puesto que es posible que ese
Logos formara parte en las cosas, en su existencia real y, en muchos casos,
podría ser coextensivo con el fuego, el constitutivo cósmico primario. El
devenir no es irracional, caótico, ya que se realiza de acuerdo con ciertas leyes
y proporciones. Este Logos es el mismo para todo y ninguno de los dioses ni
de los hombres lo hizo, sino que era y es y será fuego siempre viviente,
encendiéndose según medida y apagándose según medida. Al Logos de
Heráclito se la llama también physis.

El Logos de Heráclito se enlaza con su concepto de la lucha de contrarios. El


Logos es physis. La presencia es contrariedad, pero esto no puede consistir
sólo en que la definición de algo es a la vez definición de su contrario, sino en
que el nacer-perecer de algo es a la vez el nacer-perecer de su contrario. Los
contrarios no lo son “lógicamente”; la lógica nacerá precisamente de la
restricción de la presencia al “aspecto”; los contrarios lo son porque el uno
nace pereciendo el otro y, por tanto, permanece entregado en definitiva al
otro y ha de concederle de nuevo la palabra; la lucha de los contrarios, que es
a la vez “unidad”, es la lucha de presencia y ocultamiento, la physis, que es la
adjudicación a cada cosa de su lugar propio. La unidad, es una unidad en la
diferencia, una identidad en la diversidad, o sea, una unidad no
empobrecedora, sino llena de riqueza. Toda cosa material es una unidad en la
diversidad (ya que consta de moléculas, átomos, electrones, etc.)

Su teoría sobre los opuestos puede entenderse con la metáfora del arco: la
naturaleza encuentra su orden en la presencia de los opuestos que, según
Heráclito, vienen a constituir un mismo ser, una misma cosa. Por tanto, no se
puede pensar que radicalmente Heráclito negara la autenticidad del “ser”
parmenídeo; estas dos filosofías pueden llegar a relacionarse.

Heráclito afirma que dios es día-noche, invierno-verano, etc. (todos los


opuestos). Afirma, por tanto, la existencia de una relación entre dios y un
número de pares de opuestos, enlazados cada uno de ellos por una sucesión
automática. Cada opuesto puede expresarse en términos de dios: porque la
paz sea divina, no se puede concluir que la guerra no lo sea y que no esté
igualmente penetrada por el constitutivo rector y formulario que, a veces, se
identifica con la totalidad del cosmos ordenado. Dios no puede distinguirse, en
este caso, esencialmente del Logos. Pero esto se tratará en otro momento. Así,
la pluralidad total de las cosas forma un complejo singular, coherente y
determinable al que Heráclito llamó “unidad”. La unidad de las cosas subyace
a la superficie; depende de una equilibrada reacción entre opuestos.

Por otra parte, indica que la auténtica naturaleza de las cosas suele estar
oculta. La conexión que no se percibe entre opuestos es más estrecha que
otros tipos de conexión más obvios. Varios fragmentos dan a entender que es
necesario tener fe y constancia en la búsqueda de la verdad subyacente.

En este punto se llega otro aspecto importante. Heráclito expone que el


equilibrio total del cosmos sólo puede mantenerse si el cambio en una
dirección comporta otro equivalente en la dirección opuesta, es decir, si hay
una incesante “discordia” entre opuestos. La discordia o la guerra es una
metáfora que emplea Heráclito para expresar el dominio del cambio en el
mundo. Un cambio de un extremo a otro puede parecer, en cualquier caso, que
es el más radical posible. A la “guerra” se la llama “dike”, el “camino señalado”,
o la regla normal de comportamiento. Heráclito indica que si la discordia
cesara, el vencedor en cada lucha de extremos establecería un dominio
permanente y el mundo como tal quedaría destruido.

Finalmente, en este punto hay que señalar la importancia de la metáfora del


río para explicar el “todo fluye”. La imagen del río ilustra la clase de unidad
que depende de la conservación de la medida y del equilibrio en el cambio.
Heráclito adujo la imagen del río para recalcar la absoluta continuidad del
cambio en cada cosa individual: todo está en flujo continuo como un río. El río
es aparentemente el mismo, mientras que en realidad está constituido por
aguas siempre nuevas y distintas que llegan y se escabullen. Por eso, no se
puede bajar dos veces a la misma agua del río, porque cuando se baja por
segunda vez es otra agua la que está llegando; y también, porque nosotros
mismos cambiamos y en el momento en que hemos acabado de sumergirnos
en el río nos hemos convertido en alguien distinto al que éramos en el
momento de comenzar a sumergirnos. Esta interpretación del pensamiento
heraclíteo no ha de malentenderse. Es necesario llamar aquí la atención sobre
el hecho de que el cambio del ser no indica la inexistencia del mismo y el
desorden, punto defendido según las interpretaciones de Platón, Aristóteles,
Teofrasto y los doxógrafos. Es evidente que tras lo expuesto anteriormente
estos puntos de vista quedan rechazados. Ha de entenderse la lucha de
opuestos y el cambio dentro del orden denominado Logos.

Sócrates

Sócrates no escribió nada y, a pesar de haber tenido numerosos seguidores,


nunca creó una escuela filosófica. Las llamadas escuelas socráticas fueron
iniciativa de sus seguidores. Acerca de su actividad filosófica nos han llegado
diversos testimonios, contradictorios entre ellos, como los de Jenofonte,
Aristófanes o Platón, que suscitan el llamado problema socrático, es decir la
fijación de la auténtica personalidad de Sócrates y del contenido de sus
enseñanzas. Si creemos a Jenofonte, a Sócrates le interesaba
fundamentalmente la formación de hombres de bien, con lo que su actividad
filosófica quedaría reducida a la de un moralista práctico: el interés por las
cuestiones lógicas o metafísicas sería algo completamente ajeno a Sócrates.
Poco riguroso se considera el retrato que hace Aristófanes de Sócrates en "Las
nubes", donde aparece como un sofista jocoso y burlesco, y que no merece
mayor consideración.

Más problemas plantea la interpretación del Sócrates platónico: ¿Responden


las teorías puestas en boca de Sócrates en los diálogos platónicos al personaje
histórico, o al pensamiento de Platón? La posición tradicional es que Platón
puso en boca de Sócrates sus propias teorías en buena parte de los diálogos
llamados de transición y en los de madurez, aceptándose que los diálogos de
juventud reproducen el pensamiento socrático. Esta posición se vería apoyada
por los comentarios de Aristóteles sobre la relación entre Sócrates y Platón,
quien afirma claramente que Sócrates no "separó" las Formas, lo que nos
ofrece bastante credibilidad, dado que Aristóteles permaneció veinte años en
la Academia.
El rechazo del relativismo de los sofistas llevó a Sócrates a la búsqueda de la
definición universal, que pretendía alcanzar mediante un método inductivo;
probablemente la búsqueda de dicha definición universal no tenía una
intención puramente teórica, sino más bien práctica. Tenemos aquí los
elementos fundamentales del pensamiento socrático...

Los sofistas habían afirmado el relativismo gnoseológico y moral. Sócrates


criticará ese relativismo, convencido de que los ejemplos concretos encierran
un elemento común respecto al cual esos ejemplos tienen un significado. Si
decimos de un acto que es "bueno" será porque tenemos alguna noción de "lo
que es" bueno; si no tuviéramos esa noción, ni siquiera podríamos decir que
es bueno para nosotros pues, ¿cómo lo sabríamos? Lo mismo ocurre en el caso
de la virtud, de la justicia o de cualquier otro concepto moral. Para el
relativismo estos conceptos no son susceptibles de una definición universal:
son el resultado de una convención, lo que hace que lo justo en una ciudad
pueda no serlo en otra. Sócrates, por el contrario, está convencido de que lo
justo ha de ser lo mismo en todas las ciudades, y que su definición ha de valer
universalmente. La búsqueda de la definición universal se presenta, pues,
como la solución del problema moral y la superación del relativismo.

¿Cómo proceder a esa búsqueda? Sócrates desarrolla un método práctico


basado en el diálogo, en la conversación, la "dialéctica", en el que a través del
razonamiento inductivo se podría esperar alcanzar la definición universal de
los términos objeto de investigación. Dicho método de dos fases: la ironía y la
mayéutica. En la primera fase el objetivo fundamental es, a través del análisis
práctico de definiciones concretas, reconocer nuestra ignorancia, nuestro
desconocimiento de la definición que estamos buscando. Sólo reconocida
nuestra ignorancia estamos en condiciones de buscar la verdad. La segunda
fase consistiría propiamente en la búsqueda de esa verdad, de esa definición
universal, ese modelo de referencia para todos nuestros juicios morales. La
dialéctica socrática irá progresando desde definiciones más incompletas o
menos adecuadas a definiciones más completas o más adecuadas, hasta
alcanzar la definición universal. Lo cierto es que en los diálogos socráticos de
Platón no se llega nunca a alcanzar esa definición universal, por lo que es
posible que la dialéctica socrática hubiera podido ser vista por algunos como
algo irritante, desconcertante o incluso humillante para aquellos cuya
ignorancia quedaba de manifiesto, sin llegar realmente a alcanzar esa
presunta definición universal que se buscaba.

Platón
Platón con su filosofía trata de encontrar una respuesta a los grandes
problemas que se plantea el hombre, como son el ser (existencia), la ciencia, el
conocimiento y el sentido de la vida. Desde esta perspectiva la filosofía para
Platón no es una especulación desinteresada sino un trabajo en el que entra
en juego la vida del hombre.

La filosofía es así como una purificación o catarsis (relajación/liberación)


puesto que al descubrir el hombre que lo físico es transitorio se da cuenta de
que todo en la vida es pasajero y la muerte es una liberación. Tanto la vida
privada como la organización de la sociedad la fundamenta Platón en la
convicción firme de que existen unos valores y unas verdades inmutables o
validas para siempre.

La expresión filosófica de esta concepción es la “teoría platónica de las ideas”.


Mientras que los sentidos nos muestran únicamente el mundo de lo que nace
y perece (mundo físico), la razón o el nous penetra hasta los eidos o ideas que
son la verdadera esencia de los seres. Estas ideas son las que dan sentido y
permanencia al mundo de las cosas sensibles pues estas son imágenes de
aquellas.

La filosofía según Platón es el saber perfecto o el grado superior del conocer


porque nos permite descubrir estas realidades (las ideas). Por eso el filosofar
para Platón es igual a la felicidad suprema del hombre. Este saber no se
aprende, la filosofía es reminiscencia o recuerdo, la teoría de la reminiscencia
la deduce de la doctrina pitagórica de la preexistencia de las almas. Esta
reminiscencia consiste en el despertar del conocimiento que el alma poseía
antes de venir a este mundo por haber disfrutado de la contemplación del
mundo superior de las ideas.
Aristóteles
Frente al idealismo de su maestro Platón, Aristóteles es rea-lista: no existen
dos mundos separados, uno sensible y otro inteligible, sino un único mundo,
formado por objetos indi-viduales: las sustancias. Cualquier sustancia es un
compuesto hilemórfico; es decir, un combinado de materia y forma. La forma
es la idea platónica unida indivisiblemente a la mate-ria a la que configura. Las
formas son universales, y la lógica se encarga de estudiar sus relaciones.

La metafísica, filosofía primera o sabiduría, se ocupa, en cambio, de estudiar


las primeras causas y los primeros prin-cipios de la realidad. El ser, según
Aristóteles, aunque es úni-co, se manifiesta de diez maneras diferentes,
denominadas categorías: la primera es la sustancia, que es la categoría
fundamental, y las nueve restantes (cantidad, cualidad, rela-ción, lugar,
tiempo, situación, posesión, acción y pasión) son accidentes o modificaciones
que se predican de la sustancia.

En su física, Aristóteles define los seres naturales como aque-llos que tienen
en sí mismos el principio del movimiento y del reposo. El movimiento se
explica como el paso del ser en potencia al ser en acto: un ser que está privado
de cierta for-ma, pero puede tenerla, pasa a adquirirla efectivamente.

Como todo movimiento requiere un ser en acto previo que actúe como causa
eficiente o motor del cambio y además siempre se dirige hacia una meta, que
actúa como causa fi-nal del movimiento; habida cuenta, asimismo, de que
resulta imposible la existencia de una serie infinita de motores y de móviles
en la naturaleza, es necesario admitir la existencia de un primer motor
inmóvil, acto puro, que es causa y fin úl-timo de todos los movimientos del
universo.

Antropología y teoría del conocimiento

Como cualquier otra sustancia, el hombre se compone de forma (alma) y


materia (cuerpo), siendo el alma el principio vital que anima y organiza el
cuerpo. Como forma y materia van siempre unidas, alma y cuerpo son
inseparables, por lo que Aristóteles niega que el alma humana sea inmortal.
El alma racional, específica del hombre, es capaz de adquirir la ciencia, un
conocimiento basado en conceptos universa-les, abstrayendo las formas y
separándolas de la materia a la que están unidas.

El proceso de abstracción avanza desde los sentidos al con-cepto universal, y


en él desempeña un papel decisivo la ima-ginación, sobre la que operan el
intelecto paciente, que tiene la posibilidad de conocer las formas, y el
intelecto agente, que las separa de la materia. Este último constituye la parte
más perfecta y divina del hombre, porque su capaci-dad para conocer las
formas lo hace separado, eterno e in-mortal.

Qué es el conocimiento?
El conocimiento es un conjunto de información almacenada mediante la
experiencia o el aprendizaje (a posteriori), o a través de la introspección (a
priori). En el sentido más amplio del término, se trata de la posesión de
múltiples datos interrelacionados que, al ser tomados por sí solos, poseen un
menor valor cualitativo. Tenemos conocimento de algo cuando podemos
explicar la esencia y sustancia de eso a lo que decimos conocemos.

Clases de Conocimientos
conocimiento filosofico: Es el conocimiento que proviene de la reflexión
sistemática y metódica acerca de las verdades últimas de la existencia humana
y de todo lo que nos rodea. Originalmente el conocimiento filosófico abarcaba
o comprendía el conocimiento acerca de la naturaleza del mundo y de los
seres humanos, pero en la medida que la filosofía y los filósofos fueron
descubriendo leyes de la naturaleza, se fueron separando de la filosofía para
constituir cuerpos o sistemas de conocimientos independientes como
disciplinas autónomas.

conocimiento cientifico: Es un saber fundado, crítico, conjetural, sistematizado


y metódico sobre aspectos del universo.

El conocimiento empírico: es aquel que se adquiere con la experiencia. Este


conocimiento plantea que todas las características que estructuran el
pensamiento están dadas por los elementos que el paso del tiempo y de las
situaciones vividas van aportando.Es inherente a todas las personas, unas
debido a su condición de marginación socioeconómica, mueren con él, otros lo
toman como base para adquirir conocimientos científicos y filosóficos. Es
decir, es un conocimiento lógico con limitaciones, sin embargo a través de él
se explican las propiedades, conexiones y relaciones internas de los
fenómenos, pero superficialmente.

Conocimiento intuitivo: Captación directa de colores, tamaños, formas, es


decir, cualidades sensibles, pero también la captación de la validez de axiomas
matemáticos o de principios matemáticos o lógicos.

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