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A 29 años, los desafíos son los mismos

Recordando el Repliegue y la insurrección final

Hace 29 años combatíamos contra la dictadura de Somoza en toda la geografía nacional. A


mi me tocó luchar en Managua en la insurrección final que inició el 9 de Junio. Un día como
hoy, 27 de Junio, tuvimos que replegarnos con todas nuestras fuerzas y con la población que
nos había acompañado, hacia Masaya.

Todos los que compartimos esa gesta nos sentíamos tristes. Recuerdo al comandante de la
Revolución Carlos Nuñez T. A los comandantes guerrilleros Walter Ferrety, William Ramírez,
Marcos Somarriba, a extraordinarios compañeros como uno cuyo nombre fue contraseña para
movernos en la noche, “¿quien vive? ¡William Duarte!”, o el comandante Julio, Oscar Lino
Paz Cubas. Recuerdo el rostro deshecho de Aristeo Benavides, quien cayó en el repliegue en
la Pedrera, de Veracruz y Martha Lucia Corea, en Piedra Quemada. Al dulce Walter
Mendoza y Frank Toruño, quienes lloraron al darles la orden de quedarse en Managua y,
días después, intentando entrar a Masaya a informarnos de sus tareas fueron capturados y
asesinados. Rolando Orozco, Justo Rufino Garay, Erick Castellón, caídos en la toma de
Jinotepe, el obrero César Augusto Silva caído en Masaya. Otros aún viven como Joaquin
Cuadra, Oswaldo Lacayo, Raul Venerio, Ramón Cabrales, Marcos Largaespada, Roger
Cabezas, Eduardo Cuadra, y de la Comisión Política: Moisés Hassan, Julio López Campos,
Glenda Monterrey Lea Guido. Marcos Valle. Trato de recordar otros nombres, de compañeros
que ocupaban responsabilidades como jefes de pelotón, de Isabel Castillo, Venancia, Javier
Lopez L, el 99, del misterioso JC, Jose Angel Nicaragua, William Antonio Pascacio, Claudio
Picasso, Harry Chávez, “Norman”, “Sherman” o compañeros responsables de diversas tareas
como Francisco Guzman, Ivan Garcia, Danilo Norori, Rafael Solis. Y de combatientes de
primera línea como “huesito” Mairena, Y muchas mujeres como Elisabeth Pinell, Ibis
Hernandez, “la negra, “la chaparrita chilena, la del RPG 7 vital contra las tanquetas , creo
que se llamaba Carmen, o Mayra Gonzalez, de entre cientos guerrilleros y mujeres cuyos
nombres no retengo. No me puedo olvidar de los periodistas de fotógrafas como Susan
Míeselas, del Mejicano con su filmadora, y por supuesto de Pablo Emilio Barreto, disparando
su cámara para testimoniar los crímenes, pero también los momentos de alegría de la lucha.
Todos salimos con un torozón en la garganta, pero a la vez todos estábamos conscientes de
que era la única manera de preservar las fuerzas que durante mas de 17 días habíamos
resistido, en condiciones absolutamente desiguales, en Managua, empantanado a parte de la
EBBI, y favoreciendo con ello el avance de los otros frentes, que en las principales ciudades,
habían combatido hasta la extenuación por el control total de las mismas.

¿De donde sacamos energía, de donde sacamos fuerzas y decisión? Siempre he dicho que lo
primero que nos movió fue la sensibilidad. La sensibilidad hacia nuestro pueblo sufrido. Había
hambre y miseria. No había tanto desempleo como hoy - recuerdo que venían cortadores de
El Salvador a los cortes de algodón y café - pero los obreros del campo ganaban salarios
míseros, y la mayoría no tenia lo indispensable para una vida digna. ¿Como cambiar esta
situación nos preguntamos, si en el gobierno solo hay cabida para una sola persona - el
dictador-, su familia y allegados, si en el país solo una persona decide por los demás?
Había explotación inmisericorde, y falta de educación y salud. Pero si debo sintetizar lo que
nos movía, lo que nos impelía dramáticamente a luchar, era sobre todo la certeza de que en
nuestro país no había democracia ni libertad para emprender el camino de los cambios. Los
caminos democráticos estaban cerrados.

Algunos piensan que la dictadura somocista gobernaba solo por medio de las armas. Pero la
verdad es que el régimen tenía todo el tinglado de una democracia liberal. Había separación
de poderes, Poder Judicial, Electoral, Legislativo, Ejecutivo. Había tribunal de cuentas, el
equivalente de la Contraloría. Sorprende a los jóvenes cuando hoy les cuento que ¡había
elecciones! Cada cierto tiempo había elecciones. Entonces, ¿por qué dicen que no había
democracia? - me preguntan- Muy sencillo, solo había dos partidos, el del dictador y uno que
jugaba el rol de oposición y a cambio de ello obtenía parte del pastel del poder. Todos los
poderes estaban subordinados al dictador. Así, aunque la gente iba a votar, para nada servía,
porque siempre resultaba ganador el caudillo y los zancudos con su tajada quedaban
contentos. Varios pactos conoció la historia en los que se repartieron el poder. Los mas
conocidos el del Espino Negro al que se rebelo Sandino, el Pacto de los generales, el del
Kupia Kumi .

Cuando todo el pueblo se dio cuenta de que la democracia de la dictadura era un remedo, y
de que todo intento cívico estaba cerrado, decidió respaldar al puñadito de hombres y
mujeres que durante muchos años fue la organización clandestina FSLN. Un puñadito… hubo
momentos en que se llegó a contar con los dedos de las manos.

Y ese puñadito, reprimido y asesinado por la fuerza de las armas, se convirtió, después de
mucho trabajo en silencio, de mucha lucha en la montaña y en el campo, y de mucha
resistencia, en mayoría. La minoría convenció a la mayoría del pueblo, a todos los sectores.
No sólo a los sandinistas, a liberales, conservadores, socialcristianos, y sin partidos. Cuando
triunfó la Revolución y nos contamos, no éramos mas de 3 mil los militantes de la segunda
promoción, y el requisito mínimo eran haberse incorporado 9 meses antes del triunfo a
nuestras filas.

Cuando entramos a los barrios orientales éramos 110 combatientes armados. 180 jóvenes
fueron asesinados días después en la Masacre de Batahola, y solo algunos andaban pistolitas
22 y armas de cacería. Decenas cayeron en los barrios orientales, Pero cuando salimos fuimos
más de 6 mil los que íbamos en El Repliegue. Así fue siempre la lucha.

Para muchos combatientes irnos en El Repliegue era como salir derrotados. Pero la historia
confirmó que la decisión de preservar nuestras fuerzas fue estratégica para la victoria final. Y
cuando regresamos a Managua, después de haber sido vitales para la toma de Jinotepe, San
Marcos, Masatepe, Niquinohomo y la ciudad de Granada…. Entramos aquel 19 de Julio con
miles de nicaragüenses felices y victoriosos de haber acabado con la dictadura y conquistado
la libertad y la dignidad como nicaragüenses.

La dictadura somocista fue un complejo de relaciones económicas, sociales, políticas y


militares que se construyó en un proceso. No fue dictadura de la noche a la mañana. Por eso
hoy a 29 años, quienes combatimos contra ella nos toca advertir los rasgos similares del
actual gobernante con la construcción paulatina de la dictadura de Somoza. Aquel, que aún
ajusticiado por Rigoberto, garantizó su continuidad a través de sus hijos Luis y Anastasio.

Rasgos similares: Su retórica populista, el control subjetivo de una parte del pueblo: Aún hoy
dicen que fue buena persona (¡ Todavía hoy sale en las encuestas base campesina y urbana
somocista!), su control de toda la institucionalidad y todos los poderes, su nepotismo, el
manejo de las arcas del estado como si fueran propiedad personal. El pacto con la seudo-
oposición, la bendición de sectores de las jerarquías religiosas, la organización de sindicatos
y organizaciones blancas. Las demostraciones masivas de respaldo popular basada en la
movilización de los empleados público y utilización de los recursos del estado, central y local.
El clientelismo, el premio para los leales, el castigo para quienes cuestionan la más mínima de
sus actuaciones.

Nicaragua, junto con las otras naciones centroamericanas, necesita un cambio mucho más
profundo que la simple conquista de la democracia formal. Ese era el sueño de muchos de
los combatientes hace más de 30 años. El sistema económico social capitalista que aun
prevalece y que está siendo fortalecido por el régimen de Ortega - encubierto de retórica
revolucionaria- no da espacios reales a la justicia social. Como luchadora de esa gesta debo
reafirmar que seguir trabajando con nuevos puñados de jóvenes en la resistencia al
sistema capitalista sigue siendo la lucha estratégica y principal. Pero al igual que
hace 30 años, la tarea inmediata y mas urgente en el ámbito nacional, es impedir la
consolidad de un régimen autocrático cuya esencia es la de acumular riqueza y poder para
una minoría, mientras avanza aceleradamente pisoteando esenciales derechos humanos.

Recordar a todos aquellos compañeros y compañeras que cayeron, celebrar la gesta


sandinista que triunfó el 19 de Julio, significa re-comprometernos hoy, con el ideal por el que
nuestros hermanos dieron sus preciosas vidas. Libertad, democracia, justicia social y una
sociedad verdaderamente de iguales, en donde la riqueza de distribuya entre todos, y que yo
– al igual que Carlos Fonseca- sigo llamando socialismo.

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