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El caso de América
Latina *
Tatiana Láscaris Comneno
Universidad Nacional de Costa Rica, Costa Rica.
Resumen
El capital social en la sociedad civil se ubica en las relaciones formales fuera del
aparato político formal y del sector empresarial. Se asume ser proporcional a la
densidad de las relaciones entre ciudadanos. Hay diferentes niveles de capital social
y su presencia debe estar balanceada: alcanzar demasiado uno de ellos y
demasiado poco del otro puede mermar la capacidad de desarrollo del sistema
(Woolcock, 1998; en Lundvall, 1999, pp.4-6).
El análisis de las incidencias e interrelaciones que deben tener lugar entre diversos
sistemas para dar origen a la competitividad estructural -a saber, la competitividad
que se sustenta en la capacidad de generar y difundir el progreso técnico, y de
incorporarlo al sistema productivo- permite aproximar una caracterización de las
condiciones de emergencia de la competitividad estructural o sistémica en los
siguientes términos:
Debe haber políticas de fortalecimiento de cada uno de los tres sectores, que
integren las condiciones de consolidación y sostenibilidad de su desarrollo
intrínseco, en función de su naturaleza específica, lo cual necesariamente implica
una planificación de largo plazo. La articulación de las políticas sectoriales en el
marco de los objetivos del desarrollo económico posibilita el desarrollo de
competencias específicas, que se hacen efectivas en el nivel micro.
Esta realidad exige, más que grandes organizaciones de tipo formal, del liderazgo
y de la capacidad de balancear los intereses específicos de cada sector con los
intereses comunes. La estructuración de esta dimensión descansa
fundamentalmente en la habilidad de un gran número de actores para organizar y
desarrollar estrategias y capacidad de interacción entre los actores involucrados,
públicos y privados.
El trabajo en redes constituye la estrategia operativa fundamental para articular y
compatibilizar los diversos patrones que se contraponen en el nivel, y también para
hacer operativa la interacción de este nivel meso con los demás niveles. Para ello,
la capacidad de coordinación a nivel horizontal, en combinación con las estructuras
jerárquicas de cada sector, es vital.
Los tres sistemas que se han articulado funcionalmente en el nivel meso presentan
en el nivel micro fuertes interrelaciones horizontales entre sí, tanto intra sectores
(por ejemplo, entre universidades, o entre empresas) como intersectoriales (por
ejemplo, universidad/empresa).
El gobierno en este nivel debe diseñar las políticas cuya ejecución se traduzca en
condiciones que requieren los sectores para desempeñar su papel en la
construcción de la competitividad.
La educación es parte del capital social siendo a su vez en la estrategia más fuerte
de construcción de esa capacidad social. Para ello se debe imprimir un fuerte
énfasis en la formación de calidades y aptitudes que apunten a la cohesión e
integración social en todos los niveles de los programas educativos. Las normas y
hábitos de conducta de la sociedad, así como sus valores culturales, integran
también el acervo de capital social.
El modelo desarrollado en el presente trabajo parte del supuesto de que para que
tenga lugar la emergencia de la innovación tecnológica en una economía, deben
tener lugar de manera efectiva los diversos componentes que integran el modelo, a
saber, tanto sistemas de I&D, productivo, y educativo consolidados, como una
adecuada dinámica de interrelaciones al interior de cada sistema y entre los
sistemas.
País que exhibe la carencia de al menos uno de los componentes -tanto en relación
a la integridad y fortaleza de los tres sistemas considerados, como a la dinámica de
interacción entre ellos- que, en el actual contexto de la economía mundial,
caracterizan a una economía desarrollada.
Para que haya innovación tecnológica, sea por generación o por adaptación de
conocimiento, tiene que haber capacidad de investigación. Los países
industrializados dedican entre el 2% y el 3% de su PIB a ciencia y tecnología,
cuentan con 50 veces más investigadores per cápita, y subsidian entre el 20% y el
40% del gasto privado en esta materia bajo diversas modalidades. Cualquier política
que se establezca para fomentar la modernización productiva debe inscribirse un
contexto más amplio que contemple el fortalecimiento del aparato científico y
tecnológico.
12. Conclusiones
El subdesarrollo económico es una situación estructuralmente diferente del
desarrollo económico. La estructuras de las economías de América Latina
corresponden a las un país no desarrollado económicamente, en tanto que las fallas
de orden estructural que originan esta situación se profundizan cada vez más.
Lograr esto requiere de liderazgo en los diversos sectores y niveles incluyendo, por
supuesto, el nivel político. Requiere de voluntad política y de toma de decisiones en
todos los niveles. Requiere de mentalidades no conservadoras, agresivas, que
asuman riesgos de manera razonada y medida. Requiere de la armonización de los
objetivos regionales, nacionales y de bien común con los objetivos individuales,
gremiales y sectoriales.
Si los países de América Latina logran dar el gran paso que lleve a sus países a las
vías de desarrollo, las probabilidades de que en el largo plazo alcancen el desarrollo
económico son elevadas.
Visiones de futuro y planificación de carácter estratégico deben fundamentar una
estrategia global de desarrollo con objetivos y metas claras, marco orientador de la
creación de condiciones que favorezcan la innovación tecnológica en una
economía. Una planificación que relacione el mediano y largo plazo, articulado y
reforzado con acciones de corto plazo. Una planificación que se ocupe no del futuro,
sino del impacto que sobre el futuro pueden tener las acciones de hoy.
Bibliografía
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