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Grandes Descubrimientos

Geograficos
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Con el nombre de grandes descubrimientos se entiende los nuevos territorios que


descubrieron principalmente los navegantes portugueses y españoles, desde fines
del siglo XV, en África, Asia, Oceanía y América; y cuya existencia desconocían o
tenían vagas referencias.
Los europeos llegaron pues, al Asia, África, América y Oceanía, continentes poco
antes casi desconocidos y llevaron hasta allí, su cultura, su religión y sus costumbres,
divulgándolas. A este hecho se le conoce con el nombre de europeización del mundo.

Antecedentes
Durante los últimos años de la Edad Media, los árabes obtenían de la India y Oceanía
las sustancias llamadas especies (clavo de olor, jengibre, nuez moscada, canela,
pimienta, vainilla, etc.) y también oro. Estos productos los vendían a los europeos a
precios subidos y los comerciantes de Venecia y Génova hacían grandes negocios con
la reventa. Pero desde que los turcos tomaron Constantinopla en 1453, los árabes ya
no pudieron comerciar con libertad en el Mar Rojo, porque Turquía cerro el paso a
toda mercancía y estableció insalvables inconvenientes de resguardo aduanero.
Clausuro, además, las rutas mercantiles. Por consiguiente quedó cerrado el comercio
de Europa con la India.

Toma de
Constantinopla

Causas
Estos grandes descubrimientos tuvieron su origen en:

1. La necesidad de encontrar nuevas rutas hacia las indias, pues, las que servían
para el comercio con el Oriente habían caído en poder de los turcos, después de que
estos se apoderaron de los puertos de Constantinopla y Alejandría, por donde
llegaban a Europa las especias de Asia (canela, pimienta, nuez moscada, jengibre),
goma arábiga, perfumes, piedras preciosas, finas telas, etc.
2. El mejoramiento de la navegación, por la aparición de la brújula, la construcción
de mejores embarcaciones (carabelas) y otros aparatos, permitieron a los navegantes
arriesgarse en mares desconocidos sin temor a perderse.
3. El adelanto de la Geografía y el convencimiento cada vez mayor de que la Tierra
era redonda.
4. El espíritu aventurero que impulsaba a los hombres a conquistar o descubrir
nuevas tierras para enriquecerse.
5. El anhelo de ciertas congregaciones religiosas de difundir el cristianismo en
esas tierras hasta entonces desconocidas.

Descubrimientos Portugueses
A partir del siglo XIV, los principales exploradores portugueses fueron los siguientes:

Enrique el Navegante (1394-1460)

Enrique el Navegante
Hijo del rey de Portugal Don Juan I. En su deseo de extender los principios de la
religión por el oeste de África y llevado por sus aficiones a la navegación, emprendió
varias expediciones.
Sus naves tocaron en Sagres, situada en el cabo de San Vicente y el príncipe fundó un
palacio, un observatorio, astronómico, una Escuela Náutica y un arsenal que permitió
la exploración de las costas occidentales del norte de África y de las islas frente a
Portugal.
De este modo descubrieron las islas madera (1419), las Azores, las Islas Canarias ,el
cabo Bojador, las costas de Senegal y del golfo de Guinea (1485), donde los
portugueses comerciaron con los nativos africanos, recibiendo oro y huevos de
avestruz, por lo que llamaron al lugar “Costa de Oro”.

Bartolome Diaz (1487)


Otro navegante muy intrépido, Bartolomé Diaz, llevando tres naves, recorrió la costa
occidental del África y dobló la parte mas saliente del continente, donde unas
terribles tempestades pusieron en peligro la expedición. Ella no pudo seguir más allá
de Natal. Bartolomé Diaz bautizo a la región con el nombre de cabo de las tormentas,
pero el rey de Portugal don juan II, cambió este nombre por el de cabo de la nueva
esperanza, para no desalentar a los navegantes que emprendieron nuevas
expediciones.

Vasco de Gama

Diez años más tarde, el audaz Vasco de Gama, con pocos barcos, siguió el camino de
Bartolomé Diaz y logró pasar el Cabo de las tormentas en buen tiempo.
Llegando a las costas de Mozambique donde consiguió un piloto árabe que lo llevo
hasta las costas de la misma India, hasta las costas de la misma India, desembarcando
en Calicut.
Los naturales del país no recibieron bien a los portugueses, considerándolos como
rivales en su comercio y Vasco de Gama tuvo que regresar al Portugal con su pequeña
flota.

Alvarez de Cabral
Alvarez de Cabral
Apenas desembarco Vasco de Gama en el Portugal, inmediatamente se puso en
marcha otra expedición mandado por Alvarez de Cabral, con el objeto de colonizar la
India; pero esta expedición arrastrada por los vientos ecuatoriales, se extravió en la
ruta y fue a tocar casualmente en las costas del Brasil, al Este de Sud America (1504).
Cabral, después de reconocer dicho país, cambiando de rumbo navegó había la india,
y llegó a Calicut; pero fue recibido por los indios de manera hostil, por lo que el
portugués ordenó el cañonero de la ciudad y regreso a Portugal, llevando gran
cantidad de especies de Oceanía. Después de estas expediciones, los portugueses
colonizaron por poco tiempo la india, fundando un virreinato, cuyo primer gobernante
fue don Francisco de Almeida.

Imperio Colonial Portugues


Debido a la labor de sus marinos, Portugal llegó a dominar territorios en:
– América: Brasil.
– África: Senegal, costas de Guinea, el congo.
– Asia: Adén (Arabia), Calicut, Goa en India, Macao (china), Malaca.
– Oceanía: Timor.
Imperio Colonial Portugués

Descubrimientos Españoles
Los españoles hicieron también grandes descubrimientos, sobre todo en América.
Mientras los portugueses exploraban la costa occidental africana, los españoles
despachaban la expedición de colon, siguiendo el camino del Oeste de Europa.

Colón
El notable navegante genovés Cristóbal Colon, ayudado por los reyes católicos don
Fernando y doña Isabel, descubrió la América el 12 de octubre de 1492, tocando en
la isla Guanahaní, perteneciente al grupo de las Bahamas, en el Mar de las Antillas.
Después de realizar tan sorprendente hazaña, Colón hizo tres viajes más que pueden
resumirse así:

Segundo Viaje
Descubrió las islas de Jamaica y Puerto Rico y cuando llegó a La Española, que había
fundado en su primer viaje, encontró que los indígenas habían dado muerte a todos
los españoles que había dejado como gobernantes.
Tercer Viaje
Llegó a la isla Trinidad y exploro las bocas del río Orinoco en Venezuela. Como
surgieron conflictos entre los españoles, los reyes enviaron al comisionado don
Francisco de Bobadilla (1500) para que hiciera justicia: pero Bobadilla, creyendo
culpable a Colón de todo lo sucedido, le hizo apresar y llevar a España engrilletado
de los pies. Los reyes ordenaron su libertad y destituyeron a Bobadilla.

Cuarto Viaje
Recorrió Colón las costas de Honduras y Panamá y después regreso a España,
muriendo al poco tiempo en Valladolid (1506).

Descubrimiento de America

Alonso de Ojeda, Vicente Yañez Pinzón


Y otros navegantes exploraron las costas de América Central y América del Sur.

Vasco Nuñez de Balboa


De nacionalidad española, descubrió el mar del sur en 1513, o sea el que hoy se llama
Océano Pacifico.
Juan Diaz De Solis
De nacionalidad Española, exploro el río de la Plata en 1517, atraído por la leyenda
del hombre argentino, personaje fabuloso que, se decía, vivía en medio de grandes
cantidades de plata.
Fernando de Magallanes
Siguiendo la ruta de Alvarez de Cabral y la del español Juan Diaz de Solis, el gran
navegante portugués Fernando o Hernando de Magallanes vino hacia la América con
el objeto de realizar la hazaña portentosa, superior a los viajes de Colón, de dar la
vuelta al mundo.
El 25 de setiembre de 1519, partió Magallanes del puerto de san Lucar, enviado por
los reyes de España con el fin de llegar a las Islas Molucas, siguiendo una nueva ruta.
Para ello era necesario recorrer casi todo el Planeta. Cumpliendo tal objetivo la
expedición se dirigió a la América y recorrió las costas del Brasil. De allí continuo por
la costa de Argentina hacia el estrecho que lleva el nombre de Magallanes.
Recorriendo el estrecho siguió hacia las costas de Chile y enseguida atravesó el
océano pacifico, hasta Oceanía.
En las islas molucas, murió Magallanes en un combate con los naturales. El segundo
jefe, Sebastian Elcano, continuo por las costas de África y termino la expedición. El
largo viaje había durado más de tres años, (1519-1522).
Quedo demostrada así la redondez de la tierra.

Grandeza de Magallanes
El gran navegante portugués supero a colon en audacia y en desinterés.
En audacia, porque empleando también carabelas, realizo un larguísimo viaje por
mares desconocidos, muchos mas accidentado y peligroso que el realizado del puerto
de Palos hacia Guanahaní.
En desinterés, porque si bien su larguísimo viaje se hizo para llegar a las Islas
Molucas, por una ruta distinta a las ya conocidas, no tuvo la ambición de las tierras
descubiertas y, antes bien, tuvo la finalidad científica de probar la redondez de la
tierra.
Viajes de Fernando de Magallanes

Otros Descubrimientos
Además de los descubrimientos verificados por Colón y Magallanes, se llevaron a
cabo otros, por audaces navegantes de nacionalidad española y francesa.
He aquí los principales:

Jacobo Cartier
Navegante francés, exploró y colonizó Terranova y el Canadá en Norte América,
tierras que habían sido descubiertas antes por Sebastián Cabot.

Francisco Pizarro
En 1532, descubrió y conquisto el Perú

Hernando de Soto
Capitán español, exploró y pereció en el río Missisipí de los Estados Unidos de Norte
América. Este intrépido soldado había tomado parte en la conquista del Perú.

Francisco de Orellana
En 1542, descubrió el rio Amazonas.

Imperio Colonial Español


España llegó a dominar los siguientes territorios:

 En América : Florida, California al norte; México y América Central, las Antillas;


América del Sur, excepto el Brasil.
 En África : Cabo Verde, Orán y Túnez.
 En Oceanía : Filipinas y parte de las Molucas.

Consecuencias de los Grandes Descubrimientos


Geograficos
Las consecuencias fueron:

De Orden Geográfico
1. Mediante los descubrimientos se comprobó la redondez de la Tierra.
2. Se conocieron y aprovecharon nuevos mares y océanos (Atlántico, Pacifico,
Indico).
3. La Geografía y Biología adelantó con el conocimiento de nuevas plantas y
animales.

De Orden Social
1. Se originó la emigración de pueblos europeos hacia las tierras descubiertas.
2. Algunas razas resultaron explotadas en el trabajo. Por eso se estableció el comercio
de esclavos negros (trata de negros).
3. Las razas aborígenes fueron explotadas por los colonizadores, tanto en África, como
en la India y la América.

De Orden Político
1. España y Portugal, por causa de los descubrimientos, aumentaron su poder político
y se convirtieron en potencias europeas.
2. Se crearon nuevas formas de gobierno, tales como los virreinatos, las capitanías
generales, las presidenciales, las audiencias.
3. se provocaron conflictos políticos entre los países colonizadores, por cuestiones de
fronteras en sus dominios.

De Orden Económico
1. Se pudo disponer de los recursos naturales de medio planeta.
2. Europa se transformó económicamente, porque se vio invadida por nuevos
productos y riquezas.
3. Progresó la industria naviera, ya que las lejanas expediciones requerían renovación
de barcos.
4. Decayó el poderío comercial de Venecia, Génova y Marsella.

De Orden Religioso
1. Nuevos fieles engrosaron las filas del cristianismo.
2. La autoridad del papa aumentó. Muchas veces sirvió de arbitro en conflictos
internacionales. El papa Alejandro VI (Borgia), por medio de un decreto o bula,
estableció como limite de las posesiones de España y Portugal en América, la
llamada Linea de Tordecillas, o sea una linea imaginaria, que iba de polo a polo,
pasando casi por el centro de Sud América.
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Descubrimientos geográficos del siglo XV

LOS AVANCES GEOGRÁFICOS

Las bases técnicas y económicas.

Durante la Antigüedad y la Edad Media, el mar Mediterráneo fue el más importante centro
comercial de la Europa Occidental. En realidad, el espacio geográfico conocido por los europeos
era muy reducido: del mar Mediterráneo al mar del Norte y de las costas de Portugal a
Mesopotamia. Se sabía, desde los viajes de Marco Polo (siglo XIII), de la existencia de un
``lejano Oriente´´ desde el cual llegaban la seda y las especias a los estados musulmanes del
Próximo Oriente.
La existencia del Océano Atlántico era evidente, pero parecía muy arriesgado adentrarse en tan
inmensurable mar.

La ampliación del mundo conocido fue el resultado de los grandes descubrimientos geográficos
llevados a cabo por portugueses y castellanos a finales del siglo XV.

Hubo, desde luego, motivaciones de tipo económico: el desarrollo del capitalismo había
incentivado el espíritu de lucro. Se hacía necesario llegar directamente a los remotos lugares
de los que procedían las especias, la seda y las piedras preciosas, sin haber de bordear en
continente africano.

Junto al estimulo económico, el ambiente psicológico en que se desenvolvieron los hombres


renacentistas (sed de aventuras, afán de gloria) contribuyó igualmente a preparar el camino de
los grandes descubrimientos.

Fue necesario también que a estos estímulos humanos se unieron el desarrollo científico y los
descubrimientos técnicos, ambos de gran valor para la navegación. La brújula, ya conocida
desde el siglo XIII, fue mejorada; el astrolabio, instrumento para medir la altura de los astros y
de ese modo establecer la latitud, fue perfeccionado por los marinos en el siglo XV. Se desarrolló
también la cartografía, con la realización de cartas marinas y los po ulanos, mapas que
describían las costas.

La concepción del geógrafo griego Ptolomeo (siglo II) sobre la esfericidad de la Tierra se divulgó
entonces. Sin embargo, pese a lo revolucionario de dicha teoría, para el hombre del
Renacimiento, el Océano Pacífico no existía.

El litoral de Cipango (Japón) y el de Catay (China) debían hallarse tras muchas jornadas de
navegación por el gran mar (el Océano Atlántico). Nada se sospechaba sobre la existencia
intermedia del continente americano.

Descubrimientos de los portugueses.

Los portugueses intentaron llegar a la India rodeando África. Ésta fue la meta que se propuso
la corte portuguesa desde la época de Enrique el Navegante (1.394-1.460). Durante todo el
siglo XV, los descubrimientos y conquistas en tierras africanas ocuparon a los portugueses,
cada vez más seguros de poder alcanzar el objetivo final: llegar a ``las Indias´´.

La primera conquista importante fue la de Ceuta, en 1.415. Posteriormente ocuparon las islas
de Madira (1.419) y Azores (1.432) y la costa africana hasta el Cabo Blanco y en Bodajor (1.434).
En 1.436 llegaban a Cabo Blanco y en 1.444 se descubrió Senegal. El oro y los esclavos afluyen
entonces hacia Lisboa. En una tercera etapa se llegó a las Islas de Cabo Verde (1.460) y al
cabo de Las Palmas, en la actual Liberia (1.461). En 1.488, Bartolomé Dias consiguió tocar la
punta meridional del continente africano, al Cabo de las Tormentas, luego llamado de Buena
Esperanza. Quedaba así abierto el camino hacia el Indico y la deseada tierra de las especias,
viaje que realizó por primera vez Vasco de Gama (1.469-1.524). El 15 de abril de 1.498, la flota
de Gama llegaba a Calicut, en la costa sudoccidental de la India. La ruta del sudeste la que se
denominó ``ruta de las Indias por el Cabo´´, estaba descubierta.

Sin embargo, seis años antes del viaje de Vasco de Gama, los castellanos habían llegado a un
nuevo Mundo, considerado en un principio asiático, lo cual provocaría conflictos entre ambos
estados ibéricos.
Descubrimientos de los castellanos.

La divulgación de las obras geográficas de Ptolomeo hizo concebir al genovés Cristóbal Colón
(1.451-1.506) el proyecto de llegar a las Indias navegando hacia Occidente. Rechazada su
empresa en Portugal, fue apoyada por los Reyes Católicos en nombre del estado castellano.
Por medio de las capitulaciones de Santa Fe, los Reyes Católicos concedieron a Colón los
títulos de almirante de la mar Océana y virrey de las tierras que descubriera, más la décima
parte de los beneficios que pudiera conseguir. La pequeña flota de Colón, compuesta de tres
carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María, tripuladas por un centenar de personas, se hizo a
la mar en el puerto de Palos de Moguer (Huelva), el 3 de agosto de 1.492, siguiendo la ruta de
los alisios, que luego habría de ser el nexo natural entre la metrópoli y las futuras colonias.

Colón tocó tierra firme el 12 de octubre de ese mismo año, desembarcó en una isla de las
Bahamas, Guanahani, que Colón llamó San Salvador. A continuación se exploraron las islas de
Cuba y Haití (Juana y la Española, respectivamente). Colón regresó a España, en los primeros
días de 1.493, convencido de haber estado en Asia y dando a aquellas tierras el nombre de
``Indias´´, que en España perduró durante largo tiempo. Colón realizó otros tres viajes, en el
transcurso de los cuales amplió sus descubrimientos en el ámbito antillano. En su segundo viaje
(1.493) se iniciaron el poblamiento y la explotación de Haití. En el tercero (1.498) llegó a la isla
de la Trinidad y a la desembocadura del Orinoco, tocando por vez primera tierra firme en el
continente. En el cuarto (1.502) recorrió las costas de América Central. Y, poco después de su
regreso a España, murió convencido aún de haber llegado a Asia.

En 1.513, fecha en que Vasco Nuñez de Balboa cruzó el istmo de Panamá y descubrió el ``mar
del Sur´´ (Pacífico), se había comenzado ya la colonización de las Antillas y de América Central.
Estaba cada vez más claro que se trataba de un nuevo continente hasta entonces desconocido
y que, para llegar a Asia, era preciso seguir navegando hacia el este.

La demostración práctica de que la Tierra era redonda tuvo lugar tras la expedición de
Magallanes y Elcano (1.519-1.522), que tras salir del puerto de Sevilla, regresó al de Sanlúcar
de Barrameda, después de haber dado la primera vuelta al mundo.

El reparto del mundo entre Castilla y Portugal.

Luego de algunas disputas coloniales, españoles y portugueses se repartieron el mundo no


europeo por medio del Tratado de Tordesillas (1.494). El mundo quedó dividido en dos
hemisferios por un meridiano imaginario situado a 370 leguas al oeste de Cabo Verde. Las
tierras situadas al oeste de este meridiano pertenecerían a la corona castellana, y las orientales
a la portuguesa. Como el saliente oriental de América del Sur quedaba dentro del ámbito
portugués, este país iniciará en 1.500 la colonización de Brasil.

La conquista de México.

Antes de la llegada de los españoles, el Valle de México estaba habitado por diferentes pueblos
indígenas entre los que destacaban los aztecas, pueblo eminentemente guerrero. Habían
formado un imperio en torno a su capital Tenochtitlán, en la laguna de México. En 1.519, el
extremeño Hernán Cortés llegó a la capital de dicho imperio y estableció relaciones amistosas
con su emperador Moctezuma II. Sin embargo, los sucesivos saqueos a que fueron sometidos
los indígenas generaron un levantamiento contra los españoles que fue ahogado en sangre.
En 1.521, el Imperio Azteca era sometido por la fuerza. Conquistado México, desde allí partió
la conquista de toda América Central, con la cual se destruyó otra gran cultura prehispánica: la
maya.

La conquista de Perú.

A la llegada de los españoles a América del Sur, el pueblo prehispánico más importante era el
de los incas, establecidos en las mesetas andinas de Perú-Bolivia. Su jefe, Sapa-Inca, era a la
vez emperador y dios. Tenían un sistema social y político organizado y la capital era la ciudad
de Cuzco.

En 1.531, el también extremeño Francisco Pizarro (1.475-1.541) inició, de forma sanguinaria, la


conquista de estas tierras. Pizarro murió asesinado en 1.541. En 1.578, Francisco de Toledo
capturó al último soberano inca, Tupac Amaru.

Y, desde las tierras incaicas, se explorará y conquistará el resto del continente sudamericano.

La colonización del Nuevo Mundo.

Ésta fue empresa reservada a Castilla por la amplitud de las tierras que allí había ocupado.
Castilla trasplantó a sus colonias el modelo de organización política de la metrópoli. El territorio
se agrupó en dos virreinatos: el de Nueva España, creado en 1.535 y el de Perú, en 1.542.

Como organismos metropolitanos se crearon: la Casa de Contratación (1.503), la cual, con sede
en Sevilla, monopolizaba todo lo referente al tráfico y al comercio colonial, y el Real y Supremo
consejo de Indias (1.524), que tenía competencia en todos los asuntos de las Indias. Asimismo,
en 1.524, se elaboraron las leyes Nuevas de Indias. La conquista y el sometimiento de las
poblaciones indígenas dieron como resultado el total desmoronamiento del tradicional sistema
de vida y de valores de estas gentes. A esta penuria moral se unió el azote de epidemias y
enfermedades llevada por los españoles y frente a las cuales la población nativa no tenía
defensas. Por otro lado, pese a estar prohibida la esclavitud de forma oficial, ésta fue una
realidad, como atestiguan las denuncias efectuadas, en sus escritos a la corona castellana, por
el padre fray Bartolomé de las Casas.

Francesco Petrarca
(Arezzo, actual Italia, 1304 - Arqua, id., 1374) Poeta y humanista italiano.
Durante su niñez y su primera adolescencia residió en distintas ciudades
italianas y francesas, debido a las persecuciones políticas de que fue objeto
su padre, adherido al partido negro güelfo. Cursó estudios de leyes en
Carpentras, Montpellier, Bolonia y Aviñón, si bien nunca consiguió graduarse.
Petrarca

Según relata en su autobiografía y en el Cancionero, el 6 de abril de 1327 vio


en la iglesia de Santa Clara de Aviñón a Laura, de quien se enamoró
profundamente. Se han hecho numerosos intentos por establecer la
identidad de Laura, e incluso sus contemporáneos llegaron a poner en duda
su existencia, considerándola una creación para el juego literario. Petrarca
defendió siempre, sin embargo, su existencia real, aunque sin revelar su
identidad, lo que ha inducido a pensar que quizá se tratara de una mujer
casada. Sí que está comprobado, en cambio, que mantuvo relaciones con
otras mujeres y que dos de ellas, cuyos nombres se desconocen, le dieron
dos hijos: Giovanni y Francesca.
La lectura de las Confesiones de Agustín de Hipona en 1333 lo sumió en la primera
de las crisis religiosas que le habrían de acompañar toda la vida, y que a
menudo se reflejan en su obra, al enfrentarse su apego por lo terreno a sus
aspiraciones espirituales. Durante su estancia en Aviñón coincidió con
Giacomo Colonna, amistad que le permitió entrar al servicio del cardenal
Giovanni Colonna. Para este último realizó varios viajes por países europeos,
que aprovechó para rescatar antiguos códices latinos de varias bibliotecas,
como el Pro archia de Cicerón, obra de la que se tenían referencias pero que se
consideraba perdida.

Con el fin de poder dedicarse en mayor medida a la literatura, intentó reducir


sus misiones diplomáticas, y para ello consiguió una canonjía en Parma
(1348) que le permitió disfrutar de beneficios eclesiásticos. Posteriormente
se trasladó a Milán, donde estuvo al servicio de los Visconti (1353-1361), a
Venecia (1362-1368) y a Padua, donde los Carrara le regalaron una villa en
la cercana población de Arqua, en la cual transcurrieron sus últimos años.

La obra de Petrarca
Su producción puede dividirse en dos grupos: obras en latín y obras en
lengua vulgar. Las primeras fueron las que le reportaron mayor éxito en vida,
y en ellas cifraba Petrarca sus aspiraciones a la fama. Cabe destacar en este
apartado el poema en hexámetros África (que dejó inacabado y en el que
rescata el estilo de Tito Livio), las doce églogas que componen el Bucolicum
carmen y la serie de biografías de personajes clásicos titulada De viris illustribus.
Reflejo de sus inquietudes espirituales son los diálogos ficticios con San
Agustín recogidos en el Secretum.
Petrarca logró en vida una importante fama como autor latino y humanista,
tal como prueba su coronación en Roma como poeta, en 1341. Sin embargo,
sus poemas en lengua vulgar recogidos en el Cancionero fueron los que habían
de darle fama inmortal. Aunque Petrarca los llamaba nugae (pasatiempos), lo
cierto es que nunca dejó de retocarlos y de preocuparse por su articulación
en una obra conjunta, lo cual denota una voluntad de estilo que por otra
parte resulta evidente en cada una de las composiciones, de técnica perfecta
y que contribuyeron grandemente a revalorizar la lengua vulgar como lengua
poética.
En la primera parte del Cancionero, las poesías reflejan la sensualidad y el
tormento apasionado del poeta, mientras que tras la muerte de Laura,
acontecida según declara el poeta en 1348, su amor resulta sublimado en
una adoración espiritual. Petrarca supo escapar a la retórica cortés del amor,
transmitiendo un aliento más sincero a sus versos, sobre todo gracias a sus
imágenes, de gran fuerza y originalidad. Su influencia se tradujo en la vasta
corriente del petrarquismo.

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Giovanni Boccaccio
(?, 1313-Certaldo, actual Italia, 1375) Escritor italiano. Hijo natural del
mercader y banquero florentino Boccaccio da Chellino, agente de la poderosa
compañía financiera de los Bardi, no conoció la identidad de su madre. Las
leyendas que el propio Boccaccio se encargó de difundir acerca de su vida no
permiten determinar si nació en París, Certaldo o Florencia. Lo cierto es que
creció en esta última ciudad, en el barrio de San Pietro Maggiore, y fue
educado por Giovanni Mazzuoli da Strada, quien le inculcó la pasión por
Dante que lo dominaría toda su vida.

Boccaccio

Tras demostrar escasas aptitudes para las finanzas y el comercio, fue enviado
por su padre a Nápoles, donde adquirió una sólida formación literaria gracias
a las enseñanzas de los más ilustres eruditos de la corte napolitana: Paolo
da Perugia y Andalo Delnevo. Lo que más le impresionó del ambiente
napolitano fueron el refinamiento y la voluptuosidad que reinaban en la corte
de los Anjou, en la cual convergían las culturas italiana, bizantina y árabe.

En ese contexto de intrigas y ambiciones cortesanas, amores prohibidos y


sensualidad se sitúa su obra maestra, El decamerón, centrada en la figura
cambiante y fascinadora de Fiammetta, hija ilegítima de Roberto de Anjou,
y en sus propias aventuras juveniles, debidamente enriquecidas mediante
brillantes ornamentos literarios e invenciones de todo tipo. El personaje de
Fiammetta, a quien el autor pretendió haber amado, recorre obsesivamente
toda su literatura anterior.
En Nápoles escribió tres obras relevantes: Filocolo (h. 1336), adaptación de
la historia medieval de Floris y Blancaflor; Filostrato (1338), poema adscrito
al ciclo de la guerra de Troya; y el poema épico La Teseida (1339-1340). La
quiebra del banco de los Bardi le obligó a volver a Florencia (1340), donde
sufrió graves penurias económicas y problemas domésticos. Su situación no
lo apartó de su quehacer literario, que, por el contrario, al parecer salió
reforzado de esa experiencia, que le acercó al ambiente picaresco de
mercaderes del que provenía su familia. En esos años compuso el idilio
pastoril Ameto, La amorosa visión, La elegía de doña Fiammetta, escrita en prosa, y Las
ninfas de Fiésole, en el que recreó, con versos octosílabos, amores puros y
nobles.
La peste que asoló Florencia en 1348 le inspiró la idea de El decamerón, que
redactó entre ese año y el de 1353. La obra obtuvo un gran éxito, lo cual le
valió, en adelante, ser promovido con frecuencia a cargos oficiales
honoríficos. Desempeñó funciones de embajador, primero en Aviñón y luego
en Roma. De esos años son Poema bucólico, conjunto de dieciséis églogas
compuestas en latín e inspiradas en Virgilio, y dos obras de signo totalmente
opuesto: Corbacho, violenta sátira social y sexual, y De las mujeres notables, que
contiene una larga serie de edificantes biografías femeninas.
En 1362, sin haber resuelto sus problemas financieros, se retiró a Certaldo,
donde sufrió una crisis espiritual que lo llevó a renegar de El decamerón y a
volcarse en el estudio y en las prácticas piadosas. Tras ser ordenado
sacerdote, pasó a ocupar el cargo de confesor en 1360.
El humanismo que caracteriza las obras de madurez de Boccaccio, dedicado
a comentar la obra de Dante en la iglesia de San Stefano de Badia por encargo
de la nobleza florentina y a confeccionar una erudita compilación de la
mitología clásica, se anticipa en buena medida al pensamiento y a la cultura
renacentistas. Ese giro humanístico y religioso guarda relación con la amistad
que por esos años entabló con Petrarca, cuya muerte, acaecida en octubre de
1374, lo sumió en una profunda tristeza.
Durante lo poco que le quedaba de vida, todos sus escritos serían un
constante lamento por la pérdida del gran amigo y el abandono espiritual en
que lo había dejado. Pero su legado literario más valioso, el que lo convierte
en el fundador de la prosa italiana, son los cien cuentos que componen El
decamerón, que dan cuenta de su visión a la vez cínica e indulgente de las
flaquezas, los pecados y las corrupciones de los hombres de su época.
Dante Alighieri
(Florencia, 1265 - Rávena, 1321) Poeta italiano. Si bien sus padres, Alighiero
de Bellincione y Gabriella (Bella), pertenecían a la burguesía güelfa
florentina, Danteaseguró siempre que procedía de familia noble, y así lo hizo
constar en el Paraíso(cantos XV y XVI), en donde trazó un vínculo familiar con
su supuesto antepasado Cacciaguida, quien habría sido armado caballero por
el emperador Conrado II de Suabia.

Dante Alighieri

Durante sus años de estudio Dante Alighieri coincidió con el poeta Guido
Cavalcanti, representante del dolce stil nuovo, unos quince años mayor que él,
con quien intimó y de quien se convirtió en discípulo. Según explica en su
autobiografía más o menos recreada poéticamente Vida nueva, en 1274 vio
por primera vez a Beatriz Portinari, cuando ella contaba ocho años y él tan
sólo uno más; el apasionado y platónico enamoramiento de Dante tendría
lugar al coincidir de nuevo con ella nueve años más tarde.

En 1285 Dante tomó parte en el asedio de Poggio di Santa Cecilia, defendido


por los aretinos, y dos años más tarde se trasladó a Bolonia, quizás a
estudiar, si bien se tienen dudas en lo referente a su paso por la universidad
de dicha ciudad. Sí que hay pruebas, en cambio, de su participación (en
calidad de «feritore» de a caballo) en la batalla de Campaldino, en la cual se
enfrentó a los gibelinos de Arezzo.
En 1290 murió Beatriz, y un año más tarde Dante contrajo matrimonio con
Gemma di Manetto, con quien tuvo cuatro hijos. En 1295 se inscribió en el
gremio de médicos y boticarios, y a partir del mes de noviembre empezó a
interesarse por la política municipal florentina; entre mayo y septiembre del
año siguiente fue miembro del Consejo de los Ciento, y en 1298 participó en
la firma del tratado de paz con Arezzo. En 1300, y en calidad de embajador,
se trasladó a San Gimignano para negociar la visita de representantes de la
Liga Güelfa a Florencia, y entre el 15 de junio y el 14 de agosto ocupó el
cargo de prior, máxima magistratura florentina.

En octubre de 1301, y tras oponerse al envío de tropas para ayudar al


papa Bonifacio VIII, Dante fue designado embajador ante el pontífice, a quien
ofreció un tratado de paz. El Papa, sin embargo, lo retuvo en Roma en contra
de su voluntad, con la intención de ayudar en Florencia a la facción güelfa
opuesta a la de Dante, sector que a la postre se hizo con el control de la
ciudad y desterró a sus oponentes.

Acusado de malversación de fondos, Dante fue condenado a multa,


expropiación y exilio, y más tarde a muerte en caso de que regresara a
Florencia. A partir de esta fecha Dante inició un largo exilio que iba a durar
el resto de su vida: residió en Verona, Padua, Rímini, Lucca y, finalmente,
Ravena, ciudad en la cual fue huésped de Guido Novello de Polenta y donde
permaneció hasta su muerte.

Obras de Dante Alighieri


La influencia de la poesía trovadoresca y estilnovista sobre Dante Alighieri
queda reflejada en su Vida nueva, conjunto de poemas y prosas dirigidos a
Beatriz, razón de la vida del poeta y también de sus tormentos, y en sus Rime
Petrose, dirigidas a una amada supuesta, a la que escribe sólo para disimular
ante los demás su verdadero amor. El juego poético-amoroso oscila entre la
pasión imposible y la espiritualizada idealización de la figura de la amada,
aunque las rígidas formas del estilnovismo adquieren una fuerza y sinceridad
nuevas en manos de Dante.
El experimentalismo de los poemas de Dante Alighieri y la búsqueda
consciente de un estilo propio culminarán finalmente en La Divina Comedia, una
de las cumbres de la literatura universal. Dividida en en tres cantos
(el Infierno, el Purgatorio y el Paraíso) y escrita en tercetos, se resume en ella
toda la cosmología medieval mediante la presentación del recorrido del alma
de Dante, guiada primero por Virgilio y más adelante por Beatriz, en la
expiación de sus pecados. Con un lenguaje vívido y de gran riqueza
expresiva, el poeta mezcla los elementos simbólicos con referencias a
personajes históricos y mitológicos, hasta construir una equilibrada y
grandiosa síntesis del saber acumulado por el hombre desde la Antigüedad
clásica hasta la Edad Media.

Leonardo da Vinci
 Biografía

 Cronología

 Su obra

 Fotos

 Vídeos
Considerado el paradigma del homo universalis, del sabio renacentista versado
en todos los ámbitos del conocimiento humano, Leonardo da Vinci (1452-
1519) incursionó en campos tan variados como la aerodinámica, la
hidráulica, la anatomía, la botánica, la pintura, la escultura y la arquitectura,
entre otros. Sus investigaciones científicas fueron, en gran medida, olvidadas
y minusvaloradas por sus contemporáneos; su producción pictórica, en
cambio, fue de inmediato reconocida como la de un maestro capaz de
materializar el ideal de belleza en obras de turbadora sugestión y delicada
poesía.
Recreación de un retrato de Leonardo

En el plano artístico, Leonardo conforma, junto con Miguel Ángel y Rafael, la


tríada de los grandes maestros del Cinquecento, y, pese a la parquedad de
su obra, la historia de la pintura lo cuenta entre sus mayores genios. Por los
demás, es posible que de la poderosa fascinación que suscitan sus obras
maestras (con La Gioconda a la cabeza) proceda aquella otra fascinación en
torno a su figura que no ha cesado de crecer con los siglos, alimentada por
los múltiples enigmas que envuelven su biografía, algunos de ellos triviales,
como la escritura de derecha a izquierda, y otros ciertamente inquietantes,
como aquellas visionarias invenciones cinco siglos adelantadas a su tiempo.
Juventud y descubrimientos técnicos

Leonardo nació en 1452 en la villa toscana de Vinci, hijo natural de una


campesina, Caterina (que se casó poco después con un artesano de la
región), y de Ser Piero, un rico notario florentino. Italia era entonces un
mosaico de ciudades-estado como Florencia, pequeñas repúblicas como
Venecia y feudos bajo el poder de los príncipes o el papa. El Imperio romano
de Oriente cayó en 1453 ante los turcos y apenas sobrevivía aún, muy
reducido, el Sacro Imperio Romano Germánico; era una época violenta en la
que, sin embargo, el esplendor de las cortes no tenía límites.

A pesar de que su padre se casaría cuatro veces, sólo tuvo hijos (once en
total, con los que Leonardo entablaría pleitos por la herencia paterna) en sus
dos últimos matrimonios, por lo que el pequeño Leonardo se crió como hijo
único. Su enorme curiosidad se manifestó tempranamente: ya en la infancia
dibujaba animales mitológicos de su propia invención, inspirados en una
profunda observación del entorno natural en el que creció. Giorgio Vasari, su
primer biógrafo, relata cómo el genio de Leonardo, siendo aún un niño, creó
un escudo de Medusa con dragones que aterrorizó a su padre cuando se topó
con él por sorpresa.
Consciente del talento de su hijo, su padre le permitió ingresar como aprendiz
en el taller de Andrea del Verrocchio. A lo largo de los seis años que el gremio
de pintores prescribía como instrucción antes de ser reconocido como artista
libre, Leonardo aprendió pintura, escultura y técnicas y mecánicas de la
creación artística. El primer trabajo suyo del que se tiene certera noticia fue
la construcción de la esfera de cobre proyectada por Brunelleschi para coronar
la iglesia de Santa Maria dei Fiori. Junto al taller de Verrocchio, además, se
encontraba el de Antonio Pollaiuolo, en donde Leonardo hizo sus primeros
estudios de anatomía y, quizá, se inició también en el conocimiento del latín
y el griego.
Joven agraciado y vigoroso, Leonardo había heredado la fuerza física de la
estirpe de su padre; es muy probable que fuera el modelo para la cabeza de
San Miguel en el cuadro de Verrocchio Tobías y el ángel, de finos y bellos rasgos.
Por lo demás, su gran imaginación creativa y la temprana pericia de su pincel
no tardaron en superar a las de su maestro. En el Bautismo de Cristo, por
ejemplo, los inspirados ángeles pintados por Leonardo contrastan con la
brusquedad del Bautista hecho por Verrocchio.
Ángeles atribuidos a Leonardo en el Bautismo de Cristo (c. 1475), de Andrea del Verrocchio
El joven discípulo utilizaba allí por vez primera una novedosa técnica recién
llegada de los Países Bajos: la pintura al óleo, que permitía una mayor
blandura en el trazo y una más profunda penetración en la tela. Además de
los extraordinarios dibujos y de la participación virtuosa en otros cuadros de
su maestro, sus grandes obras de este período son un San Jerónimo y el gran
panel La adoración de los Magos (ambos inconclusos), notables por el innovador
dinamismo otorgado por la destreza en los contrastes de rasgos, en la
composición geométrica de la escena y en el extraordinario manejo de la
técnica del claroscuro.
Florencia era entonces una de las ciudades más ricas de Europa; las
numerosas tejedurías y los talleres de manufacturas de sedas y brocados de
oriente y de lanas de occidente la convertían en el gran centro comercial de
la península itálica; allí los Medici habían establecido una corte cuyo esplendor
debía no poco a los artistas con que contaba. Pero cuando el joven Leonardo
comprobó que no conseguía de Lorenzo el Magnífico más que alabanzas a sus
virtudes de buen cortesano, a sus treinta años decidió buscar un horizonte
más prospero.
Primer período milanés (1482-1499)
En 1482 se presentó ante el poderoso Ludovico Sforza, el hombre fuerte de
Milán, en cuya corte se quedaría diecisiete años como «pictor et ingenierius
ducalis». Aunque su ocupación principal era la de ingeniero militar, sus
proyectos (casi todos irrealizados) abarcaron la hidráulica, la mecánica (con
innovadores sistemas de palancas para multiplicar la fuerza humana) y la
arquitectura, además de la pintura y la escultura. Fue su período de pleno
desarrollo; siguiendo las bases matemáticas fijadas por Leon Battista
Alberti y Piero della Francesca, Leonardo comenzó sus apuntes para la
formulación de una ciencia de la pintura, al tiempo que se ejercitaba en la
ejecución y fabricación de laúdes.

Estimulado por la dramática peste que asoló Milán y cuya causa veía
Leonardo en el hacinamiento y suciedad de la ciudad, proyectó espaciosas
villas, hizo planos para canalizaciones de ríos e ingeniosos sistemas de
defensa ante la artillería enemiga. Habiendo recibido de Ludovico el encargo
de crear una monumental estatua ecuestre en honor de Francesco, el
fundador de la dinastía Sforza, Leonardo trabajó durante dieciséis años en el
proyecto del «gran caballo», que no se concretaría más que en un modelo
en barro, destruido poco después durante una batalla.

Resultó sobre todo fecunda su amistad con el matemático Luca Pacioli, fraile
franciscano que hacia 1496 concluyó su tratado De la divina proporción,
ilustrado por Leonardo. Ponderando la vista como el instrumento de
conocimiento más certero con que cuenta el ser humano, Leonardo sostuvo
que a través de una atenta observación debían reconocerse los objetos en
su forma y estructura para describirlos en la pintura de la manera más
exacta. De este modo el dibujo se convertía en el instrumento fundamental
de su método didáctico, al punto que podía decirse que en sus apuntes el
texto estaba para explicar el dibujo, y no al revés, razón por la que Leonardo
da Vinci ha sido reconocido como el creador de la moderna ilustración
científica.
El ideal del saper vedere guió todos sus estudios, que en la década de 1490
comenzaron a perfilarse como una serie de tratados inconclusos que serían
luego recopilados en el Codex Atlanticus, así llamado por su gran tamaño.
Incluye trabajos sobre pintura, arquitectura, mecánica, anatomía, geografía,
botánica, hidráulica y aerodinámica, fundiendo arte y ciencia en una
cosmología individual que da, además, una vía de salida para un debate
estético que se encontraba anclado en un más bien estéril neoplatonismo.
Aunque no parece que Leonardo se preocupara demasiado por formar su
propia escuela, en su taller milanés se creó poco a poco un grupo de fieles
aprendices y alumnos: Giovanni Boltraffio, Ambrogio de Predis, Andrea Solari
y su inseparable Salai, entre otros; los estudiosos no se han puesto de
acuerdo aún acerca de la exacta atribución de algunas obras de este período,
tales como la Madona Litta o el retrato de Lucrezia Crivelli.
Detalle de La Virgen de las Rocas (segunda versión, c. 1507)
Contratado en 1483 por la hermandad de la Inmaculada Concepción para
realizar una pintura para la iglesia de San Francisco, Leonardo emprendió la
realización de lo que sería la celebérrima Virgen de las Rocas, cuyo resultado
final, en dos versiones, no estaría listo a los ocho meses que marcaba el
contrato, sino veinte años más tarde. En ambas versiones la estructura
triangular de la composición, la gracia de las figuras y el brillante uso del
famoso sfumato para realzar el sentido visionario de la escena supusieron una
revolución estética para sus contemporáneos.
A este mismo período pertenecen el retrato de Ginevra de Benci (1475-
1478), con su innovadora relación de proximidad y distancia, y la belleza
expresiva de La belle Ferronnière. Pero hacia 1498 Leonardo finalizaba una
pintura mural, en principio un encargo modesto para el refectorio del
convento dominico de Santa Maria dalle Grazie, que se convertiría en su
definitiva consagración pictórica: La Última Cena. Necesitamos hoy un esfuerzo
para comprender su esplendor original, ya que se deterioró rápidamente y
fue mal restaurada muchas veces. La genial captación plástica del dramático
momento en que Jesucristo dice a los apóstoles «uno de vosotros me
traicionará» otorga a la escena una unidad psicológica y una dinámica
aprehensión del momento fugaz de sorpresa de los comensales (del que sólo
Judas queda excluido). El mural se convirtió no sólo en un celebrado icono
cristiano, sino también en un objeto de peregrinación para artistas de todo
el continente.
El regreso a Florencia
A finales de 1499 los franceses entraron en Milán; Ludovico el Moro perdió el
poder. Leonardo abandonó la ciudad acompañado de Pacioli y, tras una breve
estancia en Mantua, en casa de su admiradora la marquesa Isabel de Este,
llegó a Venecia. Acosada por los turcos, que ya dominaban la costa dálmata
y amenazaban con tomar el Friuli, la Signoria de Venecia contrató a Leonardo
como ingeniero militar.

En pocas semanas proyectó una cantidad de artefactos cuya realización


concreta no se haría sino, en muchos casos, hasta los siglos XIX o XX: desde
una suerte de submarino individual, con un tubo de cuero para tomar aire
destinado a unos soldados que, armados con taladro, atacarían a las
embarcaciones por debajo, hasta grandes piezas de artillería con proyectiles
de acción retardada y barcos con doble pared para resistir las embestidas.
Los costes desorbitados, la falta de tiempo y, quizá, las pretensiones de
Leonardo en el reparto del botín, excesivas para los venecianos, hicieron que
las geniales ideas no pasaran de bocetos. En abril de 1500, tras casi veinte
años de ausencia, Leonardo da Vinci regresó a Florencia.

Dominaba entonces la ciudad César Borgia, hijo del papa Alejandro VI. Descrito
por el propio Maquiavelo como «modelo insuperable» de intrigador político y
déspota, este hombre ambicioso y temido se estaba preparando para
lanzarse a la conquista de nuevos territorios. Leonardo, nuevamente como
ingeniero militar, recorrió los territorios del norte, trazando mapas,
calculando distancias precisas y proyectando puentes y nuevas armas de
artillería. Pero poco después el condottiero cayó en desgracia: sus capitanes se
sublevaron, su padre fue envenenado y él mismo cayó gravemente enfermo.
En 1503 Leonardo volvió a Florencia, que por entonces se encontraba en
guerra con Pisa, y concibió allí su genial proyecto de desviar el río Arno por
detrás de la ciudad enemiga para cercarla, contemplando además la
construcción de un canal como vía navegable que comunicase Florencia con
el mar. El proyecto sólo se concretó en los extraordinarios mapas de su autor.
Santa Ana, la Virgen y el Niño (c. 1510)
Pero Leonardo ya era reconocido como uno de los mayores maestros de
Italia. En 1501 había trazado un boceto de su Santa Ana, la Virgen y el Niño, que
trasladaría al lienzo a finales de la década. En 1503 recibió el encargo de
pintar un gran mural (el doble del tamaño de La Última Cena) en el palacio
Viejo: la nobleza florentina quería inmortalizar algunas escenas históricas de
su gloria. Leonardo trabajó tres años en La batalla de Anghiari, que quedaría
inconclusa y sería luego desprendida por su deterioro. Pese a la pérdida,
circularon bocetos y copias que admirarían a Rafael e inspirarían, un siglo
más tarde, una célebre reproducción de Peter Paul Rubens.
También sólo en copias sobrevivió otra gran obra de este periodo: Leda y el
cisne. Sin embargo, la cumbre de esta etapa florentina (y una de las pocas
obras acabadas por Leonardo) fue el retrato de Mona (abreviatura de
Madonna) Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, razón por la
que el cuadro es conocido como La Mona Lisa o La Gioconda. Obra famosa desde
el momento de su creación, se convirtió en modelo de retrato y casi nadie
escaparía a su influjo en el mundo de la pintura. Como cuadro y como
personaje, la mítica Gioconda ha inspirado infinidad de libros y leyendas, y
hasta una ópera; pero es poco lo que se conoce a ciencia cierta. Ni siquiera
se sabe quién encargó el cuadro, que Leonardo llevaría consigo en su
continua peregrinación vital hasta sus últimos años en Francia, donde lo
vendió al rey Francisco I por cuatro mil piezas de oro.

Detalle de La Gioconda (c. 1503-1507)


Perfeccionando su propio hallazgo del sfumato, llevándolo a una concreción
casi milagrosa, Leonardo logró plasmar un gesto entre lo fugaz y lo perenne:
la «enigmática sonrisa» de la Gioconda es uno de los capítulos más
admirados, comentados e imitados de la historia del arte, y su misterio sigue
aún hoy fascinando. Existe la leyenda de que Leonardo promovía ese gesto
en su modelo haciendo sonar laúdes mientras ella posaba; el cuadro, que ha
atravesado no pocas vicisitudes, ha sido considerado como cumbre y
resumen del talento y de la «ciencia pictórica» de su autor.
De nuevo en Milán (1506-1513)

El interés de Leonardo por los estudios científicos era cada vez más intenso.
Asistía a disecciones de cadáveres, sobre los que confeccionaba dibujos para
describir la estructura y funcionamiento del cuerpo humano; al mismo tiempo
hacía sistemáticas observaciones del vuelo de los pájaros (sobre los que
planeaba escribir un tratado), con la convicción de que también el hombre
podría volar si llegaba a conocer las leyes de la resistencia del aire (algunos
apuntes de este período se han visto como claros precursores del moderno
helicóptero).

Absorto por estas cavilaciones e inquietudes, Leonardo no dudó en


abandonar Florencia cuando en 1506 Charles d'Amboise, gobernador francés
de Milán, le ofreció el cargo de arquitecto y pintor de la corte; honrado y
admirado por su nuevo patrón, Leonardo da Vinci proyectó para él un castillo
y ejecutó bocetos para el oratorio de Santa Maria dalla Fontana, fundado por
el mecenas. Su estadía milanesa sólo se interrumpió en el invierno de 1507,
cuando colaboró en Florencia con el escultor Giovanni Francesco Rustici en
la ejecución de los bronces del baptisterio de la ciudad.

Quizás excesivamente avejentado para los cincuenta años que contaba


entonces, su rostro fue tomado por Rafael como modelo del
sublime Platón para su obra La escuela de Atenas. Leonardo, en cambio, pintaba
poco, dedicándose a recopilar sus escritos y a profundizar en sus estudios:
con la idea de tener finalizado para 1510 su tratado de anatomía, trabajaba
junto a Marcantonio della Torre, el más célebre anatomista de su tiempo, en
la descripción de órganos y el estudio de la fisiología humana.

Leonardo como Platón en La escuela de Atenas (1511), de Rafael


El ideal leonardesco de la «percepción cosmológica» se manifestaba en
múltiples ramas: escribía sobre matemáticas, óptica, mecánica, geología,
botánica; su búsqueda tendía hacia el encuentro de leyes, funciones y
armonías compatibles para todas estas disciplinas, para la naturaleza como
unidad. Paralelamente, a sus antiguos discípulos se sumaron algunos
nuevos, entre ellos el joven noble Francesco Melzi, fiel amigo del maestro
hasta su muerte. Junto a Ambrogio de Predis, Leonardo culminó hacia 1507
la segunda versión de La Virgen de las Rocas; poco antes, había dejado sin
cumplir un encargo del rey de Francia para pintar dos madonnas.
El nuevo hombre fuerte de Milán era entonces Gian Giacomo Trivulzio, quien
pretendía retomar para sí el monumental proyecto del «gran caballo»,
convirtiéndolo en una estatua funeraria para su propia tumba en la capilla de
San Nazaro Magiore; pero tampoco esta vez el monumento ecuestre pasó de
los bocetos, lo que supuso para Leonardo su segunda frustración como
escultor. En 1513 una nueva situación de inestabilidad política lo empujó a
abandonar Milán; junto a Melzi y Salai marchó a Roma, donde se albergó en
el belvedere de Giuliano de Médicis, hermano del nuevo papa León X.
Últimos años: Roma y Francia
En el Vaticano vivió una etapa de tranquilidad, con un sueldo digno y sin
grandes obligaciones: dibujó mapas, estudió antiguos monumentos
romanos, proyectó una gran residencia para los Médicis en Florencia y,
además, reanudó su estrecha amistad con el gran arquitecto Donato Bramante,
hasta el fallecimiento de éste en 1514. Pero en 1516, muerto su protector
Giuliano de Médicis, Leonardo dejó Italia definitivamente para pasar los tres
últimos años de su vida en el palacio de Cloux como «primer pintor,
arquitecto y mecánico del rey».
El gran respeto que le dispensó Francisco I de Francia hizo que Leonardo pasase
esta última etapa de su vida más bien como un miembro de la nobleza que
como un empleado de la casa real. Fatigado y concentrado en la redacción
de sus últimas páginas para el nunca concluido Tratado de la pintura, cultivó más
la teoría que la práctica, aunque todavía ejecutó extraordinarios dibujos
sobre temas bíblicos y apocalípticos. Alcanzó a completar el ambiguo San Juan
Bautista, un andrógino duende que desborda gracia, sensualidad y misterio;
de hecho, sus discípulos lo imitarían poco después convirtiéndolo en un
pagano Baco, que hoy puede verse en el Louvre de París.
Detalle de San Juan Bautista (c. 1516)
A partir de 1517 su salud, hasta entonces inquebrantable, comenzó a
desmejorar. Su brazo derecho quedó paralizado; pero, con su incansable
mano izquierda, Leonardo aún hizo bocetos de proyectos urbanísticos, de
drenajes de ríos y hasta decorados para las fiestas palaciegas. Convertida en
una especie de museo, su casa de Amboise estaba repleta de los papeles y
apuntes que contenían las ideas de este hombre excepcional, muchas de las
cuales deberían esperar siglos para demostrar su factibilidad y aun su
necesidad; llegó incluso, en esta época, a concebir la idea de hacer casas
prefabricadas. Sólo por las tres telas que eligió para que lo acompañasen en
su última etapa (San Juan Bautista, La Gioconda y Santa Ana, la Virgen y el Niño) puede
decirse que Leonardo poseía entonces uno de los grandes tesoros de su
tiempo.

El 2 de mayo de 1519 murió en Cloux; su testamento legaba a Melzi todos


sus libros, manuscritos y dibujos, que el discípulo se encargó de retornar a
Italia. Como suele suceder con los grandes genios, se han tejido en torno a
su muerte algunas leyendas; una de ellas, inspirada por Vasari, pretende que
Leonardo, arrepentido de no haber llevado una existencia regida por las leyes
de la Iglesia, se confesó largamente y, con sus últimas fuerzas, se incorporó
del lecho mortuorio para recibir, antes de expirar, los sacramentos.

Miguel Ángel
(Miguel Ángel Buonarroti, en italiano Michelangelo; Caprese, actual Italia,
1475 - Roma, 1564) Escultor, pintor y arquitecto italiano. Habitualmente se
reconoce a Miguel Ángel como la gran figura del Renacimiento italiano, un
hombre cuya excepcional personalidad artística dominó el panorama creativo
del siglo XVI y cuya figura está en la base de la concepción del artista como
un ser excepcional, que rebasa ampliamente las convenciones ordinarias.

Miguel Ángel Buonarroti

Durante los cerca de setenta años que duró su carrera, Miguel Ángel cultivó
por igual la pintura, la escultura y la arquitectura, con resultados
extraordinarios en cada una de estas facetas artísticas; en este sentido
superó a los otros dos grandes maestros del Cinquecento: Rafael Sanzio,
centrado casi exclusivamente en la pintura, y Leonardo da Vinci, tan polifacético
y excelso como él pero parco en realizaciones efectivas. Sus coetáneos vieron
en las creaciones de Miguel Ángel una cualidad, denominada terribilità, a la
que puede atribuirse la grandeza de su genio; dicho término se refiere a
aspectos como el vigor físico, la intensidad emocional y el entusiasmo
creativo, verdaderas constantes en las obras de este artista que les confieren
su grandeza y su personalidad inimitables.
La vida de Miguel Ángel transcurrió entre Florencia y Roma, ciudades en las
que dejó sus obras maestras. Aprendió pintura en el taller de Domenico
Ghirlandaio y escultura en el jardín de los Médici, que habían reunido una
excepcional colección de estatuas antiguas. Dio sus primeros pasos haciendo
copias de frescos de Giottoo de Masaccio que le sirvieron para definir su estilo.
La Piedad (c. 1499) de Miguel Ángel

En 1496 se trasladó a Roma, donde realizó dos esculturas que lo proyectaron


a la fama: el Baco y la Piedad de San Pedro. Esta última, su obra maestra de
los años de juventud, es una escultura de gran belleza y de un acabado
impecable que refleja su maestría técnica. Al cabo de cinco años regresó a
Florencia, donde recibió diversos encargos, entre ellos el David, el joven
desnudo de cuatro metros de altura que representa la belleza perfecta y
sintetiza los valores del humanismo renacentista.
En 1505, cuando trabajaba en el cartón preparatorio de la Batalla de Cascina
(inconclusa) para el Palazzo Vecchio, el papa Julio II lo llamó a Roma para que
esculpiera su tumba; Miguel Ángel trabajó en esta obra hasta 1545 y sólo
terminó tres estatuas, el Moisés y dos Esclavos; dejó a medias varias estatuas
de esclavos que se cuentan en la actualidad entre sus realizaciones más
admiradas, ya que permiten apreciar cómo extraía literalmente de los
bloques de mármol unas figuras que parecían estar ya contenidas en ellos.

La creación de Adán (Capilla Sixtina, 1508-1512)

Julio II le pidió también que decorase el techo de la Capilla Sixtina, encargo


que Miguel Ángel se resistió a aceptar, puesto que se consideraba ante todo
un escultor, pero que se convirtió finalmente en su creación más sublime.
Alrededor de las escenas centrales, que representan episodios del Génesis,
se despliega un conjunto de profetas, sibilas y jóvenes desnudos, en un todo
unitario dominado por dos cualidades esenciales: belleza física y energía
dinámica.

En 1516 regresó a Florencia para ocuparse de la fachada de San Lorenzo,


obra que le dio muchos quebraderos de cabeza y que por último no se realizó;
pero el artista proyectó para San Lorenzo dos obras magistrales: la Biblioteca
Laurenciana y la capilla Medicea o Sacristía Nueva. Ambas realizaciones son
en el aspecto arquitectónico herederas de la obra de Brunelleschi, aunque la
singular escalera de acceso a la biblioteca, capaz de crear un particular efecto
de monumentalidad en el escaso espacio existente, sólo puede ser obra del
genio de Miguel Ángel. La capilla Medicea alberga dos sepulturas que incluyen
la estatua del difunto y las figuras magistrales del Día, la Noche, la Aurora y
el Crepúsculo.
En 1534, Miguel Ángel se estableció definitivamente en Roma, donde realizó
el fresco del Juicio Final en la capilla Sixtina y supervisó las obras de la
basílica de San Pedro, en la que modificó sustancialmente los planos y diseñó
la cúpula, que es obra suya. Su otra gran realización arquitectónica fue la
finalización del Palacio Farnesio, comenzado por Antonio da Sangallo el Joven.

Rafael Sanzio
(Raffaello Santi, también llamado Rafael Sanzio o Rafael de Urbino; Urbino,
actual Italia, 1483 - Roma, 1520) Pintor y arquitecto italiano. Por su
clasicismo equilibrado y sereno basado en la perfección de la luz, la armonía
en la composición y el dominio de la perspectiva, la obra de Rafael Sanzio
constituye, junto con la de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel Buonarrotti, una
de las más excelsas realizaciones de los ideales estéticos del Renacimiento.
Detalle de un Autorretrato de Rafael (1506)
Su padre, que fue el pintor y humanista Giovanni Santi, lo introdujo pronto
en las ideas filosóficas de la época y en el arte de la pintura, pero falleció
cuando Rafael contaba once años; para ganarse la vida, a los diecisiete años
trabajaba ya como artista independiente. No se conoce con exactitud qué
tipo de relación mantuvo Rafael con Perugino, del que unos lo consideran
discípulo y otros socio o colaborador. Sea como fuere, lo cierto es que superó
rápidamente a Perugino, como se desprende de la comparación de
sus Desposorios de la Virgen con los de este último. Desde 1504 hasta 1508
trabajó fundamentalmente en Florencia, en donde recibió la influencia del
arte de Leonardo da Vinci y Miguel Ángel.
De entre sus obras de este período (El sueño del caballero, Las tres Gracias), las
más celebradas son sus variaciones sobre el tema de la Virgen y la Sagrada
Familia. Los personajes sagrados, dotados de cautivadores toques de gracia,
nobleza y ternura, están situados en un marco de paisajes sencillos y
tranquilos, intemporales. En estas telas, Rafael da muestras de su inigualable
talento para traducir a un lenguaje sencillo y asequible los temas religiosos.
Su maestría en la composición y la expresión y la característica serenidad de
su arte se despliegan ya en plenitud en la Madona del gran duque, La bella
jardinera o La Madona del jilguero, entre otras obras.
La bella jardinera (1507), de Rafael
En 1508, el papa Julio II lo llamó a Roma para que decorara sus aposentos
en el Vaticano. Aunque contaba sólo veinticinco años, era ya un pintor de
enorme reputación. En las habitaciones de Julio II, conocidas en la actualidad
como Estancias del Vaticano, Rafael pintó uno de los ciclos de frescos más
famosos de la historia de la pintura.
Entre 1509 y 1511 decoró la Estancia de la Signatura, donde pintó las figuras
de la Teología, la Filosofía, la Poesía y la Justicia en los cuatro medallones de
la bóveda, para desarrollar de forma alegórica estos mismos temas en cinco
grandes composiciones sobre las paredes: El triunfo de la Eucaristía, La escuela de
Atenas, El Parnaso, Gregorio IX promulgando las Decretales y Triboniano remitiendo las
pandectas a Justiniano, estas dos últimas alusivas a la justicia. En un espacio de
gran amplitud, organizado con un perfecto sentido de la perspectiva, Rafael
dispone una serie de grupos y figuras, con un absoluto equilibrio de fuerzas
y una sublime elegancia de líneas. No se puede pedir mayor rigor compositivo
ni un uso más magistral de la perspectiva lineal.

La escuela de Atenas (1511), de Rafael


En la Estancia de Heliodoro, decorada de 1511 a 1514, Rafael desarrolló
cuatro temas históricos, acentuando en cada uno de ellos un rasgo plástico
determinado: el claroscuro en La liberación de San Pedro, la riqueza del colorido
en la Misa de Bolsena, etc. En la estancia del Incendio del Borgo (1514-1517)
predomina ya la aportación de los discípulos sobre la del maestro, lo mismo
que en la Estancia de Constantino, donde sólo la concepción del conjunto
corresponde a Rafael.
El pintor simultaneó la decoración de las Estancias del Vaticano con la
realización de otras obras, como los frescos de El triunfo de Galatea para la Villa
Farnesina. A este período corresponden también numerosos cuadros de la
Virgen con el Niño, algo más solemnes y menos cautivadores que los de la
etapa florentina. Los retratos romanos, en cambio, superan en veracidad y
penetración psicológica a los florentinos. En ambos casos, el dibujo es de una
calidad inigualable y el colorido, discreto, servidor de la forma.
A partir de 1518, Rafael se ocupó de la decoración de las Logias del Vaticano
con pequeñas escenas del Antiguo Testamento envueltas en paneles de
grutescos. La Transfiguración, última obra del artista, es considerada por
algunos el compendio perfecto de su arte. Sus trabajos arquitectónicos, de
menor importancia que los pictóricos, incluyeron la dirección de las obras de
San Pedro del Vaticano.

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