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ESPA4232.096
El pensamiento del intelectual se gesta entre los contornos sociales de la historia para
desembocar en nuevas formas posibles. Le es vital conocer el pasado para responder con un
futuro lógico, y hacerlo tangible por medio de la acción. En Puerto Rico, para el año 1898, la
invasión norteamericana desvió el destino que la isla había confiado en la Carta Autonómica.
Para comienzos del siglo XX el entorno a nivel mundial se tornaba violento1, y la agresión
cultural que trajo consigo la política del nuevo imperio americano dieron tarea a los y las
intelectuales: la toma de conciencia nacional. Esa fue la tarea de la Generación del Treinta, la
fundación del Departamento de Estudios Hispánicos en el 1927, y dos años más tarde la
fundación de la revista Índice, daban prueba de cuánto urgían preguntas y respuestas en torno a
nuestra identidad. De ésta surge el ensayo Insularismo (1934) de Antonio S. Pedreira en el que el
ensayista describe con pesimismo el trasfondo histórico del debate. Amparándose en el ensayo
como “un género dúctil donde se empiezan muchas cosas y no acaba ninguna” (Pedreira, 42), la
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Periodo entre guerras (Interbellum). Periodo entre la Primera Guerra Mundial y Segunda Guerra Mundial.
Partiendo de esta necesidad tenemos que considerar la respuesta de Juan Antonio
dirección de la nación. La épica es el género formal que encausa el ideario político del poeta y el
en su carácter mitológico. El filólogo español Antonio López Eire en su estudio Mito y lenguaje
indica que el mito, como el lenguaje, es incapaz de reproducir realidad ninguna, porque el
símbolo o el signo nunca es igual a la cosa real que simboliza o señala, sino una representación
metaforizada de ella. Por otro lado plantea que “sirve, en efecto, como el lenguaje, para influir en
ideario o proyecto ciudadano común.”(López, 15) Basado en esto, el mito es entonces el lenguaje
fantástico que utiliza la épica para plantear el ideario del poeta. La voz poética describe dos
Con estos versos en su poema Manifiesto se resalta el lenguaje musical de la isla contrapuesto a
Este segundo evento es el paso para accionar el mito de la épica isleña. La segunda voz–marcada
en bastardillas- intenta interrumpir la epifanía del paisaje en La larga mirada, pero la voz poética
le impera que calle. Dice el periodista español José Javier Esparza respecto a los mitos lo
siguiente: “La memoria de los pueblos es el mito. Cuando se pierde el mito, la memoria se
disuelve y la actitud ante el futuro se reduce a un mero esperar. Esperar, ¿qué?: una muerte
dulce.” (Esparza, 1) Esto con relación a los versos anteriores nos dice que el mito endémico no
puede arriesgar más tiempo, no puede ser interrumpido más por la institución religiosa del
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Fragmento de un verso del poeta clásico latino Ovidio. Dice en español: Es creíble que hay un dios en aquel lugar.
conquistador, y le sirve de preludio la “música brava” del güícharo, el cuatro y el bongó,
musicalizando “la poesía de los siglos” que le llega desde las montañas.
Logrado lo anterior, el mito comienza con la narración del origen de la isla. Para ello
Con la aparición fantástica de la tierra y la calabaza como hipérbole de la abundancia del oro el
poeta mitifica la lucha de la conquista española entre el nuevo dueño de la tierra y el habitante
esto para problematizar “la ambición mala” del explotador en los eventos de la conquista.
épica: el genocidio taíno, la esclavitud racial y la inconformidad del blanco pobre. En Los
¡La luz huele, cuando en la noche, la tea de tabonuco pasa!” (Corretjer, 205)
Es esta cocción étnica la que desemboca en “una cosa nueva”: la nacionalidad puertorriqueña.
Esta nacionalidad se presenta como colectiva, y da paso a un héroe colectivo. Reúne lo que
Pedreira llama el alma disgregada del puertorriqueño y la sumerge dentro de una historia de
abuso y explotación. El canto V, Oubao-moin3, nos cuenta los estragos resultantes de la calabaza
desprendida en el mito creacional, alegoría de la explotación minera del oro: “El río de Corozal,
207) En estos primeros versos confluyen la explotación de los recursos naturales de Puerto Rico
y el abuso a la mano de obra hasta fusionarse los dolores en, como indica el título, una tierra de
sangre. Pues, “bien sea tierra o bien sea agua”, es en ese lugar que “dobló la frente india”, “el
negro quebró sus hombros” y “el blanco pobre sufrió los horrores de la peonada”. Es este el
“Gloria a todas las manos de todos los hombres y mujeres que trabajaran
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En lengua taína: Tierra de sangre.
Esta consagración hace de la patria un locus amoenus4, y de las manos que trabajan un héroe
colectivo consiente a plenitud de su historia. El mito ha sido una entretenida ficción del pasado,
Recordemos que al intelectual le es vital conocer el pasado para responder con un futuro
lógico y, una vez reconstruida el alma puertorriqueña, el Perfil del ser –sexto canto- es la
respuesta de Corretjer en el poemario. El perfil del ser fabula al héroe colectivo –el hombre, la
mujer y el niño- dentro de una batalla entre un pitirre y un guaraguao. La lucha de las aves
corresponde, como bosqueja José Luis Vega, a otros elementos en lucha: el día contra la noche,
alegoría de los puertorriqueños contra el sistema colonial-capitalista. La derrota del pitirre contra
el guaraguao es “una simbolización del ser y del deber ser de la puertorriqueñidad.” (Vega, 43)
El mensaje ideológico ha sido una respuesta clara que apuesta a la revolución –del colectivo-
Y este futuro lógico, como debe hacerse tangible por medio de la acción, más que un
anhelo, el catedrático José Rivera Hernández asegura que cuenta con un asidero concreto aunque
simbólico: el pitirre. En base a esto dice que “Juan Antonio Corretjer comunica un proyecto
político que se caracteriza por un optimismo histórico esperanzador.” (Rivera, 14) En el canto
VII, Inmediata la idea, la épica conjetura como plan de acción la necesidad de una revolución
Jayuya. Repasa como bien dice José Luis Vega “en apretada síntesis” la gestación y desarrollo de
la cultura patria. “En el Valle de Coabey el pasado deviene en un presente que ya comienza a ser
4
En latín: lugar idílico. Hace referencia a un lugar utópico o paradisiaco.
futuro.”(Vega, 44) Mitifica la revolución con el significado taíno del valle de Coabey5, como
en y antes del 1898. La agenda del intelectual tiene inconclusa la “ambición buena”, pero ha
legado la victoria a los hombres y mujeres que trabajan la tierra, creando conciencia nacional con
el lenguaje del mito. De esta forma Juan Antonio Corretjer gesta su ideario con respecto a la
toma de conciencia nacional, con una entretenida reflexión histórica cuyo desenlace, sin duda,
5
En la mitología taína, el mundo de ultratumba o paraíso de los muertos, custodiado por Maquetaurie Guayaba
(Orsini, 34)
Bibliografía citada
Corretjer Montes, J.A. “Alabanza en la Torre de Ciales.” Juan Antonio Corretjer: obra poética.
2nd ed.
Editorial Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, 2005
Esparza, J. Los indoeuropeos: la memoria de Europa. Revista Punto y coma. 1987. En línea.
http://www.stormfront.org/forum/t86117/
Orsini Luiggi, S. Canto al cemí (leyendas y mitos taínos). Editorial Instituto de Cultura
Puertorriqueña, San Juan, 1998
Rivera Hernández, J.J. La estructura del optimismo esperanzador en la obra poética de Juan
Antonio Corretjer. Cuarto propio: revista literaria. No. 6. Mayo, 2010. En línea.
http://cuartopropio.upra.edu/vol6/critica.htm
Vega, J.L. “Prólogo: la poesía de Juan Antonio Corretjer.” Juan Antonio Corretjer: Obra
poética. 2nd ed. Editorial Instituto de Cultura Puertorriqueña, San Juan, 2005