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Cierra el pico
Estamos diseñados para inhalar y exhalar aire por la nariz. Por ello, usa
lo que Dios te ha dado para lo que es apropiado. Si duermes con la boca
abierta, el aire entrante golpea el tejido blando de la parte de arriba de la
garganta y lo hace vibrar. Si tratas de mantener la boca cerrada antes de
dormirte, remitirá más fácilmente. Tan solo tienes que procurar quedarte
dormido con las mandíbulas cerradas. Si aún así no lo puedes evitar y te
es imposible, usa una correa para la barbilla o un protector bucal que te
permita clausurar la entrada de aire por la boca.
Revisa tu mandíbula
Una mandíbula retraída (retrognatia) puede contribuir al fenómeno de
los ronquidos, ya que es más probable que la lengua retroceda y obstruya
las vías respiratorias al dormir. Para comprobar que sufres de
retrognatia, muerde con los dientes de arriba; si tus dientes inferiores
están marcadamente detrás de los superiores, es que la padeces. Para
paliar los efectos, se recomienda un dispositivo de avance mandibular, un
aparato de bisagras que se ajustan sobre los dientes y empujan la
mandíbula inferior hacia delante. Los dentistas pueden hacerlos a medida
y las clínicas de ronquidos los proporcionan de forma gratuita.